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El trimestre económico

On-line version ISSN 2448-718XPrint version ISSN 0041-3011

El trimestre econ vol.89 n.354 Ciudad de México Apr./Jun. 2022  Epub June 06, 2022

https://doi.org/10.20430/ete.v89i354.1503 

Artículos

Los límites a la acumulación ampliada y el fin del milagro del crecimiento chino*

The limits of extensive accumulation and the end of the Chinese growth miracle

Robert Pauls** 

** Departamento de Estudios Internacionales, Xi’an Jiaotong-Liverpool University, Jiangsu, China (correo electrónico: robert.pauls@xjtlu.edu.cn).


Resumen

Después de más de dos décadas de crecer a niveles récord, la economía china ha entrado en una “nueva normalidad”. A fin de explicar las raíces de tal transformación, este artículo se apoya en las teorías marxista y de la regulación, con el propósito de identificar las características principales del desarrollo socioeconómico de China en relación con las instituciones que gobiernan su economía, así como los patrones y las contradicciones observables en el proceso de acumulación entre 1995 y 2015. Con el objeto de observar esto último, se miden categorías económicas marxistas como la plusvalía, la composición del capital y las tasas de ganancia, mediante datos de cuentas nacionales y tablas de insumo-producto. Después de un rápido proceso de acumulación predominantemente extensiva, la economía china ahora se enfrenta a un problema doble de sobreproducción y sobreacumulación, y tiene al mismo tiempo dificultades para alejarse de los patrones establecidos de acumulación que han producido estas tendencias a la crisis.

Palabras clave: economía china; desarrollo económico; sobreacumulación; tendencia a crisis

Clasificación JEL: B14; N15; N35

Abstract

After more than two decades of experiencing record-setting growth, the Chinese economy has now entered a “new normal”. To explain the roots of this transformation, by drawing upon Marxian and regulation theory, this article seeks to identify key features of China’s socio-economic development in the relationship of the institutions governing its economy and the patterns and contradictions observable in the accumulation process between 1995 and 2015. To observe the latter, by mapping data from national accounts and input-output tables, it measures Marxian economic categories such as surplus value, the composition of capital, and profit rates. After a rapid process of predominantly extensive accumulation, the Chinese economy has now encountered a double conundrum of overproduction and overaccumulation, while is facing difficulties in transitioning away from the established patterns of accumulation that have produced these crisis tendencies.

Keywords: Chinese economy; economic development; overaccumulation; crisis tendency

JEL codes: B14; N15; N35

Introducción

A pesar de que las tasas de crecimiento actuales del producto interno bruto (PIB) de la economía china siguen siendo altas en comparación con las del núcleo capitalista, presentan una desviación pronunciada de más de 9% anual de las tasas de crecimiento promedio entre la década de los noventa y 2010. La desaceleración viene acompañada de una serie de síntomas de las crisis, externos e internos, como la exposición a la crisis financiera mundial y un sector empresarial muy apalancado. De manera más fundamental, los desequilibrios globales y nacionales, así como la disminución de la rentabilidad son síntomas del posible agotamiento del actual modelo de desarrollo de China, lo cual quizá sea el comienzo de una fase de transición hacia un nuevo modelo de crecimiento, o tal vez sólo la gestión ad hoc prolongada de la crisis, denominada la “nueva normalidad” (xin changtai, 新常态) por Xi Jinping y el Partido Comunista Chino (PCC).

Debido a los desafíos planteados al desarrollo socioeconómico y al gobierno del PCC, la recesión económica actual necesita investigación y teorización sobre los procesos subyacentes. Por lo tanto, este artículo pretende contribuir a nuestra comprensión de la economía política china al explicar la relación entre acumulación y crisis en ese país dentro del contexto institucional de la llamada “economía de mercado socialista”, con base en las teorías marxista y de la regulación.

Las investigaciones sobre la economía política de China suelen estar dominadas por enfoques institucionales comparativos que resaltan las características idiosincráticas de su modelo de desarrollo -véanse reseñas en Fligstein y Zhang (2011) y ten Brink (2019) - y por enfoques neoclásicos que durante mucho tiempo esperaban que la economía china convergiera hacia principios económicos de mercado -por ejemplo, Naughton (1995), Lin (2007) y Brandt y Rawski (2008) -; ambos comparten la concepción dominante del capitalismo como una economía de mercado. Lo que estos enfoques tienen en común es que batallan para mostrar los cambios y las contradicciones producidos por el desarrollo capitalista -para una crítica, véase Coates (2005) -. Por su parte, los enfoques institucionales, aunque se oponen a la corriente dominante y dan cuenta de la variedad histórica, también tienen dificultades para explicar las contradicciones, las dinámicas y las transformaciones producidas por el capitalismo (Streeck, 2011: 139).

A fin de analizar el caso chino como capitalismo en transformación, se requiere retomar el concepto de capitalismo desde la teoría y emplear métodos de investigación económica que puedan explicar la variación y el cambio. En este artículo propongo que, para entender la economía de mercado socialista como una forma históricamente específica del capitalismo, se requiere un análisis centrado en la relación de las instituciones y la acumulación mediante vínculos renovados con la teoría de la regulación, la crítica de la economía política de Marx, y un método económico adecuado para operacionalizar las categorías teóricas correspondientes.

Con base en tal enfoque, este artículo analiza las fuentes y los patrones de acumulación capitalista dentro de su contexto institucional desde la década de los noventa en China, lo que ofrece una perspectiva macro sobre el caso que busca explicar cómo se ha reproducido el proceso de acumulación capitalista dentro de una configuración histórica institucional y cómo las contradicciones de este proceso ahora ponen a prueba los límites de esta configuración al producir ciertas tendencias de crisis. En vista de la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo por parte del partido-Estado chino, procedo a preguntar cómo las condiciones económicas, las instituciones y las relaciones de poder dan forma a la transición hacia un nuevo modelo de desarrollo.

I. Las contradicciones de la acumulación y su regulación

El propósito de esta sección es explicar teóricamente cómo se desarrolla la acumulación capitalista en formas específicas y condiciones históricas dadas, con base en el concepto de relación salarial de Aglietta, que sirve como punto focal para el tratamiento teórico integrado de los problemas de producción e intercambio en la reproducción ampliada del capital. Con sus raíces en la economía marxista, Aglietta (1979: 72) insistió en que comprender históricamente el desarrollo capitalista era “en realidad” comprender el desarrollo de la relación salarial, y seguiré este enfoque en mi análisis del capitalismo chino. El lector podría objetar que la escuela de regulación, de la cual Aglietta es considerado fundador, hoy plantea que la relación salarial es sólo una de las cinco formas institucionales relevantes para la comprensión de la regulación capitalista. Sin embargo, esto ocurre después de su abandono de la economía marxista, que aquí considero crucial para comprender la dinámica de la acumulación capitalista -para una crítica más detallada del enfoque de la regulación, véase Jessop (2013b) -.

El capitalismo es una sociedad productora de mercancías y una sociedad de clases. El concepto de relación salarial da cuenta de esto al tratar la relación capital-trabajo como una de intercambio y, en la misma medida, una de producción. Como relación de intercambio, implica la compra de fuerza de trabajo a los trabajadores por parte de los propietarios de los medios de producción. Como relación de producción, describe el uso de esa fuerza para producir trabajo abstracto. Como es propiedad única de la fuerza de trabajo humana producir más de lo que vale, el valor total del trabajo abstracto se dividirá en plusvalía y valor de la fuerza de trabajo. En circunstancias normales, el valor total del trabajo abstracto será realizado por la clase capitalista mediante la venta de mercancías (Aglietta, 1979: 45ff). De esto la clase obrera recibirá sólo el valor de su fuerza de trabajo en forma de salarios, mientras que los propietarios de los medios de producción se apropian de la plusvalía como ganancia. La relación entre plusvalía y valor a nivel macroeconómico se expresa en la tasa de plusvalía, la cual crea una división que determina a la vez la rentabilidad de la producción y los requisitos para la realización a cambio del valor producido, ya sea mediante la inversión capitalista o el consumo de la clase obrera.

Con base en estas diferencias, la producción se puede dividir lógicamente en dos departamentos: el departamento I, que produce los medios de producción, y el departamento II, que produce los medios de consumo. Al alimentar la reproducción y la acumulación de capital, ambos reinvertirán la plusvalía producida, realizada como ganancia, en medios de producción, lo que crea demanda para los productos del departamento I. Al mismo tiempo, los trabajadores de ambos departamentos generarán demanda para las mercancías producidas en el departamento II al gastar sus salarios. Aquí reside el doble significado de la tasa de plusvalía a nivel macroeconómico. Por un lado, al dividir el valor del producto total entre trabajadores y capitalistas, se determina la parte del valor total producido que debe realizar el departamento II mediante el consumo de bienes de la clase obrera, y la parte cuyo valor debe ser realizado por el departamento II por medio de la demanda de bienes de capital producidos en el departamento I (es decir, inversión, consumo productivo). Por otro lado, mientras la tasa de plusvalía establece estos requisitos de proporción en la reproducción social del capital, también determina la rentabilidad de la producción capitalista como la parte del valor total apropiado por la clase capitalista. Así puede verse cómo los nexos de producción e intercambio que constituyen la relación-salario establecen un vínculo entre rentabilidad y proporcionalidad articulado sobre la tasa de plusvalía, que está en el centro de las contradicciones observables en la reproducción capitalista (Aglietta, 1979: 87).

Durante la acumulación, los avances técnicos en la productividad y las medidas de ahorro de mano de obra que normalmente se originan en el departamento I conducirán a un aumento en la composición del capital. Por lo tanto, la acumulación ampliada puede ser impulsada por completo por la demanda producida en el departamento I. Esto, sin embargo, eventualmente plantea dos problemas. En primer lugar, tal expansión depende de que la oferta de mano de obra siga su ritmo. En segundo lugar, el aumento de la composición del valor del capital deprimirá la tasa de ganancia al aumentar el costo del capital en relación con la fuerza de trabajo que produce plusvalía. Éstos son los problemas de sobreacumulación y la tendencia a la baja de la tasa de ganancia.

Estos problemas ponen límites evidentes a una expansión del capital que sólo puede superarse mediante un aumento de la productividad social de la fuerza de trabajo, lo que se denomina aumento de la producción de plusvalía relativa. Si bien la producción de plusvalía puede extenderse hasta cierto punto por medios absolutos, es decir, la expansión de la jornada laboral o la intensificación del trabajo sin la ayuda de la tecnología, la resistencia humana, la oposición de los trabajadores y las restricciones del mercado laboral establecen límites obvios para este método. Entonces, la producción de plusvalía relativa describe el proceso por el cual la plusvalía aumenta debido a una reducción en el valor de las mercancías consumidas por la clase obrera y, por lo tanto, una disminución en el valor de la fuerza de trabajo. Un aumento en la producción de plusvalía relativa requiere que los métodos de ahorro de trabajo desarrollados en el departamento I se generalicen al departamento II. A su vez, las mercancías producidas en el departamento II deberán encontrar un uso general en el consumo de la clase trabajadora. Esto luego reduce el valor social de la fuerza de trabajo, al disminuir la cantidad de trabajo abstracto requerido para su reproducción y, por lo tanto, aumenta la plusvalía.

Ahora pueden elaborarse las contradicciones que plantean los cambios en las proporciones de la composición del capital, los cambios en las proporciones entre departamentos y los cambios en la tasa de plusvalía en la reproducción ampliada del capital.

En primer lugar, los cambios en la composición del capital de un departamento requieren transformaciones proporcionales en la demanda del otro. Por ejemplo, un aumento de capital constante en el departamento I requiere una expansión de la demanda de capital constante en el departamento II. Sin embargo, al mismo tiempo, la composición cambiante del capital en el departamento I suprimirá el crecimiento proporcional de la demanda de los trabajadores por los bienes producidos en el departamento II, lo que limita la expansión de la demanda de capital constante de ese departamento. Como la capacidad del departamento I para expandirse en función de su propia demanda está, en principio, limitada únicamente por la disponibilidad de mano de obra, existe una tendencia general a su expansión desproporcionada. La sobreacumulación de capital en el departamento I conduciría a una disminución de la tasa de ganancia promedio.

En segundo lugar, cuando, debido a una revolución general en los medios de producción y en los patrones de consumo de la clase obrera, la tasa de plusvalía aumente a fin de evitar la tendencia a la sobreacumulación y a la baja de la tasa de ganancia, esto provocará al mismo tiempo cambios en las relaciones de oferta y demanda entre los dos departamentos de producción, ya que el aumento relativo de la plusvalía producida conducirá a un cambio general en la distribución social del ingreso, lo que conllevará a un aumento relativo en la demanda de bienes de capital y una disminución relativa en la demanda de bienes de consumo. El problema de la proporcionalidad en la reproducción ampliada y la sobreacumulación en el departamento I volverá a plantearse en ciclos posteriores de reproducción.

Debido a estas contradicciones, discutidas aquí sólo como ejemplo, la reproducción capitalista necesariamente enfrenta fricciones, bloqueos y crisis. Limitadas por la competencia, las decisiones de inversión de las unidades descentralizadas de acumulación, por más prudentes, no pueden considerar las complejas relaciones de proporcionalidad que se entretejen en la acumulación y la reproducción extendidas. En cambio, la suma de estas decisiones provoca transformaciones constantes de la relación salarial que redefinen las condiciones a fin de validar socialmente la producción capitalista y, por lo tanto, invalidan las decisiones de inversión pasadas que causaron la misma transformación.

Si bien no puede existir un equilibrio en la reproducción capitalista, sí concurren espacios y periodos de acumulación relativamente regulares y estables que requieren explicación. Con este fin, Aglietta distingue dos formas de transformación de la relación salarial que conducen a un aumento sostenido de la plusvalía relativa, denominadas regímenes de acumulación predominantemente extensivos e intensivos (Aglietta, 1979: 68ff).

El régimen de acumulación extensiva describe un aumento en la plusvalía relativa que se sostiene sobre la expansión cuantitativa de la relación salarial, marcada por la expansión de las relaciones sociales capitalistas en sectores de la sociedad donde antes no las había, un proceso que a menudo crea formas híbridas de reproducción social en que la reproducción del trabajo asalariado todavía se sustenta en relaciones sociales no capitalistas, especialmente en la agricultura. Dentro de la relación salarial, las normas de producción permanecen relativamente sin cambios, y la innovación tecnológica tiene un papel subordinado. Este proceso puede llevar una marcha relativamente ininterrumpida únicamente si los departamentos de producción se expanden proporcionalmente con el fin de validar su producto. Lo más probable es que este tipo de régimen de acumulación sufra obstrucciones y paros regulares debido a la naturaleza inconexa del desarrollo de los departamentos de producción. La sobreacumulación se materializará a más tardar cuando la expansión de la relación salarial bajo normas estables de producción alcance sus límites en una oferta menguante de trabajo excedente.

El régimen de acumulación intensiva está marcado por la integración completa de la reproducción social en la economía capitalista productora de mercancías y por una revolución en curso en las normas de producción mediante la innovación tecnológica que tiende a aumentar la productividad. Las formas institucionales que rigen la relación salarial son tales que brindan cierto grado de coordinación para la producción y el consumo, lo cual permite una integración más estrecha de los dos departamentos de producción. Esto a su vez permite un ritmo de acumulación más rápido y regular, y se logra un aumento de la plusvalía relativa mediante el abaratamiento continuo de la fuerza de trabajo. Como muestra Aglietta en su análisis del caso estadunidense, esto no implica en modo alguno que la acumulación intensiva proporcione una solución a las contradicciones de la acumulación capitalista, sino su expresión en forma diferente, por ejemplo, en las crisis de inflación.

Si bien estos dos regímenes de acumulación se derivan de manera lógica, ya brindan una idea de las posibles formas históricas y los periodos relativamente estables de acumulación capitalista. No obstante, el análisis histórico también necesita considerar las instituciones donde están comprendidas las normas y las reglas que dan forma a la reproducción de las relaciones sociales capitalistas. La pregunta central al analizar estas formas institucionales es cómo dan cohesión y forma a un régimen de acumulación mediante una regulación espacial y temporal de la reproducción capitalista, la cual necesariamente incluye la reproducción de sus contradicciones hasta que se vuelven insostenibles y se produce la crisis. En primera instancia, estas instituciones conciernen a aquellas que gobiernan la relación salarial misma, como las reglas formales e informales que rigen el lugar de trabajo y el mercado laboral, las organizaciones de la clase obrera y sus modalidades de reproducción, entre otras. Las instituciones que dan forma a la competencia y las finanzas, las que rigen las modalidades concretas para la valorización de las unidades individuales de capital, operan dentro de los límites a la acumulación creados por la relación salarial.

Además, la función de las instituciones de mediar en las contradicciones dentro de un régimen de acumulación puede entenderse en términos de los arreglos espaciotemporales e institucionales que producen para evitar una ruptura en la reproducción (Jessop, 2013a; Jessop y Sum, 2006). La reproducción capitalista y sus contradicciones se despliegan en un contexto espaciotemporal dado, y es en los límites de este confinamiento donde las contradicciones se transforman en crisis. Una solución espacial o temporal representa, por lo tanto, una expansión de los límites dentro de los cuales puede desarrollarse una determinada contradicción. Una solución espaciotemporal está vinculada con una configuración específica de formas institucionales, por lo que el término “solución institucional” denota una configuración institucional específica que contribuye al surgimiento y el mantenimiento de una solución espaciotemporal. La coherencia temporal y la forma histórica concreta de un régimen de acumulación dependen entonces de la capacidad de sus instituciones para mediar en sus contradicciones en el espacio y el tiempo.

Con base en esta discusión teórica, el siguiente análisis del desarrollo capitalista en China debe entenderse como un análisis de la transformación de la relación salarial, lo que da lugar a un régimen de acumulación mediado por formas institucionales específicas.

II. Estimación de categorías marxistas para la economía china

De acuerdo con los supuestos de la economía neoclásica, las cuentas nacionales de ingreso y producto (CNIP) definen todas las actividades que no son de consumo como actividades de producción, lo que significa que todas las transacciones económicas que no sirven al consumo final se suman al producto nacional. En oposición a estos supuestos, tanto la economía clásica como la marxista comparten una definición más restrictiva de producción y una definición más amplia de consumo como consumo social, que incluye actividades como la circulación de valor y la reproducción social. Por lo tanto, medir la transformación del régimen de acumulación chino requiere trabajar los datos de cuentas nacionales a fin de diferenciar entre actividades productivas y no productivas, y para ser representativos de categorías teóricas como el valor del trabajo y la plusvalía. Mediante el método de Shaikh y Tonak (1994), reasigné la información de CNIP para estimar estas categorías para la economía china.1

Los datos económicos oficiales chinos a menudo son vistos con recelo en cuanto a su precisión, debido a las deficiencias metodológicas y al valor político que se atribuye a las cifras oficiales. Si bien existen varios problemas metodológicos e institucionales que afectan negativamente la calidad de la información, Holz (2014: 324) no encuentra evidencia de falsificación. En cualquier caso, los datos de CNIP, aunque posiblemente sean inexactos en niveles absolutos, parecen reflejar con precisión los movimientos relativos. Puesto que este análisis no se apoya fundamentalmente en números absolutos, sino más bien en el movimiento relativo de las categorías, la calidad de los datos estadísticos chinos parece suficiente.

El método se basa en tablas insumo-producto, que se publicaron para 1995, 1997, 2000, 2002, 2005, 2007, 2010, 2012 y 2015 (Oficina Nacional de Estadísticas [NBS], 1995, 1997, 2019), así como en las mediciones del PIB disponibles desde el enfoque de producción provenientes de la Oficina Nacional de Estadísticas de China (NBS mediante datos CEIC), y en estadísticas de ingreso nacional.

1. Actividades productivas e improductivas

Como ya se dijo, de acuerdo con los supuestos de la economía neoclásica, CNIP define toda actividad que no sea de consumo como actividad de producción. Al contrario de estos supuestos, tanto la economía clásica como la marxista comparten una definición más restrictiva de producción y una definición más amplia de consumo como consumo social, incluidas actividades como la circulación y la reproducción social. Por lo tanto, medir las categorías marxistas requiere la preparación de datos de cuentas nacionales, a fin de diferenciar entre sectores productivos e improductivos, así como entre trabajo productivo e improductivo en el sector productivo para que las estimaciones sean representativas del valor del trabajo.

En primer lugar, esto involucra reasignar las tablas de insumo-producto de 42 columnas (33 columnas en 1995, 40 en 1997), con el fin de diferenciar entre el sector productivo (que produce bienes y servicios para consumo intermedio o final) y el sector improductivo de la economía. Descarto las siguientes categorías por completo debido a su pequeño tamaño y porque supongo que no se dedican a la producción o la circulación de valor: gestión del agua, del medio ambiente y de las instalaciones públicas; educación; salud y trabajo social; cultura, deporte y entretenimiento; administración pública, seguridad social, y organización social.

Cuadro 1 Sectores productivos e improductivos en las estadísticas chinas 

Sectores productivos Sectores improductivos
Comercio total Regalías
Productos de la minería del carbón
Productos de la extracción de petróleo y gas
Venta al por mayor y al por menor Finanzas
Productos de minería de metales Bienes raíces
Minerales no metálicos y otros productos mineros Arrendamiento
Alimentos y tabaco y servicios comerciales
Textiles
Prendas de vestir, zapatos y sombreros,
cuero y sus productos
Productos y muebles de madera procesada
Imprenta de papel y artículos culturales,
educativos y deportivos
Petróleo, productos de coque y productos
de procesamiento de combustible nuclear
Productos químicos
Productos minerales no metálicos
Productos procesados de fundición
y laminación de metales
Productos metálicos
Equipo general
Equipo especializado
Equipo de transporte
Maquinaria y equipo eléctrico
Equipos de comunicaciones, computadoras
y otros equipos electrónicos
Instrumentos
Otros productos manufacturados
Chatarra de desecho
Reparación de productos metálicos,
maquinaria y equipo
Producción y suministro de electricidad
y calor
Producción y suministro de gas
Producción y suministro de agua
Construcción
Transporte, almacenamiento y servicios postales
Alojamiento y preparación de alimentos
Servicios de transferencia de información,
software y tecnología de la información
Investigación científica y servicios técnicos
Gestión del agua, medio ambiente
y equipamientos públicos
Servicios para residentes, reparaciones
y otros servicios

En segundo lugar, distingo el trabajo productivo del improductivo en el sector productivo de acuerdo con las estadísticas ocupacionales del censo de población del año 2000. Los datos organizan el número de empleados en grupos ocupacionales para diferentes sectores industriales. Los grupos son 1) cuadros estatales, del partido y empresariales; 2) personal profesional y técnico; 3) trabajadores administrativos y personal asociado; 4) trabajadores comerciales y de servicios; 5) personal de producción de agricultura, silvicultura, ganadería, pesca y conservación de agua; 6) operadores de equipos de producción, transporte y trabajadores afines, y 7) otros. Clasifico las categorías 1), 3) y 4) como trabajo improductivo y el resto como trabajo productivo; así puedo calcular las proporciones de trabajadores productivos de las industrias dentro del sector de producción. Puesto que no se dispone de datos ocupacionales más detallados, éste es un método imperfecto, ya que la proporción de trabajo productivo e improductivo se mantiene constante a lo largo de los años.

2. Preparación de la información de CNIP

Desafortunadamente, los datos del enfoque de ingresos sólo están disponibles como datos provinciales. La construcción de una serie coherente de cuentas de ingresos requiere que 1) los datos provinciales se correspondan con los datos nacionales, y 2) se tengan en cuenta los cambios metodológicos entre años realizados por la NBS. Respecto a 1), si bien la NBS no publica cuentas de ingresos nacionales, sí proporciona datos provinciales. En teoría, el agregado de las cuentas de ingresos provinciales debería ser idéntico a las cuentas de producción nacional. Sin embargo, el valor agregado bruto de las cuentas de ingresos provinciales supera regularmente al de las cuentas de producción nacional en varios puntos porcentuales. Debido a que estimo ciertas categorías de las cuentas de ingreso y otras de las cuentas de producción, esta desviación debe corregirse al dividir el valor agregado bruto de las cuentas de producción nacional entre la participación de los componentes de las cuentas de ingreso provinciales agregadas para cada año, para así construir una base de datos compatible.

Respecto a 2), los métodos utilizados por la NBS para estimar los componentes del PIB de acuerdo con el enfoque de ingresos han sido objeto de revisiones a raíz de los censos económicos nacionales de 2004 y 2008. Ambos han afectado la medición de la participación de la remuneración de los asalariados y el excedente de explotación en el PIB. Hasta 2003, la NBS había tratado los ingresos de los propietarios que trabajan por cuenta propia como ingresos salariales y los había agregado a la participación en los ingresos laborales. A partir de 2004, sus ingresos se trataron como ingresos similares a ganancias y se agregaron a la participación en las ganancias. Sin correcciones, los datos registran una fuerte caída de 5% en la participación del trabajo en los ingresos entre 2003 y 2004 y un aumento correspondiente en la participación en las ganancias. Este cambio es revertido por el método de Zhou, Xiao y Yao (2010). Después de 2008, la NBS dio un giro en su método para calcular los ingresos similares a ganancias y salarios de los trabajadores por cuenta propia en el ingreso nacional (Xu, 2011), por lo que los datos posteriores a 2008 son metodológicamente similares a los datos anteriores a 2004, y por lo tanto se dejan intactos.

3. Asignación de la información de CNIP a categorías marxistas

Después de haber creado un conjunto de datos coherente, los de las cuentas nacionales se asignan a las categorías marxistas de la siguiente manera.

a. Valor agregado marxista (VA)

El VA se define como el valor de todo el trabajo que crea valores de uso, es decir, produce mercancías y presta servicios para el consumo productivo y final, neto de depreciación. Por el lado de la producción, el VA es el valor del producto del sector de producción. Esto requiere contabilizar no sólo el producto neto del sector productivo registrado en las cuentas nacionales, sino también el consumo intermedio de los sectores improductivos, que no aparecen en las cuentas nacionales, así como el valor asignado a los servicios prestados por el sector improductivo, registrado en las cuentas nacionales como parte del producto de esos sectores. Luego, el VA se estima a partir de las cuentas nacionales como la suma del valor agregado, la depreciación neta en el sector de producción (VAp) y comercio (VAtt), los insumos intermedios en el sector comercial del sector de producción (Mtt) y los pagos de regalías, registrados como insumos intermedios desde los sectores de producción y comercial hasta el sector financiero (regalías), RYp y RYtt.

VA=VAp+VAtt+Mtt+RYP+RYtt (1)

VAp es la suma del valor agregado del sector productivo en tablas insumo-producto. VAtt es la suma del valor agregado del sector comercial en la tabla de insumo-producto y representa el valor producido en el sector productivo y apropiado por el sector comercial a cambio de sus servicios. Incluyo los impuestos pagados por estos sectores, ya que representan transferencias del valor producido en el sector productivo hacia el Estado. No incluyo la depreciación, pues representa los costos de reposición del acervo de capital existente y, por lo tanto, no agrega valor.

En el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN) el valor agregado bruto del sector comercial generalmente se registra como el margen comercial apropiado por ese sector, y esto también es cierto en el caso chino (Shaikh y Tonak, 1994: 23; NBS, 2009; Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OCDE], 2000). Así, VAtt excluye aquella parte del valor producido en el sector productivo que ha sido apropiado y utilizado para consumo intermedio. Esto se contabiliza en Mtt, insumos intermedios del sector comercial, valor creado en el sector productivo y consumido en el proceso de distribución que no aparece como una parte del PIB en las cuentas nacionales, pero es una parte del valor producido y, por lo tanto, debe incluirse en el VA. Mtt se estima con base en los insumos intermedios del sector comercio al sector productivo registrados en las tablas de insumo-producto.

Las regalías que pagan los sectores productivo y comercial al sector financiero, RYp y RYtt, también representan transferencias de valor producido en el sector productivo hacia los sectores no productivos de la economía, en parte mediante un desvío por el sector comercial. A fin de estimar VA, se deben incluir los insumos financieros intermedios, que se descuentan del PIB en las cuentas nacionales.

Puesto que las tablas de insumo-producto sólo se publican en determinados años, necesito unir los datos de insumo-producto para VAp, VAtt, Mtt, RYp y RYtt con los datos del PIB del Anuario Estadístico de China a fin de construir una serie anual continua y coherente -véase un análogo sobre la economía griega en Maniatis (2005: 499) -.

El procedimiento para VAp y VAtt se describe a continuación: para cada año disponible en el periodo de 1995 a 2015, calculo la relación del va en las tablas de insumo-producto respecto al va en el PIB anual. Luego interpolo linealmente esta proporción entre los años que faltan; los índices resultantes después se multiplican por la serie del PIB corriente de la NBS en una sucesión de datos continuos.

Ahora bien, el procedimiento para Mtt, RYp y RYtt es el siguiente: para cada año disponible en el periodo de estudio, calculo la relación entre los insumos intermedios totales del sector comercial y el valor agregado total del sector comercial en el PIB, y luego interpolo linealmente esta relación por los años que faltan en el periodo. Los índices resultantes luego se multiplican mediante la serie del PIB corriente de la NBS, que proporciona una serie de datos continuos, para estimar insumos intermedios. El procedimiento empleado para calcular RYtt y RYp es análogo al de Mtt.

b. Valor y plusvalor

Por el lado del ingreso, en una economía puramente capitalista, VA se define como la suma del valor de la fuerza de trabajo (V), que equivale a los salarios de los trabajadores productivos en el sector de producción, y la plusvalía (S) se define como el valor del plustrabajo apropiado por el capital. En una economía real, V y S también incluirán el ingreso tipo salario y el ingreso tipo ganancia de los trabajadores por cuenta propia y los pequeños empresarios, lo cual resultaría en capital variable (V*) y plusvalía (S*) modificados.

VA = V* + S* (2)

Finalmente, con estimaciones de VA y V*, S* se puede calcular como:

S* = NVA - V* (3)

V se define como la parte del trabajo productivo dentro del sector productivo. A fin de estimar la participación de V en la masa salarial total, dada como las remuneraciones totales de los empleados en las cuentas de ingreso nacional, los salarios pagados en el sector productivo deben diferenciarse de los salarios pagados en el sector improductivo, y los salarios pagados al trabajo productivo en el sector productivo deben distinguirse de los salarios pagados al trabajo improductivo dentro del sector productivo.

Ahora, para cada industria en el sector productivo, multiplico su proporción de trabajo productivo e improductivo por los salarios pagados, según las tablas de insumo-producto para los años de referencia. En conjunto, esto produce la masa salarial de los trabajadores productivos en el sector de producción. Al dividir la masa salarial de los trabajadores productivos en el sector de producción entre la masa salarial total dada en las tablas de insumo-producto para los años de referencia, se obtiene la relación entre los salarios de los trabajadores productivos y los salarios de los trabajadores improductivos en la masa salarial total. Interpolé esta relación a fin de compensar los valores faltantes de 1995-2015 y entonces puedo multiplicarla por la remuneración total de los empleados dada en nuestros datos de cuentas de ingresos a fin de encontrar V, los salarios totales pagados a los trabajadores productivos en el sector de producción para cada año, así como su contraparte, los salarios del trabajo improductivo (Wul). Cabe señalar que este procedimiento supone que el salario promedio de los trabajadores que no son de producción es igual al salario promedio de los trabajadores de producción, y probablemente sobrestima V.

En segundo lugar, los ingresos tipo salario de los trabajadores por cuenta propia y los pequeños propietarios están incluidos originalmente, o debido a nuestros ajustes, en la remuneración total de los empleados, por lo que los datos se ajustan a la definición de V*. Sin embargo, esto también significa que, debido al procedimiento de estimación, descarto una cierta parte de los ingresos similares a salarios como trabajo improductivo, lo cual es una necesidad desafortunada debido a la disponibilidad limitada de datos sobre salarios y cifras de empleo.

La plusvalía ahora puede calcularse como S* = NVA - V* y la tasa de plusvalía (tasa de explotación) como:

e = S*/V* (4)

c. Acervo de capital, masa y tasa de ganancia

La estimación del acervo de capital (K) se toma de Holz y Sun (2018), con los datos disponibles en línea en el sitio web de los autores (véase el artículo).

La tasa de ganancia se mide como su tasa general p’ y su tasa neta r’. Mientras que la tasa general delimita el límite superior de la rentabilidad dada por el costo del capital, la tasa neta de ganancia mide la rentabilidad promedio real con base en los costos de circulación y reproducción, expresados en el costo del trabajo improductivo, el sector de las regalías, el comercio y los impuestos (T). T incluye los impuestos comercial, sobre la renta de las sociedades y los aranceles del Anuario Estadístico de China.

p = S*/K (5)

r = (S*- Wul- Mtt- RYP- RYtt- T)/K (6)

La masa de la ganancia es simplemente igual al numerador en la ecuación anterior de r’.

III. El periodo de acumulación acelerada

Como mostraré a continuación, la transformación de la relación salarial ha sido impulsada por la reducción de mano de obra en el sector estatal y la migración rural-urbana, lo que facilitó una expansión cuantitativa del trabajo asalariado y la mercantilización de la fuerza laboral en condiciones de informalización y de represión autoritaria de los trabajadores. La transformación de la relación salarial produce así un proceso de acumulación predominantemente extensivo, al elevar la tasa de plusvalía en las relaciones de producción capitalistas con base en transferencias intra e intersectoriales de trabajo y, además, al aumentar la duración de la jornada laboral promedio. Con base en esta transformación, la tasa de plusvalía se ha incrementado desde un bajo 113% en 1997 hasta casi el doble: 219% en 2005. A esto le sigue una caída, menor que las ganancias anteriores, seguida de un periodo de sólo aumentos modestos después de 2008, pero que no llega a recuperarse a su máximo de 2005. El desarrollo de la tasa de plusvalía muestra que el proceso de acumulación extensiva presentó los primeros signos de agotamiento a partir de 2006, antes de que China se viera afectada por las consecuencias de la crisis financiera mundial.

Fuentes: Holz y Sun (2018); impuesto empresarial, impuesto al ingreso corporativo y aranceles en el Informe Anual de Estadísticas de China de 2016, y cálculos propios de acuerdo con la metodología.

Gráfica 1 Tasa de plusvalía  

1. Una transformación extensiva de la relación salarial

En el sector estatal, el proceso de mercantilización del trabajo comenzó en la década de los ochenta, pero se desarrolló plenamente a fines de la década de los noventa, después de que el PCC reafirmara violentamente su gobierno en la crisis política de finales de la década de los ochenta, lo cual creó el pretexto para romper su relación con la clase obrera urbana y, en general, redefinió las relaciones de clase en los años siguientes.

Con las reformas promulgadas por el entonces primer ministro Zhu Rongji, las empresas estatales más pequeñas fueron privatizadas o disueltas, y las empresas estatales más grandes fueron reestructuradas. Este proceso disolvió por completo el sistema socialista de relaciones laborales y expulsó la mano de obra excedente del sector estatal. Knight y Song (2005: 118ff) estiman que el número total de empleos en el sector estatal eliminados a finales de los años noventa fue de hasta 60 millones, o cerca de 30% de la fuerza laboral urbana total, con un desempleo generalizado que condujo a una depresión de los ingresos de los trabajadores después de volver a trabajar fuera del sector estatal (Knight y Li, 2006).

La llamada población flotante (liudong renkou) de migrantes rurales que buscan empleo como trabajadores asalariados en los centros urbanos creció a más del triple entre 1995 y 2014, de casi 69 millones a 244 millones. Con el sistema hukou, alrededor de un tercio de la población urbana tiene un registro de hogar agrícola, lo que restringe su acceso a los servicios sociales y la educación en las ciudades. Los trabajadores con un hukou no local reciben salarios más bajos por el mismo trabajo (en parte debido a la discriminación que no tiene que ver con las habilidades), trabajan más horas y tienen acceso limitado a los servicios públicos y el seguro social (Lee, 2012; Meng, 2012; Yu y Chen , 2012; Song, 2014). Debido a los salarios más bajos, la reproducción social de la fuerza de empleo de los trabajadores migrantes depende de los vínculos familiares con la economía rural. El sistema hukou ha creado un segmento amplio y distinto de la clase trabajadora cuya reproducción no está totalmente mercantilizada ni integrada en la reproducción capitalista, lo que los somete a una sobreexplotación sistemática (Chan, 2009; Li, Chen, Qi y Xu, 2012; Li y Qi, 2014; Westra, 2018).

La transferencia y la mercantilización a gran escala y velocidad de la fuerza de trabajo se suman a la informalización de las relaciones laborales, con lo cual me refiero al empleo no sujeto a las normas y las protecciones regulares definidas por la ley. En general, el empleo informal domina en la economía rural, en la abrumadora proporción de migrantes que trabajan en las ciudades y en trabajadores estatales despedidos, trabajadores por cuenta propia, repartidores y otros (Huang, 2017: 2-4). Si bien el empleo informal es, por definición, difícil de medir, Zhou (2013: 361) estimó para 2009 su participación en el empleo urbano en 60.4%, mientras que para 2015, Huang (2017: 3) la calculó en 75%. En general, China lidera una amplia tendencia hacia la informalización en las economías capitalistas emergentes de Asia (Chang, 2009).

La transformación y la informalización de la relación salarial se rigen por el marco autoritario de relaciones laborales de China y las organizaciones sindicales controladas por el partido, que suprimen la asociación autónoma de trabajadores y la articulación de intereses. Las leyes laborales de China, es decir, la Ley Laboral de 1995 y la Ley de Contratos Laborales de 2008, otorgan nominalmente derechos y protecciones sustanciales a los trabajadores, incluido el derecho a un contrato por escrito, una semana laboral que no exceda 44 horas y el requisito de que los empleadores contribuyan a los pagos de la seguridad social. Sin embargo, en ausencia del Estado de derecho, su aplicación está sujeta al oportunismo político. A medida que las organizaciones autónomas de trabajadores y la representación colectiva se impiden en favor de un sistema de acciones legales individualizadas, los derechos y los intereses de los trabajadores quedan fácilmente marginados en la relación triangular entre trabajo, capital y partido-Estado -véase, por ejemplo, Friedman y Lee (2010) -.

En las condiciones de autoritarismo laboral e informalización, un aumento en la producción de plusvalía no sólo se logró mediante la transferencia inicial de mano de obra de las relaciones de producción no capitalistas a las capitalistas, sino también por medio de una extensión de la jornada laboral promedio (Cao y Rubin, 2014: 868). Desafortunadamente, las estadísticas oficiales sobre horas trabajadas y, por extensión, sobre salarios por hora están fragmentadas e incompletas. Una comparación de las cifras oficiales disponibles sobre el empleo manufacturero muestra una clara tendencia hacia la prolongación de la jornada laboral (Gráfica 2). Además, los datos de encuestas que diferencian entre empleo formal e informal muestran que los trabajadores migrantes e informales trabajan horas muy por encima del límite legal (Cuadro 2). Debido a que en este tipo de relaciones laborales debe considerarse la norma y no la excepción, esto contribuye en gran medida a explicar el aumento de la tasa de plusvalía.

Fuentes: Anuario de Estadísticas Laborales de China 1993-1999 y Anuario de Estadísticas de Población y Empleo de China 2007-2011.

Gráfica 2 Horas de trabajo promedio en manufacturas urbanas  

Cuadro 2 Tiempo de trabajo de acuerdo con la Encuesta sobre la Fuerza Laboral Urbana de China (CULS, por sus siglas en inglés) (horas/semana) 

CULS 1 2001 CULS 2 2005 CULS 3 2010
Trabajo
formal
Trabajo
informal
Trabajo
formal
Trabajo
informal
Trabajo
formal
Trabajo
informal
Trabajadores
locales
44 59.5 43.5 53.4 43.6 52.4
Trabajadores
migrantes
60.8 73.4 52.2 72.1 52.9 57.7

Fuentes: CULS 1 y 2: Cai, Du y Wang (2010); CULS 3: Park, Wu y Du (2012).

Como se discutió anteriormente, la reducción de mano de obra en el sector estatal, la discriminación institucional contra los trabajadores migrantes y el proceso asociado de informalización tuvieron un efecto represivo sobre el crecimiento de los salarios. Esto está enmascarado hasta cierto punto por las estadísticas oficiales, que reportan altos aumentos de salarios reales. Por ejemplo, las cifras de la NBS sobre los salarios reales de los empleados en empresas urbanas no privadas muestran un aumento promedio de aproximadamente 10% anual entre 1995 y 2015 (NBS, a través de datos CEIC). Sin embargo, no se dispone de un índice de salario real para otros tipos de propiedad. Más importante aún, hasta el día de hoy, la NBS no publica estimaciones estadísticas sobre los salarios por hora. Así, una parte importante del aumento de los salarios anuales puede explicarse por un aumento del total de horas trabajadas. En cualquier caso, como es evidente en el desarrollo de la tasa de plusvalía, las condiciones ilustradas aquí permitieron una fuerte divergencia del desarrollo de la productividad laboral y los salarios -sobre la manufactura específicamente, véase también Liu y Zhang (2012) -.

2. Una acumulación extensiva y desproporcionada

El rápido proceso de acumulación y expansión de la capacidad de producción absorbió la gran cantidad de mano de obra excedente movilizada. El proceso de acumulación extensiva causó una transformación de la estructura industrial que puede ilustrarse mediante las contribuciones de las empresas con diferentes tipos de propiedad a la producción y el empleo, que han cambiado a medida que las empresas privadas o con inversión extranjera han ampliado su participación en el empleo y su contribución a la producción bruta. La participación de las empresas privadas, accionarias, de propiedad mixta, de responsabilidad limitada y de inversión extranjera en la producción industrial aumentó de 43% en 1999 a 87% en 2011, que es el periodo en el que se dispone de los datos correspondientes. En consecuencia, la participación del sector totalmente controlado por el Estado, empresas colectivas y cooperativas, cayó de 57 a 13% (NBS mediante datos CEIC). En el mismo periodo, las empresas presuntamente privadas y aquellas con inversión extranjera también han hecho las mayores contribuciones al crecimiento del empleo; su participación conjunta en el empleo urbano aumentó de 21 a 58%, mientras que la del sector colectivo y controlado por el Estado cayó de 46 a 20% (NBS mediante datos CEIC). Aprovechando la gran cantidad de fuerza de trabajo recientemente mercantilizada, la transformación de la estructura industrial fue de la mano con la aparición de nuevos tipos de regímenes de producción, tanto en el sector privado como en el sector estatal disminuido, al remplazar los arreglos burocráticos estatales con una variedad de regímenes laborales y de producción más explotadores y flexibles (Lüthje, 2013), a menudo estrechamente integrados con los mercados globales y las redes de producción.

La rapidez del proceso de acumulación se ha visto además facilitada por el papel del Estado. Como sostiene ten Brink (2019: 148), la acumulación está incrustada en un “dispositivo capitalista de Estado” donde las relaciones de competencia entre empresas son remplazadas por la competencia entre estados locales, que pretenden movilizar recursos como la tierra y el capital en busca de estrategias de acumulación, y crean relaciones complejas entre el partido-Estado y las empresas -véase también Ngo (2018) -. La descentralización fiscal y un sistema de evaluación de cuadros que enfatiza el desempeño económico medible incentivaron la competencia estatal. Estos requisitos fiscales e incentivos políticos conducen a políticas que facilitan la industrialización rápida mediante medidas que apoyan la expansión de los negocios locales, la construcción de infraestructura y la urbanización. Podría decirse que, si bien los estados locales tienen un control político significativo sobre los recursos fiscales y financieros, la competencia entre localidades creó redes locales de empresas estatales que eran de desarrollo o empresariales (ten Brink, 2019: #60283). Sin embargo, como discute Hung (2008: 158), incluso cuando los estados locales siguen tales motivaciones, la competencia descentralizada entre ellos puede aumentar la tendencia hacia la sobreinversión y la sobreacumulación ya inherentes en el proceso de acumulación capitalista.

La naturaleza predominantemente extensiva de la acumulación, impulsada por una expansión del departamento I, es visible indirectamente en las cuentas nacionales y en la composición cambiante del PIB. Por el lado de los gastos, la formación bruta de capital se convierte en el principal componente del PIB, que pasó de 34% en 2000 a 48% en 2011. Por el lado de los ingresos del PIB, esto va acompañado de un aumento de la proporción del excedente de explotación o de los beneficios, que aumentaron de 21% en 1999 a 27% en 2010 (NBS mediante datos CEIC).

Al expandir la plusvalía producida para el capital, sobre todo mediante una expansión social de la relación salarial, el proceso de acumulación se basa en un vínculo estrecho de ganancias que financian la inversión (Kuijs, 2005: 8; Aziz, 2006: 19; Li, 2017: 396). Esto permitió que la participación de los fondos propios y de otro tipo como fuente financiera de la inversión total en activos fijos en la economía urbana aumentara de 65% en 1995 a 84% en 2015, mientras que la participación de los préstamos bancarios y la inversión extranjera directa disminuyó en consecuencia (NBS mediante datos CEIC). Como contraparte, el estrecho vínculo entre la explotación laboral, las ganancias y la inversión, que permitió la transformación estructural de la relación salarial, provocó la disminución de la participación del trabajo en el ingreso nacional y el gasto de los hogares (Bai y Qian, 2009; Wang y Xu, 2013).

Además de afectar la distribución primaria del ingreso a nivel nacional, la acumulación extensiva también alimentó la desigualdad de ingresos entre los hogares, con una proporción creciente de las ganancias destinada a los hogares de altos ingresos (Molero-Simarro, 2012 y 2015). La desigualdad de ingresos en China ha crecido a uno de los niveles más altos a nivel internacional; el coeficiente de Gini alcanzó su punto máximo de 0.491 en 2008, luego disminuyó a 0.462 en 2015 antes de volver a subir a 0.468 en 2018 (NBS mediante datos CEIC). La desigualdad interregional y la rural-urbana están disminuyendo en su relevancia como factores causales que contribuyen a menos de la mitad de la tendencia general (Jain-Chandra et al., 2018). Al mismo tiempo, la desigualdad de ingresos entre los hogares urbanos o rurales se está convirtiendo en un factor más importante. Si bien los ingresos de los hogares han aumentado en general, los ingresos altos lo han hecho mucho más rápido que los ingresos bajos. Según Piketty, Yang y Zucman (2019: 2483-2484), en 2015 la proporción de 50% inferior de los hogares recibía sólo 15.3% del ingreso nacional, mientras que el decil superior recibía más de 40%. Esto también provoca un aumento de la desigualdad del consumo de los hogares (Zhao, Wu y He, 2017).

3. La solución del mercado mundial a la acumulación desproporcionada

La creación de zonas económicas especiales favoreció inicialmente la integración de China al capitalismo global, al facilitar la reubicación de la producción intensiva en mano de obra en China en los años ochenta y noventa, así como la posterior entrada de inversión extranjera directa, que no sólo proporcionó capital de inversión, sino también conocimiento tecnológico y organizativo. Luego, la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 redujo significativamente las barreras arancelarias, lo que dio paso a una década de rápidos aumentos en la participación total de las exportaciones en el PIB y superávits de exportación constantes. Antes de la crisis financiera mundial, de 1995 a 2007, las exportaciones de China aumentaron de aproximadamente 20% a cerca de 35% del PIB (NBS mediante datos CEIC). Si bien desde la década de los noventa se había desarrollado un superávit de exportación neto moderado de 1 a 4% del PIB, éste se expandió rápidamente hasta un máximo de 9% entre 2004 y 2007.

Análisis anteriores han planteado que las desproporciones económicas que emergen en el proceso de acumulación extensiva, como en China, son potencialmente disruptivas e insostenibles (Akyüz, 2011; Boyer, 2012; Hung, 2008; Molero-Simarro, 2015; Wang y Xu, 2013; Zhu y Kotz, 2011). En términos generales, estos análisis siguen una perspectiva subconsumista, donde la integración asimétrica de China en el mercado mundial ha compensado el déficit en la demanda de consumo interno, predominantemente de la clase trabajadora, causado por el proceso de acumulación desproporcionada, que impulsaron las ganancias y la inversión. Aunque un superávit de exportación neto muy alto ha sido una característica destacada de la economía china, sólo a mediados de la década del 2000 la importancia de las exportaciones como componente del lado de la demanda ha aumentado constantemente desde los años noventa, lo que ha acompañado la disminución de la demanda de los hogares. Al mismo tiempo, el régimen de bajos salarios de China, que contribuye significativamente a la competitividad de sus productos en el mercado mundial, refuerza esta relación y la dependencia de la economía china de las exportaciones, lo que ha hecho que su economía sea especialmente vulnerable a choques “externos”, como en las secuelas de la crisis de 2008.

Sin embargo, vista a través de la perspectiva regulacionista esbozada anteriormente, la relevancia de la integración del mercado mundial no radica únicamente en proporcionar una solución a un problema de oferta y demanda. La acumulación no depende del consumo de la clase obrera como fuente de demanda per se. De hecho, los aumentos en la plusvalía que sostienen la acumulación implican una disminución relativa en el consumo de la clase obrera del valor total producido. Más bien, su importancia radica en su papel como circuito para coordinar la reproducción ampliada de los dos departamentos de producción. Con base en Aglietta, en un régimen de acumulación predominantemente extensivo, la expansión desproporcionada de los departamentos de producción produciría frecuentes obstáculos a la acumulación. El impulso de acumulación que se origina en el departamento I al absorber el trabajo excedente anula cualquier desarrollo coordinado entre los dos departamentos de producción que permitiría su expansión proporcional.

A pesar de la naturaleza extensiva de su régimen de acumulación, la economía china ha experimentado un proceso de acumulación rápido y relativamente ininterrumpido durante más de una década desde mediados de los noventa, un periodo de duración comparable con el auge de la posguerra en los Estados Unidos. La importancia de la integración de China en el mercado mundial no radica per se en proporcionar un excedente de demanda de bienes producidos, sino en permitir un desarrollo descoordinado prolongado de los departamentos de producción y, especialmente, una sobreacumulación prolongada de capital en el departamento I que no es controlada de inmediato por los requisitos de proporcionalidad en la reproducción ampliada del capital. Por lo tanto, la integración de China en el mercado mundial puede entenderse en términos de una “solución espacial” que media en las contradicciones de su régimen de acumulación extensiva.

En resumen, la transformación de la relación salarial ha creado un régimen de acumulación predominantemente extensivo cuya tendencia al desarrollo desproporcionado es evidente en los patrones de acumulación y distribución exhibidos. A pesar de esta tendencia, la acumulación se ha producido de forma relativamente ininterrumpida y a un ritmo acelerado gracias a la integración de la economía en el mercado mundial, que no sólo sirve como fuente de demanda, sino que fundamentalmente permite un desarrollo descoordinado de los departamentos de producción. Por lo tanto, no es coincidencia que en el caso chino la desaparición de la solución del mercado mundial coincida con la materialización de los efectos adversos de la sobreacumulación en la tasa de ganancia, como se discutirá a continuación.

IV. La nueva normalidad

En la fase actual de desarrollo económico en China, oficialmente denominada “nueva normalidad”, el final de la fase rápida de acumulación está marcado por una confluencia de sobreacumulación interna, así como por el impacto y las secuelas de la crisis financiera mundial. Estas tendencias de crisis son evidentes en el desarrollo de las tasas de plusvalía y ganancia, pero también, en ausencia del arreglo del mercado mundial, en la capacidad limitada de las instituciones existentes y las condiciones estructurales, especialmente aquellas que definen la relación salarial a fin de presentar una salida al problema del desarrollo desproporcionado que ha surgido en las condiciones de acumulación rápida en un régimen de acumulación predominantemente extensivo. Podría decirse que somos testigos de la transición de un régimen de acumulación en regulación (Jessop, 2013b), donde sus formas institucionales producen un grado de cohesión estructural que conduce de un proceso de acumulación relativamente ininterrumpido a uno de acumulación en crisis, donde las mismas formas institucionales socavan ahora la reproducción regulada de las contradicciones en la acumulación capitalista.

1. La relación salarial en la nueva normalidad

A medida que el ritmo de acumulación comienza a superar la oferta de trabajo excedente, el desarrollo de la tasa de plusvalía después de 2005 revela los límites de la transformación extensiva de la relación salarial. Puesto que la producción de plusvalía en el régimen de acumulación extensiva dependía predominantemente de la transferencia de trabajo excedente a las relaciones de producción capitalistas, más que de los avances tecnológicos, estos cambios estructurales terminaron con el rápido aumento de la tasa de plusvalía que duró una década y provocaron una caída intermitente.

Con altas tasas de crecimiento económico y acumulación en pleno apogeo a mediados de la década del 2000, los cambios en la oferta en el mercado laboral aumentaron el poder estructural de la mano de obra y les permitieron a los trabajadores retener una mayor parte del valor producido mediante salarios más altos. Se reportó escasez de mano de obra en el delta del río Perla ya en 2003, y en otras regiones costeras y del interior en años posteriores (Wang y Gao, 2008; Wu, 2007). Este cambio en las condiciones en favor de los trabajadores estuvo acompañado por un aumento de la militancia y mayores intentos de las organizaciones no gubernamentales (ONG) de ayudar a los trabajadores a lograr relaciones laborales más equitativas.

En el gobierno de Hu-Wen, al principio estos desarrollos en los mercados laborales y las relaciones laborales fueron enfrentados por el partido-Estado con esfuerzos para regularizar la determinación de salarios, reducir el empleo informal, reducir los conflictos laborales e integrar la reforma de las relaciones laborales en el objetivo general de “reequilibrar” una economía demasiado sesgada hacia el consumo interno y aumentar la estabilidad social mediante la construcción de una “sociedad armoniosa” (hexie shehui). Estos objetivos fueron abordados por medidas tanto legales como organizativas, por ejemplo, la Ley de Contrato Laboral de 2008 y la implementación de prueba de prácticas de negociación colectiva por parte de la Federación Nacional de Sindicatos (ACFTU).

Sin embargo, como sostiene Lee (2016), estos desarrollos no implican un empoderamiento general de la clase trabajadora en China, ya que el PCC continúa viéndose a sí mismo como el árbitro final de las relaciones sociales y sigue suprimiendo las organizaciones autónomas de los trabajadores, la articulación de intereses y la lucha abierta de clases. Las políticas para mejorar la condición de la clase trabajadora, incluida la aplicación de leyes y reglamentos laborales, están subordinadas al objetivo general de equilibrar el desarrollo económico y la estabilidad social, así como a la compleja distribución de intereses y poder en el propio partido-Estado. Enfrentarse a una desaceleración económica y una crisis estructural en el régimen de acumulación ha producido una mayor sensación de amenaza al gobierno del PCC en la cabeza del partido. En este contexto, el objetivo primordial de la política macroeconómica es asegurar altos niveles de empleo (Si, 2019), mientras que el activismo y la organización de los trabajadores son nuevamente reprimidos con mayor fuerza por el partido y el Estado, que buscan un control “encapsulado” sobre las relaciones laborales (Fu y Distelhorst, 2018; Howell y Pringle, 2019).

El poder de negociación de los trabajadores depende entonces de los vientos políticos cambiantes en el partido-Estado, por un lado, y de las condiciones estructurales del mercado laboral y las relaciones de producción, por el otro. Respecto a estas últimas, en lugar de un alejamiento fundamental de las condiciones creadas por la amplia transformación de la relación salarial en las décadas de los noventa y los 2000, vemos que las de ahora se trasladan a la nueva normalidad de un crecimiento económico más lento, donde los procesos sostenidos de informalización y el desarrollo de las relaciones de producción contrarrestan en cierta medida el aumento del poder estructural del trabajo.

En la manufactura, el proceso de modernización industrial introduce nuevos métodos para sostener, en lugar de remplazar, los regímenes de producción creados en las condiciones de la transformación extensiva de la relación salarial. La producción neotaylorista basada en la automatización y la digitalización continúa haciendo uso de una mano de obra poco calificada y de bajos salarios, respaldada sólo por un pequeño segmento de trabajadores altamente calificados y la gerencia en industrias de alta tecnología (Butollo, 2014). La automatización acompaña la confirmación de las formas de organización del trabajo neotayloristas existentes, lo que reduce la necesidad de mano de obra calificada y permite una intensificación de la mano de obra no calificada. Al mismo tiempo, la automatización y la digitalización están vinculadas con cadenas de suministro altamente flexibles, que se basan en relaciones laborales igualmente flexibles (precarias) (Butollo y Lüthje, 2017; Lüthje y Butollo, 2017).

Si bien la participación de la manufactura en el empleo total comenzó a disminuir después de 2012, el crecimiento de la participación del empleo en el sector de servicios se aceleró significativamente. Aquí, las condiciones existentes del mercado laboral se explotan y perpetúan, especialmente en la “economía colaborativa” urbana (gongxiang jingji), que crece rápidamente y proporciona empleo a los trabajadores industriales despedidos, entre otras acciones. En 2017 proporcionó alrededor de 70 millones de puestos de trabajo (aproximadamente 15% del empleo urbano), de los cuales, sin embargo, sólo 10 % correspondía a puestos de trabajo con los propios proveedores de plataformas de economía colaborativa, por ejemplo, en gestión, marketing y desarrollo de software. El resto son probablemente empleos intensivos en mano de obra en la economía informal de servicios, como la entrega de alimentos, el transporte de pasajeros y los servicios de mensajería (Centro de Investigación de Economía Colaborativa del Centro de Información del Gobierno, 2018).

En general, la tendencia hacia la informalización continúa, lo que provoca un “cambio dramático del empleo formal al informal” alrededor del cambio de década (Liang, Appleton y Song, 2016: 14) y una proporción de trabajo informal en el empleo urbano de hasta 75% en 2017 (Huang, 2017). Tal cambio abarca todos los sectores de la economía, incluidos “manufactura, bienes raíces, hotelería y preparación de alimentos, comercio mayorista y minorista, y todo tipo de servicios públicos […] todos los cuales vieron reducciones en las probabilidades de empleo formal” (Liang et al., 2016: 20), incluidas también industrias anteriormente conocidas por relaciones laborales más estables. Aquí, la Ley de Contrato Laboral ha desempeñado un papel importante al legalizar formalmente el uso del trabajo de reparto (laowu paiqian gong) (Huang, 2017: 4). Esto proporciona un marco legal para el uso ya generalizado de la mano de obra informal junto a la formal en la industria, como lo analiza, por ejemplo, Zhang (2015) en su estudio sobre el “dualismo de la fuerza laboral” en la industria automotriz china.

La relación salarial en la nueva normalidad continúa reproduciendo las condiciones del mercado laboral y las relaciones de producción altamente precarias que subyacen al periodo de acumulación extensiva rápida. Estos desarrollos revirtieron una caída intermitente en la tasa de plusvalía entre 2006 y 2009, y posteriormente produjeron un aumento acumulativo modesto en la tasa de plusvalía de 10% entre 2009 y 2015, a pesar de un in cremento promedio en los salarios reales y otro en la participación de la renta laboral en el PIB en los últimos años. Al mismo tiempo, estos desarrollos continúan reproduciendo las marcadas divisiones en la desigualdad de ingresos y consumo de los hogares que han sido características del proceso de acumulación.

2. Crisis global y sobreacumulación nacional

La solución espacial al problema de la sobreacumulación proporcionada por la integración de China en el mercado mundial expuso al mismo tiempo a la economía china al choque aparentemente externo de la crisis financiera mundial y sus consecuencias. Llamo a este shock aparentemente externo, puesto que el desarrollo globalmente integrado de la economía china en sí mismo está vinculado con los acontecimientos que han contribuido a la crisis en primer lugar -véanse, por ejemplo, Hung (2008), Milberg (2008), Helleiner (2011) y Pettis (2013) -.

La crisis financiera global de 2008 ha tenido un impacto duradero en el mercado mundial. El volumen de comercio en comparación con el PIB mundial, que aumentó constantemente de más o menos 18% a mediados de la década de los ochenta a casi 31% en 2008, se ha estancado desde entonces (Banco Mundial, 2019). Parece que se está produciendo un cambio estructural similar que reduce la integración de China al mercado mundial. La economía china no sólo vio una rápida contracción de su superávit de exportación después de 2007, sino también una disminución relativa de una década en el volumen de exportaciones: de 35.4% del PIB a sólo 19.5% en 2018 (Banco Mundial, 2019). Tendencias similares son visibles para las importaciones.

En respuesta a la crisis financiera global, el gobierno chino implementó un programa de estímulo en 2009 y 2010 que ayudó a mantener altas tasas de crecimiento y empleo para compensar la repentina contracción de los mercados globales, la cual provocó el fracaso de la solución espacial proporcionada por el mercado mundial. El estímulo fue diseñado para funcionar mediante las instituciones establecidas en el vínculo entre el Estado y el capital local, lo que reforzó el impulso natural a la inversión del régimen de acumulación de China, con un aumento de 5% en la participación de la inversión en el PIB de 2008-2010, y esto compensó la correspondiente disminución en el superávit de exportación (Gráfica 3).

Fuentes: NBS mediante datos CEIC y Zhang et al. (2018).

Gráfica 3 Exportaciones netas e inversión como porcentaje del PIB 

Con instrucciones de aprovechar los fondos del gobierno central, los gobiernos locales pudieron recaudar fondos fuera de las restricciones fiscales y canalizarlos hacia proyectos y empresas de infraestructura local. Pudieron también multiplicar el paquete de estímulo original del gobierno central de 4 billones de renmibi (RMB) para recaudar hasta 48 billones de RMB (aproximadamente 70% del PIB) en créditos, a fin de invertir en bienes raíces, infraestructura y otros proyectos intensivos en capital (Bai, Hsieh y Song, 2016). Los incentivos creados por la forma en que se implementó el paquete de estímulo contribuyeron directamente a la rápida expansión de la banca paralela, al respaldar los préstamos regulares y los préstamos fuera del balance de los gobiernos, bancos y corporaciones locales (Chen, He y Liu, 2018; Bai et al., 2016; Tsai, 2015), lo cual permitió una expansión igualmente rápida de la deuda en el sector empresarial.

La deuda de las empresas no financieras pasó de 97.5% del PIB en 2008 a 158.3% en 2015 (Banco de Pagos Internacionales, 2019). En general, según la medición de la deuda total del Banco Popular de China, el Financiamiento Social Total, es decir, la relación entre la deuda y el PIB de China, que disminuyó a un valor de 119% en 2008, luego aumentó a 221% en 2017 (Gráfica 4). Estimaciones no oficiales suponen que esta relación alcanzó algo menos de 300% del PIB en el mismo año (Financial Times, 2018).

Fuente: NBS mediante datos CEIC.

Gráfica 4 Razón de la deuda al PIB 250% 

Dentro de las limitaciones estructurales del régimen de acumulación extensiva existente, el programa de estímulo y la subsiguiente expansión de la deuda sirvieron como un sustituto de la solución espacial proporcionada anteriormente por el mercado mundial, lo cual permitió una acumulación ininterrumpida, al trasladar el problema al conjunto de los estados locales y el sistema financiero, que proporcionan una solución temporal a la deuda y desplazan el problema de la validación social de las inversiones hacia el tiempo en lugar del espacio. Sin embargo, sostener de esta manera el desproporcionado proceso de acumulación ha exacerbado la tendencia a la sobreacumulación, que ahora se hace sentir como una disminución de las tasas de ganancia, como se verá a continuación.

3. Sobreacumulación y rentabilidad

La Gráfica 5 presenta una medida de la tasa general de ganancia p’ y su tasa neta r’. Mientras que p’ delinea el límite superior de la rentabilidad determinada por la relación entre la plusvalía total producida y el costo del capital fijo constante K, r’ mide la rentabilidad promedio real, al considerar adicionalmente cómo se ha repartido la plusvalía entre las actividades productivas e improductivas. Aunque las tasas de ganancia en el periodo actual difieren en términos de valores, su tendencia a la baja confirma la tendencia general que muestran las estimaciones de la tasa de ganancia basadas en diferentes enfoques metodológicos, por ejemplo, Li (2017 y 2020) y Qi (2018).

Fuentes: Holz y Sun (2018); impuesto empresarial, impuesto al ingreso corporativo y aranceles en el Informe Anual de Estadísticas de China de 2016, y cálculos propios de acuerdo con la metodología.

Gráfica 5 Tasas de ganancia 

La tasa general de ganancia p’ alcanzó su punto máximo en 2007 con 27% antes de descender en dos escalones: cerca de 22% para 2015, lo que eliminó las ganancias obtenidas durante la década anterior. Como p’ simplemente mide la relación entre la plusvalía producida y el costo del capital constante, tiene sentido observarla frente al desarrollo de la composición del capital (Gráfica 6), es decir, la relación entre el valor del capital y el valor de la fuerza de trabajo en la reproducción, que en el curso de la acumulación ha aumentado de 555% en 1995 a 891% en 2015.

Fuentes: Holz y Sun (2018); impuesto empresarial, impuesto al ingreso corporativo y aranceles en el Informe Anual de Estadísticas de China de 2016, y cálculos propios de acuerdo con la metodología.

Gráfica 6 Composición del valor del capital y tasa de plusvalía 

Hasta 2007 el aumento de la tasa de ganancia refleja que, durante el periodo de acumulación acelerada, el incremento de la composición del capital se mantiene casi a la par de un aumento de la tasa de plusvalía, lo que indica una estrecha relación entre el ritmo de acumulación y la transferencia de trabajo excedente hacia las relaciones de producción capitalistas. Debido a que ambos tuvieron un crecimiento lento hacia fines de la última década, la caída inicial en la tasa de ganancia después de 2007 se atribuye al efecto combinado de los cambios en el poder de negociación estructural del trabajo, lo cual provocó una disminución en la tasa de plusvalía y el impacto inmediato de la crisis mundial en las exportaciones, que redujo significativamente la capacidad del capital para realizar una parte del valor producido.

A partir de 2010, la composición del capital crece significativamente más rápido que la tasa de plusvalía, lo que lleva a una mayor disminución de la tasa de ganancia debido a que el aumento del costo del capital supera el aumento de la producción de plusvalía. A raíz de la crisis mundial, impulsada por el programa de estímulo y una rápida expansión de la deuda que sustentan el régimen de acumulación extensiva y su desarrollo desproporcionado, por último entramos en un estado de sobreacumulación que impacta directamente en la rentabilidad.

En contraste con p’, la tasa de ganancia neta r’ es en promedio relativamente estable en el periodo de observación, pero casi se reduce a la mitad entre 2011 y 2015 debido al impacto combinado del costo de capital y a un aumento en la participación de la plusvalía consumida por actividades improductivas, como la circulación de capital y mercancías, o la reproducción social. En términos generales, vemos que la participación agregada de la plusvalía consumida por estas actividades (U) aumenta de 56% en 1995 a 76% en 2015. Esto se produce en dos etapas. La primera, entre 1995 y 2001, es causada sobre todo debido a un incremento en la participación de la plusvalía apropiada por el sector comercial como ganancia de la circulación de mercancías, que en ese momento probablemente resulta de la comercialización en curso de la economía china.

a Eje izquierdo: participación de los componentes de U; eje derecho: participación de U en la plusvalía.

Fuentes: Holz y Sun (2018); impuesto empresarial, impuesto al ingreso corporativo y aranceles en el Informe Anual de Estadísticas de China de 2016, y cálculos propios de acuerdo con la metodología.

Gráfica 7 Redistribución de la tasa de plusvalía hacia actividades improductivasa 

Después de 2010, en la segunda etapa, la mitad del aumento de 10% en U puede explicarse debido a un incremento de la participación de la plusvalía apropiada como ganancia por el sector financiero, mientras que el resto se fundamenta casi por completo en un crecimiento encontrado en el consumo de plusvalía por el trabajo improductivo. Lo primero es el resultado de la expansión del sector financiero a raíz del estímulo del gobierno. Lo segundo invierte una tendencia anterior visible desde 1995, una disminución relativa de la plusvalía consumida por el trabajo improductivo. Tal tendencia había contrarrestado una disminución en la tasa neta de ganancia que reflejaba la disminución inicial en la tasa de plusvalía y la tasa de ganancia promedio, ya que el estancamiento en los salarios del trabajo improductivo conducía a una disminución en U. Sin embargo, en la nueva normalidad, el empleo en actividades manufactureras comenzó a declinar de manera relativa, mientras que el sector de servicios, donde se encuentra gran parte de la mano de obra de circulación y reproducción, se expandía más rápidamente.

Fuentes: Holz y Sun (2018); impuesto empresarial, impuesto al ingreso corporativo y aranceles en el Informe Anual de Estadísticas de China de 2016, y cálculos propios de acuerdo con la metodología.

Gráfica 8 La masa de ganancia en el sector de producción (100 millones de RMB) 

De manera significativa se observa que, además de las tasas de ganancia, la masa de ganancia acumulada por el sector productivo de la economía se estanca e incluso declina después de 2011. Lo anterior revela evidentes limitaciones materiales para la reproducción continua del régimen de acumulación. En las condiciones actuales, los incrementos en la tasa de plusvalía logrados no son lo suficientemente altos para sostener el ritmo de acumulación y rentabilidad. La caída no sólo de las tasas de ganancia, sino también de la masa de ganancia devengada por el sector productivo presenta un claro momento de crisis, que en el caso de la economía china se manifiesta como una prolongada desaceleración sustentada en una acumulación de la deuda.

V. Conclusión

La rápida transformación económica y las extraordinarias tasas de crecimiento de China desde la década de los noventa han sido impulsadas por un proceso de acumulación predominantemente extensivo. Este artículo ha rastreado las contradicciones y las tendencias asociadas hacia las crisis que se desarrollan a partir de este modelo de desarrollo. En el corazón del modo de regulación de China se encuentra la reestructuración de la relación salarial, que ha mercantilizado el trabajo excedente en condiciones que permiten la extensión de la jornada laboral promedio y la represión del crecimiento de los salarios reales, institucionalmente arraigado en el sistema hukou y en un sistema autoritario de relaciones laborales. Esta transformación social ha provocado un aumento en la tasa de plusvalía que ha sostenido un régimen de acumulación predominantemente extensivo, el cual ha sido impulsado por las ganancias y la inversión, principalmente por industrias intensivas en mano de obra, acompañadas de déficits en el consumo de la clase trabajadora. En este sentido, la tasa de plusvalía ha demostrado ser el “pivote” de la acumulación capitalista (Aglietta, 1979), porque las modalidades concretas de producción de plusvalía, regidas por un conjunto de formas institucionales, son centrales para determinar no sólo el proceso de acumulación y la transformación asociada de las relaciones de producción, sino también los patrones específicos de reproducción, es decir, la relación de ganancia e inversión, así como de salarios y consumo dentro del régimen de acumulación.

En resumen, las condiciones que provocan un aumento en la tasa de plusvalía, que sientan la base para la acumulación y las ganancias, ocasionan también un desarrollo desproporcionado por un lado y una disminución en la tasa de ganancia por el otro. El capitalismo chino se enfrenta así a la coyuntura de dos tendencias hacia la crisis:

  1. Una tendencia a la sobreproducción, que ha sido compensada por la inserción asimétrica de China en el mercado mundial, lo que la ha hecho a su vez vulnerable a shocks aparentemente “externos”, que son el resultado de la naturaleza desigual pero globalmente integrada del desarrollo capitalista. El shock producido por la crisis financiera global bien puede interpretarse como una crisis cíclica, un hecho periódico que borra los desequilibrios provocados por las tendencias desproporcionadas del desarrollo capitalista (Boyer, 1990: 50).

  2. Una tendencia a la sobreacumulación, en la que el proceso de acumulación produce incrementos insuficientes en la tasa de plusvalía, y provoca así la caída de la tasa de ganancia. Esta última, asociada con la crisis de sobreacumulación, si no se detiene, amenaza la viabilidad del actual modelo de desarrollo. Por lo tanto, tal tendencia a la crisis parece tener un carácter mucho más fundamental que la tendencia hacia la sobreproducción, que expuso a China al impacto de la crisis financiera mundial. La tendencia a la sobreacumulación puede entonces señalar la maduración y el agotamiento de la configuración actual y, en términos regulacionistas, presentaría una crisis en el modelo de desarrollo.

De no haber cambios fundamentales en el modo de producción en China, la transición a un nuevo modelo de desarrollo será un desafío. En las circunstancias actuales, ni las exportaciones ni las inversiones, que requieren un régimen de acumulación que produzca incrementos en la producción de plusvalía, serán suficientes para, por un lado, garantizar un cierto nivel de rentabilidad y, por otro, permitir incrementos significativos en los salarios a fin de estimular el consumo de la clase obrera. Tal transición tendrá que darse dentro de una compleja red de contingencias históricas, entre las cuales los requisitos de la continuación del gobierno del PCC serán de primordial importancia para el liderazgo político, al establecer límites distintos al desarrollo de nuevas formas institucionales que pueden regir las futuras relaciones de trabajo y capital dentro del partido-Estado.

Aunque los esfuerzos de reforma socioeconómica están en el centro de las políticas gubernamentales actuales y de cada Plan Quinquenal, hasta ahora los intentos de modernización industrial, coordinación salarial o reforma financiera no han logrado producir ningún avance para una transición a un nuevo modelo de desarrollo. Por las prioridades políticas del PCC -es decir, la estabilidad política y socioeconómica-, la retención de tasas de crecimiento relativamente altas durante la última década se ha comprado a expensas de un rápido aumento de la deuda, especialmente corporativa, y así se ha presentado una nueva solución temporal a las contradicciones del modelo de desarrollo, en lugar de una transición decisiva fuera de él.

Debido a estas dificultades, un periodo prolongado de “salir del paso” caracterizado por una gestión de crisis ad hoc parece ser un escenario probable para el futuro, especialmente cuando el partido decide que la solución de la deuda para el crecimiento conlleva riesgos considerables. En este punto, una caída seria de las tasas de crecimiento del PIB conlleva el potencial de luchas significativas sobre la distribución. Esto también puede explicar el reciente endurecimiento del control económico, social y político de Xi Jinping.

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1Al aprender a aplicar el método, me he beneficiado mucho del trabajo sobre la economía griega de Maniatis (2005). Para un trabajo sobre Nueva Zelanda, véase Cronin (2001).

*El texto se deriva de: Robert Pauls (2021). Capitalist accumulation, contradictions and crisis in China, 1995-2015. Journal of Contemporary Asia. doi: 10.1080/00472336.2020.1861640. El contenido del artículo es responsabilidad exclusiva del autor. [Traducción del inglés de Alejandra S. Ortiz García.]

Recibido: 05 de Enero de 2022; Aprobado: 31 de Enero de 2022

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