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Educación matemática

On-line version ISSN 2448-8089Print version ISSN 0187-8298

Educ. mat. vol.35 n.3 Ciudad de México Dec. 2023  Epub Mar 19, 2024

https://doi.org/10.24844/em3503.13 

In memoriam

Alicia Avila o de cómo construir humanidad desde la investigación

1Unidad Zacatecas de la Universidad Pedagógica Nacional, lecameag@hotmail.com


La memoria no es lo que recordamos,

sino lo que nos recuerda.

La memoria es un presente

que nunca acaba de pasar.

Octavio Paz

Desde “el dudoso jardín de la memoria” la recuerdo. Fue en 1998 cuando terminaba mi tesis de Maestría en Educación, había elegido un objeto de estudio propio de un campo casi totalmente desconocido en aquel espacio geográfico social que era Zacatecas (México), tan extraño era que el único maestro que se atrevió a asesorarme fue Jesús Mendoza, quien era más un amigo y compañero de discusiones que un asesor formal.

Para salvar la lejanía entre campo de estudio y espacio geográfico-conceptual nos anunciaron que habrían de invitar a académicos de la capital del país para que revisaran la tesis, una de ellas era Alicia Avila, la sopresa no fue menor, conocíamos muy bien sus investigaciones, era uno de los referentes principales para los profesores, como Jesús Mendoza y yo, que intentábamos conocer más acerca de la enseñanza de las matemáticas en las escuelas primarias y normales, la sopresa no estaba exenta de temor, no sabíamos si la tesis en cuestión cumpliría con los mínimos de calidad desde la mirada de la “maestra Alicia”.

La conocimos el día del examen profesional, una mañana soleada, al terminar la defensa se acercó a nosotros, nos dijo: “El trabajo es por demás interesante, deberían pensar en dos cosas; una en publicar ese trabajo y la segunda decidir si quieren unirse a mi equipo de investigación para estudiar los efectos de la reforma (de 1992) en la escuela primaria”, contestamos con una afirmación a ambas propuestas y de esa manera, en ese mismo día sucedió un triple alumbramiento. De la primera respuesta nació el libro que a la postre llevaría por título Matemáticas y Educación Normal, los “habitus” en torno a una ciencia (2000). De la segunda respuesta nació nuestra inclusión en su tarea investigativa cuyos resultados se reflejaron en el libro La reforma realizada. La resolución de problemas como vía de aprendizaje en nuestras escuelas (SEP, 2004) y, de la conjunción de ambas respuestas nació una relación que siempre fue de tres, Jesús, Alicia y Luis.

Fue una relación signada por una constante que dibuja lo que Alicia era tanto como académica como persona: una absoluta confianza en el desarrollo intelectual de los jóvenes profesores que eramos; un total compromiso con el trabajo académico y la ética profesional y; un profundo afecto y generosidad con sus semejantes. En los 25 años que convivimos con ella nunca dejó de impulsarnos para crecer, el de ella era un impulso firme que no aceptaba pretextos ni descansos pero al mismo tiempo lo impregnaba con la suavidad del tercio-pelo, sin duda su presencia nos hizo mejores profesores, mejores académicos, pero lo más importante, nos hizo mejores personas, como a todos aquellos, estoy seguro, que tocó con su cálida presencia.

Para nosotros, en esos 25 años ella pasó de ser la “maestra Alicia” a ser nuestra asesora en el doctorado y cuando la relación maduró se convirtió simplemente en Alicia, o como dice Jesús, en “nuestra Alicia”, en la persona que aprendimos a admirar y a conocer más allá de su primera imagen.

Alicia Avila estudió para maestra de primaria en la ciudad de Aguascalientes (México) en tiempos en los que en aquella ciudad no existía la Universidad. Y fueron los avatares de la vida los que hicieron que fuera hasta años después que, en su Volkswagen escarabajo, cruzara el laberinto de las calles de la Ciudad de México para trabajar como maestra de primaria en las zonas desfavorecidas de la capital del país, luego su avidez por el conocimiento la llevó a estudiar la licenctura y la maestría en Pedagogía en la UNAM y posteriormente también el doctorado. Fue, entre muchas cosas, formadora de maestros, divulgadora, formadora de investigadores y de profesionales de la Educación Matemática, fundadora de la Sociedad Mexicana de Investigación y Divulgación de la Educación Matemática (SOMIDEM) y de la Revista Educación Matemática en la que hizo aportaciones valiosas que enriquecieron sus páginas con su conocimiento y pasión por las matemáticas.

Investigadora de gran trascendencia en México, contribuyó a la difusión de la teoría Brousseauniana en Iberoamérica a través de sus múltiples artículos y libros de investigación sobre temas como: las fracciones; los números decimales; la enseñanza a través de la resolución de problemas; las matemáticas en la educación de personas jóvenes y adultas; la enseñanza de las matemáticas en escuelas indígenas y; el uso de los libros de texto oficiales, de matemáticas, en las escuelas primarias.

Pero, por sobre todo eso, Alicia nos enseñó que hacer investigación es también construir humanidad, lo hizo siempre a través de su trato amable y afectuoso, de su gentileza no desprovista de firmeza, de su esfuerzo encomiable por entender al mundo y sus circunstancia, en estos momentos en que algunos especialistas han optado por el disimulo y se han abocado a evadir la realidad.

Sus trabajos más recientes, centrados en analizar las desigualdades sociales en la educación matemática, dan cuenta de su compromiso ético y del anhelo porque las cosas fueran de otra manera. Mujer de su tiempo, se distinguió siempre por su esfuerzo para ayudarnos a superar la indiferencia ante las diferencias y alentarnos a construir una mejor realidad para hacerla menos agobiante. Trabajadora incansable, apenas unos días antes de que partiera terminó de redactar el que a la postre será su último libro Prácticas educativas en pandemia. Los efectos de la distancia.

Quienes fuimos sus alumnos, compañeros y amigos, la recordaremos siempre activa, amable, generosa. Nos harán falta su voz, su cálidez y sus ideas.

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