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Península

versión impresa ISSN 1870-5766

Península vol.4 no.1 Mérida ene. 2009

 

Preliminar

 

Daniela Maldonado Cano

 

CEPHCIS, UNAM.

 

Desde hace siglos, el mundo maya ha ejercido una innegable fascinación entre científicos sociales y matemáticos, viajeros, coleccionistas, religiosos, médicos y, en general, entre quienes de una u otra forma han entrado en contacto con su cultura. así, al día de hoy, son innumerables los trabajos e investigaciones que se han centrado en las distintas expresiones de su pasado, su presente, su identidad, sus creencias y su devoción.

No obstante, de la atracción por lo exótico al rigor científico, de las observaciones de los primeros conquistadores a las propuestas de los últimos especialistas, la literatura sobre el tema es abundante pero aún insuficiente para comprender a profundidad uno de los aspectos de mayor impacto de la cultura maya: el ritual. Con trabajos que parten de la antropología cultural, la semiótica, la lingüística, la etnomusicología, la arqueología, la historia de las religiones, entre otros, los investigadores modernos han ofrecido lecturas de variada naturaleza, proponiendo distintos diálogos con los mayas de las Tierras altas y Bajas de México y Guatemala, con quienes luchan por mantener sus tradiciones lo más intactas posibles y con los que han apostado por el cambio para poder sobrevivir. De cualquier modo, entre la historia y el mito, la memoria colectiva de estos pueblos encuentra en el ritual el escenario apropiado para la manifestación de su pasado y sus más diversas aspiraciones. Más o menos complejos, con la participación de especialistas ceremoniales y de la comunidad, o realizados de manera individual; en espacios públicos o en el interior del espacio doméstico, estos rituales poseen un valor particular para la (re)construcción de la identidad y la (su)pervivencia cultural.

Así, a través de la etnografía, la arqueología, la tradición oral y el análisis etnológico, los seis trabajos que aquí se presentan ofrecen distintas aproximaciones al complejo ritual de diversos pueblos mayas, resultado de continuidades y rupturas, mezclas, abandonos y adopciones, cambios y permanencias que responden no sólo a procesos religiosos, sino también a otros sociales, económicos e incluso políticos, que dichos grupos han experimentado a lo largo de su historia, y que han venido a transformar las manifestaciones de sus creencias, preservando el contenido en algunos casos, o bien adecuando éste mientras se busca a toda costa mantener a resguardo las antiguas formas de expresarlo.

Presentados en su versión original en el II Congreso de la Red Europea de Estudios Amerindios "Ritual américa: Configuraciones y recomposiciones de dispositivos y comportamientos rituales del nuevo Mundo, ayer y hoy", organizado por la Sociedad de Americanistas de Bélgica, en Lovaina-la-Nueva, en abril de 2008, los artículos que aquí se incluyen formaron parte del simposio "Horizontes de lo sagrado: lecturas del mundo maya", que bajo la coordinación de quien suscribe, del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, en México, y piero Gorza, de la universidad de Turín, Italia, respondía a la necesidad de ofrecer un panorama general en torno a las expresiones rituales y los diversos elementos —gestos, palabras, ofrendas, rezos y objetos, entre otros— que las constituyen, en las diversas regiones del mundo maya.

El presente número de península inicia con el trabajo "La instrumentalización del way según las escenas de los vasos pintados", de Sebastian Matteo y Asier Rodríguez Manjavacas, de las universidades Libre de Bruselas y Pompeu Fabra, de Cataluña. en él, los autores analizan el papel del way en el mundo maya, desde su iconografía en cerámica —y los elementos que la caracterizan—, a partir de los conceptos nahualli y tonalli, de raíz nahua, sobre los cuales han trabajado diversos investigadores, a pesar de lo cual, como señala Navarrete con respecto al primer término, hasta ahora "han encontrado una ambigüedad irresoluble". por si fuera poco, la discusión se hace más compleja si se considera que no sólo se habla de varios pueblos mayas, sino también el hecho de que en cada lengua de esta familia, el alter ego puede recibir distintos nombres, dependiendo de su naturaleza benéfica o peligrosa, para llegar incluso a omitir la mención del mismo, si se trata de una entidad que represente un riesgo considerable para la seguridad personal o colectiva.

Por su parte, Ma. Josefa Iglesias y Andrés Ciudad Ruiz, de la Universidad Complutense, nos presentan un análisis de los rituales postreros efectuados en una ciudad prehispánica, en el Petén guatemalteco. su lectura vincula estos rituales con la "muerte" —abandono— de determinadas estructuras, o bien con el final de cierto tipo de actividades relacionadas, a su vez, con la desaparición de la dinastía reinante. "Rituales del Clásico Terminal en Machaquilá, Petén" se ocupa de un tema especialmente complicado toda vez que se trabaja a través de los restos materiales, a partir de los cuales —considerando su contexto—, habrá que dilucidar si su disposición fue en efecto el resultado de una actividad ritual, o bien si se debió al abandono precipitado de dichas estructuras o de algunas zonas de la ciudad. De este modo, a la vez que nos presentan su propuesta, los autores nos recuerdan los riesgos que conlleva el proceso de interpretación en el análisis antropológico y etnológico en general.

Desde otra perspectiva, el artículo de Ma. Luisa Vázquez de Ágredos Pascual titulado "El color y lo mortuorio entre los mayas de ayer y hoy. Ritual, magia y cotidianeidad", se centra en el empleo de los pigmentos, especialmente el rojo —proveniente del cinabrio y, posteriormente, de las hematites y tierras rojas— como elemento ceremonial mortuorio, mucho más empleado que otros como el negro, blanco, verde y anaranjado, que también aparecen en estos contextos. en su trabajo, la autora, investigadora del laboratorio de análisis físico-químicos y control medioambiental de Obras de arte, en el Instituto de Restauración del patrimonio de la universidad politécnica de Valencia, advierte que si bien actualmente éste se considera como un rasgo estético-mágico-ritual netamente maya, en realidad tiene sus orígenes entre otros grupos y otros tiempos: las antiguas culturas olmeca y de Tlatilco —en la Costa del Golfo, y el Valle de México, respectivamente—, y destaca su importancia en los ritos funerarios a través de la descripción de los diferentes elementos empleados y su contexto de uso.

Partiendo de referencias históricas, pero apoyada en materiales etnográficos de primera mano, en "Entre santos y cocodrilos. Acercamiento a dos festividades en Tabasco y Guatemala", Teri Erandeni Arias, doctorante del programa de América Antigua y Etnología de la Universidad de Bonn, nos aproxima a las celebraciones marianas efectuadas en Cúlico, Tabasco, y Tactic, en la alta Verapaz, en el marco de las cuales se llevan a cabo las danzas de David y Goliat, en honor a la Inmaculada Concepción, en México, y de la sierpe o K'ap, para venerar a la Virgen de la asunción, en Guatemala. Tanto en el primer caso, que se ubicaría dentro de lo que se ha llamado "danzas de la Conquista", como en el segundo, donde es más claro el origen prehispánico, encontramos a un personaje muy particular: el cocodrilo, una figura con gran carga simbólica, asociada en el mundo maya desde la antigüedad al inframundo, lo húmedo y lo oscuro, pero también al espacio terrestre y celeste, en sus advocaciones de monstruo-dragón y monstruo-ceiba. la pervivencia del ritual hasta nuestros días, y su actual caracterización, nos hablan no sólo de la importancia de determinados elementos en la cosmovisión indígena, sino también de los mecanismos y estrategias de negociación a nivel simbólico que han permitido la continuidad de un complejo sistema de creencias que se niega a desaparecer.

Desde otra perspectiva, Enrique Rodríguez Balam, del Centro Peninsular en Humanidades y Ciencias Sociales de la UNAM, también hace referencia a este entramado de raíces mayas y católicas, que entre los grupos protestantes de Guatemala y Yucatán ha debido reinventarse para sobrevivir a los principios evangélicos y pentecostales, que pretenden desterrarlos de la fe, el pensamiento y el ejercicio ritual de sus nuevos conversos. el análisis que presenta en su artículo "Gesto y ritual. Lecturas sobre el bautismo entre los mayas contemporáneos", el cual se centra en dicha práctica considerando tanto el rito como el dogma, se refiere asimismo al hetz-mek, una ceremonia efectuada entre los mayas peninsulares, que funciona también como una especie de bautismo, y que busca preparar al infante para su vida futura, pero también, para su muerte.

En "Renovando el pacto con los dueños: consideraciones etnográficas sobre las fiestas de san Diego y el hanliko'ol en una comunidad maya de Campeche", David de Ángel García, doctorando del Departamento de Antropología de América de la Universidad Complutense, entabla un diálogo con h-menes y otros especialistas rituales, para ahondar en la figura de los dueños, que entre los mayas yucatecos de Nunkiní parecieran compartir algunos elementos —y a veces algunas funciones— con los santos de origen católico que residen en iglesias y altares familiares, que lo mismo cuidan de los animales, que salvan a la comunidad de un incendio, o a una familia de un ataque con arma de fuego. De mantener una relación recíproca entre ellos y los hombres dependen la supervivencia de la milpa, del monte y, con ellos, del pueblo maya.

Hablando del ritual, quedan muchos aspectos por abordar, porque entre los pueblos indígenas, éste es sin duda un tejido en extremo complejo, lleno de matices. quizás es por eso que ha logrado sobrevivir, a pesar de los cambios y las presiones, debiendo hilarse de muy distintas maneras en cada época y en cada región, aunque el entramado en muchos casos sea el mismo. De cualquier modo, es importante considerarlo como parte de un proceso de pervivencia siempre activo, que se mantiene necesariamente en una dinámica de adaptación, y en el cual algunos elementos se abandonan y otros nuevos se adoptan, para incorporarse a este mosaico tan diverso que es el mundo maya.

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