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Intersticios sociales

On-line version ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  n.25 Zapopan Mar. 2023  Epub Apr 27, 2023

 

Sección general

Representaciones sociales de jóvenes universitarios acerca del narcotráfico y la narcocultura en Nayarit

Social representations of young university students about drug trafficking and narcoculture in Nayarit

Nereida Loera Salcedo* 
http://orcid.org/0000-0002-4872-3991

José Salvador Zepeda López** 
http://orcid.org/0000-0002-4142-7110

* Universidad Autónoma de Nayarit, México. nereida.loera@hotmail.com

** Universidad Autónoma de Nayarit, México. josezep0309@hotmail.com


Resumen

Al menos desde 2006, México ha estado sumergido en una vorágine de violencia producto del combate frontal a las organizaciones criminales que instrumentó el expresidente Felipe Calderón (2006-2012). En este contexto han emergido formas culturales y representaciones sociales a raíz de la crisis de seguridad por la que ha atravesado el país y en este caso, Nayarit. A nivel local, fue en este escenario, que el narcotráfico y la narcocultura cobraron visibilidad y se convirtieron en problemáticas sociales que trastocaron la vida de los tepicenses. Por lo anterior, este texto tuvo como objetivo identificar los contenidos de las representaciones sociales que un grupo de jóvenes de Tepic y su área conurbada, Xalisco, ha construido en torno a estos dos objetos de representación: el narcotráfico y la narcocultura en Nayarit. Los resultados muestran que dicho conocimiento local se ha reelaborado como consecuencia de la crisis de seguridad que afectó a Nayarit entre 2010 y 2012. Esto se evidenció en los discursos que tienen los jóvenes, mismos que están polarizados frente a cada una de las problemáticas. De esto modo, se infiere que la inusitada ola de violencia en la entidad fue un punto de quiebre en el pensamiento colectivo respecto a los dos fenómenos de estudio, por lo que la construcción de dichas representaciones ha determinado posicionamientos divergentes en torno al mismo, que oscilan entre valoraciones positivas y negativas. Además, este acercamiento permitió identificar la relación que existe entre estos dos objetos sociales y caracterizar dos problemáticas poco exploradas en la entidad.

Palabras clave: narcotráfico; narcocultura; representaciones sociales; jóvenes; Nayarit

Abstract

At least since 2006, Mexico has been submerged in a whirlwind of violence as a result of the frontal combat against criminal organizations that former President Felipe Calderón (2006-2012) orchestrated. In this context, cultural forms and social representations have emerged as a result of the security crisis that the country has gone through, and in this case, Nayarit. At the local level, it was in this scenario that drug trafficking and narcoculture gained visibility and became social problems that disrupted the lives of Tepicenses. Therefore, this text aimed to identify the contents of the social representations that a group of young people from Tepic and its metropolitan area, Xalisco, has built around these two objects of representation: drug trafficking and drug culture in Nayarit. The results show that this local knowledge has been re-elaborated as a consequence of the security crisis that affected Nayarit between 2010 and 2012. This was evidenced in the speeches that young people have, who are polarized in front of each one of the problems. In this way, it is inferred that the unusual wave of violence in the entity was a breaking point in the collective thought regarding the two phenomena of study, so that the construction of said representations has determined divergent positions around it, which they range between positive and negative ratings. In addition, this approach allowed identifying the relationship that exists between these two social objects and characterizing two little-explored problems in the entity.

Keywords: drug trafficking; narcoculture; social representations; young people; Nayarit

Introducción: el narcotráfico y la narcocultura en México

La presencia del narcotráfico en México data de las primeras décadas del siglo XX;1 si bien esta actividad comenzó con la siembra, producción y comercialización de drogas en algunas regiones del país, de manera paralela se fue configurando un sistema cultural a su alrededor.2 No obstante, con el devenir de los años, el alcance e impacto del narcotráfico cobró mayor visibilidad en la vida cotidiana de la población mexicana.3

Ambos fenómenos, han estado enmarcados por una espiral de violencia derivada de la presencia de los grandes cárteles del narcotráfico, las células diseminadas en las principales ciudades del país y los productores de mariguana y amapola. Es sintomático, que el resurgimiento de la llamada narcocultura, se gestó a la par del combate al narcotráfico emprendido por Felipe Calderón (2006-2012). Tiempo en el que se reconfiguraron lenguajes, símbolos y representaciones que han incidido en la resignificación del imaginario individual y colectivo sobre el fenómeno.

El prevaleciente clima de violencia e inseguridad desde la llamada “guerra contra las drogas”, hizo del fenómeno del narcotráfico un tópico mediático.4 Al atraer los reflectores de los medios de comunicación y figurar en la opinión pública, se posicionó rápidamente como un tema de agenda a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde entonces, cuenta con cobertura en los medios de comunicación, es parte importante de la agenda política y se ha mantenido como uno de los ejes en los discursos políticos en todas las esferas de gobierno.

De manera paralela al crecimiento del narcotráfico como organización criminal,5 se delinearon un conjunto de prácticas, que denotan estructuras de pensamiento asociadas al narcotráfico, lo que se ha denominado narcocultura y que grosso modo se define como el conjunto de comportamientos, valores, lenguajes, códigos, símbolos y significados relacionados al tráfico de drogas, que configuran un modo de ser y pensar el mundo.6 Estos significados y pautas de conducta ayudaron al narcotráfico a construir un sentido identitario o de pertenencia, que les permitió legitimar su presencia7 y les sirvió para poder operar con cierta aceptación social en algunas regiones del país.

A pesar de que la narcocultura tiene larga data, fue hasta la década de 1970, cuando las manifestaciones materiales y simbólicas cobraron visibilidad en el escenario social, principalmente en el estado de Sinaloa.8 En este periodo se popularizó el término “narcocultura”, para definir el estilo de vida y comportamiento de las personas dedicadas al tráfico de estupefacientes y los “wanabi”.9 La construcción de estos lenguajes, símbolos, valores, significados y pautas de conducta respecto al mundo de las drogas, han configurado una visión más allá del universo de los narcotraficantes, de tal forma que dichas conductas ya no son exclusivas de estos, pues desde entonces han permeado gran parte del imaginario de la población en general, quienes tienden a imitar y reproducir este estilo de vida.

Aun cuando el origen de la narcocultura se reconoce en el medio rural, en años recientes ha permeado zonas urbanas, sectores juveniles y otros sectores sociales. Las producciones culturales de este fenómeno, han trascendido las clases populares y paulatinamente penetrado a clases medias y altas. Esto favoreció el surgimiento, de una creciente demanda de productos asociados a la denominada narcocultura, pues había un progresivo interés por adoptar el estilo de vida de los personajes inmiscuidos en el narcotráfico. El auge de este fenómeno cultural y sus manifestaciones simbólicas fue aprovechado y explotado por la industria cultural y los medios de comunicación.10 Pues el tema del narcotráfico y los traficantes comenzaba a ser recurrente en la música, cine, vestimenta, religiosidad, arquitectura, alcanzando en forma reciente a otras expresiones artísticas como el arte, literatura o los videojuegos.

A pesar de que los esquemas culturales asociados al narcotráfico se manifiestan de distinta forma e intensidad en cada región, es posible identificar algunas constantes, sobre todo en lo relacionado con el consumo de bienes materiales, utilizados como símbolo de éxito y poder por los narcotraficantes.11 Estos han propiciado el surgimiento de una admiración alrededor de los narcotraficantes y despertando en cierto modo aspiraciones de pertenecer al crimen organizado,12 aunque en los últimos años ya no necesariamente asociado a superar problemas de pobreza y exclusión. Igualmente, la imagen del narcotraficante norteño, representada por los capos de la vieja guardia, comenzó a desvanecerse a raíz de la entrada de una nueva generación de narcotraficantes. Estos nuevos personajes, en su mayoría descendientes directos o con líneas de parentesco de grandes figuras de narcotraficantes, quienes mediante el uso de medios electrónicos exhiben el estilo de vida y la opulencia en la que viven.13

Una de las formas más socorridas de difusión ha sido la música, fundamentalmente a través del corrido. En los últimos años, el denominado movimiento alterado o movimiento buchón nació como una corriente musical, que rendía culto a las acciones violentas y la forma de vida de los narcotraficantes. Esta moda trascendió la música regional mexicana y permeó otras expresiones artísticas. El fenómeno, que tuvo auge a la par del combate al narcotráfico emprendido por Felipe Calderón, ha motivado la conformación de nuevos lenguajes, códigos y representaciones que han incidido en la resignificación del imaginario y de esquemas de acción, sobre todo en sectores juveniles. La amplia presencia del narcotráfico en México y la espiral de violencia que afectó al país, se ha manifestado en distintas regiones y grados. Lo anterior hace visible la heterogeneidad social del país y la importancia y necesidad de emprender estudios locales y regionales, ya que estas dinámicas locales pueden ser contrarias, o bien reflejo de lo que se vive en el contexto nacional.

El narcotráfico en Nayarit

En Nayarit, al menos desde 1970 se registra presencia de la organización que a la postre se constituyó en el Cártel de Sinaloa, la escalada de violencia sin precedentes en la entidad, fue un efecto de la Estrategia de Seguridad que puso en marcha el expresidente Felipe Calderón en 2006. La presión del Gobierno federal generó pugnas internas entre los cárteles y constantes enfrentamientos entre bandas rivales, dando como resultado decomisos, la detención o abatimiento de líderes o mandos medios de la delincuencia organizada, lo que provocó la fragmentación o reconfiguración de las organizaciones criminales y una dispersión gradual de la violencia:14 como fue el caso de Nayarit.

En Nayarit, los efectos de la férrea lucha entre los cárteles y de estos con las autoridades federales, se manifestaron dos años después de la declaratoria de combate frontal. El fin de la alianza entre el cártel de Sinaloa y el cártel de los Beltrán Leyva, tuvo sus primeros indicios entre 2008 y 2009. El asesinato de Julio César Jiménez Arcadia, el 17 de diciembre de 2008, quien fuera secretario técnico del Consejo de Seguridad Pública, por supuestos nexos con el narcotráfico, marcó un antes y un después de la cruenta violencia en el Estado de Nayarit.15 Mientras que para 2009, concretamente el 18 de abril, hubo un intento de rescate de Jerónimo Gámez García, alias el Primo, integrante del cártel de los hermanos Beltrán Leyva.16 Ambos sucesos producto de la ruptura que se dio entre los cárteles de Sinaloa y los Beltrán Leyva, fueron el preámbulo de lo que en forma posterior se convirtió en la mayor escalada de violencia e inseguridad que había vivido Nayarit, en los albores de 2010.

La presencia de los jefes del narcotráfico y sus vínculos con la clase política local era del conocimiento de la sociedad nayarita, el hecho de que estos operaran en la clandestinidad, hacían que su actividad fuera en cierta medida, tolerada socialmente.17 Esto debido a que los hechos violentos derivados de sus operaciones criminales no eran visibles ni continuos, por lo que la percepción de seguridad era muy alta entre la población. Algo significativo, sobre todo si se considera que las cifras de homicidio de la entidad eran superiores a la media nacional desde la última década del siglo XX18 y que tales asesinatos no eran precisamente reconocidos como parte de la violencia relacionada con el narcotráfico.19

Al inicio de la administración de Roberto Sandoval (2011-2017) la falta de difusión de eventos violentos y la pérdida de visibilidad de los mismos, fue aprovechada por las autoridades para resaltar supuestos logros en materia de seguridad pública.20 Esto se reflejó en la percepción de inseguridad que tenía la población nayarita, pues en 2011, registró el punto más alto, 79.3 %21 y bajó ligeramente a 72.9 % para 2012,22 durante el primer año de gestiones de Sandoval. Incluso a nivel nacional, Nayarit era ejemplo de la labor en el combate al narcotráfico.23 Sin embargo, el discurso oficial distaba de la realidad, en que la población resentía la diversificación de delitos como secuestro, extorsión, robo a casa habitación y a transeúntes, robo de vehículos, tortura, amenazas, despojos de tierras, etcétera, por lo que acusaban de un maquillaje de las cifras oficiales y un sistema de procuración de justicia corrompido. Además de señalar pactos y acuerdos entre el gobierno estatal y las organizaciones criminales.24

Por lo anterior, las elecciones locales de 2017, detonaron cierta preocupación entre la ciudadanía, que especulaba en torno a una nueva oleada de violencia. Debido a que señalaban la necesidad de reacomodos y readscripción de pactos entre las bandas del narcotráfico y las autoridades locales entrantes. Poco persistió la llamada “narco paz” y el dominio de los Beltrán Leyva, pues ante el crecimiento del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Nayarit, comenzó una nueva disputa por el control del territorio.25 La operación Barcina, encabezada por el Gobierno federal, a través de la Marina, fue un evento clave, pues dio un duro golpe a la estructura de los Beltrán Leyva. En dicho operativo, se abatió el 9 febrero de 2017 a Juan Francisco Patrón Sánchez, alias el H2, líder de los Beltrán Leyva.26 Pocos días después fue asesinado Daniel Silva, conocido como el H9, operador del Estado de Nayarit.27 Sucesos que despertaron diversos rumores, que acusaban al Fiscal de Nayarit, Edgar Veytia de traicionar y entregar a este personaje a las autoridades federales y dejar el camino libre para que entrara el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) a la entidad.

Lo anterior se puso en evidencia después de la captura de Edgar Veytia exfiscal de Nayarit, el 29 de marzo de 2017.28 Luego de que las autoridades estadounidenses, señalaran vínculos entre Edgar Veytia y el CJNG, además de brindar protección durante su gestión para que dicho cártel hiciera de Nayarit uno de sus bastiones. Incluso, el exmandatario de Nayarit, Roberto Sandoval actualmente es señalado por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos por haber recibido sobornos del narcotráfico y haberse involucrado en actos de corrupción durante su gestión.29 En tanto, en México suma varias órdenes de aprehensión en su contra por los delitos de peculado y ejercicio indebido de funciones y facultades.30

En Nayarit, sobre todo en la última década, el crimen organizado y la violencia que le acompaña han sido temas presentes en la vida cotidiana y de las demandas de la agenda pública. La ola de criminalidad y la crueldad de la violencia que deriva de estos grupos, ha propiciado la redefinición del espacio y de las percepciones en torno al narcotráfico y la narcocultura, transformando paulatinamente las dinámicas sociales. En este contexto, el núcleo de interés principal en el presente texto se centra en develar de qué manera los jóvenes de Tepic representan el fenómeno del narcotráfico, al ser un fenómeno que se ha incrustado en la vida cotidiana sobre todo en la última década. Por ser ese contexto el que ha visibilizado las distintas expresiones de la narcocultura, que anteriormente eran normalizadas entre un grueso importante de la población.

La narcocultura en Nayarit

El alcance e impacto del narcotráfico y la narcocultura en la vida cotidiana de los nayaritas cobró mayor visibilidad en la última década. En ambos casos, ha estado enmarcada por una espiral de violencia derivada de la visibilidad que adquirieron estos grupos en el escenario local a raíz del combate al narcotráfico que emprendió el expresidente Felipe Calderón en 2006 y que se reflejó en Nayarit a inicios de 2010. En este contexto se hizo perceptible la red de complicidad entre el narcotráfico y las autoridades gubernamentales locales, así como los vínculos entre estos grupos y la sociedad. Lo anterior fue producto de la inserción gradual del narcotráfico en la sociedad, como actor y su representación, como forma de vida.31

Por lo que se puede inferir, que la narcocultura germinó paralelamente al devenir histórico del narcotráfico como organización criminal. Toda vez que este fenómeno, paulatinamente configuró un sentido de identidad y pertenencia social, que les permitió crear redes de control y legitimación social para poder operar y cuya presencia era ignorada, aceptada o tolerada socialmente al ver al narcotraficante como un “benefactor social”, sobre todo en zonas primordialmente rurales.32 Situación que también se ha presentado en otros contextos de estudio donde el narcotráfico y la narcocultura tienen más historia. Al respecto, algunas de las investigaciones que ha estudiado estos fenómenos desde la teoría de las representaciones sociales son: Reyes-Sosa, Larrañaga-Egilegor, Valencia-Garate (2017 33 y 2015 34), Almanza, Gómez, Guzmán y Cruz (2018) 35, así como Ovalle (2005).36

En el caso de Nayarit, existen pocos datos sobre cómo se enraizaron los referentes simbólicos y materiales de la llamada narcocultura. Aunque se reconoce su presencia desde décadas atrás, los jóvenes participantes señalan que los referentes culturales del narcotráfico son más visibles después de la crisis de seguridad local y nacional. Aunque este universo simbólico tiene un origen campirano, pronto trascendió el medio rural para alcanzar zonas urbanas y otros sectores sociales.

Situación que favoreció el surgimiento, de una creciente demanda de productos asociados a la llamada narcocultura, pues había un progresivo interés por imitar el estilo de vida de los personajes inmiscuidos en el narcotráfico. Las frases “prefiero morir joven y rico que viejo y pobre” o “más vale vivir cinco años como rey que cincuenta como buey” que circulan en la vox populi, engloban estos elementos simbólicos que han configurado el surgimiento de una admiración alrededor de narcotraficantes y despertando aspiraciones de pertenecer al crimen organizado,37 pero en los últimos años ya no necesariamente como una alternativa de ascenso social.

Durante este periodo, se evidenció un conjunto de simbologías vinculadas al mundo del narcotráfico, objetivadas en prácticas sociales de uso, apropiación y consumo de objetos culturales, normalizadas en la vida cotidiana de los nayaritas. Además, propició un cambio en el imaginario colectivo, ya que la ola de violencia, sin precedentes en la entidad, fue un punto de quiebre y resignificación del imaginario social sobre el narcotráfico y la narcocultura, al tener diversas implicaciones sociales, culturales, económicas y políticas.

La perspectiva procesual de las representaciones sociales

La teoría de las representaciones sociales postulada por Moscovici38 y continuada por Jodelet,39 es una perspectiva psicosociológica que permite comprender los fenómenos sociales y humanos desde la óptica de sus actores.40 Esta teoría es una herramienta útil para conocer el pensamiento social que los sujetos construyen a partir de su experiencia con un objeto social, en este caso frente a dos objetos de representación como son: el narcotráfico y la narcocultura.

Moscovici define la representación social como “una modalidad particular del conocimiento cuya función es la elaboración de los comportamientos y la comunicación entre los individuos”.41 Esto significa que las representaciones sociales son construcciones sociales que el sujeto en lo individual y colectivo elabora a partir de su experiencia y de las informaciones que circulan en el medio social. Las representaciones sociales son marcos de referencia que permiten a los sujetos comunicarse. Igualmente, este conocimiento les sirve como una guía de acción que orienta sus prácticas sociales.42 Desde esta perspectiva, destaca las distintas formas que puede tomar una representación social, ya sea como imagen, categoría o sistema de referencia. No obstante, independientemente de la forma que adopte, este conocimiento ayuda al sujeto a interpretar la realidad y es un marco de referencia que guía sus prácticas y las interacciones sociales dentro del grupo social.

En esta misma línea Weisz define a las representaciones sociales como “una forma de pensamiento socialmente elaborado y con una finalidad práctica, que permite la socialización y la comunicación entre miembros de un mismo grupo e incluso, con miembros de grupos diferentes”.43 Partiendo de este presupuesto, las representaciones sociales son el conocimiento del sentido común, que da sentido a las ideas, creencias y opiniones, es darle significado a los objetos sociales.

Desde la propuesta iniciada por Moscovici ha habido distintos aportes y desarrollos de la teoría de las representaciones sociales, acercamientos que cuentan con distintos presupuestos ontológicos y metodológicos. Sin embargo, entre las líneas de abordaje representativas de este enfoque destacan: la escuela clásica (procesual), enfocada en el estudio del contenido y el aspecto social de la representación. La escuela de Aix-en-Provence (estructural), orientada al aspecto cognitivo, interesada en conocer cómo se organizan y jerarquizan los contenidos de la representación en torno a un núcleo central y un sistema periférico. Finalmente, la escuela de Ginebra (sociodinámica), está enfocada en los posicionamientos sociales.44

En este caso se parte de la aproximación procesual, conocida como la escuela clásica, por ser la iniciada por Serge Moscovici y perfilada por Denise Jodelet. Banchs define a esta vertiente como:

Un enfoque cualitativo, hermenéutico, centrado en la diversidad y en los aspectos significantes de la actividad representativa; un uso más frecuente de referentes teóricos procedentes de la filosofía, lingüística, sociología con un interés focalizado sobre el objeto de estudio en sus vinculaciones sociohistóricas y culturales específicas; una definición del objeto como instituyente más que como instituido serían, entre otras, características distintivas del abordaje procesual de las Representaciones Sociales.45

En resumen, este enfoque privilegia el aspecto social de las representaciones sociales, para comprender como son construidos dichos conocimientos de manera individual y colectiva.

En esta investigación las representaciones sociales se consideran como una forma de conocimiento común, como un saber práctico que permite a los individuos formar su visión de mundo frente a los distintos objetos sociales que se le presentan. Este conocimiento juega un papel importante, ya que guía las comunicaciones entre los individuos que integran una sociedad y es el conocimiento que les permite dotar de sentido a su realidad.46

Este acercamiento se caracteriza por prestar atención al proceso social en que se configuran las representaciones sociales y permite identificar los contenidos centrales que la integran, para comprender las producciones simbólicas y los significados que giran en torno al objeto representado y el actuar de los sujetos. Siendo a partir de la construcción de estos conocimientos que los individuos pueden dialogar, explicar su realidad y tomar decisiones en su vida cotidiana tanto frente al narcotráfico como a la narcocultura.

Para Jodelet,47 las representaciones sociales deben ser como un producto y un proceso. Desde esta perspectiva, la representación social es psicológica en la medida que los actores sociales tienen una participación activa en el proceso de construcción de dicho conocimiento. A su vez, las representaciones sociales tienen un carácter social, ya que estos saberes son socialmente construidos y compartidos en la interacción social.

En suma, el objetivo principal de la investigación se ha centrado en conocer las representaciones sociales que los jóvenes de Tepic construyeron en torno a estos dos objetos de representación: el narcotráfico y la narcocultura en Nayarit, a raíz de las implicaciones sociales, económicas y políticas que dejó el clima de violencia que se apoderó del estado desde 2010. Con la finalidad de comprender como los sujetos de estudio definen estos objetos sociales y como dicho saber ha guiado su comportamiento y la postura que ha tomado frente a ambos objetos de estudio.

El método

En Nayarit, el narcotráfico y la narcocultura han sido dos problemáticas poco estudiadas en el plano local. Por ello existe la necesidad de generar estudios que abonen al conocimiento de estos fenómenos sociales en el plano local. Por tal motivo, la intención de esta investigación fue hacer un acercamiento de tipo exploratorio. Dado que el interés fue recuperar el conocimiento del sentido común y los significados en torno al narcotráfico y la narcocultura, se optó por hacer uso de la perspectiva teórica-metodológica de las representaciones sociales desde el enfoque procesual.

A nivel metodológico, este enfoque privilegia los postulados cualitativos. Bajo estos presupuestos, la recolección de información para esta investigación privilegió el uso de las técnicas asociativas: la asociación de palabras y completamiento de frases. Aun cuando estas técnicas se utilizan para definir los procesos cognitivos y estructurales de las representaciones, desde la escuela estructural, en este caso, su uso fue para identificar y hacer emerger los elementos constitutivos del núcleo figurativo las representaciones, así como la organización de estos.

Las técnicas asociativas fueron complementadas con la entrevista semiestructurada, retomada de los métodos interrogativos.48 En ambos casos, se ha obtenido un material discursivo a partir del cual se pudieron identificar las representaciones sociales en torno al narcotráfico y la narcocultura en Nayarit.49 Para la organización y el análisis de información, este enfoque se apoya fundamentalmente en el uso de técnicas de análisis de contenido, para identificar y dar cuenta de los contenidos que componen la representación social y como son construidos.

Instrumento y procedimiento

El instrumento que se utilizó para la recolección de información se dividió en tres secciones. La primera parte está compuesta por preguntas de asociación de palabras. Los términos que se utilizaron como estímulo fueron: “narcotráfico” y “narcocultura”. Así, las preguntas detonadoras quedaron de la siguiente manera: “¿Qué palabras vienen a tu mente cuando escuchas ‘narcotráfico’”? ¿Qué palabras vienen a tu mente cuando escuchas ‘narcocultura’”? Interrogantes con las que se pidió a los sujetos de estudio que respondieran de 3 a 5 asociaciones. Posteriormente que eligieran dos palabras de las mencionadas e hicieran una nueva cadena de asociación. Los datos recabados fueron agrupados en campos semánticos y posteriormente se procedió a elaborar una lista de frecuencia de las palabras evocadas, operación que se realizó para cada término inductor. Esta organización y jerarquización de los datos permitió agrupar las respuestas e identificar las categorías de análisis.

La siguiente sección se integró por cinco frases estímulo, para configurar lo que se denomina la técnica proyectiva de completamiento de frases.

Aquí se pidió a los jóvenes participantes que completaran las frases incompletas con lo primero que se les viniera a la mente. Los términos seleccionados se eligieron porque durante la aplicación preliminar del instrumento fueron los más referenciados. Las frases utilizadas en esta sección fueron:

  1. El narcotráfico es

  2. La narcocultura es

  3. El narcotraficante es

  4. El buchón es

  5. La buchona es

La finalidad de esta técnica era develar los sentimientos, valores y actitudes que los jóvenes participantes tienen frente a estos dos objetos sociales: el narcotráfico y la narcocultura. Además de que los datos obtenidos mediante este procedimiento, sirvieron para reforzar la información obtenida mediante la técnica de asociación de palabras. Ambas técnicas se aplicaron de manera previa a la entrevista semiestructura.

Finalmente, se aplicó una entrevista semiestructurada por ser un recurso flexible y dinámico. La elección de esta técnica se debe al margen de maniobra que permite su aplicación. En este caso, debido a que la investigación fue de carácter exploratorio, se optó por hacer uso de este tipo de entrevista. Los temas considerados para el diseño de la entrevista fueron:

Tabla 1 Temas de la entrevista semiestructurada 

Narcotráfico Narcocultura
¿Cómo se define el narcotráfico? ¿Cómo se define la narcocultura?
¿Cómo caracterizas al narcotráfico? ¿Cómo caracterizas a la narcocultura?
Tipo de personas que participan en el narcotráfico Tipo de personas que practican la narcocultura
Lugares y espacios donde se desarrolla el narcotráfico Lugares y espacios donde se desarrolla la narcocultura
Aspectos positivos y negativos del narcotráfico Aspectos positivos y negativos de la narcocultura

Fuente: elaboración propia.

Debido a que el objetivo del artículo se centra en comprender cuáles son los contenidos centrales de las representaciones sociales que los jóvenes construyeron en torno al narcotráfico y la narcocultura, lo que Moscovici denomina campo de representación o imagen. En este documento solo se ofrecen los resultados de las técnicas asociativas: asociación de palabras y completamiento de frases. En el caso de la técnica de entrevista, esta se utilizó de manera complementaria para hacer la reconstrucción e interpretación del campo representacional de cada uno de los términos: “narcotráfico” y “narcocultura”.

Tanto las técnicas asociativas como la entrevista se aplicaron en una sola sesión, la duración de estos encuentros oscila entre los 50 minutos y 90 minutos aproximadamente. Estos encuentros se realizaron durante los meses de septiembre y noviembre de 2019. Siendo la Universidad Autónoma de Nayarit el espacio donde se desarrolló la aplicación de este instrumento. Estas entrevistas fueron grabadas y posteriormente trascritas para su análisis, por ser el lenguaje el espacio donde se cristalizan las representaciones sociales. La unidad de análisis fue el material discursivo que se obtuvo de esta técnica, el cual fue analizado mediante la técnica de análisis de contenido con el objetivo de identificar las tendencias discursivas y establecer las categorías de análisis.

Participantes

Los participantes del estudio fueron jóvenes universitarios cuya edad oscila entre 18 y 29 años de edad. Aunque en Nayarit el grueso de la población es adulta, los jóvenes son un grupo social significativo que representa un 26 %.50 Aunado a lo anterior, este sector de la población ha sido uno de los más afectados desde la ola de violencia y criminalidad que se hizo patente en la entidad. Lo que incidió, sobre todo, en sus actividades recreativas y de entretenimiento. Así mismo, pequeños sectores de jóvenes mediante la creación de colectivos, cobraron presencia en la opinión pública y han tomado partido en el debate sobre diversos temas, incluido los referentes al narcotráfico.

En el estudio participaron 15 jóvenes, de los cuales 8 son hombres y 7 mujeres, mismos que pertenecen a estratos sociales diferentes. La elección de esta población, se determinó, primordialmente por el grado de proximidad de los sujetos con el fenómeno de estudio, esto significa que viven en zonas con alta presencia y actividad de estos grupos, por lo que el fenómeno es parte de su cotidianidad. Los participantes son residentes de la ciudad de Tepic y su área conurbada, Xalisco, que son las zonas donde más se han concentrado los delitos de alto impacto derivados de la presencia del narcotráfico.

Los jóvenes que participaron en el estudio fueron vinculados a través de informantes clave que pertenecen a tres centros educativos de nivel universitario. El Instituto Tecnológico de Tepic y la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN), instituciones ubicadas en Tepic. Así como la Universidad Tecnológica de Nayarit, ubicada en Xalisco, municipio conurbado de la capital. Una vez identificados los sujetos idóneos para participar en el estudio, se procedió a invitarlos a una reunión informativa particularizada, donde se les explicó el valor social y científico que tendría su colaboración, los objetivos de la investigación y los mecanismos para la protección y confidencialidad de los datos personales.

Debido a que la Universidad Autónoma de Nayarit no cuenta con un comité de ética para el caso de las investigaciones sociales, se consideraron las Pautas éticas internacionales para la investigación relacionadas con la salud con seres humanos51 y el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud (2014). Con base en estos principios éticos, se obtuvo de forma verbal el consentimiento informado individual de los jóvenes que accedieron a ser parte de la investigación. Por lo que, de manera consensuada se acordó omitir los datos personales de los entrevistados o cualquier otro dato sensible que pudiera poner en riesgo su integridad.

Resultados preliminares

La reconstrucción del campo representacional del término “narcotráfico”, se realizó a partir de la información recabada en la primera pregunta de evocación, la cual tiene que ver con los contenidos representacionales en torno al narcotráfico. La organización de esta información, se realizó a partir de la diferenciación entre “el narco” y “lo narco” que propone Hugo Méndez Fierros en Pietro Osorno:

Lo narco no es, precisamente, el narco. Lo narco es lo que sobre el narco se imagina. Lo narco es la representación social reconstruida a partir de la emanación de sentido en torno de usos, costumbres, ritos y prácticas de los que comercian con drogas ilegales […] La narcotidianidad es el vecino que harto de vivir apegado al decálogo de «la cultura del esfuerzo», «apretarse el cinturón» y «empujar parejo», decide prosperar económicamente de la noche a la mañana y erige una «tiendita» en su cochera […] La narcotidianidad es la iglesia que niega las narcolimosnas y absuelve a los capos del cártel más conocido de esta región.52

Esta diferenciación ayudó a organizar los contenidos representacionales en dos dimensiones: el capital simbólico y el capital económico. Como se puede apreciar en la Figura 1, en las valoraciones obtenidas para el término “narcotráfico” confluyen ambas dimensiones.

Fuente: elaboración propia. Entre paréntesis se presenta el número de menciones que tuvo cada palabra.

Figura 1 Contenidos representacionales del narcotráfico 

La dimensión referente al capital simbólico se dividió en dos categorías: atributos/valores y expresiones. La categoría relativa a las expresiones, es encabezada por las evocaciones que son asociadas sobre todo a realidades que derivan de la presencia del narcotráfico. Destacan los hechos delictivos53 que emanan de dicha actividad y las consecuencias sociales54 de esta problemática. Esto evidencia que el pasado inmediato sigue estando presente en el sentir de la población. El tema de las adicciones, aunque es un problema de salud pública que tiene larga data en la entidad, en años recientes ha sido considerado como un problema de seguridad pública. Incluso, aparece un problema estructural como la corrupción (4) y al que se vincula como uno de los factores principales para que fuera posible el auge y expansión de estas organizaciones. Este aspecto se puede apreciar en el siguiente testimonio:

Yo he sido víctima pero también conozco a varias personas. Si cambia tu vida y también te cambia la percepción de muchas cosas de lo que está pasando. De cómo miente el gobierno, de cómo cada una de sus acciones están dirigidas para favorecer a los grupos delictivos. Por su puesto que cambia.

De acuerdo a lo que relata el entrevistado, se infiere, de alguna forma, que el conocimiento que tienen los jóvenes sobre las actividades del narcotráfico y los diversos eventos de los últimos años donde la clase política local se ha visto involucrada han reforzado este sentir y lo mantiene latente.

En la categoría atributos/valores predominan los contenidos representacionales que tipifican el perfil psicológico del narcotraficante.55 Es importante mencionar, que si bien, los entrevistados reconocen la presencia del narcotráfico en la entidad, el sujeto ligado a estas actividades es descrito de manera distinta después de la ola de violencia e inseguridad que afectó a Nayarit en 2010. De acuerdo a los entrevistados, el narcotraficante habitual se dedicaba a la siembra, producción y comercialización de las drogas. A decir de los participantes, esta forma de operar, además de ser clandestina no representaba riesgo ni atentaba contra la cotidianidad de la población, por lo que tenían cierta aceptación y tolerancia social, sobre todo en zonas rurales. Por consiguiente, en algunas de las formulaciones que los participantes realizaron en la sección de frases incompletas, se encuentran las siguientes:

  1. El narcotraficante es… quien se dedica a la venta, consumo y traslado de droga.

  2. El narcotraficante es… una persona que se dedica a la venta de drogas.

Estas expresiones de los jóvenes denotan la conceptualización clásica que se tenía del fenómeno. Sobre todo porque hasta antes de la crisis de seguridad local, parecía persistir el mito de los narcotraficantes como “benefactores sociales”,56 por lo que circulaban en la vox populi historias de que los traficantes de drogas financiaban obra pública o ayudaban a las personas más vulnerables en las comunidades, acciones que les permitían operar con cierta libertad.

En Nayarit, esta visión se vio alterada cuando cobro visibilidad la presencia de estos grupos y la violencia derivada de la disputa por el control del territorio. Este cambio en la percepción se dio por dos factores, el primero debido a la irrupción de nuevos cárteles y segundo, por el cambio en la forma de operar del narcotráfico. Por lo que, los entrevistados destacan que la diversificación de la actividad delictiva del narcotráfico ya era un peligro latente para la población, de ahí que los narcotraficantes dejaran de ser bien vistos. Esto es palpable en algunas de las frases incompletas que completaron los jóvenes:

  1. El narcotraficante es… una persona sin sentimientos.

  2. El narcotraficantes es… gente mala.

  3. El narcotraficante es… alguien peligroso.

Sentir que también quedó manifiesto en el siguiente fragmento:

Yo realmente creo que fue gente externa, de personas que llegaron con esas intenciones de causar daño a la población, porque nunca habíamos vivido algo así aquí. Me imagino personas corrompidas que se hicieron inmunes y perdieron los valores. Así fue como lo viví y lo he estado percibiendo, como este tipo de gente perversa que llegó.

Por ser la crisis de seguridad la realidad inmediata en el escenario local, el vocablo sicario adquirió relevancia y se incorporó rápidamente al esquema representacional preexistente. Desde entonces, es utilizado para describir, sobre todo, a quienes personifican el nuevo modus operandi de los cárteles y a los actores generadores de violencia en la entidad. Así el término “sicario” se quedó en el lenguaje habitual de la población para reemplazar al término “matón”.

En la información obtenida, no se percibe que se haga una diferenciación entre los actores que se dedican al narcotráfico y tampoco respecto al nivel que ocupan dentro de la estructura criminal. Las palabras “narco” o “narcotraficante” acaban siendo términos genéricos o comodines, ya que se utiliza para referirse a cualquier persona que se dedique a dicha actividad, desde el vendedor de drogas hasta el líder de la organización. La distinción de actores, funciones y jerarquías puede ser otra veta de investigación para seguir profundizando en la problemática. De momento, por el material empírico recolectado, se puede decir que los jóvenes entrevistados optan por estos términos genéricos para marcar cierto distanciamiento frente al objeto de estudio. Incluso se puede apreciar que en los contenidos no figuran los nombres de las organizaciones criminales que operan en la entidad.

Lo anterior puede deberse no solo a los reacomodos que han tenido los cárteles de narcotráfico en los últimos años, sino también a la incursión de nuevas células, sobre todo en la zona sur de la entidad. Inclusive, esto puede corresponder a que el tema del narcotráfico aparentemente se volvió un tema tabú, desde la ola de violencia, por lo que se evita hablar abiertamente del tema. Es por ello, que los vocablos “narco”, “narcotráfico” y “mafioso” funcionan como términos comodines para describir lo relacionado a la presencia de estos grupos, este aspecto es muy similar con lo que ocurre en el caso de Tamaulipas.57 Igualmente, llama la atención que empieza a surgir el vocablo “la maña” para referirse a quienes se dedican a las drogas ilícitas, pese a que el uso de este término se identifica más en las comunidades rurales que en la ciudad.

Estas ilaciones iniciales, están en estrecha relación con la forma en que se representa “el narco”, es decir, el capital económico. Esta dimensión, también se dividió en dos categorías: posesiones y actividad ilícita. En la categoría posesiones se englobaron todas las evocaciones que hacen referencia al estilo de vida de los narcotraficantes y los objetos materiales.

En la categoría posesiones, prevalecen las asociaciones hechas a los objetos materiales utilizados por los narcotraficantes como símbolo de éxito y poder.58 Así como las palabras que refieren los gustos suntuarios de los narcotraficantes.59 Estos términos alusivos al estilo de vida de los narcotraficantes y concretamente a la llamada narcocultura la visibilizar la ambivalencia que se tiene de este fenómeno social. Por un lado se subrayan las historias de ascenso y poder, de las que se desglosan los lujos y placeres a los que pueden acceder los narcotraficantes. Pero por otra parte, se reconoce la vida de riesgos que representa esta actividad y lo difícil que es escalar en el negocio. Lo que coincide con lo planteado por Ovalle60 para el caso de Tijuana.

En la categoría actividad ilícita, destacan los vocablos que hacen referencia directa a la conceptualización clásica del narcotráfico que se restringe a la siembra, producción y comercialización de sustancias ilegales.61 También tienen gran presencia términos que hacen referencia a la diversificación del delito62 de estas organizaciones y que se acerca más al concepto de crimen organizado, categoría teórica que no solo denota la dimensión trasnacional, sino que sirve para englobar las nuevas formas organizativas y los nuevos delitos que han venido a engrosar la diversidad delictiva de estas organizaciones, que ya no se limitan únicamente al tráfico de estupefacientes. Esto deja ver una dualización respecto a la definición que se hace del narcotráfico.

Esta coexistencia se refleja en las formulaciones que los jóvenes hicieron en la etapa de frases incompletas:

  1. El narcotráfico es… son personas metidas en venta de drogas y robo, trata de blancas.

  2. El narcotráfico es… violencia, muerte y corrupción.

  3. El narcotráfico es… el gran negocio del siglo XXI.

Por lo que se puede inferir, que las representaciones sociales en torno al fenómeno del narcotráfico se reconstruyeron a raíz de la escalada de violencia en Nayarit y parecen estar en transformación. Como quedo plasmado en el siguiente testimonio:

Por eso te digo el narcotráfico ha existido siempre en el estado, pero si estamos hablando del 2010, hablamos de un parteaguas en la historia del narcotráfico. A partir de esa fecha mi percepción ha sido que ha habido muchas muertes y el temor de andar en la calle. Entonces se vivía un estado de miedo, aunque todavía se vive, porque a mí no me da confianza andar en la calle porque no se fueron los delincuentes y me da más temor porque los delincuentes ahorita se encuentran en el gobierno

La crisis de seguridad local que se suscitó entre 2010 y 2012 es un punto de referencia importante para los jóvenes entrevistados. Lo que también se puede apreciar en el siguiente testimonio:

Que son un grupo de delincuentes que ya no te perdonan nada, son personas sin sentimientos y manejan diferentes negocios.

Sobre todo, cuando mencionan que la relación entre la población y el narcotráfico se transformó durante este tiempo, ya que pasaron de ser beneficiarios a víctimas de las operaciones ilegales de los cárteles. Nuevamente, el “antes” y “después” en torno al fenómeno, es algo presente en el sentir de los entrevistados.

En cuanto al término “narcocultura”, la reconstrucción del campo representacional se realizó a partir de la información recabada con la segunda pregunta de evocación, la cual tiene que ver con los contenidos representaciones de la narcocultura. Este esquema también se realizó a partir de la diferenciación entre “lo narco” y el “narco” que propone Hugo Méndez Fierros y que utilizó para el concepto de narcotráfico. A continuación, se presenta la Figura 2, misma que permitió establecer las relaciones que existe entre el concepto de “narcocultura” con el término que le antecede, el “narcotráfico”.

Fuente: elaboración propia. Entre paréntesis se presenta el número de menciones que tuvo cada palabra.

Figura 2 Contenidos representacionales de la narcocultura 

“Lo narco”, es decir, el capital económico está dividido en categorías: posesiones y actividad ilícita. Respecto a las posesiones, existe una alta frecuencia de los bienes materiales63 utilizados por los narcotraficantes y que se relaciona con la vida de lujos y placeres a la que pueden acceder quienes se dedican a esta actividad delictiva.64 La valoración de estos elementos es ambivalente, porque mientras algunos jóvenes valoran positivamente el estatus y el prestigio que representan, otros cuestionan los costos sociales de esos beneficios económicos. Por ello, “dinero fácil”, “dinero mal habido”, “dinero sucio”, “dinero negro” son solo algunas de las expresiones con la que los jóvenes satanizan la actividad delictiva de los narcotraficantes. En contraste están quienes justifican lo rentable de esta opción laboral, al reconocer al narcotráfico como una “opción laboral” o “una opción para salir adelante”, pese a reconocer los riesgos que conlleva dedicarse al negocio de las drogas. Esto coincide con lo planteado por Paola Ovalle para el caso de Tijuana.65

En el apartado actividad ilícita, es notoria la vasta cantidad de conceptos inherentes al narcotráfico como actor.66 En general, los contenidos representacionales que dominan esta sección son los relacionados a la concepción del narcotráfico como organización criminal y su actividad delictiva. Es en esta dimensión de la narcocultura donde son más visibles los elementos comunes con el término “narcotráfico”, ya que existe una preponderancia de aquellos contenidos referentes a la actividad delictiva, lo que puede indicar que existe cierta dependencia representacional del concepto de “narcotráfico”.

En contraste, “el narco”, es decir, el capital simbólico, es la dimensión que mayor peso tiene. Aquí se englobaron las categorías atributos/valores y expresiones que dan cuenta de la inserción que ha tenido el narcotráfico socialmente67, no solo entre quienes se dedican al negocio de las drogas sino también entre quienes replican este modelo cultural. Lo que contrasta con los juicios morales68 que evidencian la actitud que los jóvenes tienen hacia la narcocultura como objeto de representación.

En la categoría expresiones destacan términos ligados a quienes practican la denominada narcocultura como buchón (5) y buchona (4). Así como los referentes a los objetos culturales69 de uso y consumo ligados a este fenómeno. Igualmente, figuran frases como vámonos por la 300 (2) y Fierro pariente, un vocabulario que se ha vuelto común y entendible para un sector importante de la población y que visibiliza estas prácticas de consumo y apropiación de la narcocultura que ha habido en los últimos años en Nayarit. Entre las formulaciones que hicieron los jóvenes en la sección de completamiento de frases se encuentran las siguientes:

  1. La narcocultura es… una moda asociada con violencia, enfermedad y muerte.

  2. La narcocultura es… cuando venden una cultura que está prohibida.

  3. La narcocultura es… la aceptación del narcotráfico en la sociedad.

Nuevamente el contexto inmediato es importante en las representaciones que se tiene del fenómeno, debido a que la crisis de seguridad local y los altos índices de adicciones que desde hace varias décadas han afectado a la entidad están presentes en el sentir de los jóvenes. Por ello nuevamente, se evidencia que la vinculación que se hace de la violencia y el clima de inseguridad con la presencia del narcotráfico ha sido un factor para el rechazo social.

Destacan las evocaciones buchón (5) y buchona (4) como los personajes que replican la llamada narcocultura. Esta estética y consumo es ligado a los jóvenes (2), por lo que respecto a esta expresión cultural predomina una imagen netamente juvenil; aunque se reconoce a sectores de distintos géneros, clases sociales, de niveles educativos y regiones distintas. Incluso, la denominada moda buchona también es ligada a un interés e identificación reciente de la niñez. Este tema tan presente en las entrevistas no pudo ser abordado dada la complejidad del fenómeno, representa una línea futura de investigación. Igualmente, llama la atención que entre las percepciones de los participantes los adultos son habitualmente invisibilizados como practicantes de la narcocultura o en su caso, el arquetipo de los mismos es ligado sobre todo a la imagen campirana que por muchos años caracterizó a los narcotraficantes. Imagen que en el caso de Nayarit estuvo contenida por muchos años, debido a que había una normalización de dichas prácticas, por lo que pasaban inadvertidas entre la población, sobre todo urbana. Sin embargo, esta visión cambió a raíz de la crisis de seguridad local que se presentó en 2010, al visibilizar la narcocultura y sus nuevos referentes, hasta colocar esta expresión cultural como un problema social, por asociarlo sobre todo a una cultura de violencia. El siguiente fragmento de una entrevista:

La narcocultura ya es incluso hasta una moda, porque ya es toda una industria del vestir, toda una industria de la música, toda una forma de percibir la vida.

En el caso de la figura masculina, el término “buchón” es empleado para referirse a personas de bajo nivel económico que han adquirido solvencia a raíz de las actividades delictivas que desarrollan en el negocio de las drogas. Esto coincide con lo mencionado por Ramírez70 para el caso de Sinaloa, quién señala que el término se usa para nombrar a los nuevos ricos ligados con el narcotráfico.

Esto quedó manifiesto en la sección de frases incompletas que los participantes realizaron para el término “buchón”:

  1. El buchón es… el barroco de la moda. Son sobrecargados.

  2. El buchón es… una persona sin cultura.

Entre las valoraciones positivas se encuentran:

  1. El buchón es… un hombre con dinero y bien vestido.

  2. El buchón es… el que imita, defiende y apoya la narcocultura.

Por lo que esta expresión sirve para diferenciar a estos personajes de los herederos del poder criminal, los “narcojuniors”. No obstante, el vocablo buchón también es utilizado para aludir a quienes no se dedican a esta actividad delictiva, pero replican esa estética.

En tanto, la imagen de la mujer, es decir de la buchona es representada a partir de la vestimenta y la modificación corporal. Como quedo plasmado en las frases incompletas que formularon:

  1. La buchona… una mujer que se cree narcotraficante.

  2. La buchona… es una joven extravagantemente arreglada y prefabricada.

Si bien, usualmente se percibe a la buchona como un objeto y se le asocia a una relación familiar o sentimental con un narcotraficante o como las nombra Valenzuela “mujeres-trofeo”.71 También emerge y se reconoce la figura femenina como alguien que también es partícipe de esta actividad delictiva, tal cual quedo manifiesto en las formulaciones de las frases incompletas:

  1. La buchona… es una mujer narco empoderada.

  2. La buchona… son mujeres que son narcotraficantes.

Por lo que se puede inferir, que los participantes reconocen que las mujeres son capaces de ocupar puestos importantes dentro de la estructura criminal. Cabe mencionar, que la participación de las mujeres nayaritas en el negocio de las drogas se ha hecho palpable en los últimos años, puesto que cada vez es más común ver en prensa notas que hacen referencia a detenciones de féminas ligadas al narcotráfico ya sea como narcomenudistas72 o que transportan droga.73 Por ejemplo, se presume, que el exfiscal, Edgar Veytia tenía una red de prostitución, desde donde usaba a las mujeres como informantes en los negocios de drogas que se le imputan en Estados Unidos.74 Casos que evidencian la participación de mujeres nayaritas en varios puestos de la estructura criminal de los cárteles a nivel local. No obstante, el referente nacional de mujeres narcotraficantes es el que está más presente en el pensamiento social.

Tanto en la figura femenina y masculina del movimiento buchón, resalta el hecho de que en las representaciones sociales que han construido los jóvenes destacan sobre todo valoraciones negativas, prejuicios y estigmas alrededor de esta expresión cultural. Marcas cuyo origen se da debido a que este movimiento se vincula sobre todo con la ola de violencia que ha afectado al país y también a Nayarit.

Conclusiones

A través del ejercicio anterior, la aproximación procesual de las representaciones sociales permitió dar cuenta del pensamiento social que tienen los jóvenes de Tepic en torno estos dos objetos de representación: el narcotráfico y la narcocultura. Ha sido muy evidente el que dicho conocimiento local se ha reelaborado como consecuencia de la crisis de seguridad que afectó a Nayarit entre 2010 y 2012. Esta inusitada ola de violencia en la entidad fue un punto de quiebre en el pensamiento colectivo respecto al fenómeno de estudio, por lo que la construcción de dichas representaciones ha determinado posicionamientos divergentes en torno al mismo.

En las representaciones sociales que construyeron los jóvenes sobre el fenómeno respecto al narcotráfico y la narcocultura, es notoria la alta relación que guardan los términos, sobre todo respecto a las consecuencias sociales, derivadas de la ola de violencia y criminalidad que han generado en los últimos años la presencia de estos grupos, sobre todo en el plano local. Sin embargo, también son manifiestas las diferencias entre los mismos. En cuanto al término “narcotráfico”, los contenidos del aspecto económico y a la actividad delictiva de dichas organizaciones son los más presentes en el campo representacional. En tanto, el estímulo narcocultura se caracteriza por los contenidos referentes a las manifestaciones culturales, particularmente a las prácticas de apropiación y consumo de los mismos.

También se pudo visibilizar la naturalización o normalización que había en la entidad hacia la actividad de los cárteles de la droga, pues no solo se evidenciaron los nexos entre narcotraficantes y las autoridades gubernamentales, sino también la complicidad de la sociedad nayarita hacia estos grupos. La tolerancia ante el actuar de los traficantes, se dio en gran medida al papel de benefactores sociales que jugaron, aunado a la débil presencia de las instituciones gubernamentales en ciertas regiones y a una cultura política tradicionalista, en la que se acepta la trasgresión a la ley. Estos vínculos sociales, fueron los que les permitieron tener control territorial y político para operar en Nayarit, por lo que la visión que se tenía hacia las organizaciones se transformó considerablemente cuando comenzaron a representar una amenaza y un peligro latente para la población.

Otro aspecto importante de destacar, es la alta dependencia representacional que el término “narcocultura” tiene del “narcotráfico”, debido a que son evidentes los contenidos similares entre ambos campos representacionales. Aunque se han visibilizado algunas interrelaciones entre ambos objetos de representación, no se pueden homologar, ya que las representaciones y las prácticas sociales que de ellas se derivan tienen variaciones en el grupo de estudio. Esto ha evidenciado opiniones y actitudes tanto positivas como negativas en torno al narcotráfico y la narcocultura en el plano local. Es por ello, que, a pesar de existir cierta exposición a la problemática, no existe una normalización ni aceptación tácita hacia el fenómeno, al menos en los últimos años.

Cabe señalar, que los mismos jóvenes se reconocen como el grupo social que mayormente replica este estilo de vida. Este reconocimiento de los jóvenes como practicantes de la narcocultura, puede deberse a su capacidad autocrítica, donde el nivel educativo de los participantes y la experiencia inmediata de su entorno contribuye a que marquen cierta distancia respecto al tema. Aunque se reconocen como consumidores indirectos, debido a la alta presencia de la narcocultura en la entidad, evidenciada entre otras cosas por la amplia difusión de los llamados narcocorridos y de productos televisivos que abordan la temática a los que son expuestos y que terminan siendo parte de su cotidianidad.

En los saberes que ha construido este grupo de estudio, la concepción que tienen de la narcocultura está dada a través de los referentes recientes, pues su imaginario está más familiarizado con las figuras emergentes como los llamados “narcojuniors” o el movimiento buchón. Esto se dio porque en el plano local, el narcotráfico cobró protagonismo por dos circunstancias: primero por la Estrategia de Seguridad que emprendió Calderón en 2006 y segundo, por la escalada de violencia que afectó directamente a Nayarit en 2010.

Es por ello, que, en el caso de los jóvenes, la imagen arquetípica del narcotraficante de raíces rurales es difusa, aunque reconozcan la existencia de sus operaciones desde décadas atrás, esta imagen se ha diluido con la entrada de una nueva generación de narcotraficantes. En ese sentido, es común que los jóvenes perciban al fenómeno como una moda y problema nuevo y no como algo de larga data en la entidad.

Finalmente, aunque la narcocultura es asociada tanto a contextos urbanos y rurales, en forma reciente se vincula más a prácticas de apropiación y consumo de sectores juveniles y urbanos. Aunque es palpable, la influencia que el contexto regional y nacional tiene en el imaginario colectivo de los nayaritas, este se ve matizado por lo que ocurre en el plano local. Lo anterior es notorio, sobre todo en la imagen que se tiene del narcotráfico y la narcocultura, ya que algunos procesos como la ola de violencia derivada de la presencia de estos grupos y los esquemas culturales se han manifestado con cierto retardo a lo que ocurre en otras regiones e incluso a nivel nacional.

No obstante esté documento, presenta algunas limitaciones como la falta de estudios previos de investigación sobre el tema que ahonden en el plano local. Esto limitó el alcance del análisis y la generalización de los resultados. Sin embargo, este obstáculo ha sido también una oportunidad para intentar abonar a la comprensión de las problemáticas estudiadas: el narcotráfico y la narcocultura. Otro aspecto importante de mencionar, han sido las dificultades de acceso para contactar a los participantes, debido a que persiste cierta desconfianza para hablar sobre temas sensibles como este.

A través de esta exploración se consiguió tener una aproximación que permitió caracterizar el narcotráfico y la narcocultura para el caso de Nayarit. Quedará para futuras investigaciones, por ejemplo, profundizar en los aspectos analizados, incorporar otras variables de estudio, el poder contrastar los resultados de esta investigación con otros sectores sociales o con los trabajos que se han realizado en otros estados del país e incluso trabajos que hagan un ejercicio de recuperación para reconstruir la parte histórica de ambos fenómenos de estudio en el plano local.

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4 José Antonio Meyer Rodríguez, Narcotráfico, medios de comunicación y opinión pública (Ciudad de México; Fontamara, 2015), 7.

5 Jorge Alan Sánchez Godoy, “Procesos de institucionalización de la narcocultura en Sinaloa”, Frontera Norte 21.41 (2009): 79.

6 Luis Astorga, Mitología del narcotráfico en México (Ciudad de México: Plaza y Valdés, 1995):138; Valenzuela, Jefe de jefes, 13; Sánchez Godoy “Procesos de institucionalización…”, 79.

7 José Antonio Meyer Rodríguez, Narcotráfico, medios de comunicación y opinión pública (Ciudad de México: Fontamara, 2015), 7.

8Sánchez Godoy “Procesos de institucionalización…”, 81.

9Es una expresión del spanglish. Se consideran a las personas que sin pertenecer a los grupos del narcotráfico se visten como tales, copian frases y señales de los verdaderos narcotraficantes.

10 Nery Córdova, La narcocultura: simbología de la transgresión, el poder y la muerte. Sinaloa y la leyenda negra (Culiacán: Universidad Autónoma de Sinaloa, 2011), 110.

11 Carolina Villatoro, “Aspectos socioculturales e imágenes del narcotráfico”, Imagonautas 3.1 (2013): 56-75.

12 Helena Simonett, En Sinaloa nací: historia de la música de la banda (Ciudad de México: Asociación de Gestores del Patrimonio Histórico y cultural de Mazatlán, 2004), 139.

13 José Luis Montenegro, Narcojuniors. Los herederos del poder criminal (Ciudad de México: Debate, 2015), 5.

14 Eduardo Guerrero, “2011: la dispersión de la violencia”, Nexos, disponible en https://www.nexos.com.mx/?p=14705 (fecha de acceso: 3 de enero del 2020).

15 Redacción, “Asesinan a Jiménez Arcadia, Nayaritenlínea.com, 17 de diciembre de 2008, disponible en http://nayaritenlinea.mx/2008/12/17/asesinan-a-jimenez-arcadia?vid=26830 (fecha de acceso: 17 de septiembre de 2019).

16 Gustavo Castillo y Jesús Narváez, “Mueren 8 agentes federales al frustrar rescate de un operador de los Beltrán Leyva”, La Jornada, 18 de abril de 2009, disponible en https://www.jornada.com.mx/2009/04/19/politica/005n1pol (fecha de acceso: 17 de septiembre de 2019).

17 Nereida Loera, “Violencia y narcotráfico en Nayarit. Una aproximación desde las representaciones sociales de jóvenes de Tepic” (Tesis de maestría, UAM-Xochimilco, Ciudad de México, 2014), 153.

18 Fernando Escalante Gonzalbo, El homicidio en México entre 1990 y 2007. Aproximación estadística (Ciudad de México: Colegio de México-Secretaría de Seguridad Pública Federal, 2009), 37.

19Loera, “Violencia y narcotráfico…”, 52.

20Loera, “Violencia y narcotráfico…”, 65.

21 Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2011”, Inegi, disponible en https://www.inegi.org.mx/programas/envipe/2011/ (fecha de acceso: 10 de enero de 2020)

22 Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad (ENVIPE) 2012”, Inegi, disponible en https://www.inegi.org.mx/programas/envipe/2012/ (fecha de acceso: 10 de enero de 2020).

23 Francisco Rivas, “¿Nayarit es realmente seguro como dicen los números?”, Expansión, 3 de abril de 2017, disponible en https://expansion.mx/opinion/2017/04/03/opinion-nayarit-es-realmente-seguro-como-dicen-sus-numeros

24Loera, “Violencia y narcotráfico…”, 65.

25 Rodrigo Gutiérrez González, “Así fue el ascenso del CJNG en Nayarit”, La Silla Rota, 13 de febrero de 2018, disponible en https://lasillarota.com/el-ascenso-cjng-nayarit/205397 (fecha de acceso: 17 de septiembre de 2019).

26 Redacción, “¿Cómo fue la operación Barcina que acabo con la vida del H2?, La Silla Rota, 13 de febrero de 2017, disponible en https://lasillarota.com/como-fue-la-operacion-barcina-que-acabo-con-la-vida-del-h2-video/138553 (fecha de acceso: 18 de septiembre de 2019).

27 Salvador Arellano Murillo, “Abaten al ‘H9’ , integrante del cártel de los Beltrán Leyva”, Milenio, 11 de febrero de 2017, disponible en https://www.milenio.com/policia/abaten-h9-integrante-ca (fecha de acceso: 19 de septiembre de 2019).

28 Redacción, “Detienen en EU a Edgar Veytia, fiscal de Nayarit por presunto tráfico de droga”, Animal Político, 29 de marzo de 2017, disponible en https://www.animalpolitico.com/2017/03/fiscal-nayarit-detenido-eu/ (fecha de acceso: 18 de septiembre de 2019).

29 Víctor Sancho, “Departamento del Tesoro de EU incluye a Roberto Sandoval en la lista negra”, El Universal, 17 de mayo de 2019, disponible en https://www.eluniversal.com.mx/mundo/departamento-del-tesoro-de-eu-incluye-roberto-sandoval-en-lista-negra (fecha de acceso: 17 de septiembre de 2019).

30 Juan Carlos Huerta, “Giran nueva orden de aprehensión contra Roberto Sandoval, exgobernador de Nayarit”, El Financiero, 20 de diciembre de 2020, disponible en https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/giran-nueva-orden-de-aprehension-contra-roberto-sandoval-exgobernador-de-nayarit (fecha de acceso: 15 de diciembre de 2020).

31Villatoro, “Aspectos socioculturales e imágenes…”, 58.

32Loera, “Violencia y narcotráfico…”, 153.

33 Hiram Reyes-Sosa, Maider Larrañaga-Egilegor y José Francisco Valencia-Garate, “La representación social del narcotraficante en jóvenes sinaloenses”, Región y sociedad 29.69 (2017): 69-88.

34 Hiram Reyes-Sosa, Maider Larrañaga-Egilegor y José Francisco Valencia-Garate, “Dependencia representacional entre dos objetos sociales: el narcotráfico y la violencia”, Cultura y representaciones sociales 9.18 (2015): 162-186.

35 Ariagor Manuel Almanza Avendaño, Anel Hortensia Gómez San Luis, Diego Nahúm Guzmán González y José Alfonso Cruz Montes, “Representaciones sociales acerca del narcotráfico en adolescentes de Tamaulipas”, Región y sociedad 30.72 (2018): 1-25.

36 Lilian Paola Ovalle, “Entre la indiferencia y la satanización. Representaciones sociales del narcotráfico desde la perspectiva de los universitarios en Tijuana”, Culturales 1.2 (2005): 63-89.

37C. López, citado en Córdova, La narcocultura: simbología, 110.

38 Serge Moscovici, El psicoanálisis, su imagen y su público (Buenos Aires: Editorial Huemul, 1979).

39 Denise Jodelet, “La representación social: fenómenos, concepto y teoría”. En Psicología social, compilado por Serge Moscovici, vol. 2 (Barcelona: Paidós, 1984).

40 Jesús Ernesto Urbina y Gustavo Adolfo Ovalles, “Teoría de las representaciones sociales. Una aproximación al estado del arte en América Latina”, Psicogente 21.40 (2018): 496.

41Moscovici, El psicoanálisis, su imagen, 18.

42Jodelet, “La representación social…”, 469-494.

43 Clara Betty Weisz, “La representación social como categoría teórica y estrategia metodológica”, CES Psicología 10.1 (2017): 99-108.

44 Rainer Rubira-García y Belén Puebla-Martínez, “Representaciones sociales y comunicación: apuntes teóricos para un diálogo interdisciplinar inconcluso”, Convergencia 25.76 (2018): 147-167.

45 María Auxiliadora Banchs, “Aproximaciones procesuales y estructurales al estudio de las representaciones sociales”, Papers on Social Representations. Textes sur représentations sociales 9 (2000): 3.1-3.15.

46 María del Carmen Vergara Quintero, “La naturaleza de las representaciones sociales”, Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 6.1 (2008): 55-80.

47Jodelet, “La representación social…”, 474-475.

48 Jean Claude Abric, Prácticas sociales y representaciones (Ciudad de México: Ediciones Coyoacán-Ambassade de France, 1994), 54-64.

49 Sandra Araya Umaña, Las representaciones sociales: ejes teóricos para su discusión. Cuaderno de ciencias sociales 127 (San José: FLACSO, 2002), 49.

50 Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta intercensal 2015”, Inegi, disponible en https://www.inegi.org.mx/programas/intercensal/2015/ (fecha de acceso: 20 de agosto del 2019).

51 Consejo de Organizaciones Internacionales de Ciencias Médicas (CIOMS) y Organización Mundial de la Salud (OMS), Pautas éticas internacionales para la investigación relacionada con la salud con seres humanos (Washington: OPS-CIOMS, 2017), disponible en https://cioms.ch/wp-content/uploads/2017/12/CIOMS-EthicalGuideline_SP_INTERIOR-FINAL.pdf

52 Alexander Pietro Osorno, “Las aventuras del prefijo narco- (V). La narcoliteratura”, Centro Virtual Cervantes, 24 de abril de 2007, disponible en https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/abril_07/24042007_01.htm (fecha de acceso: 16 de enero de 2020).

53Balas/balazos/balaceras/tiroteo (6), asesinatos (3), ejecución (2), y matanza (2).

54La muerte (14), violencia (13), sangre (7), inseguridad (5), la narcocultura (4) o subcultura (2), y las adiciones (4).

55Sanguinario (4), inhumano (3), agresividad (3), desalmado (2), perverso (2), peligroso (1), y malo (1).

56Astorga, Mitología del narcotráfico, 91.

57Almanza, Gómez, Guzmán y Cruz, “Representaciones sociales…”, 8.

58Arma/s (8), dinero (4), mujeres (2), automóviles (2), pisto (1), animales (1), pistola (1), cerveza (1), y artillería (1).

59Poder (2), lujo (1), y exceso (1).

60Ovalle, “Entre la indiferencia y la satanización…”, 83.

61Drogas (14), narco/narcotraficante (7), narcotráfico (6), cártel/cárteles (4), mafia (3), negocios (2), plantíos (1), cocaína (1), y mariguana (1).

62Crimen organizado (2), trata de personas (2), tráfico de armas (2), extorsión (2), secuestro (2) y ajuste de cuentas (2).

63Poder (3), joyas (3), arma/s (2), cerveza (2), pisto (2), mujeres (2), influencia (2), dinero (2), propiedades (2), lujo (2), alcohol (1), automóvil (1), y sexo (1).

64Cabe mencionar, que la evocación de las mujeres (2) presente en este rubro apunta a que siguen siendo vistas como un objeto de placer.

65Ovalle, “Entre la indiferencia y la satanización…”, 82.

66Cártel/s (4), tráfico (3), narcotráfico (2), narcos (2), delincuencia organizada (2), sicario (2), mafia/mafiosos (2), delincuencia (1), y pandilla (1).

67Moda (4), común (3), gusto (3), y normal (2).

68Subnormal (2), descontrol (2), nacos (2), exceso (2), extravagante (2), sobrecargado (2), decadente (2), prohibido (2) perdición (2), vulgar (2), gacho (1), porquería (1), y pendejada (1).

69Narcocorrido (3), narcoserie (3), y vestimenta (3).

70 Juan Rogelio Ramírez Paredes, “Huellas musicales de la violencia: el ´movimiento alterado´ en México”, Sociológica 27.77 (2012): 218.

71Valenzuela, Jefe de jefes, 14.

72 Redacción, “Capturan banda de mujeres narcomenudistas en Santa María del Oro”, Nayaritenlínea, 19 de junio de 2012, disponible en http://www.nayaritenlinea.mx/2012/06/19/capturan-banda-de-mujeres-narcomenudistas-en-santa-maria-del-oro?vid=40003 (fecha de acceso: 19 de septiembre de 2019).

73 Redacción, “Detienen a dos mujeres que transportaban droga en los glúteos”, Proceso, 8 de mayo de 2018, disponible en https://www.proceso.com.mx/nacional/2018/5/8/detienen-dos-mujeres-que-transportaban-droga-en-los-gluteos-video-204641.html (fecha de acceso: 19 de septiembre de 2019).

74 Raymundo Riva Palacio, “¿Qué paso en Nayarit?”, El Financiero, 31 de marzo de 2017, disponible en http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/raymundo-riva-palacio/que-paso-en-nayarit (fecha de acceso: 19 de septiembre de 2019).

Recibido: 05 de Marzo de 2021; Aprobado: 29 de Septiembre de 2021

Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Nayarit.

Doctor en Ciencias Sociales por el programa CIESAS/Universidad de Guadalajara, México.

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