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Culturales
On-line version ISSN 2448-539XPrint version ISSN 1870-1191
Culturales vol.5 n.9 Mexicali Jan./Jun. 2009
Artículos
Cinco cuadros al fresco. Los jardines de recreo en Madrid (1860-1890)
Mauricio Sánchez Menchero
Universidad Nacional Autónoma de México
Fecha de recepción: 22 de mayo de 2008
Fecha de aceptación: 20 de septiembre de 2008
Resumen
La necesidad de un trabajo historiográfico sobre el ocio en la edad moderna española demanda estudiar los jardines de recreo. La construcción de este tipo de espacios durante el siglo diecinueve fue no sólo una realidad en algunas ciudades europeas sino también en Madrid. Y es que, en los ámbitos urbanos, la oferta de lugares para la diversión en espacios abiertos y arbolados permitía el paseo y el recreo familiar. De esta forma, los primeros ensayos arquitectónicos pretendían tener, al lado de caminos con parques y riachuelos, una variedad de espectáculos que eran la moda de ese momento: teatro, conciertos, circo, toros, además de la práctica de deportes y la exhibición de globos y de animales.
Palabras clave: historia, cultura, jardines, diversiones, deportes, animales.
Abstract
The need for a historiographic work on leisure in modern times in Spain calls for a study of amusement parks. This type of space was constructed during the 19th century not only in several European cities, but also in Madrid. Offering a place for amusement in the open with trees, within an urban setting, made family outings and recreation possible. Thus, the first architectural drafts aimed to include, together with walkways, greenery and streams, a variety of spectacles that were fashionable at the time: theater, concerts, the circus, bullfights, in addition to sporting activities and exhibitions of balloons and animals.
Keywords: history, culture, gardens, amusement, sports, animals.
...teatrillos y espectáculos populares,
jardines públicos y otros establecimientos propios
para la distracción y honesto recreo
de las clases más modestas,
que emplean sus ahorros en la disipación o
en la holganza.
Ramón de Mesonero Romanos
En el siglo decimonónico europeo los jardines ya no están suscritos a propiedades señoriales, sino abiertos a los habitantes de las ciudades que buscan espacios para el paseo y la recreación, el estudio científico y hasta para satisfacer las exigencias higiénicas. Los parques de nueva creación, adaptados en antiguas construcciones o de renovada arquitectura van a estar relacionados con la expansión urbana impulsada por la Revolución Industrial. Es así como a mediados de siglo, Londres, que cuenta con una rica tradición de jardines y parques públicos, suma 600 hectáreas de áreas verdes.1 Pronto París, que sólo contaba con cerca de 100 hectáreas bajo el gobierno de Napoleón III, va a desarrollar los proyectos del Bois de Boulogne y el Bois de Vincennes, espacios que incluyen áreas para la práctica de deportes y juegos, así como para conciertos, bailes y exhibiciones.
En relación con Madrid, a fines del siglo dieciocho, la ciudad cuenta con parques palaciegos como los Jardines Sabatini, el Campo del Moro o El Capricho. Con fines científicos se cuenta también con el Real Jardín Botánico y para los paseos está El Retiro, donde se permite la entrada al público en verano y otoño pero guardando ciertas normas. Ya a comienzos del siglo diecinueve, el dominico mexicano fray Servando Teresa de Mier recuerda en sus memorias el Paseo del Prado al lado del Retiro, donde además de jardines, estanques y edificios se podía contemplar un bosque con algunos animales y la casa de fieras. De manera similar, Nicolás de la Cruz y Bahamonte, al escribir su libro de viaje, hace una descripción del Palacio Real, con sus arbolados jardines, parterre, estatuas de mármol, estanque de peces y aves, además del juego del mallo para la diversión del Rey.
Pero será desde el reinado de Isabel II y hasta el de Alfonso XII cuando surjan jardines madrileños dispuestos para el paseo, la práctica deportiva y la exhibición de espectáculos y de animales, espacios todos que evolucionan tanto por las nuevas técnicas, materiales y reglamentaciones de construcción, como por la demanda propia exigida para la amplitud y comodidad de los públicos. Así, el diseño arquitectónico de jardines recreativos materializa los últimos logros alcanzados en materia de iluminación, seguridad y confort.
En el caso de Madrid los parques se convierten en áreas recreativas que ofrecen frescor durante el verano y alegran la vista en el resto de las temporadas. Espacios para el ocio de una población cada vez más numerosa y por ello con una demanda mayor de pasatiempos para todos los gustos y clases. Así, al lado de obras dramáticas, artes circenses o fiestas bravas, la vida cotidiana madrileña va a disfrutar diversiones novedosas como los jardines de recreo: lugares para practicar algún deporte, contemplar exhibiciones de animales o simplemente para dar algún paseo. Por ende, el caso de la capital española durante el siglo diecinueve ofrece un buen ejemplo del desarrollo urbano a medio camino entre el viejo régimen y la modernidad.
Para documentar dicha temporalidad y territorialidad se pudo consultar el Archivo General de la Villa de Madrid en sus apartados de Diversiones Públicas. En éstos se encontraron, entre otros elementos, carteles y programas, así como reales decretos y oficios con solicitudes de licencias para exhibir pasatiempos o para construir inmuebles dedicados a las diversiones públicas. Por otra parte, en la Biblioteca Nacional de España se analizó con detalle la colección de carteles y de fotografías de espectáculos varios. Además, se revisaron las carteleras de periódicos como el Diario de Madrid, El Imparcial y La Ilustración Española y Americana. Así, mediante la lectura, el análisis y la selección del material de primera y segunda mano se ha podido organizar e ilustrar la regularidad y la tipología de los jardines recreativos, de los cuales se presentan algunos ejemplos.
1. Los Campos Elíseos
A partir de la década de 1860 los jardines recreativos se ponen de moda en Madrid. Los precios se dirigen a públicos acomodados, pero también hay jardines a precios más accesibles. El diseño y la construcción de parques artificiales resulta elemental: en el interior de su espacio se levantan locales fácilmente desmontables. Aquí conviene tener presente al Parque del Buen Retiro [o de Madrid] con el propósito de destacar los contrastes entre el carácter artificial de los jardines de recreo y el parque como zona permanente e ideal para las promenades y los encuentros sociales:
...magnífico paseo, en el que hay muchas alamedas, terrenos arbolados, como en las cascine de Florencia, jardines de estilo francés, con senderos regulares, quioscos que sirven de cafés, un skating ring, una colección zoológica, estatuas... y finalmente un magnífico estanque central llamado Estanque Grande, que tiene 600 metros de largo y 400 de ancho, donde se encuentran canoas y barcas de todas las formas para uso del público...2
En Madrid, la mayor parte de estos jardines de recreo, concebidos para las estaciones de verano y parte de primavera y otoño, contienen áreas verdes y espacios recreativos. En esta categoría destacan por sus dimensiones los Campos Elíseos y los Jardines del Buen Retiro, aunque, en ocasiones, las áreas verdes consisten en pequeños jardines anexos a un local circense o teatral. Tal es el caso del Teatro de Verano (Paul), un sitio que, aunque preparado con rapidez, está "iluminado a giorno con gran número de faroles" y cuenta con salón para bailes y para conciertos, local para tiro de pistola y salas de billar y de juegos.3
En Barcelona, durante 1853 se inaugura el parque de atracciones de los Campos Elíseos, con montaña rusa y una pista ecuestre.4 Años más tarde, a fines de 1860, el empresario catalán José de Casadesus propone al Ayuntamiento la idea de construir en Madrid un jardín de recreo similar al que existe en la capital catalana. Para concretar el proyecto se crea una sociedad con un capital de ocho y medio millones de reales en acciones. El diseño arquitectónico del parque corre a cargo del Lucas María Palacio. La autorización se otorga mediante real orden, pero con la advertencia de que "todo lo que se construye será provisional",5 puesto que el lugar donde se pretenden ubicar los locales para los diferentes espectáculos va a ser parte del nuevo barrio de Salamanca. De hecho, los Campos Elíseos se extienden en un terreno formado por las actuales calles de Alcalá, Velázquez, Goya y Castelló.6
El proyecto inicial del campo recreativo se modifica, una vez comenzadas las obras, debido a los costos por adaptación y adecuación del terreno. Así, por ejemplo, se aprovecha una plaza de becerros que funcionaba desde principios de 1860, a la que se añade parte de una montaña rusa. A este pequeño coso taurino se accede desde la entrada principal por una de las dos avenidas arboladas con que cuenta el recinto. El segundo camino conduce a una gran plaza donde se ubica el Teatro Rossini, un edificio de planta rectangular y cuatro pisos de localidades que está decorado en su interior "por la pintura del techo y los antepechos de los palcos y galerías",7 así como con cuatro lámparas y candelabros de gas y con un gran escenario que sirve para dar conciertos, óperas, zarzuelas y otros divertimentos8 [figura 1].
De ahí parten, a su vez, otras veredas que alcanzan al Salón de Conciertos, "caprichosa tienda de campaña" que puede contener hasta dos mil personas; el local de tiro de pistola, "cuya fachada se asemeja a un castillo fortificado"; la Casa de Baños, que consiste en un grupo de pilas para chapuzones, y finalmente "la deliciosa Ría, dedicada a los placeres náuticos y por la cual circulan, no sólo ligeras y elegantes barcas, sino hasta un vapor modelo, razón por la cual se ha mostrado altamente celoso y ofendido nuestro pobrecito Manzanares".9 Además, el establecimiento, que dos años antes "no era otra cosa que un campo árido y estéril, sin cultivo y sin vegetación [...] es ya un delicioso vergel sembrado de arbustos, de flores, de árboles de toda especie que dentro de algunos años formarán de su recinto un delicioso paraíso".10
En el verano de 1864, una vez inspeccionadas las instalaciones de los Campos Elíseos, se otorga el permiso para abrirlo al público.11 La multiplicidad de espectáculos en los Campos Elíseos, al estilo de lo que luego será conocido -aunque ubicado en un solo escenario- como teatro por horas o tandas, alcanza un amplio espectro. En su primera temporada, más que el renombre de las compañías contratadas, importa la versatilidad de las funciones que se programan gracias a la diversidad de espacios: "A las 6 de la tarde: concierto en el salón por la Banda Militar [...] de Artillería hasta las 10. A las 8 Juegos [sic] artificiales [en la plaza del teatro]. A las 8Vi en el Teatro Rossini la ópera El Profeta".12 Otro día, los fuegos artificiales son sustituidos por prestidigitación y sonambulismo en el salón de conciertos.13 Otros divertimentos programados consisten en las suertes acrobáticas que realiza una compañía árabe en el redondel.14 Asimismo, aprovechando la afluencia de público, a la oferta del parque se añade, a las afueras de los Campos Elíseos, un tiovivo que exhibe un particular.15
En el verano de 1866 los precios de entrada a los Campos Elíseos varían de acuerdo con el horario: de las cinco de la mañana a las cinco de la tarde, vale dos reales, y en adelante, cuatro reales. Desde luego, es necesario pagar otro billete para utilizar la ría, la montaña rusa, el tiro de pistola y los juegos. La entrada incluye los diferentes números programados: conciertos dirigidos por Luis Cepeda, gran soireé de ejercicios gimnásticos, cómicos y acrobáticos por Mr. Henry Rabesky, ataques navales, fuegos artificiales o percha encebada con premio.16
Para mayo de 1867 la alcaldía da noticias sobre el arriendo especulativo que se hace de la plaza de toros por medio de la sobreventa de entradas. También se informa que "la Montaña rusa que circumbala [sic] el redondel se halla en estado de ruina inminente así como varios palcos y otras localidades de la referida Plaza pudiendo ocurrir una multitud de desgracias en caso de un hundimiento que creo muy próximo".17 El compositor y empresario Joaquín Gaztambide,18 que tiene un contrato para dar 40 funciones de toretes, sale al paso indicando que se tomarán una serie de medidas, como el control de entradas, la solicitud de un inspector, así como ofrecer el no dar más de dos corridas por semana y permitir la supervisión de un arquitecto.19 Curiosamente, existe cierta permisividad a la especulación con el precio de las entradas o la seguridad de las instalaciones.
Sin embargo, se mantienen las restricciones de tipo moral: los tenientes de alcalde deben suspender la ejecución de una obra en la que se cometa algún exceso contra la moral y la decencia, aunque haya sido aprobada por la censura.20
Ya para el verano de 1867, los Campos Elíseos contratan a una versátil compañía veneciana de acción mímico-fantástica, dirigida por los hermanos Chiarini.21 El programa comienza a las seis de la tarde en los jardines: una banda militar, dirigida por Julio Mateos, ejecuta varias piezas de música, al tiempo que se dejan volar algunos globos de diferentes colores y tamaños. Luego se permite participar al público en el juego de la cucaña, con premios de veinte reales. Y se ofrecen ejercicios gimnásticos utilizando escaleras, anillas y trapecio, como los que ejecutan los hermanos Onofri. Una vez concluidos estos ejercicios, un par de artistas ascendían por una maroma hasta lo alto del teatro.22
Y como una novedad, también se realiza una ascensión en un grupo de cinco funámbulos sobre una doble maroma: mediante dos cuerdas colocadas en paralelo desde la plaza, los artistas Chilio, Lorenzo y Antonio Chiarini, la señora Filomena y la señorita Bragazzi, organizados en dos parejas, una por cada maroma, suben sin balancín, sosteniendo al mismo tiempo un palo en el que va de pie la joven equilibrista. Así, el grupo "que parece suspendido en el espacio" entra por la claraboya de la armadura del teatro, y cuando el espectador cree que la diversión ha terminado, vuelven a aparecer los equilibristas, descendiendo de la misma manera en medio de fuegos artificiales.23 Finalmente, ya en el interior del teatro, la misma troupe ofrece números acrobáticos, pantomimas y bailes.24 A finales de agosto, cuando los Chiarini parten rumbo a Barcelona,25 el gimnasta Mr. Ethardo presenta tanto el ejercicio del barril diabólico como la ascensión de la montaña espiral.26 Este último consiste en una acrobacia donde el artista remonta de pie, sobre una gran esfera, un tobogán en forma de espiral.
En los Campos Elíseos la empresa organiza diversiones de manera simultánea en los múltiples espacios -café y restaurante incluidos- y según lo permite la iluminación eléctrica recientemente instalada. Además de la novedad que representan las carreras de velocípedos o de patines, se contratan artistas de prestigio que ya han actuado en Madrid para las funciones acrobáticas en el Teatro Rossini.
Los espacios al aire libre son el marco perfecto para el equilibrista Blondin, contratado para dar algunas actuaciones en las que "tomará, desde el centro de la maroma, la vista fotográfica de los jardines, y con especialidad, la del lugar que ocupa la concurrencia que presencia esta nueva prueba".27 Lo mismo sucede con los hermanos Hanlon-Lees.28 Pero también se cuenta con el debut de artistas como el prestidigitador Antonio Brunet29 y la equilibrista Agustini, con sus ejercicios sobre la cuerda en una silla o con los ojos vendados.30 Asimismo, se anuncia que "en la plaza de toros y si no en el Teatro Rossini, [actuará] la célebre y numerosa compañía compuesta de 30 individuos, que dirige Sidi-El-Kadí-Alí-Ben-Mohamed".31 También en el coso taurino, aparte de las becerradas, se programan números ecuestres como los de Díaz y Loyal,32 o ejercicios de equilibrios por Eduardo Onzalo's, que trabaja sobre una esfera y por un plano inclinado.33
Por último, debe señalarse el moderno concepto publicitario que se tiene para evitar que la oferta de diversiones confunda al público en cuanto a fechas y horarios. Joaquín Gaztambide instala un anuncio transparente en lo más alto del centro de la Puerta de Alcalá para informar de los programas diarios.34 En definitiva, este primer ensayo de parque recreativo abierto en Madrid ofrece un espacio polivalente para el ocio. Más adelante dicho modelo será imitado por otras empresas del espectáculo. Y si los Campos Elíseos se convierten en uno de los sitios de recreo favorito de los madrileños, el contrato de alquiler estipula una explotación máxima por 15 años. Se trata de terrenos, como ya se ha dicho, donde se están fincando las nuevas construcciones del barrio de Salamanca; los jardines cierran hacia finales del decenio de 1870.
2. Jardines del Circo de Price
Por su parte, la empresa de los Jardines Apolo -cerca de la puerta de Bilbao- ofrece a sus clientes representaciones de artistas que acaban de terminar su temporada en otros escenarios. Su modesto presupuesto no le permite otro tipo de programación. Así sucede, por ejemplo, con el malabarista Charles Fillis, artista que actúa en la primera pista circense del empresario irlandés Thomas Price (1863).35 Una nota critica esta situación: "El circo de Price ha sufrido una amputación. Media compañía se ha desprendido del ruinoso local y ha ido con aros y caballos a los Jardines de Apolo, donde hacen lo mismo que en el circo Pricino: fastidiar..."36
Pero, en realidad, Price es un empresario que busca competir mediante un concepto polivalente para la diversión que le permita obtener los máximos rendimientos. Así, por ejemplo, anuncia la apertura del antiguo jardín contiguo al circo, en la calle del Cid, al que adorna con farolas de gas y en el que ofrece un buffet para los entreactos, mientras que una orquesta se encarga de amenizar el ambiente mediante la interpretación de piezas nacionales.37 No obstante, el patio va a exigir continuas reformas, como las que se anuncian para la temporada de 1863.38 Para concluir las obras, se trabaja a marchas forzadas y, a manera de promoción, se abre el jardín gratuitamente a los espectadores de la función circense.39
Y aunque el teatro no está terminado, en el salón de baile se dispone la celebración de una verbena "con polkas y redovas [sic] al aire libre", desde las nueve de la noche hasta las tres de la madrugada, contando los concurrentes con un café donde refrigerarse.40 Un par de semanas más tarde se inaugura el teatro de los jardines mediante la representación de la pantomima El bandido de las montañas de Calabria.*41 Y se previene a "las personas que concurran [...] a la función del circo y quieran pasar al jardín tomarán un billete de suplemento de 2 reales".42
Para la temporada de 1864 Price informa, de manera publicitaria, de que "no ha escaseado gasto ni sacrificio alguno" en la reforma del circo para mayor comodidad de los espectadores, en particular en palcos y en alumbrado. También en el jardín y en el escenario se realizan modificaciones,43 lo que demuestra la creación de públicos cada vez más exigentes debido a la presencia de una fuerte competencia con otros circos y centros recreativos como los Campos Elíseos y, más adelante, los Jardines del Retiro. Por ejemplo, se propone una nueva modalidad para que los concurrentes que así lo deseen tengan derecho tanto de asistir a la función de circo como de ir al baile campestre, mediante el pago de un suplemento. De esta forma, se anuncia que
los caballeros que hallándose en el jardín deseen pasar al circo, tomarán un billete de suplemento de 2 reales y las señoras de 4 reales, [aunque] sólo tendrán derecho a ocupar los asientos de la entrada general. El derecho de pasar del circo al jardín o viceversa [sic], se entiende tan sólo mientras hubiere sitio desocupado. Los señores abonados tendrán derecho de pasar al jardín.44
En poco tiempo, el circo de Price con su jardín se convierte en un polo de atracción. El circo se encuentra ubicado en la nueva calle de Recoletos, que, hasta antes de medio siglo, estaba conformada por un arrabal ocupado por "un cuartel de artillería, el Pósito, la escuela de Veterinaria y varios conventos".45 La zona va a transformarse durante "el próspero período económico del ministerio de O'Donnell, siendo alcalde corregidor el duque de Sesto".46 La reforma del corredor por el que se enlaza al paseo de la Fuente Castellana sirve de base para que la nueva clase dominante se establezca ahí, "[...] poblándose el lado izquierdo con palacios y casas, [...], y por el opuesto lado con otros edificios particulares suntuosos situados en medio de bellos y a veces grandes jardines".47
Por eso se informa al alcalde corregidor que es de esperar, y temerse, que la gente alcance los elegantes jardines de la zona, atraída por los "puestos de dulces, bollos, licores y buñuelos, durante la verbena de San Juan". Ante esto, se pide a la autoridad que prohíba tales ventas, pues "aquel sitio delicioso, estamos seguros de que en una sola noche quedará medio destruido [siendo] uno de los paseos más bonitos de Madrid".48
Por otra parte, en enero de 1868 Thomas Price alquila a la duquesa de Medina de las Torres una parte de su jardín entre el Paseo de Recoletos y la calle de Piamonte. Algo similar sucede en la casa de la señora Teresa de Córdoba, levantada en el barrio de Santa Bárbara. En los planos de construcción aparece, al lado de un palacete rodeado de jardines, tanto una estufa acristalada o jardín de invierno como un pabellón para un circo de gallos, espectáculo muy de moda por aquel entonces. Este ejemplo "revela el espíritu lucrativo de una burguesía que, siempre atenta a las posibles ganancias de un negocio seguro, compaginó estas actividades con cierto lujo relumbrón emulador de la aristocracia superior".49 No resulta extraño, en este sentido, ver la aparición intercalada de "los modernos hoteles y las construcciones del Barrio de Salamanca"50 con espacios para el ocio.
La iluminación no sólo llega a los circos como el de Price, sino también a los jardines contiguos a la pista circense. Ahí, los espectadores pueden pasear por un lugar que, "al mismo tiempo que vistoso y agradable, es iluminado de gas y la música amenizará el entre-acto con piezas escogidas..."51 Para la inauguración de la temporada de 1863 el director Price anuncia en la prensa que, "no habiendo todavía llegado del estragero [sic] los nuevos aparatos del gas, se verificará la primera función con los antiguos colocándose los nuevos dentro de breves días".52 Asimismo, se avisa que El Paraíso, un jardín que está en la puerta de Santa Bárbara, frente a la Real Fábrica de Tapices, va a contar no sólo con fuegos artificiales dispuestos por los maestros polvoristas Minguet y Llorens, sino también con iluminación por gas.53
3. Los Jardines del Buen Retiro
De manera indirecta, el Ayuntamiento de Madrid viene a compensar la pérdida de los Campos Elíseos al constituir los Jardines del Buen Retiro. Un proyecto que comienza "[...] desde el breve reinado de Amadeo I [y que se prolonga] hasta 1905, en que fueron destruidos para edificar el Palacio de Comunicaciones de la plaza de Cibeles".54 Durante su existencia, la primera década de la administración es dirigida por Felipe Ducazcal y las Heras en los veranos.55 Así, el empresario madrileño se encarga de introducir mejoras en el parque, como la iluminación eléctrica que "da a aquellas arboledas un aspecto fantástico..."56
Los jardines tienen una superficie superior a los 30 mil metros cuadrados y en el centro cuentan con una plazoleta circular y quiosco para música. A partir de esa plazoleta se trazan paseos en forma curvilínea. En las dos entradas se levantan unas verjas, una sobre el paseo del Prado y otra sobre la calle de Alcalá. El teatro de planta rectangular y que se ubica a un lado de la puerta del Prado parece "un escenario-barrancón de feria levantado a guisa de reminiscencia de los antiguos corrales de comedias".57 Será el propio Ducazcal quien se encargue de levantar, sobre el viejo escenario, el Teatro Felipe, con diseño del arquitecto Lorenzo Álvarez y Capra.58 En 1883, por solicitud del empresario madrileño, la Comisión de Espectáculos aprueba un proyecto para construir un circo provisional en la zona de los jardines próxima al monumento del Dos de Mayo, sitio en donde se dan funciones hasta 1885.59
Como en los Campos Elíseos, los Jardines del Buen Retiro permiten organizar varios espectáculos de manera simultánea, pero con precios de entrada más económicos [figura 2].60 Por ejemplo, se llevan a cabo tanto conciertos en el quiosco, con "la banda del primer regimiento de ingenieros en combinación de fuegos pirotécnicos",61 como números de ilusionismo en el teatro con Bargeon de Viverols presentando escamoteos o fonógrafos.62 María Spelterini, "La Reina del Espacio", realiza al aire libre sus ejercicios a una gran altura y en compañía de los trapecistas españoles Martínez y Roselli y los clowns Geroms,63 o se dan funciones infantiles en un teatro guiñol por las inmediaciones del parque.64 A estas actuaciones hay que añadir los ejercicios en velocípedo de Letine, Emma y Roberto Deller.65
4. Jardines para el vuelo y el deporte
La vinculación de los globos a ejercicios circenses en parques se debe, sobre todo, a la oportunidad de obtener recursos gracias a la reunión de un amplio público en un espacio abierto durante el momento de la ascensión, ya que, hasta entonces, no existían las posibilidades técnicas para controlar el descenso -siempre que no fuera un globo cautivo-66 y poder regresar al sitio de despegue sin que se presentaran accidentes.67
Uno de los primeros artistas en hacer ejercicios en el aire montado sobre un globo es el italiano Charini, quien trabaja, por un real, en el Jardín de las Delicias Recoletos,68 un parque "que suele abrirse al público en la temporada de baños..."69 Y, por cuatro reales, en el Jardín de Apolo, donde, luego de "ascender un globo con el dios Mercurio",70 dos arpas acompañan los ejercicios del "acreditado Milanés [que] ejecutará entre otras suertes difíciles la del gran salto de la batalla en la maroma tirante, y su hija, de edad de siete años, subirá también por la maroma tirante desde el cenador a lo más alto del tejado del palacio".
En el periodo isabelino son varios los aeronautas extranjeros que aprovechan los Jardines del Buen Retiro71 o los Campos Elíseos.72 En cuanto a los españoles, el más popular es Montemayor, quien, además de sus prácticas nocturnas de vuelo, ofrece conferencias sobre aerostación en el Ateneo de Madrid y construye globos, como el Eolo, para seguir intentando levantar vuelo.73
Durante la década de 1880 los vuelos aerostáticos aumentan. Basta mencionar brevemente algunas experiencias que parten de los Jardines del Buen Retiro. Se trata, por ejemplo, del capitán Mayet, que no sólo se eleva en globo, sino que realiza a gran altura ejercicios en un trapecio fijo durante el tiempo en que el aeronauta permanece visible a los ojos de los espectadores.74 Un par de meses más tarde, en una nueva ascensión, Mayet sube esta vez con un aparato fotográfico para hacer vistas de Madrid desde lo alto, imitando así al fotógrafo y aeronauta Nadar.75 Para el vuelo aerostático de Madama Landreau se organiza una función con acróbatas y clowns, así como una carrera de andarines.76 Un último ejemplo es el globo construido por el ingeniero belga Emilio Altier (o Allier) para el aeronauta Wa-sanki. El globo tiene 22 metros de altura, 46 de circunferencia máxima y 1 800 metros cúbicos de capacidad; está construido de satén color mahón con bandas azules y lleva por nombre el de su patrocinador: Ducazcal.77
También los jardines sirven como marco deportivo para competencias atléticas. Durante el verano madrileño de 1882 llega desde Italia un corredor pedestre anunciado como signor Bargossi, mejor conocido como "El Hombre Locomotora" y quien se hace acompañar de su esposa y joven hijo. El andarín ejecuta dos carreras de fondo y dos de competencia.78 Para los recorridos maratónicos sigue el camino entre Aranjuez y Madrid para el primero, y para el segundo, el trayecto entre la Casa de Campo y el Pardo. En cuanto a los encuentros disputados con caballos, uno se lleva a cabo en los jardines de recreo del Buen Retiro y otro, en la Plaza de Toros. Desde luego, resulta importante la presencia de testigos formada por algunos periodistas y profesores de gimnasia que dan fe, por ejemplo, del "verdadero tour deforce" que significan las siete leguas que hay entre Aranjuez y la capital.79 En cambio, para la ida y vuelta del palacio de El Pardo y la Casa de Campo, es el rey Alfonso XII quien, montado en un corcel, sigue "de cerca al célebre andarín. En un coche iba S. M. la reina y en otro las infantas con el acostumbrado acompañamiento".80 Para las carreras contra caballo a trote se crea un ambiente publicitario que deviene en ricos dividendos, además del porcentaje debido a las apuestas.81 En ellas se destaca la asistencia a los Jardines del Buen Retiro "de una selecta concurrencia, que no bajaría de cinco mil personas",82 mientras que la entrada en el coso taurino es lo bastante favorable para lograr conjuntar "unos ocho o nueve mil espectadores".83 Ahora bien, la reglamentación de estas competiciones, a las que se anuncia como "programa de los ejercicios" o "desafío", es dictada y difundida por el propio andarín a través de la prensa. Así, por ejemplo, se avisa que "a las nueve y media saldrá el Sr. Bargossi de Aranjuez, con el propósito de llegar a Madrid en cinco horas, por la carretera". Después de su llegada y de un ligero descanso, el atleta italiano vuelve a caminar durante una hora y cuarto, sin detenerse, por los Jardines del Retiro, una carrera equivalente a 18 kilómetros de distancia.84 Asimismo, se publican las seis condiciones que deberán guardar Bargossi y el jinete J. B. con su montura durante la disputa.85 De esta manera, el público reconoce las faltas cometidas durante el transcurso de la carrera, el jurado designa y premia al campeón, y los ganadores de las apuestas pueden recoger sus recompensas.
Después Bargossi intenta una competición contra un ciclista, pero la Sociedad de Velocipedistas no acepta que la carrera se dispute "de Aranjuez a Madrid, por ser enteramente impracticable para los velocípedos".86 Pide a Bargossi "recorrer una distancia cualquiera, por grande que sea, pero sobre un camino que reúna las condiciones necesarias para la marcha de los velocípedos".87 Y como no se llega a ningún acuerdo entre ambas partes, el desafío termina por cancelarse.
Finalmente, Bargossi abandona la capital y parte rumbo a Zaragoza, Valencia y Barcelona.88 A su paso, "El Hombre Locomotora" pone de moda las carreras con una multiplicidad de variantes. Así, en los Jardines del Buen Retiro se lleva a cabo una competencia en la que el velocipedista Elliot vence al joven Federico F. Galán, que monta un caballo.89 Luego, en los mismos jardines, el corredor Bielsa se enfrenta y gana tanto a "un revendedor [sic] de periódicos que se presentó de improvisto [sic] a disputarle el premio"90 como al andarín Alda, sólo que esta vez el certamen se celebra en la plaza de toros de Calatayud.91
El uso de los patines o la bicicleta fue otra práctica deportiva que se difundió en todas direcciones, convirtiéndose en número de exhibición o ejercicio en parques públicos. Así, por ejemplo, el patinaje sobre hielo, en algún momento de uso privilegiado de reyes como Felipe IV -que practica trineo en una pista artificial de nieve-,92 amplía su práctica a grandes sectores de la población. En Madrid se crean pistas de patinaje sobre hielo, como la de los Campos Elíseos, donde los amateurs puedan patinar, a cielo abierto, de manera segura y agradable;93 o la que se prepara en los estanques del Retiro, donde las "superficies heladas, frecuentadas por los sportsmen madrileños y por las señoras, señoritas y manolas más elegantes, [demuestran] su destreza en el patín a los acordes de la música y el repiqueteo de las castañuelas"94 (figura 3).
En referencia al ciclismo, según la Sociedad de Velocipedistas de Madrid, fundada en 1878, la difusión y su práctica en España es, a fines de la década 1880, menor a "los 500.000 aficionados de Inglaterra; los 100.000 de Francia; los 50.000 de Alemania; los 20.000 de Italia".95 No obstante, la afición a las carreras de velocípedo entre los sportsmen crece día a día, por tratarse de un "ejercicio higiénico recomendado por la ciencia".96 Tanto es así, que los Jardines del Buen Retiro resultan insuficientes por el gran número de velocípedos que circulan. Lugares como los Campos Elíseos97 o el Gran Velocípedo Manege, junto al Dos de Mayo, son provisionales.98 Por eso, la Sociedad de Velocipedistas madrileña solicita al alcalde que le sea concedido "[...] el terreno necesario para hacer una pista costeada por [su] cuenta [...] en el sitio denominado Campo de la Exposición de Ganados [situado en una parte de los Jardines del Buen Retiro]; conformándose al trazado que se sirva marcar el Señor Ingeniero Director de Arbolados..."99
5. Jardines para las fieras
En cuanto a la exhibición zoológica en jardines, una nota señala que no hay que hablar del pasado sino del mañana, sobre todo cuando "el porvenir es una colección de fieras".100 Los animales capturados en países lejanos pueden ser la mejor evocación de las nuevas colonias conquistadas en África o en Asia. La muestra de aves, reptiles y mamíferos vivos o en cautiverio son todo un espectáculo que, en ocasiones, también conlleva la interacción con el cuidador o domador. Así, los animales enjaulados son exhibidos, con cierta reglamentación, en los diferentes zoológicos de capitales europeas como Ámsterdam o Londres, París o Viena, o de forma desordenada en colecciones o ménageries colocadas temporalmente en calles y plazas. Ya se ha mencionado la presencia de números de doma en la pista; a continuación, se revisan las modalidades que se establecen en otros espacios, como ferias o zoológicos.
La evolución tanto en el dominio de técnicas como en la presentación de todo tipo de fieras salvajes -leones, tigres, osos- se desarrolla a lo largo del siglo diecinueve. En cuanto a la colección de fieras, se trata de una tradición que, con el tiempo, pasa de ser exclusiva de cortes reales a convertirse en exhibición pública a través de jaulas en ferias o zoológicos en parques. Con respecto a estos últimos, el más antiguo es el de la Casa de Fieras construido en los terrenos del Parque del Buen Retiro en tiempos de Carlos III. Dicho zoo cuenta con una fauna fundamentalmente hispanoamericana. Pero, en medio de guerras y del abandono administrativo, la colección de animales pierde varios ejemplares, entre los que se cuenta el elefante Pizarro.101
En 1869 la colección de animales continúa, pero muy pobre en variedad y número.
En cambio, para estar al día con los jardines de aclimatación que, en países como Francia, poseen un zoológico, se propone construir uno en el Jardín Botánico. El ministro de Fomento, Claudio Moyano, se encarga de presentar un reglamento para el mismo, con el objeto, según indica el Art. 118, de "1°. aclimatar animales exóticos; 2°. domesticar las especies salvajes que existen en nuestro territorio".102 Sin embargo, el zoo del Jardín Botánico, inaugurado en 1858, sólo va a permanecer en funcionamiento hasta la destitución de Isabel II, debido a la falta de recursos económicos y materiales.
En la década de 1880 la exposición es renovada y modernizada con la llegada del italiano Luigi Cavanna, un comerciante experto en importar y exportar ejemplares zoológicos para museos, parques y circos. De esta forma, el administrador de la colección no sólo se encarga de adquirir nuevas especies sino de exhibirlas al público en el momento de su alimentación, todo ambientado con música de bandas.103 Cavanna también se encarga, por ejemplo, de exhibir los leones recién nacidos104 o de organizar luchas entre el elefante Nerón y el toro Sombrerito en la plaza de Colmenar el Viejo.105
A mediados de 1877 el francés François Bidel establece en la calle de Cortes, cruce con el Paseo de Gracia, en Barcelona, su Exposición Zoológica, que cuenta con cuatro hienas, un león, un oso y un elefante.106 Ya casi a fines de aquel año, Bidel llega a Madrid con objeto de preparar el local donde exhibirá la variada y magnífica colección de fieras que, mientras tanto, viaja en tren especial.107 El domador logra que le sean "concedidos los terrenos que median entre el Museo de pinturas y el Dos de Mayo"108 para levantar una barraca construida ad hoc, a la que se conoce como Salón del Prado,109 justo donde se encuentran los Jardines de Tívoli110 y a donde asisten los reyes.111
6. Fin de paseo
Finalmente, se puede concluir que la Revolución Industrial y la de los espectáculos, mediante la intervención de la iniciativa privada, se desarrollaron lentamente en Madrid. El campo del ocio en la capital no es virgen: el teatro, los toros y los volatines sirven de distracción a los madrileños desde el siglo dieciocho. Sin embargo, la organización de tales espectáculos se hace al estilo del Antiguo Régimen. Para el siglo diecinueve la legislación en España sigue siendo causa de entorpecimiento del desarrollo libre y moderno de los espectáculos. Todo a causa de engorrosos trámites para obtener permisos, cuando no de censuras o de conflictos armados. No obstante, surgen nuevas diversiones para el ocio que son difundidas e implantadas en su mayor parte por intermediarios extranjeros.
Así, elementos novedosos que van a permitir y servir de cauce al espectáculo madrileño aparecen y se desarrollan hasta el primer tercio del nuevo siglo. En particular, la creación de los jardines de recreo tiene una importancia socioeconómica, cultural y simbólica innegable que va a dejar su huella en la geografía y en la cotidianidad de la ciudad. Son jardines con senderos para el paseo o con espacios para diversiones públicas, en los que no se olvidan la práctica del deporte y la exhibición de animales. Áreas de recreación, en fin, donde aparecen ofertas del entretenimiento, gratuitas o a precios accesibles, que sirven para la ocupación del tiempo libre de una población creciente, y que para el siglo veinte permanecerán en Madrid, si no en los mismos espacios originales, sí como lugares de paseo, de actividades deportivas o de muestra zoológica.
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1 Se trata de parques como el St. James' Park, Green Park, Hyde Park, Kensington Gardens, a los que se añaden los de Regent's Park y Battersea Park.
2 Son las descripciones que hace Adolfo de Floresta a su paso por el Madrid de 1877 (Checa, Santos et al., Madrid en la prosa de viaje. III. (Siglo XIX), p. 340.
3 El Imparcial, 12 de junio de 1886.
4 Dalmau, El circo en la vida barcelonesa. Crónica anecdótica de cien años circenses, p. 8.
5 La condición provisional de los Campos Elíseos recuerda la visión marxista esbozada en El Manifiesto Comunista (1848): "[...] los pueblos y ciudades, las regiones y hasta las naciones que los albergan, todo está hecho para ser destruido mañana, aplastado o desgarrado, pulverizado o disuelto, para poder ser reciclado o reemplazado a la semana siguiente, para que todo el proceso recomience una y otra vez, es de esperar que para siempre, en formas cada vez más rentables [...]. Así, esta sociedad burguesa moderna, que ha hecho surgir tan potentes medios de producción y de cambio, se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros..." (Berman, Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad, pp. 95 y 97).
6 Ariza, Los jardines de Madrid en el siglo XIX, pp. 236-238.
7 Fernández de los Ríos, Guía de Madrid, manual del madrileño y del forastero. La Ilustración Española y Americana, p. 575.
8 Idem.
9 El Periódico Ilustrado, 25 de mayo y 1 de junio de 1865.
10 Idem. La misma idea es expresada en Fernández de los Ríos, op. cit., p. 575.
11 Archivo General de la Villa de Madrid (en adelante AV), Corregimiento 3-121223 [Madrid, 16 de junio de 1864].
12 AV, Corregimiento 3-34-80 [Madrid, 27 de mayo de 1865]. A causa de una "explotación" en el Teatro Rossini, las autoridades multan con 500 reales a la empresa de los Campos Elíseos de Madrid, pero se consigna que no se hace el pago de la multa porque no está presente el director de la empresa (AV, Corregimiento 3-121-215 [Madrid, 1865]).
13 AV, Corregimiento 3-34-80 [Madrid, 27 de julio de 1865].
14 Diario de Madrid, 24 de julio de 1864.
15 Que administra Tomás Blanco (AV, Corregimiento 3-130-20 [Madrid, 1866]).
16 AV, Corregimiento 3-34-81 [Madrid, septiembre de 1866].
17 AV, Corregimiento 3-121-200 [Madrid, 7 de mayo de 1867]. No obstante el mal estado que guarda la plaza, el pequeño coso va a ser el último de los locales en ser derrumbado.
18 Joaquín Gaztambide también dirige, con Barbieri y Rafael Hernando, los teatros de Variedades y de los Basilios; participa en la Sociedad Artística que explota el teatro del Circo y dirige la empresa que pone en marcha el teatro de la Zarzuela, actividades que compagina con la composición y la dirección de orquestas: la de los Campos Elíseos de Madrid y la de la Sociedad de Conciertos.
19 AV, Corregimiento 3-121-203 [Madrid, 28 de mayo de 1867].
20 AV, Corregimiento 3-121-206 [Madrid, 7 de agosto de 1867].
21 La empresa Garza, que administra los Campos Elíseos, se encarga de contratar a la compañía italiana para dar más de 30 funciones entre el 15 de junio y el 28 de agosto de 1867 (AV, Corregimiento 3-34-57 [Madrid, junio de 1867]).
22 Diario de Madrid, 28 de julio de 1867.
23 El Imparcial, 6 de agosto de 1867.
24 Diario de Madrid, 11 de agosto de 1867.
25 El Imparcial, 28 de agosto de 1867.
26 El Imparcial, 20 de agosto de 1867. Al respecto, conviene recordar una fotografía que realiza J. Laurent en junio de 1857. En la imagen, catalogada por la Société Française de Photographie, aparece en medio de la primitiva plaza de toros de Madrid un tobogán en espiral donde se encuentra un artista realizando un equilibrio sobre una esfera (López Mondéjar, Las fuentes de la memoria. Fotografía y sociedad en la España del siglo XIX, p. 38).
27 El Imparcial, 29 de junio y 2 de julio de 1870.
28 El Imparcial, 6 y 18 de agosto de 1870.
29 El Imparcial, 19 de julio y 9 de agosto de 1871.
30 El Imparcial, 28 de octubre de 1877.
31 El Imparcial, 7 de septiembre de 1871.
32 El Imparcial, 30 de julio de 1876.
33 El Imparcial, 13 de agosto de 1870.
34 AV, Corregimiento 3-191-106 [Madrid, 16 de junio de 1867].
35 El Imparcial, 3 de julio de 1869.
36 El Nuevo Siglo Ilustrado, 18 de julio de 1869.
37 Diario de Madrid, 16 de junio de 1861.
38 Diario de Madrid, 26 de junio de 1863.
39 Diario de Madrid, 4 de julio de 1863.
40 Diario de Madrid, 26 de junio y 15 de julio de 1863.
41 Diario de Madrid, 2 de agosto de 1863.
42 Idem. Más adelante, también se dispone la pieza mímica militar La toma del Serrallo (Diario de Madrid, 6 de septiembre de 1863).
43 Diario de Madrid, 27 de abril de 1864.
44 Diario de Madrid, 19 de junio de 1864.
45 Díez de Baldeón, Arquitectura y clases sociales en el Madrid del siglo XIX, p. 188.
46 Idem.
47 Fernández de los Ríos, op. cit., p. 574.
48 Idem.
49 Díez de Baldeón, op. cit., pp. 168 y 202. En 1881 Ortiz de Villajos construye una casa para la duquesa de Medina de las Torres, entre las calles del Almirante y Recoletos, que ocupa una superficie de casi 900 metros cuadrados y que posiblemente se levante sobre los restos de las antiguas pistas y jardín circenses, que funcionan en ese lugar hasta fines de los setenta.
50 AV, Secretaría 5-477-23 [Madrid, 24 de febrero de 1880].
51 Diario de Madrid, 4 de julio de 1859.
52 Diario de Madrid, 9 de mayo de 1863.
53 Diario de Madrid, 20 de julio de 1862. En 1849, Venancio Silven solicita permiso para colocar farolas en un parque (AV, Corregimiento 2-28-11 [Madrid, 1849]).
54 Ariza, op. cit., p. 96.
55 Además, el empresario Felipe Ducazcal llega a dirigir teatros como el Español -desde 1876-, la Zarzuela -en la temporada de 1880-1881-, de la Comedia -de 1881 a 1882- y, en diferentes momentos, el de Novedades o el del Príncipe Alfonso, sin olvidar al de Apolo. Por su parte, el empresario José Jiménez Láynez, en la década de 1890, se encarga a su vez de levantar un nuevo teatro (El Imparcial, 9 de enero de 1894).
56 La Época, 23 de junio de 1884.
57 Ariza, op. cit., p. 100.
58 El local permanece abierto hasta 1891, año en que fallece su dueño. Dicho espacio, situado en un barrancón que resulta apropiado para el teatro de verano, resulta no obstante una heladera pasado el otoño, como ocurre durante las reuniones que celebra ahí el Partido Socialista Obrero (La Época, 13 de noviembre de 1886, citado en Otero Carvajal, Bahamonde Magro et al., Madrid en la sociedad del siglo XIX, p. 37).
59 El Imparcial, 25 de julio de 1883.
60 En 1876, la entrada a los jardines cuesta una peseta (Ariza, op. cit., p. 97). En los Campos Elíseos la entrada general cuesta dos reales en 1878. Los palcos con ochos entradas en el Teatro Rossini cuestan 30 reales y las sillas de plaza, cuatro (bne, Catálogo de carteles 69-P/106 [Madrid, 1878]).
61 También se presentan la Sociedad de Conciertos, dirigida por Cristóbal Oudrid (El Imparcial, 13 de junio de 1876) o la orquesta de Bretón (El Imparcial, 1 de septiembre de 1879).
62 El Imparcial, 18 de junio de 1879. Durante su actuación, Viverols presenta el fonógrafo. Más adelante, el Dr. Llopis también muestra el invento de Edison y un microscopio con proyección de insectos y de minerales (El Imparcial, 21 de agosto y 3 de septiembre de 1884).
63 El Imparcial, 21, 24 y 31 de julio de 1882. Spelterini ya ha actuado en el Retiro y en el Circo Price ocho años antes (El Imparcial, 5 y 6 de junio de 1874).
64 El Imparcial, 8 de julio de 1883.
65 El Imparcial, 18 de junio de 1879 y 27 de junio de 1883.
66 En ocasiones el aeronauta también ejecuta números acrobáticos colgado de un globo anclado, como los que realiza Buislay en México (Mauclair, Historia del circo. Viaje extraordinario alrededor del mundo, p. 107). Es posible que se trate de la misma compañía gimnástico-acrobática que presenta Esteban Bouislay en la plaza de toros de Madrid, aunque en dicho programa no se anuncian ejercicios en trapecio fijo colocado en un globo cautivo. ahn, Consejos 339-43 [11 de marzo de 1860].
67 Así, Mad. Bertrance Sanges, después de haber perdido el globo en su última ascensión en Cádiz, termina por abrir un taller de "corbatines al estilo de París" en las Ramblas de Barcelona. La España, 6 de enero de 1849; El Mundo Nuevo, 3 de mayo de 1851.
68 Diario de Madrid, 17 de agosto de 1834.
69 Pedro Felipe Monlau, El amigo del forastero en Madrid y sus cercanías o Madrid en la mano [Imp. de Gaspar y Roig, 1850] ed. facsimilar, Madrid, Trigo ediciones, 1996, p. 353.
70 Diario de Madrid, 31 de agosto de 1834.
71 El parque del Buen Retiro se convierte en un espacio ideal para este tipo de exhibiciones que se anuncian con gran despliegue publicitario. Así, para anunciar sus actuaciones, la aeronauta Mme. Poitevin coloca postes con gallardetes y banderas nacionales desde el Prado hasta el sitio de la partida. Se le exige que repare después los agujeros efectuados en la calle (AV, Corregimiento 3-14-11 [Madrid, 10 de octubre de 1863 y 17 de octubre de 1863]). Se desconoce si existe nexo alguno de la artista con el químico fotógrafo Alphonse Poitevin (1819-1882), quien utiliza la gelatina biocromática para el tiraje de pruebas inalterables; también inventa la fotocolografía. Por su parte, Nadar es uno de los primeros en realizar fotografías aéreas desde un globo aerostático.
72 Con sentido práctico, la empresa de los Campos Elíseos eleva un globo para anunciar sus funciones (AV, Corregimiento 3-34-81 [Madrid, 9-1866]).
73 El Mundo Nuevo, 2 de mayo de 1851, y El Fénix, 8 de octubre de 1857.
74 El Imparcial, 23, 25 y 26 de octubre de 1882.
75 La Correspondencia Española, 20 de enero de 1883.
76 La actuación tiene problemas al comienzo con el inflado del globo, lo que provoca las protestas de los espectadores. Pero finalmente la aeronauta soluciona la avería y el globo parte e inicia el vuelo (El Imparcial, 2 y 3 de mayo de 1884.
77 El Imparcial, 11 y 24 de noviembre de 1884.
78 Hay que recordar que uno de los elementos presentes en el carnaval es algún tipo de competición. Entre las más populares están las carreras en círculo, las de caballos y las pedestres. El carnaval romano incluye carreras de jóvenes, de judíos y de viejos (Burke, La cultura popular en la Europa moderna, p. 265).
79 El Imparcial, 14 de agosto de 1882.
80 El Imparcial, 17 de octubre de 1882.
81 Además, el andarín recibe como trofeos "tabacos, coronas y algunos otros objetos de valor por sus admiradores" (El Imparcial, 18 de agosto de 1882). Asimismo, "sus majestades y Altezas le colmaron de elogios" (El Imparcial, 17 de octubre de 1882). Mientras que a su mujer e hijo, luego de sus "17 vueltas al redondel en catorce minutos", los agasajan con "aplausos para él y principalmente para la carrerista, a quien desde un tendido la ofrecieron una bota de lo tinto (de Valdepeñas), que saboreó con verdadera fruición. El Jurado de la prensa, constituido en el palco 115, obsequió a Md. Bargossi con un brazalete de oro y a su hijo Víctor con dos preciosas cajas de dulces" (El Imparcial, 25 de agosto de 1882).
82 El Imparcial, 18 de agosto de 1882.
83 El Imparcial, 25 de agosto de 1882.
84 El Imparcial, 14 de agosto de 1882.
85 "1 ª. La carrera durará tres horas. 2 ª. Quien dé en dicho tiempo más vueltas al redondel, será el vencedor. 3 ª. El caballo deberá ir siempre al trote y sin pararse. 4 ª. Al retirarse uno de los competidores, se considerará ganada la apuesta por el otro, sin que pueda exigírsele que continúe solo la carrera. 5a. Si el caballo ganase, el Sr. Bargossi pagará 2.000 reales al vencedor, los que se hallarán depositados en la administración de la Plaza. 6a. Un jurado de la prensa presidirá el desafío" (El Imparcial, 23 de agosto de 1882).
86 El Imparcial, 21 de agosto de 1882.
87 Idem.
88 El Imparcial, 5 de octubre de 1882. En la misma nota se conjetura que "el célebre andarín piensa retirarse a la vida privada, en su país natal, después de correr en algún circo romano".
89 El Imparcial, 31 de agosto de 1882.
90 El Imparcial, 9 de diciembre de 1882.
91 El Imparcial, 7 de septiembre de 1883.
92 El gasto por llevar y echar la nieve en la Plaza del Parque suma un total de ciento dos reales y veintiocho maravedíes (AV, Secretaría 2-57-19 [Madrid, 11 de abril de 1625]).
93 El Imparcial, 16 de diciembre de 1871. En otra nota se acota que "el encargado de servir al público patines y trineos, es el conocido comerciante Sr. Scrop" (El Imparcial, 8 de diciembre de 1871).
94 La Iberia, 5 de febrero de 1876. La nota del diario español hace referencia a una crónica aparecida en el francés Journal des Débats.
95 AV, Secretaría 8-75-61 [Madrid, 16 de agosto de 1890].
96 El Imparcial, 7 de noviembre de 1882.
97 El Imparcial, 13 de agosto de 1870.
98 El Imparcial, 23 de agosto de 1880.
99 La solicitud es denegada (AV, Secretaría 6-442-12 [Madrid, 11 de octubre de 1884]). Más adelante, mediante el pago de una contribución, el municipio impone el uso de licencia para poder conducir velocípedos por las calles. De nada sirve la solicitud de la Sociedad de Velocipedista que pide la cancelación de dicho pago (AV, Secretaría 8-75-61 [Madrid, 16 de agosto de 1890]). En cambio, al embajador italiano sí se le otorga la exención de derechos para la circulación de tres bicicletas de su propiedad (AV, Secretaría 11-39-12 [Madrid, 13 de febrero de 1896]).
100 El Imparcial, 3 de diciembre de 1877.
101 El paquidermo, nacido en Sri Lanka, es conducido a través de varias naciones de América para llegar a Francia y, finalmente, a España. En 1863, el elefante es utilizado en algunas peleas con toros. Ya viejo, lo adquiere "el ayuntamiento de esta capital para el jardín zoológico del Parque de Madrid", donde permanece encadenado siendo "objeto de terror para los niños y de curiosidad para los forasteros" (La Ilustración Española y Americana, 8 de julio de 1873). Después de su muerte, se sugiere la entrega del cuerpo al gabinete de Historia Natural. Por su parte, el elefante sudanés Jumbo se convierte en una figura emblemática por sus grandes dimensiones, pero, sobre todo, por haber sido dado a conocer por Barnum luego de comprarlo al zoo de Londres en 1882 (Zavatta, Les mots du cirque, p. 199).
102 La Real Orden [Madrid, 8 de abril de 1857] retoma el Proyecto de reglamento elaborado por Mariano de la Paz Graells, encargado del Museo de Ciencias Naturales, que también abarca el Jardín Botánico (citado en Otero Carvajal, Bahamonde Magro et al., op. cit., p. 540).
103 Por ejemplo, se hace la publicidad de La comida de los reptiles, cuando éstos engullen vivos palomos y conejos, "pues si se los presentan muertos renuncian a alimentarse con ellos" (El Imparcial, 28 de junio de 1883). Asimismo se exhibe el momento en que se da "el almuerzo a las fieras y a los pelícanos" (El Imparcial, 4 de agosto de 1883).
104 El Imparcial, 10 de agosto de 1883.
105 Jiménez de Cisneros, El Parque Zoológico de Madrid. 1714/1994, p. 56. Al frente de la Casa de Fieras sigue el italiano Cavanna hasta los comienzos del siglo veinte. Luego será su hijo José quien continuará al frente de la administración.
106 Dalmau, op. cit., pp. 51-56.
107 El Imparcial, 8 de noviembre de 1877.
108 El Imparcial, 13 de noviembre de 1877. Igualmente, solicita permiso para establecer caballerizas. AV, Secretaría 6-70-77 [Madrid, 1877].
109 BNE, Catálogo de carteles 71-P/238 [c. 1878].
110 El Imparcial, 27 de diciembre de 1877.
111 El Imparcial, 6 de febrero de 1878.