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Agricultura, sociedad y desarrollo

Print version ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.8 n.3 Texcoco Sep./Dec. 2011

 

Artículos

 

Impacto de los apoyos externos en la promoción de cajas de ahorro y crédito comunitario en el medio rural

 

Impact of external supports on community savings and credit associations in the rural environment

 

Esteban Martínez-Dajui, Renato Almorín-Albino

 

Colegio de Postgraduados, Campus Puebla. Km 125.5 Carretera Federal México-Puebla, Santiago Momoxpan, San Pedro Cholula, Puebla, México. 72760. (edajui@colpos.mx) (r_almorin@yahoo.com)

 

Resumen

En este artículo se analiza el efecto que tienen los apoyos externos de tipo financiero y técnico en la promoción y consolidación de un esquema de cajas de ahorro y crédito comunitario con grupos de campesinos. Algunos autores señalan la necesidad de dichos apoyos para fomentar este tipo de esquemas; sin embargo, no existen evidencias que la sustenten. Los resultados del estudio muestran que los apoyos externos otorgados como capital semilla y asistencia técnica, favorecen la promoción de esquemas de ahorro y crédito, pero no la consolidación de estos esquemas, debido a la temporalidad de los proyectos, las formas de otorgamiento, la interferencia de otro tipo de apoyos y las características particulares de cada grupo. Sólo en determinadas situaciones los apoyos externos permiten consolidar esquemas exitosos de ahorro y crédito autogestivo con campesinos; lo cual se explica por la dinámica propia de las unidades domésticas campesinas, cuyo objetivo básico es la sobrevivencia y el ahorro y el crédito comunitario es sólo uno de los factores que ayuda al logro de su objetivo.

Palabras clave: apoyos, campesino, financiamiento rural, México, microcrédito.

 

Abstract

In this article, we analyze the effect that external financial and technical supports have on the promotion and consolidation of a scheme for community savings and credit associations with peasant groups. Some authors point out the need for these supports to encourage this type of schemes; however, there is no evidence to sustain this. Results from this study show that external supports granted as seed money and technical assistance favor the promotion of savings and credit schemes, but not the consolidation of these schemes because of the projects' temporality, allotment mechanisms, interference of other types or supports, and the particular characteristics of each group. Only in certain situations do external supports allow consolidating successful savings and credit schemes with peasants that are self-managing; this is explained by the dynamic present in peasant households, whose basic objective is survival and community savings and credit is only one of the factors that helps them attain their objective.

Key words: supports, peasant, rural funding, México, microcredit.

 

Introducción

En este escrito se analiza el efecto de los apoyos externos de tipo financiero y técnico en la promoción y consolidación de Cajas de Ahorro y Crédito Comunitario (CACC) con grupos de campesinos en las regiones de los valles centrales de Puebla y Oaxaca. Las cajas de ahorro y crédito son unos de los esquemas de financiamiento más antiguos en el medio rural y tienen como características la mutualidad, al tener un autocontrol y regulación de sus recursos monetarios (ahorro y crédito), les da la libertad de usarlos de acuerdo a sus necesidades convirtiéndose en un mecanismo de financiamiento más adecuado para los estratos sociales del medio rural que no tienen acceso al financiamiento formal, a pesar de la introducción, en los últimos años, de un número importante de instituciones microfinancieras que brindan servicios de ahorro y crédito (Robinson, 2001). Sin embargo, éstas actúan como intermediarias financieras, lo que limita el acceso a la población más pobre por la falta de garantías colaterales para tener acceso a un financiamiento (Pommier, 1997).

La búsqueda de esquemas de financiamiento adecuados a las necesidades y expectativas de las sociedades campesinas del medio rural induce a replantear algunos esquemas de autoayuda comunitaria, como las cajas de ahorro y crédito, las cuales podrían lograr que dichas sociedades se involucren en el diseño y manejo de sus propios mecanismos de ahorro y crédito con un enfoque participativo. Las CACC funcionan a través de mecanismos cooperativos y solidarios basados en la confianza mutua y reciprocidad, que coexisten en las comunidades rurales, es decir, utilizan los diversos vínculos establecidos por las diferentes redes sociales locales que a veces no son afines a las metodologías convencionales utilizadas por las instituciones microfinancieras. También, al estar dentro de la comunidad, permite que los socios tengan una proximidad social y geográfica; lo que reduce los costos de transacción.1 En este sentido, los esquemas de ahorro y crédito constituyen un espacio de diálogo y de participación en la comunidad; al ser sujetos colectivos, sirven como mecanismos de gestión de apoyos institucionales y servicios públicos para las comunidades. Por ello se les ubica dentro de la perspectiva teórica del desarrollo alternativo con un enfoque participativo. Bustelo (1992), Vázquez Barquero (1988) y Barroso (2000), arguyen que el desarrollo alternativo es un enfoque endógeno y autónomo, orientado a generar un proceso de participación de los diferentes grupos sociales en la sociedad, lo cual implica impulsar soluciones de pequeña escala, transformaciones estructurales en función de la comunidad, generación de empleo, reducción de desigualdades, basándose iniciativas propias. Esta propuesta favorece un manejo descentralizado de los esquemas de ahorro y crédito comunitario para financiar actividades productivas y de servicios de sus socios.

La gestión y promoción de alternativas de financiamiento para la población de escasos recursos, como es el caso de las CACC no es algo novedoso; existen propuestas que tratan de fomentar estos esquemas mediante apoyos externos de tipo financiero, de asistencia técnica y capacitación, entre otros; para que a través de grupos comunitarios conformen sus cajas de ahorro y crédito y dispongan de un esquema propio de financiamiento. Sin embargo, no hay suficientes evidencias que señalen la forma precisa de cómo lograr la finalidad de dichas propuestas, su funcionalidad y la permanencia que puedan tener en la diversidad de contextos locales del medio rural. Hidalgo (1999) y Zapata et al. (2003), mencionan que los apoyos externos a través de fondos revolventes o capital semilla, asistencia técnica y capacitación son elementos importantes para el desarrollo de éste tipo de cajas de ahorro a nivel local. Sin embargo, los agentes que aportan dichos apoyos muchas veces sólo vienen a distorsionar la dinámica de los grupos locales debido al paternalismo persistente en algunos programas. Por ello, en el artículo se analiza los resultados en la aplicación de un capital semilla y la asistencia técnica en cajas comunitarias de ahorro y crédito.

 

Materiales y Métodos

Se estudiaron 56 grupos de CACC en las regiones de los valles centrales de los estados de Puebla y Oaxaca. Estos grupos fueron beneficiados con US$1500.00 para capital semilla por un periodo de tres años; asistencia técnica y capacitación en aspectos organizativos, administrativos y para actividades productivas por parte de un proyecto denominado Proyecto de Desarrollo Rural Integral Autosostenido (PDRIA)2 ejecutado por un grupo de académicos y técnicos del Colegio de Postgraduados con fondos económicos de la Fundación W. K. Kellogg (PDRIA, 2003). Para analizar los grupos participantes, se les clasificó por formas de organización, como se muestra en el Cuadro 1. En este sentido se buscó responder a: ¿qué tipo de apoyo es el más importante?, ¿en qué periodo se deben otorgar?, ¿basta con los apoyos?, ¿cuáles deben ser las formas operativas de brindarlos y en qué tipo de grupos?

El objetivo de la investigación fue conocer y detectar las formas de operación más adecuadas en el otorgamiento de apoyos externos de tipo financiero a través del capital semilla, la importancia del acompañamiento técnico, y las condiciones que permiten la formación y consolidación de un esquema de ahorro y crédito local en grupos comunitarios. Se partió de la premisa de que existe una respuesta diferenciada por parte de los grupos a los apoyos brindados en capital semilla, asistencia técnica y otros apoyos.

Se realizó un estudio retrospectivo y longitudinal a través de un análisis cuantitativo y cualitativo de cada grupo, utilizando la técnica de revisión documental, la observación participante y entrevistas a profundidad. Para poder comparar y detectar diferencias se usó el siguiente procedimiento: a) sistematización de datos registrados de la operación de cada uno de los grupos; b) análisis de monografías e informes del funcionamiento de cada grupo participante; c) aplicación de una entrevista a 21 personas clave de las CACC, 10 en Oaxaca y 11 en Puebla, seleccionando los casos representativos y; d) entrevista a coordinadores o responsables de los programas o proyectos que otorgaron algún apoyo para la caja.

Para el análisis de la información los grupos se clasificaron por tipo de organización de las dos regiones teniendo como variables: la respuesta de los grupos al pago del capital semilla y de otro tipo apoyos recibidos, la forma de operación interna de la mezcla del capital semilla con sus ahorros, la continuidad de los grupos y participantes en la caja y su relación con la asistencia técnica, los efectos en la dinámica del ahorro y crédito, y el impacto en la comunidad en cuanto a atención a la población y el interés de estas en el esquema. Los indicadores considerados fueron: el tipo de pago del capital semilla (total, parcial y nulo) y la situación del pago de los otros apoyos recibidos por la CACC, préstamos con el apoyo financiero y tasas de interés cobradas al interior de dichas cajas, años de funcionamiento del grupo como caja de ahorro y crédito, estatus asociativo en el grupo, tipo de beneficiarios con préstamos, disposición de apoyos para proyectos productivos colectivos, promedio del número de miembros a través de los años, y el número de otras CACC formadas en las comunidades a partir de la experiencia generada. Toda la información se procesó en fichas de campo y en una base de datos en Excel, utilizando estadísticas descriptivas y comparativas entre las diferentes CACC.

 

Resultados

Los 56 grupos analizados son de campesinos con características socioeconómicas diferenciadas por su ubicación geográfica, tamaño, género, etnia, personalidad jurídica, o adhesión a una organización regional. La mayoría de los grupos (71%) fueron formados con la finalidad de obtener apoyos de programas gubernamentales, o para administrar un bien colectivo; el resto (29%) de los grupos se integraron sólo para formar un grupo de ahorro y préstamo, promovidos por líderes locales y técnicos del PDRIA.

El apoyo financiero - capital semilla -fue proporcionado con el propósito de apoyar a los grupos para atender la demanda inicial de préstamos. La asistencia técnica se brindó a través de un equipo integrado por un director del proyecto, dos coordinadores regionales y cuatro técnicos para apoyar con capacitación y asesoría en aspectos organizativos y administrativos de las CACC y con asistencia técnica en las actividades agropecuarias de las familias participantes.

La administración de estos recursos estuvo bajo la responsabilidad de los participantes de cada una de las CACC a través de un comité (presidente, tesorero y secretario) electo en el grupo de la localidad; algunos grupos que estaban organizados en alguna figura jurídica utilizaron esa condición organizativa para administrar la caja, y en otros formaron un comité exclusivo para ello. La recuperación del capital semilla y el retiro del apoyo técnico fueron durante 2002, cuando el Proyecto que proporcionó los apoyos financieros y técnicos concluyó su operación (PDRIA, 2003).

Aplicación de los recursos

La aplicación de los recursos financieros se realizó de acuerdo a la forma organizativa de cada grupo. Se consideró los grupos que estaban organizados a nivel regional como el caso de la FESSCOT, IAPPAC y UMC y posteriormente los grupos independientes, como se describe en el Cuadro 2.

En las modalidades I, II y III recibieron otros apoyos además de los proporcionados por el PDRIA, estos apoyos fueron otorgados por la Fundación Rabobank y una ONG.3 Todos estos recursos financieros fueron orientados a aumentar el capital de las CACC para lograr un mayor efecto de los créditos. El resto de las CACC solo recibieron recursos del PDRIA.

Características de los socios y formas de operación de las CACC

Los 56 grupos comunitarios de cajas de ahorro y crédito se ubican en 40 comunidades de 25 municipios y tienen un total de 1323 beneficiarios en los valles centrales de Puebla y Oaxaca, de los cuales 69% fueron mujeres, con un promedio de 46 años de edad y seis años de escolaridad. La operación del esquema se fundamentó en las prácticas del ahorro y crédito como elementos fundamentales.

Todas las CACC desarrollaron dinámicas diferenciadas de acuerdo a su contexto social y económico. Se constató que todos los grupos funcionaban bajo un reglamento interno, reglamento que se fundamentaba de acuerdo con la dinámica operativa de cada grupo. En cuanto a la dinámica de los ahorros, la gran mayoría se realizaban semanalmente (90%), y el resto eran mensuales. El monto mínimo ahorrado fue de $10.00 para las aportaciones semanales y de $20.00 para las mensuales, con un máximo de hasta $3000.00. En los casos en que se aportaron mayores cantidades fue por las remesas que recibían las familias del extranjero.

Para el caso del crédito, los intereses cobrados por este servicio fueron variables por el uso o necesidad del financiamiento. La tasas promedio de interés mensual fueron: 3.2% para miembros de la caja, 0.9% para emergencia y 8.2% para personas que no pertenecen a la caja. Los préstamos sin intereses fueron para préstamos de emergencia4 y los de 8 a 10% fueron para personas externas al grupo; los intereses cobrados se transformaron en recursos para las cajas de ahorro y les ayudó a aumentar su capital. La administración de los recursos monetarios del ahorro, el apoyo del capital semilla y los intereses dentro de las CACC, no sólo contribuyó a una disminución de tiempo de liberación del crédito - pudiendo ser emitido en la hora y en cualquier día de la semana - sino también a la satisfacción de las diversas necesidades de los participantes.

Recuperación del capital semilla

La recuperación del capital semilla fue favorable en la mayoría de los grupos participantes en el PDRIA (71.4%), pero con diferente respuesta para cada una de las modalidades de operación. Las mejores modalidades fueron la II, IV y VI, en las cuales se recuperó todo el capital semilla, sin importar la variante en cuanto al plazo de pago y la cantidad. Hubo una respuesta parcialmente favorable al pago en las modalidades III y V, que fue una operación directa sin considerar la forma de organización. En la modalidad I, la recuperación fue desfavorable, a pesar de ser una sola organización a nivel regional, no todos los grupos respondieron para la devolución del capital semilla (Cuadro 3).

Cada modalidad presentó una reacción diferenciada para la devolución de los recursos, esta dinámica se presentó de la siguiente manera:

Modalidad I. Todos los casos en esta modalidad poseen una figura legal y en su gran mayoría se formaron antes de que el Proyecto iniciara su operación; y en su conformación la mayoría son mixtos (hombre y mujeres). Sólo en tres casos son exclusivamente de hombres, un tamaño de 17 miembros en promedio por grupo; 11 de ellos tuvieron apoyos de programas gubernamentales para fines distintos a una caja de ahorro y crédito, antes de iniciar el PDRIA.

Al ser una organización regional la receptora de apoyo del PDRIA y el Rabobank, se convirtió en una intermediaria, descontándoles una cuota a cada grupo por la gestión del apoyo, para el pago al Proyecto. También la FESSSCOT fue la que concentró el pago, el cual solo integró al Proyecto menos de la mitad del capital semilla y solamente cuatro casos pagaron todo el capital semilla al PDRIA, dos por insistencia de un técnico del Proyecto y los otros lo hicieron directamente al PDRIA. Sus características grupales fueron: dos eran mixtos por género, sus líderes del grupo habían sido representante de la FESSSCOT. De los seis casos con respuesta nula al pago, dos de ellos dejaron de funcionar en los primeros dos años, otros dos no tuvieron la capacidad de obligar a sus miembros a pagar los apoyos; en otro el presidente se autoprestó y en el otro fue influenciado por su líder político para no pagar, considerando que el recurso era semejante a otro apoyo recibido en la caja y sin devolverse. Cinco de estos grupos tuvieron apoyos de programas gubernamentales los que tampoco pagaron.

Modalidad II. Bajo esta modalidad hubo dos casos que ingresaron a la FESSSCOT un año después de haberse iniciado el Proyecto; sin embargo, el capital semilla fue otorgado de manera directa. Estos grupos devolvieron el capital semilla al Proyecto y no a los directivos de la organización a la cual pertenecían. Estos grupos se ubican en una microregión diferente a la gran mayoría, aunque también tienen un estatus legal; un grupo es de hombres pertenecientes a una comunidad náhuatl y el otro es un grupo de matrimonios jóvenes; el tamaño promedio de estos grupos es de 25 miembros. Antes, y durante los cuatro años de operación del PDRIA, sólo un grupo recibió apoyo de otros programas gubernamentales.

Modalidad III, En ésta hubo 17 grupos que representan una mayor diversidad organizativa respecto a las otras modalidades. Ocho de éstos estuvieron agremiados a la organización de la IAPPAC, y también se habían formado bajo una figura jurídica legal antes de que el Proyecto iniciara sus operaciones. En la estructura interna de los grupos predominó el género masculino, con un número promedio de 18 miembros. Tenían proyectos productivos en gestión; tres recibieron apoyos para su caja de una ONG. De los otros nueve grupos, cinco no tenían una figura jurídica legal y seis eran de mujeres; siete no tenían apoyo de algún programa gubernamental y sólo tres se formaron antes del PDRIA; cuatro grupos de mujeres también tuvieron otro apoyo por parte de una ONG, pero con una cantidad menor que la de hombres, y un solo grupo de mujeres recibió el apoyo extra del PDRIA.

La respuesta al pago de capital semilla en esta modalidad fue mejor en el subgrupo de Independientes, que en los de la organización regional IAPPAC. En esta modalidad dos grupos tuvieron respuesta negativa al pago, uno fue de hombres, perteneciente a la organización regional, y el otro de mujeres del estrato de Independientes, pero ambos tienen un parentesco muy cercano (son esposos e hijas) y son de la misma localidad, aunque no tuvieron otro apoyo para la caja, pero sí de un programa gubernamental para un proyecto productivo, el cual tampoco pagaron. Los dos casos con respuesta de pago parcial fueron de hombres pertenecientes a la IAPPAC; uno de ellos tuvo apoyo de una ONG con una cantidad mayor al resto, además de apoyos gubernamentales. Ambos tipos de apoyo nunca los pagaron; el otro fue un grupo de 10 miembros, todos con cierto vínculo familiar y no devolvieron el recurso. Sólo dos grupos de mujeres pagaron dichos apoyos, los que también recibieron apoyos de programas gubernamentales durante la operación del PDRIA.

Modalidad IV. En ella solamente hubo un caso con un mayor número de miembros con respecto a los demás grupos de la IAPPAC; tiene más de 10 años de haberse formado, por lo que es uno de los grupos cuya organización está más consolidada, además de haber sido promotor de la organización regional.

Tiene una estructura interna sólida y sus socios son hombres en su mayoría. Ha tenido apoyos de otros programas gubernamentales en proyectos productivos. Este grupo ha estado cumpliendo con los compromisos contraídos. Su proceso de desarrollo le ha permitido construir cierta interacción social y posicionarse en la localidad. La administración de un pozo profundo de agua para riego también le ha permitido tener una consolidación como caja de ahorro. Estas características influyeron para la devolución del capital semilla y el cumplimiento de otros compromisos como créditos contratados.

Modalidad V. A ésta corresponde más de la mitad de los casos de grupos Independientes de Oaxaca. La mayoría de ellos fueron de mujeres y sólo uno estuvo formado totalmente por hombres. De los 10 grupos en esta modalidad, ocho devolvieron el capital semilla. Los dos con respuesta desfavorable fueron los que se formaron un año después de haberse iniciado el proyecto y están integrados por mujeres; uno de ellos venía trabajando sólo para obtener apoyos a cambio de votos, y el otro no logró devolver el recurso por problemas administrativos, ya que su representante concentraba los apoyos y la toma de decisiones, lo cual dificultó la recuperación del recurso.

Modalidad VI. En ésta se concentraron 12 grupos totalmente de mujeres y con más de 10 años de trabajar en grupo y sin ninguna figura jurídica legal. Más de la mitad (siete) pertenecían a la organización regional (UMC) y el resto venía trabajando de manera independiente, el tamaño de estos grupos era de 17 miembros en promedio. Diez recibieron apoyos orientados a resolver problemas de salud y educación. Sólo cuatro grupos, de la UMC, los pagaron, a pesar de que todos pagaron 100% del capital semilla. El recurso destinado para salud y educación no consiguieron pagarlo al 100% debido a la falta de seguimiento por parte del Proyecto.

En las modalidades I y II se observa que los factores que influenciaron para la devolución de los recursos económicos otorgados por el Proyecto fueron: la organización regional como intermediaria para recibir y pagar el capital semilla, el liderazgo de los representantes de cada grupo, los años de haberse formado, la disposición y pago de otros apoyos para la caja y los de programas gubernamentales y los grupos integrados por mujeres.

En la modalidad III influyó en cierta medida la característica de género del grupo, el apoyo otorgado por otro programa para la caja y el de programas gubernamentales, así como la pertenencia a una organización regional. Pero también existió cierta influencia negativa para la recuperación del recurso por las decisiones que realizaba el líder de grupo y las relaciones familiares de dos grupos, lo cual determinó la falta de recuperación. Sin embargo, la modalidad IV, de acuerdo con las características del grupo, como la pertenencia a una organización regional y el género, no afectaron para recuperar y devolver el recurso al Proyecto. Este grupo fue el principal promotor de la organización regional.

En las dos modalidades (V y VI) en la región de Oaxaca, se evidenció la participación de las mujeres en los grupos, así como los años de haberse formado. La característica particular interna del grupo y el estrato organizativo, motivó la recuperación y la devolución de los recursos al Proyecto. Lo anterior indica que no todas las formas de operación fueron determinantes para la devolución de los recursos. Las características particulares de cada grupo, como la participación de las mujeres en la administración de las cajas, los años de trabajar organizados, la influencia de los líderes, la disposición de otros apoyos, tanto para la caja como para proyectos productivos colectivos por parte de otros programas de instituciones gubernamentales y privadas fueron determinantes para la recuperación de los recursos.

El manejo del capital semilla

Una de las finalidades del capital semilla que proporcionó el Proyecto fue incentivar a los grupos a desarrollar una práctica de ahorro; de manera que el recurso proporcionado y los ahorros de los socios de los grupos pudieran construir un capital para financiar actividades productivas, de servicios y emergencias, sin distinguir el origen de los recursos. Sin embargo, los recursos externos se prestaron con intereses más bajos que los aportados por ellos. En otros casos no se cobraba ningún interés y a veces no se recuperaba el recurso; y los recursos de ellos, además de cobrar mayor tasa de interés si se recuperaban a pesar de la insistencia por parte de los coordinadores del Proyecto de combinar el capital semilla con sus ahorros y que le dieran el mismo tratamiento, tratando de que al interior de la caja no lo concibieran como un donativo, sino como un recursos que al final del ciclo de ahorro habría que reintegrarlo a la institución que operó el Proyecto.

Los resultados del manejo diferencial entre capital semilla, sus ahorros, y las actitudes asumidas en cuanto al pago y la diferenciación con respecto a otros apoyos por parte de los grupos en cada una de las modalidades operativas, indican que dicha finalidad no se dio tal como se esperaba (Cuadro 4). Los casos que no diferenciaron el manejo del capital semilla son de todas las modalidades, y aunque es una proporción considerable no es comparable con la de aquellos que no lo diferenciaron claramente y de los que hicieron una diferenciación completa.

Lo anterior muestra que sí se dio un manejo diferenciado en la mayoría de los casos, aunque no repercutió en el pago del capital semilla. También tuvo alguna relación con los grupos que sí tuvieron otros apoyos y no los pagaron, pues al hacer la correlación estadística (coeficiente de correlación τ de Kendall = 0.335) entre éstas dos variables, se confirma que sí existe una asociación significativa, aunque de un nivel bajo medio entre las dos variables debido a la existencia de algunos casos que si los pagaron, pero al correlacionar la respuesta al pago con la diferenciación de los otros apoyos aumenta el nivel de asociación (τ = 0.547), con lo que se refuerza la argumentación de que dichos apoyos interfirieron no solo en el pago del capital semilla, sino también en el manejo del apoyo financiero.

La continuidad de los grupos en el esquema de ahorro y crédito

La continuidad de los grupos se refleja en el número de años que funcionaron dentro del esquema CACC. Durante los dos primeros años cuatro grupos de la región de Puebla dejaron de operar por problemas internos y falta de interés de los miembros para trabajar en grupo; de 2001 a 2002 se dio una disminución significativa (46.4%) en la continuidad siendo mayor (65%) para los casos de Puebla; lo cual coincide con el tiempo de la devolución del apoyo financiero, proporcionado y es cuando los técnicos dejaron de brindar asesoría a los grupos, por la finalización del Proyecto. En el período 2002 a 2006, 50% de los grupos dejaron de funcionar, y actualmente continúan funcionando el otro 50%. La tendencia de continuidad es diferenciada en los estratos organizativos en las modalidades operativas, como se ilustra en las Figuras 1 y 2.

La permanencia de los grupos es mejor para la región de Oaxaca y para la modalidad VI, cuyos grupos corresponden al estrato de la UMC; seguidos por la modalidad III de Puebla, pero con el estrato de grupos independientes, y sólo existe una mejor respuesta en la modalidad IV cuyo grupo perteneció a la IAPPAC. Para las modalidades I y III hay una discontinuidad de los grupos, que en su mayoría eran integrantes de la FESSSCOT e IAPPAC, de la región de Puebla.

La continuidad de los grupos fue favorecida por la inclusión de nuevos participantes o seguidores de estos, ya que en algunos casos disminuyó la de los miembros en ambas formas de comparación -por estrato y modalidad- a excepción de un caso de la modalidad IV en que aumentó (Figuras 3 y 4).

La tendencia de crecimiento en la IAPPAC se debió a un grupo de la modalidad IV, y en FESSSCOT fue por uno de la modalidad I. En el resto de los estratos las tendencias fueron similares, con un incremento inicial, después una disminución y permanencia constante. La salida de miembros fundadores y seguidores en ciertos grupos favoreció que dichos disidentes formaran otras cajas, pero ya sin apoyo de ninguna naturaleza, como se describe en la réplica del esquema.

La permanencia, como indicador de la consolidación del esquema propuesto, se debe a diversos factores; uno de ellos es la desintegración del grupo por razones internas -que no fue tan significativo-. Solamente seis casos dejaron de participar en el proyecto; una de las razones más notable fue por el retiro de los apoyos externos, tanto financieros como técnicos. El estrato de organización regional con figura jurídica no fue favorable a la consolidación, como se evidencia con las dos organizaciones regionales con personalidad jurídica de Puebla, y en la consolidación favorable con la organización regional de Oaxaca sin una figura jurídica. Los grupos Independientes en Oaxaca, por su escasa experiencia en organización, no pudieron consolidarse como esquemas de ahorro y crédito, solamente lo lograron aquellos grupos en que sus representantes desarrollaron liderazgo y experiencia en la administración de los recursos financieros. En Puebla, los grupos que se mantienen presentan experiencia organizativa en su mayoría. Ello evidencia que las modalidades operativas y el pago del capital semilla no influyen en la continuidad y consolidación de las CACC.

La continuidad de los grupos y el efecto de la asistencia técnica

La asesoría y la capacitación desarrollada por los técnicos del Proyecto en la formación de las CACC fue determinante para el proceso de promoción, operación, y en algunos caso la consolidación de los grupos. Ello se observa en la proporción de los grupos que dejaron de operar en los años en que se retiró este apoyo.

La falta de continuidad de los grupos en el esquema CACC indica que la devolución del recurso financiero no garantizó la continuidad de dicho esquema y que se podría explicar por la necesidad del apoyo técnico que la mayoría de los grupos necesitaban, por la respuesta expresada en las entrevistas con la mayoría de los grupos en Oaxaca y Puebla. Aunque hubo 14 casos que no se interesaron por la asesoría, seis antes y ocho después del retiro de los apoyos del Proyecto, debido a problemas internos y a la falta de interés para trabajar de manera organizada. En las visitas realizadas de algunos técnicos que promovieron el PDRIA, notaron que los grupos requerían de cierta presencia y asesoría de agentes externos para reforzar sus actividades. Esta exigencia, por parte de algunos grupos, obedece a que la presencia del técnico en sus asambleas les da cierta formalidad. La opinión de los (as) representantes de las CACC de Oaxaca, expresan "que la presencia de un agente externo institucional lo ven con más formalidad que cuando lo hacen por sí solas, y ello les ayuda a continuar en la caja".

Los resultados anteriores sugieren que el tiempo de asesoría y la capacitación para la mitad de los casos no fue suficiente para apropiarse del esquema de CACC; sobre todo en los grupos que no han alcanzado una consolidación favorable por limitaciones en el manejo administrativo de su caja y la posible dependencia del capital semilla. Pero también en los grupos que permanecen existe la necesidad de un acompañamiento técnico, por lo menos temporalmente.

Efecto de los apoyos externos en la operación financiera

Un efecto del apoyo otorgado por el capital semilla fue motivar el ahorro, el cual se reflejó en el incremento del monto anual ahorrado por grupo para todas las modalidades. Sin embargo, al retirar el apoyo financiero hubo una tendencia a disminuir las aportaciones del ahorro en ambas regiones.

La frecuencia del ahorro, sólo en las modalidades I y II, que pertenecen al estrato organizativo de la FESSSCOT, se modificó a ciclos más cortos, que fue de mensual a semanal. En el resto de las modalidades no hubo cambios, sobre todo en los grupos de Oaxaca, donde su frecuencia fue semanal desde un inicio.

La explicación de las modificaciones se dio por la valoración de los grupos a los beneficios obtenidos a través de los préstamos o en el reparto anual de utilidades, pero sobre todo por la importancia que adquirió este esquema de autoayuda para la satisfacción de sus necesidades; lo que indica que las modificaciones a la frecuencia del ahorro pueden ser un efecto de respuesta al retiro de los apoyos, pero también un indicador de la consolidación del funcionamiento de los grupos, pues los casos que no realizaron modificaciones no se consolidaron.

Otro efecto de los apoyos a través del esquema CACC fue que la mayoría de ellas proporcionaron créditos a personas externas al grupo, aunque cobraron tasas más altas que a los socios de la caja, pero más bajas con respecto a lo que cobran los prestamistas locales.5 Durante los años de operación del PDRIA, la mayoría mantuvo una proporción de créditos de tres socios por un crédito fuera del grupo, con algunas variaciones; en algunos grupos la proporción fue uno a uno y en otros de uno a tres. En cada modalidad fue diferente, aunque de manera general hubo un incremento en el número de préstamos a no socios, pero después del retiro de los apoyos financieros comenzó a disminuir esa tendencia.

Los grupos que siguen funcionando han dejado de realizar préstamos a personas externas a ellos, debido a problemas de morosidad; ante ello, la respuesta de los clientes de algunas cajas fue formar una propia, pero apoyados con algunos miembros o exmiembros de las cajas promovidas, pero ya sin el apoyo del Proyecto; este hecho también muestra el impacto de las cajas a nivel local. Esta práctica de manejo -hacer préstamos a personas externas-, aparentemente influye en la continuidad de la caja, sin embargo no todos los grupos lo realizaron, ya que seis casos que no contemplaron realizar préstamos a gente externa no tuvieron éxito en su continuidad.

La reproducción del esquema

Otro de los efectos de los apoyos externos, fue la integración de miembros de la comunidad a este esquema, ya sea integrándose a las cajas promovidas u organizando otras cajas. Los beneficiarios externos de las cajas, con el paso de los años, se fueron integrando al grupo, pero en otros casos junto con los disidentes formaron otras cajas en la comunidad, tal es el caso de tres grupos en el valle de Puebla y dos en los valles centrales de Oaxaca, pero también en otras dos comunidades algunos habitantes formaron su caja, por el efecto de los resultados positivos, si bien este resultado no se ha dado en todas las localidades donde funcionan las cajas, sin embargo, demuestra que al promover cajas de ahorro con apoyos puede propiciar un proceso multiplicativo sin necesidad de invertir más recursos externos.

Actualmente, en las dos regiones en donde operan las CACC, se tiene evidencia que se han formado alrededor de 26 nuevas cajas de ahorro por efecto de réplica en las comunidades apoyadas por el PDRIA; 16 en valle de Puebla, 10 en los valles centrales de Oaxaca en cuatro y cinco comunidades respectivamente. Hay 18 grupos que a pesar de que la caja de ahorro no estaba operando, siguen organizados y existe el interés de reactivar en cualquier momento la CACC, en otros siete casos que dejaron de operar como CACC algunos de sus miembros se han integrado en otros esquemas de financiamiento local.

 

Discusión de los Resultados

La respuesta positiva a la devolución del apoyo en capital semilla fue favorable para la promoción del esquema CACC; sin embargo, en la continuidad y permanencia, dicha devolución no garantiza la consolidación para la mayoría de casos en el esquema. La adhesión de grupos en alguna organización regional y el estatus jurídico organizacional influyó en cierta medida en la adopción del esquema. En la región Puebla la mayoría eran grupos con una figura formalmente legalizada (SS de S y SPR), y en Oaxaca ni la UMC ni sus grupos adheridos tenían una figura legalizada y fue donde hubo grupos más consolidados.

El efecto más importante de los apoyos en capital semilla, asistencia técnica y de otro tipo, está en la continuidad de 15 grupos y la conformación de otras CACC en algunas comunidades. Existen diferencias entre los diferentes estratos organizativos y la región donde se ubican por las características particulares de cada grupo. Los apoyos que van directamente a promocionar cajas de ahorro local influyen en el funcionamiento, pero no en todos los casos.

La promoción de esquemas de ahorro y crédito en grupos con finalidades diferentes puede favorecer el proceso, pero también limitarlo por desviar la finalidad de autoayuda; si bien es que por los vínculos sociales no se da en todos los casos, ya que muchos de los grupos se forman espontáneamente para adquirir todos los apoyos ofertados del exterior. El funcionamiento de las CACC se dio durante el tiempo que tuvieron el apoyo tanto económico como técnico, después de retirar dichos apoyos el 50% dejó de operar; ello se explica por las actitudes que asumieron los miembros de algunos grupos, en los que todavía persiste la idea de que este tipo de apoyos son una ayuda y por lo tanto no tienen por qué devolverlos. Aquí existe cierta confusión o diferenciación del tipo de recursos aportados del exterior entre un capital semilla, un fondo revolvente y un subsidio por parte de los grupos de campesinos; ellos suponen que todo tipo de recursos del exterior tienen la misma finalidad. La disponibilidad de una gran cantidad de otros apoyos por parte de los grupos influyen en realizar el esfuerzo por ahorrar, a pesar de que se les da la oportunidad y libertad de que ellos mismos puedan definir sus propias normas de funcionamiento, por lo que lo participativo se ve limitado al interés particular que tengan los grupos por el ahorro y crédito y las distracciones que ejercen otros apoyos con una finalidad económica productiva o de carácter asistencialista.

El apoyo técnico está asociado a la escasa permanencia y adopción del esquema, pues a través del tiempo parece haber cierta dependencia de este tipo de apoyo, y se debe al hábito adquirido por los programas gubernamentales de extensión y desarrollo, que crearon una dependencia hacia los técnicos, que a la fecha subsiste y no se ha podido erradicar; creando la idea en algunos actores rurales de que probablemente surjan otros programas y se les otorguen más recursos, incluyendo el apoyo técnico; aquellos grupos que pagaron y dejaron de funcionar es posible que hayan realizado dicho pago con la expectativa de que se les volviera a apoyar, y al no obtener esa ayuda dejaron el esquema CACC.

En relación con la parte organizativa, pese a la afinidad entre sus miembros por razones de parentesco, vecindad y género, la organización de algunas cajas fue débil y todavía la autogestión es incipiente. Pero en los casos exitosos la dinámica organizativa dada por las reuniones sin agentes externos, la rotación de puestos y la toma de decisiones del funcionamiento de su caja por ellos mismos sin el apoyo externo, están generando un proceso autogestivo en el medio rural, como lo plantea Mata García (2002).

El proceso de autogestión está siendo afectado por la complejidad del medio rural, la cual repercute en el desarrollo de esquemas de financiamiento manejado por sus propios miembros. No es suficiente otorgar apoyos para la promoción como lo plantean algunos estudios e informes de proyectos de microfinanzas: se debe considerar la consolidación del esquema con apoyo o acompañamiento técnico a largo plazo para los grupos con poca experiencia organizativa y para los nuevos grupos que surgen por efecto de imitación. (Hidalgo Celarié, 1999; Zapata Martelo et al., 2003).

El manejo del ahorro y crédito como elementos financieros requiere del apoyo de un profesional en finanzas, y ello generaría un costo que este tipo de cajas no están en condiciones de pagar. En este sentido, los apoyos técnicos son importantes en la mayoría de los casos. Sin embargo, otorgar el apoyo técnico en periodos determinados por la temporalidad de un proyecto o programa no es suficiente, ni capacitarlos para tales efectos, por lo que se requiere una capacitación y asistencia técnica permanente, pues esto permitirá a los grupos adquirir confianza, motivación y formalidad con sus agremiados.

Si bien hay algunos efectos positivos en la promoción y consolidación de las cajas y su impacto en la comunidad, no existen patrones y formas que puedan considerarse como las mejores, pues éstas se ven modificadas por la situación específica de cada caso y sus nexos con su entorno, de ahí la respuesta diferenciada hacia los apoyos y el impacto de éstos a nivel local. Dentro de las características particulares de los grupos, de tipo organizativo y la apertura al resto de personas de su localidad, resalta que el crecimiento e impacto no debe darse necesariamente por el crecimiento en número de miembros dentro de un grupo, sino por el aprovechamiento de los diversos nexos o redes sociales locales que sus miembros mantienen, y pueden actuar aislados o integrados dependiendo de las circunstancias particulares. Y por el efecto de imitación se podrían replicar muchas cajas al interior de la comunidad y con ello atender a un mayor número de personas.

El potencial del esquema de CACC radica en que pueden ser otro mecanismo más de autogestión a través de la participación de sus miembros en la administración de sus propios recursos; también la creación de una entidad financiera capaz de atender a personas de la comunidad o de otras comunidades. Los grupos que funcionan exitosamente son un ejemplo para que se repliquen más grupos locales sin el apoyo externo y demuestran la factibilidad del desarrollo participativo, cuyo enfoque aplicado a este esquema permite una mayor inclusión de las personas de escasos recursos en el diseño de esquemas de financiamiento acordes a sus necesidades y características. Esta experiencia indica que para apoyar estas iniciativas se debería reflexionar en cómo y a quien brindarlos y buscar la posibilidad de explorar este tipo de experimentos en otros ámbitos del medio rural para construir una corriente de financiamiento autogestivo para este sector.

Las cajas de ahorro y crédito comunitario, como un sistema de ahorro y crédito no regularizado legalmente, se han venido desarrollando sin el apoyo gubernamental y persisten al margen del marco legal; se adecuan no sólo a los diferentes contextos locales sino a los mismos sistemas económicos. Debido a que ellas mismas generan mecanismos de autocontrol y regulación (que es uno de los puntos que se tratan de atender en la legislación mexicana) a través de una participación efectiva de sus miembros, están organizados e interactúan de diversas formas en el ámbito local y combinan aspectos económicos, sociales y culturales al atender múltiples necesidades relacionadas con el desarrollo rural, lo que es congruente con los planteamientos del enfoque teórico del desarrollo endógeno. Dadas estas características pueden transformase en un modelo alternativo de financiamiento para las clases pobres del medio rural y de aquellos ámbitos donde no están incursionando las microfinancieras regularizadas. (Barroso González, 2000).

 

Conclusiones

Los apoyos externos de tipo financiero y técnico son importantes en la promoción de esquemas de ahorro y crédito local para detonar procesos de formación de cajas de ahorro y crédito comunitario. Para ello deben tomarse en cuenta no sólo las características de las organizaciones comunitarias sino también la forma y condiciones en que dichos apoyos se otorgan.

Los resultados de esta investigación sugieren que antes de promover cajas de ahorro y crédito comunitario es importante seleccionar los grupos, de preferencia mujeres, y hacer un trato directo con cada uno de ellos sin que existan intermediarios, pero también es necesario realizar un diagnóstico de los antecedentes y funcionamiento organizativo de cada grupo. En la operación, para otorgar el capital semilla, debe hacerse por períodos anuales y no rebasar tres años. Para la asistencia técnica debe reconsiderarse manejar períodos más largos, pero haciendo un trato diferenciado por niveles de autogestión de los grupos.

Los apoyos externos de tipo financiero bajo la modalidad de capital semilla, junto con la asistencia técnica, sí favorecen la promoción de esquemas de ahorro y crédito como las cajas comunitarias con grupos de campesinos, pero no en todos los casos su consolidación, la cual se ve afectada por la temporalidad de los proyectos, la interferencia de otros apoyos ofertados por programas gubernamentales y privados, de las formas de otorgar el capital semilla y de las situaciones particulares de los grupos comunitarios.

 

Literatura Citada

Barroso González, María de la O. 2000. Planificación estratégica e instrumentos de desarrollo local. Aplicación al ámbito onubense. Ed. Diputación de Huelva, Huelva.         [ Links ]

Bustelo, P. 1992. Economía del Desarrollo. Un análisis histórico. Madrid, Editorial Complutense.         [ Links ]

Hidalgo Celarié, Nidia. 1999. Cajas de ahorro como estrategia de sobrevivencia de mujeres rurales: caso de la organización SSS Susana Sawyer, Alamos Sonora. Tesis M.C. Colegio de Post-graduados, ISEI, Especialidad en Estudios del Desarrollo Rural. Montecillo México.         [ Links ]

Mata García, Bernardino. 2002. Desarrollo Rural centrado en la pobreza, Universidad Autónoma Chapingo, Chapingo, México.         [ Links ]

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Robinson, Marguerite. S. 2001. La Revolución Microfinanciera. Finanzas sostenibles para los pobres. 2004 por The International Bank or Reconstruction an Development/THE WORLD BANK. 1a impresión de la Edición en español. SAGARPA, INCA Rural. México.         [ Links ]

Vázquez Barquero, A. 1988. Desarrollo Local. Una estrategia de creación de empleo. Madrid, Ed. Pirámide.         [ Links ]

Zapata Martelo, Emma, Verónica Vázquez, Pilar Alberti, Elia Pérez, Josefina López, Aurelia Flores, Nidia Hidalgo, y Laura Elena Garza. 2003. Microfinanciamiento y Empoderamiento de Mujeres Rurales. Las cajas de ahorro y crédito en México. 1a Edición. Colegio de Postgraduados, FINAFIM. Plaza y Valdés, S. A. de C.V. México.         [ Links ]

 

Notas

1 La caja de ahorro como un esquema que ofrece servicios financieros de crédito y ahorro para sus agremiados. No invertir tiempo y dinero para tramitar su crédito fuera de la comunidad implica reducir el costo de los servicios.

2 El objetivo del proyecto fue: diseñar y refinar en campo métodos de trabajo para promover el desarrollo rural con participación de los productores en un marco de sustentabilidad, a través del financiamiento mediante la movilización del ahorro y crédito, asistencia técnica y capacitación con un enfoque de Investigación-Acción.

3 Esta ONG se llama Enlace y Comunicación y opera en la región del Izta-popo Puebla.

4 Este tipo de préstamo fue definido por los mismos miembros de las cajas, y fueron orientados a resolver emergencias como enfermedades, alimentación, ciclo de vida de la familia, pagar deudas, entre otros.

5 Las tasas variaron del 6 al 10 por ciento mensual, con un promedio de 8.2%. Los prestamistas locales cobran más de 10% al mes, por lo general de 20% a 30%. Aunque hubo casos en que no hicieron la diferenciación entre socios o externos, o bien no consideraron realizar prestar a externos.

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