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Iztapalapa. Revista de ciencias sociales y humanidades

On-line version ISSN 2007-9176Print version ISSN 0185-4259

Iztapalapa. Rev. cienc. soc. humanid. vol.38 n.82 Ciudad de México Jan./Jun. 2017

https://doi.org/10.28928/revistaiztapalapa/822017/rl1/martinezandradem 

Reseñas de libros

Rocío Antúnez Olivera, Juan Carlos Onetti: Caprichos con ciudades

Marina Martínez Andrade* 
http://orcid.org/0000-0002-6811-4456

*Universidad Autónoma Metropolitana,Unidad Iztapalapa marinamrmr01@gmail.com

Olivera, Rocío Antúnez; Onetti, Juan Carlos. Caprichos con ciudades. Universidad Autónoma Metropolitana, Gedisa, México: 2013. 211p. ISBN: 978-84-9784-795-7. ISBN UAM 978-607-28-0080-9,


La espléndida edición del libro Juan Carlos Onetti . Caprichos con ciudades presenta, entre sus múltiples aciertos, dos fundamentales: por un lado se enmarca en una nueva forma de trabajar el espacio urbano en obras narrativas de la literatura hispanoamericana y, por otro, aplica tan novedoso enfoque al análisis de algunos de los primeros cuentos y novelas del escritor uruguayoJuan Carlos Onetti , autor de verdaderas obras maestras en los géneros narrativos cuento, novela y noveleta.

En la sección inicial del libro la autora expone cuatro propuestas en las que recoge las tesis fundamentales de su trabajo. La primera titulada “Este mismo momento de la ciudad...” se refiere a una frase incluida en un artículo de Onetti, “Literatura nuestra”, publicado en Marcha, y firmado por “Periquito el Aguador”, uno de sus pseudónimos periodísticos. En este ensayo el autor critica una “literatura nacional” poblada de términos autóctonos y personajes y escenas típicos, a veces de segunda mano; de modo que “lo que llamamos ‘literatura nuestra’ se impone la obligación de buscar o construir ranchos de totora, velorios de angelito y épicos rodeos”.

Ante tan lamentable situación, Antúnez enfatiza la propuesta de Periquito, consistente en una literatura escrita desde y sobre la ciudad de Montevideo, que exprese cómo y qué es Montevideo y la gente que la habita, pero hoy, porque “Este mismo momento de la ciudad que estamos viviendo es de una riqueza que pocos sospechan”, generada por la inmigración, la modernización de la ciudad y su rápida transformación”, así como la evolución en la mentalidad de algunos habitantes, aspectos que más adelante tratará a profundidad en el capítulo dedicado a Montevideo.

En “Las metrópolis y el alma de la ciudad”, segunda propuesta, Periquito recomienda percibir y contar cómo es el alma de la ciudad antes de que el momento presente se vuelva pasado. Tarea difícil -comenta Antúnez- porque las dos capitales rioplatenses “territorio privilegiado de la experiencia onettiana en esta primera etapa, viven hacia 1930 el momento culminante de sus procesos de metropolización iniciados en las últimas décadas del siglo XIX (24)”. Entonces Montevideo y Buenos Aires no solo se transforman en grandes ciudades, sino que también experimentan un cambio en las relaciones sociales generadas por el proceso de racionalización mercantilista, que acelera un marcado individualismo y un espíritu calculador en torno a la economía monetaria, semejando a las modernas ciudades como dos gotas de agua; pero -insiste la autora- ¿dónde localizar el alma de la ciudad y sus cualidades caracterizadoras?, ¿en el exterior o en el interior del individuo?, o en ambos, como parece ser la solución final. Para plantear sus interesantes propuestas Antúnez explora diversas vertientes teóricas y críticas; por ejemplo, para este caso, recurre a Simmel, Gorelik, Chabot, Sarlo, Kohan y Rossi.

En la tercera propuesta, “Zona urbana”, la autora precisa el objeto de estudio de su investigación: el tema de las ciudades en las primeras narraciones de Onetti; asimismo, acota su corpus: los cuentos “Avenida de Mayo/Diagonal Norte/Avenida de Mayo” y “El posible Baldi” y las novelas El pozo y Tierra de Nadie. El referente concreto, es decir, las ciudades reales en que discurren los relatos, y la voluntad de inscribirlo en el texto caracterizan estas ficciones de la primera etapa del autor uruguayo. Así, los nombres reales de ciudades existentes, particularmente el de Buenos Aires, aparecen en los relatos de 1929 a 1941, con excepción de la noveleta El Pozo ubicada en una ciudad que jamás se nombra, pero cuya toponimia se corresponde con la de Montevideo.

En contraposición a aquellos estudios que sobre el tema de la ciudad en las obras de Onetti generalizan demasiado, fundiendo no solo todas las ciudades en una, sino también todos los textos en uno, al decir “la ciudad” y “la obra”, la autora propone su peculiarización para no privarnos del exquisito placer de apreciar cada cuento, cada novela, precisamente en su irreductible singularidad. Plantea así su hipótesis fundamental: “citando toponimias y espacios emblemáticos, los relatos se entraman en la construcción de las ciudades rioplatenses como referencia cultural -una empresa colectiva en la que participarán también otros escritores-, a la vez que reclaman ser leídas desde el texto cultural urdido alrededor de ellas (27)”.

De acuerdo con Sarlo -citada por Antúnez- se realiza entonces un triple movimiento: reconocer una referencia urbana, vincularla con valores estéticos e ideológicos, y construirla como referencia literaria. De esta forma los textos seleccionados no solo constituirán significaciones de las ciudades rioplatenses “en tanto las tematizan y en ellas se ambientan, sino que también producen un modo de percibirlas; un modo atento a las fuerzas contradictorias que tensan los procesos de metropolización en tiempos de esta primera etapa (28)”.

La cuarta propuesta se titula “Caprichos con ciudades, justo igual al título del libro. El capricho es un género pictórico muy típico del Setecento (XVIII) italiano, desarrollado sobre todo en la ciudad de Venecia. Estas vistas o paisajes urbanos, concebidos en principio como postales imaginarias compuestas de forma ideal por el artista, pronto se consideraron como imágenes extraídas de la realidad, a pesar de que en ellas se mezclaban elementos fantásticos con elementos reales. Para Antúnez el capricho es una metáfora de su método de investigación -por cierto, muy original y productiva- que permite reunir espacios y tiempos de diferente índole en una misma escena. ¿Qué más onettiano -según expresión de Rodríguez Monegal- que la contigüidad “realismo exasperado” y “pertinaz onirismo? es decir, realidad junto a sueños y ensueños? (31)”.

El libro que se reseña se divide en dos partes. La primera titulada “Ciudades junto a un río” se integra por tres capítulos, el segundo de ellos dedicado a Montevideo y el tercero a Buenos Aires. Dichas ciudades, situadas a una y otra orilla del Río de la Plata, se tematizan en la primera etapa de la escritura onettiana, cada una con su singularidad, su historia y las características que presentaban en el momento de la escritura, pero siempre vinculadas a la ficción y a valores estéticos e ideológicos. No obstante sus diferencias, las dos tienen ciertas afinidades, pues conformaron el inmenso Virreinato del Río de la Plata, y en ellas existe una vasta comunidad de lengua, cultura e historia; asimismo, en ambas se produjeron fenómenos migratorios que a larga enriquecieron su población y le imprimieron un sello inconfundible.

Además, las dos ciudades han sido sometidas a un continuo proceso de modernización -aunque de distinta índole- que en este momento se acelera, pues el Uruguay conmemoraba en 1925 su primer centenario de vida independiente, convertido, según el proyecto oficial, en un “país modelo”, en “la Suiza de América”, que la Generación del 45 se encargaría de desmitificar. Por su parte, Buenos Aires cumplía, en 1932, 400 años de su primera fundación, en un momento en que era reconocida como una ciudad moderna, la más moderna de Latinoamérica, más que nunca parecida a las europeas y norteamericanas “o más decidida a parecérseles”, según Gorelik citado por Antúnez.

La segunda parte del libro, “Caprichos con ciudades”, se estructura en cuatro capítulos; aparte del cuarto llamado “Composición”, la autora dedica los siguientes al análisis de los textos que conforman su corpus: el quinto, “Figuras en la multitud porteña” a los cuentos “Avenida de Mayo/Diagonal Norte/Avenida de Mayo” y “El posible Baldi”, el sexto, “Hombre que escribe”, a la noveleta El pozo, y el séptimo, “Ciudad con isla”, a la novela Tierra de nadie.

La teoría que ampara, tanto los conceptos como el análisis textual es vasta y sumamente productiva. Las voces teóricas de Hamon, De Certau, Bajtín, Benjamin, y otros se deslizan en forma fluida en el análisis. Antúnez comenta que si bien las figuras teóricas de la mirada panorámica y del flaneur se vinculan con la experiencia del exterior urbano. ¿Será posible trasladarlas al interior? ¿Qué otras prácticas de espacio aparecerán en los textos de Onetti, tan vinculados a los interiores? ¿Qué tipo de espacio ficcional construyen estas novelas con el espacio de la experiencia? ¿Qué experiencias históricas de la ciudad y de la sociedad que esta conforma penetran en estas narraciones? (95-96).

La respuesta se encuentra en la profundidad del examen analítico de los textos en el que según Fernando Curiel nada escapa al “rigor y gozo críticos” de la autora. En los dos primeros cuentos se percibe el Buenos Aires del IV Centenario ligado a la imaginación de los personajes, mediante la mezcla de realidad y ensoñación. Onetti -enfatiza Antúnez- le regala al Buenos Aires de “este mismo momento” la imagen de una ciudad moderna, multitudinaria y cosmopolita “que marcha al ritmo de Londres, París, Nueva York o Berlín”, que “reclama ser representada con técnicas vanguardistas que estos relatos toman de Joyce, Dos Passos, Virginia Woolf, insertándose así en una tradición que brinca de un continente a otro (112)”.

Con El pozo Onetti alcanza a dar la mano a la narrativa de vanguardia y, con ello, a las primeras décadas de su siglo, mientras que inaugura la nueva narrativa hispanoamericana. Un texto de suyo impactante, complejo y difícil, es desmenuzado por la autora en forma certera y novedosa, invitando a una relectura desde una nueva mirada. En este relato Onetti funda su interior urbano, pero ligado al exterior de la ciudad de Montevideo y a un acto profundamente íntimo y aislado, el de la escritura. “Esto que escribo son mis memorias”-dice Eladio Linacero, enunciador del texto-; sin embargo nada menos parecido a la literatura autobiográfica y testimonial canónica. La terrible realidad del cuarto de conventillo (parecida a la de nuestras antiguas vecindades) se mezcla con la ensoñación que lo conduce a urdir sueños y aventuras. Fragmentarismo y simultaneidad, realidad, ensoñación y metaficción se van perfilando como estrategias iniciales de la escritura onettiana, que estarán presentes en la primera etapa de producción de su obra.

Escrita en Montevideo y publicada inicialmente en la capital argentina en 1941, Tierra de nadie también tiene como centro la ciudad de Buenos Aires. Una lógica fragmentaria y derivativa caracteriza a esta novela. En los capítulos y fragmentos que la constituyen se ofrece una pluralidad de escenas yuxtapuestas en las que se pretende narrar en forma simultánea episodios de la vida de diversos personajes a lo largo de un año; su vida diaria en una gran ciudad quizá sea poco memorable, a excepción de sus momentos de crisis: dos suicidios, dos embarazos, un aborto y un nacimiento, una huelga, una exesposa y un guardia baleados; varios amoríos, rupturas, nuevas relaciones, sueños, conversaciones…; asimismo, penetran al texto tiempos y sucesos de la vida pública: las alianzas previas a la segunda guerra mundial, las figuras de Trostky, Mussolini, Stalin, sucesos y nombres hoy considerados como históricos.

La percepción de la ciudad la tienen a su cargo: por un lado, un narrador omnisciente e itinerante que anda tras las huellas de sus personajes y, por otro, “ese puñado de habitantes de Buenos Aires que coinciden momentáneamente, atraídos por lazos de amistad, de afiliación sindical o de atracción erótica, y acaban derivando hacia otras relaciones, otras posibilidades de existencia (159)”. Nada escapa a la sagaz observación de la analista: el sistema referencial y el sistema onomástico, los espacios y acontecimientos, la composición de la novela, los valores que se dislocan, como el de la maternidad y el de las relaciones familiares, el lenguaje o los lenguajes, el mosaico de discursos, la polifonía del texto, los cronotopos esenciales… El texto demuestra -sintetiza- el proceso más característico de la imaginación onettiana: la profunda interiorización de la ciudad en sus personajes (178).

Juan Carlos Onetti , junto con Carlos Martínez Moreno, Emir Rodríguez Monegal, Idea Vilariño, Ángel Rama, Mario Benedetti y otros, formó parte de la Generación del 45, caracterizada por su rigor intelectual, su ácida crítica al pasado y su tendencia extranjerizante, sin menoscabo de su atención al contexto nacional. Este valioso grupo de escritores e intelectuales uruguayos fundó, en 1939, el semanario Marcha, el cual llegó a constituirse en eje intelectual del país en política, economía y cultura. El desafiante espíritu crítico de sus integrantes sometió a revisión constante la situación del país, en búsqueda de su modernización, de ahí que Ángel Rama la haya llamado “generación crítica”.

La obra de Onetti constituye un rico y significativo legado, en cuyo acervo ocupan un lugar muy importante sus primeros relatos -estudiados con acierto por Rocío Antúnez- con los cuales Onetti se sitúa como un pionero en el arte de percibir las ciudades rioplatenses en trance de metropolización y como un precursor de la literatura urbana en lengua española.

Recibido: 30 de Junio de 2016; Aprobado: 30 de Agosto de 2016

Resumen curricular: Doctora en Humanidades (Literatura. Teoría Literaria). Realizó Maestría en Literatura Iberoamericana en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y la Licenciatura en Letras Hispánicas por la misma institución. Se desempeña como profesora-investigadora de tiempo completo del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Fue coordinadora de la línea de Teoría Literaria del Posgrado en Humanidades. Sus líneas actuales se desarrollan en torno a la literatura de viajes, la literatura mexicana del siglo XIX, la lírica hispanoamericana de los siglos XIX y XX y la lectura y escritura, así como su representación en la narrativa hispanoamericana. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, nivel 1.

Citar como: Martínez Andrade, Marina (2017), “Reseña de Juan Carlos Onetti . Caprichos con ciudades, de Rocío Antúnez Olivera , Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, núm. 82, año 38, enero-junio de 2017, issn: 2007- 9176; pp. 235-240. Disponible en <http://revistaiztapalapa.izt.uam.mx/index. php/izt/issue/archive>.

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