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Anales de antropología

On-line version ISSN 2448-6221Print version ISSN 0185-1225

An. antropol. vol.55 n.2 Ciudad de México Jul./Dec. 2021  Epub May 16, 2022

https://doi.org/10.22201/iia.24486221e.2021.77813 

Artículos

Hacia el decenio de las lenguas indígenas. Estudios descriptivos y aplicados sobre lenguas indoamericanas

Paisaje lingüístico en dibaku (cuicateco): avances y retos

Linguistic Landscape in Dibaku (Cuicateco): Progress and Challenges

Marcela San Giacomo Trinidad1  * 

Diego Mendoza Hernández1 

1 Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Cto. Exterior, Ciudad Univeristaria, Coyoacán, CP 04510, CDMX, México.


Resumen

El estudio del paisaje lingüístico es una manera de identificar las relaciones y tensiones entre distintos grupos lingüísticos dentro de una misma localidad. En el presente artículo se expone la experiencia de la modificación del paisaje lingüístico de San Juan Bautista Cuicatlán, Oaxaca, a través de dos intervenciones en el espacio público durante 2019 y 2020. Las modificaciones consistieron en la colocación de señaléticas bilingües, en cuicateco y español, tanto en las calles como en edificios públicos. Nuestro planteamiento apunta a que la modificación del paisaje lingüístico, en contextos similares al de Cuicatlán, puede ser una manera de resignificar los espacios simbólicos asociados con la lengua dominante y que puede conjuntarse con estrategias de revaloración y revitalización de las lenguas.

Palabras clave: Paisaje lingüístico; cuicateco; diversidad lingüística; escritura; políticas lingüísticas

Abstract

The study of linguistic landscape is a way of identifying the relation-ships and tensions between different linguistic groups within the same locality. This article presents the experience of modifying the linguistic landscape of San Juan Bautista Cuicatlan, Oaxaca, based on two interventions in the public space during 2019 and 2020. The modifications consisted on the placement of bilingual signage, in Cuicateco and Spanish, both on the streets and in public buildings. Our approach points out that the modification of the linguistic landscape, in similar contexts to Cuicatlan, can be a way of resignifying the symbolic spaces associated with the dominant language and that it can be combined with strategies of revaluation and revitalization of languages.

Keywords: Linguistic landscape; Cuicateco; linguistic diversity; writing; linguistic policies

Introducción

En este artículo se presentan dos experiencias de intervención en el espacio público para la visualización de la lengua dibaku en San Juan Bautista Cuicatlán, Oaxaca, y se reflexiona en torno a su funcionalidad dentro de las políticas de revitalización lingüística. El trabajo se inscribe en el estudio del paisaje lingüístico (linguistic landscape), el cual, de acuerdo con la definición de Landry y Bourhis (1997) se integra por anuncios, nomenclaturas de vialidades, rótulos, publicidad de comercios y cualquier otra manifestación visual de la lengua en el espacio público.

Cuicatlán es una localidad urbana ubicada al noroeste del estado de Oaxaca. En este lugar residen sobre todo hablantes de cuicateco, pero también de chinanteco, mazateco y mixteco, cuya presencia multicultural, sin embargo, no se ve representada en su paisaje lingüístico ni en la emergencia de nuevos espacios de habla para las diferentes comunidades que habitan la localidad. De este modo, en el día a día, dentro de oficinas de gobierno, locales comerciales, centros educativos y de salud, la interacción se produce mayoritariamente en español.

Los estudios de paisaje lingüístico explican cómo, en el espacio público, se muestran las relaciones de poder asimétricas entre diferentes grupos sociales y cómo se expresa el proceso de reivindicación de identidades a través de la manifestación visual de las lenguas (Landry y Bourhis 1997). Modificar el paisaje lingüístico puede ser tanto una vía de educación y concientización de la diversidad lingüística (Dagenais et al. 2009) como un medio para la construcción de significados y de activismo lingüístico a favor de las lenguas minorizadas (Shohamy y Waksman 2009); en este sentido, y acorde con el espíritu de este volumen, se describe el paisaje lingüístico en Cuicatlán como un proyecto de colaboración entre autoridades municipales, hablantes y profesores de educación bilingüe para visualizar la lengua en espacios simbólicos, difundir información sobre el cuicateco y otorgarle así un lugar de prestigio desplazado a causa de las políticas lingüísticas nacionales castellanizadoras, aplicadas implacablemente desde la década de 1930 y que, incluso en algunas instituciones, se practican en la actualidad.

El artículo se divide en cinco secciones. Posterior a esta introducción se dan algunos antecedentes sobre proyectos de paisaje lingüísticos previamente desarrollados en México junto con el marco jurídico enfocado en la regulación de los nombres de vías y sitios públicos. En la tercera sección se aborda el contexto sociolingüístico de Cuicatlán y se exponen algunas características de la diversificación del cuicateco. En la cuarta sección se describen las dos modificaciones del paisaje lingüístico llevadas a cabo y, finalmente, en el quinto apartado se reflexiona acerca del alcance del proyecto.

Antecedentes del paisaje lingüístico en México

El paisaje lingüístico está constituido por las lenguas utilizadas en cada uno de los anuncios, nombres de calles, carreteras y lugares públicos con textos escritos, así como cualquier otra manifestación de dichas lenguas en la vía pública (Landry y Bourhis 1997: 25). Asimismo, es, o debería ser, parte de las estrategias de planificación lingüística, dado que afecta directamente las actitudes, el prestigio y la vitalidad de las lenguas involucradas. El paisaje lingüístico puede ser una evidencia de la política lingüística de un Estado, o de una comunidad autónoma, donde se refleje la diversidad lingüística y cultural de una comunidad o el monolingüismo impuesto por el grupo de poder. Autores como Ben Rafael et al. (2006) consideran que el paisaje lingüístico manifiesta las diferencias entre los grupos dominantes y subordinados, así como también observan diferencias significativas entre los rótulos institucionales, que se presentan en lenguas oficiales, y los privados, en los que la presencia de lenguas extranjeras como el inglés es más frecuente. Por su parte, Backhaus (2006, 2007) demuestra que países como Japón no son lingüísticamente tan homogéneos como se ha afirmado y añade que el estudio del paisaje lingüístico implica una contribución importante al estudio del plurilingüismo en el mundo.

Como mencionan Córdova y Yataco (2019: 89) “el paisaje lingüístico es un sistema representacional (Hall 1997) que sintetiza -en el plano visual y comunicativo- políticas lingüísticas, regulaciones culturales, patrones de consumo y procesos de reivindicación étnica”. El objetivo de la señalética es resaltar aspectos como la ubicación geográfica, el lenguaje de la localidad, la toponimia, entre otros. Según Yataco (2014), en el estudio del paisaje lingüístico, el concepto de la señalética cobra relevancia ya que se trata de una actividad que pertenece al diseño gráfico y cuya principal función es la comunicación de mensajes a través de símbolos que no solo se restringen al nivel escrito.

Así, estudiar el paisaje lingüístico permite entender cuáles son las ideologías dominantes y cuáles son los grupos de poder de una comunidad determinada, ya sea a nivel local o de un país en general, dado que el paisaje lingüístico está dirigido a uno o diversos públicos en específico. Según la zona de una ciudad y su actividad económica, política, educativa, de salud, etcétera. serán los tipos de anuncios y señalética que se encontrará y la lengua o lenguas que se emplearán. Por ejemplo, en la zona centro de una localidad, donde la mayor actividad es comercial, habrá rótulos en la lengua dominante y en la lengua económicamente prestigiosa, como el inglés, aunque los consumidores o incluso los vendedores no sean bilingües. El prestigio se vende y se compra por la ideología que viene detrás, sin necesidad de comprender el mensaje del producto.

Este mismo sentido simbólico puede aplicarse con las lenguas originarias para reconocerlas y otorgarles el lugar de prestigio que por derecho constitucional poseen. En Cuicatlán, la mayoría de sus habitantes ya no son hablantes de dibaku, sin embargo, esta lengua ha ganado prestigio y sentido de pertenencia e identidad a través de un lento proceso de revaloración. Así, modificar su paisaje lingüístico parece ser una suerte de recuperación de lo que por historia les pertenece a sus habitantes.

Proyectos de paisaje lingüístico en México

Los proyectos de paisaje lingüístico en México tienen su empuje más importante en las experiencias realizadas de forma autónoma y autogestiva por parte de diferentes comunidades originarias. Tal es el caso del triqui de Chicahuaxtla (Hernández, comunicación personal), el chatino de San Juan Quiahije (Cruz en prensa), el purépecha de Santa Fe de la Laguna (Hernández, comunicación personal), entre otros. En estos proyectos, los hablantes se organizaron y decidieron cómo nombrar en sus lenguas originarias sus calles y espacios públicos socioculturalmente relevantes para la comunidad, así como el alfabeto que emplearían, el material y los lugares donde colocarían las señaléticas. En muchos casos las autoridades locales participaron en dicha actividad dado que se realizó bajo un acuerdo comunitario, por lo que se llevó a cabo con materiales donados por sus integrantes y se implementó como parte del tequio en el que participan todos los integrantes de dichos pueblos. Transformaron su paisaje lingüístico hacia uno más acorde con su cultura, su ideología positiva hacia su identidad y como acto de presencia de la historia de la comunidad. Así, visibilizar la lengua es un acto político, donde se le otorga prestigio al origen, desde la lengua hacia toda su práctica cultural. Un ejemplo de estos proyectos se puede observar en las siguientes imágenes de Santa Fe de la Laguna (Figura 1), Michoacán, escritas en lengua purépecha, realizadas a mano por sus habitantes, visibles en el centro de la comunidad.

Figura 1 Imágenes del paisaje lingüístico de Santa Fe de la laguna, Michoacán, lengua purépecha. 

Por otra parte, en la administración pública el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) ha llevado a cabo distintos trabajos de paisaje lingüístico en el país, algunos de ellos junto con organizaciones de la sociedad civil. Según cifras de esta dependencia, obtenidas a través de su oficina de transparencia, entre 2015 y 2018 el INALI ejecutó 41 proyectos de paisaje lingüístico con una nómina de lenguas conformada por 21 agrupaciones lingüísticas pertenecientes a 5 familias, como se muestra en el Cuadro 1.

Cuadro 1 Proyectos de Paisaje lingüístico en los que participó el INALI 

Agrupación lingüística Variante lingüística Entidad federativa
Ch’ol (maya) Ch’ol del noroeste Tabasco
Chatino (otomangue) Chatino oriental bajo Oaxaca
Chocholteco (otomangue) Chocholteco del oeste Oaxaca
Chontal de Oaxaca (Chontal de Oaxaca) Chontal de Oaxaca alto Oaxaca
Cucapá (Cochimí-yumana) Cucapá Baja California
Ixcateco (otomangue) Ixcateco Oaxaca
Kiliwa (Cochimí-yumana) Kiliwa Baja California
Kumiai (Cochimí-yumana) Kumiai Baja California
Náhuatl (yuto-nahua) Náhuatl de la sierra noroeste de Puebla Náhuatl de Oaxaca Mexicano de Puente de Ixtla Puebla, Oaxaca, Morelos
Mam (maya) Mam del Soconusco Chiapas
Matlatzinca (otomangue) Matlatzinca Estado de México
Maya (maya) Maya Yucatán, Quintana Roo
Mayo (yuto-nahua) Mayo Sinaloa
Mazahua (otomangue) Mazahua del occidente Ciudad de México, Michoacán
Mixteco (otomangue) Mixteco del Sur Medio Oaxaca
Otomí (otomangue) Otomí del bajo noroeste Otomí del oeste Otomí del centro Querétaro, Michoacán y Estado de México
Pai pai (Cochimí-yumana) Pai pai Baja California
Popoloca (otomangue) Popoloca de oriente Puebla
Tlahuica (otomangue) Tlahuica Estado de México
Tseltal (maya) Tseltal del occidente Chiapas
Zapoteco (otomangue) Zapoteco del sureste medio Zapoteco de valles, del noroeste medio Zapoteco de valles, del norte central Oaxaca

Fuente: Elaboración propia con información del INALI.

De este conjunto de proyectos, el INALI reporta que únicamente el realizado en zapoteco para la comunidad de Santa María del Tule tuvo, en su diseño, la vinculación de información visual con recursos multimedia para escuchar la lengua. Este proyecto, desarrollado en 2015, integró información lingüística en zapoteco de Valles del noroeste medio, español e inglés, además de un código QR (Quick Response) para acceder a un audio con la pronunciación. Ahora bien, la regulación del paisaje lingüístico se resuelve fundamentalmente en los ordenamientos locales, en este sentido, el siguiente apartado se enfoca en el diseño normativo para la designación de nombres de los espacios públicos y algunas de las implicaciones que posee.

El marco jurídico en torno al paisaje lingüístico

En México, las disposiciones sobre nomenclatura vial y de espacios públicos se encuentran reguladas por la autoridad municipal, aunque no todos los municipios cuentan con una publicación en esta materia. Estos reglamentos suelen determinar tanto el catálogo de nombres de vialidades y el procedimiento para incorporar nuevas denominaciones, como los aspectos de la materialidad de las señalizaciones, es decir, las dimensiones, fabricación y su visualización en el espacio público.

Para nombrar nuevos espacios, los reglamentos municipales promueven en primer lugar las referencias de la historia nacional. Ejemplo de esto se encuentra en el artículo 17, fracción segunda, del Reglamento de nomenclatura y número oficial del municipio de Oaxaca, el cual expone que la integración de nuevas denominaciones deberá “perpetuar la memoria de los Héroes y de las personas que se hubieren distinguido por servicios prestados a la Humanidad, la Patria, al Estado o al Municipio, así como las fechas más significativas en el ámbito nacional, estatal o municipal”. En algunos casos, las disposiciones emitidas por los municipios indican que las denominaciones tendrán que ser “culturalmente pertinentes”, sin embargo, éstos no precisan en qué supuestos operaría la restricción ni se brinda cualquier otro criterio para identificar qué se enmarca dentro de la pertinencia cultural, así pues, estas disposiciones manifiestan cómo la construcción nominal y simbólica del espacio público es consecuente con los esfuerzos del Estado para la homogeneización lingüística y unificación cultural como se refiere en Córdova y Yataco (2019), sin considerar que México es un país multicultural y multilingüe.

La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas establece que las lenguas indígenas y el español poseen, en términos de igualdad, el estatus de “lenguas nacionales”; lo cual significa una misma validez jurídica y la garantía de que la población indígena puede ejercer sus derechos y acceder a la información pública generada por los tres niveles de gobierno a través de su propia lengua. En este sentido, en el artículo 13 se propone como uno de los objetivos a lograr a partir de esta ley: “Instrumentar las medidas necesarias para que, en los municipios indígenas del país, las señales informativas de nomenclatura oficial así como sus topónimos, sean inscritos en español y en las lenguas originarias de uso en el territorio”. Desde la promulgación de la ley de derechos lingüísticos en 2003, se podría esperar un incremento de contenidos escritos en lenguas indígenas en la señalética gubernamental del país, pero en la práctica predomina, casi sin excepción, la visualización del español en los espacios públicos, una vez más haciendo caso omiso de la diversidad lingüística predominante en el país.1

El diseño del marco jurídico para nombrar los espacios públicos no es neutral. Cenoz y Gorter (2006: 68) afirman que el paisaje lingüístico participa en la construcción del entorno sociolingüístico, puesto que “people process the visual information that comes then, and the language in which signs are written can certainly influence their perception of the status of the different languages and even their own linguistic behaviour”. El municipio de Cuicatlán no cuenta con una regulación sobre nomenclatura de vialidades y de espacios públicos, sino que de facto el español es la lengua empleada en la comunicación oficial y en la visualización de señales informativas. Esta ausencia significó, no obstante, una oportunidad favorable para las modificaciones del paisaje lingüístico que expondremos en este artículo.

El contexto de Cuicatlán y del cuicateco

Históricamente el área ocupada por las localidades de habla dibaku se encuentra en la porción sur de la región Cañada, al noroeste del estado de Oaxaca. Dentro de este territorio se pueden distinguir dos zonas claramente diferenciadas por sus características ecológicas. En primer lugar, se halla un sistema montañoso bordeado por el río Grande que forma parte de la Sierra Madre Oriental y cuya altura oscila entre los 1300 y 3000 m s. n. m. (Hernández Díaz 1979); de acuerdo con Lizama Quijano (1999), esta zona se configura por dos cadenas de elevaciones de temperatura fría y templada, la sierra de los Pápalos y la sierra de Teutila, respectivamente. En segundo lugar, se encuentra el corredor de tierra caliente, formado entre la Cañada de Cuicatlán y la Cañada de Tomellín, el cual va de los 600 a 1200 m s. n. m. (Hernández Díaz 1979). Tanto este corredor como una parte de la sierra de los Pápalos forman parte del polígono de conservación de la Reserva de la Biosfera Tehuacán-Cuicatlán.

La dinámica social y la vitalidad lingüística del cuicateco entre ambas zonas es heterogénea. Mientras que el grueso de poblaciones de habla dibaku se halla asentado a lo largo de la sierra dentro de una formación social comunitaria con distintos grados de vitalidad lingüística, en la zona de tierra caliente la permanencia de la lengua cuicateca a través de la transmisión generacional se ha extinguido. Esto es especialmente visible en Cuicatlán, localidad donde se realizó la intervención del paisaje lingüístico. A modo de resumen, el siguiente mapa (Figura 2) muestra la ubicación de Cuicatlán y de las localidades vecinas, tanto de la zona caliente como de las montañas, antes señaladas, se indica, además, el grado de vitalidad de las comunidades cuicatecas.

Figura 2 Localidades de la zona fría y la zona caliente con sus diferentes grados de vitalidad lingüística. 

Como ha escrito Lizama (1999), el nombre de Cuicatlán es un exónimo de origen náhuatl que se ha proyectado en la región para la identificación del grupo etnolingüístico cuicateco, de este modo, en la “Relación de Cuicatlán” se informa que, luego de haber sido conquistada la zona, “se les puso este nombre de Cuicatlán, que quiere decir ‘pueblo de cantores’, porque dél sacaban los mexicanos indios para que tañesen los teponaztles y cantasen a ellos” (Acuña 2017).

La prominencia política de la localidad de Cuicatlán fue evolucionando desde ser tempranamente un punto para el comercio entre comunidades de la zona (Esparza 1994; Acuña 2017), hasta compartir con Teotitlán del Camino la sede de algunas de las ramas del gobierno regional durante la Colonia (Gerhard 1988). Para 1858 Cuicatlán fue elevado a la categoría de distrito del estado, el cual, como escribe Mendoza García (2005: 215) era “un espacio político administrativo donde se controlaban o dirimían los intereses económicos y sociales, locales y regionales”. La llegada del Ferrocarril Mexicano del Sur a finales del siglo XIX se tradujo en un cambio en el paradigma de la tenencia de la tierra comunal con el notable incremento del comercio de cultivos regionales para su exportación. Esta nueva vía férrea conectaba a Cuicatlán con dos urbanizaciones importantes, la ciudad de Puebla y la capital oaxaqueña.

La propiedad de la tierra, que apenas había cambiado de manos durante la segunda mitad del siglo XIX, fue acaparada en poco tiempo por una parte de la élite nacional y por agentes extranjeros para el establecimiento de fincas cafetaleras en la sierra y de ingenios azucareros en la zona de tierra caliente, en virtud de que las mercancías producidas podían circular con mayor facilidad gracias al nuevo ferrocarril (Chassen y Martínez 1986; Mendoza García 2005). Mendoza García explica que, a raíz del proceso de privatización de tierras en Cuicatlán, los terrenos de cultivo más fértiles fueron concentrados por los inversionistas privados, a la vez que las tierras menos aptas para la siembra quedaron en posesión de los pueblos, ensanchando la brecha económica entre grupos sociales. El auge económico significó, además, una mayor demanda de mano de obra que fue cubierta por un considerable número de trabajadores provenientes de otras partes de la república. De este modo, se puede suponer que el intenso movimiento poblacional a la par de la presión del comercio y la especulación de tierras provocaron, en su conjunto, la ruptura de la formación comunitaria y el desplazamiento del cuicateco en la zona de tierra caliente.

Paisaje lingüístico y espacios de habla en Cuicatlán

Actualmente, la división territorial del estado de Oaxaca establece una doble funcionalidad política para Cuicatlán, esto es, como municipio y como cabecera de distrito. En la legislación estatal, las cabeceras de distrito agrupan un conjunto de municipios y, en éstas, suelen instalarse las oficinas de representación de los gobiernos del estado y federal. Dentro del territorio que conforma el distrito de Cuicatlán se asientan poblaciones pertenecientes a cuatro agrupaciones lingüísticas: dibaku (cuicateco), tu’un savi (mixteco), mazateco y chinanteco, las cuales, de acuerdo con el Catálogo de las lenguas indígenas nacionales (INALI 2009), se diversifican a su vez en diferentes variantes lingüísticas, tal como se muestra en el siguiente cuadro.

Cuadro 2 Agrupaciones lingüísticas y variantes lingüísticas en el distrito de Cuicatlán 

Agrupación lingüística Variante lingüística
Dibaku (cuicateco) Cuicateco del centro
Cuicateco del norte
Cuicateco del oriente
Chinanteco Chinanteco del oeste
Chinanteco del noroeste
Mazateco Mazateco del este bajo
Mazateco del sur
Tu’un savi (mixteco) Mixteco de Cañada bajo
Mixteco de Cañada central

Fuente: INALI (2009)

Los hablantes de estas agrupaciones lingüísticas tienen una presencia constante en Cuicatlán, ya sea como parte de la población que ha migrado desde sus comunidades para instalarse en esta cabecera de distrito, o bien como parte de un flujo continuo de transeúntes que arriban a Cuicatlán para hacer uso de infraestructura de transporte o de comercio y acceder a los servicios de salud. Según la encuesta intercensal del INEGI (2015), el municipio de Cuicatlán cuenta con 9 945 habitantes, de los cuales 66% se autoadscribe como indígena, y 4% como afrodescendiente.

Algunos años atrás, Lezama Quijano había señalado la permanencia de prácticas discriminatorias hacia la población indígena de la zona y, por tanto, la configuración de actitudes negativas ante el uso de su lengua: “las mismas frases utilizadas para referirse a los hablantes de la lengua, a quienes identifican con los pobladores de las comunidades de la sierra, indican la estigmatización y creación de estereotipos racistas” (1999: 303). Las posturas contrarias a la pluralidad lingüística han perdido vigencia en Cuicatlán, esto debido en buena parte a la creciente participación del sistema de educación bilingüe en las actividades públicas de la localidad y a la lenta adquisición de conciencia sobre diversidad. No obstante, todavía se ve lejano el reconocimiento e integración de las lenguas indígenas en diferentes ámbitos públicos de Cuicatlán y de la reorganización de su transmisión intergeneracional, por ello es necesario explorar el paisaje lingüístico como una vía más dentro de este proceso.

En este sentido, una idea de la situación sociolingüística de Cuicatlán actual puede ser formada a través de observar que la visualización de estas lenguas en el espacio público es prácticamente inexistente y la manifestación de su empleo en la interacción es sumamente discreta. El paisaje lingüístico de Cuicatlán no refleja la diversidad de hablas que coexisten con la lengua dominante, esto se muestra en el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas que registra el nombre exterior tanto de establecimientos gubernamentales y pertenecientes a las organizaciones de la sociedad civil, como locales comerciales de distinta índole, en el cual, de 493 establecimientos registrados en Cuicatlán, 74.2% se encuentra escrito en español, como se observa en el siguiente Cuadro.2

En un único caso se combinó el cuicateco con el español, éste fue el nombre de una estación de radio local llamada “Radio Yivacu” que, si bien proporciona contenidos en español, ha sido un espacio receptivo, de divulgación y valoración para los temas acerca del dibaku. Las demás lenguas que se hablan en la región no fueron representadas en ningún caso. Por otra parte, sumado a la falta de espacios de habla, como los formados por la interacción entre habitantes en plazas, mercados, clínicas o cualquier sitio público, se encuentra la marcada distancia estructural entre el español y las lenguas indígenas que ha prevalecido en las instituciones. La falta de una política lingüística homogénea que permee los niveles de gobierno impide que se generen servicios accesibles y oportunos en su propia lengua. Probablemente el mayor esfuerzo en torno a la concientización de la diversidad lingüística y creación de herramientas para la enseñanza de las lenguas indígenas en la región es el desarrollado por los profesores de educación indígena, cuya administración de centros educativos en el distrito incluye dos escuelas de nivel básico en Cuicatlán.

Cuadro 3 Uso de lenguas en exteriores de establecimientos públicos de Cuicatlán 

Lengua Número de registros
Español 366 74.2%
Español y otra lengua 3 0.6%
Inglés 5 1%
Marcas comerciales 11 2.2%
Náhuatl 1 0.2%
Sin nombre 107 21.7%
Total: 493

Fuente: INEGI (2019)

Diversidad interna del dibaku

El dibaku tiene una población que asciende a 13 318 hablantes según datos del INEGI (2015) y está asentada en la región Cañada del estado de Oaxaca. Filialmente se agrupa con el triqui y el tu’un savi dentro de la rama mixtecana, la cual, a su vez se integra en la macro familia otomangue. La clasificación del INALI (2009) identifica tres variantes lingüísticas repartidas a lo largo de la zona serrana: el centro, norte y oriente. De acuerdo con San Giacomo et al. (2018a) y Mendoza (en preparación), la variante del centro puede dividirse en la sierra de los Pápalos y en la sierra de Tepeuxila, a manera de formar cuatro zonas de diversificación del cuicateco. Los resultados de un experimento de percepción aplicado en las diferentes comunidades de la región apuntan hacia una diversificación en cuatro áreas (San Giacomo et al. 2018b). La prueba consistió en proporcionar un estímulo sonoro de ocho comunidades cuicatecas a un grupo de participantes que debían identificar la procedencia del audio, cuando dos comunidades son confundidas en la prueba, su relación se vuelve más estrecha. Las respuestas de quince hablantes originarios de las diferentes variantes cuicatecas fueron analizadas con un paquete de software que implementa un análisis de árbol aditivo llamado AddTreeP, lo que permitió hacer una comparación estadística entre comunidades, arrojando un primer resultado de cuatro áreas de habla cuicateca. El siguiente mapa (Figura 3) presenta una visualización de la extensión de las variantes del cuicateco de acuerdo con el INALI (2009), junto con una representación general de las áreas de habla cuicateca con base en la prueba de percepción.

Figura 3 Variantes del cuicateco según el INALI (2009) y resultados de la prueba de percepción en elipses. 

Acerca del cuicateco, se han publicado estudios previos que tratan sobre fonología, (Needham y Davis 1946), morfología (Davis y Walker 1955; Feist y Palancar 2016), sintaxis (Bradley 1991), tono y su variación (San Giacomo 2017; San Giacomo en prensa; San Giacomo y Chávez-Peón en prensa), además de un diccionario bilingüe (Anderson y Concepción 1983). Se encuentran también en curso de publicación las descripciones sobre el sistema fonológico de Teotilálpam (Ariano en prensa) y del sistema pronominal de Santos Reyes (Martínez en prensa).

Las zonas de habla cuicateca mencionadas anteriormente se traducen en la conformación de diferentes sistemas fonológicos, con sus propias especificidades en los sistemas parciales y, por ende, en las múltiples formas de representación escrita, como se sintetiza en el Cuadro 4.

Cuadro 4 Consonantes de las distintas variantes del cuicateco 

Labial Alveolar Palatal Velar
t <t> k <c, q, k> kʷ <cu, ku>
nd <nd> ŋɡ <ng>* ŋgʷ <ngu>*
ɣ <g>*** ɣʷ <gu>***
x <j, g>*** xʷ <ju>***
tʃ <ch>
β <b>** ð <d> s <s> j <y, ll>
w <gu>**
m <m> n <n>
l <l>
ɾ <r>**

*Solo en Tepeuxila (centro)

**Ocurre en lugar de ŋɡ/ŋgʷ en Teutila (norte y oriente)

*** Ocurre en lugar de ŋɡ/ŋgʷ en los Pápalos (centro)

Fuente: elaboración propia.

El cuadro muestra las consonantes que se encuentran en el cuicateco. Aquellas que no poseen marca se encuentran en todas las áreas aunque su desempeño fonotáctico puede variar. Se anota entre paréntesis las variantes del INALI a las que pertenecen las consonantes marcadas.

El dibaku se organiza en cuatro series de localización: labial, alveolar, palatal y velar. De acuerdo con el avance reportado en San Giacomo et al. (2018), se pueden identificar tres tendencias que ordenan las zonas: a) la variación intercomunitaria de la localización velar: las prenasales velares se encuentran en la sierra de Tepeuxila, formando una serie completa de prenasales en el sistema, mientras que en el área de Teutila ocurre una vibrante simple y en los Pápalos una fricativa velar y una fricativa labial simple; b) diferentes tendencias en las vocales anteriores en sílaba final: vocal alta anterior para la zona de los Pápalos y Tepeuxila y media anterior en la sierra de Teutila; c) diferentes tendencias en las vocales posteriores en sílaba final: preferencia por vocal alta posterior y central baja en los Pápalos y Tepeuxila, frente un timbre medio posterior en la zona septentrional. Existe además una diferencia de niveles tonales, los cuales, según la literatura (Needham y Davis 1946; Anderson y Concepción 1983; San Giacomo 2017) pueden corresponder a tres o cuatro registros según la comunidad. Las características de cada sistema parecen ser un desafío para su representación escrita y obligan a problematizar sobre las vías más eficaces para incorporar la diversificación del cuicateco en el paisaje lingüístico, con el propósito de su reconocimiento y preservación, como se verá más adelante.

Objetivos y propuesta del proyecto de Paisaje lingüístico en Cuicatlán

El trabajo con la lengua dibaku y sus hablantes comenzó desde 2012, durante los años siguientes el equipo se ha consolidado hasta la actualidad en donde participamos hablantes y profesores de cuicateco de todas las variantes de la lengua, de diferentes edades, tipos de bilingüismo, migración e historia, así como diversos investigadores y estudiantes de la enah, unam, la Universidad de Indiana, Bloomington y el Colmex. Nuestra investigación siempre ha tenido el objetivo de constituirse desde el vínculo entre los diferentes grupos interesados en la lengua y sus hablantes, así como la utilidad tanto para incrementar el conocimiento que se tiene sobre la lengua y sus comunidades, como para su aplicación en los grandes temas nacionales; es decir, que represente una aportación tanto para la academia como para los hablantes y todas las comunidades interesadas en la diversidad lingüística y cultural.

En este sentido, durante los años de estudio nos hemos enfocado en desarrollar un doble acercamiento de descripción tanto de la lengua como de las comunidades y su dinámica sociocultural y sociolingüística, donde la identificación de la vitalidad lingüística tomó un lugar de principal relevancia. En las diferentes localidades cuicatecas se observan diversos tipos de vitalidad de la lengua, en su gran mayoría baja o media, con muy pocas de vitalidad alta. Esta situación nos llevó a repensar cómo implementar la descripción gramatical en proyectos que beneficiaran a los hablantes y a la visibilización, valoración y uso del dibaku. El proyecto de Paisaje lingüístico en San Juan Bautista Cuicatlán es uno de ellos, comenzó en 2018 por una solicitud de la presidenta municipal y el responsable de cultura, quienes estaban interesados en visibilizar a la lengua cuicateca en la vida cotidiana de sus habitantes.

Dicha propuesta ha significado un reto considerable, dado que desde su inicio nos ha llevado a una serie de reflexiones tales como, cuál es el objetivo central de una propuesta de paisaje lingüístico en general y en este distrito en particular, considerando sus características de ausencia de uso del dibaku o cualquiera de las lenguas originarias de la región. Es decir, aunque Cuicatlán es un lugar emblemático para el pueblo cuicateco y referente significativo para muchos pueblos de la región, hace más de un siglo que la lengua ya no se habla; ésta vive en un porcentaje de sus habitantes, hablantes provenientes de otras comunidades, quienes al habitar en Cuicatlán se ven obligados a usar únicamente el español.

En Cuicatlán, como en numerosas zonas en esta situación, el proceso de autoidentificación y la negociación de la identidad presenta numerosos puntos de contradicción, por un lado, se tiene un interés en la preservación de la lengua y por otro se reproducen actitudes que la afectan directamente. Éstas suelen ser: a) la creencia de que la lengua no pertenece a una esfera social fuera de su comunidad, b) las ideas entorno a su practicidad y c) la asociación con una población que potencialmente podría ser vulnerable.

Por ello, nos dimos a la tarea de averiguar cómo está compuesto Cuicatlán, sus barrios, quiénes los habitan, su historia, su economía, su educación, sus fiestas y autoridades, etcétera y, a través de todo ello, el uso y lugar de la lengua dibaku. Pudimos constatar que únicamente se utiliza el español en todos estos ámbitos y que la lengua cuicateca se ha mantenido como un símbolo de referencia de origen común, historia e identidad. Aunque, como se mencionó, sí hay hablantes que nunca han revelado su conocimiento de la lengua, lo cual hizo que una pregunta central de la planeación del proyecto fuera ¿cuál es la intención de hacer un proyecto de paisaje lingüístico en Cuicatlán, donde ya no se habla la lengua?

Para ello lo que menciona Cruz (en prensa: 96) resulta muy revelador: “Los múltiples temas que se pueden abordar con el paisaje lingüístico me permitieron comprender que en Quiahije la gestión del paisaje lingüístico deviene de manera esencial no tanto para decidir cómo escribir cualquier letrero público, sino sobre todo para elegir en qué lengua se nombran de forma visual los lugares que sustentan gran parte de la identidad cultural de Quiahije, con el fin de preservarla y fomentarla”.

Ese es el objetivo central de este proyecto de modificación del paisaje lingüístico (este término fue propuesto por Pedro Martín Butragueño, comunicación personal), de uno monolingüe en español, a uno bilingüe que refleje la realidad actual de esta comunidad, donde el dibaku recupere los espacios sociales y culturales visuales y conviva cotidianamente con sus habitantes. Así, el objetivo de este proyecto es ideológico y simbólico, solicitado desde las autoridades de Cuicatlán y respaldado por sus habitantes, un referente en la región cuicateca, a través del cual se busca generar actitudes positivas hacia la lengua, la identidad multilingüe y multicultural de la región.

En un apartado previo, se señaló la existencia de actitudes de estigmatización de la lengua en Cuicatlán. Un ejercicio como el proyecto que aquí se describe, que acompañe la visualización con estrategias de educación enfocada, tiene la intención de ser un instrumento para transformar estas prácticas y contribuir al reconocimiento de la diversidad lingüística y cultural como un derecho a nivel nacional.

Implementación del proyecto: Primera modificación del paisaje lingüístico

La primera implementación del proyecto tuvo lugar dentro del 1er Taller sobre la diversidad del pueblo cuicateco, en el marco del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, en mayo de 2019. Dicho taller tuvo como objetivo central reunir a diversos integrantes de las comunidades cuicatecas provenientes de las diferentes variantes lingüísticas para fomentar el uso de la lengua entre ellos, reconocer su diversidad, así como el valor de su identidad, y el peligro de pérdida de vitalidad lingüística y prácticas culturales de su pueblo. Asimismo, se discutió sobre la diversidad lingüística en general y en particular como un derecho lingüístico y humano a nivel nacional e internacional. La Figura 4 muestra el cartel de dicho evento en su versión monolingüe dibaku.

Figura 4 1er Taller sobre la diversidad del pueblo cuicateco, versión monolingüe dibaku. 

Se realizaron diversas actividades tales como talleres sobre documentación lingüística, historias de las comunidades cuicatecas, estrategias y materiales para el aprendizaje de la lengua y escritura; se buscó que todos los asistentes participaran en todas ellas. La actividad de modificación del paisaje lingüístico fue una de las más significativas. Comenzamos con una breve presentación sobre el concepto y objetivos del paisaje lingüístico y los diferentes proyectos que se han realizado en México. Además, les presentamos diferentes ejemplos y propuestas de señalética para Cuicatlán como se muestra en la Figura 5.

Figura 5 Primeros ejemplos de nombres de calles para señaléticas. 

La señalética que ejemplificaba la visualización de la lengua en el espacio público tomaba como base elementos de la naturaleza, así como lugares y personajes cuicatecos importantes. Asimismo, cada una contiene un sello QR para obtener mayor información sobre el nombre de la calle. En los ejemplos de la Figura 5 se retomó el glifo del municipio de Cuicatlán, pero se explicó a los participantes que todo esto era opcional, eran únicamente imágenes que podrían darles ideas para crear su propia señalética. Posteriormente les solicitamos a los asistentes que se dividieran en cuatro grupos y les entregamos el mapa del centro de San Juan Bautista Cuicatlán que presentamos en la Figura 6.

Figura 6 Mapa del centro de San Juan Bautista Cuicatlán. 

A cada grupo le fue asignada una zona del centro de Cuicatlán donde debían colocar las señaléticas que realizaron en equipo, para lo que fue utilizado el mapa de la localidad (Figura 3). Se les solicitó que cada equipo eligiera cómo nombrar sus calles, de qué forma escribir los nombres, qué ortografía utilizar y el diseño global de la señalética. Se les entregaron cartulinas, plumones y pegamento. La imagen siguiente muestra un ejemplo del proceso de elaboración de la señalética en este primer ejercicio de modificación del paisaje lingüístico para recuperar el espacio público para la lengua dibaku.

Una vez terminada su señalética, todos los participantes debían salir a las calles de Cuicatlán a tomar el espacio público y darle un lugar físico y sociocultural a la lengua dibaku. Así, cada equipo comenzó a trabajar y las propuestas fueron múltiples, así como la argumentación para elegir un nombre y una forma de representarlo. La Figura 8 es un ejemplo de su presencia en las calles.

Figura 7 Proceso de elaboración de la señalética dibaku. 

Figura 8 Señalética dibaku colocada en las calles de Cuicatlán. 

Como mencionamos anteriormente, en el taller había representantes de comunidades cuicatecas de todas las regiones, por lo que estaba presente su diversidad. Los equipos estaban conformados por habitantes de todas las regiones y, de inmediato, comenzaron las preguntas de cómo escribir las señales para tomar en cuenta todas las formas de nombrar que había en la lengua y con qué ortografía. Es decir, la variación léxica, fónica, morfológica y sintáctica se hizo presente y las diferentes formas de escritura también.

Frente a esta situación, algunos equipos eligieron escribir las diferentes versiones de la misma palabra en cuicateco para lo que fueron consultando a cada integrante la forma en su variante y cómo escribirla. Un ejemplo muy significativo fue cuando eligieron llamar sus calles con los nombres de los pueblos cuicatecos que representaban. Al momento de comenzar a escribirlos se dieron cuenta de que cada uno tenía una forma diferente de nombrar al mismo pueblo en cuicateco (para un ejemplo de ello ver San Giacomo 2021), por lo que decidieron escribirlo de todas esas formas e incluir esta información en las señales. El ejercicio fue, de inicio a fin, incluyente y en esa riqueza los hablantes encontraron formas de verse representados todos en un mismo espacio simbólico, en este caso de papel.

Una vez terminada la señalética, cada grupo salió a las calles de Cuicatlán en busca de la zona del centro que les había tocado y a su paso fuimos creando múltiples reacciones en la gente, algunas muy inesperadas. Las personas en el espacio público nos miraban, unas nos acompañaban, nos preguntaban qué estábamos haciendo y para qué. Lo cierto es que los hablantes comenzaron a tomar las calles de Cuicatlán y, por el lapso de una hora, le dieron a su lengua un espacio de prestigio identitario, físico y simbólico a la vez. Hubo gente que se enojó mucho, otras que lo celebraron, otros que no dijeron nada y muchos hablantes de cuicateco habitantes de Cuicatlán comenzaron a surgir de todas partes. Justo ahí donde las estadísticas dicen que ya no hay hablantes, estaban ahí.

Durante esta actividad los participantes del taller manifestaron alegría, miedo y valor. Una suerte de “existimos y ahora les toca a ellos reconocerlo”. Las señales duraron en algunos casos horas, las más afortunadas unos días y después fueron desapareciendo todas, regresando al paisaje lingüístico monolingüe en español, desconectado de su población multicultural y multilingüe. Las políticas lingüísticas estatales actuales apuntan a la interculturalidad; sin embargo, en la mayoría del país no se aplica, en el mejor de los casos convive con sistemas educativos castellanizadores en los primeros niveles educativos, y a partir de la secundaria generalmente desaparece. Dicha situación obliga a los hablantes de las diferentes lenguas originarias a usar el español como única posibilidad de acceso a la educación, la salud, el campo laboral y administrativo, lo cual demuestra el incumplimiento de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas por parte del Estado a nivel nacional.

Segunda modificación

La segunda modificación del paisaje lingüístico consistió en la colocación de una decena de señaléticas escritas en cuicateco y vinculadas a contenido multimedia mediante un código QR.

Las señales fueron instaladas en distintos espacios públicos de Cuicatlán por las autoridades municipales la noche anterior al Día Internacional de la Lengua Materna, conmemorado el 21 de febrero de 2020, y entregadas por un grupo de 20 niños aprendices de dibaku, que formaron parte de un proyecto cultural de revitalización de la lengua en Cuicatlán. Estas actividades, y otras más sobre las que no nos detendremos, son evidencia del trabajo colaborativo entre la administración local, el cuerpo de profesores bilingües y los habitantes de Cuicatlán, hablantes y no hablantes, interesados en el reconocimiento y ampliación de ámbitos de uso del cuicateco.

Los objetivos inmediatos de esta intervención pueden enumerarse en tres puntos: a) ocupar espacios de habla asociados, por sus características políticas y simbólicas, al uso del español con una manifestación visual del cuicateco en una señalética bilingüe; b) vincular el trabajo previamente desarrollado por los profesores de educación bilingüe; y c) difundir contenidos sobre el cuicateco, accesibles al público en general de manera libre y descargable.

Los espacios que fueron señalados para el paisaje lingüístico en cuicateco se dividen en dos grupos, por una parte, se encuentran sitios como el palacio municipal, el hospital, la iglesia y la escuela, estos lugares, como apunta Cruz (2017), corresponden a espacios en los que se ejerce una ideología de la lengua que margina el empleo de otras expresiones lingüísticas diferentes al español. Por otra parte, se señalaron además una variedad de espacios públicos que son comunes a la población y en los que se establecen varios tipos de interacciones en dibaku e inclusive en mixteco, mazateco o chinanteco; éstos son, entre otros, el mercado, el parque y el quiosco, en su conjunto son sitios potenciales para la recuperación de los espacios de habla.

Cada señalética fue impresa en una mica plástica sobre una superficie de madera con una proporción de 45 cm de largo por 25 de alto. En términos generales, el diseño se compone de dos expresiones: la nomenclatura del espacio público y el contenido multimedia al cual se accede a través de un código de escaneo rápido, denominado “QR”. Los códigos QR son herramientas que permiten vehicular eficazmente información digital en un espacio físico de manera sencilla (Ashford 2010), entre sus aplicaciones se encuentra la educación, especialmente en el aprendizaje fuera de clases (Law y So 2010). El texto en cuicateco de la nomenclatura y del contenido fue trabajado junto con las profesoras originarias de Santos Reyes Pápalo, Angelina Díaz, perteneciente al sistema de educación bilingüe, y Lucía Lezama, docente del Bachillerato Integral Comunitario, quien además había elaborado la propuesta ortográfica del cuicateco que fue empleada para la escritura de las señaléticas. Este alfabeto es de base fonética y se constituye por 21 grafemas, más un grupo de diacríticos para la marcación de rasgos en las vocales. En el siguiente cuadro se muestran las consonantes representadas con base en la propuesta de Lezama (2019).

Cuadro 5 Propuesta de consonantes en el alfabeto de Reyes Pápalo 

b β ba’a p p
casa pan
d ð dutit r ɾ ru’u
huevo grueso
g ɣ gikuu s s sadï
cuchillo niño
j x jingö t t tiaka
milpa plátano
k k kúbi y ʝ ya’a
lluvia duele
l l laatu ch chaku
arado mamá
m m sn snï
camote sombrero
n n nanta nd ⁿd ndeyee
flor durazno
ñ ɲ ñañaa
coyote

Fuente: Lezama (2019)

El sistema vocálico de Reyes Pápalo cuenta con seis timbres que pueden ser orales o estar asociados a un rasgo nasal o laríngeo. De acuerdo con esta propuesta, las vocales laríngeas se representan en la escritura mediante un apóstrofe <a’a>; mientras que las vocales con rasgo nasal se escriben con una diéresis <ä>. En cuanto al tono, existen tres niveles de registro: alto <á>, medio <a> y bajo <a>, los cuales pueden aparecer en secuencia para representar las melodías cóncavas y convexas dentro de una palabra.

Cuadro 6 Las vocales en el cuicateco de Reyes Pápalo 

Orales Nasales Laríngeos
a ä a’a
e ë e’e
i ï i’i
o ö o’o
u ü u’u
ae/ɛ

Fuente: Lezama (2019)

Las señaléticas contienen dos códigos QR, el primero con la leyenda “Aprende más sobre la lengua”, envía al usuario mediante un enlace a una infografía acompañada de un pequeño diálogo en cuicateco; el segundo, denominado “Escucha cómo suena”, remite a la pronunciación de la nomenclatura de la señalización. De este modo, la señalética además de ocupar un espacio simbólico posibilita que el usuario adquiera información sobre la lengua y desarrolle un interés por ella, además de ensanchar su presencia, en este sentido se argumenta en Dagenais et al., (2009) al señalar que los paisajes lingüísticos pueden ser un espacio para el aprendizaje en contexto y la concientización de la diversidad lingüística. La Figura 9 muestra un ejemplo del diseño de la señalización.

Figura 9 Imagen de la señalética para la presidencia municipal. 

El contenido multimedia se encuentra hospedado en Drive, esto se debe a que a) vincula el material a la nube del usuario de manera automática, especialmente en los dispositivos nativos de Android, haciéndolo fácilmente disponible para compartir; b) aprovecha la plataforma sin generar costos para el proyecto y con una expectativa de mantenimiento a largo plazo. No obstante, montar el contenido del paisaje lingüístico en Drive tiene como deficiencia la imposibilidad de hacer un seguimiento de las visualizaciones para efectuar una evaluación cuantitativa del impacto del proyecto. En la Figura 10 se muestra el contenido al que se puede acceder mediante el código QR “Aprende más sobre la lengua” en distintas señaléticas.

Figura 10 Contenidos asociados a las distintas señaléticas, accesibles mediante el código “Aprende más sobre la lengua”. 

Como se muestra en las imágenes, el diseño del material en “Aprende más sobre la lengua” sigue un esquema de tres secciones. Del lado izquierdo se presenta un breve texto en formato de conversación que ejemplifica de manera práctica el inicio de un diálogo en la lengua incluye preguntas, o bien, opiniones y frases casuales. A la derecha, se encuentra una segunda sección con información complementaria, es decir, enunciados, léxico, notas gramaticales y de interés general. En todos los formatos, la parte inferior se reservó para mostrar el crédito de las profesoras participantes en la escritura de los textos y para difundir el sitio electrónico hablantes.com.mx, creado por Gabriela García, profesora de la Jefatura de educación indígena en Cuicatlán, y Fernando Pérez, desarrollador independiente, el cual cuenta con material lúdico para el aprendizaje de la lengua y permite descargar una aplicación que contiene léxico de Santos Reyes Pápalo.

La finalidad de incluir este tipo de contenidos asociados al paisaje lingüístico es ofrecer una expresión dinámica y práctica para la divulgación de la lengua más allá de la visualización estática de las señaléticas; por otra parte, la señalización del proyecto permitió socializar en un marco común parte de la propuesta de escritura que se ha trabajado para el cuicateco de Santos Reyes Pápalo desde el bachillerato Integral Comunitario como los materiales pedagógicos digitales. Esta conjunción muestra cómo el paisaje lingüístico es potencialmente un lugar de encuentro para diferentes tipos de activismo que orbitan alrededor del fortalecimiento de la lengua en el espacio público (Shohamy y Waksman 2009).

Desde un inicio, el proyecto de paisaje lingüístico en Cuicatlán fue pensado para ejecutarse en diferentes etapas; cada una de ellas sería más definitiva que la anterior, tanto en el material (cartulina, primera intervención; madera, segunda intervención y metal porcelanizado, intervención proyectada) como en la participación e implicación de los hablantes y habitantes de Cuicatlán. Siempre fue pensado para y por ellos, por lo que sabíamos que era necesario ir acostumbrando e involucrando a los participantes en ello. Esta segunda intervención implicó también la participación activa de las autoridades municipales de San Juan Bautista Cuicatlán. Fue de hecho un miembro de la policía local quien instaló la señalética en madera ubicada principalmente en el centro del distrito, como puede observarse en la Figura 11.

Figura 11 Instalación del paisaje lingüístico en Cuicatlán por las autoridades municipales. 

Discusión y reflexiones finales

En el presente artículo hemos expuesto dos experiencias de intervención en el espacio público para la visualización de la lengua dibaku en San Juan Bautista Cuicatlán y hemos reflexionado en torno al papel del paisaje lingüístico como reflejo de la política lingüística actual y su funcionalidad dentro de los esfuerzos de revitalización de la lengua. Hemos resaltado el papel de la comunidad y su participación en la modificación del paisaje como elemento esencial para la eficacia de este tipo de proyectos, en cuanto a la recuperación de los espacios físicos y sociales para la lengua para su reconocimiento y su valoración. Ahora bien, el examen de la implementación de este proyecto arroja tanto ventajas como expectativas de mejora.

La ejecución de proyectos de paisaje lingüístico como el descrito en este artículo tienen como valor central su construcción junto con otros esfuerzos de activismo en torno al acceso a los derechos lingüísticos y a la visualización de las lenguas, además de tener una función pedagógica que permite la resignificación paulatina de los espacios tradicionalmente asociados al español. En este sentido, construir un enfoque claramente educativo y destinado a la modificación paulatina de espacios asociados de la lengua dominante, neutraliza otras interpretaciones del paisaje lingüístico como una herramienta turística o externa a las propias necesidades de la comunidad. Este tipo de proyectos, sin embargo, necesitan un desarrollo a largo plazo, y deben acompañarse de otras políticas públicas, tanto lingüísticas que se traduzcan en una auténtica revitalización, como las destinadas a la reducción de las brechas sociales de las comunidades indígenas. También es importante reconocer la vigencia del impacto visual de un paisaje lingüístico, pues las señaléticas corren el riesgo de pasar con rapidez a la mimetización con el espacio público sin cumplir plenamente con su función de resignificación.

Existen varias áreas de oportunidad que mejorarían notablemente el impacto de la señalización en cuicateco dentro de una nueva modificación, estos planteamientos son extensivos para reflexionarse en otros proyectos de paisaje lingüístico. En primer lugar, es necesario involucrar un espectro más amplio de las comunidades para la identificación de espacios simbólicos en los cuales intervenir y para la construcción de contenidos a partir de necesidades específicas de información; en este sentido, sería bastante oportuno establecer grupos de trabajo con los estudiantes y docentes de nivel básico y medio superior de Cuicatlán y de las localidades de habla cuicateca. En segundo lugar, el contenido vinculado a las señaléticas debe tener un enfoque pedagógico más estructurado; si bien, en la segunda intervención los contenidos fueron ideados como unidades prácticas de información, una nueva modificación del paisaje lingüístico podría insertarse dentro de una propuesta más articulada para el aprendizaje de sistemas lingüísticos. Para este punto se pueden compendiar distintos tipos de enseñanza basadas en el uso según el planteamiento de las gramáticas pedagógicas. Sobre este último punto, es necesaria la creación de planes de educación bilingüe que atraviesen el nivel básico y se incluya la accesibilidad en lenguas indígenas de manera proactiva dentro de todos los servicios que proporciona el Estado.

Como mencionamos anteriormente, restan decisiones significativas por tomar sobre la escritura, representación y presencia de las diferentes comunidades y variantes cuicatecas dentro del proyecto de modificación del paisaje lingüístico. Además de Reyes Pápalo, varias comunidades cuicatecas han aportado su propia experiencia en el proceso de elaboración de normas de escritura; una nueva edición de éste debe buscar estrategias para integrar el total de la diversidad cuicateca sin predominio de una variante en particular, además de tomar en cuenta las otras lenguas presentes en la localidad.

Asimismo, es importante considerar que, en la localidad de Cuicatlán, la amplia mayoría de sus habitantes no ha adquirido la habilidad de leer en cuicateco, por lo que cabe preguntarse ¿cuál es la función real que puede tener el paisaje lingüístico en estos contextos? Desde nuestro punto de vista es mayormente simbólica, de reconocimiento y prestigio a la lengua originaria y a la diversidad lingüística y cultural. Es un mensaje político de respeto al derecho de uso de las lenguas, de tener espacios para su desarrollo y preservación. Por ello la participación de los hablantes de las diferentes variantes cuicatecas y los habitantes de la localidad de Cuicatlán es esencial. Para ello, como mencionan Córdova y Yataco (2019), será necesario tomar en cuenta la tradición de transmisión oral de conocimiento de estas comunidades y sus representaciones simbólicas además de la escritura, la cual se ha asociado también con el prestigio del español. Aunado a lo anterior, será necesario tomar en cuenta la presencia multicultural y multilingüe en Cuicatlán, la cual está presente a través de hablantes de mixteco, chinanteco y mazateco además del cuicateco.

Actualmente nos hemos visto obligados a poner en pausa la tercera intervención dado el contexto de pandemia en el que nos encontramos. Sin embargo, la intención es continuar el proyecto retomando las observaciones y propuestas de los usuarios habitantes de Cuicatlán tales como incluir símbolos regionales y las diferentes variantes de cuicateco en la señalética. Una vez más tendremos actividades colectivas donde los miembros de la comunidad elegirán sus formas de representación de forma colegiada y funcional para su vida diaria, con el objetivo de que se vean identificados en su espacio público, el cual reconozca y respete su historia e identidad.

Asimismo, dadas las condiciones actuales, quedan abiertas diversas interrogantes sobre la transformación del paisaje lingüístico frente a la COVID-19. Ante la necesidad de quedarse en casa, ¿el espacio público se transforma?, ¿pierde su poder?, ¿se transfiere a los espacios digitales y cibernéticos?, ¿toman su lugar las redes sociales?, ¿en qué lenguas están escritos estos sitios, qué lenguas emplean sus usuarios?, ¿será una motivación para el uso escrito de las lenguas originarias y la diversidad lingüística en general?, ¿qué ideologías serán las dominantes y cómo se transmitirán?, ¿cómo podrá aplicarse la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas? Sin lugar a duda, la diversidad lingüística y cultural nos enriquece a todos y, de la misma, forma somos responsables de su vitalidad, a lo que este tipo de proyectos pueden representar una significativa contribución. Es urgente transformar el espectro ideológico que ampara las practicas de discriminación lingüística y que impide llevar a cabo la formulación y ejecución de políticas lingüísticas específicas consecuentes en relación con la educación, la salud, la vida pública y todos los ámbitos de desarrollo de los hablantes de todas las lenguas originarias de nuestro país. Es decir, que se aplique la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas y que dichos pueblos tengan voz y voto en el desarrollo y aplicación de las mismas.

Agradecimientos

Agradecemos a las autoridades municipales de San Juan Bautista Cuicatlán, a los profesores de educación bilingüe de la supervisión de zona 02 en Cuicatlán, a todos los hablantes de cuicateco y a todos los colaboradores del proyecto en general por la dedicación y compromiso con el trabajo y la lengua. Finalmente, todo nuestro reconocimiento a Manuel Díaz-Campos, Yolanda Lastra y Pedro Martín Butragueño como corresponsables del proyecto “Language preservation and contact phenomena in a bilingual community in Mexico: Cuicateco and Spanish”, el cual recibió el apoyo del President’s International Research Award (No registro: 54485-3545-14-Xll-18 y IRB # 1804060925) UNAM-Universidad de Indiana gracias al cual se llevó a cabo la presente investigación.

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1 En el marco de la clausura del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, el Estado mexicano, a través de la Secretaría de Cultura, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, celebraron acuerdo programático con UNESCO para la promoción y desarrollo de las lenguas indígenas del país. En el documento derivado, Declaración de Los Pinos [Chapoltepek], se incluye entre las labores legislativas la “Elaboración de una planificación lingüística nacional que incluya principios de igualdad sustantiva y reparación, […] estableciendo nuevos principios para el bilingüismo aditivo, el restablecimiento de topónimos, la señalización pública y las normas mínimas de prestación de servicios en lenguas indígenas en el sector público” (13).

2Los estudios de paisaje lingüístico suelen tener como metodología el registro de nombres de establecimientos a partir de un transecto en alguna vialidad principal. En este caso, se prefirió ocupar una base de datos independiente con los nombres de los establecimientos de toda la localidad. De acuerdo con el INEGI (2019), esta información se capturó como el “nombre comercial o nombre exterior con el que se identifica o anuncia la unidad económica. Generalmente es fácil reconocerlo porque está visible y escrito en rótulos, fachadas o anuncios luminosos”. Las diferentes visitas a la localidad por parte de los autores nos permitieron corroborar que en las vías principales no existe ninguna lengua indígena visualizada.

Recibido: 11 de Diciembre de 2020; Aprobado: 15 de Febrero de 2021

* Correo electrónico: marsangiacomo@gmail.com.

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