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Zincografía

On-line version ISSN 2448-8437

Zincografía vol.7 n.13 Guadalajara Apr. 2023  Epub Aug 04, 2023

https://doi.org/10.32870/zcr.v7i13.178 

Comunicación

Kushikuy, diseño de tarjetas educativas para la enseñanza-aprendizaje de palabras básicas en quechua

Kushikuy, Design of Educational Cards for the Teaching-learning of Basic Words in Quechua

Mercy Bruno López1 
http://orcid.org/0000-0002-3623-6491

Rafael Vivanco Álvarez2 
http://orcid.org/0000-0001-8279-7647

Ruperto Pérez Albela Stuart3 
http://orcid.org/0000-0001-9281-7647

1Universidad San Ignacio de Loyola Lima, Perú mercy.bruno@usil.pe

2 Universidad San Ignacio de Loyola Lima, Perú rvivanco@usil.edu.pe

3 Universidad San Ignacio de Loyola Lima, Perú rperezalbela@usil.edu.pe


Resumen

El Perú es un país multicultural en el que se hablan diversos idiomas y dialectos. La presente investigación analiza el peligro de extinción de un idioma originario, el quechua central, a raíz de la falta de transmisión de migrantes en la ciudad de Lima Metropolitana a sus hijos de seis a diez años. El problema se evidencia cuando el padre migrante hablante de quechua decide no usar su lengua materna en el proceso de crianza de los niños por vergüenza, discriminación, racismo, entre otras causas, originando que éstos pierdan tradiciones orales y que se cree cierta dificultad de comunicación intergeneracional con parte de la familia, así como una pérdida del sentido de pertenencia con sus raíces.

Ante este panorama, nace Kushikuy, tarjetas educativas para la enseñanza-aprendizaje de palabras básicas en quechua central, una herramienta educativa y divertida que contribuye al aprendizaje del idioma a través de la adquisición gradual de palabras. El diseño de este material permite identificar elementos de la realidad social y cultural andina que son propios del contexto sociocultural de los Andes Centrales, evitando la pérdida del uso de la lengua materna en familias nativas quechuahablantes y, además, constituyendo un instrumento de aprendizaje para las personas que desean que sus hijos se acerquen a un segundo idioma.

Palabras clave: Diseño gráfico; tarjetas educativas; quechua; pérdida de idiomas

Abstract

Peru is a multicultural country in which various languages ​​and dialects are spoken. The present investigation analyzes the danger of extinction of an original language, Central Quechua, due to the lack of transmission of migrants in the city of Metropolitan Lima to their children from six to ten years of age. The problem is evident when the Quechua-speaking migrant father decides not to use his mother tongue in the process of raising the children due to shame, discrimination, racism, among other causes, causing them to lose oral traditions and creating a certain difficulty in communication. intergenerational with part of the family, as well as a loss of the sense of belonging with their roots.

Against this background, Kushikuy was born, educational cards for the teaching-learning of basic words in Central Quechua, an educational and fun tool that contributes to learning the language through the gradual acquisition of words. The design of this material allows to identify elements of the Andean social and cultural reality that are typical of the sociocultural context of the Central Andes, avoiding the loss of the use of the mother tongue in native Quechua-speaking families and, in addition, constituting a learning instrument for the people who want their children to learn a second language.

Keywords: Graphic design; flash cards; Quechua; language loss

Introducción

El Perú es un país multicultural en el que las diversas características geográficas permitieron el desarrollo de muchas civilizaciones que al mismo tiempo se desarrollaron con su propio idioma y sistema de comunicación. En el mapa etnolingüístico del Perú, actualizado por el Ministerio de Cultura (Mincul) en el año 2021, se identificaron 48 lenguas, de las cuales cuatro se hablan en los Andes y 44 en la amazonia peruana. En el contexto actual, 21 lenguas se encuentran en peligro de extinción.

La supervivencia de una lengua es amenazada cuando factores internos y externos perjudican su vitalidad, como menciona la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura, las Ciencias y la Educación (Unesco, 2010). Existen distintos grados de peligro hacia los idiomas y pueblos amerindios peruanos, los cuales dependen de una combinación de factores, como la discriminación social, la cohesión interna del mismo grupo étnico, los niveles de pobreza y el flujo migratorio a zonas castellanohablantes. Cabe resaltar que la transmisión intergeneracional de la lengua es un factor importante cuando se evalúa su vitalidad, ya que se puede medir estimando si la lengua es hablada por todos los grupos etarios, incluido el infante, o por pocos miembros, como la generación de los bisabuelos (Unesco, 2003).

Ilustra esta situación Lima Metropolitana que, siendo la capital del Perú, es una ciudad que alberga a más de ocho millones de habitantes y en donde se ubica un gran sector de la población autoidentificada como parte de un pueblo indígena u originario. La migración interna en el Perú ha disminuido su flujo, pero no se ha detenido. Según el reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI, 2018) sobre el censo realizado en el año 2017, la población de 12 años o más que se autoidentifica como quechuahablante, considerando sus costumbres y antepasados, representa 16.3% de la población urbana limeña. A pesar de esto, el Mincul (2021) plantea que los pocos mecanismos de transmisión, revitalización y recuperación son una causa de la desaparición de las lenguas originarias y los elementos de la identidad cultural de los pueblos. Al mismo tiempo, el Mincul ha identificado que parte de la sociedad peruana carece de un incentivo para transmitir y aprender su lengua originaria y tradición oral, a lo que añade que no existen espacios para transmitir la lengua entre generaciones, e identifica una carencia de articulación entre actores públicos y privados.

La problemática se evidencia cuando el padre migrante -con sus propios valores lingüísticos familiares- decide no usar la lengua materna durante el proceso de crianza de sus hijos, puesto que -entre muchos factores- vivió una experiencia personal estigmatizada y limitada al dominio del español, prefiriendo el uso de una lengua de mayor prestigio bajo la consideración de que el aprender sólo castellano permite tener más oportunidades -educativas, laborales- en una ciudad como Lima. Esta situación origina la pérdida del sentido de pertenencia y amor a la comunidad, la falta de identificación lingüística y el olvido de las tradiciones orales. Según Renker (2014), la migración de personas quechuahablantes de contextos rurales a espacios urbanos reduce la probabilidad de que la lengua se transmita de una generación a otra, debido a que los padres dejan de enseñar el idioma a sus hijos para mejorar el acceso a oportunidades socioeconómicas, pues consideran que la lengua no cumple una función práctica y representa más bien una dificultad social, económica y política (Andrade, 2019).

En ese mismo sentido, al llegar a la ciudad, la familia migrante cambia su vida rutinaria para adaptarse a un nuevo espacio que demanda asumir desafíos diarios. De acuerdo con Montoya (2010), en el contexto limeño, la primera generación migrante reproduce -y, hasta cierto punto, recrea- la cultura quechua, mientras que, la segunda y tercera generaciones tienden a perderla y sólo la reproducen en fragmentos, lo que no garantiza la transmisión intergeneracional del quechua. En palabras de Montoya (2010): “los hijos de migrantes en Lima no aprenden el quechua… así el castellano se impone de modo casi natural, sin conflicto ni lucha” (p. 539).

Cobra importancia que algunos padres migrantes de la capital, por decisión personal, no transmitan su lengua materna a hijos y nietos, ya que el compartir la herencia lingüística y cultural es lo que permite al niño conocer de dónde procede su familia y conservar sus tradiciones orales para, de esa manera, construir su propia identidad (Álvarez, 2021).

Fuente: Sichra, 2016

Figura 1. Malena y su bisabuela Rosa.  

Fuente: Elaboración propia.

Figura 2. Moodboard del problema. 

Conservación del idioma

El propósito de la presente investigación es presentar una propuesta que permita conservar la herencia lingüística mediante el diseño de tarjetas educativas como herramienta de formación didáctica para hacer frente a una posible extinción de la lengua originaria y la pérdida de tradiciones orales. Con ello, se busca facilitar la enseñanza o refuerzo del idioma quechua central en las familias migrantes y también en aquellas familias que, no siendo quechuahablantes, puedan tener interés en acercarse a conocer y hablar otro idioma.

Si bien el universo de actores vinculados con este tema involucra tanto al Estado como a la sociedad civil, la propuesta se enfoca en los descendientes de migrantes quechuahablantes ubicados en la ciudad de Lima Metropolitana, con el fin de que cuenten con una herramienta que les ayude en la enseñanza de esta lengua de forma didáctica y amena.

Con este propósito, la filosofía del proyecto se sostiene en la decisión, el compromiso y la sensibilidad del migrante quechuahablante por preservar y transmitir las tradiciones orales que ha construido a través de generaciones. De acuerdo con Sichra (2016), se busca “no forzar a los niños a que adopten una actitud favorable hacia la lengua, sino generar situaciones donde puedan, ellos mismos, ir tomando confianza y adquiriendo seguridad sobre su propia identidad y uso de la lengua indígena” (p. 356).

Una fortaleza adicional de la propuesta consiste en difundir el valor de la lengua originaria no sólo como un recurso para intercambiar contenido, sino como un registro de la historia e identidad de un pueblo, ya que la lengua se ha construido gracias al profundo conocimiento y a la diversidad de miradas. Del mismo modo, la acción de revitalizar una lengua usando la comunicación visual facilita una reflexión sobre la importancia de ser un ciudadano que habla más de un idioma, lo que, lejos de ser una desventaja, se convierte en una fuente de oportunidades que permiten que se destaque sobre otras personas que sólo conocen una lengua.

El entorno ha generado un limitado espacio de uso de idiomas nativos, lo que ha llevado a que algunos miembros de familias migrantes crean, equivocadamente, que hablar una lengua originaria impide al niño alcanzar mejores oportunidades educativas, laborales, culturales, económicas, etc. El tomar la decisión de que el infante aprenda su lengua materna, le permite construir y fortalecer su identidad, pues puede conocer sus orígenes a través de la oralidad. Este aprendizaje hace que el niño descubra una perspectiva singular de su realidad y lo acerca a una perspectiva más humana y sensible sobre dicha condición. Como dice el propio Ministerio de Educación del Perú (Minedu, 2018): “a través del uso de sus lenguas, los pueblos conservan y transmiten sus afectos, tradiciones, cosmovisiones, valores y conocimientos a las siguientes generaciones y al mundo” (p. 5).

Lenguas originarias y su peligro de extinción

Tal como afirma Beljic (2015), las lenguas originarias son un sistema de carácter lingüístico y sociocultural creado con base en la interacción humana. En ese sentido, el autor refiere que las lenguas indígenas son el medio por el cual se transmite todo el conocimiento tradicional entre generaciones y, sobre todo, la conciencia colectiva y las expresiones que se han ido desarrollando y consolidando a través del tiempo. Sin embargo, a pesar de contar con este gran nivel de aporte a la formación de identidad, el riesgo de extinción de las lenguas indígenas es una problemática latente que se ha acrecentado en las últimas décadas.

Desde una perspectiva contemporánea, la Unesco (2020) anunció que la situación de 40% de las 7 000 lenguas se encuentra en una situación complicada a nivel mundial, debido a la escasa enseñanza y aplicación en contexto de la escuela y también a su poca utilización en el ámbito público. En lo que corresponde al contexto nacional, según el Mapa Etnolingüístico del Perú publicado por el Mincul (2021), casi cuatro millones y medio de peruanos son herederos lingüísticos de las 48 lenguas indígenas y, sin embargo, 21 de estas lenguas se hallan en peligro de extinción por diversos factores.

La Unesco (2003) hace mención de que el peligro de extinción se da en primer lugar cuando los hablantes dejan de usar la lengua; en segundo lugar, cuando se usa en reducidos ámbitos comunicativos y, en tercer lugar, cuando ya no se transmite de una generación a otra, tal como es el caso comprendido en este estudio.

En lo que corresponde a lo que se entiende como la muerte de una lengua, Crystal (2000) manifiesta que una lengua muere cuando ya no queda nadie más que la hable, pues este hecho desempeña un papel crucial en el desarrollo de múltiples culturas que se transmiten sobre todo por la oralidad. Por ello, el autor sostiene que, cuando muere una lengua, se interrumpe de manera irrevocable la transmisión del conocimiento heredado, generando de esta manera una pérdida irreparable, no sólo en el ámbito personal, sino sobre todo en lo que corresponde a las expresiones y metáforas que existen en la cotidianidad de su vocabulario. Al respecto, Solís (2009) menciona que cuando se alude a la desaparición de una lengua, se trata de la muerte de una entidad lingüística, la cual es un símbolo de identidad, objeto cultural o sistema que constituye las visiones del mundo o cosmovisiones reconocibles con nombres concretos, como ocurre con la cultura quechua. Por ejemplo, cuando se menciona que en la lengua mochica peruana no existen más hablantes porque desapareció a comienzos del siglo pasado, se alude a que la lengua ya no funciona como medio de intercomunicación, entonces, es evidente que, si una lengua muere, también se extingue la sabiduría cultural única de un pueblo (Unesco, 2003).

Transmisión intergeneracional

La transmisión intergeneracional es el proceso por el cual la lengua se transmite de una generación a otra dentro del seno familiar. Si la comunidad originaria transmite su lengua de padres a hijos, genera una perspectiva saludable para asegurar el mantenimiento de la lengua, pero, de otro modo, si se interrumpe, se sustituirá por otra dominante o más útil (Loredo, 2017).

El porqué una lengua en muchas ocasiones no es trasladada de una generación a otra tiene como causa, según Gugenberger (1995), factores sociales o políticos, por ejemplo, el que todas las leyes, las normas y los reglamentos estén a disposición del idioma principal, como el castellano, pues, aunque existan traducciones en otras lenguas, éstas no se encuentran disponibles en su totalidad. Por ello, si un ciudadano quechuahablante necesita ayuda legal en la ciudad de Lima Metropolitana será casi imposible que encuentre información en su idioma y que ésta le pueda ser útil. Lo mismo ocurre en las escuelas, sobre todo públicas, ya que, si bien existe una política de Estado respecto a la educación bilingüe y multicultural, es muy difícil que ésta se pueda dar en grandes ciudades en donde predomina el castellano. Por otro lado, existe también una marcada discriminación hacia las personas que hablan una lengua indígena debido a que conviven en una sociedad diglósica, en la cual sus valores lingüísticos y culturales son menospreciados. De esta manera, la lengua materna es desplazada a un contexto privado, usándose en un ámbito restringido donde se reprime la libre expresión, es decir, el comunicarse en la lengua que sea más cómoda. Gugenberger (1999) sostiene que el individuo, al desplazarse de su hábitat nativo, debe adaptarse a un contexto distinto, el cual maneja un modo de vida acelerado y urbano donde es sujeto de rechazo por sus características lingüísticas y físicas. Debido a esto, algunas de las características propias de su grupo étnico entran en conflicto con las del nuevo grupo de referencia. Asimismo, Gugenberger (1999) añade que, en la ideología dominante, se tilda de inferior e inculto a quien habla otros idiomas, sobre todo indígenas, creando un conflicto de identidad y pertenencia en las personas que los hablan. La mayoría de las comunidades establecidas en Lima Metropolitana no han conseguido expandir sus lenguas a nuevos ámbitos, ya que la escuela, el ambiente de trabajo y los medios de comunicación utilizan la lengua dominante, ocultando -y en algunos casos negando- la existencia de otras lenguas.

Trabajo de campo

En entrevista al lingüista Richard Ibarra Valer (comunicación personal, 25 de septiembre de 2021), se evidenció que la falta de transmisión intergeneracional del idioma quechua central puede ser considerado como una de las causas de su futura extinción, ya que el principal indicador para medir la vitalidad lingüística es si la lengua es hablada por los niños; además, Ibarra añade que, a pesar de la situación avanzada del quechua en comparación con otras lenguas, su camino hacia la revitalización es amplio. El conflicto lingüístico más destacable por la sociolingüística es el identitario, ya que existen casos de hijos de padres migrantes quechuahablantes que no han delimitado su identidad, pues no se sienten ni limeños ni quechuas.

Por otro lado, en entrevista con Franklin Espinosa Bustamante (comunicación personal, 20 de septiembre de 2021), lingüista y fundador del Colectivo Quechua Central, se evidenció que un factor de la falta de transmisión es la discriminación, debido a que el migrante, cuando se desplaza a la ciudad urbana, vive experiencias de segregación por sus rasgos lingüísticos y físicos. A esto se añade un factor más: la utilidad del idioma dentro del contexto socioeconómico y educativo, ya que el uso del castellano y del inglés son de mayor alcance en la zona urbana.

Finalmente, en entrevistas a los padres de familia, se mostró la escasa transmisión de la lengua quechua al infante, aunque el padre y la madre migrantes sientan cariño por su lengua materna, a pesar de haber vivido experiencias variables de índole social en prejuicio de su lengua. En la mayoría de los casos, la interrupción de la transmisión se debió a la poca utilidad en el ámbito económico y educativo. Asimismo, por medio del empleo de la técnica de la encuesta, se evidenció que 95% de padres y madres migrantes, durante la crianza del menor, utilizan el idioma castellano para transmitir las primeras palabras.

Público objetivo del proyecto

El proyecto Kushikuy está dirigido a niños de seis a diez años. De acuerdo con los resultados obtenidos por medio del trabajo de campo, se obtuvieron las características más destacadas de estos niños respecto al tema que concierne a esta investigación: se comunican en castellano de forma oral y escrita y no hablan ni escriben en quechua central; asisten a escuelas de educación primaria públicas y privadas y se relacionan en un entorno castellano donde se tienen marcados estereotipos, como que el quechua es una lengua del pasado, que se asocia con las personas del campo y que es sinónimo de atraso o una lengua inferior.

Estos niños son nativos digitales por tener acceso a nuevas tecnologías de la información, como teléfonos inteligentes, tabletas y laptops. Suelen usar internet y les gusta disfrutar de programas a través de Netflix y YouTube. En sus manos tienen acceso a un conocimiento ilimitado; sin embargo, su conocimiento sobre la existencia del quechua es muy limitado, ya que saben que existe, pero no tienen conocimiento sobre si en su familia se habla o habló en algún momento.

Estos niños ahora son urbanos, se transportan en vehículos de transporte público y/o privado y viven en Lima Metropolitana en zonas con los servicios básicos cubiertos. Sus padres son, en su mayoría, comerciantes exitosos o profesionales con un trabajo estable. Los infantes son de personalidad exploradora e inocente y, a pesar de que tienen acceso a la tecnología, como se ha mencionado, también les gustan los juegos de mesa y leer cuentos infantiles. Sus raíces son andinas, ya que provienen de familias quechuahablantes y los abuelos hablan pocas palabras en castellano.

Aman a su familia, pero no tuvieron la oportunidad de crear una conexión con sus raíces andinas y su lengua de herencia por la falta de transmisión de los valores ancestrales del progenitor y el contexto social, económico y educativo castellanohablante. Desconocen sus tradiciones culturales transmitidas de familia en familia y no han desarrollado un sentido de pertenencia al pueblo quechua.

Al respecto, cabe decir que los infantes no deben perder su herencia lingüística, sus tradiciones orales o identidad. Cada niño, mientras crece, se nutre de valores familiares, sociales y culturales que construyen su identidad. El quechua y las lenguas originarias son la unión de visiones, conocimientos, historias y un modo único de analizar la vida (Minedu, 2018).

Concepto del proyecto

Antes de definir el proyecto, es importante establecer de manera precisa qué es lo que se va a comunicar. De ahí que se empiece con el concepto, entendiendo que el alma del diseño será lo que sostendrá el proyecto y, al mismo tiempo, lo que le dará la experiencia al consumidor. Siendo así, para efectos de la presente investigación, el concepto a utilizar se definió como “felicidad de hablar quechua y compartir historias y cultura”, lo cual significa crear una experiencia divertida de aprendizaje de la lengua quechua central para compartir historia y cultura andinas y, sobre todo, para conectarse con el pasado y la herencia. Al mismo tiempo, sirve para conectar a aquellas personas que no han tenido acercamiento alguno con el quechua, para que tengan una experiencia lúdica y divertida con un idioma que también es parte de su legado.

En el concepto se utiliza la palabra “hablar” como un llamado a la acción hacia la persona para que mantenga vivo el legado lingüístico y cultural del pueblo quechua. Aprender una lengua no sólo significa amar las raíces familiares, sino valorar la cultura y la diversidad y, sobre todo, crecer con conceptos claros de inclusión y tolerancia.

El quechua es el corazón de toda una cultura y refleja cómo un pueblo piensa, siente, valora creencias y se organiza. Por esta razón, el término “compartir” expresa la intención de acercar elementos del contexto social y cultural andino a la familia urbana. Al respecto, Moreno (1998) plantea que la lengua es parte de un complejo sistema cultural, el cual se relaciona con la organización social, los valores, las creencias y los conocimientos transmitidos entre generaciones gracias a un proceso de socialización y culturización. En el mismo sentido, Halliday (1979) señala que el idioma materno ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo del infante, ya que es el canal esencial por donde se transmiten las perspectivas de vida y se aprende a actuar como sujeto de una sociedad dentro y fuera de la familia, el vecindario y diversos grupos sociales hasta adoptar su cultura, pensamientos, creencias y valores. En ese sentido, “felicidad de hablar quechua” significa creer en las raíces de uno, saber quién es y quién será. Al mismo tiempo, es sonreír y aprender la lengua sin complejos ni vergüenza, mirando al mundo desde una perspectiva particular y propia. La felicidad es un niño que pueda hablar quechua y sentirse bien de expresarse sin complejos.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 3. Moodboard del concepto.  

Kushikuy

La palabra “Kushikuy” significa “felicidad, alegría o gozo” en quechua central y se relaciona de manera directa con el concepto para crear una experiencia divertida de aprendizaje del idioma quechua.

El nombre se acompaña con el descriptor “tarjetas educativas”, con lo cual es posible posicionar a la marca en el ámbito educativo y dar a conocer que existe un vínculo entre la lengua quechua y su capacidad de ser aprendida de manera lúdica. En la letra “y” de “Kushikuy” se incluye la síntesis de una cabeza chavín o de un animal antropomorfo, ya que la presente propuesta se basa en la riqueza geográfica del quechua central ubicado en los departamentos de Áncash, La Libertad, Lima, Huánuco, Pasco y Junín. Por último, el movimiento de las letras y el uso de diversos colores buscan transmitir dinamismo y llamar la atención del público objetivo.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 4. Marca Kushikuy.  

Kushikuy es una herramienta que contribuye al aprendizaje léxico y a la adquisición gramatical de palabras a través de tarjetas educativas, involucrando al infante con su lengua materna y sus raíces andinas, permitiendo identificar elementos de la realidad social y cultural andina, pues cada tarjeta contiene ilustraciones y nombres oriundos del contexto sociocultural quechua. La temática y el contenido se han diseñado con el fin de aprender verbos en lengua quechua central.

Se busca que, mientras aprende o refuerza el vocabulario, el infante conozca la historia y cultura del pueblo andino. Con estas tarjetas se transmite el quechua central a las futuras generaciones, sobre todo demostrando que no debe de haber vergüenza, que hablar quechua no limita el desarrollo personal y que hablar un segundo idioma brinda una ventaja competitiva en el desarrollo educativo y profesional. De esa manera, el infante descubre en cada tarjeta ilustraciones por ambas caras, hallando en el frente divertidas imágenes y en la parte posterior el verbo que representan.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 5. Tarjetas educativas Kushikuy (Para mayor referencia véase https://bit.ly/3caTmFK). 

Durante la primera infancia, el niño potencia sus habilidades lingüísticas y memoria visual, por eso es esencial que las estrategias educativas sean visualmente atractivas y correspondan con el léxico del idioma. El proceso de diseño consistió en definir un estilo gráfico que fuera simple y fácil de recordar, por ello, el diseño se inspira en la iconografía de culturas precolombinas de la sierra, como la chavín. El verbo o la acción realizada se eligieron contemplando que se entendieran sin ninguna duda. Los colores utilizados responden a un sistema de colores que sirven de estímulo para jugar y aprender. Todo esto en conjunto da lugar a unas tarjetas que logran despertar el interés por verlas, jugar y aprender con ellas.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 6. Tarjetas educativas Kushikuy.  

Para la selección de los verbos que se utilizarían, se elaboró una propuesta acorde con el público usuario, que consistía en niños entre seis y diez años. De esa manera, se conformó una base de 30 verbos conjugados en pasado, presente y futuro de acciones rutinarias del niño en quechua central para transmitir cómo se dice la acción y el modo correcto de conjugar en los tres tiempos verbales.

Cada tarjeta mide 10.5 cm x 14.8 cm (A6) y cuenta con esquinas redondeadas, ideales para el tamaño de la mano de los niños de seis a diez años. En la primera cara de cada tarjeta está la ilustración de un infante en diversas actividades y en la cara posterior existe una jerarquía visual, ya que se aplican dos tamaños de texto: el primero a las palabras en quechua y el segundo a la equivalencia en castellano.

La manera de jugar y aprender con las tarjetas depende de cada padre, tutor o maestro, e incluso, una vez aprendido, el niño autónomamente puede establecer sus propias reglas de juego. Las indicaciones básicas son colocar tres tarjetas del lado de la imagen, leer el verbo en quechua, entender la relación imagen-verbo y luego voltear las tarjetas para aprender los tiempos de ese verbo. Se recomienda empezar con tres porque de esa manera se logra un mejor aprendizaje sin causar obligación o generar angustia. Con tres tarjetas, el niño puede sentir comodidad, facilidad y libertad para aprender. Posteriormente, se continúa con otro grupo de tres tarjetas y así se va avanzando de manera sólida, conociendo y reconociendo las acciones de las imágenes y los verbos en quechua.

Para los padres o tutores, las tarjetas educativas son un instrumento que permite enseñar la lengua originaria en un contexto urbano, cumpliendo un papel fundamental para mantener vivo el quechua central, así como la historia y cultura familiares. Además, la actividad permite que los niños crezcan respetando la diversidad lingüística y valoren la riqueza cultural.

Así, el uso del quechua por las nuevas generaciones conservará la vitalidad de la lengua y permitirá el desarrollo de la creatividad, puesto que a partir de las tarjetas (que pueden ir incrementando en cantidad), los niños podrán aprender, autoevaluarse y crear nuevos juegos, historias y experiencias que les permitan aprender, jugar y, sobre todo, ser niños Kushikuy.

Fuente: Elaboración propia.

Figura 7. Uso de las tarjetas educativas Kushikuy.  

Fuente: Elaboración propia.

Figura 8. Presentación tarjetas educativas Kushikuy.  

Análisis de los resultados

En lo que corresponde a la reunión de datos e información, esta etapa constó del envío de los juegos de tarjetas -junto con las instrucciones y las reglas- a los padres de familia, a través de sesiones diferenciadas, para que cada uno de ellos pudiera tener un momento previo de aprendizaje antes de su aplicación práctica con sus hijos. Durante este proceso se llegaron a convocar a 36 padres de familia, quienes, en dinámicas diferentes, brindaron una serie de opiniones y observaciones respecto del producto recibido.

En cuanto a los comentarios respecto a su primera impresión con el material, 88% de los padres de familia convocados, es decir, la mayoría de ellos, indicó su aceptación a la propuesta, ya que destacaron su nivel de novedad y perfil diferenciador en comparación con cualquier otro producto de carácter didáctico que pudieran haber recibido antes. En ese sentido, las preguntas que formularon estuvieron enfocadas en confirmar la claridad de la propuesta y de los mensajes aplicados, la posibilidad de aplicación real por parte de sus hijos en un contexto educativo, la correspondencia entre la propuesta y las necesidades de aprendizaje identificadas y, finalmente, el nivel de congruencia entre el estado real, es decir, la situación identificada y el estado ideal.

Incluso algunos padres manifestaron que llegaron a utilizar las imágenes de las tarjetas no sólo para aprender el uso del verbo por un interés personal, sino también para crear algunos ejercicios adicionales e historias que pudieran practicar después en el espacio de aprendizaje en quechua con sus hijos.

Se realizó también un grupo de 12 entrevistas semiestructuradas adicionales, en donde los padres manifestaron tanto su asombro como su satisfacción en el sentido de identificar el hecho de que desde el diseño hubiera sido posible investigar y plantear una propuesta de estas características frente a una problemática que, como ellos mismos mencionaron, era tan compleja y difícil de abordar.

En cuanto a la descripción de los actores participantes en esta parte de la investigación, destaca que son los principales responsables del proceso de crianza y formación de sus hijos; se encuentran en un contexto urbano y son migrantes quechuahablantes, ya que no han renunciado a sus orígenes y atesoran la lengua quechua y sus hábitos y costumbres como un elemento de vínculo y soporte familiar. Son, a su vez, nostálgicos en el recuerdo de sus ancestros, ya que durante las entrevistas se hicieron recurrentes menciones a momentos de su infancia en donde recordaban claramente a sus abuelos hablando quechua. Sin embargo, muchos de ellos decidieron no continuar con la transmisión del quechua hacia sus hijos, ya que lo consideraron de poca utilidad y aplicación práctica en el contexto actual.

En lo que se refiere al instrumento empleado dentro de la aplicación de la técnica de la entrevista, las preguntas planteadas estuvieron relacionadas con los aspectos más destacados en relación con el valor de la familia y la riqueza que tenía cada una de las familias. También se abordaron preguntas para identificar acciones que se pudieran haber realizado para establecer y fortalecer el vínculo familiar como parte de una estrategia de motivación con sus hijos. Junto con ello, se consultó también si los padres consideraban algún tiempo en especial dentro del ámbito familiar para hablar acerca de sus ancestros y que de esta manera sus hijos pudieran conocer más sobre ellos. Y, por último, también se consultó respecto al nivel de importancia que le atribuían a las herramientas y dispositivos tecnológicos, en función a su potencial capacidad como elementos de motivación para el aprendizaje de sus hijos.

Todo lo anterior conformó el proceso de aplicación de instrumentos con el cual fue posible lograr el registro en el que se apoyó la investigación durante el periodo de trabajo de campo y de aplicación de la propuesta. Una vez obtenidos todos los datos, se procedió a su correspondiente análisis y jerarquización, lo cual arrojó resultados.

En lo que corresponde a los resultados, los padres de familia manifestaron su aceptación y valoración de manera positiva frente a la propuesta. Junto con ello, evidenciaron también un aspecto importante del proyecto, el que se identifique como protagónica la actitud de los padres frente al escenario de aprendizaje con sus hijos. Ello en función de que no siempre es posible generar espacios adicionales de interacción entre padres e hijos debido a diversas razones, principalmente la disponibilidad de los primeros ante sus obligaciones de índole laboral.

Frente a la información que buscaba identificar fortalezas y disposición para desarrollar espacios de aprendizaje con sus hijos, los padres de familia respondieron de manera mayoritaria que estaban dispuestos a poner en práctica todas sus capacidades en favor de que sus hijos pudieran participar en las actividades que les permitieran mantener viva la lengua quechua central y, junto con ello, el vínculo con su historia familiar.

En cuanto a los comentarios que identificaban la necesidad de establecer un trabajo colaborativo como parte de una actividad de integración familiar, los padres respondieron de manera contundente que, si bien es cierto no estaban necesariamente familiarizados con estas dinámicas, no tenían inconveniente alguno en poder involucrarse en ellas, ya que habían encontrado que la propuesta reunía las características necesarias para que pudieran captar la atención de sus hijos, lo cual ya era un logro importante a destacar.

Respecto a contar con un espacio o ambiente que propiciara el aprendizaje de sus hijos y que contará con las condiciones necesarias para ello, un grupo importante de padres de familia manifestó que no necesariamente tenían un espacio en casa que estuviera pensado o dedicado para actividades de aprendizaje, ya que muchos de ellos fueron espacios que se implementaron y adecuaron de manera eventual frente a las necesidades que se iban generando. A su vez, reconocieron la importancia de contar con un espacio libre de distracciones que les posibilite el campo de trabajo necesario para que sus hijos puedan recibir toda la información y participen en las dinámicas de la mejor manera posible dentro de las posibilidades de cada familia.

Conclusiones y recomendaciones

Kushikuy es una herramienta para aprender primeras palabras, en este caso, verbos usados en el día a día en el contexto de situaciones cotidianas, por medio del uso de imágenes que permiten ser reconocidas fácilmente e identificarse con ellas.

La propuesta de emplear el juego de tarjetas es una herramienta para que los padres enseñen el idioma quechua central a sus hijos de una manera lúdica, asertiva y, sobre todo, con orgullo de las raíces a las cuales pertenecen, lo cual propicia un efecto importante durante el proceso de enseñanza.

En lo que respecta al mantenimiento vivo de una lengua usando el diseño gráfico para buscar una mejora en el aprendizaje de un idioma, se demuestra que la función es fomentar el cambio en favor de la calidad de vida, en este caso, de la conservación de un idioma. En ese sentido, se validó por medio del trabajo de campo y la intervención con los actores que dicho efecto es posible mediante la motivación y la consideración de las características en cada uno de los grupos. Por ello, es importante continuar con el estudio y el análisis para emplear herramientas lúdicas que superen la dimensión de la mera interacción.

En cuanto a una perspectiva teorizada sobre la cual se propone el diseño de tarjetas educativas para la enseñanza-aprendizaje de palabras básicas en quechua, es posible evidenciar que se logran cumplir los fundamentos teóricos que soportan la propuesta y que hacen aún más evidente la importancia de continuar con los estudios que incorporen diversas perspectivas como parte del aprendizaje bajo la dinámica familiar.

El proyecto Kushikuy logra llevar a la reflexión sobre el riesgo de extinción de las lenguas indígenas peruanas e incentiva a valorar y respetar la diversidad de idiomas que son importantes en la vida de los distintos grupos de personas. Al respecto, es importante destacar que todos estos esfuerzos deben formar parte de una propuesta integral por parte de los actores vinculados a las diversas instancias del Estado para identificar estas y otras necesidades en favor de las manifestaciones culturales inmateriales.

Las tarjetas educativas permiten aprender verbos cotidianos -para los que no han tenido ningún acercamiento al idioma-, mantienen el conocimiento de un vocabulario básico quechua central -para los que tienen algún conocimiento al respecto- y logran estimular la relación niño-padres-familia mediante la lengua. Junto con ello, las tarjetas educativas evidencian un aprendizaje significativo de los primeros verbos que un niño puede adquirir despertando su curiosidad e interés por saber más. En ese sentido, se demuestra su utilidad práctica, misma que podría ser incorporada en experiencias piloto posteriores que brinden la posibilidad de construir una propuesta, en una instancia de mayor nivel, junto con otros elementos que la complementen y enriquezcan. Incluso, podría también considerarse la generación de espacios de interacción y validación con la participación de aliados estratégicos.

Finalmente, se recomienda también que el proyecto pueda ser adaptado a otras lenguas indígenas peruanas para apoyar en su difusión y aprendizaje. De esa forma se contribuirá no sólo a evitar el riesgo de que puedan desaparecer, sino también a la promoción de actividades y acciones de investigación y socialización de conceptos que converjan en favor de que estas manifestaciones perduren en el tiempo.

En concreto, en lo que respecta a actividades a desarrollar en el corto plazo, se recomienda complementar y fortalecer el proyecto con un soporte desarrollado en medios audiovisuales, en donde sea posible enseñar la correcta pronunciación de cada una de las piezas que forman parte de la propuesta.

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Recibido: 03 de Agosto de 2022; Aprobado: 21 de Septiembre de 2022

Mercy Bruno López:

Licenciada y bachiller en Arte y Diseño Empresarial por la Universidad San Ignacio de Loyola. Es diseñadora editorial con experiencia en diagramación de materiales educativos en lenguas originarias peruanas. Involucrada en el sector educativo, ha diseñado y maquetado contenido en quechua central, shawi y jaqaru para la Dirección de Educación Intercultural, Bilingüe y Rural del Ministerio de Educación de Perú. Desde el 2019 es diseñadora gráfica ad honorem del Colectivo Quechua Central, responsable del periódico Mama Raywana, dedicado a la difusión y revitalización del quechua central.

Rafael Vivanco Álvarez:

Doctorando en Antropología por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), maestro en Docencia Superior por la Universidad Ricardo Palma y licenciado en Educación por la Universidad San Ignacio de Loyola, cuenta también con un diplomado en Formación de Formadores en Responsabilidad Social por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Es diseñador gráfico y director de la carrera de Arte y Diseño Empresarial de la Universidad San Ignacio de Loyola, así como desarrollador y gestor de la filosofía Diseño Agente de Cambio, que busca formar un profesional del diseño investigador, humano y holístico capaz de transformar su entorno y buscar la mejora de la calidad de vida pensando en la cultura a la que pertenece. Ha editado publicaciones de investigación en diseño y ha organizado eventos y congresos de diseño. También ha publicado diversos artículos y compartido su experiencia en conferencias y talleres en diversas ciudades del mundo, lo que le ha permitido construir una amplia red de trabajo.

Ruperto Pérez Albela Stuart:

Maestro en Educación Superior con mención en Gestión de la Educación por la Universidad San Ignacio de Loyola, licenciado en Arte con mención en Diseño Gráfico por la Pontificia Universidad Católica del Perú y bachiller en Arte por la misma universidad. Es experto en investigación en diseño, comunicación visual e infografía y tecnologías de la información aplicadas a la educación. Desde hace 10 años se desempeña como coordinador académico en la carrera de Arte y Diseño Empresarial de la Universidad San Ignacio de Loyola, en donde formó parte del equipo académico que tuvo a su cargo la implementación de la filosofía Diseño Agente de Cambio, con la cual dicha carrera ha logrado posicionarse como el principal referente, a nivel nacional y regional, en cuanto a la formación profesional del diseño en su rol social, humano e integral. Como parte de su trayectoria profesional de más de 21 años, ha sido consultor para instituciones nacionales y para organismos intergubernamentales, como el Banco Mundial, la Unión Europea, la Cooperación Alemana al Desarrollo-GIZ, IDEA Internacional, el Instituto Republicano Internacional (IRI) y la Feria Internacional del Libro, entre otros.

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