Primavera,1 de Henry David Thoreau (1817-1862), compila fragmentos que describen procesos naturales y sociales en el tránsito del invierno a esta estación, cuando la vida empieza a brotar después da haber “estado dormida, latente, apenas por debajo de la superficie” (Thoreau, 2022ª, p. 9). Los escritos seleccionados por Peter Saint-André,2 provienen de sus diarios,3 de cartas,4 así como de tres libros: Historia natural de Massachusetts, Walden y Caminar.
Robert Richardson (2017), estudioso de su trayectoria, lo caracteriza como escritor y naturalista, aunque fue agrimensor (topógrafo) de profesión y fabricante de lápices. A diferencia de los viajeros que transitan por extensos territorios, la actividad de este aficionado estadounidense a la naturaleza radica en la observación del espacio circundante a su hogar. Después de su corta estancia en Harvard, donde fue un estudiante marginal, desdeñado por su procedencia rural, decide ir a vivir en “contacto directo con la naturaleza”, a un lado del lago Walden.5 Fue opositor de la esclavitud, en 1846 se negó a pagar impuestos como protesta y fue enviado a la cárcel, posteriormente escribió Desobediencia civil, referente para Luther King y Gandhi.
Los fragmentos condensan las ideas y vivencias primaverales de Thoreau en el transcurso de tres meses: marzo, abril y mayo. Los escritos no están organizados por año, si no por día, lo que crea un halo de coherencia estacional. Así, se advierte el retroceso del inverno frente a la primavera y la inundación del ambiente por las señales del verano. Tanto su escritura como la organización que propone Saint-André de los fragmentos, pueden dar ejemplos de cómo elaborar nuestros propios diarios de campo y las formas de usarlos posteriormente. Esta primavera podría ser un buen momento para comenzar con la escritura: “Tenemos un encuentro acordado con la primavera. Ella viene a la ventana a despertarme, y yo salgo una o dos horas antes de lo habitual” (Thoreau, 2022a, p. 33).
Aunque las fronteras entre las estaciones son sutiles, podemos esquematizar algunas diferencias que Thoreau comparte: “marzo aviva la llama, abril la bautiza y mayo le pone un pantalón y un abrigo” (2022a, p. 9) (Tabla 1).
Observaciones | Marzo | Abril | Mayo |
Naturales | La vida dormida y en latencia, brotes, semillas, grandes ventoleras, comienzo del bullicio, las primeras aves, inicio del deshielo, migraciones, suelos, primeras lloviznas, cambio gradual de la temperatura | Cambio de los tonos de las hierbas por las lluvias, la luz reflejada sobre la superficie del lago, aroma a tierra y hojas, duración de la noche y el día, el aire de montaña, extinción de especies, observación de estructuras arbóreas | Incremento del piar de las aves, renovación foliar, sonidos de la naturaleza (el canto del grillo al amanecer), las tormentas y la salida posterior del sol, el cambio de la temperatura y las noches cálidas, brotes vegetales acelerados por la lluvia |
Sociales | El genio está en tener consonancia con las leyes del universo y la naturaleza, la salud está en la naturaleza no en la sociedad, producción de caña, primeros momentos del arado | Problemas de la educación universitaria “demasiado teórica”, producción de abono, regiones labradas por granjeros | Actividad de los pastores, la vida en las ciudades como sometimiento, la labor de los horticultores, importancia de cultivar el propio alimento |
Filosóficas | Sabiduría como contemplación, importancia de la inducción y lo intuitivo, lo salvaje en valoración positiva | Crítica los avances tecnológicos, los estilos de vida y la moral, importancia del trabajo manual y la práctica, el valor de la paciencia | Importancia de lo simple y la humildad, exigencia de justicia social, antiesclavismo, valoración de lo subjetivo, la energía como virtud |
Fuente: Thoreau (2022a).
Podemos caracterizar a grandes rasgos los temas preferidos del naturalista en Primavera: semilla, hábitos animales (migraciones, movimientos, exterminio -del puma, la pantera, el lince, el glotón-), asociaciones vegetales, formas del paisaje, detalles del lobo, el oso, el alce, el ciervo, el castor, el pavo, el pájaro carpintero, el gavilán. Frente a la extinción de especies advierte: “no puedo más que sentir que vivo en un país domesticado y, en cierta forma, emasculado” (Thoreau, 2022ª, p. 34) y hace una severa crítica a la urbanización: “El país civilizado entero, en cierta medida, está convertido en ciudad” (35). Además, tiene un interés por la naturaleza primigenia y la forma en que los pueblos originarios observaban los ciclos naturales.
En el prólogo que Diego Mellado Gómez (en Thoreau, 2017) hace a Una vida sin principios,6 explica que, con el fin de vivir con los ritmos naturales, buscaba desarrollar una vida autosuficiente y dedicarse por completo a la “contemplación”. Ello le permitió conocer a profundidad las huellas del tiempo sobre los paisajes, así como advertir la procedencia glaciar del lago.7 Para Mellado, Thoreau “tensiona la vida social con la dimensión salvaje del tiempo” (en Thoreau, 2017, p. 12). En la sociedad ve el estancamiento y el vacío, en la naturaleza el cambio y la utopía.
Un ejemplo contemporáneo de la unión de la escritura y la actividad científica, desde la biología, es el libro de David George Haskell, En un metro de bosque. Un año observando la naturaleza. En él se narran las observaciones realizadas a lo largo de un año en un mismo lugar de un bosque. En el metro que observa, distinguió el paso de las estaciones y los cambios en la cantidad de luz, el comportamiento vegetal y animal, el viento, la migración de especies, y la morfología de esta porción. Haskell hace un zoom y describe un microespacio forestal.8 Con esta lectura de Primavera, completamos una aproximación geográfica a una serie de escritos de viajeros (como La vocación de perderse, de Franco Michieli, a través de la península escandinava que abarca tres países: Rusia, Finlandia y Noruega) y de periodistas (como Por los pueblos serranos, de Ada María Elflein, a la región central y nortina de Argentina), ambos reflejan anotaciones que tienen interés geográfico. La extensión del recorrido y la mirada hace pensar en la cuestión escalar, donde Primavera podría caracterizarse como una escala local y En un metro de bosque, una microescala.
También se pueden leer textos desde la perspectiva disciplinar, así como lo hace Sarah Luria desde las geohumanidades.9 En Thoreau’s geopoetics, plantea que este naturalista, “geógrafo-poeta”, identifica varios modos de ver y narrar espacios visuales y textuales, transitando del placer poético al natural. Sus escritos conforman un ensamble de tiempos y espacios que parecieran la escena de una película, incorporando diversas tecnologías de la vista (a vuelo de pájaro, desde el suelo, expresiones totales) y compilando los primeros y segundos planos en un mismo tiempo, como una “imagen sedimentaria acumulativa”, un palimpsesto para entender la estructura natural, espiritual y material al mismo tiempo (Luria en Dear et al., 2011, pp. 126-136).
Abonar el hábito de la escritura cotidiana, acostumbrar a la mirada a advertir las claves de los procesos naturales y sociales, anotar observaciones y pensamientos de los temas de nuestro interés, son lecciones que nos deja Primavera. Después de algunos años, podremos advertir los cambios en el transcurrir de la vida cotidiana, entendiéndola con el asombro que merece. No es necesario viajar, pero sí agudizar la pluma en una actividad de escritura introspectiva en un diario, donde la mirada geográfica prevalezca: “Deseo vivir siempre de manera que mis satisfacciones e inspiraciones deriven de los eventos más comunes, los fenómenos cotidianos, para que lo perciban mis sentidos a cada instante, mi caminata diaria, la conversación con mis vecinos, me inspire, y que no sueñe yo con firmamento alguno, más que el que hay encima de mi cabeza” (Thoreau, 2022a, p. 21).