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Dilemas contemporáneos: educación, política y valores

On-line version ISSN 2007-7890

Dilemas contemp. educ. política valores vol.9 n.1 Toluca de Lerdo Sep./Dec. 2021  Epub Nov 03, 2021

https://doi.org/10.46377/dilemas.v9i1.2847 

Artículos

Bases neuropsicofisiológicas del proceso de aprendizaje del lenguaje escrito

Neuropsychophysiological basis of the writing learning process

Luis Enrique Labrada Estrada1 

Olemma Elvira Diéguez Corría2 

Yusleidys Rodríguez Aguilar3 

1Máster en Educación Especial y Licenciado en Educación Especial, especialización en Logopedia. Profesor Auxiliar e investigador del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: llabradae@udg.co.cu, llabrada2008@gmail.com

2Máster en Investigación Educativa y Licenciada en Logopedia. Profesora Auxiliar e investigadora del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: odieguezc@udg.co.cu

3Doctora en Ciencias Pedagógicas. Máster en Educación Especial y Licenciada en Educación Especial. Profesora Auxiliar e investigadora del departamento de Educación Especial de la Universidad de Granma. República de Cuba. Correo electrónico: yrodrigueza@udg.co.cu


Resumen

El conocimiento por parte de los educadores de las bases neuropsicofisiológicas de la lectura y la escritura permite que puedan influir en un adecuado proceso de adquisición del lenguaje escrito en los niños, lo cual contribuye a disminuir la inseguridad, frustración, deserción escolar que actualmente existe en las escuelas; también permite evitar problemas de aprendizaje y de conducta. Con un enfoque psicofisiológico se tratan los factores que posibilitan el desarrollo del lenguaje escrito y algunas de las alteraciones que se pueden presentar cuando no son estimulados correctamente desde las primeras edades.

Palabras claves: lenguaje escrito; madurez; lectura; escritura

Abstract

The knowledge on the part of educators of the neuropsychophysiological bases of reading and writing allows them to influence an adequate process of acquisition of written language in children, which contributes to reducing the insecurity, frustration, school dropout that currently exists in the schools; it also helps avoid learning and behavior problems. With a psychophysiological approach, the factors that enable the development of written language and some of the alterations that can occur when they are not stimulated correctly from an early age are treated.

Key words: written language; maturity; reading; writing

Introducción

El lenguaje permite la relación y socialización entre las personas, constituye el medio fundamental de la comunicación humana y la herramienta para exteriorizar el pensamiento y transmitir la cultura de una generación a otra.

Existen cuatro habilidades que permiten la adquisición y desarrollo del lenguaje, en el orden de jerarquía son las siguientes: escuchar, hablar, leer y escribir. Cada una de ellas necesita alcanzar un determinado nivel para poder pasar a la siguiente; sin embargo, el hombre desarrolló las dos primeras en los comienzos de la civilización y pasaron muchos años hasta que logró dominar las últimas.

El escuchar y hablar son parte del sistema de lenguaje primario por ser el primero que el hombre adquiere; la lectura y escritura forman el secundario. En el sistema primario se utilizan símbolos; en el secundario, el símbolo de un símbolo; es decir, mientras el lenguaje es el símbolo de la idea, la palabra escrita es el símbolo de la palabra hablada.

El escuchar y el leer pertenecen a las habilidades receptoras del lenguaje, mientras que el hablar y el escribir a las transmisoras. Es importante tener presente que se debe lograr una adecuada recepción o entrada de información para que se pueda producir la transmisión o expresión del pensamiento. El mecanismo que integra y controla este ir y venir de la comunicación es el cerebro, lo cual demuestra la importancia de su conocimiento para el buen entendimiento de los procesos de aprendizaje.

En este trabajo se abordan algunas de las bases neuropsicofisiológicas del lenguaje escrito, que posibilitan su adquisición y desarrollo.

Desarrollo

El hombre es un ser bio-psico-social, y sería absurdo desconocer sus particularidades biológicas; sin embargo, las mismas no constituyen determinantes de lo que un sujeto pueda llegar a ser o no, resultan fundamentales las condiciones de vida y de educación en las que este proceso transcurre, las cuales están histórico, social y culturalmente condicionadas.

La compleja conducta humana tiene su base anatomofisiológica en el sistema nervioso, y principalmente, en el cerebro. De ahí que el sistema nervioso del ser humano constituye la base biológica fundamental de la psiquis y su desarrollo, donde se incluye el lenguaje.

La actividad verbal, como cualquier otro proceso psíquico, es dirigida por el cerebro. El lenguaje es una de las más complejas funciones psíquicas superiores del hombre, y su existencia está determinada por un centro rector, el sistema nervioso central, en particular la corteza cerebral.

La actividad del lenguaje supone la recepción de señales, ópticas y sonoras y la producción de sonidos articulados, análisis de las señales que está sometido a las leyes generales de la actividad nerviosa superior, a la actividad analítico-sintética de la corteza cerebral.

Distintos analizadores se encuentran relacionados con el sistema funcional verbal (motor, visual y auditivo); de ellos, resultan fundamentales en el desarrollo del lenguaje el auditivo y el motor.

El lenguaje escrito, compuesto por los procesos de lectura y escritura, constituye una actividad organizada, dirigida, voluntaria y consciente que tiene su base en el lenguaje oral. Si existe debilidad del sistema nervioso central estarán limitadas las posibilidades para desplegar la actividad consciente, organizada y voluntaria que constituye el aprendizaje de la lectura y de la escritura.

Cualquier clase de aprendizaje necesita de cierta madurez; es decir, el momento en que primero, el niño puede aprender con facilidad y sin tensión emocional, y segundo, cuando aprende con provecho, porque los esfuerzos, tendientes a enseñarle dan resultados positivos. Para que el niño logre el aprendizaje de la lectura y la escritura, es necesario que haya alcanzado cierto grado de madurez en las esferas cognoscitiva, motriz, afectiva y social.

El concepto de madurez para la lectura ha cambiado en los últimos años a raíz de los avances en el campo pedagógico y la afirmación de que hay una edad mental particular para poder aprender a leer ha sido muy discutida. Hay investigaciones que demuestran que los niños pueden aprender a leer con edades mentales muy por debajo de los seis años; se le da importancia a las capacidades perceptivas como condición para que lean con éxito, por lo que se introducen nuevos métodos que permiten la simplificación de la tarea de aprender a leer.

Es difícil precisar cuál es la edad idónea para el aprendizaje de la lectura y escritura. Mientras unos opinan que el comienzo desde la edad temprana ayuda al desarrollo de la inteligencia y a tener una actitud positiva hacia los libros, hay quienes piensan que es conveniente postergarlo hasta la época de la aparición del pensamiento abstracto.

El momento en que un niño o niña está listo para aprender a leer y a escribir depende de los métodos y de los materiales usados, de la inteligencia del pequeño y del medio socio-cultural donde pasa sus primeros años; por lo tanto, es muy personal.

Se considera que juega un papel importante el período sensitivo o crítico del desarrollo, entendiendo que desde el punto de vista biológico, este se pudiera definir como el lapso durante el cual se produce una influencia particular por parte de otra área del organismo en desarrollo o por parte del medio, imprescindible para la aparición de una cualidad determinada.

Lo cierto es, que cuando esos períodos críticos pasan sin que las condiciones ambientales reinantes hayan propiciado el desarrollo de la nueva cualidad, o no es posible su formación o se forma con dificultades; también puede no alcanzar el nivel de expresión correspondiente a la norma. Es algo que debe verse desde la concepción integral del desarrollo en lo biológico, lo psicológico y lo social.

El niño de cinco años cuenta con los requisitos previos para expresar los signos de las palabras con sonidos, pero la madurez necesaria para darles a ambos, signos y sonidos, un significado, no la adquiere sino hasta los 6 ó 7 años. Cabrera, C. y Sánchez, C. (1982) piensan que esto se debe a que la adquisición del sistema alfabético requiere un alto grado de pensamiento abstracto.

Estudios más recientes han demostrado que en circunstancias favorables, los niños pueden aprender con éxito a leer con una edad mental por debajo de los seis años y seis meses (Condemarin, M. 1992).

Los autores de este trabajo consideran que la más temprana edad a que se puede enseñar a leer a un niño está en función de la cantidad de tiempo o de ayuda que el adulto pueda brindarle, un elemento importante entre los factores ambientales que han contribuido al surgimiento de lectores precoces es la lectura frecuente desde el primer año de vida.

Cassany, D. (1998) considera que el trabajo previo con la lectura no significa un aprendizaje formal, pero en cambio es importante asegurar aprendizajes previos que deben desarrollarse antes de iniciar el proceso lector.

Calzadilla, O. (2003) comparte esta posición, pues reconoce la necesidad de la formación y desarrollo de determinadas capacidades en la etapa anterior a la escolar, así como, el valor de los aprendizajes previos del niño como primicia para asimilar la comunicación escrita.

Se ha transitado a un estadio superior, al tratar de organizar la enseñanza de modo que satisfaga de forma general las necesidades del niño llegando hasta áreas específicas de aprendizaje como es el aprendizaje de la lengua escrita en la etapa preescolar, debido a que en esta etapa de la vida existen condiciones propicias para que ocurran las primeras manifestaciones de motivación por la lectura y de aprendizajes a través de ella.

A las condiciones propicias para la adquisición de la lectura, Calzadilla, O. (2003) les llama premisas, entre estas menciona:

  • ➢ La percepción visual.

  • ➢ La percepción auditiva.

  • ➢ El uso del símbolo.

  • ➢ La motricidad general (gruesa y fina).

  • ➢ La orientación témporo-espacial.

  • ➢ El lenguaje oral.

  • ➢ La motivación hacia la lectura.

Figueredo, E. et al. (1984) plantea la existencia de premisas para el aprendizaje de la lecto-escritura, dentro de ellas reconoce las de carácter anatomofisiológico, psicológico y sociales. Este autor precisa los factores que inciden en el desarrollo y funcionamiento óptimo del lenguaje escrito como son: el lenguaje oral; la gnosis óptico-espacial; la motricidad fina manual y ocular; la función reguladora y planificadora del córtex frontal y el sistema de enseñanza establecido.

El proceso del lenguaje escrito ocurre a partir del funcionamiento de un mecanismo que integra componentes psicológicos, lingüísticos y neurológicos que permiten su ejecución. Las acciones y operaciones que conforman los componentes de este mecanismo se forman y desarrollan en el período comprendido desde el nacimiento del niño hasta la edad escolar en un proceso de interacción con el medio.

De ahí que para el desarrollo del lenguaje escrito son importantes determinados factores como:

  • Adecuada estructura y función de los órganos y aparatos para la expresión y recepción oral; componente sonoro (respiración, articulación y voz); componente receptivo (oído físico y fonemático); nivel léxico semántico (captación de los significados); posibilidades para la imitación y adecuados patrones lingüísticos.

  • Nivel mental y madurez de las funciones básicas.

Es resultado de todos los procesos biológicos, psicológicos y socio-culturales que influyen en el desarrollo infantil y lo preparan para el aprendizaje. Piaget, J. (1978) señala que entre los 5 y 7 años el pensamiento infantil produce cambios cualitativos que permiten una mayor diversificación y la aparición de funciones nuevas; su inteligencia intuitiva y dependiente de situaciones concretas de etapas anteriores, va logrando mayores niveles de generalización y abstracción, adquiere un carácter operatorio, activo en la comprensión e integración de los contenidos y no solamente pasivo, en la memorización y repetición automática de las materias.

El nivel de la capacidad mental es un factor determinante de la madurez para la adquisición y desarrollo del lenguaje escrito, esto es comprensible porque la lectura y la escritura requieren de comprensión, interpretación, aprendizaje de conceptos, solución de problemas y razonamiento.

  • Desarrollo psicomotriz.

Constituye uno de los factores fundamentales en el desarrollo y resulta decisivo para el aprendizaje. En el período de 3 a 5 años las adquisiciones más importantes son la toma de conciencia de su propio cuerpo y la dominancia lateral o lateralidad. El niño debe aprender a delimitar el contorno de su propio cuerpo con relación al espacio, ya que los puntos de referencia desde los cuales se organizan las acciones se ordenan a partir del cuerpo y ayudan a estructurar la percepción espacio temporal.

Un rol importante lo tiene la predominancia lateral, que es el predominio de un lado del cuerpo sobre el otro; en los diestros existe predominio del lado derecho y en los zurdos el predominio es del lado izquierdo, los ambidextros usan indistintamente ambas manos. Cuando existe lateralidad cruzada, el predominio es de un lado en las extremidades y del otro con los órganos sensoriales. La lateralidad mal definida provoca dificultades en el lenguaje o en la orientación, que se reflejan negativamente en el aprendizaje.

Una evolución normal de la lateralidad influye de forma decisiva en todos los aprendizajes de tipo manipulativos, y por tanto en la grafía. Igualmente repercutirá de modo positivo en el aprendizaje de la lectura ya que esta supone una orientación de izquierda-derecha en un aspecto concreto.

  • Desarrollo perceptivo adecuado (visual, espacial y temporal).

Tiene gran importancia, tanto la percepción visual y auditiva como la discriminación espacio temporal. En la etapa preescolar es de suma importancia desarrollar percepciones para distinguir colores, formas, tamaño, sonidos.

El ojo y el oído son los receptores propios de la palabra escrita y de la hablada respectivamente; si en cualquiera de ellos se presenta alguna alteración, el proceso de aprendizaje del lenguaje escrito no se produce correctamente.

Tanto en la visión como en la audición se distinguen dos momentos, el de la sensación y el de la percepción. El primero es una experiencia interna que se produce cuando el receptor es afectado por un estímulo, es decir, cuando el ojo “ve” y el oído “oye”; en cambio, la percepción se define como la interpretación significativa de la sensación. En la percepción se comparan inconscientemente las sensaciones presentes con las sensaciones almacenadas, es como una computadora procesando datos. Mientras la sensación tiene lugar en los sentidos, la percepción la tiene en el cerebro.

Un niño que no ve bien no podrá copiar del pizarrón y tendrá dificultad para leer y escribir correctamente. Si tiene problema de percepción visual, no podrá reconocer y discriminar las formas y tamaños de letras y palabras.

Si un niño oye por debajo de lo normal, recibe mal las palabras que tiene que imitar, y por lo tanto, las pronuncia mal al hablar. Si tiene problemas de percepción auditiva no discrimina los fonemas, que son la unidad básica de la palabra sonora, y tendrá problemas al escribir y leer.

Una vez que el niño domina su esquema corporal, este le proporciona los puntos de referencia necesarios para organizar las relaciones espaciales entre los objetos exteriores a él. Estas relaciones espaciales se dan en grupos opuestos: derecho-izquierdo; alto-bajo; delante-detrás; cerca-lejos; dentro-fuera.

El esquema corporal está casi siempre interrelacionado con la orientación espacial; el niño que no tiene un buen esquema corporal no se ubica con precisión en el espacio, confunde las nociones derecha-izquierda, arriba-abajo, dentro-fuera, etc., las cuales se van adquiriendo a medida que la persona madura y es influida por el medio.

Cuando un niño no tiene el concepto de la estructuración del espacio, no logra alinear sus textos en columnas, escribe sobre líneas, omite letras, pasa de una columna a otra, salta espacios en una hoja cuadriculada y, en fin, su trabajo es generalmente desordenado.

De los resultados obtenidos en pruebas que se han aplicado a niños referente al esquema corporal Molina, D. (1980) sostiene que un número importante de niños que conocen mal su esquema corporal y ejecutan mal los ademanes que se les indicaron, también tienen dificultades con la lectura y la escritura.

Por otro lado, niños mayores que todavía tienen problemas con el aprendizaje de la lectura y la escritura, adquirieron con retraso la imagen correcta de su esquema corporal, esto permite considerar que hay una relación estrecha entre el esquema corporal y el estado de desarrollo del lenguaje escrito.

En la disgrafia (trastorno de la escritura) se observa una relación muy estrecha entre la noción corporal y la imposibilidad o dificultad en el trazo de letras. En los niños con una noción corporal pobre se altera la capacidad para escribir.

La percepción del tiempo es más compleja que la del espacio, aparece más tardíamente. La noción temporal implica, por un lado, la habilidad de calcular el tiempo que ha transcurrido, y por el otro, el conocimiento de nociones como hoy, ayer, mañana, los días de la semana, los meses del año, fechas importantes, etc. Es muy difícil para el niño adquirir las nociones de ayer, hoy y mañana, pues el niño pequeño vive en un continuo presente, por lo general en los primeros años de escolaridad es que llega a comprenderlas.

Si la lengua escrita es producto de las relaciones espaciales, la lengua hablada lo es de las temporales. Todo lo que se habla, se hace o se lee, es con referencia al tiempo; ambos conceptos (espacio-tiempo) están relacionados y su adquisición representa un gran esfuerzo para el niño.

Cuando el niño tiene dificultades en el conocimiento del tiempo y espacio, puede manifestar errores en la secuencia de las letras que forman las palabras, suprimir o agregar letras o palabras, invertir y cambiar el orden de las letras que forman la palabra; su sintaxis también puede verse afectada, complicándole el uso correcto de los tiempos de los verbos.

Como se puede comprender, la lectura y la escritura se basan en una ordenación espacio-temporal, siguiendo una dirección determinada (izquierda-derecha) y una sucesión temporal de letras y palabras.

De aquí la importancia que tiene un desarrollo normal de la percepción y estructuración espacio-temporal para el aprendizaje del lenguaje escrito, puesto que este se fundamenta principalmente en una actividad de tipo perceptivo motriz, que cuando es deficiente o presenta alguna alteración, da lugar a trastornos del aprendizaje.

  • - Factores emocionales.

Durante los primeros años de vida, el niño tiene una relación estrechamente dependiente de la madre, a medida que crece la necesita menos y por ende se va separando de ella. A los 5 años se va integrando al ambiente escolar y es el primer contacto con ambientes ajenos al propiamente familiar.

Tiene mucha importancia en este momento despertar su interés hacia las materias escolares, pues se ha solucionado en gran parte su problema afectivo. El niño está en las mejores condiciones para emprender una serie de aprendizajes de modo sistemático sin que le perturben problemas emocionales. Cualquier alteración en esta esfera tendrá una repercusión en la integración del niño a la escuela y por tanto a la enseñanza.

  • - El medio familiar.

Los niños reciben en su hogar una influencia cultural que contribuye a que comiencen la adquisición de la lengua escrita, cada uno lo hará en un nivel diferente. Los niños que provienen de hogares donde sus padres acostumbran a leerles libros, generalmente son buenos lectores. Dedicar tiempo para conversar con los niños, comentar con ellos el contenido de libros y hacerlos partícipes de conversaciones, es tal vez el método más seguro para ayudarles en su preparación para el aprendizaje de la lectura.

Si el contenido del material de lectura es ajeno a las experiencias de la vida del pequeño, el mismo no le será significativo. Es muy importante que tanto la vida descrita en la lectura como el lenguaje empleado para hacerlo, estén cerca de las experiencias del niño, este debe poder identificarse con los personajes y las situaciones presentadas en los cuentos.

En el aprendizaje de la escritura también influyen las experiencias previas del niño en el hogar: la oportunidad que haya tenido de estar en contacto con lápices y papel; de manipular objetos y diferentes materiales; de hacer trabajos manuales, etc.

El aprendizaje de la escritura requiere de varias condiciones específicas como: coordinación fina del ojo y de la mano; percepción correcta de los símbolos y memoria visual para recordar las formas, entre otras.

Aunque los factores mencionados son aspectos distintos, su evolución no se produce de modo aislado, sino que en general se dan simultáneamente y existe una interrelación entre ellos.

Múltiples investigaciones realizadas en diferentes países han demostrado la gran importancia que tiene la educación del niño en la edad preescolar, tanto en función de lograr el pleno desarrollo en este importante período de su vida como para contribuir a su preparación para un mayor éxito en el aprendizaje escolar.

Durante el período preescolar resulta muy importante la creación de condiciones necesarias para el desarrollo físico del niño, ya que a pesar del rápido crecimiento y desarrollo de sus órganos y sistemas, la actividad vital de ellos todavía no se ha perfeccionado y las propiedades de defensa del organismo se manifiestan débilmente. Es por ello que resulta tan importante contribuir al correcto desarrollo y perfeccionamiento morfofuncional del organismo infantil.

El lenguaje oral y el escrito están íntimamente relacionados. En términos generales, para poder hablar, el niño tiene que oír primero; para poder escribir, tiene que hablar. Por consiguiente, ciertos errores de la lectura y de la escritura pueden tener su origen en la recepción del lenguaje, otros en la expresión, algunos en la lectura y los hay exclusivos de la escritura.

Las dificultades en la adquisición de la lectura y de la escritura están íntimamente relacionadas con las deficiencias en la percepción visual y auditiva. La lectura es una función compleja que va desde la sensación simple hasta un proceso intelectual complejo, abarca elementos sensoriales, mentales y de personalidad; empieza como una sensación simple, necesita una interpretación perceptiva y progresa hacia un proceso cognoscitivo para lograr su propósito.

El reconocimiento perceptivo y la interpretación de la letra escrita son esenciales en el proceso de aprendizaje de la lectura, la causa de las dificultades en este proceso tan importante en la vida está dada en los problemas en la percepción visual.

Algunos errores que pueden manifestar los niños en la lectura son los siguientes:

  • 1. Confusiones de consonantes, que presentan una grafía parecida como p- q, b- d, m- n, etc., son resultado de una confusión visual, de un insuficiente análisis de los signos propuestos, algunos de los cuales difieren por un detalle mínimo en la grafía y otros por su orientación.

  • 2. Confusiones auditivas entre consonantes: f-b, t-d, k-g, p-b, etc.

  • 3. Alternaciones en la secuencia de las letras que forman las sílabas y las palabras:

  • a) Omisión de letras; por ejemplo, cuando leen puma en lugar de pluma.

  • b) Inversiones, como cuando leen sol en lugar de los.

  • c) Inserción de letras, como cuando leen teres en lugar de tres.

  • d) Alteración en el ordenamiento de las letras que forman las palabras, como cuando leen noma en lugar de mano.

  • 4. Confusión de palabras parecidas u opuestas en su significado, lo que se conoce como sustituciones semánticas. Por ejemplo, cuando leen blanco por negro u hombre por señor.

  • 5. Omitir finales de palabras.

  • 6. Saltar renglones.

  • 7. Falta de rapidez al leer, falta de ritmo, lectura silábica.

  • 8. No reconocer las palabras

  • 9. No comprender lo que leen.

Como la escritura es la última forma de lenguaje que el niño aprende, si tiene problemas en otras áreas, estos pueden repercutir en ella. Si tiene problemas para comprender el lenguaje oral los tendrá también en el lenguaje escrito, manifestando un vocabulario reducido y una sintaxis incorrecta; si no diferencia las palabras que oye, va a confundir sus significados y las va a escribir mal.

Generalmente, si un niño habla mal también va a escribir mal porque escribe en la forma en que habla. No hará selección adecuada de palabras ni las va a colocar en un orden correcto dentro de la oración; asimismo, si no puede leer no puede escribir.

Algunas de las dificultades más frecuentes en la escritura son las siguientes:

  • 1. No recordar cómo escribir las letras.

  • 2. Invertir letras, como escribir b por d.

  • 3. Alterar la secuencia de las letras, como cuando se escribe se en lugar de es.

  • 4. Alterar la secuencia de las letras dentro del diptongo, como cuasa por causa.

  • 5. Invertir las sílabas dentro de la palabra como pata en lugar de tapa.

  • 6. Omitir letras dentro de la palabra como banco en lugar de blanco.

  • 7. Confundir letras que corresponden a un mismo fonema, por ejemplo: s-c-z; ll-y; g-j. Que no sepa usar correctamente la r (sonido fuerte) y la rr; las sílabas gue, gui; la h, los acentos y las mayúsculas.

  • 8. Cometer errores en la separación de las palabras.

  • 9. Añadir letras a la palabra.

  • 10. Escribir en espejo.

Para todas estas dificultades hay ejercicios que ayudan al niño a seguir adelante; de ahí, la importancia de la labor del maestro, que consiste en la detección inmediata de las dificultades que ya existen para su oportuna corrección, y más importante aún, realizar un adecuado trabajo preventivo para evitar la aparición de errores durante la adquisición y desarrollo del lenguaje escrito.

Conclusiones

El proceso de aprendizaje del lenguaje escrito se produce a partir del funcionamiento de un mecanismo que integra componentes psicológicos, fisiológicos y neurológicos que permiten su ejecución. Las acciones y operaciones que conforman los componentes de este mecanismo se forman y desarrollan en el período comprendido desde el nacimiento del niño hasta la edad escolar en un proceso de interacción con el medio.

Para que el aprendizaje del lenguaje escrito se lleve a cabo satisfactoriamente, será preciso que todos los factores motrices, psíquicos y afectivos que intervienen en dicho aprendizaje hayan alcanzado una madurez adecuada.

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Recibido: 04 de Mayo de 2021; Aprobado: 09 de Julio de 2021

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