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Valenciana

versión impresa ISSN 2007-2538

Valenciana vol.12 no.23 Valenciana ene./jun. 2019

https://doi.org/10.15174/rv.v0i23.435 

Reseñas

Mirar no es como ver: ensayos críticos sobre la obra de Efrén Hernández

Sofía Espino Mandujano* 

*Universidad de Guanajuato, México

Berdeja, Juan M.; Osorno, Julián. Mirar no es como ver: ensayos críticos sobre la obra de Efrén Hernández. Santiago de Querétaro: UAQ, 2018.


El libro es una compilación de textos críticos que giran en torno a la obra de Efrén Hernández. Se conforma de una presentación, agradecimientos y tres secciones principales. En la presentación se invita a los lectores a voltear la mirada a la obra del escritor guanajuatense. Efrén, en su época y contexto cultural, siempre fue puesto a un lado, tampoco se le ha considerado en ninguna de los grupos de su época, ni con las vanguardias ni con los Contemporáneos. A pesar de que, como éstos últimos, renovaba formas y plasmaba gran rigor en la escritura, los temas de su interés ni el estilo llegaron a asimilarse al patrón.

Quiero detenerme a pensar en la frase que le da título a esta compilación, la cual aparece en el cuento “Unos cuantos tomates en una repisita”: “Mirar no es como ver. Mirar es entregar el alma al objeto que capturan los ojos. Es algo más que ver, es ver con sed” (30). El trabajo crítico es así: dirigir toda la atención y concentración posibles al hecho artístico, de modo que este libro es eso: la contemplación profunda y apasionada para aprehender, en este caso, la creación literaria.

En la presentación y los agradecimientos, los compiladores comparten que el nacimiento de este proyecto se debe a un aprecio y respeto a la literatura hernandiana, tema visible también en los ensayos críticos de la primera sección que sigue a este apartado. Ahí, se reúnen estudiosos del tema, nacionales e internacionales, como Alejandro Toledo, Yanna Hadatty, Tatiana Bubnova, Julián Osorno, Nayeli de la Cruz, Conrado J. Arranz, Juan Berdeja, David Yagüe, Juan Alberto Bolaños y Rafael Lemus.

Los autores de los ensayos contenidos en el libro convergen en algunos aspectos: la literatura de Hernández es autorreferencial, es decir, su escritura da un reflejo de sí mismo. Se dibujaba incluso en las portadas de sus libros: encorvado y con su característico sombrero, siempre pensante. También se relaciona con frecuencia la obra con su autor. Esto es necesario, pues la propia personalidad del autor responde a los planteamientos filosóficos y problemas dados en su obra.

Hay interés de la paremiología en la narrativa de Hernández, pues en varios de sus cuentos existe una resignificación de refranes y dichos populares. También se halla un interés por las formas clásicas de la poesía y la tradición. La oralidad e intertextualidad siempre están presentes, pero con un tono humorístico. Otra característica general de sus personajes es el dominio del pensamiento: la digresión, divagación y la distracción. Éstos no son sujetos de acción, sino de ideas. El ejercicio del pensamiento captura la atención de Hernández y es visto casi como una rareza de circo, como se imagina en “Carta tal vez de más”: la cosa que piensa. La imaginación, también proceso mental, se ve figurada como un pájaro: libre, que se echa a volar. En varios cuentos, entre ellos “Trenzas” (del que hablaré posteriormente), se describe el pensamiento así, como un ave.

Además, los críticos señalan relaciones y similitudes entre Hernández y otros escritores como Felisberto Hernández o Francisco Tario. La extravagancia era una particularidad atribuida a los tres escritores. Alejandro Toledo los une de la siguiente manera: “comparten un destino marginal, una vocación a la rareza” (28). Todos estos aspectos son analizados con profundidad y rigor en la primera parte del libro.

La siguiente sección titulada “Efrén Hernández a tres voces” reúne tres entrevistas realizadas a Dolores Castro, Juan Bañuelos y Fernando Rodríguez, quienes tuvieron la oportunidad de conocer al autor en cuestión en su espacio más íntimo. Sus comentarios y anécdotas ofrecidos en estas entrevistas brindan una especie de semblanza del escritor leonés y, a su vez, confirman el retrato que su literatura dibuja. En esas líneas se le admira tanto a él como persona como a su legado literario. En palabras de Fernando Rodríguez: “Su vida fue una vida muy sencilla, muy humilde, sin grandes cosas [...] Pero su literatura fue otra cosa. Ahí sí que Hernández no se permitió medianías” (216).

El tercer y último apartado es un regalo sorpresa para los amantes de Efrén Hernández (y de la literatura, en general). “Trenzas” es, hasta ahora, un texto casi desconocido publicado en la revista Phanal. Juan Berdeja lo define como un “híbrido entre cuento y ensayo” (20). El texto trata de la reflexión sobre el cabello. Efrén, o el narrador (¿serán la misma persona?) se dirigen a una lectora femenina para exponer sus ideas al respecto del cabello. Dicha reflexión parte de las ventajas y desventajas del cabello y cómo las mujeres lucen bien cuando éste es largo, al contrario de los varones. La pretensión del cuento-ensayo es exponer más perspectivas del cabello religiosa e historiográficamente. Una vez más, como en otros textos de la narrativa de Hernández, existe la presencia del pensamiento figurado como un ave, la cual es muy sensible y se asusta con el más pequeño sonido. Hacia el final del relato, la exposición del narrador se ve interrumpida por la lectora. Ella, dice el narrador, ha asustado al pájaro y por lo tanto no será posible continuar con la argumentación.

Este libro ofrece las impresiones personales sobre Efrén Hernández; es una llamada a la lectura y es una invitación a su relectura, pero una vez que llegamos a dicha obra, nos daremos cuenta que, en sí, la escritura hernandiana es otra invitación a la lectura y relectura de toda la literatura. Yanna Hadatty recupera, a propósito del cuento “Santa Teresa”, el refrán “todo depende del cristal con que se mire”. A mi parecer, ese dicho es una clave para la crítica literaria: toda interpretación al respecto depende de los ojos que estén ante el objeto artístico. Hadatty agrega: “los elementos siempre son los mismos, pero se renuevan al girar y llegar a una disposición distinta” (46). La magia de la relectura ocurre cuando cambiamos los lentes para leer y descubrimos cosas que no habíamos visto antes.

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