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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.13 n.1 Texcoco Jan./Mar. 2016

 

Reseña

Domenico Moro. 2011. Nuevo compendio de El Capital. Síntesis del Libro I de El Capital de Karl Marx con referencias Y comparaciones con la realidad contemporánea. Ediciones de Intervención Cultural/El

Rosalío Valseca-Rojas1 

1 Colegio de Postgraduados. Campus Puebla. Km. 125.5 Carretera Federal México-Puebla, Santiago Momoxpan, San Pedro Cholula, Puebla, México. 72760. (rosvalr@hotmail.com)

Moro, Domenico. 2011. Nuevo compendio de El Capital. Síntesis del libro I de El Capital de Karl Marx con referencias Y comparaciones con la realidad contemporánea. Intervención Cultural, El Viejo Topo, 228p. ISBN: 978-84-15216-53-7.


La obra que se reseña se publica en un momento que se caracteriza por el creciente dominio de las relaciones capitalistas de producción, la multiplicación del trabajo asalariado, la aplicación masiva de la ciencia en el proceso de producción, la centralización de la propiedad de los medios de producción, la enorme expansión de los servicios, la imponente dilatación del mercado mundial y por la fuerza con que se presentan las crisis económicas. Con su compendio, Moro pretende tres cosas en función del contexto señalado: identificar y aclarar algunas categorías fundamentales para interpretar el escenario económico social; confrontar con la realidad las categorías contenidas en Das Kapital; y difundir aspectos centrales de la obra fundamental de Karl Marx.

La concepción materialista de la historia identifica las leyes económicas presentes en la sociedad, lo que le permite explicar el funcionamiento conjunto de la economía sobre el que se basa la evolución social. El desarrollo de las contradicciones en la operación del sistema genera las posibilidades de la transformación social, que demanda la intervención activa del sujeto social, clase y partido de clase para hacerla efectiva.

Los hombres se han reproducido materialmente, aprovechando y transformando socialmente los materiales de la naturaleza y estableciendo relaciones entre clases dominantes y dominadas. Las primeras son las propietarias de los medios de producción, ejercen la explotación económica y el dominio político. Las relaciones de producción conforman la estructura de la sociedad, elemento clave para comprender las causas de los fenómenos histórico-sociales.

La superestructura se encuentra integrada por las relaciones jurídicas, las relaciones políticas y las representaciones de la consciencia (ideologías, representaciones artísticas y culturales). El elemento más relevante de la superestructura es el Estado. Los ámbitos de operación de la superestructura se encuentran determinados por las relaciones de producción, donde ejerce gran influencia la clase dominante. Estructura y superestructura tienen una relación dialéctica; ambas interactúan la una sobre la otra, pero el elemento dominante está dado por las relaciones sociales de producción. El concurso del estado no es neutral, sino que está orientado a conservar las relaciones de producción dominantes por medios coercitivos y no coercitivos; en el capitalismo ha sido notoria su participación en el desarrollo del capital, estableciendo leyes, otorgando subsidios, controlando salarios, salvando empresas en dificultades y realizando actividades de soporte social, etcétera.

La inmensa mayoría de los frutos del trabajo en la sociedad actual toman la forma de mercancías; es decir, se destinan a la venta. Las mercancías tienen valor de uso, dado por su utilidad y valor, determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción. En el capitalismo hay una tendencia a la reducción del valor de las mercancías, lo que ha permitido el acceso a los electrodomésticos y automóviles por parte de los obreros en las metrópolis del sistema. La contracción del valor de las mercancías obedece al desarrollo de los medios y los métodos de producción.

El dinero es una mercancía muy específica, resultado de las relaciones sociales de producción e intercambio; es un medio para medir el valor de las mercancías y para el intercambio de ellas. El dinero es el equivalente general del mundo de las mercancías. Con el desarrollo de la producción y la multiplicación de las operaciones de compra y venta de mercancías, el dinero tiende a desmaterializarse de cualquier representación física.

Los precios tienden a coincidir con el valor; se trata de una tendencia porque el capitalista vendedor siempre intenta enajenar la mercancía a precios altos, aprovechando situaciones de monopolio o de exclusividad (marcas, patentes, estrategias de mercadeo, técnicas de comunicación, control de servicios esenciales como agua, energía eléctrica, gas, vivienda) para obtener sobre-ganancias, enfrentar la tendencia a la disminución del valor de las mercancías, el descenso de la tasa de ganancia y las crisis. Dado el valor producido, las variaciones de los precios sólo implican una redistribución del valor entre las clases sociales o los capitalistas. Los precios de monopolio han afectado la capacidad adquisitiva de los asalariados y de sectores industriales no monopolistas.

El valor de las mercancías en el capitalismo es igual a capital constante, capital variable y plusvalía, lo que indica que la jornada de trabajo se divide en dos partes: en trabajo necesario (donde el trabajador genera un valor equivalente a sus medios de subsistencia) y en trabajo excedente (donde el trabajador genera plusvalía). La tasa de plusvalía señala la relación existente entre la plusvalía producida y el capital variable, y la masa de plusvalía es igual al producto de la tasa de plusvalía y el capital variable. El proceso de acumulación de capital tiene su fuente de financiamiento en la plusvalía. Los capitalistas obtienen mayores cantidades de ella mediante el incremento de la jornada de trabajo, con la reducción del trabajo necesario y estableciendo el salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo.

El capital reconoce su ámbito de existencia en la esfera de la producción y en la esfera de la circulación; en la primera el valor se genera, mientras que en la segunda, se realiza. Entre ambas existe una contradicción que genera las crisis cíclicas del capitalismo. La tendencia al incremento de la fuerza productiva del trabajo, que genera una masa enorme de mercancías, se fricciona con la limitada demanda del mercado, principalmente de los asalariados. El límite no indica que las necesidades de consumo de la población se encuentren satisfechas, sino que la capacidad de consumo se encuentra restringida por el nivel de los salarios y la contracción de la masa salarial generada por la introducción de las innovaciones técnicas. El exceso de inversión se manifiesta como superproducción de mercancías que no puede ser sometida por ningún medio, incluido el marketing y el comercio electrónico. La introducción de innovaciones técnicas al proceso de producción y el incremento de la intensidad del trabajo reducen el número de obreros empleados y la masa de plusvalía se mantiene inalterada en el caso de que el descenso del capital variable se vea compensado por el incremento de la tasa de plusvalía; empero, en caso contrario, descienden la masa de plusvalía y la tasa de ganancia (la relación entre la plusvalía y el capital total invertido).

Se reduce el valor de la fuerza de trabajo con la contracción del tiempo de trabajo que se requiere para producir las mercancías propias del consumo obrero. El capitalismo desarrolla la fuerza productiva del trabajo para reducir el necesario e incrementar el excedente. La fuerza productiva del trabajo asciende con la cooperación (el empleo de muchos hombres en el proceso laboral vinculados por un plan); la misma mejora la economía en el empleo de los medios de producción e impulsa a los obreros a la emulación. La cooperación demanda el desarrollo de las actividades de control, dirección y coordinación del proceso laboral. La fuerza productiva del trabajo también prospera con la manufactura (la división del oficio artesanal en las diferentes operaciones parciales que lo componen), pues reduce tiempos muertos y obliga a cada uno de los operarios a emplear solo el tiempo de trabajo necesario, ya que el que desempeña cada uno inicia cuando concluye el del otro. El desarrollo de la manufactura incrementa la división social del trabajo, subdividiendo la rama de la producción en nuevas manufacturas. La fuerza productiva del trabajo progresa además con el empleo de las máquinas. Las mismas no se emplean para disminuir el tiempo de trabajo, el esfuerzo y el cansancio de los trabajadores, sino para incrementar la plusvalía y la cuota de mercado con la reducción del valor de las mercancías. El empleo de las máquinas en el proceso laboral permite la producción en gran escala, el desarrollo de la gran industria, liberar la producción de los límites de los músculos humanos e incrementar la intensidad de la jornada laboral. A su vez, la gran industria genera el desarrollo de los medios de comunicación y de transporte, promueve el mercado mundial, el progreso de la aplicación de las ciencias naturales en el proceso de producción y el inexorable despliegue del trabajo cooperativo. Moro aclara, siguiendo al autor de Das Kapital, los efectos generados por la introducción de las máquinas en la clase obrera, incorporación de fuerza de trabajo infantil y femenina en el proceso laboral, descenso salarial, incremento de la mortalidad infantil, prolongación de la jornada laboral, consumo violento de la fuerza de trabajo, subordinación del obrero a la máquina, desempleo y disminución salarial. El desarrollo del sistema de máquinas implica el desarrollo del trabajo de vigilancia y la división de los obreros en ayudantes y vigilantes. Retomando a Marx y Lenin, Moro especifica otras secuelas sociales generadas por la introducción de las máquinas, la ubicación de obreros en sectores no productores de plusvalía, la saturación del mercado interno, la necesidad de mercados externos, las crisis, la división del mundo en países dominantes y países subordinados (empleados los segundos para la exportación de mercancías y capitales y para ofrecer materias primas y fuerza de trabajo barata para los primeros), la disputa por el ámbito económico internacional, incremento del comercio internacional, incorporación de nuevos sectores y ámbitos geográficos al capitalismo, migración y proletarización. La capacidad productiva del trabajo también se ha ampliado con el uso de la cadena de montaje y el método fordista de trabajo, y con el empleo de máquinas automáticas y del método de trabajo toyotista. Las condiciones de la producción son las de la reproducción. La reproducción económica implica la de las relaciones capitalistas de producción, el divorcio entre los medios de producción y la fuerza de trabajo; la generación de capitalistas por un lado y de asalariados por el otro, así como la generación de riqueza por una parte y de pobreza por la otra.

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