Esta obra pertenece a una colección de pequeños volúmenes sobre temas éticos concretos y actuales, tratados de modo detallado y profundo. El autor es un joven investigador de origen israelí que, durante su formación, frecuentó diversos centros de investigación sobre ética, política, ciencias sociales y bioética en Israel, Inglaterra, India, Estados Unidos y Australia. Su actividad como docente e investigador se ha centrado en Italia donde ha colaborado con nuestra Facultad de Bioética y otros centros universitarios.

El punto fundamental del libro es el cuestionamiento de la absolutización del principio de autonomía en clave individualista, considerado actualmente central en el paradigma dominante en la bioética. El principio de autonomía que se nos presenta como fuerte en una contraposición artificial con el principio de beneficencia, revela su debilidad y su relatividad reales cuando se le considera en el contexto socio-político. El autor centra su atención en la aplicación del principio de autonomía al caso de la alimentación. Respetar una huelga de hambre o el rechazo de una alimentación medicamente asistida, parecería evidente considerando en modo simplista el principio de autonomía. La realidad es más complicada. La interpretación/aplicación del principio de autonomía no es homogénea, depende de una gran variedad de elementos. Con respecto a lo anterior, el autor señala:

La premisa inicial del libro fue que el advenimiento de la bioética creó nuevos desafíos para la forma en que entendemos y tratamos la autonomía […] la comunidad bioética angloamericana ha definido cada vez más la autonomía como una noción autónoma aislada de su política contexto […] Este trabajo ha examinado la validez de tal enfoque al traer a la luz casos bioéticos que claramente resaltan el estatus ficcional de la noción angloamericana de autonomía (p. 94).

Asimismo y como correctivo de esta visión individualista del principio de autonomía, señala:

Somos libres de elegir individualmente siempre que nuestra elección no afecte significativamente a la sociedad (ya sea la familia, el estado o la comunidad). Donde sí afecta a la sociedad, la autoridad entra en juego y reafirma lo que se puede y no se puede tolerar (p. 97).

El libro está estructurado en seis capítulos, siendo el más breve último que presenta las conclusiones. El primer capítulo está dedicado a una consideración teórica de los conceptos de autonomía, competencia y biopolítica, en el cual encontramos una diversidad de conceptos y modos de entender el término “autonomía”. Evidentemente, esto tiene sus repercusiones en las aplicaciones a los casos particulares. El capítulo segundo se dedica al análisis de la problemática que presentan los casos de anorexia nerviosa, tomada como modelo para el problema más general, el de la instauración de tratamientos forzosos para mantener viva a una persona. El tercer capítulo analiza un caso curioso “El caso de Charles Laverne Singleton” en el que una persona condenada a muerte y con patología psiquiátrica recibe tratamiento médico, en modo forzado, de forma que pueda conservar la competencia psicológica necesaria, por ley, para que se pueda ejecutar la sentencia. Los capítulos cuarto y quinto se dedican a analizar el caso de la huelga de hambre. El quinto capítulo se centra en la alimentación forzada a los prisioneros de Guantánamo y abre el discurso a reflexiones sobre autonomía y deontología médica (el papel de los médicos y su doble lealtad mediante la pregunta ¿juramento hipocrático o agenda política?), así como un análisis biopolítico de la cuestión.