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Cuicuilco. Revista de ciencias antropológicas

versión On-line ISSN 2448-8488versión impresa ISSN 2448-9018

Cuicuilco. Rev. cienc. antropol. vol.24 no.70 Ciudad de México sep./dic. 2017

 

Dossier

Cuerpo, alteridad y cosmovisión entre los nahuas

Calor, corazón y personalidad entre los nahuas de San Pedro Xolotla1

Warmth, heart and personality among the Nahuas of San Pedro Xolotla

Gilberto León Vega* 

*Dirección de Etnohistoria Instituto Nacional de Antropología e Historia. gleonvega@yahoo.com.mx


Resumen:

El objetivo de este artículo es entender la relación que se establece entre el tonal y el corazón, para la producción de los afectos, las formas de actuar y la definición de la personalidad. Partimos de la idea de que hay un juego entre entidades y centros anímicos en el interior del hombre, que le permite la generación de emociones, conformar un carácter y recrear las formas de ser y estar en el mundo. Para ello, será necesario ahondar en la concepción del cuerpo humano y la persona. La información etnográfica recolectada entre los nahuas de Xolotla será estudiada a la luz de las fuentes etnohistóricas de los nahuas del siglo XVI.

Palabras clave: Tonalli; calor humano; persona; corazón; nahuas de Xolotla

Abstract:

The objective of this article is to understand the correlation established between the soul/spirit and the heart, how it effects affection, behavior and the definition of the personality. We start from the idea that there is an interrelationship between the entities and psychic centers within the body, which allows the person to generate emotions, shape his/her character and recreate the ways of being and interacting with the world. The idea here is that it is necessary to explore the conception of the physical body and the person. The ethnographic information gathered from the Nahuas of Xolotla, in the state of Puebla, is studied in light of the ethno-historical sources of the Nahuas of the 16th Century.

Keywords: Tonalli; Human warmth; Person; Heart; Nahuas of Xolotla

El material empírico del que disponemos para el estudio del calor humano y su relación con el corazón entre los nahuas de Xolotla, fue recolectado de 2014 a 2016. Debido a la permanencia durante varios periodos de tiempo, se pudo entablar amistad con distintos habitantes del pueblo y mediante el trabajo etnográfico se recabaron datos sensibles sobre la concepción del cuerpo humano y la persona.2 Ello ayudó a obtener un primer acercamiento al concepto de “animacidad”,3 “personalidad” y “comportamiento”; sobre todo, las bases para entrever la manera en que se relacionan las entidades con los centros anímicos.

El material etnohistórico de las fuentes del siglo XVI complementa la explicación acerca de los conceptos abordados, dando profundidad histórica para su comprensión e intelección. El enfoque que se mantiene es etnográfico y antropológico, de manera que se privilegia la información empírica recabada en campo; pero se establece un diálogo con la etnohistoria y los datos etnológicos de otros grupos nahuas. Nos apoyamos en fuentes antiguas como el Códice Florentino y el Vocabulario de Molina; así como en diccionarios y trabajos etnográficos actuales.

Partimos de la idea, según la cual, la persona se constituye de elementos concretos y sutiles (“pesados” o “ligeros”) que se encuentran en continua comunicación en el interior del cuerpo. Las entidades sutiles se pueden alojar en una zona o un órgano concreto, dotando al corazón, el cerebro y las entrañas de la “animacidad” requerida. Las entidades no sólo circulan en el interior del cuerpo, sino que extienden su agencia al exterior, de manera que se proyectan en la apariencia de los individuos, las emociones dibujadas en el rostro y las actitudes que imperan en su modo de actuar.

Antes de pasar a explicar lo referente a la concepción de la persona y sus constituyentes, será necesario dar un panorama general acerca de la comunidad de estudio.

La comunidad Nahua de Xolotla

Los nahuas de San Pedro Xolotla se encuentran asentados en la Sierra Norte del estado de Puebla, en el municipio de Pahuatlán de Valle, conocida como la zona noroccidental de la Huasteca. Tienen vecinos a tres comunidades de habla náhuatl, que son: Atla, Atlantongo y Mamiquetla. El municipio colinda con el de Naupan, Honey y Acaxochitlán, este último pertenece al estado de Hidalgo.

Xolotla se encuentra al límite con dicho estado y tiene a Tulancingo como ciudad central. Dicen que son huastecos en cuanto a sus tradiciones, que pertenecieron al territorio del Totonacapan y fueron hablantes de totonaco antes de ser conquistados por los nahuas de Texcoco [Báez 2004]. Es de contrastar el pasado glorioso que rememoran los habitantes de Xolotla, teniendo como fundador al rey Xólotl, con la modernidad que ha incidido en la localidad hasta el presente. El contexto tiene que ver con la expansión del sistema mundial capitalista, que ha tratado de integrar a las “micropoblaciones” a su sistema, lo que ha derivado en un proceso para “desetnificar” a los pueblos [Gámez et al. 2010: 135].

Teniendo en cuenta las serias transformaciones sociales y culturales que han modificado su forma de ver el mundo y sus categorías para pensarlo, en el presente se aprecia una concepción particular en cuanto a los constituyentes que conforman una persona. En este campo centraremos nuestra atención, ya que nos interesa comprender la importancia que se pone al “calor humano” (itonal) en las pautas y los protocolos para interactuar.

La conformación del ser humano

Don Alberto Hernández Casimira, originario de Xolotla, realizó un manuscrito sobre “La creación del hombre” en español y con traducción al náhuatl, donde narra que un día (ce tonali): “Dios creó al hombre de barro, le formó su cabeza, le afinó su rostro, sus brazos y sus entrañas”. El Diablo, que había observado desde otro lugar, la obra de Dios culminada, le pidió aquella arcilla y agregó, además de la cintura, entre las piernas: la “parte íntima”; “con la cual […] peca el hombre”.4

De acuerdo con la narración, el hombre está compuesto de dos partes: la de Dios y la del Diablo.5 La parte de arriba le sirve para ayudar y convivir con sus hermanos en las diversas tareas mediante el trabajo, el ingenio y los afectos; y la segunda se convierte en la herramienta seductiva que corrompe al hombre, “por ser la parte baja y pecaminosa obra del diablo”.

Ante la “corrupción” humana, la reproducción cultural está enfocada en el desarrollo de seres humanos “íntegros” o “completos”, aptos para socializar y trabajar; por el contrario, la deshumanización de los hijos es temida por los padres, por lo que se trata de formar buenos ciudadanos, con principios y valores que favorezcan a mejorar los lazos de convivencia.

En los ideales de los nahuas, la persona nombrada cuatlamelahuac es opuesta a la persona tlacaloa. El primer concepto significa el “hombre de cabeza pensante” o el “hombre recto”, deriva de la palabra melahuac, que significa “derecho”; al contrario, el tlacaloa es el que se comporta de forma “chueca” o “torcida”.

La persona considerada tlacamelahuac, “hombre recto”, es sinónimo de cuale tlacatl, “buen hombre” o de cuale cristiano, “buen cristiano”. Lo contrario es el ahmo cuale tlacatl o ahmo cristiano, como lo es el violador, el que roba o el que mata. Inin ahmo tlacatl quiere decir que sí es humano, pero por su acción no humana lo distinguen como alguien que perdió su vivencia como cristiano [Chamoux 1996].6

Los constituyentes de la persona Náhuatl

En Xolotla, todo humano (tlacatl) está dotado por diversos constituyentes.7 Físicamente, cuenta con extremidades (pies, manos y cabeza), cinco elementos (calor, viento, tierra, agua y movimiento) y una humanidad cristiana (compuesta por un espíritu, un alma y un ánima); además de “agregados” anímicos, es decir, fuerzas adicionales como la sombra (cehuallotl) o “guardianes” como el “ángel de la guarda” o el santo patrono del pueblo.8

Los centros anímicos u “órganos” son las partes en el interior del cuerpo donde se concentra gran porción de esencia anímica. En el centro anímico se ubica la entidad anímica que es lo que dota al ser humano de vida y voluntad; de modo que brindan “animacidad” en la persona [Chamoux 2011] al estar en constante flujo en el interior como en el exterior del cuerpo [véase Martínez 2006a].

Los “agregados” anímicos dotan al hombre de continua protección y pueden ser pensados también como un cúmulo de fuerza, que incluso puede devenir en un “recubrimiento” y robustecimiento del hombre [véase Fagetti 2007].9 La “sombra” o cehuallotl es una especie de “guardián” que suele vincularse con el tonal, la diferencia es que el tonal es más visible en la vigilia del día y la “sombra” actúa de manera onírica, haciéndose presente en la oscuridad de la noche. Durante esos momentos la “sombra” evita el ataque de otras sombras que quieren devorar al tonal [véase Báez 2005; véase Signorini y Lupo 1989].Consideran que un aumento de fuerza es reflejo de que las entidades anímicas se encuentran “extradotadas” de fuerza. El peligro que se corre al adquirir mayor fuerza es que las entidades pueden salirse de control desatando impulsos y comportamientos propios de un “animal”: yolcatl. El juego anímico que se establece para crear este tipo de emociones tiene que ver con los “impulsos” anímicos o la “animacidad” de la parte “visceral” del hombre.

Por falta de espacio nos concentraremos únicamente en la relación que existe entre el tonal y el yolotl, entre la cabeza y el corazón, para ir avanzando en la “teoría de las emociones” y dejaremos de lado la relación que se establece con el centro anímico “visceral”, donde el ánima recrea las emociones más hostiles y mortíferas, como los celos, la rivalidad y la envidia.10

En cuanto a los constituyentes “ligeros”, en Xolotla, el itonal significa “el espíritu” de alguien, el cual es considerado una entidad anímica cálida y brillante que está relacionada con el Sol y con Dios. No sólo se localiza en “el cerebro” o “cabeza”, sino que también se deposita en el corazón, manos y pies; de modo que el tonal está presente a través de los “pulsos” del cuerpo y es por el sudor (itonili) que se regula térmicamente.

Don Hipólito Hernández, nativo de Xolotla, entiende al itonal como una “fuerza activa”, “es lo que está viviendo una persona” y tiene que ver con la conformación de la propia existencia.11

El espíritu se traduce como alma. Itonal, su alma. Itonal es como la fuerza activa del día y como de su alma, como su hora. Sí. Como el tiempo que está, como está dando la vida, lo que está viviendo nada más. O sea, que la relación entre el itonal y el tonaltzintli es algo natural. Itonal quiere decir su alma y tonaltzintli, es el sol (Xolotla, abril, 2015).

Respecto de la entidad anímica que se encuentra en el corazón, se refieren a ella como el yolotli, “alma-corazón”. Consideran que todo humano en su interior tiene un “cofre” donde va guardando los recuerdos y donde recae el aprendizaje. Así que el corazón sirve como almacén de las experiencias humanas y la frase que ocupan para referir a ese cofre es niquehua ipanoyolo, “guardo en mi corazón”.

Aquí nosotros pensamos que todas las experiencias de uno lo va guardando en su corazón, porque todo se concentra en el corazón no en la mente; sino en el corazón. Nicehua ipanoyolo, ‘guardo en mi corazón’; una ofensa guardo en mi corazón; una respuesta buena de alguien guardo en mí corazón. Como que el corazón es el almacén de lo que puede el hombre realizar conscientemente (Xolotla, julio, 2015).

Para ellos existen dos manifestaciones o funciones del corazón: el que “racionalizan” en una parte del cuerpo (iyolo), porque se mueve el órgano; y el que “somatizan” en el epigastrio o abdomen (yolotli), porque ahí lo “sienten”. Un corazón ejerce un movimiento centrífugo, provocando la vida, y otro corazón produce un movimiento centrípeto (mediante los sentidos), forjando la conciencia.12

El corazón físico (iyolo) también es generador de sentimientos y afectos. Las afecciones del corazón se ven reflejadas en los estados de ánimo, cuya expresión en el rostro tiene su origen en el juego de entidades y centros anímicos. De hecho, los nahuas creen que lo necesario para el óptimo desempeño de las entidades es manejar las emociones dañinas y encauzar las favorables. A través de ese mecanismo subjetivo se espera tener un lúcido tonal (tonalchipahuac) y un corazón limpio (yolchipahuac).

Si bien, las entidades anímicas establecen interconexiones o circuitos para el óptimo desempeño personal, hay que considerar que el corazón puede verse atraído por deseos y pasiones generadas desde la parte “visceral”, donde se encuentra un ánima. Al parecer, el ánima refiere al lado animal del ser humano, a las formas impulsivas e irracionales generadas en el interior de “las entrañas”.13

En Xolotla, el adecuado manejo de los impulsos anímicos tiene que ver tanto con las formas de expresión positivas como negativas. De ahí que sea pertinente mantener en óptimas condiciones el corazón y la “mente”, porque consideran que quien no sabe dominar sus impulsos y baja su corazón hasta las entrañas, “se deja dominar por el chamuco” (Xolotla, abril, 2016).

También se suele pensar que este tipo de personas han depositado “el corazón en la mierda”, porque toda su acción “sucia” y “grosera” está dirigida a “comer” a las personas y devorarlas con emociones negativas, acciones de “mala voluntad” propias de un corazón sucio y manchado.

Existe un corazón de buen comportamiento; en pocas palabras, lo tiene en el “pecho”, acá [en el epigastrio]; pero los que obran en una forma chueca, ellos lo tienen en la parte del intestino donde está la caca (Xolotla, octubre, 2015).

[…] cuando una persona se porta muy mal, muy mal [decían]: innon tlacatl amoquipiayo iyollo iyelpa, iniyollo manelihtoc ihua inicuitl, [que] quiere decir: “aquella persona no tiene su corazón en el pecho, su corazón lo tiene revuelto con su caca” (Xolotla, diciembre, 2016).

Antes de pasar a comprender las formas de actuar y de ser entre los nahuas de Xolotla, veremos cuál es el origen del calor humano, expresado tanto en el semblante de las personas como en los “pulsos”, que son puntos de concentración de las dos entidades en el cuerpo.

El origen del tonal o calor humano

Entre los nahuas de Xolotla se piensa que todo fue hecho por Dios. A Dios le suelen llamar en náhuatl Toteco, aunque también puede referir a “Nuestro señor Jesucristo”, quien se identifica con Tonaltzintli, el Sol. Consideran que Cristo-sol, Tlanextzintli, no actúa de manera directa sino a partir de su espíritu o lo “espiritual”. La paloma del Espíritu Santo, Teotonaltzintli, es la entidad que establece un vínculo entre Dios y los hombres, al ser ellos los beneficiarios de la irradiación espiritual originaria del Dios-sol [véase Stresser-Péan 2011].

Desde este punto de vista, las entidades anímicas son consideradas como constituyentes divinos que el hombre administra, pero que no le pertenecen. Las entidades personalizadas, además de tener la facultad de crear relaciones, al transmitir la fuerza mediante un oficio, también pueden llegar a dañarse, perderse o menoscabarse con actos, conductas o modos de vivir que “ensucien” o perjudiquen la humanidad e integridad de la persona.14

Mediante el trabajo de campo hemos identificado que el calor humano es una condición individual, en tanto que cada cuerpo es depositario de la “animacidad” o impulsividad que lo moviliza; además, las personas están sujetas a los condicionamientos sociales, pues cada hombre nace en una realidad que lo “regula”, es decir, que cada ser humano debe de aprender a manejar sus impulsos vitales y desarrollarse como persona.

Algunas personas consideran que esa “dote” de vitalidad divina fue depositada durante “su día” de nacimiento (notonal). De hecho, ellos consideran que el “el día en que nace” una persona, intlentonalizneci, “es el instante en que el Dios-sol estaba actuando sobre el mundo”. En Xolotla la palabra:

Notonal quiere decir ‘mi día’, puede ser en ‘mi día que nací’ o ‘mi alma’. Por decirlo, notonal ynipan nitlacatl, ‘mi día que nací’. Notonal quemanimiquiz, ‘el día que me va a llegar la muerte’. Notonal yaznelhuicac, esa es una palabra que quiere decir que ‘mi alma se va ir al cielo’; porque notonal ya es algo sobrenatural que viene de Dios (Xolotla, abril, 2015).15

Cada vez menos consideran que de acuerdo con su “hora” o “fecha” de nacimiento, la partera podía saber sobre las “prendas” con las que venía cada persona. Para los nahuas de hoy, el hombre llega al mundo portando riquezas, dádivas y gracias divinas. Por ejemplo, el “don” se hace presente con una señal física en la cabeza a la que llaman: cuahpapahtli o cuahtonal [véase Hernández 1982: 41-42].16

Esto fue lo que me explicó don Braulio sobre un mechón de cabello que se enredó y le creció en la cabeza cuando era niño, y que llegó a medir más de un metro:

Fíjate que yo soy uno de esos, lo que pasó fue que me lo cortaron. Mi abuelita, que exactamente era una de esas curanderas, en paz descanse, era una de esas y como nací con esa cosa (cuauhpapahtli), la gente decía que iba a ser brujo o iba a ser músico. Ajá. Nunca supe por qué, yo simplemente me gustaba la música y nunca pensé tomarme un refresco y echarme un taquito por tocar la música. De la música vivo [Xolotla, julio, 2015].

Se cree que el hombre viene destinado y constituido de tal manera que puede desarrollar sus dones o “talentos” en cierto espacio y oficio. Contrariamente, puede que vaya marchando en contra de los preceptos socioculturales establecidos y “contra natura” de su destino y don, lo que puede llevar a menoscabar su dote divina y desintegrar parte de su humanidad.

De hecho, para justificar la naturaleza de alguna persona, suelen decir: yehuanitonal, “su alma ya es así”; “esa es su suerte”.

Pues como dice el dicho: yehuanitonal, o sea ‘que ya es su alma’, ‘ya es así’, ya con todo. Dicen: ‘ese cabrón ya es así’. Es que cada uno viene cargando algo natural que le pertenece, es su destino, así es uno; ya su alma tiene que venir a cumplir algo, algo tiene que hacer aquí, para algo vino el día que nació (Xolotla, abril, 2015). 17

Las proyecciones del calor y resplandor humano

Al enfocarnos en los rasgos característicos del itonal y en sus proyecciones físicas a través del cuerpo, encontramos que para los nahuas de Xolotla el rostro es una expresión de su irradiación, dicen: “como que palpita con sus gestos, muecas y el brillo de los ojos”. Los nahuas observan que “el aspecto físico de cada uno es la expresión del itonal”, por ello ponen mucha atención en “la apariencia, el semblante, en cómo se paran, cómo miran sus ojos” (Xolotla, abril, 2015).18

El ojo es considerado el órgano por excelencia de expresión del espíritu, del itonal. Incluso el estado del ojo, como lo opaco, demuestra un grado de “menor lucidez” en el hombre. Además, el brillo que irradia el rostro, su transparencia, su rubor, son también un indicador de que el itonal está limpio (chipahuac). Por ejemplo, reconocen el rostro y la voz de un joven (hombre o mujer) que “es virgen”, al percibir un candor de inocencia en las facciones, la manera de mirar y el rubor de su piel.

Para reconocer la expresión del estado de ser de los hombres, también tiene que ver el cabello peinado o arreglado. Ellos comentan que “en el cabello brillante o el cabello opaco o crespo, se ve el semblante de cada uno”. De hecho, toda la apariencia importa:

Es que su itonal no se puede entender sino es mediante lo físico, ya sea en el sudor, en el calor del cuerpo, en el brillo del ojo o en la cara, en su semblante. Hasta se ve en las vestimentas, en la ropa que trae uno, en lo que uno porta o carga. El itonal no únicamente se encuentra en el interior, sino que nosotros vemos que se muestra en la apariencia física, en el semblante, en su cara, en su cabello. Para verse el itonal tiene que ser visto mediante las otras personas. Hay que ver cómo te califican (Xolotla, diciembre, 2015).

Además, en Xolotla las “clases” de personas se distinguen bajo dos rubros: la distinción entre “pesudo”19 y “pobrecito”, entre el prestigio y la deshonra, porque consideran que no sólo las riquezas del rico llaman la atención o “lucen”, sino que la manera de proceder digna, justa e inteligente, aumenta el esplendor del semblante.

Es decir, sucede que las personas se lustran artificialmente o naturalmente, ya sea porque las cosas hagan “resplandecer” con riquezas al hombre o de acuerdo con el modo de comportarse con pulcritud y naturalidad.

Motonoli, la riqueza, está relacionado con el tonalli, como mitzcuiltonoz. El tonoz aquí se puede decir como una acción que yendo al pasivo, quiere decir ‘resplandece como sol’. Un ejemplo en este caso, si alguien es célebre, por ejemplo, alguien que por el dinero es célebre, aquel dinero hace que el hombre rico resplandezca (Xolotla, julio, 2015).20

Asimismo, la integridad se suele identificar con la frente y la postura de la cabeza, ya que se consideran sitios donde resalta el lustre y la dignidad de la persona. Aunado “al porte” de la persona, la “limpieza” es la manifestación de la honra y dignidad de cada uno. Consideran que es una cualidad anímica necesaria para entablar contacto con los santos y ancestros del pueblo.

Un mayordomo comentó que la limpieza y el lustre se alcanzan al “estar bien cargado de energía”, “bien dotado de todo” y “concentrado”. El único fin de la pulcritud es llegar a mantener el “alma limpia” (tonalchipahuatzitzi).

Porque nomás así bien flaco y mugroso no creo que la haga uno; no va a ver nada positivo. Para eso uno tiene que estar bien, bien cargado de energía, mentalmente, físicamente, moralmente, espiritualmente y estar limpio, para que uno también pueda hablar con sus espíritus (initonal). Porque mi padre así le hacía, no creas que dormía con mujer, él dejaba un mes; así estaba limpio mi jefe. Y mi mamá dormía aparte, mi padre en otra casa, porque tenía que estar bien dotado de todo, para poder trabajar bien hasta dominarse a sí mismo (Xolotla, abril, 2015).

Sucede que entre los nahuas puede haber una “manipulación” de la propia subjetividad al ejercer un control de la “animacidad”, con el fin de autodominarse emotivamente e intelectivamente; es decir, para ellos el calor humano y la fuerza se “economizan”. De hecho, la “concentración” es un movimiento anímico que dota una parte del cuerpo de mayor calor.

Por ejemplo, entre los nahuas de Tetelcingo, Morelos, la palabra cuatotonilia se refiere a la persona que “estudia” [Karttunen 1983: 61]. Y entre los nahuas de Xolotla piensan que:

Si se concentran se quedan inmóviles, bien inspiradotes. En mexicatl diríamos tehuanteh; es decir, “ellos” tienen una comunión con los espíritus puros, que uno no ve; quiere decir que “ellos” están concentrados en ese momento y no puede otro hablarle (interrumpirlo). Mi padre lo hacía, mi padre era un creyente, un habitante puro de esa tribu, de esa creencia. Él si se concentraba […], él directamente lo hacía por su propia convicción, era como una ética. Agarraba su incienso, echaba el sahumerio, sus flores y empezaba hacer sus ritos; estaba invocando a los espíritus [Xolotla, abril, 2015].21

Los xolotecos consideran que un grado de mayor calidez en el cerebro o en la cabeza es un signo de “enojo”, característico de las personas “temperamentales” a las que llaman: cuatotonqui, “cabeza caliente”. Por su parte, la palabra cuatotoniliztli es un calor que se tiene que adquirir, como cuando alguno hace enojar a otro “artificialmente” (Xolotla, abril, 2015).

Otro registro de transitividad del calor vital se puede hacer explícito mediante la activación de los “pulsos”. Por ejemplo, cuando sucede un aumento de calor en las manos suelen decir que la persona tiene “buena mano” o “mano caliente” (maitotonqui). Incluso, para los nahuas de Guerrero, los objetos creados o adquiridos por intercesión de la mano “son cristalizaciones de la fuerza” y “extensiones de las personas” [Good 2011: 186].

Lo anterior nos lleva a comprender que las relaciones entre los nahuas están mediadas por la transferencia del tonal (calor humano) y este calor puede acumularse en distintas partes del cuerpo, ya que para ellos el calor se “somatiza” y se “economiza”. Así, puede ser transferible en distintos grados y perceptible a través de las actitudes, la personalidad y las emociones [véase León Vega 2016].

A continuación disertaremos sobre la importancia del itonal en la conformación de las distintas personalidades o las formas de ser y estar.

Las formas de ser y estar en el mundo

La relación del itonal con los “temperamentos” ha sido un fenómeno estudiado recientemente por Jaime Echeverría [2014] en la comunidad de Xolotla. Su estudio muestra que existe una relación entre un tipo de personalidad y la calidad del itonal que posee un ser humano. En otras localidades también se ha registrado que el tonal está relacionado con la personalidad, como sucede en la Sierra Negra de Puebla y entre los nahuas de Tetelcingo, Morelos [Romero López 2007: 3; Paulo 2014: 146]. Al parecer, el fenómeno se puede rastrear desde los tiempos prehispánicos [López Austin 2012: 210].

En Xolotla existen por lo menos seis temperamentos ligados a un itonal particular, que se pueden reconocer por sus opuestos: el “temeroso” en oposición al “valiente”; el “virtuoso” en oposición al “inútil” y el “flojo” en oposición al “diligente” (trabajador, dichoso y próspero). Estos “tipos” corresponden a “personajes” de la localidad y se distinguen por su cualidad “pasiva” o “activa”. El valiente corresponde al tecuani; el temeroso es un mohqui; el diligente es el yehuatzi; la persona inútil es un nenpoliuhqui; el diligente o trabajador es el tequihua y el flojo es el tlatzihuini.22

En la actualidad la persona valiente se dice que “tiene agallas”, “es bien cruel”, “tiene valor” y “no tiene miedo”. En una fiesta de mayordomía, al entablar una conversación con alguien que es considerado “muy valiente”, comentaba:

He matado cuantos cabrones y mejor me fui. Por dinero no hago eso; pero si me buscan me encuentran. He pecado, pero es por mi defensa. Maté, tenía quince años. La mala suerte. A mi padre lo mataron cuando tenía ocho años, entonces los asesinos de mi padre los fui a matar. Mi papá era tranquilo, pacífico, él no mató […]. Entonces de ahí agarré un coraje [Xolotla, abril, 2015].

Esta explicación nos permite apreciar que existe un momento determinante en la vida personal, donde se “activa” la forma de ser o el temperamento predominante. Al parecer, puede existir un fenómeno donde la persona se ve dominada por una “forma de ser”, que es reflejo de “el espíritu que trae uno” desde el nacimiento o como herencia. Además, el interlocutor se reconoce como un ser con la sensibilidad vejada, que logró adquirir “sangre fría”.23

La insensibilidad es una cualidad que hace no sentir miedo. El valiente se caracteriza porque no le importa perder la vida, pero no por eso anda provocando a la gente; es decir, “no está mostrando su valor en público”. Comentan que el valeroso actúa con objetivos precisos para matar a personas malas, grandes asesinos y para hacerlo necesita estar muy enojado [Xolotla, abril, 2015].

Contrario a la personalidad valiente es el que “posee un espíritu temeroso”, cobarde, sin agallas, “apachurrado”. El que de todo se asusta es llamado muhqui. Esta personalidad se puede ver expresada en los pacientes que tienen que ser curados de susto o espanto (mohcali), a quienes se les identifica por padecer debilidad y carecer de fuerza (chicahualiztli). Inclusive, otros investigadores han observado que “la persona débil de itonal es propensa a ser asustada” con facilidad [Echeverría 2014: 208].

Lo anterior se explica porque el temeroso de nacimiento posee “una naturaleza fría originada por la debilidad de su corazón y su tonalli, que lo hace fácilmente vulnerable a las experiencias sorpresivas que ocasionaban el susto”. Ya que en el pasado como en el presente, en toda situación de miedo lo que se produce es una sensación de frialdad, temblor corporal, temblor de labios y del corazón [Echeverría 2014: 194, 196].

En fin: el mohcali es el temeroso, cobarde, falto de fuerza; es muy sentimental, chillón, se asusta hasta con su sombra. El cobarde no manda, teme lo desconocido, se esconde y huye [Xolotla, abril, 2015].

Con respecto a la personalidad próspera, dichosa (diligente o virtuosa), se distingue por “inteligente”, “tiene cabeza”, “tiene mente”, con mucho respeto en la comunidad es llamado en público: yehuatzi o “señor”. El yehuatzi puede tener a su cargo muchas personas y puede extender sus vínculos en círculos mayores de relaciones humanas, porque tiene la capacidad de dirigir y de ordenar así como de encauzar acciones favorables para el bien común (Xolotla, abril, 2015).

Por eso le decían yehuatzi, ‘señor’, ahí entra la palabra. Él ni te hace maldad, él lo único que quiere siempre es como que ayudar, dice: ‘vamos ayudarnos’, ‘vamos hacer esto’, o ‘vamos a madriarlos esos desgraciados’, o ‘no nos vamos a dejar’. Ese es el que está pensando diferente […], ese tiene otra mentalidad [Xolotla, abril, 2015].

El yehuatzi trae un principio que está puesto sobre los objetivos del bien común; por eso dicen que “es cabrón” y se “prende” el pueblo para actuar en favor de él cuando “les calienta la cabeza”. Se los compara con el buen gallo de pelea y el águila de recia vista. Consideran que el virtuoso no debe hablar con farsa ni actuar de manera contraria al bien común. El líder no debe de establecer alianzas externas que perjudiquen o comprometan el bien de todos. Debe tener principios, debe ser un hombre pensante y viviente, compasivo y piadoso (Xolotla, abril, 2015).

Lo contrario a la persona virtuosa es la “inútil”, “incompetente”, la que no sabe hacer nada. Se caracteriza porque no tiene iniciativa ni don de mando. Se refieren a él como “idiota” y con muchas otras ofensas. Este tipo de personas son causa de desprecio y las ignoran, pero a pesar de su naturaleza están incluidos en la colectividad.24

Por ejemplo, un señor de respeto me comentó que de pequeño conoció a otro niño que le decían tezuhquitl, “piedra lodosa”, porque “se nombraban las cosas, así como cualquier cosa, no creas que lo tomaban como una persona”. Decían que “él nació en vano”.

Tezuquitl, ¿Sabes qué quiere decir?: “piedra lodosa”. ‘A ver tú, piedra lodosa, ven’. Mi abuela, decía: ‘¡Hey, tezuquitl!’ Él niño fue un criado de mi abuela, era un niño huérfano, era de la nada, nada más le dijeron tezuquitl, no tenía registro […], luego lo enterraron. No hubo papel alguno o acta de defunción, era como un animalito, de balde nació [Xolotla, abril, 2015].

Destaca en mucho la similitud que pueda existir con las creencias del México antiguo, porque se pensaba que las personas que nacían en los días nemontemi, si era varón, le nombraban: nemon, nentlacatl, o nenquizqui, que quiere decir “ni vale nada, ni será para nada” [Sahagún 2006:151]. Incluso, quien nacía en el signo del día chicuacen-malinalli, decían: “ellos fueron insignificantes en el mundo” (zan hualnenenquizan tlalticpac) [cf véase Sahagún 1950-81: 21].25

En la actualidad, dicen que la persona inútil es tonta, “la riega pronto”, no es abusado, es un “zángano”. A cada rato dice: “voy a descansar”. Algunos le suelen decir: “pareces un animal” (mocate ce yulcatl) [Xolotla, abril, 2015].

Otra expresión íntima de los espíritus humanos se puede ver reflejada en la personalidad trabajadora. El hombre o mujer trabajador, dicen que a pesar de la adversidad, se esfuerza y sale adelante, es próspero.26 En el pueblo de Xolotla se hace la diferencia entre el yehuatzi y el tequihua, pues aunque los dos son líderes o cabecillas, su desempeño y función son distintas. “El trabajo del tequihua es trabajar y él trabaja de faena sin ningún peso. El yehuatzi es el gobernante que está controlando al pueblo, son los señores, los que saben” [Xolotla, abril, 2015].27

El trabajador se considera como “un buen ejemplo” y se destaca su buena labor en el desempeño del cargo de mayordomo. El haber dado un buen ejemplo del trato y atención hacia las otras personas, deja entendido que posee desarrolladas facultades, habilidades y virtudes, lo que le permite acceder al cargo de presidente auxiliar, de tequihua. Porque dicen: “Si quedó bien la fiesta, todos aceptan que fuiste un ejemplo, un buen ciudadano que depositaron la confianza y te aceptaron de presidente” [Xolotla, 3 de abril, 2015]28.

Al contrario de la personalidad trabajadora, los flojos reflejan la naturaleza íntima de su itonal mediante su forma de actuar. Ellos no tienen ánimo, no le echan ganas, no saben trabajar, a todo le ponen pretexto y por ello nunca acaban su trabajo. Me refirieron el caso de unas muchachas que fueron obligadas a recolectar café porque “son bien flojas”:

Estas muchachas son bien flojas, no saben hacer nada, no saben bordar, no saben hacer de comer, no saben moler. Se deberían de encontrar un hombre que las violara […], ya me estorban […], ni siquiera la secundaria terminaron, no saben nada [Xolotla, octubre, 2015].

Después de haber descrito las personalidades que se reconocen en el pueblo de Xolotla, ahora veremos cuáles son las maneras de actuar con el corazón, poniendo atención en el hecho de que en el “juego” de entidades es como se producen las maneras de actuar y comportarse.

Las maneras de actuar con el corazón

Varios autores han constatado que entre los nahuas se traslapan las ideas del itonal y el yolotl, en cuanto que los dos son considerados como receptáculos y almacenes de cierta “memoria anímica”, que permite el accionar en el mundo [Martínez 2006a: 138; Toumi 1984]. Entre los nahuas de Tzinacapan, Puebla, Sybille Toumi [1984] ha descubierto que pueden ser pensados como un “ritmo” constante (yolotl) y el otro como una “irradiación” de vida (tonal).

Los dos principios vitales tonal y yolotl son indisociables y se rencuentran en la seudo-sinonimia de nemi-yoli, “vivir”. Yolnemia es, por lo tanto, ‘pensar’ en el sentido más completo de la palabra: con su corazón y con su espíritu, con su ‘ritmo’ y su ‘irradiación’.

Esto quiere decir que los dos principios vitales están vinculados con la vida (nemi) entendida como un “movimiento”; incluso el término yolotl, “corazón”, se construye bajo la forma abstracta de yoli, “vivir”. En términos generales, el corazón “hace referencia al núcleo, centro (iyoloco) y esencia de las cosas”. Incluso se considera que la casa, el pueblo y el altar, tienen corazón [Martínez 2011: 33-34].

Entre los nahuas, el corazón lo relacionan con “la vitalidad, motricidad, la memoria, los sentimientos, el pensamiento y el lenguaje”. Es considerado sede de la identidad y de la “historia personal”. En cuanto a sus características físicas, dicen que lo sienten en el “estómago” [véase Martínez 2011: 36-37].

Diversos autores han registrado que entre los nahuas existen corazones de distintas calidades. Por ejemplo, reconocen corazones amargos (chichic iyollo o yolchichic), dulces (tzopelic iyollo), fuertes (yolchicahuac); suaves, duros, débiles. Incluso hay personas que poseen un corazón de pollo, crudo, frío, blanco; corazones con buena y mala voluntad [Martínez 2011: 35; Echeverría 2012a: 294; Romero López 2006: 81].

[Todo ello quiere decir que] las cualidades del corazón podían determinar algunas características personales […], del comportamiento. Por ejemplo, el blanco era resultado de la alegría y la satisfacción [...], pertenecía a las personas de conocimientos y poderes mágicos. El dulce es en la actualidad susceptible de ser deseado [López Austin 2012: 255].29

Toda acción y movimiento viene del corazón, por ello, la “voluntad” se considera que es una iniciativa que se logra concretar gracias a la intervención del potencial anímico y suelen distinguir entre “buena” o “mala” voluntad [véase Questa 2010: 86]. En este sentido, la actuación humana depende del estado del corazón (yollotl) y del tipo de voluntad (itlanequilitzi) que se manifieste.

Como habíamos dicho, el tonal “pulsa” en el semblante, en el pecho pulsa el corazón como el sol, pero también en la cabeza se encuentra un “pulso” importante que llaman cuahyolotl, “la coronilla”. En las manos se le nombra imayolo, “centro de la mano”, y en los pies moxoyoloco, “centro de la planta del pie” (Xolotla, julio, 2015).30

Los pulsos del cuerpo están ligados al equilibrio anímico de las personas. Los nahuas de Tlacotepec de Díaz creen que si el pulso anímico ubicado en el corazón cuenta con un latido rítmico y suave es señal de salud; mientras que uno arrítmico y fuerte es signo de enfermedad [Romero López 2006: 120; Echeverría 2012a: 315].

Además, las zonas o lugares de mayor actividad de las entidades anímicas (cabeza, corazón, entrañas) son también zonas “erógenas” donde los nahuas consideran que se generan, sienten o “palpitan” determinadas emociones. De hecho, puede existir una “escala anímica” corporal, en la que se pueden distinguir grados de una arquetípica manifestación emotiva y afectiva.

Los nahuas de Xolotla consideran que en la cabeza el tonal genera impulsos positivos racionales, intelectivos y espirituales, además de emociones negativas como el odio, el coraje y el enojo. Del alma-corazón provienen impulsos emocionales positivos como el amor, la alegría, el gozo, el placer; y emociones negativas como la repulsión, el asco y el aborrecimiento. En las entrañas, el ánima (entiéndase animal) genera emociones impulsivas como la envidia, el deseo, la codicia y la afición; y positivas como la tranquilidad, el descanso y la paz.

Teniendo presente los distintos constituyentes que integran a una persona, finalmente pasaremos a describir las maneras en que el hombre socializa y actúa de acuerdo con el tipo de corazón que posee y desarrolla.

El corazón fuerte (yolchicahuac)

En Xolotla existe una semejanza entre el calor del sol a medio día y el corazón que es de la misma calidad cuando es “maduro”. Incluso se dice que el sol hace madurar las cosas más rápido, al igual que un hombre, con corazón inteligente, puede hacer “madurar” otros corazones por medio de la educación [Xolotla, julio, 2015].

La palabra cuachicahuac quiere decir que es una persona “de cabeza fuerte”, es el que no ha encanecido, o los que toman mucho y no se emborrachan. A la vez, el yolchicahuac es el sujeto que no tiene miedo, es muy atrevido y temperamental. “No es débil de mente”, “no es débil de corazón”, “no es débil de edad” [Xolotla, julio, 2015].

Otro de los aspectos que caracteriza a la persona de corazón fuerte es que “sus ojos son recios”, tiene “vista fuerte”. Para los xolotecos, la palabra ixpepetoni “quiere decir que los ojos se le chispan, hasta los ojos se le saltan”, y puede ser de emoción o de “coraje”. Debido a la vista fuerte y el excesivo calor en su cabeza, puede provocar el “mal de ojo” [Xolotla, octubre, 2015].

Las personas con estas características son resistentes en unos aspectos, pero en otros son vulnerables. Por ejemplo, la persona de corazón fuerte o de “mente fuerte” es propensa a “calentarse” o a enojarse rápido; se “activan” cuando se les empieza a meter coraje. Las cualidades positivas son que “aguanta muy fuertes trabajos”, tiene “fuertes brazos”, “los alimentos lo hacen fuerte” [Xolotla, abril, 2015].

A los curanderos se les considera en Xolotla como poseedores de un corazón fuerte. Piensan que este tipo de personas pueden aguantar los ataques de una “sombra pesada” al momento de una pesadilla. En estos casos el yolchicahuac aguanta porque “no es débil, sino que está fuerte para todo” [Xolotla, abril, 2015] [véase Guerrero 2011: 81-82].

El corazón extraviado (yolpoliuhqui)

Existen varias maneras o grados de concebir al “loco” o la “locura”. Encontramos que la forma de actuar de manera “loca” o “alocada” se puede transmitir de una generación a otra. Por ejemplo, Rodrigo, por ser un niño muy travieso, de hacer muecas con la cara y no obedecer, se consideraba “loco”. El abuelo del niño explicaba que la manera de comportarse obedecía a la semejanza en el carácter de su tío-abuelo. Él fue distinguido por ser “canijo” y “alocado” [Xolotla, diciembre, 2015].

En el pueblo existe otra persona considerada “loca” por ciertas características en su comportamiento. Por ejemplo, existe un muchacho de aproximadamente 35 años que deambula por el pueblo de noche y de día, a cualquier hora se le puede ver en la calle y es por eso que le dicen que “parece extraviado”. Comentan que “es entrometido”, porque en cualquier evento está presente o en cualquier comida de fiesta. El muchacho no es casado; dicen las personas que “es tomador”.

Ya van varios accidentes que le acontecen “por ser descuidado”, “flojo” y porque “se mete en donde no lo llaman”. Llegó a traer vendas en las manos por quemaduras, así como raspones y heridas en la cara. Cuentan que hace tiempo hubo varias abuelitas del pueblo que fueron violadas y una murió. Las exclamaciones de las personas fueron: “es un loco”, “está bien loco”, “es un demente”, “está mal de la cabeza”, “tiene torcido su corazón”.

De hecho, algunas personas aún piensan que los cambios de ánimo y las manifestaciones del comportamiento depende de los “aires” o “espíritus” que pueden meterse en el interior del corazón y de la mente. Un buen ejemplo es la locura.

Llega una raíz en el corazón de la vesícula biliar, y por esta razón empieza la locura: palpita el corazón […]. Claro, una vez que te haigas enfermado del corazón, ya tu cerebro ya no trabaja, ya pierde el sentido, ya se empieza a volver loco […]. Porque el sentido te lo quitan los amo cualime, ellos lo andan llevando ya [Acosta 2013: 140-41].31

Se puede notar que existe un tipo de locura por brujería, aparte de la que se da por la intromisión de un aire y la que se considera que es herencia. Con respecto a un caso de locura por brujería, se pudo registrar que un señor de 45 años lo “vivió en carne propia”. Decía que fue la misma esposa quien lo llevó al desquicio. Ellos estaban por cumplir 25 años de casados, de los cuales, 12 años vivieron “como perros y gatos”. Al final, la señora, fastidiada, le expresó su desprecio.

De manera drástica, un 17 de diciembre, la esposa tomó la decisión de llevarse a sus hijos; al señor “le vaciaron la casa”. En esos días él le siguió rogando a su esposa, dice: “como que me tenía encadenado, como esclavo, amarrado”.32 Lo que le dolió fue que “ya no me recibían (mis hijos) con el abrazo, el beso; veía todo frío. Eso me empezó a afectar”. Además, comenta: “lo que me taladraba la mente fue que ya no iba a cenar con mis hijos, eso era mi tormento, mi delirio”.

El señor cuenta que un día estando en una junta con los del comité vecinal, se desapareció:

En ese instante no les dije nada y agarré el palo de escoba y ahí me desaparecí. Dice una de mis hijas que llegué a su casa, y le dije: “prepárense que vamos ir a cenar”; pero ya había pasado Navidad. Desaparecí […], me mordieron los perros, todo lleno de estiércol y con mi camisa desgarrada. “Háblele a mi hijo”, les decía a mis vecinos, “vamos a ir cenar” [Xolotla, julio, 2015].

Después de estar extraviado, los vecinos lo llevaron a su casa y llegaron sus hijos. Los de la comitiva dijeron: “Si lo llevamos a un hospital lo van a llevar a un manicomio o le van a dar pastillas que lo van a perjudicar. Mejor lo vamos a llevar con un especialista”. El especialista ritual le dijo: “Ahorita es como si hubieras vuelto a nacer ¿Cuántas personas los ves en la calle perdidos, porque les sucede lo mismo? En la mente tenemos un botoncito como un flash, que si se funde perdido para toda la vida ese flash; pero usted recobró su función” [Xolotla, julio, 2015].

El interlocutor llega a la siguiente reflexión: “La conclusión que saco es que mi corazón no se afectó porque hubiera sufrido un paro cardiaco, un infarto. Gracias a Dios seguía funcionando el corazón, pero el que estaba mal era mi mente, ya era otra realidad, era un delirio […] fue un desquicio” [Xolotla, julio, 2015].

El corazón pensante (yoltlamatini)

El “corazón pensante” es aquel que mantiene una armonía con los otros constituyentes. Se considera que la persona que “piensa bien” lo hace porque mantiene un diálogo constante entre la mente y el corazón. Incluso, dicen: “lo más importante es la mente, el espíritu, si de lo que se trata es de transformar la espiritualidad” [Xolotla, julio, 2015].

Entre los xolotecos, las personas pensantes son las que tienen 50 años para arriba. Un amigo me decía: “Mira, mis cincuenta años me han servido para ver cómo trabajan, cómo le hacen otros y para pensar cómo hacerlo mejor”. Otro amigo decía: “Lo que pienso y lo que hago, lo realizo de forma desinteresada, con cariño, con corazón, con plena conciencia de lo que merece la importancia” [Xolotla, abril, 2015].

Las personas con corazón pensante que reflexionan o “las que tienen mente”, se les llama en náhuatl otlanenehui, “el que piensa”. Dicho “estado” deriva de mantener un continuo movimiento de calor en el interior del cuerpo. Esto era lo que comentaban:

Mira, el estudio, la concentración, el estar tocando un instrumento, la simple atención genera calor. Esta plática genera movimiento del alma, genera calor. Todo movimiento genera calor, el estar pensando es tener el cerebro en movimiento y caliente [Xolotla, abril, 2015].

Consideran que las personas con corazón pensante difícilmente se dejan llevar por el odio, porque poseen “un espíritu pensante”. Ellas son “admiradas por su proceder tanto de pensamiento como de actitud”. Se reconocen como “grandes hombres”, “hombres a toda talla”, “hombres ilustres” y “defensor de las causas justas”. Ellos saben establecer un diálogo entre la mente y el corazón [Xolotla, octubre, 2015].

Las personas que tienen un “corazón que piensa” pueden ser los tlamatquime. Me comentaban que “actúa psicológicamente” porque “cuando hace bien las cosas se siente uno bien”. Estos personajes “son apoyados por espíritus ancestrales” para llegar a “tener visiones y conocimientos” [Xolotla, abril, 2015].

El corazón suave (yolcaxanqui)

Los nahuas de Xolotla se refieren a las personas con corazón suave como yolyemanqui y cuando su modo de proceder es realizado de manera muy sutil, dicen: “voy a portarme suavecito” (yemanqui). Consideran que este tipo de corazón y comportamiento se refleja a través del uso de los sentidos y en diversas características físicas. Por ejemplo, se dice que en su manera de proceder “son dóciles”, tienen “la vista suave”, su tono de voz “melódico”, ellos actúan “suavecito, suavemente” [Xolotla, mayo, 2015]. A este tipo de personas se les puede llamar yolcaxanqui, “el de corazón blando”, tal como refiere Jaime Echeverría [2012a: 294]:

El temperamento y las cualidades de la persona están igualmente determinados por el corazón y el tonalli […]. La persona calificada como yolcaxanqui, “el de corazón blando”, se identifica por ser generosa, afectiva y conmoverse por el dolor. Estas características […] hacen a la persona débil de mente y de espíritu.

El tipo de corazón personal tiene dos componentes: el social, que califica como favorable un tipo de actitud con “corazón blando”; y el personal, porque al asumir ese papel implica cierta “debilidad” en su forma de ser y se “estigmatiza” considerándolo como “calmado”. A pesar de ello, se les tiene en buen concepto porque dicen que son “a todo dar”, “es bien suave”, “nos hace sentir bien”, “es sincero, su compañía no causa incomodidad” [Xolotla, abril, 2015].33

En este tenor, un músico me comentaba que “todo instrumento produce un calor como el calor del sol”. El señor toca el violín porque considera que es afín a su calidad “tranquila y suave” y considera que aunque no se perciba a simple vista, la percusión genera un “calor perjudicial” tanto para las personas como para las plantas [Xolotla, abril, 2015].

Finalmente, tuve la oportunidad de platicar con don Panchito, una persona considerada por la comunidad como “bien suave”. Recuerdo que la primera vez que lo conocí, enfrentó su rostro con el mío, quedando a escasos centímetros. Sus ojos no eran ofensivos, ni tenía una “mirada fuerte” o “recia”. Su rostro no expresaba ningún ceño o fruncimiento, incluso parecería “sin expresión”. El tono de voz fue suave y moderado. En dicha postura nos mantuvimos escasos minutos. Y después me dijo:

Cuando salí fuera yo nunca estuve con mis amigos y en la cantina […]. No me gusta tomar, estamos tomando por mi compadrito, por la fiesta, así es costumbre […]. Había trabajo en las obras, me agarré yo de chalancito, empecé a salir de 18 años ahora tengo hartos compadres y ahijados; sobrinos, hijos […]. No sé por qué me respetaban, yo la hice de padrino. Sí cuesta, pero lo hago de corazón [Xolotla, abril, 2015].34

Consideraciones Finales

Al momento de contrastar la información etnográfica y etnohistórica se muestra, por una parte, el cambio o la permanencia del concepto de itonal en cuanto a su contenido semántico, y por otra, similitudes o diferencias en el uso del mismo. En muchos casos las creencias antiguas prevalecen en los aspectos “informales” de la cultura, en sus hábitos, gestos, modos de decir y practicarla; por ello, al comparar las creencias actuales con las antiguas, además de que nos hizo registrar datos sensibles sobre las entidades no abordados en otras etnografías, nos ayudó a ver las similitudes o diferencias en cuanto al uso de los conceptos y su significado. Logramos entender que la importancia del corazón para los nahuas radica en que está ligado a las experiencias y los sentimientos, sentimientos que en muchos casos son la causa de padecimientos. Sucede que la enfermedad es más proclive a aparecer cuando las entidades anímicas se encuentran sucias o mancilladas. La enfermedad se ve representada por la caída anímica o fluctuación en donde el espíritu se pierde y es necesario recuperarlo. Sucede que para los nahuas no se puede pensar la pérdida del tonal o enfermedad del yolotl desligada del aspecto moral y emocional, ya que de lo que se trata es de recuperar también la pulcritud e “inocencia original” mediante las “limpias”, “sobadas” y llamadas del tonal (tonaltzatzilia). De otro modo, lo genuino en el hombre puede tornar su faz, su mente y su corazón pueden trastocarse, recreando pasiones desbordadas (odio, rencor, rivalidad, envidia, maldad). Al parecer, cuando el tonal y el yolotl están “sucios” y llenos de tlazol, el ser humano se ancla a una modalidad, una personalidad en la que es más propensa a proceder desde una lógica deshumanizada y animal. Esto quiere decir que se ve insensibilizada la manera ética y estética de proceder, que va en contra de los ideales nahuas de comportamiento. Logramos observar que las “cargas de pensamiento” que se depositan en una persona también delimitan su modo de ser y de proceder. Eso les confiere a los actores sociales ciertos patrones de conducta que los define, los caracteriza o “estigmatiza”. Los antecedentes familiares acerca del carácter de los antepasados también es un peso que recae sobre los descendientes. Dicho carácter hereditario sirve como una explicación para dar sentido a las expresiones de la manera de ser y de estar en el mundo, coherente con su manera de ver la vida y su cosmovisión.

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Viesca Treviño y Aranda Andrés 2005 El corazón y sus enfermedades en la cultura náhuatl prehispánica. Estudios de Cultura Náhuatl , 36: 225-244. [ Links ]

1Le agradezco a Jaime Echeverría García por la lectura de este artículo y sus comentarios al mismo.

2Agradezco a los señores Alberto Hernández Casimira e Hipólito Hernández Vargas, al señor Teodulfo Hernández y a su señora Félix, así como a la señora Natalia Álvarez y su hija Reyna Álvarez, quienes mantuvieron conmigo una extensa comunicación.

3“Animacidad” es un concepto utilizado por Marie Noëlle-Chamoux [2011: 156, 162] para referirse a la dimensión gramatical de lo vivo, donde hasta los cerros “son concebidos como seres realmente vivos”; “las piedras pueden constituir, al igual que los animales, el ‘alma’ de un ser humano y su ‘doble’ vivo. La dimensión gramatical de animacidad tiene una fuerte carga semántica en la cultura y corresponde a creencias profundamente arraigadas y persistentes”.

4En el periodo colonial los nahuas cristianos mencionan que Dios creó a los hombres, considerados “sus instrumentos”, “sus creaturas”, “sus hechuras” (toltecatlachichihualloni) [Chimalpáhin 1998: 36]. Con respecto a la idea de pecado entre los antiguos nahuas, véase Burkhart [1989: 28, 58, 76, 115, 145, 176, 178, 187, 204].

5Respecto de las ideas de Dios y el Diablo entre los antiguos nahuas puede verse Toumi [1997: 63-66, 79, 117-121] y Burkhart [1989: 38-39]. Ideas similares se encuentran entre los nahuas de Atla [Acosta 2013: 178-183] y los de Cuacuila, también en el estado de Puebla [Chamoux 1996: 37-54].

6En la Antigüedad se creía que el ser humano podía torcer el recto camino “siguiendo el desorden y la ‘inmoralidad’ contraria a su tonalli”, lo que significa perder “su energía vital, su identidad, su ‘rostro’ y ‘corazón’” [Garza 1978: 79].

7“Constituyentes de la persona es […] un término más general y abarcador, ya que además de entidades anímicas nos permite considerar […] las cualidades […], las relaciones, las cuales, nos aproximan a devenires, procesos, acciones y, sobre todo, a vínculos sociales” [Acosta 2013: 92].

8Antiguamente la palabra mamal (“o el mamalli de”) se entendía como “la carga” y era “lo que trae consigo” un tonalli, según el tonalamatl. Es una variante de “su acompañante” (ihuical) o “su complemento” (ixeliuhca) [véase Köhler 2000: 515-517].

9De hecho, entre los nahuas de Tepetzintla, Puebla, consideran que el chicahualiztli “suma potencia al tonal como al corazón, iyolo (tonalchicahuac)” [Questa 2010: 120].

10Antiguamente las entidades anímicas estaban diferenciadas por las funciones psíquicas, “desde las más racionales del tonalli hasta las más pasionales de ihiyotl, y las más importantes radican en la entidad central, el teyolia” [López Austin 2012: 262].

11Entre los antiguos nahuas, el tonal o tonalli se tradujo como “ánima”, “alma”, “espíritu” o “el signo en que alguno nace”, pero literalmente era “lo irradiado” [López Austin 2012: 186]. El plural de tonalli es tonaltin [Florentine Codex, lib. IV: 39, 57; en adelante CF].

12Para los antiguos nahuas, “el corazón, yóllotl, es el órgano solar por excelencia en una anatomía que equipara la estructura del cuerpo humano con aquella del universo, siempre en movimiento, latiendo constantemente, distribuyendo sangre y con ella vida y calor a todo el microuniverso que era el organismo, asumía la ubicación y las funciones de éste. El cuerpo, reflejo del cosmos, tenía el cielo en la cabeza, que era llamada precisamente ilhuícatl, cielo, tenía su sol en el centro y del diafragma hacia abajo los miembros y órganos representativos de los inframundos” [véase Viesca y Aranda 2005: 227].

13En Pajapan, Veracruz, existe la creencia de un “animal compañero” que sería la “liga más fuerte [del hombre] con la naturaleza”, le llaman “animal” [García de León 1969: 290-291].

14Los antiguos nahuas pensaban que los excesos sexuales podían “cubrir de polvo el tonalli” o “llenar de basura el tonalli”. Con esas prácticas menguaban las capacidades mentales. Por ello, el tonalli estaba “en relación directa con la capacidad de gobierno” y “una capacidad mental apta para el cargo” [López Austin 2012: 245]. En la actualidad existen diversos daños que perjudican al tonalli. En estos casos, los especialistas rituales tienen que recurrir a las plegarias y la oniromancia para recuperarlo y restaurar el equilibrio en el paciente [Cifuentes et al. 1989].

15En Tzinacapan, Puebla, el posesivo notonal quiere decir “día de mi santo”. Y entre los nahuas de Cuetzalan, Puebla, notonal es “mi alma y/o mi espíritu” [Aramoni 1990: 40].

16Las fuentes referentes a los antiguos nahuas dicen que el dios de Chalma ondeaba el “sol frontal” (cuatonalla); o sea, “su disco, su movimiento, su escudete frontal, su sol de la frente” (iyoholli iyoya uxcuatechimal icuatonal) [Sahagún 1958: 211-14].

17Entre los antiguos nahuas, cuando se referían a la naturaleza de una persona decían: ca niman iuhcan oquiz, “tal era su costumbre o naturaleza” [cf véase Sahagún 1950-81: 29].

18Los antiguos nahuas consideraban que si una persona nacía en un signo del día ceocelotl: “en ninguna parte de la tierra fue con rostro radiante” (acan ixtona in tlalticpac), porque su signo fue mal condicionado (atlacacemelle in itonal) [cf véase Sahagún 1950-81: 6]. Los que nacían en un “signo de miseria” (itonal in icnoyotl) como en el día cequiahuitl, decían: “en ningún lugar brilla su rostro” (acan ixtona) [cf véase Sahagún 1950-81: 43]. Respecto de las ideas del brillo entre los nahuas del siglo XVI, véase Burkhart [1989: 53] y Mckeever Furst [1995: 88-95].

19“Pesudo” refiere a la persona que tiene muchos pesos, es decir, mucho dinero.

20Entre los antiguos nahuas los cargos públicos hacían que aumentara el tonalli, donde las “transformaciones del tecuhtli y del tlatoani implicaban un aumento de su fuego”. En este sentido “tleyotía [nite] significa a la letra ‘llenar a alguien de fuego’ […] esto nos indica que podía haber un aumento de energía” [López Austin 2012: 460]. Ideas semejantes se encuentran entre los nahuas de Huachinango [Chamoux 2011: 165-167].

21Entre los antiguos nahuas, “la fuerza del tonalli capacitaba a los hombres que en la vida adulta actuarían con lo sobrenatural” [López Austin 2012: 401, 415; Martínez González 2011: 299-305].

22La construcción de la personalidad social puede tener sus antecedentes en las antiguas prácticas vinculadas con el calendario, como el que fue registrado por los colaboradores de Sahagún en el libro IV del Códice Florentino. Por ejemplo en el caso del “valiente” o tecuani, pudieran haberse relacionado con las personas que nacían bajo el influjo del signo del día ce-ocelotl, quienes serían animosos y esforzados (tiacauh u oquichtli) [cf véase Sahagún 1950-81: 5]. De igual manera, los que nacían en el signo de matlactliquauhtli, tenían los atributos de un tonalli fuerte (tonalchicahuac) y un tonalli vigoroso o maduro (tonallapalihui) [cf véase Sahagún 1950-81: 38-39].

23Esto puede guardar relación con lo que se creía en el México prehispánico, ya que consideraban que las acciones de los borrachos se debían “al demonio que a él entraba”, porque, decían: “así es su conejo, así fue su signo del día” [ca iuhqui itoch, iuhqui itonal] [cf véase Sahagún 1950-81: 16; Sahagún 2006: 222].

24Entre los antiguos nahuas, la persona que nacía bajo el influjo del signo del día chicunahui-ehecatl, dicen que “todos lo menosprecian”, que “su vida será como el viento” (zan iuhquin ehecatocotinemi), “nada pudo hacer en su vida” (atle huel muchihua in inemiliz), “nada pudo hacer en la tierra” (atle hueliti in tlalticpac) [cf véase Sahagún 1950-81: 7; Sahagún 2006: 219].

25Los niños que nacían en el día ey-atl, decían que su riqueza “semejante al agua pasaría” y “todo su trabajo saldría en vano” [cf véase Sahagún 1950-81: 19; Sahagún 2006: 222].

26Los antiguos nahuas pensaban que el signo del día chicome-coatl era “prospero” [cf véase Sahagún 1950-81: 49; Sahagún 2006: 227].

27Antiguamente, los que nacían en el signo del día ce-cuetzpallin “eran nervosos” y “serían muy grandes trabajadores y con facilidad allegarían riquezas” [Sahagún 2006: 234].

28En el México antiguo el “signo del día” (cemilhuitonalli), nahui-itzcuintli, era el “signo de los señores y principales” y quien lo poseyera podía ser motlacamatiz, “rico” o “prospero” [cf véase Sahagún 1950-81: 19; Sahagún 2006: 222].

29Entre los antiguos nahuas, “Un corazón amargo estaba asociado al esfuerzo, pesar y arrepentimiento; el reblandecimiento del corazón estaba ligado a la tristeza; el corazón duro se asociaba a la constancia; el corazón crudo y frío caracterizaba a los hombres libres” [Martínez 2011: 35].

30También incluimos el ombligo o xictli como un punto de suma importancia para los nahuas de Xolotla, no únicamente por la práctica de enterrar el ombligo en una parte del solar, sino porque consideran que en el cuerpo humano existe “un punto de equilibrio, de fuerza”, en donde se siente otro “latido” o “brinco” vital. Existen ideas compartidas con los nahuas de Coxcatlán, Puebla [Hersh y González 2011: 153].

31En el México prehispánico había “indicios de la locura por herencia paterna” y eso era “herencia del tonalli”. Las personas que nacían bajo el influjo del signo ocho-muerte fueron llamados tlahueliloc, que quiere decir “loco de atar” o “loco furioso” [cf véase Sahagún 1950-81: 48-49]. Otro tipo o grado de locura se da al momento de haber “perdido” el corazón al no estar en el “justo centro”; a esa persona la llamaban yollopoliuhqui o “desacordado”, por tener el “corazón de lado” (yollochicopul) [cf véase Sahagún 1950-81: 49]. En todos estos casos, “al ser afectado el cerebro, el tonalli corría con la misma suerte” [Echeverría 2012b: 109, 137, 140].

32Entre los nahuas de la Huasteca se habla de personas que “echan a perder los corazones” (xicpiya tlahnamiquiliztli) [Camacho 2004: 130].

33Entre los antiguos nahuas, la persona que nacía bajo la influencia del signo cuatro-perro era de “corazón calmado” (cehui iyollo) [cf véase Sahagún 1950-81: 4; Sahagún 2006: 222]. Incluso, los que nacían bajo el influjo de la serie de días encabezado por el signo uno-flor, decían que cada uno de ellos mereció “consuelo” (ineyollaliliz) y vivió “feliz” (pactinenca) [cf véase Sahagún 1950-81: 23].

34Entre los antiguos nahuas se refieren al corazón calmado o satisfecho como teyolpachihui. Lo contrario son los que no tienen el corazón satisfecho (amo teyolpachihuiti) [cf véase Sahagún 1950-81: 51]. Sépase que el nahuatlismo “apapacho” viene del verbo patzoa “apretar”, ninopachoa era “apretarse la barriga”.

Recibido: 07 de Diciembre de 2016; Aprobado: 01 de Octubre de 2017

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