Introducción

La problemática ambiental en la que estamos inmersos demanda el involucramiento de todos los ámbitos de la vida social, y el de la educación quizá sea uno de los más importantes. ^{Colín, Llanes e Iglesias (2020)} indican que el papel del sistema educativo debe plantear retos orientados a disminuir los impactos ambientales, reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida. Para ^{Ávila (2014)}, la preocupación por la cuestión ambiental ha llevado a las universidades a diseñar sus propios programas ambientales, con la finalidad de ser un ejemplo ante la sociedad en el manejo de residuos y recursos naturales. Y en esa misma línea, ^{Batllori (2008)} refiere que el papel de la educación superior es buscar soluciones a la problemática ambiental y crear conciencia con mayor responsabilidad, así como fortalecer acciones que contribuyan a la transformación de la población y la preservación de la flora, fauna y ecosistemas con la finalidad minimizar la crisis ambiental.

^{Olaguez y Espino (2013)} también coinciden en que el papel de la educación superior es de suma importancia para desarrollar programas de concientización y colaboración para el equilibrio del medio ambiente, y de manera permanente la formación de recursos humanos en materia ambiental e impulsar el desarrollo de las funciones sustantivas de las instituciones educativas en el área de investigación, docencia y extensión. ^{Bravo y Sánchez (2002)} afirman que el papel de las instituciones de educación superior es el establecimiento de mecanismos que contribuyan a disminuir impactos ambientales cotidianos.

Igualmente, ^{Cervantes y Aldeanueva (2016)} y ^{García, Maynetto y Martínez (2019)} refieren que, a través de las funciones sustantivas de la docencia y la investigación, las instituciones de educación superior tienen el compromiso de dar solución a los problemas ambientales derivados principalmente del cambio climático. Por su parte, ^{Santa Ana, López y Moreno (2017)} resaltan la importancia de los conocimientos en materia ambiental y la educación ambiental en la docencia a nivel superior.

Ahora bien, aún son pocos los esfuerzos que consideran los nuevos paradigmas que plantean los organismos internacionales, tal y como los Objetivos de Desarrollo Sostenible adoptados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Así pues, si bien a lo largo de la historia se han realizados avances en los planes de estudios en materia de educación ambiental, existe la necesidad de alinear estos conocimientos, ya que los planes y unidades de aprendizaje responden a entornos y problemas específicos de cada contexto: es necesario abordar de manera organizada y homogénea la problemática ambiental.

La Asamblea General de las Naciones Unidas promulgó en 2015 el documento Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en donde, además de incluir la definición de los ODS, se posiciona a las universidades como instrumento de desarrollo social, económico y ambiental, principalmente a partir de los ODS 6, 7, 13, 14 y 15 (^{Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [Unesco], 2017}; ^{Robaina, 2019}).

Al respecto, ^{Ramos (2020)} y la propia Unesco (²⁰¹⁴, ²⁰¹⁷) mencionan que las universidades enfrentan dos desafíos en el marco de la Agenda 2030. El primero, formar profesionales capaces de proponer soluciones con principios en educación para el desarrollo sostenible. El segundo, incorporar paulatinamente los ODS en el proceso de formación para trabajar los aspectos de la sostenibilidad.

Ahora sí, con la intención de profundizar la problemática antes mencionada, el objetivo de la presente investigación fue realizar un análisis comparativo de los planes de estudio (mapas curriculares) de 19 programas educativos de educación superior del área de las ciencias ambientales en México y conocer la contribución de estos hacia la consecución de los ODS.

Materiales y métodos

El presente estudio tiene como base una investigación de tipo documental (^{Cortés y García, 2003}; ^{Jurado, 2005}; ^{Tancara, 1993}). Se realizó una revisión y recopilación de la información de los diferentes planes de estudios de licenciaturas en ciencias ambientales en México, así como de artículos científicos, informes y declaraciones internacionales, que fueron utilizados para relacionar las características curriculares de las diferentes áreas de estudio con los siguientes ODS: 6) Agua limpia y saneamiento, 7) Energía asequible y no contaminante, 13) Acción por el clima, 14) Vida submarina y 15) Vida de ecosistemas terrestres. Se revisaron los mapas curriculares, hasta enero del 2022, a través de los portales institucionales de las diferentes universidades. Se consideraron aspectos curriculares de 19 programas educativos cuya denominación incluye la cadena de palabras ciencias ambientales de manera estricta, pertenecientes al sector público y privado, bajo la modalidad presencial.

El tratamiento de la información de esta investigación fue apuntando hacia el papel de la educación superior en el área de las ciencias ambientales y su contribución con los ODS en estos programas.

Resultados

De los 19 programas educativos en ciencias ambientales de México, 14 son ofertados en instituciones públicas y cinco en instituciones privadas (Tabla 1 y 2). Los planes de estudio varían de rutas de salida, van de 8 a 10 semestres, con un número de créditos variable de 271 a 416 (Tabla 1 y 2).

Las licenciaturas con mayor número de créditos son la licenciatura en Ciencias Ambientales y Gestión de Riesgos de la Universidad de Colima (UCOL) con 416 y la licenciatura en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) con 411 (Tabla 1). Por otro lado, la de menor crédito es la licenciatura en Ciencias Ambientales de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) con 271 (Tabla 1). Sin embargo, todas ellas estiman la conclusión de la ruta promedio en 9 semestres.

La incorporación de los temas sugeridos por los ODS es a través de las unidades de aprendizaje de los planes de estudios. En los planes de estudios se identificaron las que contribuyen con los temas sugeridos por los ODS 6, 7, 13, 14 y 15 (^{Unesco, 2017}).

Los resultados muestran que el porcentaje total de las unidades de aprendizaje de los programas educativos en cuestión que se destinan a la atención de los ODS es de apenas 34.69% (Tabla 1 y 2).

Discusión

Los primeros programas surgieron en la UAEMx y en la UAGro en el año 2000, mientras que los más recientes son los de la Ibero-Puebla, creado en 2010, y la UACM, creado en 2012 (^{del Val, Casas, Schondube, Camou y Galán, 2013}). La mayoría está enfocado a la sustentabilidad, aunque el de la UAGro está más alineado a los ODS e incluye el concepto de sostenibilidad en su currícula.

Derivado de la revisión documental del presente estudio, existen pocas investigaciones que sirvan de referencia o para poder contrastar desde el enfoque planteado. En el caso del estudio de ^{del Val et al. (2013)}, registraron 13 planes de estudio a nivel licenciatura en Ciencias Ambientales en México, de los cuales 12 eran de instituciones públicas y uno en institución privada. Además, observaron que cada plan responde a particularidades distintivas. Por ejemplo, la UAEM tiene las líneas de Planeación Ambiental, Calidad Ambiental y Administración de Recursos. La UABC se especializa en Impacto Ambiental, Auditoría y Planificación Ambiental, Energía y Medio Ambiente, y Gestión de Agua y Residuos; la Unsij, la UAZ, la UNAM y la UATx tienen un plan con materias generales y fundamentales. La licenciatura Ciencias Ambientales de la UNAM en Morelia tiene tres áreas de preespecialización: Manejo de Sistemas Socioecológicos, Sociedad y Ambiente, y Ecotecnologías. En nuestra investigación se revisaron 19 planes de estudios, 14 son instituciones públicas y cinco instituciones privadas, y a diferencia del estudio de ^{del Val et al. (2013)}, se revisaron los planes de estudio para ver su contribución con los ODS.

En general los planes de las licenciaturas en ciencias ambientales consideran en mayor o menor medida los temas sugeridos para los ODS 6, 7, 13, 14 y 15 (^{Unesco, 2017}), dependiendo de las características y necesidades con las que fueron diseñados dichos planes de estudios. Las materias relacionadas con la problemática socioeconómica se consideran de manera mínima, con un curso o máximo dos. Existen aspectos a resaltar, ya que en los programas materias como Educación Ambiental no están de manera obligatoria o algunos planes de estudio carecen de ella. De la misma manera, materias orientadas a la problemática socio ambiental no están plasmadas. Por otro lado, las materias en temas como el uso de los recursos naturales, contaminación, restauración, impacto y riesgo ambiental se encuentran plasmadas en todos los programas educativos, aunque la mayoría de ellos no tienen plasmado el enfoque propuesto por los ODS y están basados en el concepto de sustentabilidad.

En ese sentido, ^{Sustainable Development Solutions Network [SDSN] (2020)} afirma que las instituciones de educación superior deben de ayudar para alcanzar los diferentes ODS, y que se debe hacer a través de la investigación y una enseñanza que ayude a los alumnos a desarrollar los conocimientos, las habilidades y la mentalidad necesarias.

Llegado a este punto habría que señalar lo siguiente:

Según las raíces de las palabras, sustentable y sostenible no significan lo mismo, sin embargo, durante mucho tiempo hemos empleado ambas como sinónimos. Lo sustentable se aplica a la argumentación para explicar razones o defender, en tanto que lo sostenible es lo que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos (^{Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [Semarnat], 2018}).

Así el desarrollo sostenible considera tres finalidades: la economía, medio ambiente y sociedad (problemática), todo esto se debe traducir en un desarrollo soportable en lo ecológico, viable en lo económico, y equitativo en lo social; con base en lo anterior el desarrollo sostenible es soportable en lo ecológico, viable en lo económico y equitativo en lo social; y lo sustentable, sería para argumentar o defender (^{SEMARNAT, 2018}), todo esto considerado en todos los planes de estudio, aunque no de manera explícita bajo el sustento de sostenibilidad.

Para tratar de entender la aplicación de los términos sostenido y sostenible, algunos autores dicen que son términos correctos y sinónimos casi perfectos, sin embargo, ambos indican ideas diferentes, ya que el desarrollo sostenible, busca que este desarrollo sea sostenido a través de la protección y cuidado del ambiente, y el desarrollo sustentable, se enfoca de manera puntual en el cuidado de los recursos naturales y su uso, pero basándose en un modelo que proteja y cuide el ambiente como prioridad (^{Rivera-Hernández et al., 2017}), esto es congruente con lo expresado por el gobierno de México y lo plasmado en la Agenda 2030, además de estar considerado en los planes de estudio de manera explícita o implícita.

Así los planes de estudio en apego a la Agenda 2030 y los ODS podrían ser objeto de actualizaciones para alinear sus contenidos con estos términos.

Otras consideraciones en algunos programas educativos consideran unidades de aprendizaje enfocadas específicamente con el emprendimiento y la consultoría y es algo que no está considerado principalmente en las licenciaturas del sector público, este pudiera ser un elemento determinante que permitiría integrar al estudiante a la vida laboral y profesional.

Conclusión

Los planes y programas en ciencias ambientales en México cumplen con los temas sugeridos para el ODS 6, 7, 13, 14 y 15, los cuales se encuentran plasmados y considerados en las diferentes etapas de los planes y programas de estudios, sin embargo, en la mayoría no está de manera explícita el enfoque en cuanto a sostenibilidad.

Por lo que se sugiere considerar actualizar los planes de estudio y contenidos de las unidades de aprendizaje, expresar estos en términos de sostenibilidad y considerar los temas sugeridos por los ODS de los siguientes: ODS 6 Agua limpia y saneamiento: temas como el ciclo del agua y su distribución, la importancia del acceso equitativo al agua potable segura, asequible y la calidad y la cantidad de agua, derecho humano al agua, por mencionar algunos; ODS 7 Energía asequible y no contaminante: temas como tipos de energía, energías renovables, estrategias de producción de energía, autosuficiencia energética, impactos y temas ambientales de la producción, suministro y uso de energía; ODS 13 Acción por el clima: sugiere temas como: emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía, la agricultura y la industria; peligros relacionados con el cambio climático; estrategias de prevención, mitigación y adaptación, y su relación efectos e impactos en ecosistemas grandes, tales como bosques, océanos, glaciares y biodiversidad ética y cambio climático; ODS 14 Vida submarina: considera conocimientos como gestión y uso de recursos marinos; energía marina sostenible; colapso de arrecifes, corales, costas, manglares y su importancia ecológica; aumento del nivel del mar y contaminantes del océano: plásticos, microperlas, aguas residuales, nutrientes y químicos.

Por último, ODS 15 Vida de ecosistemas terrestres: temas como amenazas a la biodiversidad, pérdida de hábitat, deforestación, fragmentación, especies invasoras y sobreexplotación; restauración de la vida silvestre, cambio climático y biodiversidad, ecosistemas como sumideros de carbono.

Surge la necesidad de revisar en los planes de estudios el uso de los conceptos sostenible y sustentable y alinearlos a la Agenda 2030 y los ODS. Se deben incorporar unidades de aprendizaje de manera obligatoria relacionadas con desarrollo, capacidades de emprendimiento y consultoría con enfoque sostenible. De la misma manera, incluir unidades de aprendizaje relacionadas con el entorno socioambiental y socioeconómico.

Finalmente, podemos decir que esta investigación aporta evidencia para mejorar en las actualizaciones de los planes y programas de estudios de las universidades que imparten la licenciatura en Ciencias Ambientales y para que consideren los temas sugeridos por los ODS: 6, 7, 13, 14 y 15.