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Revista de historia de América

On-line version ISSN 2663-371X

Rev. hist. Am.  n.163 Cuidad de México Jul./Dec. 2022  Epub Feb 27, 2024

https://doi.org/10.35424/rha.163.2022.1233 

Artículos

Redes de sociabilidad, supervivencia y trabajo intelectual: el rol de CLACSO y su boletín David y Goliath durante la última dictadura argentina

Sociability networks, survival and intellectual work: CLACSO's role and its bulletin David and Goliath during the last Argentinian dictatorship

Martha Rodríguez* 

*Instituto Ravignani, Universidad de Buenos Aires-conicet, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: mrod@fibertel.com.ar


Resumen

Las dictaduras que asolaron a la Argentina durante las décadas de los sesenta y setenta, produjeron una reestructuración profunda de las universidades y del sistema de investigación científico y tecnológico. Diezmadas en sus actividades de investigación y docencia, las instituciones públicas sufrieron la obturación de sus espacios académicos, el desfinanciamiento y la persecución ideológica.

En contraste con este panorama que caracterizó a gran parte del medio académico público, se desarrollaron durante los años sesenta ―y con mayor impulso desde mediados de la década del setenta― una apreciable cantidad de instituciones privadas dedicadas a la investigación en ciencias sociales. Estas se convertirían en una alternativa frente a la extrema inestabilidad y represión del ámbito público. La mayoría de estos centros funcionaron como una suerte de refugio intelectual; allí se cobijaron un número no desdeñable de economistas, sociólogos, politólogos e historiadores que encontraron un espacio de protección y relativa autonomía. Este fenómeno propició cambios en las formas de hacer ciencias sociales en la región, aperturas temáticas, teóricas y metodológicas, así como diálogos fluidos con otros contextos nacionales.

El Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), cuya Secretaría Ejecutiva funcionó siempre en Buenos Aires, se destacó dentro de estas instituciones por su multimplantación a nivel regional, por su fortaleza institucional y la de varios de sus centros-miembros, por la capacidad de financiamiento, así como por la protección recibida de organismos y agencias internacionales. A lo largo de este artículo analizaremos las actividades desarrolladas por CLACSO durante la última dictadura en la Argentina (1976-1983). Lo haremos a partir del estudio de su publicación David y Goliath. Boletín CLACSO, fuente principal de nuestra investigación. Ella se convirtió rápidamente en el vocero principal de las actividades, así como en un espacio de difusión, análisis crítico y coordinación entre intelectuales latinoamericanos.

Palabras clave: Centros de Investigación en Ciencias Sociales; CLACSO; intelectuales; académicos; dictadura militar argentina

Abstract

The dictatorships that ravaged Argentina during the 1960s and 1970s produced a profound restructuring of the universities and the scientific and technological research system. With their research and teaching activities decimated, public institutions suffered the closure of their academic spaces, defunding and ideological persecution.

In contrast to this panorama which characterised a large part of the public academic environment, a considerable number of private institutions dedicated to social science research developed during the 1960s ―and even with more momentum from the mid-1970s onwards―. These became an alternative to the extreme instability and repression of the public sphere. Most of these centres functioned as a kind of intellectual refuge for a not insignificant number of economists, sociologists, political scientists and historians who found a space of protection and relative autonomy. This phenomenon brought about changes in the ways of doing social sciences in the region, thematic, theoretical and methodological openings, as well as fluid dialogues with other national contexts.

The Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), which has always been based in Buenos Aires, stood out among these institutions for its regional multi-site presence, its institutional strength and that of its several member centres, its funding capacity as well as the protection it received from international organisations and agencies. Throughout this article we will analyse the activities carried out by CLACSO during the last dictatorship in Argentina (1976-1983). We will do so on the basis of a study of their publication titled David and Goliath. CLACSO Bulletin, the main source of our research. It quickly became the main means of disseminating activities as well as a space for reflection, critical analysis and coordination among Latin American intellectuals.

Key words: Social Science Research Centres; CLACSO; intellectuals; academics; Argentinian military dictatorship

Introducción

Las dictaduras argentinas de la segunda mitad del siglo XX ―particularmente la última― produjeron una reestructuración profunda del sistema universitario y de las instituciones y órganos de investigación, con el fin de obtener un estricto control político-ideológico de esas instituciones.1 Esta circunstancia afectó especialmente a algunas ciencias consideradas potencialmente peligrosas: las ciencias sociales y las humanidades. Diezmadas en sus actividades de investigación y docencia, las instituciones públicas sufrieron la obturación de sus espacios académicos y sus miembros la persecución ideológica. El exilio externo e interno de un importante número de científicos e intelectuales fue uno de los resultados de este proceso.2

En contraste con este panorama que caracterizó a gran parte del medio académico público, se desarrollaron desde fines de los años sesenta ―y con mayor impulso desde mediados de la década del setenta― una apreciable cantidad de instituciones privadas dedicadas a la investigación en ciencias sociales. Estos centros de investigación no eran una novedad. Desde fines de los años cincuenta destacados científicos habían señalado sus ventajas frente a la politización creciente y la desfinanciación de las universidades públicas. Pero en las dos décadas siguientes se convertirían en una alternativa académica frente a la extrema inestabilidad y represión del ámbito público.3 La mayoría de ellos funcionó como una suerte de refugio intelectual; allí se cobijaron un número no desdeñable de cientistas sociales (economistas, sociólogos, politólogos e historiadores) que encontraron un espacio de relativa autonomía y libertad.

Algunos de estos centros se constituyeron desde el medio local, logrando en los años subsiguientes una sólida posición en el campo académico que se extendería incluso luego de la reconfiguración del campo de las ciencias sociales a partir de la transición democrática. Tal es el caso del Instituto Di Tella (itdt, 1958), del Instituto de Desarrollo Económico y Social (ides, 1960), el Centro de Estudios de Población (cenep, 1974), el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (cedes, 1975), o el Centro de Investigaciones Sociales sobre el Estado y la Administración (cisea, 1975) y su Programa de Estudios de Historia Económica y Social Americana (pehesa, 1978).

Otros, como el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO, 1967), que aquí nos ocupa, se constituyeron como instituciones internacionales no gubernamentales con sede en Argentina, nucleando a los principales centros de investigación en ciencias sociales de la región.4 Esto le permitió beneficiarse de su multimplantación a nivel regional,5 de la fortaleza institucional de algunos de sus centros-miembros, así como de la cooperación, financiamiento y protección de organismos y agencias internacionales. Esos elementos fueron imprescindibles para hacer frente a las coyunturas político-institucionales crecientemente autoritarias de los años setenta.

En 1976, casi simultáneamente con el golpe de estado producido el 24 de marzo, asume el cargo de Secretario Ejecutivo de la institución Francisco Delich.6 Dos años antes había aceptado la dirección de un posgrado en sociología rural organizado por CLACSO en Paraguay con financiamiento de la Fundación Ford y Naciones Unidas. El clima político crecientemente hostil para el trabajo intelectual en su país, traducido en búsquedas y allanamientos tanto allí como en Asunción lo convencieron de aceptar un trabajo en Perú, en un proyecto dirigido por el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro y financiado por Naciones Unidas. A poco de instalado allí le llegó la propuesta de volver a Buenos Aires y ponerse al frente de CLACSO. Ese periplo en los primeros años setenta tendría relevancia posteriormente. El vínculo con organismos internacionales, la sociabilidad con intelectuales e instituciones latinoamericanas, el conocimiento sobre esas realidades adquirido en aquellos años serían claves para su gestión al frente de CLACSO, así como para convertir a la institución en uno de los principales nodos articuladores del debate intelectual latinoamericano.

El contexto dictatorial abierto en la segunda mitad de la década de 1970 enfrentó a la institución a grandes desafíos y tanto su funcionamiento como sus actividades se vieron alteradas.7 Plasmando esa transformación, el tradicional Boletín de actividades que publicaba la institución se transformó en 1980 en David y Goliath. Boletín CLACSO. Esta publicación fue vocera de la actividad de CLACSO, pero también un espacio de difusión, contacto, análisis crítico y coordinación entre intelectuales latinoamericanos. La materialización de un Boletín-Revista significó dar un paso más allá del primer término, en tanto no sólo se pensaba, como hasta ese momento, en un objeto que plasmara en papel el funcionamiento institucional. La idea era convertirlo en un proyecto desde Latinoamérica y para Latinoamérica; impulsor de diálogos, análisis y crítica entre intelectuales, y fundamentalmente, animador de transformaciones sociales e institucionales concretas.

En este artículo nos proponemos avanzar en el análisis de las actividades desplegadas desde CLACSO durante la última dictadura argentina (1976-1983) a partir del estudio de su publicación David y Goliath. Boletín CLACSO. Nos concentraremos en el estudio de los ocho números publicados entre su aparición y diciembre de 1983, momento en que, transición democrática mediante, Delich se aleja de su cargo en CLACSO y de su responsabilidad en la edición de la publicación, para asumir el rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Al mismo tiempo la institución y sus miembros también se reconfiguraban en el nuevo espacio democrático.

CLACSO a fines de los años setenta

Como han señalado varios estudios recientes y buena parte de sus protagonistas, durante los años setenta la mayoría de los centros de investigación privados se convirtieron en una suerte de refugio intelectual.8 CLACSO contaba para eso con algunas ventajas. Fundado en 1967, sus primeros dos directores ―Aldo Ferrer y Enrique Oteiza― habían logrado articular una red que integraba importantes centros de investigación latinoamericanos.9 Entre ellos el Centro Latinoamericano de Economía Humana (claeh, Uruguay); el Instituto de Estudios Peruanos (iep, Perú); La Corporación de Investigaciones Económicas para Latinoamérica (cieplan, Chile); el Centro Brasileño de Análisis y Planeamiento (cebrap, Brasil); el Centro de Investigación y Educación Popular (cinep, Colombia); el Centro de Estudios del Estado y la Sociedad (cedes, Argentina); el Centro de Estudios Urbanos y Regionales (ceur, Argentina).

Esta red les permitía coordinar, integrar y potenciar los esfuerzos de intelectuales individuales, extendiendo la presencia de CLACSO en la región. El trabajo durante esos primeros años posibilitó que investigadores y equipos trascendieran sus marcos nacionales de referencia, iniciando diálogos y abriendo perspectivas que permitían iluminar a un mismo tiempo particularidades nacionales y conceptualizaciones generales para la región.

Articulados en CLACSO, los centros miembros comenzaron a desarrollar empresas de carácter colectivo e interdisciplinario a través de las cuales construyeron diálogos con otras redes académicas internacionales de Estados Unidos y Europa, como la Asociación de Estudios Latinoamericanos (lasa), la Asociación Canadiense de Estudios Latinoamericanos (acela) y el Consejo Europeo de Investigaciones Sociales sobre América Latina (ceisal), así como también de otras áreas, por ejemplo con el Consejo para el Desarrollo de la Investigación Económica y Social en África (codesria).10

Para estos propósitos los recursos eran esenciales, y para su obtención era clave la fortaleza institucional. Especialmente en el contexto de inestabilidad económica, institucional y creciente autoritarismo en el que estaban inmersos numerosos países de la región, que volvían imposible apelar al financiamiento público, dejando como única alternativa los fondos propios y el financiamiento internacional. El vínculo desarrollado por los primeros secretarios con algunos organismos internacionales, especialmente con Naciones Unidas, le permitió a CLACSO obtener cierto respaldo internacional que no sólo se materializó en ayuda económica concreta (por ejemplo, a partir del programas de becas) sino en el apoyo institucional necesario para receptar fondos ofrecidos por fundaciones, especialmente norteamericanas como Ford o Thinker.11 Ese dinero permitió crear una bolsa de trabajo, un programa de becas para realizar estudios de posgrado y hasta organizar un programa de posgrado propio.12

Producido el golpe de estado de 1976 en la Argentina, esta estrategia fue ampliada y profundizada por su nuevo Secretario General F. Delich, lo que le permitió a CLACSO contar con dos elementos imprescindibles para su supervivencia y la de sus miembros: Financiamiento y protección. Su adscripción a proyectos llevados adelante por organismos internacionales como unesco y su estatus de institución internacional le brindaron cierta protección frente a los embates censores de los funcionarios de la dictadura. El flujo de fondos provenientes de las fundaciones norteamericanas, a los que se va a sumar a partir de 1976 el de otras agencias de cooperación internacional europeas como la Swedish Agency for Research Cooperation (sarec), le permitirá continuar financiando sus actividades.

En los primeros años de la dictadura éstas se concentraron en generar estrategias de protección y sostenimiento material de cientistas sociales e instituciones miembros. La coordinación de la red de centros de investigación se convirtió en la práctica en la gestión de una red de solidaridades, que como expresa Delich, rápidamente tuvo que

…comenzar a canalizar fondos para, en algunos casos, permitir la salida de gente que se iba a exilar, y en otros casos, para que gente que quería y podía quedarseen el país que se quedara en el país; entonces reorganizamos el programa tanto para los dos casos, gente que se iba y gente que se quedaba…13

En gran medida, la imposibilidad de acceder a fondos públicos había puesto entre paréntesis los calurosos debates de la década anterior en torno a la aceptación o no de financiamiento proveniente de fundaciones y organismos internacionales. En el contexto de la última dictadura éstos fueron indispensables para el funcionamiento “en las sombras” de esas instituciones.14 Al mismo tiempo, ese vínculo les brindaba mayor visibilidad en la comunidad académica internacional, lo que parecía limitar (por lo menos por una cuestión de imagen en el concierto internacional) la discrecionalidad de la represión y la censura que se cernía sobre científicos e intelectuales.

Precisamente, los programas de Asistencia Académica Individual (paai) y de Asistencia a Grupos Académicos (paga) implementados por CLACSO en esos años y financiados con fondos externos fueron centrales para mantener el trabajo de un número importante de profesionales que se habían quedado en el país, pero fuera del sistema científico público, y de varios equipos de investigación que trabajaban en los centros miembros de CLACSO.15

A partir del año 1978, pasados los primeros momentos de emergencia, al lado de estas actividades más defensivas comenzaron a organizarse otras destinadas a la reflexión sobre los problemas que aquejaban a las sociedades latinoamericanas, así como sus posibles soluciones. Se trataba precisamente de analizar la nueva coyuntura sociopolítica de América Latina desde el supuesto de que las ciencias sociales podían y debían aportar ideas, reflexiones, propuestas a quienes tenían la tarea de gobernar. La investigación científica producida desde las ciencias sociales podía dar lugar a resultados que se plasmaran en debates y políticas públicas destinados a impactar en las sociedades latinoamericanas y hacer frente a sus desafíos.

La Secretaría Ejecutiva del Consejo organizó entre 1978 y 1983 tres conferencias y dos seminarios de alto impacto en la región, sobre las que volveremos más adelante. Esas actividades marcarían la agenda de los debates intelectuales latinoamericanos durante toda la década de 1980. En tanto, las Comisiones y los Grupos de Trabajo gestados bajo su impulso congregaron a reconocidos especialistas de distintas disciplinas que promovieron investigaciones, encuentros y publicaciones. Más allá de los trabajos específicos encarados en cada uno de ellos, en el conjunto primó una reflexión sobre problemas acuciantes de ese presente: el fracaso de los procesos revolucionarios de las décadas anteriores, la naturaleza de los regímenes autoritarios y sus formas de control social, las formas de dominación, el desarrollo económico y social, y sobre todo la democracia y el tipo de sociedad, instituciones y políticas públicas deseables en las particulares condiciones de América Latina. 16

Así, tanto directa como indirectamente CLACSO jugó un papel protagónico en la construcción de una mirada propia, producida desde y para América Latina. Sus emprendimientos estimularon la producción, circulación y discusión de conocimientos, de referentes teóricos y formulaciones metodológicas. Si entre los años cincuenta y sesenta el desarrollo económico y social había organizado la discusión intelectual y en la década siguiente la transformación revolucionaria había ocupado ese lugar, desde fines de los setenta CLACSO contribuyó decididamente a convertir el problema de la democracia en uno de los debates centrales al interior de las ciencias sociales y más allá.

La Publicación David y Goliath. Boletín CLACSO

Las revistas producidas por instituciones académicas suelen presentar ―con matices― los avatares que ellas atraviesan, y lo hacen refiriéndolo tanto en sus aspectos sustantivos, como en los formales y organizativos. Su carácter reflexivo se revela en su capacidad de constituir y delimitar campos, temáticas e intereses, autores y colaboradores, produciendo agendas al mismo tiempo que directorios de aquellos encargados de concretarlas. Abarcan y delinean objetos de conocimiento y modas teóricas, tradiciones e innovaciones.17

La publicación David y Goliath iniciada por CLACSO en 1980 tenía su antecedente inmediato en el Boletín de actividades que CLACSO editaba anualmente desde su creación. Ello marcaría con su impronta algunas de las características de su heredera. Explicitando esa continuidad se mantiene el subtítulo “Boletín CLACSO” y se presenta como un “cambio de cara” de la vieja publicación que seguiría manteniendo la función de pieza de comunicación de las actividades institucionales y de vínculo entre los científicos sociales latinoamericanos. Del mismo modo, la numeración de la publicación, ahora semestral, explicita esa continuidad con el viejo Boletín. El primer número es el doble 39-40 del año XI publicado en 1980 y, como los siguientes, apoyado materialmente por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (pnud), lo que garantizó su publicación regular durante todos esos años.

Pero al mismo tiempo, en esa coyuntura se impone a la nueva publicación una función adicional, ser órgano de opinión político-académica.18 Progresivamente ese espacio de opinión e intervención se convertirá en el aspecto más destacado y de mayor impacto de la publicación, impulsando nuevas discusiones, nuevos referentes y nuevos temas en el campo académico. Junto a la revista Crítica y Utopía gestada también a partir del impulso de Delich y el grupo de intelectuales nucleados en torno a CLACSO, cobijarán los debates que atravesaron al progresismo en esos años, especialmente aquellos sobre la democracia.19

La metáfora detrás del nombre elegido para la publicación buscaba englobar la doble función que se proponía cumplir. David y Goliath, remite al enfrentamiento entre la razón (las ideas) y la fuerza, un combate desigual en el que ésta tiene a primera vista mayores posibilidades pero que sin embargo concluye con el imprevisto triunfo de la razón. Puntería (precisión) y rapidez se sindican como el secreto del éxito. Esa vieja confrontación, particularmente presente en la coyuntura de la Argentina (y de Latinoamérica) les impone a los científicos sociales afinar la puntería (con sus ideas y análisis) y perseverar en el objetivo; esto es, desarrollar y difundir acciones y actividades desde las que se pueda estimular la reflexión y construir alternativas. Usar las ideas como herramientas de combate, con rigor, concisión y minuciosidad, porque como expresa el primer editorial de la revista, la convicción de sus miembros es que “…el secreto del éxito no esté tanto en el instrumento como en la puntería…” 20

La estructura interna de la revista también revela la doble función advertida: información y comunicación hacia adentro, es decir entre los miembros de CLACSO, pero también intervención y opinión hacia afuera, explicitando la posición de la institución en los debates político-intelectuales e interviniendo activamente en la construcción de una agenda de discusión pública.21

Con relación a la primera de las funciones señaladas, cada número semestral incluye una variedad de secciones destinadas a construir redes de colaboración e intercambio académico, reforzar los vínculos entre investigadores y servir de vehículo informativo de las actividades desarrolladas. La reseña de publicaciones editadas por los Centros miembro o sus investigadores, las noticias institucionales y académicas de aquellos y las relacionadas con la vida institucional de CLACSO, las actividades de formación y cooperación interregional desplegadas tienen su espacio en sendas secciones que se mantienen a lo largo de todos los números analizados.22 El esfuerzo por hacer de la revista un órgano de comunicación también se expresa en la sección incorporada a partir del Nº 40, “propuestas y respuestas”, un espacio abierto a la opinión de los/as lectores/as a través de correspondencia epistolar con la redacción.

La segunda de las funciones señaladas es la que progresivamente va a caracterizar a la revista y la va a instalar como agente central de una reflexión situada desde y para América Latina. Los editoriales, la inclusión de algunos artículos, así como la exposición rigurosa de las actividades académicas organizadas por el Comité Directivo o por las Comisiones y Grupos de trabajo muestran el énfasis colocado en la crítica, la construcción de conocimiento y de instrumentos que permitan superar los aspectos cuestionados, así como avanzar con propuestas destinadas a hacer frente a los desafíos de las sociedades latinoamericanas.

En este sentido, uno de los mayores aportes de la Revista David y Goliath ―y de CLACSO como institución― será la de contribuir a la instalación de la democracia como un tema central en la agenda académica y política de la región. Introducir la democracia en el debate académico no sólo suponía una revalorización de la política como ámbito de diálogo, sino que también implicaba intervenir en un espacio todavía contralado por la dictadura, corriendo al mismo tiempo el eje de las preocupaciones intelectuales que habían caracterizado a buena parte de la izquierda en las décadas anteriores. Eso enfrentaba a CLACSO no solo con las posibles consecuencias que tales actividades pudieran reportarle por parte del gobierno, sino también la crítica de un sector importante de la izquierda (especialmente de una parte de aquella en el exilio) que llamaba a mantener la apuesta revolucionaria y veía en esos cambios de agenda (especialmente en la idea de transición a la democracia) una claudicación para con los proyectos que la habían impulsado.23

Bajo el impulso de esos motivos es que pueden leerse buena parte de los artículos y de las intervenciones incluidos en la revista. Los editoriales de los números 40, 41 y 42 publicados entre enero de 1981 y julio de 1982 con la firma de F. Delich presentan ciertas líneas de continuidad que se articulan con la preocupación por el destino de las sociedades del cono sur. Ésta se expresa en una convocatoria a pensar tanto en la naturaleza de los regímenes autoritarios de los que es necesario librarse como en los espacios desde los que podía fortalecerse y afianzarse la democracia. Cómo transformar estas ideas en proyectos de acción, es otro de los interrogantes sobre el que se invita a reflexionar.

Así, el editorial del número 41 (agosto-noviembre 1981) advierte sobre la peligrosidad que encierran ciertos discursos, en los que detrás de argumentos convincentes se censura cualquier pensamiento distinto, poniendo de manifiesto que

…no es fácil luchar simultáneamente contra la censura del régimen, la censura de algunos referentes y la autocensura, y es tal vez excesivo incluso mencionarlos en un mismo plano. Las dictaduras no son solamente el mal en acto. Son también, desgraciadamente, el espejo donde leemos las limitaciones de cierto estilo intelectual…24

Frente a estos cerrojos intelectuales a la libertad de pensamiento, considerados tan dañinos como la censura del poder despótico, el editorial siguiente (enero-abril 1982) reproduce el discurso de Delich en la sesión inaugural de la XI Asamblea General de CLACSO desarrollada en Lima. En él se explicita el problema privilegiado por CLACSO en sus actividades durante los años anteriores: el de las condiciones de posibilidad, límites y logros de la democracia como organización institucional y como valor para la región. Pero también se hace mención a los móviles de esa apuesta ya que

…Las ciencias sociales han crecido y crecerán en la medida de su capacidad de conciliar simultáneamente las exigencias de la verdad que se derivan de su propia actividad cognoscitiva y de justicia que se derivan de la sociedad que alienta incesantemente su auto-transformación. Cuando se pierde la verdad y la disciplina académica como referente nos convertimos en lamentables repetidores de fórmulas vacías. Cuando perdemos los referentes sociales ya no somos científicos sino apenas tecnócratas. Es porque queremos la verdad y la justicia, que durante los últimos años decidimos impulsar la discusión sobre la democracia, sus condiciones, sus posibilidades, sus límites, sus logros…25

El supuesto que subyace a estas consideraciones es que las ciencias sociales debían ejercer un rol reflexivo, pero al mismo tiempo activo en aquellas cuestiones demandadas desde la sociedad civil. Y que la especificidad de las urgencias latinoamericanas imponía una mirada construida desde esos parámetros, única manera de gestar un movimiento transformador, pues

…si no somos capaces, en nuestro nivel, de encontrar nuestro propio espacio de reflexión, nuestra especifica forma de ligar las particularidades de nuestra situación y la universalidad de estas preocupaciones no estaremos tampoco en condiciones de contribuir a explicarnos y transformar estas sociedades…26

Los contenidos, debates, decisiones adoptadas y actividades desarrolladas en el marco de esa XI Asamblea General serán objeto de sendos artículos escritos por Waldo Ansaldi, Secretario Ejecutivo Adjunto de CLACSO desde 1977, en los números 41 y 42 de la revista.27 En ellos se refuerza la apuesta por una ciencia en contacto con las preocupaciones y necesidades de los pueblos latinoamericanos, destacándose como uno de los principales aspectos positivos de la XI Asamblea, efectuada

…en estrecho contacto con la sociedad peruana (…) La extensa cobertura que la prensa limeña dio a estas actividades de la Asamblea da una pauta ilustrativa de la notable correspondencia entre el debate político-académico promovido por CLACSO y las necesidades de respuestas nuevas que tienen las sociedades de la región…28

Este posicionamiento institucional declamado en los editoriales se plasmó en acciones concretas, identificables en las páginas de la publicación a través de las reseñas de las conferencias y seminarios organizados por la Secretaría del Consejo y las relatorías de las actividades académicas organizadas por los grupos y comisiones de trabajo. Todas ellas exceden el marco de la mera difusión de las actividades desarrolladas, convirtiéndose en espacios desde los que se da cuenta de las principales líneas de investigación, sus puntos de partida y sus conclusiones.

Entre las actividades reseñadas, hay cinco que se destacan por su centralidad, así como por su articulación y complementariedad. Ellas son las tres primeras conferencias regionales convocadas por CLACSO, “Condiciones sociales de la democracia en América Latina”, “Estrategias de desarrollo y procesos de democratización en América Latina” y “Estrategias para el fortalecimiento de la sociedad civil” realizadas en San José de Costa Rica en 1978, Río de Janeiro en 1979 y Lima en 1981 respectivamente; el Seminario Regional sobre Dictaduras y Dictadores en América Latina, realizado en junio de 1980 en México, D.F.; y el Seminario académico convocado en el marco de la XII Asamblea General realizada en Buenos Aires en noviembre de 1983. Todas ellas fueron organizadas desde la Secretaría Ejecutiva de CLACSO. Tanto su organización como los editoriales y artículos que las reseñan y desde los que se delimita el horizonte de objetivos y las problemáticas que recorta la institución, quedan a cargo de las autoridades de la Secretaría Ejecutiva; los primeros en la pluma de Francisco Delich, los segundos en la de Waldo Ansaldi.

Desde las páginas de la revista, el relato y análisis de las actividades mencionadas es puesto en relación con aquel objetivo institucional más amplio conducente a reflexionar sobre las condiciones de la democracia en América Latina. En ese sentido, en una mirada de más larga duración, las tres conferencias regionales y los dos seminarios se convierten en mojones para pensar sobre la democracia, sus dificultades históricas y sus posibilidades presentes y futuras. Convertidos en artículos, su relato pormenorizado permite dar visibilidad a este proyecto intelectual al mismo tiempo que los constituye en hitos de la producción académica y de la intervención pública de la institución.

Cada una de esas actividades fueron heterogéneas en más de un sentido, en la convocatoria y los objetivos planteados, en los debates a que dieron lugar, en el tipo de organización interna adoptada, en los especialistas invitados. Pero en los artículos, su narración las trama en una genealogía que revaloriza el concepto de democracia y cuestiona los proyectos de cambio violento de la sociedad que minimizaban el valor de las garantías del estado de derecho.

En el primer número de la revista, en uno de los artículos más extensos, Ansaldi reseña el seminario regional “Dictadura y Dictadores en América Latina” desarrollado bajo su coordinación en junio de 1980 en México. Lo presenta como continuación y ampliación de la reflexión sobre los problemas de la democracia en la región, abierta e impulsada por las dos conferencias regionales organizadas en los dos años anteriores.29

Las tres actividades académicas son incluso presentadas como complementarias desde el punto de vista de la participación disciplinar. Si la Conferencia sobre las “Condiciones sociales de la Democracia en América Latina” incorporó explícitamente el concepto de democracia en la agenda del debate regional, lo hizo centralmente a partir de la convocatoria a sociólogos y politólogos como Enzo Faletto, Gino Germani, Carlos Strasser, Horacio Sanguinetti, Raúl Prebisch, junto a dirigentes políticos de la región como Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos y Raúl Alfonsín. La segunda conferencia “Estrategias de desarrollo y procesos de democratización en América Latina” contó con la participación predominante de economistas, mientras que el seminario “Dictadura y dictadores en América Latina”, coordinado por Ansaldi y organizado conjuntamente con el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional de México, había convocado mayoritariamente a historiadores. La detallada reseña de las presentaciones de Julio Labastida, Pablo González Casanova, Alain Rouquié, Sergio Guerra Vilaboy, Marcos Vinocur, José Carlos Chiaramonte y Liliana de Ritz, así como de los comentarios y discusiones posteriores, permite ver cuánto se privilegió en esa oportunidad un enfoque histórico que partiendo del estudio de casos específicos avanzara en los problemas de la inestabilidad institucional y la legitimidad política de esos regímenes.

En los dos números siguientes, dos artículos dan cuenta de la III Conferencia Regional “Estrategias para el fortalecimiento de la sociedad civil”. También esta actividad se presenta como deriva de la preocupación por la democracia que había inspirado las dos conferencias anteriores. En este caso, el eje de la reflexión giraba sobre las posibilidades de fortalecimiento de la sociedad civil y sus organizaciones, y de cómo desde esos ámbitos podían gestarse mecanismos capaces de estimular mayor participación y democracia frente a los contextos de desmovilización existentes. Las presentaciones de Enzo Faletto, Julio Labastida, Mario dos Santos, Helgio Trindade, Jorge Graciarena, entre otros, aportaron elementos para pensar las potencialidades de la sociedad civil en la construcción de un horizonte deseable en el que pudieran canalizarse los intereses generales.30

La última de las actividades es el Seminario especial sobre “Derechos humanos y ciencias sociales”, planificado como la actividad académica principal de la XII Asamblea General realizada en Buenos Aires en noviembre de 1983.31 En una coyuntura completamente diferente a la de los anteriores eventos, pues su materialización se producía en paralelo con el fin de la dictadura en la Argentina, su presentación y análisis en las páginas de la revista se inscribe una vez más en los debates acerca de las condiciones sociales de la democracia y el empoderamiento de la sociedad civil inaugurados en años anteriores. En este caso, se proponía poner el foco en el movimiento de derechos humanos, aquel que más globalmente había cuestionado la coerción y deshumanización aplicada por las dictaduras militares, explorando los alcances de su estudio desde las ciencias sociales y promoviendo una reflexión teórica sobre ellos.32

Esta voluntad de expresar el cambio de perspectiva teórica, posicionando a la democracia como eje conceptual de la reflexión es, como vimos, claramente perceptible en los editoriales y en las extensas reseñas de las actividades académicas desarrolladas. Pero a esa tarea también contribuirán varios de los artículos publicados en la revista. Algunos son reproducidos de otras publicaciones como “Perú. Terrorismo: Río revuelto”, tomado de la revista peruana La Revista. En él se plantean las dificultades de cuestionar los principios y acciones de los movimientos revolucionarios sin quedar asociados a los regímenes que los reprimen. También se expresa el peligro del nulo valor que unos y otros ―por diferentes razones― le otorgan a la democracia.33

Otros artículos son escritos ad-hoc para la publicación y generalmente incluidos en la sección “Investigación”. Por ejemplo, el de F. Delich “Concertación social y democracia política en América Latina”, publicado en el núm. 43. En él se ensaya una defensa de las posibilidades de autoconstrucción de la sociedad a partir de la concertación social y político-democrática, para lo que sería indispensable en su mirada explorar la diversidad étnica, regional, sectorial y social de las sociedades latinoamericanas.34 En ese mismo número, el artículo de Héctor Bruno “Pensar la política desde el pueblo” convoca a explorar las formas concretas de la práctica democrática en las experiencias y acciones cotidianas de los sectores populares (cooperativas rurales, empresas comunales, gestión obrera de empresas públicas, gestión popular de centros educativos), sugeridos como bases sólidas para la recomposición social.35

Más allá de particularidades temáticas y autorales, en su conjunto estos artículos expresan una apuesta por un tipo de reflexión que acerque a los intelectuales a los problemas de la participación en el seno de la sociedad civil, entendiendo que la democratización de sus instituciones puede prefigurar a la de los poderes públicos.

Algunas consideraciones finales

En este artículo hemos analizado las actividades desplegadas por CLACSO desde la Argentina durante la última dictadura, a través de la exploración de su publicación David y Goliath. Boletín CLACSO entre 1980-1983. Intentamos dar cuenta de cómo en una coyuntura política caracterizada por la censura, la persecución y el desmantelamiento de los ámbitos públicos dedicados a la investigación científica y tecnológica, esa institución diseñó, desde su Secretaría Ejecutiva en Buenos Aires, una serie de estrategias y políticas de carácter bifronte, destinadas tanto a proteger, impulsar y visibilizar el trabajo de numerosos intelectuales y centros de investigación, como también a impulsar el desarrollo de un pensamiento social latinoamericano caracterizado por la construcción de una mirada propia en las ciencias sociales de la región. Ese esfuerzo permitió la gestación de un proyecto intelectual comprometido con los problemas y los avatares del espacio latinoamericano que sería interesante profundizar en futuras investigaciones.

La publicación misma da cuenta de la maniobra bifronte referida. Boletín y revista simultáneamente, mantiene el característico rol de vocero de las actividades de la Institución del primero, pero insertándola al mismo tiempo en un espacio de reflexión, diálogo, análisis e intervención construido a partir de los artículos y secciones. Desde sus páginas se estimularon la producción, circulación y revisión de conocimientos sociales, de referentes teóricos y conceptuales y de nuevas aproximaciones. Especialmente a través de los artículos, reducidos en cantidad y extensión, pero pensados como amplificadores de los móviles y conclusiones de los principales debates impulsados por la institución.

No menos relevante fue su rol de articuladora de una comunidad de científicos sociales latinoamericanos y de mediación entre ésta y ciertos movimientos y partidos políticos que reanudaban sus actividades, impulsados por el debilitamiento de algunas dictaduras. Este posicionamiento político intelectual no dejaría de tener impacto en las discusiones más generales sobre el futuro orden político vislumbrado como salida.

CLACSO y sus publicaciones jugaron un papel protagónico en el desarrollo de una reflexión social producida desde y para América Latina. Sus actividades (encuentros y congresos regionales, becas, publicaciones, financiamientos) contribuyeron decididamente a instalar en la agenda académica y política de la región el tema de la democracia cuando esta era todavía un horizonte de expectativas en Latinoamérica y concitaba rechazo entre los sectores más radicalizados de la izquierda intelectual. Esto no sólo suponía una revalorización de la política y del estado de derecho frente al autoritarismo y el ejercicio arbitrario del poder. También implicaba intervenir en un presente todavía bajo control de la dictadura. Asimismo, esta revisión teórica promovería la del utillaje conceptual de las ciencias sociales, así como su papel, el de los intelectuales y el de sus modalidades de intervención. Unos y otros dejarían su marca indeleble en la producción y debates académicos durante toda la década del ochenta.

Fuentes

David y Goliath. Boletín CLACSO, Buenos Aires, CLACSO, núms. 38-45 (1980-1983).

Artículos citados

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Bruno, H., “Pensar la política desde el pueblo”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 43, 1982, pp. 6-7.

Delich, F., “David y Goliath”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núms. 38-39, pp. 1.

Delich, F., “Censura y autocensura”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 41, p. 1.

Delich, F., “Sabernos latinoamericanos”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 42, p. 1.

Delich, F., “Concertación social y democracia política en América Latina”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 43, 1982, pp. 4-5.

“Perú. Terrorismo: Río revuelto”, David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 42, p.14.

Referencias

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1Un análisis de estas transformaciones puede consultarse en los trabajos de Bekerman, “Modernización conservadora: la investigación científica durante el último gobierno militar”, pp. 217-232 y “Les instituts de recherche en Argentine: expansion et reconfiguration du champ scientifique argentin pendant le dernier gouvernement militaire (1976-1983)”, pp. 247-270; de Gárgano, C., Ciencia y Dictadura. Trayectorias institucionales, agendas de investigación y políticas represivas en Argentina; Oteiza E., La política de investigación científica y tecnológica en Argentina. Historias y perspectivas (especialmente el artículo de Vessuri, H., “Las ciencias sociales en la Argentina: diagnóstico y perspectivas”, pp. 339-363, allí incluido); Feld A., “Ciencia y dictadura en la secyt y el conicet: el modelo de política científico-tecnológica de la Revolución Argentina al Proceso de Reorganización Nacional (1966-1983)”, pp. 35-62.

2No nos detendremos aquí a analizar esta situación, remitimos a Pagano N., “Las ciencias sociales durante la dictadura argentina (1976-1981)”, pp.159-170; Kaufmann, C. (Dir.), Dictadura y Educación. Universidad y Grupos Académicos argentinos (1976-1983); Rodriguez L. y Soprano, G., “La política universitaria de la dictadura militar en la Argentina: proyectos de reestructuración del sistema de educación superior (1976-1983)”; Perel, P., Raíces, E. y Perel, M., Universidad y Dictadura; Olmeda J. C., “Intelectuales y ciencias sociales en los años del terror. El trabajo académico durante la última dictadura militar en Argentina (1976-1983)”, pp. 38-62.

3Es necesario señalar que en la creación de estos centros de investigación pueden reconocerse dos contextos con disímiles climas intelectuales y coyunturas político-institucionales: uno desde fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, el otro, el de los años setenta. Uno y otro impactaron tanto en su organización como en sus elencos y en las temáticas abordadas. Aquí nos concentraremos en una experiencia desarrollada en la segunda de estas coyunturas. Para una mirada más general sobre los centros privados de investigación en ciencias sociales y su rol en la Argentina y la región puede consultarse: Pagano, op. cit., Uña, G., “Think tanks en Argentina: sobreviviendo a la tensión entre la participación y la permanencia”, pp. 177-220; Thompson, A. “Think Tanks en la Argentina. Conocimiento, instituciones y política”, pp.1-57; Brunner J., La participación de los centros académicos privados en el desarrollo de las ciencias sociales; Brunner J. y Barrios A., Inquisición, mercado y filantropía. Ciencias sociales y autoritarismo en Argentina, Brasil, Chile y Uruguay; Heredia, M., “Los centros privados de expertise en economía: génesis, dinámica y continuidad de un nuevo actor político en la Argentina”, pp. 297-338. En la lectura de estos textos también podrá encontrarse un interesante contrapunto sobre los alcances de la denominación y status concedido al objeto analizado: Centros de investigación privados, think tanks, Centros académicos privados, centros de expertise, entre otros.

4El status actual de CLACSO es el de una institución internacional no-gubernamental asociada a unesco. En 2022 nuclea un total de 836 centros de investigación y numerosos programas de posgrado en Ciencias Sociales (especializaciones, maestrías y doctorados), en 55 países de América Latina y otros continentes. Los objetivos del Consejo son la promoción y el desarrollo de la investigación y la enseñanza de las Ciencias Sociales, el fortalecimiento del intercambio y la cooperación entre instituciones e investigadores de dentro y fuera de la región, el estímulo a la reflexión sobre los problemas de las sociedades latinoamericanas y caribeñas desde una perspectiva crítica y plural. También la difusión del conocimiento producido por los científicos sociales en los movimientos sociales, las organizaciones populares y las entidades de la sociedad civil. Su página web: https://www.CLACSO.org/

5Con multimplantación nos referimos a la capacidad de diversificar su presencia en la región latinoamericana a partir del desarrollo de una red articulada en torno a los centros-miembros.

6Francisco Delich (1937-2016). Abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba, realizó estudios de posgrado en Economía y Sociología en la Universidad de París. Fue profesor titular de Sociología en las universidades de Córdoba y de Buenos Aires. Secretario Ejecutivo de CLACSO, rector normalizador de la Universidad de Buenos Aires entre 1983 y 1985, y rector de la Universidad Nacional de Córdoba entre 1989 y 1995. Desempeñó diversos cargos de gestión en las áreas de educación y cultura como la Secretaría de Educación (1986-1987) y la Dirección de la Biblioteca Nacional (1999-2001). También fue convencional constituyente, senador provincial y diputado nacional entre las décadas de 1990 y 2000. En noviembre de 1975 la VIII Asamblea General de CLACSO lo eligió como secretario ejecutivo, cargo que asumió a los pocos meses de iniciado el año siguiente. Aquí no nos detendremos ni en la figura de Delich ni en su producción académica. Para esos temas puede verse la compilación realizada como homenaje por Torres E. y J. Russo Francisco Delich y América Latina, Buenos Aires, unc/CLACSO/flacso, 2018; también el interesante artículo de Torres, E., “Las antinomias de Francisco Delich: El intelectual orgánico y la sociología como ciencia en América Latina”, Utopía y Praxis Latinoamericana, año 23, núm. 81, 2018, pp. 119-127.

7F. Delich relata en una entrevista que durante 1976 la dictadura prohibió la circulación de los Estatutos de CLACSO, y vigilaba de cerca las actividades que realizaban, lo que supuso generar estrategias defensivas que influyeron en la planificación de las acciones de la institución. (Camou A., “Entrevista a Francisco Delich ‘Contribuimos a instalar la cuestión de la democracia’”, pp. 401-415).

8Entre los varios estudios publicados en la última década citamos Algañaraz V., “Between Scientific Autonomy and Academic Dependency: Private Research Institutes under Dictatorship in Argentina (1976-1983). The Case of Flacso”, pp. 249-262; Beigel F., “Internationalization and institutionalization of academics in Latin America. The emergence of peripheral centers”, pp. 31-45; Morales M. y Algañaraz Soria V., “Ciencias sociales, políticas de autonomía académica y estrategias de internacionalización en la última dictadura militar argentina (1974-1983). Un análisis de los casos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y el Centro de Estudios de Estado y Sociedad”, pp. 223-245. Sobre el relato de sus protagonistas, pueden consultarse, entre otros, Ansaldi W., “Entre perplejidades y angustias. Notas para pensar las ciencias sociales latinoamericanas”, pp. 15-37; O'Donell, G., "Ciencias sociales en América Latina. Mirando hacia el pasado y atisbando el fututo", pp. 189-204; Camou A., “Entrevista a Francisco Delich ‘Contribuimos a instalar la cuestión de la democracia’”, op. cit.; Sabato H., “Sobrevivir en dictadura: las ciencias sociales y la "universidad de las catacumbas”, pp. 51-57.

9Aldo Ferrer, Doctor en Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Fue Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de esa universidad y de la Universidad Nacional de La Plata. Primer Secretario Ejecutivo de CLACSO, fue ministro de Economía y Hacienda de la provincia de Buenos Aires entre 1958 y 1960, ministro de Economía y Trabajo entre 1970-1971. Luego de la transición democrática presidió el Banco de la Provincia de Buenos Aires, la Comisión Nacional de Energía Atómica. Fue embajador en Francia, así como funcionario de la Secretaría General de las Naciones Unidas y del Banco Interamericano de Desarrollo. Enrique Oteiza, estudió ingeniería naval en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad de Columbia donde se graduó y realizó estudios de posgrado. Fue el primer director del Instituto Di Tella entre 1960 y 1970, uno de los organizadores de la Fundación Bariloche y Secretario Ejecutivo de CLACSO entre 1969 y 1975. Creó y fue el primer director del Centro Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe de la Unesco, con sede en Caracas, y dirigió el Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Social de las Naciones Unidas en Ginebra y el Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires. Presidió el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI) y se desempeñó como titular de la mesa Directiva de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos.

10Para un análisis de los primeros años de vida de CLACSO, especialmente su estrategia de construcción de redes con instituciones internacionales y su programa de reubicación de cientistas sociales latinoamericanos afectados por los golpes militares pueden consultarse los trabajos de Bayle P., “Emergencia académica en el Cono Sur: el Programa de Reubicación de Cientistas Sociales (1973-1975)”, pp. 51-63 y “Conectando sures. La construcción de redes académicas entre América Latina y África”, pp. 153-170.

11Para profundizar en las actividades financiadas por la Fundación Ford y otras fundaciones en la Argentina pueden consultarse Berger, G. y Blugerman L., “La Fundación Ford en la Argentina. Cinco Décadas de Inversión Social Privada al Servicio del Desarrollo y de la Protección y Ampliación de los Derechos Humanos”; Fisher D., Fundamental development of the social sciences, Rockefeller philanthropy and the US SSRC; Gil G., Las sombras de Camelot. La Fundación Ford y las ciencias sociales en la Argentina de los ’60; Mitchell, P., Think tanks, expertos y diplomacia académica: Un estudio socio-histórico sobre La Fundación Ford en Argentina (1975-1983). Asimismo, existe un número considerable de investigaciones sobre el rol de las fundaciones (especialmente las norteamericanas) en el desarrollo de las ciencias sociales latinoamericanas, entre ellas: Morales Martin, J. (comp.), Filantropía, ciencia y universidad: Nuevos aportes y análisis socio-históricos sobre la diplomacia académica en América Latina; Quesada, C., La Universidad Desconocida. El Convenio Universidad de Chile-Universidad de California y la Fundación Ford, 2015; Markarian, V., Universidad, revolución y dólares, 2020; Calandra B., De la selva brasileña a la capital de las ciencias sociales: Proyectos modernizadores de la Fundación Ford en América Latina, 2015, pp. 53-80; Navarro, J., “Public foreign aid and academic mobility. The Fulbright Program”, 2013, pp.105-118.

12Si la bolsa de trabajo fue una respuesta a las dificultades crecientes que la situación política imponía en esos primeros años a numerosos cientistas sociales de la región, especialmente en Chile y Uruguay, las becas para realizar estudios de posgrado y los programas de posgrado propios respondieron también a la necesidad de contar con profesionales especializados y con estudios que permitieran realizar esa especialización en Latinoamérica, sin tener que recurrir a universidades y centros académicos que no tenían entre sus prioridades los problemas de la región. Uno de los programas insignia de la institución fue el Posgrado en Sociología Rural, novedoso por su carácter itinerante, su estructura limitada a cuatro cohortes cerradas y especialmente por su apuesta por la “latinoamericanización” en la especialización de los científicos sociales. Uno de los ejes del programa era el estudio del desarrollo de relaciones capitalistas en el campo latinoamericano, sus características y consecuencias. La primera edición se desarrolló en el Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos, en Asunción; las siguientes se realizaron en Quito, Santo Domingo y San José.

13Camou A., op. cit., p. 407.

14Algunos de los debates más resonantes sobre la cuestión del financiamiento internacional en la investigación científica están mencionados en varios de los textos incluidos en la cita 10.

15Aunque aquí no ahondaremos en esta cuestión, la creación de estos programas dio lugar a un debate interesante al interior de CLACSO en torno a si los recursos debían privilegiar a las ciencias sociales y los científicos que estaban fuera o a los que estaban dentro del país. La balanza tendió a inclinarse hacia la protección de las comunidades intelectuales locales, por lo menos durante la gestión de Delich.

16Las comisiones de trabajo que funcionaron en esos años y sus coordinadores fueron: Ciencia, Tecnología y Desarrollo, Hebe Vessuri; Desarrollo Urbano y Regional, Jorge Hardoy; Educación y Desarrollo, Guioman Namo de Mello; Estudios Rurales, Humberto Rojas; Población y Desarrollo, Vilmar Faria; Historia Económica, Enrique Florescano; Movimientos Laborales, Ignacio Marvan; Estudios de Coyuntura, Rolando Ames. En cuanto a los Grupos de Trabajo funcionaron los siguientes: Ocupación y Desarrollo, Victor Tokman; Distribución del Ingreso, Oscar Muñoz; Derecho y Sociedad, Enrique Groisman; Condiciones de Trabajo y Medio Ambiente, Julio Neffa; Clase, Nación, Etnia, Guillermo Bonfil Batalla; Teoría del Estado y la Política, Norbert Lechner; Burocracia y Políticas Públicas, Oscar Oszlak; Medios de Comunicación Social, Patricia Anzola.

17Existe una amplia bibliografía cuyo objeto de estudio remite a revistas producidas por instituciones académicas, sus características, formas de intervención, etc. Nos permitimos remitir aquí a Guber R. y Rodríguez M., “Vitrinas del mundo académico: Las revistas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires entre 1946-1966”, pp. 66-84.

18Cfr. el editorial firmado por F. Delich, “David y Goliath”, p. 1.

19Para un estudio de la producción académica en torno a la transición a la democracia pueden consultarse los trabajos de Lesgart C., “Usos de la transición a la democracia. Ensayo, ciencia y política en la transición a la democracia”, pp. 163-185 y “Entre las experiencias y las expectativas. Producción académico-intelectual de la transición a la democracia en el Cono Sur de América Latina”, pp.145-169.

20Delich F., “David y Goliath”, p. 1.

21Como señalamos durante el periodo 1980-1983 se publican ocho números. La revista veía la luz con una frecuencia semestral, pero los N° 38-39 de 1980 y los N° 34-35 de 1983, salen en un mismo volumen publicado a fin de cada año. La extensión de cada revista era de entre 32 y 40 páginas, organizadas en secciones que se mantienen casi sin variación a lo largo del periodo: Editorial, Artículos (en general cortos y no más de tres o cuatro por número. En algunos casos estos artículos son una descripción y análisis de los argumentos, hipótesis y conclusiones producidas en el marco de actividades académicas organizadas por la institución), Noticias de los centros miembros, Información sobre los grupos y comisiones de trabajo, Información sobre cursos, becas y premios, Reseñas de publicaciones editadas por los centros miembros o sus investigadores, Cartas de lectores. En algunos números se incluyen las actas de las reuniones de asamblea de CLACSO. En su conjunto, esta estructura interna refleja la doble función asignada al Boletín-revista que señaláramos.

22Cfr especialmente las secciones “Reseña de publicaciones”, “noticentros”, “becas y cursos”, “mercado académico” (David y Goliat. núms. 40, 41, 42, 43) o las notas “La Asamblea General y el perfil institucional de CLACSO” y “XI Asamblea General de CLACSO” firmadas por Waldo Ansaldi en los núms. 41 y 42 respectivamente.

23Para un análisis del uso del concepto “transición a la democracia” y los debates intelectuales que abre entre el progresismo latinoamericano desde fines de los años setenta puede consultarse Lesgart C., “Usos de la transición a la democracia. Ensayo, ciencia y política en la transición a la democracia”, op. cit.

24Delich F., Censura y autocensura, p. 1.

25Delich F. “Sabernos latinoamericanos”, p. 1.

26Ibidem.

27Waldo Ansaldi, doctor en Historia por la Universidad Nacional de Córdoba. Fue Secretario Ejecutivo Adjunto de CLACSO entre 1977 y 1988. Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Profesor de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y director de su Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (iealc). Fue director de la Maestría en Estudios Sociales para América Latina de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, Coordinador Académico de la Maestría en Procesos de Integración Regional-Mercosur y Director de la Maestría en Estudios Sociales de América Latina de la Universidad de Buenos Aires.

28 Ansaldi W., “XI Asamblea General de CLACSO”, p. 18.

29Ansaldi W. “Dictadura y Dictadores en América Latina”, pp. 10-21.

30Cfr. David y Goliath. Boletín CLACSO, núm. 40, 1981, pp. 13-16 y núm. 41, 1981, pp. 2-7.

31La realización de actividades académicas en el marco de las Asambleas Generales de CLACSO era algo frecuente. Las Asambleas estaban pensadas no sólo como instancias burocráticas de elección de autoridades y gestión de la institución, sino como ámbitos que podían ser aprovechados para el debate y la discusión académica. Excede los límites de este artículo ese análisis, pero en las páginas de la revista pueden seguirse con detalle las actividades organizadas a esos efectos en la Asamblea General reunida en Lima en diciembre de 1981 o la ya citada de Buenos Aires en 1983.

32Ansaldi W. y Dos Santos M., “Los derechos humanos y las ciencias sociales” pp. 34-36.

33“Perú. Terrorismo: Río revuelto”, pp. 14 (la nota no tiene autor, se señala al pie que está tomada de la publicación peruana La Revista, núm. 6, Lima, 1981).

34Delich F., “Concertación social y democracia política en América Latina”, pp. 4-5.

35Bruno H., “Pensar la política desde el pueblo”, pp. 6-7.

Recibido: 07 de Marzo de 2022; Revisado: 07 de Junio de 2022; Aprobado: 28 de Junio de 2022

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