A los editores:

Los artículos de Ramírez-García et al.¹, Carrillo-Esper et al.² y Parra-Romero et al.³ son básicos para el abordaje de la coagulopatía y la enfermedad vascular por COVID-19, sobre todo en el contexto de la variante B.1617.2 (delta)⁴, debido a su probable relación con trastornos hemorreológicos. En este tópico, recientemente se ha reportado Enfermedad Vascular Cerebral (EVC) y trombocitopenia en los pacientes con COVID-19. Nosotros detectamos tres casos con variante delta, con edades de 71, 86 y 96 años, con gastropatía aguda hemorrágica, PCR-genómico negativo para Helicobacter pilory, con trombocitopenia, valores séricos bajos de factor de Von Willebrand, dímero D, ferritina e interleucina 6, y sin factores genéticos de trombofilia. Además, en 72 de 76 nuevos casos de jóvenes (6-25 años de edad) con la variante delta en la Sierra Sur de Oaxaca, de enero a julio de 2021, se observó epistaxis sin otra etiología. Por otro lado, en el laboratorio de patología clínica, de un total de 45 muestras analizadas de pacientes positivos para COVID-19 variante delta mediante qRT-CR múltiplex, 42 correspondían a casos con epistaxis. Estos datos podrían ser útiles como marcadores clínicos para el diagnóstico clínico temprano.

Basándonos en lo expuesto, consideramos de suma importancia evaluar los marcadores moleculares de trombofilia, por la relevancia en la anticoagulación. Se postula que algunos genotipos de la variante delta producen una macroangiopatía aguda hemorrágica asociada a tromboastenia y trombocitopenia, mientras que las otras cepas del SARS-CoV-2 producen microangiopatía inflamatoria aguda trombótica. Estos hallazgos deben corroborarse en estudios masivos de réplica de vigilancia genómica por secuenciación masiva.

La trombocitopatía asociada a la variante delta puede deberse a un defecto en la agregación o adherencia de las plaquetas entre sí y al endotelio vascular, debido a que algunas variantes del virus pueden tener mayor afinidad por las glucoproteínas IIa/IIIb y IIb/IIIa plaquetarias⁵.