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Revista Chapingo serie ciencias forestales y del ambiente

On-line version ISSN 2007-4018Print version ISSN 2007-3828

Rev. Chapingo ser. cienc. for. ambient vol.25 n.3 Chapingo Sep./Dec. 2019  Epub Feb 19, 2021

https://doi.org/10.5154/r.rchscfa.2018.06.044 

Artículo científico

Participación comunitaria para la medición de carbono en bosques de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, México

M. Isabel Ramírez1  * 

Daniel Benet2 

Diego R. Pérez-Salicrup3 

Margaret Skutsch1 

Ysmael Venegas-Pérez2 

1Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Morelia, Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental. Antigua carretera a Pátzcuaro 8701. C. P. 58190. Morelia, Michoacán, México.

2Alternare, A. C. Caravaggio 27, col. Nonoalco-Mixcoac. C. P. 03700. Benito Juárez, Ciudad de México, México.

3Universidad Nacional Autónoma de México, Campus Morelia, Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad. Antigua carretera a Pátzcuaro 8701. C. P. 58190. Morelia, Michoacán, México.


Resumen

Introducción:

La participación comunitaria es una estrategia efectiva para el manejo forestal y la gestión de servicios ecosistémicos.

Objetivos:

Aplicar métodos participativos para la estimación de reservas de carbono en bosques comunitarios e identificar los usos de suelo y conflictos que pueden influir en su mantenimiento.

Materiales y métodos:

Se realizaron talleres de mapeo participativo en cuatro comunidades; los miembros fueron instruidos en la medición de variables dasométricas, para estimar carbono en biomasa forestal aérea. Se trabajó en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, una región de atención prioritaria para REDD+ en México.

Resultados y discusión:

Se identificaron procesos de sensibilización, aceptación y flexibilidad hacia la incorporación de herramientas participativas, tanto para una posible participación en mercados de carbono como para mejorar las prácticas de manejo forestal de las comunidades. Los valores de carbono obtenidos mediante los métodos participativos concuerdan con los identificados por los expertos para estos tipos de bosques. Se estimaron promedios de 112, 98 y 91 Mg C·ha-1 en sitios del bosque dominados por coníferas, latifoliadas y mixtos, respectivamente. En algunas comunidades existen conflictos por límites de propiedad de la tierra y conflictos internos donde los acuerdos comunitarios no se han respetado.

Conclusión:

Los métodos participativos de mapeo y medición del carbono arbóreo apoyan el manejo forestal a través de la generación de datos confiables que facilitan la gestión comunitaria de los recursos. Las reservas dependen más del grado de conservación del sitio que del tipo de vegetación, y la perturbación del bosque está más asociada a conflictos internos y externos que al manejo forestal.

Palabras clave: Manejo forestal comunitario; reservas de carbono; uso del suelo; carbono arbóreo; REDD+

Abstract

Introduction:

Community participation is an effective strategy for forest management and ecosystem services management.

Objectives:

To apply participatory methods for estimating carbon stocks in community owned forests and to identify land uses and conflicts that may influence the maintenance of these forests.

Materials and methods:

Participatory mapping workshops were held in four communities. Members were instructed in the measurement of tree-size parameters to estimate aboveground carbon in forest biomass. Work was conducted in the Monarch Butterfly Biosphere Reserve, a priority area for REDD+ in Mexico.

Results and discussion:

Awareness-raising, acceptance and flexibility processes were identified towards the incorporation of participatory tools, both for future participation in carbon markets and to improve existing forest management practices of the communities. Carbon values ​​obtained through participatory methods were consistent with those identified by experts for the forest types included in this study. Averages of 112, 98 and 91 Mg C·ha-1 were estimated in conifer-dominated, broadleaf-dominated and mixed-species forest sites, respectively. In some communities there are conflicts over land ownership boundaries and there are some internal conflicts where community agreements have not been respected.

Conclusion:

Participatory methods of tree carbon mapping and measurement support forest management through the generation of reliable data that can facilitate community management of resources. Carbon stocks were associated more with the degree of forest conservation, than with vegetation type, and forest disturbance is more associated with internal and external conflicts than with forest management practices.

Keywords: Community forest management; carbon stocks; land use; tree carbon; REDD+

Introducción

Los bosques cubren cerca de 30 % de la superficie terrestre con casi 4 000 millones de hectáreas (Food and Agriculture Organization of the United Nations [FAO], 2016). Entre 1990 y 2015 se perdieron 129 millones de hectáreas de bosques a nivel global, que equivalen a una pérdida aproximada de 11 Pg (11 000 millones de toneladas) de reservas de carbono por deforestación o degradación forestal (FAO, 2016). Esto mantiene a la pérdida y perturbación de bosques y selvas como la segunda fuente de emisiones directas de CO2 a la atmósfera (Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC], 2014).

En 2008 se puso en marcha el programa REDD+ (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation Plus) como una de las estrategias globales para mitigar el cambio climático. Esta iniciativa tiene por objetivo reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) mediante la conservación y manejo sostenible de los bosques de países en desarrollo (Food and Agriculture Organization of the United Nations, United Nations Development Programme, & United Nations Environment Programme [FAO, UNDP, & UNEP], 2015). REDD+ busca consolidarse como una forma de gobernanza ambiental para el desarrollo sustentable, que contribuya a aliviar la pobreza y desigualdad rural, así como a garantizar la conservación de la biodiversidad (Corbera & Schroeder, 2011). De esa manera, cada nación es responsable de dirigir el programa de acuerdo con sus condiciones particulares, pero con el involucramiento informado y activo de los actores sociales relacionados, entre ellos los grupos indígenas y las comunidades rurales dependientes de los bosques (FAO, UNDP, & UNEP, 2015).

En los países en vías de desarrollo, alrededor de 25 % de los bosques se encuentran bajo esquemas de propiedad o manejo comunitario (Bluffstone, Robinson, & Guthiga, 2013), por lo que es primordial incluir a las comunidades locales en el diseño y aplicación de cualquier política pública que afecte sus territorios. La participación comunitaria en la medición y monitoreo del carbono permite medir físicamente la degradación forestal, la densidad de biomasa y el incremento anual de reservas, variables que difícilmente se pueden medir con fiabilidad mediante tecnologías de percepción remota (Skutsch & McCall, 2011); también permite registrar datos sociales y ambientales de manera simultánea, observar los cambios en sus territorios en tiempo real y explicar con detalle las causas de las pérdidas en las reservas de carbono. Además, la apropiación de técnicas de medición y obtención de datos mejora la capacidad de manejo e impacta en la apropiación del territorio por parte de los usuarios (Butt, Epps, Overman, Iwamura, & Fragoso, 2015; Larrazábal, McCall, Mwampamba, & Skutsch, 2012; Sharma, Deml, Dangal, Rana, & Madigan, 2015). Las comunidades pueden y deberían medir los cambios en sus reservas de carbono como estrategia para un manejo forestal más efectivo, eficiente e integral (Agrawal & Angelsen, 2009; Skutsch & McCall, 2011). En el caso de la medición y monitoreo de carbono forestal, estudios a nivel mundial han reportado que los métodos participativos arrojan datos válidos, robustos y confiables (Hawthorne, Boissière, Felker, & Atmadja, 2016; Larrazábal et al., 2012).

Se ha demostrado que las comunidades que monitorean sus bosques también los manejan mejor (Gibson, Williams, & Ostrom, 2005). En México, 55 % de las tierras forestales se encuentran bajo esquemas de propiedad comunal (Madrid, Nuñez, Quiroz, & Rodríguez, 2009). A pesar de que la Estrategia Nacional REDD+ (ENAREDD+) no considera la participación comunitaria como parte de su sistema de medición, reporte y verificación (MRV), sí tiene entre sus objetivos desarrollar capacidades en las comunidades para que lleven a cabo mejores prácticas de manejo forestal (Comisión Nacional Forestal [CONAFOR], 2014; Ellis, Rodriguez-Ward, Romero-Montero, & Hernández, 2015). En este sentido, si las comunidades son capaces de incrementar sus reservas de carbono en lugar de solo reducir sus pérdidas, tendrían la posibilidad de participar en mercados voluntarios de carbono, externos a los programas gubernamentales, y vender los créditos por los incrementos certificados (Balderas & Skutsch, 2012).

Los objetivos del presente estudio fueron estimar las reservas de carbono en bosques de propiedad comunal mediante métodos de mapeo y medición participativa, e identificar los usos del suelo, elementos prioritarios del paisaje y conflictos forestales que puedan tener influencia en el mantenimiento o incremento de las reservas de carbono. El estudio se realizó en un área prioritaria de conservación a nivel internacional: la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura [UNESCO], 2008), que forma parte de la cuenca alta del Río Cutzamala, una de las regiones de atención prioritaria para REDD+ en México (Ellis et al., 2015), dada su importancia para la provisión de agua a la región más densamente poblada del país.

Materiales y métodos

Área de estudio

La Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM), en relación con su gradiente altitudinal que va entre 2 400 y 3 620 m, presenta asociaciones vegetales de bosques de encino (Quercus sp.), pino (Pinus sp.), oyamel (Abies religiosa [Kunth] Schltdl. & Cham.) y mixtos (Giménez, Ramírez, & Pinto, 2003). Los bosques de oyamel son el hábitat donde se establecen las colonias de mariposa monarca (Danaus plexippus L.) que pasan el invierno (noviembre a marzo) en México (UNESCO, 2008). Durante más de 10 siglos, estos bosques han sido aprovechados por la población local, ya que alrededor de ellos se han establecido importantes asentamientos humanos dependientes del aprovechamiento de recursos naturales. Evidencia de ello son las ruinas prehispánicas de gran jerarquía de Ziráhuato (650-1500 d. C.; Guzmán, 2012) en el municipio de Zitácuaro, así como las ruinas de varias haciendas agrícolas, forestales y mineras de la época colonial que se observan en los alrededores de la reserva.

La RBMM cubre 56 259 ha divididas en tres zonas núcleo (13 554 ha) y dos zonas de amortiguamiento (42 705 ha). Por ley, en las zonas núcleo solo pueden realizarse actividades de investigación y educación ambiental que no alteren el hábitat. En las zonas de amortiguamiento se permiten actividades productivas sustentables controladas como ecoturismo, manejo forestal y producción agrícola (Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca [SEMARNAP], 2000). A lo largo del siglo XX, la mayor parte del territorio que actualmente conforma la RBMM fue otorgada a núcleos agrarios en propiedad comunal (ejidos y comunidades indígenas). La reserva también incluye algunas propiedades privadas, un predio federal y otro estatal. En las dos formas de tenencia comunal de la tierra, quienes poseen título de ejidatario o comunero son quienes toman decisiones sobre los recursos comunes del núcleo agrario (Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, 1992).

En este trabajo participaron cuatro núcleos agrarios del municipio de Zitácuaro: las comunidades indígenas de Carpinteros, Donaciano Ojeda y Francisco Serrato, y el ejido San Juan Zitácuaro. Todos cuentan con terrenos forestales parcialmente dentro de la RBMM y cubren una superficie total de 6 563 ha (Figura 1). Cada núcleo agrario muestra niveles distintos de presión antrópica sobre el bosque (Cuadro 1), reflejados en su grado de conservación.

Figura 1 Localización del área de estudio en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM). 

Cuadro 1 Tipo de tenencia de la tierra, presión antrópica y cubiertas del suelo por núcleo agrario en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM). 

Características Carpinteros Donaciano Ojeda Francisco Serrato San Juan Zitácuaro
1Tipo de tenencia de la tierra Comunidad indígena Comunidad indígena Comunidad indígena Ejido
1Superficie total (ha) 857 2 597 1 841 1 268
1Número de ejidatarios/comuneros 218 666 234 144
2Número de habitantes 860 2 264 2 561 1 922
3Superficie (ha) de bosque por ejidatario/comunero 2.8 2.5 4.3 6.2
3Superficie (ha) de bosque por habitante 0.7 0.7 0.4 0.5
4Periodo con permiso de aprovechamiento forestal - 1996-1999 1995-1997 1995-2016
3Pérdida de bosque denso 1993-2015 (ha) - -45 -142 -27
3Bosques 2015 (%) 71 65 55 70
3Cultivos, pastos y arbustos secundarios (%) 9 22 42 7
3Plantaciones frutícolas (%) 20 13 3 20
3Núcleos urbanos (%) 0 0 0 3

Fuente: 1Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA, 2017); para el ejido San Juan Zitácuaro, los datos fueron estimados en campo, ya que no cuenta con certificación oficial PROCEDE (Programa de Certificación de Derechos Ejidales). 2Censo de Población y Vivienda 2010 (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2017). 3Cálculos propios, a partir de la actualización 2015 de Navarrete, Ramírez, y Pérez-Salicrup (2011). 4Datos proporcionados por la Delegación Michoacán de la SEMARNAT (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales).

Mapeo participativo de la condición del bosque

Se realizaron talleres de mapeo participativo, uno por comunidad, en los que participaron las autoridades correspondientes y habitantes interesados en las actividades forestales. En cada taller se hicieron charlas sobre el proyecto y la importancia del servicio ecosistémico de captura de carbono. Tanto en los talleres como en las demás tareas del proyecto colaboraron ingenieros forestales de Alternare A. C. y geógrafos, ecólogos y ambientólogos de la UNAM-Campus Morelia.

Se imprimieron imágenes de satélite de alta resolución obtenidas de Google Earth Pro (2014) en fotomapas de 120 x 70 cm (escala entre 1:5000 y 1:10000, según la extensión de cada núcleo agrario), donde se apreciaban las condiciones de densidad del arbolado y fragmentación de los bosques. A cada fotomapa solo se agregó el lindero del núcleo agrario correspondiente.

Se formaron tres equipos por comunidad; cada equipo incluía de cinco a 10 personas que conocían el bosque con claridad. Sobre los fotomapas, los participantes de cada comunidad se encargaron de marcar las condiciones forestales de su predio, tales como: especies dominantes, actividades de manejo y estado de conservación del bosque (bosques densos sin perturbaciones en las últimas tres décadas o bosques abiertos resultado de extracciones u otras perturbaciones). Los participantes también identificaron cualquier uso, evento o recurso relacionado con sus actividades forestales y agrícolas que consideraran relevantes. Los mapas de todos los equipos se integraron en un solo mapa por núcleo agrario, para identificar los elementos comunes señalados y así reducir la subjetividad inherente de este método de mapeo.

Selección de sitios de muestreo

El muestreo en campo se hizo con base en los procedimientos descritos por Skutsch y Benet (2014). El equipo técnico calculó el número de sitios (n) a muestrear utilizando la siguiente fórmula:

n=CV2Z2E2

donde,

CV = coeficiente de variación del área basal (%)

Z = Nivel de confianza (90 %)

E = margen de error (10 %).

Para calcular el CV se aplicó un muestreo previo en diferentes tipos y condiciones del bosque del área de estudio. El número de puntos resultantes (24) se distribuyó en partes iguales entre los cuatro núcleos agrarios. El equipo técnico propuso la distribución de los sitios con base en los resultados del mapeo participativo, los gradientes altitudinales que representan las formaciones vegetales (Giménez et al., 2003) y las cubiertas del suelo reportadas en los trabajos de Champó-Jiménez, Valderrama-Landeros, y España-Boquera (2012), López-García y Vega (2010) y Ramírez, Miranda, Zubieta, y Jiménez (2007).

La propuesta fue revisada por las autoridades comunitarias, quienes hicieron ajustes para asegurar la accesibilidad y el muestreo en sitios de su interés, como áreas en riesgo o afectadas por tala ilegal, y áreas con programas de reforestación o donde han favorecido la regeneración natural. Al final se acordaron 31 sitios, siete u ocho por núcleo agrario, cubriendo las formaciones vegetales y estados de conservación presentes en cada comunidad.

Brigadas de medición de biomasa

Las autoridades comunitarias asignaron brigadas de tres o cuatro participantes para ubicar los sitios de muestreo y hacer la medición dasométrica en los árboles. Los brigadistas fueron miembros de los comités de vigilancia o brigadas forestales, conocedores de los bosques y el territorio de la comunidad. Una segunda ronda de talleres in situ, de un día por comunidad, se realizó para instruir a los brigadistas en la delimitación, distribución y tamaño de las parcelas y subparcelas de muestreo; así como para medir el diámetro a la altura del pecho (DAP) y distancias y ángulos para derivar las alturas de los árboles (Skutsch & Benet, 2014). Para ello se proporcionaron cintas diamétricas y cintas métricas de topógrafo, brújulas, clinómetros y cintas de marcaje (flagging tape). Asimismo, los participantes aprendieron las funciones básicas del GPS (Garmin GPSMAP® 60C) para la identificación de coordenadas centrales y elevación de los sitios de muestreo.

Muestreo en campo

Se aplicó un método de muestreo por conglomerados de cuatro parcelas circulares por sitio (CONAFOR, 2012) (Figura 2). Cada parcela estuvo formada por dos círculos concéntricos de 12.5 m y 2 m de radio, equivalentes a 491 m2 y 12 m2, respectivamente. En el primero se registraron los árboles con DAP > 7.5 cm y en el segundo todos los individuos de regeneración >25 cm de altura y DAP ≤ 7.5 cm (Skutsch & Benet, 2014). Primero se marcó el árbol central y se tomaron las coordenadas del centro de la parcela. A partir de este árbol se tendió la cinta métrica con dirección al norte magnético a lo largo del radio de 12.5 m; se giró en sentido de las manecillas del reloj hasta cubrir toda la parcela. Cada árbol sobre dicho radio se marcó y se registró en un formato señalando la especie y medida de DAP, así como la distancia desde un punto que permitiera ver la base y la copa, para obtener los ángulos de inclinación. Esta parte del trabajo estuvo a cargo de los brigadistas supervisados por el equipo técnico de Alternare.

Figura 2 Diseño de muestreo por conglomerado de cuatro parcelas por sitio, para la medición de variables dasométricas. 

En los formatos de registro, los brigadistas anotaron el nombre común de cada árbol y los cotejaron con una guía de vegetación de la RBMM (Cornejo-Tenorio & Ibarra-Manriquez, 2008). En los casos de duda, los árboles se registraron con un identificador consecutivo y se colectó una muestra para su identificación por especialistas de la UNAM Campus-Morelia.

El muestreo se hizo durante cinco días por comunidad, con un levantamiento de entre cuatro y ocho parcelas por día (uno o dos sitios), dependiendo de la distancia para llegar al sitio, del número de árboles por parcela y del progreso en el dominio del muestreo. En este proceso, el equipo de académicos registró, de manera sistemática, el desempeño de cada brigada respecto a tres criterios: interés e iniciativa, organización, y dominio de los materiales y mediciones.

Estimación de carbono arbóreo

Con los datos registrados por los brigadistas locales y supervisados por los técnicos de Alternare A. C., los participantes de la UNAM-Campus Morelia calcularon la biomasa aérea y carbono arbóreo. En estos cálculos se aplicaron ecuaciones alométricas no lineales disponibles para las especies identificadas (Cuadro 2), dando preferencia a las generadas para especies de regiones próximas y de condiciones climáticas similares, de acuerdo con las recomendaciones del IPCC (2003). La mayoría de las ecuaciones disponibles para especies mexicanas estiman biomasa y solo requieren el DAP para hacer la estimación (Rojas-García, de Jong, Martínez-Zurimendí, & Paz-Pellat, 2015); para el cálculo de carbono arbóreo se asumió que representa 50 % de la biomasa (IPCC, 2003). En el caso de las latifoliadas de las que no se encontró ecuación alométrica específica se usó el modelo regional para Quercus sp. propuesto por Návar (2009), en lugar de usar alguna ecuación general para especies pantropicales (Gibbs, Brown, Niles, & Foley, 2007).

Cuadro 2 Ecuaciones alométricas utilizadas para estimar la biomasa aérea de especies presentes en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. 

Especie Ecuación Fuente
Abies religiosa B = 0.0754 * (DAP^2.513) Avendaño, Acosta, Carrillo, y Etchevers (2009)
Ageratina mairetiana B = 0.0890 * (DAP^2.5226) Návar (2009)
Arbutus sp. . .
Buddleja cordata . .
Comarostaphylis longifolia . .
Cornus disciflora . .
Crataegus mexicana . .
Ilex brandegeana . .
Populus sp. . .
Quercus sp. . .
Styrax argenteus . .
Otras latifoliadas . .
Alnus sp. B = 0.1649 * (DAP^2.2755) Acosta, Carrillo, y Gómez (2011)
Clethra mexicana B = 0.4632 * (DAP^1.8168) Acosta et al. (2011)
Cupressus lindleyi B = 0.5266 * (DAP^1.7712) Rojas-García et al. (2015)
Pinus sp. B = 0.1229 * (DAP^2.3964) Návar (2009)
Ternstroemia sylvatica B = 0.132193 * (DAP^2.49568) Rodríguez, Jiménez, Aguirre, Treviño, y Razo (2009)

La biomasa aérea y contenido de carbono se calcularon por individuo, parcela y sitio. Con propósitos comparativos, el valor de este último se extrapoló a valores por hectárea. Los valores promedio se calcularon por tipo de vegetación potencial (Giménez et al., 2003) y por tipo de vegetación real, determinada por la dominancia (>75 %) de un grupo de especies (coníferas o latifoliadas) (Jardel, 2015).

Reconocimiento de los usos del bosque

Durante los talleres de información y mapeo participativo, toma de datos en campo y revisión de resultados (tercera ronda de talleres de un día por comunidad), se realizaron entrevistas semiestructuradas a participantes, brigadistas y autoridades. Se obtuvo información general sobre los usos del suelo, impactos y logros de la comunidad en el manejo del bosque; de los acuerdos para el acceso a los recursos forestales, violaciones a tales convenios y sanciones correspondientes; y de los conflictos e historia ambiental del predio.

Resultados y discusión

Los talleres de mapeo participativo arrojaron información general sobre los bosques de cada comunidad y su estado de conservación. La información obtenida con métodos participativos, además de mostrar fenómenos y objetos espaciales físicos, también expone relaciones y eventos prioritarios para las personas que viven y perciben esos espacios (McCall, Skutsch, & Chutz, 2016; Norris, 2014). Esto da como resultado que las comunidades se involucren en el manejo del territorio y sus recursos, así como en las acciones para enfrentar el cambio climático (Pokorny et al., 2008; Sheppard et al., 2011).

En las comunidades participantes se identificaron aprovechamientos regulados, así como talas clandestinas, incendios, plagas y deslizamientos de tierras que alteraron la estructura y dinámica de los bosques. Se señalaron también áreas de recuperación donde destacaron las reforestaciones y la regeneración natural. Otros aspectos relevantes que se representaron en los mapas fueron los conflictos por límites de propiedad de la tierra, así como algunos componentes importantes del bosque, entre ellos, manantiales, lugares de recolección de leña, sitios con fauna de interés y sitios de recolecta de productos no maderables (Figura 3). Lo anterior crea mosaicos complejos de distintos grados de conservación, estructura y composición arbórea que, al igual que en otras partes del país, se reflejan en amplios rangos de reservas de carbono por tipo de vegetación. En México, la literatura especializada sobre bosques templados reporta valores entre 60 y 155 Mg C·ha-1 para bosques de encino y bosques mixtos de pino-encino; entre 40 y 200 Mg C·ha-1 en los de pino; y entre 80 y 180 Mg C·ha-1 en bosques de oyamel (Álvarez & Rubio, 2013; De Jong, 2001; Návar, 2009; Ordóñez et al., 2008; Razo, Gordillo, Rodríguez, Mayacotte & Acevedo, 2013; Rodríguez et al., 2009).

Figura 3 Ejemplo del resultado de la integración del mapeo participativo: comunidades indígenas de Carpinteros, Donaciano Ojeda y Francisco Serrato en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM). 

El Cuadro 3 muestra que, dentro del área núcleo de la RBMM, las estimaciones de carbono aéreo forestal fueron más altas en los sitios de muestreo dominados por coníferas (A. religiosa y A. religiosa-Pinus sp.) con valores entre 51 y 210 Mg C·ha-1. En los sitios donde predominan las latifoliadas (Quercus sp. y Alnus sp. y otras especies de hoja ancha) se registraron entre 40 y 154 Mg C·ha-1, y en los sitos codominados por coníferas y latifoliadas se determinaron valores entre 15 y 157 Mg C·ha-1. Estos intervalos se explican más por los grados de conservación del sitio que por la composición de la vegetación. Por otra parte, debido al manejo, las especies dominantes encontradas en varios casos no corresponden a las asociaciones vegetales potenciales del piso bioclimático en el que se encuentran (Giménez et al., 2003).

Cuadro 3 Contenido de carbono arbóreo por sitio de muestreo y tipo de vegetación en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. 

Sitio Coordenadas Altitud (m) Carbono (Mg·ha-1) Arbolado dominante Vegetación potencial1
Comunidad indígena Carpinteros
La Cabaña 19.530° N, 100.298° W 3 121 51 Coníferas Oyamel
Mesa Chica 19.527° N, 100.301° W 3 016 136 Mixto Oyamel
Debajo Mesa Chica 19.523° N, 100.300° W 2 898 136 Mixto Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Los Pozos 19.515° N, 100.313° W 2 615 109 Mixto Pino-encino- especies de hoja ancha
Cerca de Piedra 19.503° N, 100.304° W 2 492 92 Mixto Pino-encino- especies de hoja ancha
El Voladero 19.505° N, 100.317° W 2 480 78 Mixto Pino-encino- especies de hoja ancha
Magueyitos 19.495° N, 100.306° W 2 361 57 Latifoliadas Pino-encino- especies de hoja ancha
El Espinal 19.505° N, 100.327° W 2 270 62 Mixto Pino-encino- especies de hoja ancha
Comunidad indígena Donaciano Ojeda
El Cuartel 19.539° N, 100.284° W 3 001 210 Coníferas Oyamel
La Rosa 19.534° N, 100.287° W 2 979 174 Coníferas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Chivatí 19.540° N, 100.297° W 2 947 71 Coníferas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Piedra Encimada 19.538° N, 100.271° W 2 885 117 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
El Puerto 19.511° N, 100.292° W 2 647 125 Latifoliadas Pino-encino-especies de hoja ancha
El Salto 19.516° N, 100.273° W 2 633 128 Latifoliadas Pino-encino-especies de hoja ancha
Chisña 19.499° N, 100.288° W 2 384 98 Latifoliadas Pino-encino-especies de hoja ancha
Comunidad indígena Francisco Serrato
La Cebolleta 19.543° N, 100.256° W 3 064 78 Mixto Oyamel
Salistrillo 19.541° N, 100.244° W 3 048 26 Mixto Oyamel
Loma Caño Seco 19.532° N, 100.264° W 2 875 154 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Loma del Gallinero 19.535° N, 100.253° W 2 874 141 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Xoreje 19.522° N, 100.254° W 2 715 110 Coníferas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Madroños 19.517° N, 100.258° W 2 625 57 Coníferas Pino-encino-especies de hoja ancha
Tercera Manzana 19.487° N, 100.268° W 2 387 32 Mixto Pino-encino-especies de hoja ancha
Parador ecoturístico 19.481° N, 100.280° W 2 232 103 Mixto Pino-encino-especies de hoja ancha
Ejido San Juan Zitácuaro
Cima Cacique 19.389° N, 100.316° W 3 184 15 Mixto Oyamel
Intermedio 19.381° N, 100.311° W 2 840 79 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Agua de la Difunta 19.384° N, 100.307° W 2 800 84 Mixto Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Caseta 2 19.430° N, 100.259° W 2 751 157 Mixto Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Reforestación Cacique 19.378° N, 100.302° W 2 750 40 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Mesa del León 19.376° N, 100.317° W 2 668 40 Latifoliadas Oyamel-pino-especies de hoja ancha
Caseta 1 19.442° N, 100.261° W 2 575 157 Mixto Pino-encino-especies de hoja ancha
La Charca 19.439° N, 100.273° W 2 465 97 Mixto Pino-encino-especies de hoja ancha

1Arbolado dominante del piso bioclimático correspondiente, según Giménez et al. (2003).

La confiabilidad de las mediciones obtenidas por métodos participativos está bien documentada (Butt et al., 2015; Larrazábal et al., 2012; Skutsch & McCall, 2011), así como la exactitud de la aplicación de modelos alométricos. Se estima que solo el DAP explica 95 % de las reservas de carbono en los bosques tropicales (Gibbs et al., 2007). Esta cifra puede incrementarse si se usan ecuaciones alométricas específicas locales (Álvarez et al., 2011; Vieilledent et al., 2012).

Los valores encontrados y los de referencia permiten inferir que estas comunidades tienen potencial para la captura y almacenamiento de carbono. Los brigadistas percibieron esta situación al momento de visitar los sitios y la transmitieron a las autoridades para su consideración en los planes de manejo forestal en desarrollo. Es importante reconocer que el potencial para la captura de carbono no es consecuencia solo de los estados ecológicos de conservación del bosque, sino también de la existencia de instituciones locales que sean capaces de organizarse para realizar actividades forestales (Barsimantov & Navia, 2012; Gibson et al., 2005).

El Cuadro 4 indica que la comunidad indígena Donaciano Ojeda tuvo el contenido de carbono más alto (132 ± 46 Mg C·ha-1). Allí hacen una inversión muy importante en esfuerzo y recursos para vigilar su bosque de forma organizada y evitar la extracción ilegal de árboles por personas ajenas a la comunidad. También realizan recorridos frecuentes para dar seguimiento de las condiciones de su bosque e identifican, con precisión, los sitios donde recientemente se ha extraído madera. Por su trabajo de vigilancia y cuidado del bosque, la comunidad recibió Mención Honorífica en el Reconocimiento a la Conservación de la Naturaleza en 2013.

Cuadro 4 Contenido de carbono arbóreo por tipo de bosque y por comunidad de estudio en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca. 

Clasificación de estudio Carbono arbóreo (Mg C·ha-1)
Arbolado dominante
Coníferas 112 ± 66
Latifoliadas 98 ± 42
Mixto 91 ± 45
Vegetación potencial
Oyamel 86 ± 75
Oyamel-pino-especies de hoja ancha 109 ± 45
Pino-encino-especies de hoja ancha 92 ± 34
Comunidad
Comunidad indígena Carpinteros 90 ± 34
Comunidad indígena Donaciano Ojeda 132 ± 46
Comunidad indígena Francisco Serrato 88 ± 48
Ejido San Juan Zitácuaro 84 ± 53

± Desviación estándar de la media.

En la comunidad indígena Carpinteros, el promedio de carbono en los sitios muestreados alcanza 90 ± 34 Mg C·ha-1 (Cuadro 4), lo cual denota la dominancia de bosques jóvenes, resultado de perturbaciones de hace dos a tres décadas. A partir de la declaración de la RBMM, la comunidad ha trabajado organizadamente en la recuperación de su arbolado a través de reforestaciones, vigilancia del bosque y control de la frontera agrícola; también identifica una relación estrecha entre el estado de sus bosques y la disponibilidad de agua para el consumo humano y las actividades productivas. En 2012, la comunidad recibió el Premio Nacional al Mérito Forestal en la categoría de Restauración Forestal. Esta zona presenta un proceso extendido de intensificación del uso del suelo agrícola, ya que han sustituido la mayor parte de sus parcelas de maíz y otros cultivos de autoconsumo por plantaciones de aguacate para exportación, las cuales presentan crecimiento importante en la región oriente del estado. Durante el taller de revisión de resultados, los participantes mencionaron que los datos de las mediciones de carbono arbóreo les sirven para la elaboración del plan de aprovechamiento forestal y que los miembros de las brigadas de medición forman parte del Comité Forestal de la comunidad.

En la comunidad indígena Francisco Serrato, el promedio de carbono arbóreo de los sitios muestreados fue 88 ± 48 Mg C·ha-1 (Cuadro 4). Allí también se han realizado esfuerzos importantes para vigilar sus bosques; los problemas de extracción por miembros ajenos a la comunidad han disminuido en los últimos años, aunque no han desaparecido por completo. La comunidad también enfrenta conflictos internos donde los acuerdos comunitarios no se han respetado por todos, por lo cual hay deterioro forestal causado incluso por los propios habitantes. Durante los recorridos para llegar a las parcelas de muestreo se encontraron evidencias de extracción de árboles fuera de los acuerdos comunitarios y se reportó que no se aplicaron sanciones a los infractores.

En el ejido San Juan Zitácuaro, el promedio de carbono de los sitios muestreados fue el más bajo (84 ± 53 Mg C·ha-1; Cuadro 4), aunque presenta condiciones muy contrastantes en los cuatro fragmentos que constituyen su propiedad. En uno destaca la recuperación del bosque de cerca de 350 ha que hace 45 años eran parcelas agrícolas (Figura 4). A partir de una decisión comunal, los habitantes optaron por la reconversión de esas áreas a bosque a través de una mezcla compleja de reforestación y regeneración natural, para realizar aprovechamientos forestales autorizados. Esta zona se encuentra en proceso de certificación por el Forest Stewardship Council (FSC). En 2011, el ejido obtuvo el Premio Nacional al Mérito Forestal en la categoría de Protección Forestal. Los miembros de esta comunidad hacen referencia a la importancia de cuidar el bosque para garantizar el suministro de agua que permita la intensificación agrícola, y para cambiar los cultivos de subsistencia por huertas de aguacate de alto valor comercial. Esto a su vez se ve como una fuente de financiamiento para las actividades de conservación del bosque. Por otro lado, en el fragmento más alejado del núcleo poblacional se encontraron los bosques con los niveles más bajos de contenido de carbono (Cuadro 2); esta área no tiene vigilancia y es de difícil acceso, lo cual evita atender, de manera oportuna, las perturbaciones naturales (incendios o plagas) o extracciones ilegales.

Figura 4 Ejemplo de reconversión forestal en el ejido San Juan Zitácuaro, Michoacán, 1971-2015. Imagen superior: fragmento de ortofoto R3-20A-11(31) de INEGI, 1971. Imagen inferior: vista de banda pancromática de imagen SPOT 5 585/311 de febrero 2015. 

Los miembros de las brigadas de las cuatro comunidades mostraron interés en aprender las herramientas de medición y monitoreo del arbolado, lo cual representa una señal de condiciones sociales receptivas a la incorporación de nuevas técnicas para el manejo eficiente de sus recursos. En la ENAREDD+, la medición, reporte y verificación participativa (PMRV) no figura como forma de registro de ganancias de carbono o como actividad financiada con recursos del programa (CONAFOR, 2014); sin embargo, las autoridades y brigadistas expresaron motivación tanto en la obtención de datos para mejorar su aprovechamiento forestal y así lograr beneficios económicos para la comunidad, como en la posibilidad de que en determinado momento puedan acceder a fondos por captura de carbono.

Conclusiones

Los datos obtenidos mediante métodos de mapeo y medición participativos para la estimación del carbono arbóreo concuerdan con los generados por expertos. Esto les permite a las comunidades identificar directamente las áreas con potencial para la captura de carbono y para considerarlas en sus planes de manejo. Las herramientas participativas son adaptables a las capacidades, intereses y necesidades de la comunidad; favorecen la concientización; facilitan la discusión comunitaria para la gestión de sus recursos; y ayudan en la vinculación de procesos locales con los objetivos de programas externos en los que pueden participar. Entre los núcleos agrarios analizados, el contenido de reservas de carbono depende más del grado de conservación del sitio que del tipo de vegetación, y la perturbación del bosque está más asociada a situaciones de conflictos internos y externos que al propio manejo forestal.

Agradecimientos

A las autoridades, participantes de los talleres y brigadas de monitoreo de las comunidades indígenas Carpinteros, Donaciano Ojeda y Francisco Serrato, y ejido San Juan Zitácuaro. A la Alianza México REDD+ por el financiamiento del proyecto del cual este trabajo forma parte. Al personal de Alternare A. C. por su apoyo logístico. A Guadalupe Cornejo-Tenorio del IIES-UNAM por su colaboración en la identificación de las especies. A Rufina Rosas, Carlos Corona y Clarissa Guzmán por su apoyo en campo. MIR y DB agradecen el apoyo del proyecto BEST-P (CRN3095) financiado por el Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global (IAI) (US NSF Grant GEO-1128040) y a la Red VESPLAN (CYTED).

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Recibido: 09 de Junio de 2018; Aprobado: 11 de Junio de 2019

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