Introducción
La percepción de la imagen corporal es definida por Raich como “un constructo complejo que incluye tanto la percepción que tenemos de todo el cuerpo y de cada una de sus partes, como del movimiento y límites de éste, la experiencia subjetiva de actitudes, pensamientos, sentimientos y valoraciones..” 1.
La imagen corporal se forma en la infancia de la interacción con los padres, los hermanos, los amigos y los compañeros de la escuela; por lo tanto, si estas interacciones fueron positivas o negativas, tendrán un impacto en la autoestima del individuo y se va fortaleciendo durante la adolescencia, debido a los cambios físicos, psicológicos y sociales que impactan en el desarrollo del joven2. Estos cambios pueden influir de manera determinante en la percepción de la imagen corporal (PIC), lo que puede favorecer o perjudicar la salud de manera importante3, ya que deben adaptarse a una serie de modificaciones de su imagen física4. Esto les permitirá formar su propia identidad4, personalidad y construir su independencia, además que se fortalece la autoafirmación y se construye el “ideal de imagen corporal” que desean5,6.
En este sentido, la percepción de la imagen corporal es la construcción multidimensional (histórica y cultural) que forma la mente del propio cuerpo, es decir, indica el modo en que el cuerpo se manifiesta en cada una de sus partes; incluye también las actitudes, pensamientos, sentimientos y valoraciones que se hacen1 y no necesariamente tienen concordancia con la apariencia física real, lo que es un punto clave respecto a las actitudes y valoración que la persona hace de su cuerpo6.
En la actualidad, el ideal de belleza promovido desde el mundo occidental, encamina a las mujeres a tener y desean un cuerpo totalmente esbelto y en el caso de los hombres, por el desarrollo de la musculatura, estos ideales son figuras difundidas por la industria del cine, la moda y los medios de comunicación que rápidamente se propagan entre los jóvenes de todos los lugares y de estratos socioeconómico diferentes7,8.
Los cambios en los estilos de vida de la población mexicana han dado como resultado el incremento del exceso de peso, no sólo en la población adulta, sino también en los adolescentes, tanto de medio urbano como del rural e indígena9. La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018, mostró que 38.4% de los adolescentes entre 12 y 19 años, presentan exceso de peso (23.8% con sobrepeso y 14.6% obesidad) con frecuencia mayor en las mujeres (41.1%) que en los hombres (35.8%). Se puede observar que existe incremento de 2.2% en sobrepeso y 1.3% en obesidad entre los resultados de la ENSANUT 2012 y 2018.
En la zona rural, la prevalencia del exceso de peso fue 34.6%, siendo mayor la proporción de sobrepeso (21.0%) que de obesidad (13.6%)10.
Este panorama es grave, debido a que pone en riesgo a la población para el desarrollo de enfermedades no transmisibles (ENT) a temprana edad. Por esta razón, la percepción errónea de la imagen corporal se relaciona con el Índice de Masa Corporal (IMC), debido a que se subestima o sobrestima. En este sentido, Muehlenkamp (2012) señala, que las actitudes y pensamientos pueden ser predictores de baja autoestima y desesperanza, es decir, la imagen corporal que el adolescente tenga de sí, estará sujeto a la influencia del entorno en que se desenvuelve11.
En este contexto de belleza y culto por el cuerpo que buscan los adolescentes, no solo del medio urbano, la delgadez se asocia frecuentemente como símbolo de aceptación y éxito, en tanto que, la obesidad se relaciona con el fracaso y connotaciones negativas12,5.
En España, Soto et al (2015), investigaron la percepción de la imagen corporal que tienen los estudiantes de dos campus de la Universidad de Navarra. En el estudio participaron 1,162 alumnos con edades entre 17 y 35 años, los cuales se sometieron a las mediciones de peso y talla correspondientes para obtener el IMC. La percepción de la imagen corporal (PIC) se valoró usando el método de siluetas por Stunkard y Stellard, modificado por Collins. Los resultados revelaron que 43.0% de los estudiantes que presentaban un peso normal, se percibían tal y como eran, es decir hubo concordancia entre su PIC y su IMC, mientras que 47.8% sobreestimaban su IMC. De los estudiantes con sobrepeso, 62.8% se percibían como son, mientras 33.3% se identificaban con siluetas de menor IMC y únicamente el 3.8%, señalaban siluetas de mayor IMC. Entre los estudiantes con obesidad, 89.7% subestimaban su IMC13.
Guadarrama-Guadarrama et al (2018), realizaron un estudio en 635 estudiantes (367 mujeres y 268 hombres) de 15 y 16 años, que tuvo por objetivo comparar la IC percibida y la deseada. Se partió de la hipótesis de que la imagen percibida será diferente a la deseada en los adolescentes mexicanos y se consideró, que las mujeres presentarían mayor insatisfacción. Se encontró que las mujeres estaban insatisfechas con partes específicas de su cuerpo y desean aproximarse a cánones de delgadez extrema. Por su parte, los hombres señalaron como ideal tener un cuerpo atlético, con fuerza y virilidad y un mayor peso corporal14.
Un estudio realizado en 2018 con 1,723 adolescentes de 14 a 17 años de edad, en escuelas públicas, tenía el objetivo de identificar la percepción que tienen los adolescentes respecto a su cuerpo y comportamientos alimentarios19. Se les aplicó una encuesta semiestructurada y se les tomó el peso y la talla para conocer su IMC. Los resultados mostraron que 49.9% se percibieron con un peso normal, cuando el IMC reflejó que el 78% estaba dentro del rango de normo-peso; en conclusión, se puede pensar que los adolescentes relacionan las conductas alimentarias inadecuadas con una percepción corporal errónea15.
En un estudio realizado en alumnos de escuelas secundarias de Yucatán, en México, Oliva et al (2019), encontraron que existe concordancia entre el IMC real y el percibido en 55.95% de los casos. 79.8% de los jóvenes se percibe en normalidad, lo que refleja una diferencia de 17.9% respecto al IMC; seguido de 26.2% en bajo peso, con una diferencia a la baja de 19.1%; en cuanto a obesidad; se registra una diferencia a la alza de 1.2%. Se apreció una tendencia de sobreestimación al mismo tiempo que subestimación del peso corporal.
El índice Kappa, obtuvo que las percepciones de la imagen corporal de los estudiantes que participaron frente a la imagen corporal deseada tienen una concordancia moderada. Se encontraron diferencias significativas en la media sobre la percepción con su imagen entre hombres y mujeres p < 0.001. En el área estudiada, se muestra que el género (mujer) constituye un factor de riesgo debido a la presión social que se ejerce para ajustarse a los modelos de belleza, lo que impacta, independientemente de la zona en la que se encuentre, es decir, sea rural, urbana o local16.
Cruz et al (2019), realizaron un estudio en el municipio de Abala, Yucatán, en 292 estudiantes de secundaria entre 12 a 17 años, analizando la percepción de la imagen corporal y su relación con el IMC. Encontraron que 38.9% estaba en desacuerdo con su imagen corporal en relación al IMC, siendo mayor 16.7% en la población que presentó sobrepeso y obesidad. Las mujeres (11.7%) con edades de 13 y 14 años, presentan una mayor prevalencia con IMC normal y percepción corporal correcta, demostrando la influencia de la presión social hacia la figura corporal, aunque no necesariamente afecta a las adolescentes que presentaban sobrepeso17.
Son escasos los estudios que se orientan a investigar la percepción corporal y su relación con el IMC en adolescentes de comunidades rurales, y aún más escasos en población indígena. Por ello, el objetivo del presente estudio es comparar la relación de la Percepción de la Imagen Corporal (PIC) y el Índice de Masa Corporal (IMC) en estudiantes de secundaria de dos municipios de Yucatán.
Materiales y Métodos
La investigación se realizó en dos municipios, Abala, Yucatán, que se localiza en la zona norponiente del Estado y se caracteriza por pertenecer a la región ex henequenera; la actividad productiva principal es la agricultura, junto al sector secundario, predominando maquiladoras18. Tiene una población aproximada de 6,502 habitantes (de los cuales 18.6% son adolescentes), 51% habla lengua maya19 y entre 40 y 60% se encuentra en situación de pobreza y pobreza extrema20. La población está inmersa en un entorno adverso al del bienestar y de desarrollo social, presentando un rezago medio21.
El segundo municipio, corresponde a Chacsinkín, Yucatán, situado en el cono sur del estado y se caracteriza por pertenecer a la región maicera, siendo su principal actividad la agricultura de temporal18. Tiene una población aproximada de 2,818 habitantes; 85.60% habla lengua maya y el 100% es población indígena; el municipio se ubica en pobreza alta19.
El estudio fue de tipo cuantitativo, descriptivo y transversal. Se realizó a un total de 461 estudiantes de 1° a 3° grado de escuelas secundarias de los dos municipios, 292 estudiantes pertenecen al municipio de Abala, distribuidos en cuatro escuelas que se localizan en las localidades de Uayalceh, Temozón Sur, Mucuyché y la cabecera municipal Abala, y un total de 170, son alumnos de la única escuela secundaria del municipio de Chacsinkín. Las edades de los alumnos comprenden de 11 a 17 años. Se invitó a participar a todos los estudiantes de primero a tercer año de secundaria de ambos municipios y sólo se incluyó a los adolescentes cuyos padres firmaron la carta de consentimiento informado y cada estudiante haya aceptado participar firmando la carta de consentimiento informado.
Para identificar la percepción de la imagen corporal, se utilizó el instrumento Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) propuesta por Stunkard y Stellard y modificado por Collins22, el cual consta de siete siluetas anatómicas masculinas y femeninas, que van siendo progresivamente más robustas y que representan diferentes rangos de Índice de Masa Corporal (IMC). Cada silueta tiene asignado un IMC, desde 17 kg/m2 hasta 33 kg/m2; se aplicó a través del auto reporte, donde el entrevistado(a) eligió la silueta que más se parece a la forma de su cuerpo, ya sea marcando el número correspondiente o la silueta que consideraba era similar a su cuerpo23.
Las figuras se clasifican de acuerdo a las categorías de IMC, donde el modelo 1, 2 y 3 significa bajo peso, el modelo 4 normo-peso, los modelos 5 y 6 sobrepeso y el modelo 7 obesidad.
Para identificar el IMC se les realizaron medidas antropométricas (peso y talla). La clasificación del IMC, se tomaron como referencia los puntos de corte establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo a los percentiles, los cuales consideran los siguientes parámetros: obesidad, >95; sobrepeso, >85 a <95; normo-peso, > 3.1 >85 y delgadez <324.
Los estudiantes fueron llevados por grupos a un salón específico para la toma de las mediciones corporales, las cuales se realizaron por personal capacitado, de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana NOM-047-SSA2-2015, para la atención a la salud del grupo etario de 10 a 19 años de edad25.
Para la realización de la toma de peso, se utilizó una báscula portátil marca Seca®, modelo 803 con una precisión de ±100 gramos y con una capacidad de 150 kilogramos. La medición se realizó sin zapatos, ni prendas pesadas. Los adolescentes debían estar con la vejiga vacía y se solicitó que colocaran simétricamente los pies en el centro de la báscula, con talones de los pies juntos, puntas ligeramente separadas, en posición de firmes, con los hombros y brazos relajados a los lados del cuerpo y mirando al frente. El peso se registró cuando se estabilizaron los números de la pantalla y éste se ajustó a los 100 gramos más cercanos25.
En el caso de la talla, ésta se realizó a través de un estadímetro portátil marca Seca® modelo 213 con 1 mm de precisión; se pidió a los adolescentes quitarse los zapatos, los adornos en la cabeza (gorros, sombreros, trenzas, peinados altos o cualquier otro objeto que interfiera con la medición). Una vez verificado lo anterior, se le pidió al adolescente que se coloque en la superficie plana con los talones juntos y puntas de los pies ligeramente separadas, la cabeza y hombros relajados, brazos colgando a los lados del cuerpo; espalda, glúteos y piernas bien pegadas a la pared del estadímetro y la cabeza con la mirada hacia el frente, procurando que la línea media del cuerpo forme un ángulo de 90° y trazando una línea imaginaria horizontal, desde el conducto auditivo externo y el borde inferior de la órbita del ojo (Plano de Frankfurt), posteriormente se bajó la escala hasta el vertex, parte más alta de la cabeza; se realizó la lectura y registró el valor en los formatos correspondientes25.
Los datos fueron capturados en Excel 2016 y analizados mediante el paquete estadístico STATA v.13 para Windows. Para analizar los datos se aplicó estadística descriptiva y prueba de Chi-cuadrada con un valor de significancia de p<0,05 para comparar la percepción entre los municipios estudiados.
Resultados
El estudio estuvo conformado por 462 estudiantes; 51% hombres y 49.0% mujeres. En el municipio de Chacsinkín hubo 19.0% hombres y 17.9% mujeres, mientras y en Abala fueron 32.0% hombres y 31.0% mujeres como puede observarse en la tabla 1. La edad promedio de la población de adolescentes de los dos municipios fue 13.5 años (± 1.10).
IMC* | CHACSINKIN | ABALÁ | TOTAL | ||
---|---|---|---|---|---|
Hombres | Mujeres | Hombres | Mujeres | ||
Bajo peso | 4 | 2 | - | 1 | 7 |
(<3) | (0.9%) | (0.4%) | (0.2%) | (1.5%) | |
Normo-peso | 55 | 49 | 83 | 103 | 290 |
(>3.1 a >85) | (12.0%) | (10.6%) | (18.0%) | (22.3%) | (62.9%) |
Sobrepeso | 22 | 26 | 31 | 25 | 104 |
(>85a <95) | (4.8%) | (5.6%) | (6.7%) | (5.4%) | (22.5%) |
Obesidad | 6 | 6 | 34 | 15 | 61 |
(>95) | (1.3%) | (1.3%) | (7.3%) | (3.2%) | (13.1%) |
Fuente: resultado de la determinación del IMC. *De acuerdo con los puntos de corte establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Índice de Masa Corporal.
De acuerdo con el indicador IMC/edad se encontró que 62.9% de los adolescentes se encontraron en normo-peso; 22.5% presentaron sobrepeso; 13.1% con obesidad y sólo 1.5% en bajo peso. Al combinar el sobrepeso y la obesidad, el porcentaje se incrementó a 35.6 % de los adolescentes que presentan exceso de peso, lo que es realmente alarmante en una población tan joven.
Al comparar los resultados por Municipio, se encontró una significancia estadística de Chi2 del p< 0.05. En Chacsinkin se encontró mayor frecuencia de bajo peso (1.3%) que en Abalá (0.2%), sin embargo, en normo-peso (40.3%), sobrepeso (12.1%) y obesidad (10.5%) la frecuencia fue mayor en el municipio de Abala que en Chacsinkín (22.6%, 10.4% y 2.6% respectivamente).
En cuanto a la distribución por sexo, se puede observar que en Chacsinkín los hombres presentaron mayor frecuencia en bajo peso (0.9%) que las mujeres en ambos municipios (0.4%, 0.02% respectivamente). La frecuencia de normo-peso fue mayor en las mujeres (22.3%) del municipio de Abala.
Respecto al exceso de peso, tanto en sobrepeso como en obesidad, la frecuencia fue mayor en los hombres del municipio de Abala (6.7 % y 7.3% respectivamente) tabla 1.
Percepción de la imagen corporal.
En la tabla 2 se presentan los resultados de la aplicación del instrumento Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) y la determinación del IMC de la población de estudio del municipio de Chacsinkín.
Percepción de la Imagen corporal (PIC) | Índice de Masa Corporal (IMC)* | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
Bajo Peso (<3) | Normo-peso (>3.1 a >85) | Sobrepeso (>85 a <95) | Obesidad (>95) | ||
Bajo peso | 6 | 76 | 11 | - | 93 |
(Silueta 1, 2 y3) | (3.5%) | (44.7%) | (6.5%) | (54.7%) | |
Normo-peso | - | 24 | 21 | 2 | 47 |
(Silueta 4) | (14.1%) | (12.4%) | (1.2%) | (27.7%) | |
Sobrepeso | - | 4 | 14 | 9 | 27 |
(Silueta 5,6) | (2.3%) | (8.2%) | (5.3%) | (15.8%) | |
Obesidad | - | - | 2 | 1 | 3 |
(silueta 7) | (1.2%) | (0.6%) | (1.8%) | ||
Total | 6 | 104 | 48 | 12 | 170 |
(3.5%) | (61.1%) | (28.3%) | (7.1%) | (100.0%) |
Fuente: resultado de la aplicación del Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) y la determinación del IMC *De acuerdo con los puntos de corte establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Se puede observar que 26.4% de la población presentó PIC de acuerdo con su IMC real: 3.5% de ellos con bajo peso, 14.1% con normo-peso, 8.2% con sobrepeso y 0.6% con obesidad.
El 3.5% de la población presentó percepción sobre-estimada con relación a su IMC real: 2.3% con normo-peso se percibieron con sobrepeso y 1.2% con sobre peso se percibieron con obesidad.
El 70.1% de la población presentó percepción sub-estimada con relación a su IMC real: 44.7% de la población con normo- peso se percibieron con bajo peso; 6.5% con sobrepeso se percibieron con bajo peso; 12.4% con sobrepeso se percibieron con normo-peso. El 1.2% de la población con obesidad se percibieron con normo-peso y 5.3% con obesidad se percibieron con sobrepeso.
En la tabla 3 se pueden observar los resultados de la aplicación del instrumento Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) y la determinación del IMC de la población de estudio del municipio de Abala. El 30.3% de la población presentó percepción de acuerdo con su IMC real: 10.3% de ellos con normo-peso y 20.0% con sobrepeso.
Percepción de la Imagen corporal (PIC) | Índice de Masa Corporal (IMC)* | Total | |||
---|---|---|---|---|---|
Bajo Peso (<3) | Normo-peso (>3.1 a >85) | Sobrepeso (>85 a <95) | Obesidad (>95) | ||
Bajo peso | - | 8 | 55 | 1 | 64 |
(Silueta 1,2 y 3) | (2.7%) | (18.8%) | (0.3%) | (21.8%) | |
Normo-peso | 16 | 30 | 29 | - | 75 |
(Silueta 4) | (5.5%) | (10.3%) | (10.0%) | (25.8%) | |
Sobrepeso | 46 | 49 | 58 | - | 153 |
(Silueta 5) | (15.7%) | (16.7%) | (20.0%) | (52.4%) | |
Obesidad | - | - | - | - | - |
(silueta 6,7,8 y 9) |
Fuente: resultado de la aplicación del Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) y la determinación del IMC *De acuerdo con los puntos de corte establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El 37.9% de la población presentó percepción sobre-estimada con relación a su IMC real: 5.5% con bajo peso se percibieron con normo-peso; 15.7% con bajo peso se percibieron con sobrepeso y16.7% con normo-peso se percibieron con sobrepeso.
El 31.8%% de la población presentó percepción sub-estimada con relación a su IMC real: 2.7% de la población con normo-peso se percibieron con bajo peso; 18.8% con sobrepeso se percibieron con bajo peso; 10.0% de los adolescentes con sobrepeso se percibieron con normo-peso y 0.3% con obesidad se percibieron con bajo peso.
Discusión
Las zonas rurales en Yucatán, presentan situaciones comunes que repercuten en la salud de sus pobladores como: los escasos recursos económicos, la lejanía y la poca cobertura del sistema de salud, la poca preparación académica, el arraigo a su cultura y la falta de conocimientos sobre los factores protectores de la salud. Gran parte de los adolescentes en las zonas rurales han padecido desnutrición en la infancia, lo que se puede corroborar con la talla baja para la edad y ahora presentan exceso de peso, con el riesgo de continuar hasta la edad adulta con las consecuentes enfermedades crónico-degenerativas a lo largo de su vida26,27.
México es un país con alta prevalencia de exceso de peso, por lo que no es de extrañar que la población de estudio presente una prevalencia ligeramente superior (35.5%) a la encontrada a nivel nacional en la ENSANUT 2018 en zona rural (34.6%)10.
La frecuencia más alta se encontró, tanto sobrepeso como obesidad, en los hombres del municipio de Abala en comparación con los del municipio de Chacsinkín; estos datos difieren de la prevalencia general de exceso de peso reportados en la ENSANUT 2018, ya que se encontró que las mujeres (27.0%) presentan mayor frecuencia de sobrepeso que los hombres (20.7%), mientras que en obesidad sucede lo contrario (hombres 15.1% y mujeres 14.1%)10.
Al considerar los dos municipios, 28.8% de los adolescentes se percibieron de acuerdo con su IMC real, se encontró la mayor proporción en los que presentan IMC en sobrepeso (28.2%), seguido de normo-peso (24.3%%), bajo peso (3.5%) y obesidad (0.6%). Se percibieron con IMC mayor al que tienen en realidad (sobre-estimación) 25.3% de la población; la mayor proporción se encontró en los adolescentes que tienen IMC en normo-peso y se percibieron con sobrepeso (19.0%), seguido de los que tienen IMC en bajo peso y se percibieron con sobrepeso (15.7%), los que tienen bajo peso y se percibieron con normo-peso (5.5%) y los que tienen IMC en sobrepeso y se percibieron con obesidad (1.2%). Por otro lado, se percibieron con IMC menor al que tienen en realidad (sub-estimación) 45.9% de la población, siendo la mayor frecuencia en los adolescentes que presentaron normo-peso y se percibieron con bajo peso (47.4%), seguido de los que presentaron sobrepeso y se percibieron con bajo peso (25.3%); los que presentaron sobrepeso y se percibieron con normo- peso (22.4%), los que presentaron obesidad y se percibieron con sobrepeso (5.3%); los que presentaron IMC en obesidad y se percibieron con normo-peso (1.2%) y los que presentaron obesidad y se percibieron con bajo peso (0.3%).
Estos datos ponen de manifiesto que 71.2% de la población que participó en el estudio no se percibe como es, presentando ya sea sobreestimación (25.3%) o subestimación (45.9%); por lo anterior, se puede afirmar que los adolescentes con normo-peso, sobrepeso y obesidad se percibieron con IMC menor al que presentan en la realidad, lo cual coincide con lo encontrado en el estudio de Soto que señala que los estudiantes con sobrepeso y obesidad fueron quienes más subestimaron su IMC13.
Sin embargo, esto fue diferente para el estudio de Borda et al en Colombia, donde se encontró que un elevado porcentaje de adolescentes tuvo una percepción corporal que iba de acuerdo a su peso real28. También difiere con los resultados del estudio de Ramos et al que constata que los adolescentes que tienen sobrepeso y obesidad, con mayor frecuencia se perciben gordos29. Pero coincide con un trabajo realizado en mujeres adultas indígenas mayas de Quintana Roo, donde la mayoría de las personas se percibieron delgadas a pesar de tener exceso de peso; en los grupos focales, las participantes mencionaron sentirse cómodas con su cuerpo ya que así se acostumbra, además que representa salud30.
Lo anterior es preocupante, ya que al no percibirse con exceso de peso, es menos probable que realicen acciones para prevenir enfermedades crónicas asociadas, puese para que una persona adopte una acción de salud, implica en primera instancia, la percepción de susceptibilidad o vulnerabilidad31. Se sabe que en la etapa adolescente se consolidan hábitos que pueden ser saludables o factores de riesgo para enfermedades, que continúan en la etapa adulta y que constituyen una carga económica por concepto de años de vida perdidos por discapacidad o muerte prematura32.
Cuando se contrastan los resultados por municipio, en Chacsinkín se encontró, que un alto porcentaje de los hombres que tuvieron un IMC real en normo-peso y obesidad, se percibieron con IMC menor, sin embargo, esta condición fue diferente para los estudiantes con sobrepeso, ya que fueron las mujeres quienes en su mayoría se percibieron con normo-peso, aun cuando tuvieran sobrepeso u obesidad. Estas condiciones fueron coincidentes con el estudio de Borda et al destacando que el grupo de más riesgo fueron los hombres al percibirse más delgados de lo que son28. A diferencia de Ramos et al, las mujeres se percibieron con un IMC mayor al real, considerándose obesas; esta diferencia se puede deber a que el instrumento utilizado en el estudio de Ramos et al fue un cuestionario con respuesta que van de: demasiado delgado, un poco delgado, un poco gordo y demasiado gordo29. Soto et al reportó también que las mujeres se percibieron con IMC mayor al que tienen en realidad, con una tendencia a sobre estimar su IMC lo que difiere con lo encontrado en el estudio, pero coincide con la situación de los hombres, quienes muestran una tendencia a subestimar su IMC13.
En el municipio de Abala, los resultados fueron diferentes, las mujeres con un IMC real normal y con sobrepeso, se percibieron con IMC menor y un dato interesante fue que las adolescentes con IMC en obesidad, se percibieron con IMC con bajo peso, a diferencia de los hombres, quienes se percibieron con sobrepeso. Estos datos no coinciden con lo encontrado en el estudio de Cruz et al en 2019, donde los hombres eran el grupo con mayor riesgo y las mujeres fueron quienes se percibieron con un peso más alto al de su IMC real17.
Estudios que se realizaron en comunidades rurales, presentan resultados contrastantes como el de Pérez-Gil y Romero en 2010, el cual tuvo como resultados que la percepción corporal no coincide con el IMC, siendo que las mujeres calificadas con sobrepeso u obesidad se percibían con menos peso, dato que coincide con lo encontrado en este trabajo. Sin embargo, en el mismo estudio de Pérez-Gil y Romero, se encontró que las mujeres con IMC normal subestimaron su peso, situación que difiere con los resultados de este trabajo para ambas poblaciones33.
En comunidades rurales mayas, en el estudio de Pérez y Estrella realizado en 2014, se identificó que la población de Mucuyché y Xanláh, tiende a subestimar su peso verdadero, situación similar a lo encontrado en Chacsinkín y Abala34.
Estos resultados también coinciden con lo hallado por Oliva et al en 2016, que revela que hay una baja concordancia entre el IMC y la percepción corporal, así como también una tendencia en los jóvenes a subestimar su peso; sin embargo en los hallazgos de Oliva et al en 2016, se utilizó el valor kappa para su análisis, lo que influye en sus resultados16.
Los municipios de Chacsinkín y Abala, al ser comunidades que se encuentran en la zona rural e indígena, aún comparten similitudes en cuanto a tradiciones y cultura, lo que se refleja en los resultados tan similares en la percepción corporal. Hay que destacar que las comunidades rurales mayas no consideran la obesidad y el sobrepeso como una enfermedad y que el estar “llenito o gordito” es sinónimo de alimentarse bien35. Estos pensamientos pueden influir en los jóvenes respecto a la toma de acciones y decisiones que se lleven a cabo en torno a la salud.
Considerando que las comunidades evaluadas en este trabajo y en 2016 por Pérez et al30 forman parte de la zona maya; la percepción de la imagen corporal puede ser resultado del contexto social y cultural del individuo, de la misma manera que lo es la morbilidad auto-percibida, la cual es la información proporcionada por el individuo a partir de sus conocimientos e interpretaciones36.
En este sentido, aunque la prevalencia de obesidad encontrada en los adolescentes fue menor (13.1%) que la prevalencia de sobrepeso (22.5%), constituye por sí mismo un factor de riesgo para síndrome metabólico, el cual que se ha reportado de 6% para este grupo de edad por algunos estudios en México37.
La sobreestimación de IMC fue menos frecuente en la población estudiada (25.3%), con una proporción mayor en el municipio de Abala (37.9%) que en Chacsinkín (3.5%); ésta se ha asociado con trastornos de la alimentación incluyendo anorexia nervosa38, por lo que se debe observar su comportamiento en los adolescentes, más aun considerando que se encuentran en una etapa de consolidación de su auto concepto y por ende, vulnerables a la presión de factores externos como los medios masivos de comunicación y en particular las redes sociales39.
Un hallazgo inesperado fue que los adolescentes con IMC normal, son los que con mayor frecuencia subestimen su imagen (47.4%), situación que difiere con el estudio realizado por De la Cruz et al (2018) donde se encontró que las personas que subestiman su IMC son los que presentan sobrepeso y obesidad40. Difiere también con un estudio realizado por Pino et al (2010), donde se encontró que sólo el 15.8% de los participantes que presentan IMC en normo-peso, subestiman su IMC41.
En un estudio realizado por Cruz et al (2019), en estudiantes de secundaria del municipio de Abala, demostró que se percibieron con IMC menor al que tienen en realidad (subestimación) los adolescentes con sobrepeso y obesidad, con mayor frecuencian en los hombres. Aun cuando se utilizó la misma población para el estudio, las diferencias pueden deberse a la metodología empleada, ya que se utilizaron diferentes puntos de corte para el IMC (Frisancho y puntuación z) y para identificar la percepción corporal, se utilizó el instrumento Análisis de la Percepción de la Imagen Corporal (APC) de Stunkard et al 1983, con otros criterios17.
Esto sugiere que otra de las limitaciones para comparar el presente trabajo con otros estudios, es también de índole metodológico, respecto a los instrumentos y criterios para evaluar tanto el IMC como la percepción de éste, además de las limitaciones ya existentes, entre las que se encuentran el rango de edad, cultura y la ubicación geográfica, entre otros.
Otro resultado interesante fue que en Abala, a diferencia de Chacsinkín, la prevalencia de obesidad fue mayor (10.5% vs. 2.6%%), al mismo tiempo que también fue más frecuente que los adolescentes con obesidad subestimaran su IMC. Esto puede deberse a que en las comunidades mayas, la obesidad se ha normalizado, ya que culturalmente se relaciona con un buen nivel socioeconómico y “hermosura” 42.
Percibir inadecuadamente la imagen corporal, puede ser causa de problemas emocionales importantes en la adolescencia y la juventud, lo cual se asocia con baja autoestima, depresión, sentimiento de ineficacia, inseguridad y ansiedad, que provocan en las personas problemas en sus interacciones sociales y en general con una autoevaluación negativa. Además, si se permite que el problema avance, existe un riego elevado de desarrollar síntomas de trastornos en la alimentación43.
Conclusiones
Aun cuando los municipios de Chacsinkín y Abala pertenecen a la zona rural del Estado de Yucatán y comparten ciertas tradiciones culturales, costumbres, gastronomía, así como situaciones socio-económicas que las sitúa en vulnerabilidad, con los resultados del presente estudio se puede concluir que:
• De acuerdo con el indicador IMC, en los adolescentes del municipio de Abala se encontró mayor prevalencia de normo- peso y exceso de peso que en el municipio de Chacsinkín.
• Al contrastar la percepción de la imagen corporal con el IMC se encontró que los adolescentes del municipio de Abala presentaron frecuencia más alta de concordancia entre su percepción corporal y el IMC real en comparación de los de Chacsinkín.
• En los adolescentes del municipio de Abala se encontró mayor frecuencia de sobreestimación, es decir, se perciben con IMC mayor al real.
• La subestimación, el percibirse con IMC menor al real, se presentó con mayor frecuencia en los adolescentes de Chacsinkín en comparación con los de Abala.
• Respecto al exceso de peso, los adolescentes de ambos municipios subestimaron su IMC y no lo identifican como un problema de salud, lo que representa un área de oportunidad para el trabajo del equipo multidisciplinario de salud.