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Región y sociedad

On-line version ISSN 2448-4849Print version ISSN 1870-3925

Región y sociedad vol.12 n.20 Hermosillo Jul./Dec. 2000

 

Artículos

 

¿Aventurero* o defensor de los principios magonistas?: el papel de Jack Mosby en la revuelta de 1911 en Baja California**

 

Lawrence Douglas Taylor Hansen***

 

*** Departamento de Estudios Culturales de El Colegio de la Frontera Norte-Tijuana. Se le puede enviar correspondencia a Blvd. Abelardo L. Rodríguez 2925, Zona del Río, Tijuana, Baja California, C. P. 22320. Correo electrónico: ltaylor@colef.mx

 

Recibido en octubre de 1999
Revisado en febrero del 2000

 

Resumen

En el presente artículo se analiza el papel que desempeñó el estadounidense John R. Mosby, conocido popularmente como Jack Mosby, en la revuelta de 1911 en Baja California encabezada por Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano. Mosby fue uno de los personajes más interesantes y controvertidos de esta campaña. Militar de profesión, también era miembro de los Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo), una organización laboral radical de Estados Unidos que contribuyó a la defensa legal de los miembros de la junta dirigente del PLM, acusados por las autoridades estadounidenses de haber violado las leyes de neutralidad. Se examina la postura de Mosby a lo largo de la lucha, incluyendo las rafees de su apoyo entre los hombres de la Segunda División de los grupos armados liberales en la Baja California, su decisión de sostener los principios de Ricardo Flores Magón y del PLM, así como su determinación de continuar la lucha en la región aun cuando la derrota era casi inevitable.

 

Abstract

In this article the role played by John R. Mosby, an American popularly known as Jack Mosby, in the 1911 revolt in Baja California headed by Ricardo Flores Magón and the Partido Liberal Mexicano (PLM) is analyzed. Mosby was one of the most interesting and controversial figures of this campaign. A soldier by profession, he was also a member of the Industrial Workers of the World, a radical work organization in the United States which contributed to the legal defense of the PLM leaders, which were accused by the American authorities of having violated neutrality laws. Mosby' position throughout the struggle is examined, including the roots of his support among the Second Division of the armed liberal groups in Baja California, his resolution to support the principies of Ricardo Flores Magón and the PLM, as well as his determination to continue the struggle in the region even when defeat was almost inevitable.

 

Introducción

En la actualidad los mexicanos, en general, reconocen a Ricardo Flores Magón como un precursor importante de la Revolución Mexicana. Su reputación ha sido dañada, sin embargo, debido a ciertas circunstancias relacionadas con la ofensiva del Partido Liberal Mexicano en el distrito norte de Baja California en 1911, sobre todo la notable presencia de extranjeros en las filas de los insurrectos. Varios escritores, particularmente los de nacionalidad mexicana, han afirmado que las operaciones de los magonistas en esta región constituyeron una expedición filibustera cuyo propósito fue establecer, con el respaldo económico del gobierno de Estados Unidos, o de individuos y empresas comerciales de aquella nación, una república independiente que posteriormente sería incorporada a la Unión Americana (Velasco Ceba Nos, 1920; García Granados, 1956:143-151; Aidrete, 1958:16-21; Melo de Remes, 1964:13-10, 99-103).

La preponderancia de extranjeros en la campaña bajacaliforniana se debió, en primer lugar, a las ideas magonistas relativas a la "universalidad" de la Revolución. Estas constituyeron una invitación abierta para que voluntarios de diversas nacionalidades se unieran al movimiento, cuyo propósito de largo alcance propugnaba por la transformación económica y social de México y del mundo entero en beneficio del campesino y del obrero. "En las filas liberales", la junta liberal declaraba, "hay hombres que no son de nuestra raza, pero son hermanos nuestros en ideales; son hombres que se sacrifican por romper las cadenas que nos esclavizan, son hombres que codo a codo con los mexicanos están listos a derramar la última gota de su sangre generosa para que las futuras generaciones de nuestra raza sean libres y felices".1 La notable presencia de extranjeros en los grupos armados liberales que combatieron en Baja California también se debió a la escasez de habitantes en el distrito norte de Baja California, lo que obligó a los jefes insurrectos a reclutar voluntarios del estado de California y de otros lugares (San Diego Union, 1911; Blaisdell, 1962:39-47; Turner, 1984:222; Martínez, 1991:486).

Aunque no existen datos precisos, es probable que, de los voluntarios extranjeros que combatieron en las filas de los liberales en Baja California, más del 50 por ciento eran de Estados Unidos, mientras que el resto eran de Canadá, Australia, Sudáfrica y varios países europeos (The New York Times, 1911). Un tercio o más de ellos eran wobblies o miembros de los Industrial Workers of the World (Trabajadores Industriales del Mundo), una organización laboral radical. En varias ocasiones, los líderes de esta organización habían dado apoyo legal a los miembros de la junta magonista, quienes habían sido perseguidos por las autoridades estadounidenses en diferentes ocasiones en el periodo 1906-1910 bajo la acusación de haber violado las leyes de neutralidad de Estados Unidos. Los combatientes wobblies lucharon fundamentalmente por razones ideológicas, al considerar que la ideología y las metas del PLM encajaban bien con las suyas. Los socialistas estadounidenses, al creer en la eficacia de la acción política más que la acción directa, en general no se ofrecieron a combatir con las fuerzas liberales en México. Dado que algunos de los wobblies eran socialistas, es posible que haya habido algunos socialistas entre los hombres de la I.W.W que combatieron en Baja California. Aquellos voluntarios extranjeros magonistas que lucharon por motivos ideológicos, al igual que los combatientes por la libertad que se unieron a los grupos de insurrectos antirreeleccionistas en las otras regiones de México, veían la lucha en México como una cruzada contra el gobierno tiránico de Porfirio Díaz.2

Los demás voluntarios extranjeros magonistas eran, entre otros, aventureros, veteranos y desertores de las fuerzas armadas estadounidenses y de otros ejércitos, vaqueros, miñeros, vagos y criminales. La mayoría de estos hombres fueron sin duda atraídos por la oportunidad de ganar dinero y adquirir terrenos en México. A los voluntarios mexicanos la junta les ofreció, además de la oportunidad de combatir por una causa noble, el sueldo de un peso diario para los soldados rasos y, para los oficiales, sueldos un poco más altos que los que recibían los oficiales del ejército federal de rangos equivalentes.3 A los extranjeros, en cambio, les fueron ofrecidos de 1 00 a 600 dólares en oro (unos 200 y 1,200 pesos respectivamente, con base en el tipo de cambio de la época de dos pesos por dólar) y 160 acres de terrenos (unas 56.7 hectáreas, el tamaño típico de un homestead estadounidense) para cada uno. Es posible que las promesas de un pago monetario y material sustancial a los extranjeros fueran hechas no por Ricardo Flores Magón ni por los demás líderes de la junta, sino por los oficiales de reclutamiento o por los jefes de los grupos armados liberales en Baja California. Quizás estos últimos hayan pensado que, con la posible excepción de los mexicano-norteamericanos y los wobblies, sería difícil reclutar a estadounidenses y otros extranjeros sin ofrecerles algún tipo de pago.4

Uno de los personajes más enigmáticos de los muchos extranjeros que se unieron a la revuelta magonista en México fue el estadounidense John R. Mosby, o "Jack" Mosby, como era conocido popularmente. En el transcurso de la revuelta, la junta magonista gradualmente iba perdiendo el control sobre la dirección de la campaña, en gran parte debido a que los voluntarios extranjeros, a raíz de su creciente número y experiencia militar, acapararon las posiciones de poder del ejército en el campo de las operaciones. Mosby se convirtió en el dirigente de la denominada "segunda división", la unidad más grande de las fuerzas liberales en la península, a principios de junio de 1911, durante una etapa cuando éstas se encontraban en un estado de decadencia. Aunque Mosby no era el líder idóneo para hacerse cargo de la segunda división en este momento, era, por otro lado, uno de los más fieles partidarios de Ricardo Flores Magón y los principios magonistas entre los voluntarios extranjeros liberales. Aun cuando no había mucha probabilidad de que lograran la victoria, Mosby y su grupo siguieron combatiendo a los federales hasta su derrota en la última semana de junio de 1911.

 

El surgimiento de Mosby como cabecilla

La revuelta magonista en Baja California se inició el 29 de enero de 1911 con la captura de la población fronteriza de Mexicali por un grupo de 19 hombres armados a las órdenes de José María Leyva y Simón Berthold Chacón, su subjefe o ayudante."5 Después de la toma de Mexicali, la junta liberal emprendió un programa vigoroso de reclutamiento para proseguir con una ofensiva contra Ensenada y las otras guarniciones federales en la península. Para mediados de febrero, la fuerza rebelde tenía alrededor de 120 combatientes. Además de un núcleo de voluntarios mexicanos procedentes de Estados Unidos y de la región circundante de Mexicali, había un creciente número de estadounidenses y extranjeros de otras nacionalidades miembros de los I.W.W., aventureros, desertores de las fuerzas armadas norteamericanas, vagabundos, mineros desempleados, vaqueros, forajidos, etcétera. Uno de los extranjeros que se unieron a las fuerzas liberales en ese momento fue el estadounidense Jack Mosby.6

Como en el caso de varios de los combatientes extranjeros que lucharon en Baja California en 1911, los datos en torno a la vida de Mosby antes y después de su participación en aquella revuelta son escasos. Según el testimonio que dio a los periodistas, era originario de Kentucky y, al momento de incorporarse a las fuerzas liberales, tenía 33 años de edad. Aseveraba que era hijo de T. N. Mosby, un socio de R T. Barnum, famoso creador de espectáculos, de 1877 a 1879, así como sobrino del coronel John Singleton Mosby, uno de los más destacados comandantes de la caballería del ejército confederado durante la guerra civil estadounidense de 1861 a 1865. También afirmaba que había sido contrabandista de armas en la insurrección cubana contra España en el periodo 1895-1898, teniente de la artiIlería bóer durante la guerra sudafricana de 1899 a 1902, así como participante en la rebelión de Panamá contra el gobierno colombiano en 1903.7

Es posible que Mosby haya exagerado un poco sobre su carrera como aventurero y que, en realidad, sólo había participado en algunas de las campañas mencionadas. Era veterano militar hasta cierto punto. Había servido en la 13° Batería de Artillería de Campaña, durante la estancia de este grupo en el fuerte W A. Russell, así como con en una unidad del cuerpo de los infantes de marina estadounidenses, destacada en la isla Mare, de la cual desertó a principios de 1910 porque estaba aburrido de la vida que lleva un soldado en tiempos de paz. También era un wobbly, o miembro de los I.W.W (Regeneración, 1911 San Diego Union, 1911; Revolutions, 1913: 248; Hamilton, 1913:435; Taft, 1972:552).

El 15 de febrero, en las cercanías de Mexicali, la fuerza liberal derrotó a un contingente de federales procedente de Ensenada, la capital del distrito, y encabezado por el coronel Celso Vega, el jefe político del distrito norte de Baja California. La victoria motivó la adhesión de reclutas adicionales al grupo liberal, muchos de ellos extranjeros.8

La incorporación a la fuerza liberal de un número de extranjeros cada vez más grande provocó discordia entre estos y los reclutas mexicanos. Stanley Williams, un wobbly que se había unido al grupo liberal en la primera semana de febrero, encabezó, bajo su propia iniciativa y sin órdenes de Leyva, a un grupo de 30 voluntarios norteamericanos en un asalto contra Los Algodones, al este de Mexicali. Los atacantes quemaron la aduana antes de regresar a su base. La lucha por el poder, posteriormente, entre Williams y Leyva terminó con la designación de Williams por la junta como comandante de una nueva unidad independiente, llamada la "Legión Extranjera" o "Legión Americana", para proteger a Mexicali contra cualquier ataque desde el este.9

Después de un intento fracasado por parte de Leyva con una porción de las fuerzas liberales de apoderarse de Tecate a mediados de marzo, la junta lo reemplazó el 4 de abril como general por Francisco Vázquez Salinas. Williams, por su parte, al pensar que una victoria adicional lo dejaría comojefe supremo de las fuerzas liberales de la región, atacó con sus hombres al grueso del 8o. Batallón federal comandado por el coronel Miguel Mayol, quien, después de haber llegado a Mexicali en la primera semana de marzo, avanzaba rumbo al delta del río Colorado para defender las obras de riego de esta zona. La muerte de Williams durante este combate (el 8 de abril)10 resultó en la elección del mercenario inglés Caryl Ap Rhys Pryce comojefe de la Legión Extranjera y una exacerbación de las relaciones entre los grupos de liberales mexicanos y extranjeros. Las disputas entre Pryce y Vázquez Salinas terminó con la expulsión de éste a Estados Unidos y el nombramiento por la junta de Francisco Quijada como el nuevo jefe. Para entonces, sin embargo, el contingente de extranjeros había crecido tanto que el grupo de hombres bajo el mando de Pryce constituía la fuerza insurrecta principal.11 Entretanto, poco antes del asalto de Leyva contra Tecate, Berthold había llevado una porción de sus fuerzas, de entre 60 y 70 estadounidenses y mexicanos, en una marcha rumbo al pueblo minero de El Alamo, en el sur. Herido en la pierna por una bala disparada por uno de los exploradores indios federales, Berthold falleció de septicemia y fue sustituido por el coronel José L. Valenzuela como comandante. Después de una semana, los extranjeros del grupo escogieron a uno de sus propios hombres, Jack Mosby, para ser su jefe.12

A pesar de su supuesta carrera como mercenario, Mosby no tenía la pericia militar de Pryce, el otro comandante extranjero, quien contaba con considerable experiencia en el combate como oficial en varias de las campañas imperiales en Sudáfrica, la India y Canadá.13 Además, la capacidad de Mosby para dirigir a los soldados bajo su mando era algo limitada. Era buen orador y los animaba por medio de discursos emotivos cuando la tropa estaba acampada en algún lugar, lo que ayudaba a mantener la unidad entre los hombres. De carácter sereno y afable, era popular entre los soldados. Estas mismas características, sin embargo, hicieron difíciles a veces sus esfuerzos para conservar la disciplina.14

Durante el periodo en que Mosby y su grupo estaban acampados en El Alamo, ocurrió un incidente que prefiguró otros casos que surgirían durante la posterior ocupación de Tijuana por las fuerzas liberales. En un recorrido por la región circundante del pueblo, Mosby ofreció a Newton House, un ranchero estadounidense, el puesto de gobernador de Baja California. Aunque House rechazó la oferta, en caso de que hubiera aceptado, esto habría significado la transferencia de la península —por lo menos nominalmente— al control de los Estados Unidos. Este comportamiento de Mosby, que fue típico de las acciones irresponsables de varios de los jefes de los voluntarios extranjeros de las fuerzas liberales, fue semejante a lo mostrado posteriormente durante la campaña por parte de Pryce, cuando hizo algunas declaraciones a los periodistas de San Diego en las cuales indicó que veía con buenos ojos la posibilidad de que el territorio de Baja California fuera anexado a los Estados Unidos.15

En Mexicali, había ocurrido una ruptura definitiva entre los componentes mexicano y extranjero de las fuerzas liberales. A principios de mayo, Pryce inició un movimiento con sus hombres hacia T¡juana, situada en el oeste. Aunque en una carta fechada el 23 de abril Flores Magón le había ordenado a Pryce atacar a Mayol y al 8o. Batallón, éste ya había decidido marchar contra Tijuana al considerar que la toma de esta población sería de considerable valor estratégico para cualquier ofensiva contra Ensenada. Dejando a Mexicali defendido por alrededor de 100 hombres dirigidos por Quijada, que se conocía a partir de este momento como la "primera división", la columna de Pryce, compuesta en gran parte por la antigua "Legión Extranjera" de Williams, se convirtió en la "segunda división" del incipiente ejército liberal.16

El 20 de abril, Mosby, después de haberse puesto de acuerdo con Pryce, comenzó a dirigir a su grupo rumbo a Tecate, para reunirse en aquel punto con la segunda división en su avance hacia el oeste. La marcha fue lenta y los liberales saquearon los ranchos por el camino para abastecerse de provisiones. Los federales aseveraron que los insurrectos cometieron varias atrocidades en la marcha hacia Tecate. Aun cuando muchas de las acusaciones se originaron de fuentes de información antimagonistas, por lo menos una de ellas fue verídica, según las pruebas existentes! el asesinato de Plácido Mata y los hermanos Jorge y Concepción Masón, que fue ordenado el 30 de abril por Francisco Pacheco, un conocido bandido en los dos lados de la frontera, y que fue llevado a cabo por tres estadounidenses de su grupo.17

El 2 de mayo, mientras que Mosby y sus hombres estuvieron acampados en el rancho de El Carrizo, a unos kilómetros al sur de Tecate, un grupo de federales dirigidos por el capitán Núñez atacó por sorpresa a los liberales. Durante el combate, Mosby fue herido en el pulmón. Dado que los liberales no contaban con ningún tipo de servicio sanitario, los compañeros de Mosby lo llevaron a Tecate, del lado norteamericano de la frontera, de donde fue trasladado posteriormente a San Diego para ser atendido por cirujanos del ejército de Estados Unidos destacados en aquella ciudad. Entretanto, otro wobbly, el capitán Sam Wood, fue electo como jefe interino del grupo acampado en El Carrizo, hasta el momento cuando Mosby pudiera reunirse con el grupo. La columna de Wood pronto se unió a la de Pryce, y juntos emprendieron la marcha sobre Tijuana.18 El 9 de mayo de 1911, la fuerza combinada de estos dos jefes se apoderó de la población, defendida por poco más de 100 hombres dirigidos por el subprefecto José María Larroque y el subteniente Miguel Guerrero, después de una reñida lucha de dos días.19

 

La jefatura de la Segunda División

Para mediados de mayo, era evidente que, con la captura de Ciudad Juárez por los maderistas y otras victorias importantes de esta facción, el régimen de Díaz estaba a punto de derrumbarse. la junta liberal, en cambio, no había enviado ni armamento ni instrucciones a sus fuerzas en la península. El 19 de mayo, durante una visita a San Diego para consultar sobre estos asuntos con el periodista y simpatizante magonista Joh n Kenneth Turner, quien fungía como una especie de enlace entre la junta y los voluntarios extranjeros, Pryce y su ayudante C. W "Melbourne" Hopki ns fueron detenidos sin ningún cargo por las autoridades militares estadounidenses y encarcelados en el fuerte Rosecrans. Fueron dejados en libertad, junto con Mosby y todos los demás prisioneros de guerra insurrectos y federales, en la tarde del día siguiente. Pryce y Hopkins regresaron a Tijuana, mientras que Mosby permaneció en el hospital militar para recuperarse completamente de su herida.20

El 30 de mayo, Pryce y Hopkins salieron rumbo a Los Angeles para descubrir la razón por la cual la junta no les había enviado el armamento que habían pedido a cambio del dinero —800 dólares aproximadamente— que los rebeldes habían recaudado a través de la apertura de Tijuana al turismo y el establecimiento de casinos en la población. También querían discutir con la junta el futuro de la rebelión en vista de la victoria antirreeleccionista en el resto de México. Al llegar a Los Angeles, Pryce presentó tres planes alternativos a la junta: 1) el reconocimiento del gobierno interino de Francisco León de la Barra (quien había asumido el poder ejecutivo de la nación a partir de los tratados de Ciudad Juárez, firmados el 25 de mayo), a cambio de alguna forma de agradecimiento y recompensa por los servicios de los magonistas en la revolución, así como la representación de ellos en el gobierno de Baja California, 2) el establecimiento de una alianza con los grupos de rebeldes dirigidos por los hermanos Figueroa en Guerrero, para luchar juntos contra los maderistas, y 3) la posibilidad de licenciar a la tropa liberal en Baja California y otras partes de México. Pryce y sus suboficiales opinaban que esta última opción era la más indicada en vista del triunfo de Madero. Además de pedir armamento, Pryce también solicitó que una comisión de investigadores fuera a Baja California para considerar la situación por ellos mismos (San Diego Union, 1911).

Flores Magón y la junta estaban resueltos a proseguir con la guerra. En un manifiesto promulgado el 24 de mayo de 1 911, poco antes de la caída de Díaz, rehusaron aceptar los acuerdos de los tratados de Ciudad Juárez y exhortaron a sus seguidores, a los soldados maderistas y al pueblo mexicano, en general, a continuar la lucha para lograr una verdadera revolución económica y social.21 Flores Magón accedió a la solicitud de Pryce con respecto al envío de la comisión investigadora a Tijuana, pero, cuando le pidió que regresara a México sin ofrecerle algo firme sobre la cuestión del armamento, el inglés renunció.22

Aunque la división había sido dejada bajo el mando del capitán estadounidense L.W Tamlyn hasta que Pryce regresara, pronto se dividió en distintas facciones, cada una con su propio líder. Al llegar un rumor al campamento sobre la renuncia de Pryce, Tamlyn fue elegido como comandante de la división, con la condición de que Mosby, quien se incorporó al grupo por estas fechas, se convertiría en jefe automáticamente en caso de que fuera cierta la noticia. Otros dos oficiales, un capitán de apellido Curtiss y el capitán Steve Shorty ("chaparrito") O Donnell, también ambicionaban ser electos al puesto. Otro aspirante era el capitán Paul Schmidt, alias Paul Smith o P. Silente ("silencioso"), un mercenario alemán, quien dirigía un grupo de alrededor de 50 exploradores que vigilaban el paso por la sierra hacia el sur.23

Algunos integrantes de la división, sobre todo aquellos hombres que habían combatido en los enfrentamientos de las regiones de Mexicali y Tecate, compartían el deseo de la junta de seguir con la lucha y marchar sobre Ensenada. Otros, en cambio, preferían esperar y ver lo que el gobierno de León de la Barra les ofrecería por su rendición.

Entre aquellos soldados que querían seguir con la lucha estaba un joven oficial llamado Louis James. James creía que Madero no estaría dispuesto a negociar con ellos y, en todo caso, opinaba que México estaba destinado a fragmentarse en varias repúblicas independientes. El y los otros miembros de la división que no querían rendirse tenían una persona que servía de contacto al otro lado de la frontera en calidad de promotor de Los Angeles llamado Richard "Dick" Ferris. Ferris había intervenido en la revuelta bajacaliforniana en febrero de 1911, al enviar al presidente Díaz, por medio de Plutarco Ornelas, el cónsul mexicano en San Francisco, una propuesta para la compra de la península. Ferris aseguraba al presidente que tenía el respaldo de varios banqueros y empresarios para el proyecto. Díaz rechazó la oferta, a pesar de la amenaza de Ferris de que tomaría la región por la fuerza.24

Poco después de la toma de Tijuana por los magonistas, la Panamá-California Exposition Company, empresa para la cual Ferris se encontraba trabajando, lo envió a San Diego para que se encargara de los asuntos relacionados con las ceremonias de inauguración en aquella ciudad. Durante su estancia en San Diego, Ferris cruzó a Tijuana varias veces e hizo amistad con Pryce, James y otros miembros de la guarnición liberal.25 James creía que la propuesta que Ferris había hecho a Díaz podría ser ofrecida a Madero, con la diferencia de que, en esta ocasión, tendría el respaldo militar de la segunda división, que, con suficiente apoyo financiero, podría conquistar el resto de la península.26

Después de la salida de Ferris de Tijuana, James convocó a una reunión entre aquella porción de la guarnición rebelde que estaba presente en aquel momento —una tercera parte— y, después de una votación, se estableció la República de Baja California, con Ferris como presidente. Enseguida, el joven oficial visitó a Ferris en su oficina de San Diego en un intento por convencerlo de aceptar el nuevo cargo. Ferris se negó, dando como pretexto su necesidad de ir a Los Angeles en plan de trabajo, así como su deseo de no violar las leyes de neutralidad. Consintió, sin embargo, en diseñar una nueva bandera —dos barras horizontales sobre un fondo azul con una estrella blanca en el centro— y encargó su hechura a Kabierski, un sastre que trabajaba para él (San Diego Union, 1911; El Tiempo, 1911; Revolutions, 1913i378-379; Turner, 1981:49; Mamnez, 1991:495496, 511).

Poco después de la llegada de Ferris a Los Angeles, James fue a visitarlo de nuevo, exhortándolo a que aceptara el nuevo cargo, pero el promotor se negó tajantemente, al reiterar su determinación de no violar las leyes de neutralidad. Entregó al joven oficial una carta dirigida a los miembros de la segunda división, explicando sus razones para no aceptar el nombramiento (San Diego Union, 1911; Revolutions, 1913:379, 384).

Mientras tanto, la comisión investigadora enviada por la junta, encabezada por Antonio de Pío Araujo, había llegado a Tijuana. Aunque algunos miembros de la división desconfiaban de la junta, pues no les había enviado provisiones ni tomado una participación más directa en la campaña peninsular, las acciones de Ferris, en particular, irritaron a los wobblies, los mexicanos y los indios. Los wobblies creían que Ferris era un rico capitalista, mientras que Flores Magón denunció a Ferris de manera semejante cuando le llamó el millonario Ferris (The Industrial Worker, 1911\Blaisdell, 1962: 160-161\Regeneración, 1911).

Aquellos miembros de la división que se opusieron a la intervención de Ferris en la lucha decidieron apoyar a la junta en este momento en su decisión de someter a Pryce y Hopki ns a un consejo de guerra y privarlos de sus puestos. Los comentarios que Pryce había hecho a la junta en Los Angeles los habían convencído de que ya no era la persona indicada para encabezar las fuerzas liberales en Baja California. En una elección llevada a cabo el 3 de junio de 1911, Jack Mosby, quien era un wobbly y aventurero, pero al mismo tiempo leal a la junta, fue elegido como el nuevo jefe de la división, venciendo al también mercenario Paul Schmidt y al capitán Curtiss, quien había sido un partidario cercano de Pryce. Poco después, Schmidt renunció, propiciando la deserción de varios de los soldados voluntarios de la división (San Diego Union y San Diego Sun, 1 911 Martínez, 1991:496-497).

Mosby, su ayudante J. Bert Laflin y la comisión anunciaron públicamente que la segunda división combatiría para sostener los principios magonistas y que Ferris era una persona non grata. En una entrevista con representantes de la prensa, Mosby declaró:

No se está librando una lucha por los intereses de Dick Ferris y los capitalistas estadounidenses, sino únicamente por los intereses de la clase trabajadora.

Baja California no se separará del resto de México, sino que la revolución continuará en todos los estados del país hasta que los mexicanos sean liberados del despotismo militar y de la esclavitud presentes, hasta que sea abolido el peonaje y las tierras sean restituidas al pueblo, tierras que les fueron robadas por los capitalistas mexicanos y extranjeros.27

Cuando James regresó a Tijuana el 4 de junio, el día posterior a la elección, fue aprendido por los soldados de la segunda división. La bandera de la nueva república fue arrancada del automóvil que manejaba y quemada en la calle. Varios de los soldados pidieron que fuera fusilado, pero los seguidores del arrestado intervinieron y se decidió expulsarlo de Tijuana con la amenaza de ejecutarlo en caso de que regresara.28

Al analizar las razones por las cuales Mosby salió triunfante en la elección del 3 de junio, cabe señalar que era aceptable para la mayoría de los grupos y facciones presentes en aquel momento. Hasta cierto punto, es probable que Mosby haya decidido defender los principios de la junta magonista porque, al juzgar el ánimo en general de los miembros de la división, le convenía en aquel momento. No obstante, si bien Mosby no era un soldado tan experimentado en la guerra como Pryce, comprendía, al igual que aquel jefe, que la unidad bajo su mando necesitaba el apoyo de sus organizadores en la forma de la junta y, al no retomar la iniciativa militar, pronto se desintegraría.

Asimismo, al igual que Pryce, a pesar de ser mercenario, tenía un interés sincero en apoyar a los insurrectos mexicanos en su lucha política y social. En una entrevista entre Mosby y Ernest E. Kirk, el abogado para la junta en San Diego, éste se quedó convencido de que el nuevo jefe respetaba la autoridad de la junta.29

No obstante, quizás la razón más importante de su elección como general de la segunda división se debió a su carácter simpático y popularidad como líder, no sólo entre los voluntarios extranjeros sino también entre los mexicanos. Este hecho se reveló en una comunicación de Fernando Palomarez, miembro de la comisión, enviada por la junta a John Kenneth Turner por estas fechas, así como en los testimonios de otros veteranos de la segunda división.30

 

El desenlace de la campaña

Aunque la junta había restablecido cierto control sobre sus fuerzas con la elección de Mosby como comandante de la segunda división, la campaña en la península ya había entrado a una fase de decadencia. Después de algunas semanas de vacilación debido a la renuencia de Madero y otros jefes antirreeleccionistas a enviar excombatientes insurrectos contra hombres que también habían luchado contra el porfirismo, el nuevo gobierno de León de la Barra consiguió permiso de Estados Unidos para el transporte en ferrocarril de 1,500 soldados del ejército federal bajo las órdenes del general Manuel Gordillo Escudero desde El Paso hasta Calexico.31 Al mismo tiempo, se envió a los exmagonistas Jesús Flores Magón y Juan Sarabia a la junta en Los Angeles y José María Leyva y Jesús González Monroy a Mexicali con el propósito de convencer a los rebeldes de rendirse. Los jefes militares liberales comprendieron que sus grupos respectivos pronto quedarían aplastados como resultado de un movimiento de pinzas entre el contingente de Gordillo Escudero y las fuerzas federales en Ensenada, constituidas por la guarnición de aquella ciudad bajo el mando de Vega, Mayol y 200 de sus hombres procedentes de la región del río Colorado, junto con una fuerza adicional de alrededor de 150 voluntarios mexicanos de Estados Unidos, quienes habían llegado en vapor desde San Diego. El 17 de junio de 1911, el general Quijada, cuya primera división había disminuido de 100 a alrededor de 60 efectivos, dio órdenes a la guarnición de rendirse. A cada hombre le pagaron diez dólares por sus servicios en la insurrección contra el gobierno de Díaz (El País, 1911 San Diego Union, 1911 Los Angeles Times, 1911 J. González Monroy, 1962: 152-160).

Entretanto, Mosby, en vista de la falta de apoyo para sus hombres, recurrió a otros métodos a fin de reunir dinero para seguir con la lucha. Con el propósito de restaurar la disciplina entre los hombres y reducir los incidentes de violencia entre los mismos soldados provocados por el periodo de inacción prolongada, cerró las cantinas y los casinos. A fin de recaudar los fondos necesarios para la compra de armamento, él y sus hombres montaron un espectáculo dominical de tipo Wild West para los turistas provenientes de San Diego (San Diego Union, 8, 11 de junio de 1911). Como parte de estas actividades, se vendían postales y pequeños recuerdos de la campaña, por ejemplo, los casquillos de los cartuchos quemados durante el combate del 9 de mayo. A pesar de sus esfuerzos, el dinero ganado de estas fuentes fue demasiado poco para reabastecer a la tropa.32

Mosby también intentó evitar la incorporación a la división de más mercenarios. Este esfuerzo también coincidió con el establecimiento de una oficina de prensa por parte de la junta para la publicación de declaraciones oficiales con el fin de evitar la propagación de rumores y anuncios no autorizados. Durante este periodo, hubo más reclutamiento de wobblies, pero los aventureros continuaron formando parte del grupo. Además, la división había experimentado tantas deserciones que, para emprender la marcha sobre Ensenada, era necesario reclutar a todos los hombres posibles, independientemente de sus orígenes. Otra vez, hubo tensiones entre los mexicanos y extranjeros del grupo, con brotes de violencia. La oficina de prensa dejó de funcionar a partir del arresto de los miembros de la junta por parte de las autoridades estadounidenses el 14 de junio de 1911 (El País, 1911; San Diego Union, 1911; San Diego Sun, 1911).

Aunque Mosby estaba dispuesto a seguir con la lucha, en vista de que su grupo no tenía mucha posibilidad de éxito contra las fuerzas federales que pronto se acercarían a Tijuana, consideraba que era aconsejable intentar negociar la paz con el gobierno federal bajo los mejores términos posibles. Con esta idea, había enviado a un emisario a la junta para solicitar su aprobación. Era poco probable que Flores Magón diera su consentimiento en vista de su determinación firme para seguir luchando; en todo caso, Mosby no recibió ninguna respuesta a su solicitud (San Diego Union, 1911).

Mientras tanto, los negociadores gubernamentales, Leyva y González Monroy, llegaron a San Diego procedentes de Mexicali para tratar de la rendición de Tijuana. F. Díaz Prieto y Arturo M . Elias, los cónsules mexicanos de San Diego y Los Angeles, respectivamente, también participaron en las negociaciones. Como condiciones, Mosby pidió que el gobierno mexicano les pagara a sus hombres un dólar en oro por día por sus servicios en la campaña contra el gobierno porfiriano, un bono adicional de 100 dólares y 160 acres de terrenos. También pidió que a sus hombres les fuera permitida la retención de sus pertrechos y que el gobierno también pagara los gastos legales del abogado Kirk. Leyva contestó que únicamente le había sido autorizado el pago de diez dólares a cada soldado, al igual que en el caso de la guarnición de Mexicali. Las negociaciones se prolongaron debido a los esfuerzos de Mosby para obtener los mejores términos posibles para sus hombres. Asimismo, varios de los integrantes de la segunda división no querían rendirse sino continuar luchando. Es posible que Mosby haya deseado prolongar las negociaciones intencional mente para postergar la llegada del contingente de la tropa federal que había sido enviada a la región de las Californias vía los Estados Unidos (San Diego Union y San Diego Sun, 1911 Leyva, 1938:25-28; Turner, 1981:58).

Por estas mismas fechas, el coronel Vega, sin esperar los resultados de las negociaciones, lanzó su ataque contra la guarnición liberal. Con una columna de aproximadamente 600 soldados integrada por sus propios hombres, la tropa de Mayol que había regresado a Ensenada y los voluntarios procedentes de San Diego, junto con una pieza de campaña y tres ametralladoras, se inició la marcha rumbo al norte. Mosby, a quien no le faltaba valor, eligió combatir a los federales en un punto sobre el ferrocarril a unos kilómetros hacia el sur. Aunque la fuerza liberal consistía en poco más de 200 efectivos,33 éstos estaban dispuestos a seguir a su jefe a raíz de su carácter carismático, así como por la confianza que tenían en sus supuestas habilidades marciales y el hecho de que varios de ellos eran veteranos mi litares. Algunos también opinaban —erróneamente, como los acontecimientos comprobarían— que cada uno de ellos valía más que diez soldados mexicanos en el combate.34

La batalla que se libró el 22 de junio de 1911 terminó, después de tres horas de encarnizada lucha, en la derrota completa de la segunda división. Los extranjeros, Mosby incluido, se rindieron a las autoridades militares estadounidenses al cruzar la frontera, mientras que la mayoría de los mexicanos e indios se refugiaron en el campo.35 La victoria federal se debió no sólo a la superioridad de las fuerzas gubernamentales en hombres y armamento, sino también, como algunos de los combatientes liberales posteriormente opinaban, a que los jefes federales mostraron más habilidad y destreza en el manejo de sus hombres que Mosby. Con base en su superioridad numérica, junto con una rapidez en el desplazamiento de sus varias unidades, los federales flanquearon a los rebeldes y los hicieron huir.36

Después de haber sido detenidos en el fuerte Rosecrans durante tres días, la mayoría de los combatientes internados fueron dejados en libertad. Sin embargo, Mosby, dos de sus oficiales —Laflin y otro de apellido Reed—, así como otros dos excombatientes, permanecieron encarcelados bajos los cargos de deserción militar (Los Angeles Herald, 1911). Mosby fue detenido en la cárcel de Los Ángeles hasta junio de 1912, cuando fue citado por el fiscal federal de esa ciudad para ser testigo por parte del gobierno en el juicio contra los miembros de la junta bajo la acusación de haber violado las leyes de neutralidad de Estados Unidos. Al ser interrogado, Mosby provocó un escándalo en la sala del tribunal al revelar que el fiscal había intentado sobornarlo con una promesa de cancelar la acusación de deserción en su contra, así como otorgarle otros beneficios, si atestiguaba en contra de los jefes de la junta.37

Después del juicio contra la junta, por haber sido desertor, Mosby fue sentenciado a seis años de encarcelamiento en la penitenciaría de la isla McNeil, en el estrecho de Puget, estado de Washington. Los líderes de la junta liberal fueron sentenciados a un periodo de 23 meses de encarcelamiento en la misma prisión. Varios escritores posteriormente aseveraban que Mosby fue fusilado al intentar escapar durante su traslado a la isla (Medina Amor, 1956:44; Turner, 1981:71 ). No obstante, Joe Hill, escritor de canciones wobbly y veterano de la segunda división, en una carta escrita a un amigo en septiembre de 1914, indicaba que todavía vivía por aquellas fechas.38 Dado que, como resultado de su herida durante la campaña, Mosby se había enfermado de tuberculosis, es probable que haya vivido durante un tiempo después del juicio de 1912, falleciendo de esta enfermedad algún tiempo después.

 

Conclusiones

Entre aquellos extranjeros que surgieron como jefes de los grupos insurrectos en Baja California, Jack Mosby se destaca como el líder que más representa la diversidad de orígenes y motivos de los combatientes de otras naciones que se unieron a la revuelta magonista en esta región. Al igual que Pryce, su ayudante Hopkins y otros del grupo de aventureros, Mosby combatió no tanto por consideraciones pecuniarias, sino por un verdadero deseo de ayudar a los mexicanos a ganar su libertad política y económica. A semejanza de muchos hombres de este grupo, también influyó en él la oportunidad de practicar su profesión como soldado, así como de participar en lo que veía como una aventura. Al mismo tiempo, compartía con Hopkins la distinción de ser miembro de la I.W.W., que explica en parte su lealtad a la junta y sus propósitos revolucionarios. También pertenecía a aquella porción de los voluntarios extranjeros que eran exsoldados —o en algunos casos militares activos con licencia— de las fuerzas armadas de sus respectivas naciones. Como desertor de los infantes de marina, quedaba fuera de las leyes de su país, y en este sentido tenía cierta afinidad con los ladrones, asesinos y otros delincuentes de Estados Unidos que se unieron a los grupos liberales durante la rebelión.

Aunque Mosby simpatizaba con la lucha revolucionaria en México, actuó, al igual que otros de los jefes liberales extranjeros, tales como Williams y Pryce, de una manera irresponsable en diferentes ocasiones durante la revuelta. El episodio en torno a Newton House durante las operaciones en la región de El Alamo constituye el caso más notorio de este tipo de comportamiento. Este incidente, junto con las confiscaciones y los actos de pillaje realizados por Mosby y sus hombres en esta zona, influyeron para convencer a muchos miembros del público estadounidense y mexicano de que los liberales no fueran revolucionarios luchando por una causa, sino simplemente bandidos.

Con la victoria de los antirreeleccionistas en el resto de México y el consecuente abandono de la lucha por parte de Pryce, el más capaz y experimentado de los jefes militares magonistas, a Mosby le correspondió la tarea de concluir la rebelión en la península de la mejor manera posible. Aunque su elección a la jefatura de la segunda división coincidió con el restablecimiento del control por parte de la junta sobre la conducta de la campaña en la península y la devolución de cierta unidad y cohesión al grupo de combatientes, la intransigencia de Flores Magón respecto a la conveniencia de firmar algún tipo de acuerdo de paz con el gobierno federal y su fracaso al no abastecer a sus tropas con el armamento que necesitaban las condenó a optar entre dos posibilidades: la rendición o seguir combatiendo en una lucha desigual contra un conjunto de fuerzas enemigas mucho más numerosas y bien pertrechadas. Debido a las circunstancias, Mosby y sus hombres se vieron obligados finalmente a combatir contra la columna reforzada de Vega bajo condiciones poco favorables, lo que terminó en la derrota definitiva de lo que quedaba del ejército rebelde y la dispersión de sus integrantes.

A pesar de la terrible derrota, Mosby no guardaba ningún rencor hacia la junta. Mantuvo su sentido de solidaridad con sus miembros hasta el final, quedando, al igual que ellos, enclaustrado detrás de las rejas de una cárcel ubicada en un rincón lejano del noroeste de Estados Unidos.

 

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Notas

* El original consignaba "soldado de fortuna" pero al considerarse anglicismo se sustituyó por "aventurero", un mercenario movido más que por un interés pecunario, por un ideal o por la aventura.

** Este artículo constituye una versión modificada de una ponencia presentada por el autor en el XVIII Simposio de Historia Regional Ricardo Flores Magón: su vida, su obra y su influencia en Baja California, Ensenada, B. C., del 11 al 15 de mayo de 1999.

1 "A los mexicanos", proclama firmada por Ricardo y Enrique Flores Magón, Antonio P. Araujo, Librado Rivera y Anselmo L. Figueroa, 18 de mayo de 1 911, en AH-GE/RM, L-E-933,h. 2 23. Véase también Regeneración (1910) "A los patriotas", artículo escrito por Ricardo Flores Magón en Regeneración (1911) y reproducido en Flores Magón (1980:110-111), así como la carta de Ricardo Flores Magón al compañero anarquista Nicolás Bernal, 20 de diciembre de 1920, reproducida en Abad de Santillán (1925:114).

2 Blaisdell (1962:139, 236,n93). Blaisdell cita el informe de un anarquista italiano publicado en el periódico L'Era Nuova, quien declaró que los wobblies formaban una cuarta parte de las fuerzas liberales en la península. Es probable que este participante no haya tomado en cuenta que varios de los voluntarios mexicanos (más bien mexicano-estadunidenses o residentes mexicanos en Estados Unidos) también eran miembros de la I.W.W. El número de voluntarios que no eran wobblies definitivamente era mayor que el de los hombres de la I.WW, especial mente a partir de marzo o abril de 1911, es decir, durante las etapas posteriores de la lucha. Por lo tanto, parece razonable concluir que los wobblies constituían por lo menos una tercera parte de los combatientes liberales.

3 "Instrucciones generales a los revolucionarios", Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, St. Louis, Mo., 1 de junio de 1906, en Fabela y Fabela (19601973:36-41).

4 Los términos de pago variaron de acuerdo con la localidad en donde fueron reclutados los extranjeros, o el agente de reclutamiento que contrató sus servicios. Informe de C. I. Hill, oficial de la marina estadounidense, al comandante en jefe, flota del Pacífico, San Diego, California, 1 7 de febrero de 1911, en NA/RG 59,81 2.00/906; The New York Times (1911); Fred F. Rico, agente del cónsul mexicano en Caléxico, California, al secretario de Relaciones Exteriores, 8 de marzo de 1911, en AHGE/RM, l-e-862,exp. 4,h . 91: pruebas entregadas a A.l. McCormick, procurador del Distrito Judicial del Sur de California, para ser utilizadas contra Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón, Antonio Villarreal, Librado Rivera, Anselmo L. Figueroa, relativas a la violación de las leyes de neutralidad, 16 de marzo de 1911, firmadas por J.W McKinley y WS. Van Pelt, en AH-GE/RM, L-E-933, hs. 1 20-121: George B. Schmucker, cónsul estadounidense en Ensenada, al Departamento de Estado, 27 de abril de 1911, en NA/RG 59,81 2.00/906; testimonios de Dudley W Robinson, subprocurador del Distrito Judicial del Sur de California, y A. I. McCormick, en Revolutions (1913:229). La junta posteriormente negó haber hecho tales promesas de pago a los voluntarios extranjeros. Véase A libertar a los mártires de McNiel [sic, McNeill] Island, artículo redactado por Antonio de R Araujo y publicado originalmente en seis partes en Regeneración, 28 de septiembre; 5, 26 de octubre; 16, 23 de noviembre; 14 de diciembre de 1912, reproducido en Flores Magón (1981:150-167); y Leyva (1931:866).

5 Celso Vega Jefe político del Distrito Norte de Baja California, al secretario de Guerra y Marina en México, 29 de enero de 1911, en Almada (1 964:367); testimonio de Simón Berthold, en New York Times (1911); San Diego Union (1911); recorte del Imperial Valley Press (1911) y s.f., en AHGE/RM, L-E-632, h.295; L-E-862, exp. 4,h .3 3 2 .

6 Pedro Ornelas, cónsul mexicano en San Francisco, California, al secretario de Relaciones Exteriores, 17 de febrero de 1911, en AHGE/RM, l-e-635,exp. 1,h. 38; "I.W.W. in Legión, artículo publicado en Truth (1911), en AHGE/RM, l-e-635,exp. 1, h.107; Enrique de la Sierra, cónsul Mexicano en C léxico, California, al secretario de Relaciones Exteriores, 22 de febrero de 1911, en Fabela y Fabela (1960-1973:152-153). Sobre la incorporación de Mosby al grupo liberal, véase el testimonio que el estadounidense proporcionó posteriormente con relación a la campaña en la región minera de El Álamo, firmada el 20 de julio de 1 91 1, en NA/RG 84, VOL. 57, h. 154 (M s. no. 27).

7 Cónsul Schmucker al secretario de Estado, 24 de abril de 1911, en NA/RG 84, vol. 60,h. 67 (ms. no. 11 5); y en NA/RG 59,81 2.00/1 626; San Diego Evening Tribune (1911) San Diego Sun (1911); San Diego Union (1911); testimonio de Fred V. Williams, veterano estadounidense de la Segunda División del Ejército Liberal, 2 de julio de 1911, en Los Angeles Herald (1911); testimonio de J. R.Mosby, 20 de julio de 1911, relativo a la ejecución de tres ciudadanos norteamericanos y un canadiense el 11 de junio de 1911 en el pueblo minero de El Alamo, en NA/RG 84, vo 1.57, h. 154; Herbert C. Hensley, The I.WW Insurrection of 1911: compiled from newspaper accounts, interviews and personal observation on the scene, en SDHS/RA, MS. (1946:55); James Robert Moriarty III y Blaine R Lamb, "The Railroad and Revolutionaries", manuscrito inédito, en SDHS/RA, p. 1 2. No se sabe con certeza el lugar de nacimiento de Mosby El cónsul Schmucker declaró que había nacido en la ciudad de Louisville, Kentucky, mientras que los periódicos informaron que había nacido en Frankfort, otra ciudad del mismo estado. Mosby también aseveraba que se había graduado de la Universidad de Kentucky Aunque es posible que ése haya sido el caso, es difícil aceptar como verídico el dato, dado que, hasta el momento de su incorporación a la revuelta liberal, había sido soldado y probablemente haya trabajado como obrero no calificado, lo que explica en parte su afiliación a la I.W.W.

8 Enrique de la Sierra al secretario de Relaciones Exteriores, 15 de febrero de 1911, en AHGE/RM, l-e-862,exp. 4,h.8; parte relativo al combate de Mexicali (rancho Little), escrito por el coronel Celso Vega, 20 de febrero de 1911, en ASDN/H/XI/481.5, exp. 11, h. 18; F. Díaz Prieto al secretario de Relaciones Exteriores, 20 de febrero de 1911, en AHGE/RM, l-e-637,exp. 44,h.29; secretario de Guerra al secretario de Estado norteamericano, 17 de abril de 1911, en NA/RG 59,81 2.00/1388; coronel Vega al presidente Porfirio Díaz, 21 de febrero de 1911, en Fabela y Fabela (1960-1973:151); San Diego Union (1911); Kyne (1911:260-262).

9 Enrique de la Sierra y Francisco B. Barrón al secretario de Relaciones Exteriores, 22 de febrero de 1911, en AHGE/RM, l-e-842,exp. 8, h. 47; De la Sierra al cónsul mexicano en Los Angeles, 9 de marzo de 1911, y al secretario de Relaciones Exteriores, 11 de marzo de 1911, en Fabela y Fabela (1960-1973:166, 174); Ricardo Flores Magón a José María Leyva, 15 de marzo de 1911, en AHGE/RM, L-E-934,h. 25.

10 Partes, comunicaciones y otros diversos documentos referentes al combate del rancho Little del 8 de abril de 1911, fechados de abril a septiembre de 1911, en ASDN/H/XI/481 .5, exp. 11, hs. 121-158, 426-432; Regeneración (1911); Kyne (1911:265).

11 Los Angeles Times (1911); Manuel de Zamacona, embajador mexicano en Washington, D.C., al secretario de Estado Philander C. Knox, 19 de mayo de 1911, en NA/RG 59, 812.00/1934; testimonio del general Francisco Vázquez Salinas, 1 de junio de 1911, en AHGE/RM, L-E-934,h. 125.

12 El País (1911); Los Angeles Times (1911); Regeneración (1911); cónsul Schmucker al secretario de Estado, 1 3 de mayo de 1911, en NA/RG 84, vol. 60,h. 94 (M s. no. 121); testimonio de J. R.Mosby, 20 de julio de 1911, en NA/RG 84, VO I . 57, h. 154 (M s. no. 27).

13 Referente a la carrera militar de Pryce, véase Los Angeles Times (1911); T.B. Howe a B. Carvajal y Rosas, 26 de agosto de 1911, en AHGE, 9-9-19; San Diego Union (1911); C. Ap Rhys Pryce a Francisco I. Madero, 19 de diciembre de 1911; y John Kenneth Turner a Madero, 2 de enero de 1912, en AGNM/FIFM, caja 31, exp. 862-1, hs. 023911 -023916; caja 20, exp. 498-1, hs. 015593-015594; Blaisdell (1957:148-161).

14 Blas Lara Cáceres a Nicolás T. Bernal, 1 de julio de 1957, en BINAH/FEDT, ms. 1041; Turner (1981:58).

15 Cónsul Schmucker al secretario de Estado, 24 de abril de 1911, en NA/R G84, vo l .60, h .67 (ms.n o.115); y en NA/RG59, 812.00/1626.

16 Es poco probable que Pryce se haya enterado de las órdenes de la junta para atacar al 8o. Batallón, dado que la carta de Flores Magón fue interceptada por los federales. Ricardo Flores Magón a Pryce, 23 de abril de 1911, en Fabela y Fabela (1960-1973: 275-276); Regeneración (1911); C. W. "Melboure" Hopkins, ayudante del general Pryce, a su amigo James Dunn, 1 de junio de 1911, en Revolutions (1913:197-198).

17 San Diego Union (1911); San Diego Evening Tribune (1911); F. Díaz Prieto, cónsul mexicano en San Diego, California, al secretario de Relaciones Exteriores, 3 de mayo de 1911; informe del coronel Esteban Cantú, gobernador del Distrito Norte de la Baja California, al secretario de Gobernación, acerca de la invasión filibustera de 1911; ambos en Fabela y Fabela (1960-1973:224, 277-278); San Diego Sun (1911); Velasco Ceba Nos (1920:117-118). Es posible que el asesinato de tres norteamericanos y un canadiense, residentes de EI Alamo, el 11 de junio de 1911, por un grupo de exploradores federales dirigido por Lerdo González, haya sido una represalia por los crímenes cometidos en la región por la banda dirigida por Mosby Frederick Simpich, cónsul estadounidense en Ensenada (el sucesor de Schmucker) al secretario de Estado, 15 de agosto de 1911, en NA/RG 84, VOL. 60, h. 184 (ms. no. 51).

18 San Diego Evening Tribune (1911); New York Times (1911); San Diego Union (1911); F. Draz Prieto, cónsul mexicano en San Diego, California, al secretario de Relaciones Exteriores, 3 de mayo de 1911; correspondencia de Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores, sobre el asunto de Mosby y la necesidad de respetar las leyes de neutralidad, 6-8 de mayo de 1911, en AHGE/RM, l-e-690, exp. 2, h .11; León de la Barra al embajador mexicano en Washington, D.C., 13 de mayo de 1911; informe del coronel Esteban Cantú sobre la invasión filibustera de 1911, s.f., en Fabela y Fabela (1960-1973:224,227,280-281).

19 Parte militar del coronel Celso Vega al secretario de Guerra y Marina, 18 de mayo de 1911, en ASDN/H, 481.5, exp 11, h. 179; San Diego Union, San Diego Sun, San Diego Evening Tribune, Los Angeles Times (1911); recortes del San Francisco Call (1911) y San Francisco Examiner (1911), en AHGE/RM, l-e-690,exp. 1,hs. 3-4,44; L-E-657, h.1 63; El País (1911).

20 San Diego Union (1911); Los Angeles Times (1911); El País (1911); Hopkins a Dunn, 1, 3 de junio de 1911; y Otto Kapplin a Ricardo Flores Magón, 5 de junio de 1911; ambos en Revolutions (1913:191, 197-198);Turner (1984:223-224, 226-227).

21 Manifiesto de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano a los soldados maderistas y a los mexicanos en general, firmado por Ricardo Flores Magón, Antonio de Pío Araujo, Librado Rivera, Anselmo L. Figueroa y Enrique Flores Magón, en la ciudad de Los Angeles, 24 de mayo de 1911, reproducido en Aimada (1964:257-260) y Sánchez Lamego (1976-1977:15-20).

22 P. O. de Subrío, de la Secretaría de Relaciones Exteriores en México, 12 de junio de 1911, en AHGE, exp. no. 9-9-1 8; San Francisco Chronicle (1 911 ); Kyne (1 911:266-267); Los Angeles Times (1912).

23 Schmidt había servido como comandante interino de la División en dos ocasiones anteriores; inmediatamente después de la muerte de Williams y durante la detención de Pryce a mediados de mayo. San Diego Union, San Diego Evening Tribune, San Diego Sun (1911).

24 Informes de Clayton Herrington, Ganor y Simmons, agentes del Departamento de Justicia en San Francisco y Los Angeles, California, 21-22 de febrero, 10-30 de marzo de 1911, en NA/RG 65, ICFBI, rollo 1, sección general 12; Manuel de Zamacona, embajador mexicano en Washington, D. C., al procurador general George W Wickersham, 27 de mayo de 1911, en NA/RG 60, 90755A, sección 2, documento no. 961 (caja 722C); testimonio de Dick Ferris, en Revolutions (1913:374-377).

25 San Diego Union (1911); León de la Barra al embajador Zamacona, 23, 27 de mayo de 1911, en NA/RG 60, 90755A, sección 2, ms. 961 (caja 722C); informe de un agente de la Oficina de Investigación en San Diego, 17 de junio de 1911, en NA/RG 65, ICFBI, rollo 2, sección general 22; testimonios de Robinson y McCormick, así como de Ferris, en Revoiutions (1913:198, 377-379).

26 Varios de los miembros mexicanos y extranjeros de la división se habían enterado de rumores de que la Standard Oil Company había obsequiado grandes cantidades de dinero a los maderistas para el financiamiento de su campaña de guerra, a cambio de concesiones en el futuro una vez que hubieran derrotado al ejército porfiriano. Estos rumores, que habían comenzado a circular en la primera parte de marzo de 1911, particularmente en los periódicos británicos, resultaron carecer posteriormente de fundamento. Grieb (1971: 60, 68).

27 Declaración de J. B. Mosby, en San Diego Union (1911). La traducción al español del documento en cuestión proviene de Blaisdell (1993; 218).

28 San Diego Sun (1911); San Diego Union (1911). Algunos días después de la elección de Mosby como líder de la división, circulaban rumores en la prensa referentes a intentos de James y Ferris de reclutar a hombres en los Estados Unidos con el propósito de efectuar un contragolpe en Tijuana. San Diego Sun (1911); San Diego Union (1911); Alvey A. Adee, secretario de Estado suplente, a Gilberto Crespo y Martínez, embajador de México en Washington, D. C., 5 de agosto de 1911 Agustín Ansorena, oficial mayor de la Secretaría de Relaciones Exteriores, al secretario de Gobernación, con una transcripción de un informe del cónsul mexicano en San Diego, California, 9 de agosto de 1911 subsecretario de Guerra y Marina al secretario de Relaciones Exteriores, 10 de agosto de 1911, y Federico González Garza, subsecretario de Gobernación, al secretario de Guerra y Marina, 17 de agosto de 1911; todos en Fabela y Fabela (1960-1973: 312, 325-327, 331-332). Los rumores carecían de fundamento, dado que no existe evidencia de que los dos hombres hayan estado involucrados en tales actividades en aquel momento.

29 Testimonio de Ernest E. Kirk, publicado en el San Diego Union (1911).

30 Tarjeta postal de Fernando Palomarez a John Kenneth Turner, 6 de junio de 1911, en BINAH/FEDT, MS. 690; Williams (1911:12); así como el testimonio de James Carson, también veterano del segundo combate de Tijuana, 22 de junio de 1 911, en Carson (1972:9).

31 Véanse las varias comunicaciones referentes a la expedición de Gordillo Escudero en ASDN/H/XI/481.5, exp. 67, hs. 6-10, 12-15, 27-46, 77-83, 86-87, 99, 108, 111-11 7, 121, 124-126, 133, 135, 138-140, 142-145, 155, 158-165, 168, 308-309; exp. 268, hs. 726,1240-1258; correspondencia intercambiada entre el secretario de Estado Knox, la Embajada de México en Washington, D.C., y la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, 7, 9, 14, 18 de junio de 1911, en AHGE/RM, l-e-676,exp. 1,h s. 13, 17, 31; l-e-676, exp. 2, hs. 1,13,22; general J.W Duncan, comandante militar de Texas, al procurador general en Washington, 18 de junio de 1911, en NA/RG 59, 812.00/2151.

32 San Diego Union (1911); Los Angeles Herald (1911). La participación de los voluntarios extranjeros en este tipo de espectáculo les proporcionó algunas ideas y experiencias que podrían utilizar posteriormente una vez que se hubiera terminado su periodo de servicio con las fuerzas magonistas. Después de la derrota de la segunda división en la última quincena de junio, uno de los exvoluntarios, de apellido Lawson, quien había tenido el rango de teniente en la división, se dirigió a Los Angeles con el propósito de intentar hacer un trato con una compañía cinematográfica referente a la realización de una película sobre la captura inicial de Tijuana (el 9 de mayo de 1911) por parte de Pryce y sus hombres, con algunos de los exvoluntarios como protagonistas y extras. También intentó convencer a los organizadores de la Exposición Panamá-California de que los veteranos podrían participar en un espectáculo de tipo "Wild West" o recrear el escenario del campamento rebelde en Tijuana como parte de las ceremonias de inauguración. San D¡ego Union (1911).

33 El contingente de Mosby se componía de 155 extranjeros y 75 mexicanos e indios. Estaba desprovisto de artillería de todo tipo, inclusive ametralladoras. Los Angeles Herald (1911); Hensley (1946:56-57).

34 Referente a esta actitud por parte de los combatientes extranjeros, véase el San Diego Union (1911); Fernando Palomarez a John Kenneth Turner, 6 de junio de 1911, en BINAH/FEDT, ms. 690; "Jack Mosby", apuntes sacados de Regeneración (1913); y Blas Lara Cáceres a Nicolas T. Bernal, 1 de julio de 197; ambos en BINAH/FEDT, ms. 279,1941.

35 Sólo algunos de los extranjeros, con toda probabilidad los prófugos de la justicia, lucharon hasta la muerte. Partes, comunicaciones y otros diversos documentos relacionados con el combate de Tijuana del 22 de junio de 1911, en ASDN/H/XI/481.5, exp. 11, hs. 220-230, 232-233, 235, 240-247, 254-271, 321-353; informe de F. A. Wilcox, comandante y capitán de la 30a. Infantería, al ayudante general, Departamento de California, San Isidro, California, 23 de junio de 1911, en NA/RG 59, 812.00/2216; El País, 21,23-25,28, 30 de junio de 1911; Los Angeles Herald, 22, 23 de junio de 1911; recorte del Yuma Examiner (1911), en AHGE/RM, L-E-842,exp. 8,h.1 20; Hamilton,1 91 3,pp. 432-435; Hensley, The I.WW Insurrection of 1911, en SDHS/RA, ms. no. 1946, pp. 57-63; Carson (1 972:9-11).

36 Los Angeles Herald (1911); San Diego Union (1911) (sobre todo el testimonio del voluntario magonista Fred V. Williams, publicado en estos dos diarios); Hensley (1 946:57-58); Carson (9-11).

37 Regeneración (1912); "Jack Mosby", apuntes sacados de Regeneración (1913), en BlNAH/FEDT, ms. 279; Ricardo Flores Magón a Harry Weinberger, su abogado defensor, 9 de mayo de 1921, en Flores Magón (1964:243); testimonio del senador Esteban Baca Calderón, en Dueñas Montes (1978:28); Turner (1981:70-71).

38 Carta de Joe Hill a un amigo y trabajador compañero, 15 de septiembre de 1914, en Kornbluh (1964:50); Carson (1972:9).

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