SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.5 issue10Tensiones y equilibrios de la democracia constitucional author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

Print version ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.5 n.10 Monterrey Aug./Dec. 2009

 

Communitas

 

El nuevo contrato social de la ciencia

 

Mario González Castañeda* 

 

XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires, Argentina, 30 de agosto - 4 de septiembre de 2009

 

* Profesor invitado; ITESM, Campus Monterrey. Ponente en el Grupo de Trabajo 1: Ciencia, tecnología e innovación, eje temático: construcción del conocimiento. mgonzalezc@colmex.mx.

 

Como cada dos años, y con el título "América Latina interrogada", la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) llevó a cabo su vigésimo séptimo congreso. En esta ocasión, la organización del evento quedó a cargo de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina. Hace dos años, esa responsabilidad correspondió a la Universidad de Guadalajara, México.

ALAS fue creada en el marco del primer congreso internacional de la Asociación Internacional Sociológica (ISA, por sus siglas en inglés) en el año de 1950. Inició como una red de sociólogos latinoamericanos que a pesar de algunos fracasos organizacionales, se ha ido consolidando con el devenir de los años1. Hoy en día, su congreso bianual, sin lugar a dudas, es el más importante en su campo. Sin embargo, la trascendencia del congreso no se limita a la disciplina de la Sociología; por el contrario, se caracteriza por ser un espacio para la discusión interdisciplinaria y multidisciplinaria.

El vigésimo séptimo congreso estuvo dividido en paneles, cuyos ejes temáticos fueron: depredación de recursos naturales y conflicto ecológico; ciudadanía y democracia participativa, nuevos escenarios productivos en América Latina y construcción de conocimiento, además de mesas redondas, foros y espacios de coordinación. Entre los eventos paralelos más importantes, sobresalió el homenaje in memoriam al Prof. Pedro Krotsch, destacado estudioso argentino de la educación superior y de la sociología de la educación, en general. Parte de su labor académica y docente la realizó en México, donde vivió exiliado a raíz de la última dictadura argentina. También destacó la conferencia magistral del sociólogo Aníbal Quijano: "La cuestión del poder y la des/colonialidad del poder"; en ella Quijano explicó cómo la clasificación étnica de la población mundial impuso un patrón de poder que opera en cada una de las distintas dimensiones materiales y subjetivas de la actividad social. El "descubrimiento" de América, mencionó, hizo posible la expansión mundial del emergente capitalismo y con ello, la creación de centros hegemónicos localizados en Europa, posteriormente convertidos en ejes centrales del patrón de dominación. Asimismo, Quijano llamó la atención sobre la transformación que está sufriendo la relación capital-trabajo: "A mitad de los años sesenta algunos de nosotros comenzamos a descubrir que algo pasaba en la relación capital-trabajo asalariado. Cuando el ciclo se contraía, expulsaba gente, y en la fase siguiente de expansión del ciclo, un porcentaje de trabajadores expulsados ya no era reincorporado a la estructura de acumulación". Al concluir el acto, fue reconocido como doctor honoris causa por la Universidad de Buenos Aires. Finalmente, amerita una mención la conferencia intitulada "Crisis estructural y crisis coyuntural en el capitalismo contemporáneo", dictada por el renombrado politólogo y economista brasileño Theotonio dos Santos. Dos Santos afirmó que la actual crisis del capitalismo no está por culminar. Por el contrario está a punto de agravarse, debido a que el neoliberalismo solo lleva a la concentración monopólica: "Este no es el mundo del libre mercado, es el del monopolio por un lado, y del otro, de la intervención del Estado". Dos Santos también fue galardonado con el título doctor honoris causa.

Ahora bien, existieron veintidós grupos de trabajo, algunos de los cuales fueron: ciencia, tecnología e innovación; control social, legitimidad y seguridad; imaginarios sociales y construcción histórica y cultural; hegemonía estadounidense; neoliberalismo y alternativas de desarrollo en América Latina. Cada uno de los grupos, con distintos ejes temáticos, tuvo que sesionar de forma paralela en razón del número de ponentes inscritos. Cabe destacar que debido a la magnitud de esa cifra y la de participantes significó un verdadero reto, y al mismo tiempo, un obstáculo para el normal desarrollo del congreso. Las instalaciones de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA fueron insuficientes y hubo necesidad de buscar sedes alternas; por ejemplo, el Instituto de Investigaciones "Gino Germani", las Facultades de Medicina y Odontología de la UBA, el Centro Cultural de la Cooperación y la Universidad Popular "Madres de Plaza de Mayo". Esto ocasionó retrasos considerables y algunas de las sesiones incluso tuvieron que comenzar una hora después de lo programado.

Por razones evidentes, resultó humanamente imposible asistir a todas las sesiones de los diversos grupos de trabajo y de sus respectivos ejes temáticos; por lo que se realizará aquí un recuento de las actividades del eje temático "construcción del conocimiento", correspondiente al Grupo de Trabajo 1: Ciencia, tecnología e innovación.

El objetivo de este grupo fue debatir en torno a las condiciones de generación del conocimiento en las Ciencias Sociales y su relación con la sociedad e instituciones académicas. Como lo índica la convocatoria del congreso: "Muchas instituciones académicas se encuentran hoy en crisis y en apariencia lo social que las habita, sus actores y protagonistas, no se encuentran suficientemente comprometidos a comprender los dilemas de la producción de conocimiento que le conciernen y que como sabemos no existen sino ligados a los procesos sociales que lo circundan." Con frecuencia se desestiman las repercusiones sociales, éticas y culturales que puede llegar a producir el desarrollo de la ciencia. Pareciera que sus actividades se circunscribieran en una esfera perfectamente delimitada y ajena al resto de la sociedad. Sin embargo, la labor científica incide decisivamente en los procesos políticos y sociales, a veces, con incalculables consecuencias; algunas de ellas tangibles, otras más imperceptibles.

Paradójicamente, y en una actitud soberbia, los científicos pocas veces reflexionan sobre las dimensiones culturales de sus investigaciones y de su aplicación en la sociedad. Por ejemplo, ¿alguna vez se debatió los alcances que tendría la introducción del fluido eléctrico en las poblaciones rurales de México?, ¿acaso se han cuestionado las implicaciones psicológicas del uso de las cámaras digitales y su relación con la memoria humana? Al respecto, Silvia Pérez Fernández (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires) mencionó, en su ponencia titulada "¿La muerte de la fotografía? Derivas teóricas en torno a la imagen digital", que a partir de la década de los ochenta las imágenes digitales fueron desplazando a la fotografía análoga, afectando el ejercicio profesional, las actividades artísticas y las formas de almacenamiento. La investigadora concluyó: "el cambio cualitativo operado en el ámbito de la circulación de las imágenes digitales abrió la posibilidad de volver a politizar la discusión. Al desplazar el análisis desde el a priori técnico hacia la producción y el consumo entendidos en sus diferentes posibilidades, los estudios culturales sobre fotografía han vuelto a ganar espacio frente al relego que tuvieron en durante casi quince años".

Otro tema abordado durante los trabajos fue el amplio e inagotable debate internacional sobre el denominado "nuevo contrato social de la ciencia", el cual refiere a la necesidad de crear mecanismos de rendición de cuentas de la ciencia y de los científicos a la sociedad, es decir, la necesidad de desarrollar estructuras institucionales democráticas que permitan al ciudadano indagar acerca del quehacer de la ciencia. La justificación resulta evidente: el Estado financia el desarrollo de la ciencia a través de los impuestos; por tanto, el ciudadano tiene derecho a evaluar los alcances y la aplicación de una determinada investigación. En ese marco, varias universidades latinoamericanas, entre ellas la Universidad de la República (Uruguay), han buscado incrementar los vínculos políticos y sociales de la investigación universitaria.

El colectivo de la Unidad Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la mencionada universidad expuso: "se reconoce la responsabilidad de la universidad pública en la producción de conocimiento que considere los contextos particulares en los que se desarrolla, la detección de demandas concretas y su traducción en problemas de investigación, así como la articulación de actores involucrados directamente en el uso de ese conocimiento". No es, por tanto, extraño que la universidad haya integrado paneles multidisciplinarios para la evaluación de propuestas de proyectos de investigación, y tampoco que haya incrementado las exigencias para la aplicación específica del resultado de los proyectos a financiar. En la convocatoria para el financiamiento a la investigación científica de 2002, por ejemplo, se solicitó, específicamente, que los proyectos dieran soluciones a la crisis social en la que estaba inmersa Uruguay. "Una porción considerable de las propuestas recibidas, no adecuaba su contenido al espíritu explícito de la convocatoria. Ubicaban un problema enmarcado en la emergencia social, pero la investigación planteaba un largo e incierto camino por recorrer para llegar a la solución concreta del mismo.

En realidad, se proponían como proyectos clásicos de investigación en los que se cumplía el requisito de llenar una faltante de conocimiento sobre la temática en cuestión, pero no se generaba una alternativa para la solución del problema (lo cual estaba planteado como un requerimiento de las bases de la convocatoria)". Para la convocatoria de 2008 la dinámica cambió: se buscó dar solución al problema de la inclusión social partiendo de la interacción y el diálogo entre los distintos actores involucrados para así plantear la problemática y las necesidades específicas. A pesar de los cambios, los resultados no han sido del todo satisfactorios.

Finalmente, un fenómeno recurrente en la formación de capital intelectual es el así nombrado "fuga de cerebros", fenómeno que constituye en un verdadero reto para los organismos dedicados al fomento de la ciencia y la tecnología en América Latina. Dicha problemática forma parte del flujo global de graduados o de la movilidad internacional de estudiantes. Para algunos estudiosos del tema, éste resulta en un mecanismo para fomentar la cooperación y la transferencia de conocimientos y experiencias, así como una oportunidad de acceder a la formación de calidad. Para otros, puede llegar a fomentar la desvinculación política, social y ética. Patricia Bárbara Flores, investigadora del Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior de la República Argentina, estimó: "actualmente se calcula que casi tres millones de estudiantes se capacitan en universidades e instituciones de países distintos al de nacimiento, de los cuales aproximadamente el ochenta y cinco por ciento está matriculado en universidades de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)". La mayoría de esos estudiantes son de Asia y Europa. Debido a la barrera del idioma, un porcentaje de los estudiantes latinoamericanos prefiere universidades españolas y otro, instituciones estadounidenses. La investigadora también mencionó que en América Latina existen programas públicos y privados para fomentar la movilidad nacional e intrarregional, pero su trascendencia ha sido mínima. Los graduados prefieren salir de sus países, ¿acaso por el prestigio que puede representar realizar estudios en el exterior?

A manera de conclusión, no está demás replantear el papel de los congresos internacionales como espacios para el debate, si se tienen en cuenta las dificultades organizacionales del XXVII Congreso de ALAS. Es necesario desarrollar nuevos formatos para la discusión académica: por una parte, menos rígidos y por otra, adecuados para la discusión de las ideas y conceptos expuestos por cada uno de los participantes. Es cierto que el tiempo es una barrera insalvable; sin embargo, se deben ponderar el debate y la calidad conceptual por encima de la cantidad participativa.

 

Nota

1. Véase, Alejandro Blanco, (julio-diciembre, 2005). "La Asociación Latinoamericana de Sociología: una historia de sus primeros congresos", Sociologias, Porto Alegre, 14 (7) p. 22-49. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1517-45222005000200003        [ Links ]

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License