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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.3 no.6 Monterrey ago./dic. 2007

 

Ex libris

 

Recorriendo del nosotros, al nosotras... al yo soy otro tú

 

Bertha Alicia Bermúdez Tapia y Sergio Andrés Monsalve Rojas*

 

Femenías, M. (Comp.) (2006). Feminismos de París a la Plata. Buenos Aires: Catálogos

 

* Estudiantes de Maestría en Estudios de Género y Cultura, mención Ciencias Sociales. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. silver.cyl@gmail.com y sergioorca@hotmail.com.

 

"IN LAK'ECH, Yo soy otro tú. HALA KEN, Tú eres otro yo".
(Cultura Maya)

 

La compilación que realiza María Luisa Femenías en Feminismos de París a la Plata se presenta como una propuesta de diversos autores y autoras latinoamericanas1 y revela los giros históricos que han tenido los feminismos desde sus principales exponentes, en Francia, hasta las nuevas formas de configuración provenientes de Latinoamérica.

Femenías presenta no sólo un recorrido histórico, sino también teórico y conceptual, del que nos interesa recoger y demarcar su propuesta sobre el no origen o la crítica a lo que se conoce como la primogenitura simbólica. No existe en la historia de los feminismos un origen primero, ni un trayecto lineal; mientras en unos contextos se instauran ciertos discursos, en otros se construyen y se van transformando. Así que la historia de los feminismos no debe reconocerse desde una perspectiva evolutiva, sino desde un proceso descentralizado que busca el reconocimiento de las diferencias no sólo entre el par binario hombre/mujer, sino en sus multiplicidades como sujetos particulares.

Feminismos de París a la Plata hace un fuerte énfasis en que los discursos hegemónicos sólo permiten hacer visibles algunas escenas de los procesos feministas y otras no; así, las de mayor representación serán aquellas consecuentes con la línea del discurso blanco/occidental, es decir, las tradiciones feministas surgidas en Europa occidental y los Estados Unidos, principalmente los feminismos liberal y radical, las cuales será reconocidas como el origen y se mantendrán como las portadoras del discurso legítimo. Estos feminismos basan su discurso en la llamada hermandad de las mujeres, mediante la cual se nombran como "la mujer", provocando una invisibilidad con respecto a aquéllas que no forman parte del espectro hegemónico al que se refería el discurso de hermandad. Así tanto negras, lesbianas, mestizas, indígenas, etc., quedan fuera del reclamo y de la posibilidad de presentar las diferentes posiciones de sujeto y, por tanto, de una visión multidimensional.

Dentro de esta emergencia de movimientos feministas que sirvieron para visibilizar e invisibilizar, surge la propuesta de Simone de Beauvoir, filósofa francesa cuya crítica existencialista es expuesta por Adrián Ferrero, quien enfatizando las obras ficcionales de Beauvoir, nos guía a través la filosofía de la autora, filosofía que sirvió, por una parte, como desmonte y denuncia de la opresión sexual, de la historia del pensamiento masculinizado y, por otra, como el establecimiento del carácter de constructo cultural de la feminidad.

¿Por qué se presenta este texto en la compilación?, ¿cuál es la relevancia de presentar una discusión sobre la obra literaria de Beauvoir? A simple vista se podría pensar que lo que se busca es comenzar a hilvanar la historia del feminismo desde una de sus exponentes más importantes; no obstante, la aportación va más allá. En sus novelas, Beauvoir construye dilemas existenciales donde las mujeres se ven obligadas a salir de su condición de subordinación para pensarse desde lo que no son hasta lo que podrían llegar a ser. Esto implica asumir tanto la pérdida de sus roles patriarcalmente establecidos como las tensiones de la vida cotidiana que las remiten a reflexiones experienciales y que las llevan a la responsabilidad de elegir sobre su propio devenir. Simone asume el reto de llevar su reflexión a aquellas mujeres que no podían acceder a su propuesta filosófica; el reto era lograr que el mayor número de mujeres pudiera reflexionar con ella sobre una situación que las unía en un punto común: su posición de "otredad".

Otro de los esfuerzos por evidenciar la necesidad de un discurso de igualdad en la diferencia es la propuesta de esencialismo estratégico que Judith Butler presenta en una relectura de Spivak. No obstante intentar "definir" el esencialismo estratégico sin hablar antes de quiénes lo proponen, cómo y por qué, perdería sentido, porque una de las apuestas de Femenías sería no hablar de un qué, sino de una realidad situada; por ello, siguiendo esta corriente de pensamiento, comenzaremos a describir el contexto en que emerge, ya que será esto lo que le dará un significado.

Las autoras de la compilación que buscan darle un sentido a la propuesta de esencialismo estratégico son María José Guerra Palmero, Mayra Leciñana Blanchard y María Luisa Femenías. Ellas se encargan de establecer la forma en que fueron surgiendo los distintos movimientos que -bajo propia lógica- configuraron y reconfiguraron el modo con que se habrían establecido los discursos feministas los cuales quedaron lastrados por la acusación, dirigida principalmente desde el feminismo postcolonial, de etnocentristas.

Una de las críticas más reconocidas es el llamado "síndrome de la misionera", en el cual se supone a las mujeres blancas como las salvadoras del resto, principalmente de las mujeres negras norteamericanas. Bell Hooks, fue una de las primeras en hacer evidente esta situación de subordinación de mujer a mujer, denunciando diversas operaciones de poder dentro del propio feminismo, planteando que estas acciones de poder estarían basadas en la ignorancia de las mujeres blancas sobre las experiencias de las negras. Las primeras se planteaban frente a las segundas sin conciencia de sus operaciones de paternalismo, vampirismo y ventrilocuismo.. "Todas estas operaciones implican invisibilización, colonización y relocalización, y contribuyen a convertir la otredad en subalternidad" (Leciñana en Feminías, 2006: 132).

Por su parte el feminismo postcolonial surge a partir de las independencias de las colonias africanas y asiáticas, aunando su voz a las denuncias de otredad de las mujeres que no formaban parte de la "realidad femenina" occidental. Estas mujeres se habían desarrollado bajo lógicas muy distintas de las europeas y anglosajonas y, por lo tanto, requerían un discurso que hablara no sólo de la diferencia racial que habían evidenciado las afroamericanas, sino algo mucho más amplio que incluyera otras nociones como la raza, la nacionalidad, la religión y la orientación sexual. Así, surge con especial relevancia la etnia, en la medida en que propone una mirada distinta sobre la "realidad femenina", ya que permite centrarse en los problemas identitarios y formas culturales propias. Y son las voces de la periferia las que llaman la atención sobre las situaciones particulares dentro de un escenario mundial y globalizado.

Con esta mirada, puesta sobre una realidad compuesta de una multiplicidad de otredades y agenciada por el feminismo postcolonial, se hacen visibles también hechos históricos, en Latinoamérica, que datan de años anteriores al supuesto "origen" del feminismo, divulgados por voces de movimientos y mujeres que estaban teorizando desde su propio contexto.

Feminismos de París a la Plata da importancia a las siguientes mujeres en cuanto estuvieron presentes en la historia feminista latinoamericana: Sor Juana Inés de la Cruz, mexicana, (1651-1695) es considerada por muchos la primera feminista de la Región. Petrona Rosende, uruguaya, cuya propuesta, para 1830, se basaba en la obtención de derechos de ciudadanía y educativos para las mujeres. Juana Manso, argentina, vivió entre 1819 y 1875; considerada como artífice de la ilustración de las mujeres de su época. Y Elvira V. López, argentina, doctorada en filosofía por la Universidad de Buenos Aires en el año de 1901 con su tesis titulada: El movimiento feminista.

Por otro lado, se presentan algunos discursos de latinoamericanas que se cuestionan acerca del paradigma hegemónico patriarcal, poniendo un fuerte acento en las diferencias y en la manera con que dicho paradigma este se configura y es vivenciado desde las distintas culturas y situaciones particulares; Gloria Anzaldúa conceptualiza la frontera como el espacio de gestación y de producción de significados nuevos. Desde este espacio, sitúa a la mujer chicana no como mediadora pasiva del fortalecimiento del sistema patriarcal, sino como poseedora de un poder de decisión en la transmisión de las tradiciones identitarias. Tanto para los chicanos como para los "gringos", las mujeres chicanas serían las guardianas de la identidad; para Anzaldúa serían las que realizan las estrategias de auto afirmación contraidentitaria. Esta autora también destaca que la pureza es un mito, una construcción ficcional, siendo la impureza étnico-cultural un telón de fondo histórico que no se puede eludir. Así, coincide con María Lugones quien examina la dicotomía pureza/impureza vinculando las políticas de discriminación con las nociones de pureza y de separación. A su juicio, el mestizaje implica una forma actuada de resistencia a los mandatos de pureza étnica, entendiéndolo no sólo en un sentido biológico, sino fundamentalmente cultural.

Por su parte, Silvia Rivera introduce los debates postcoloniales en la realidad andina localizándolos y contextualizándolos. Analiza las experiencias locales de subordinación de las mujeres. Mientras, Marie Ramos Rosado contribuye a la compresión de situaciones complejas de marginalidad que no se explicarían simplemente por la pertenencia a una clase económica, sino a partir del factor llamado simbólico-identitario. Pone énfasis en que la redistribución del capital económico es importante, sin embargo, es insuficiente.

Después de este breve recorrido, histórico-conceptual, creemos que tendría sentido volver al "esencialismo estratégico" como propuesta de acción política transversal, en el libro, conceptualizando, antes, términos como: procesos de identificación, e identidades negociadas que forman parte del marco conceptual en el que éste se desenvuelve.

En los procesos de identificación, tanto para Butler como para el feminismo postcolonial y multicultural, la identidad debe ser remplazada por la identificación. La noción de identificación (con una etnia, un sexo y un género) también se basa en un disciplinamiento del deseo a los ideales secundarios del yo-ciudadano, a partir de elecciones que no son ni plenamente conscientes ni plenamente deliberativas, pero tampoco absolutamente inconcientes o acríticas (Femenías, 121).

Las identidades negociadas, por su parte, se contraponen a las identidades adscritas, "las mujeres sufren una identidad adscriptiva inversamente proporcional al déficit de subjetivización. Por el contrario, la capacidad de subjetivización-agencia es directamente proporcional a la movilidad cultural y a la posibilidad de desarrollar un discurso alternativo. Las mujeres ponen en juego identidades e identificaciones múltiples para poder conservar beneficios y poder fracturar exclusiones; además, estas identidades negociadas surgen en el proceso de interacción entre diversas etnias, en el cual se producen fenómenos de contra identidad, a la vez, que procesos de identidades mestizas. De este último surge una multiplicidad de opciones identitarias, lo que implica una revisión crítica de los componentes de identidad.

El esencialismo estratégico, entonces, surge como una respuesta a la necesidad que tienen los feminismos de visibilizarse, habiendo develado ya una tendencia a mantener modelos hegemónicos en el momento de construir identidades colectivas que generaban invisibilización de otredades. Se propone como una búsqueda para no caer de nuevo en esencialismos, pero tampoco en relativismos y fragmentaciones que impedirían construir un colectivo visible -como constructos de superficie "que no tienen una identidad ontológica previa, y se construyen como identidad colectiva desde un horizonte emancipatorio por una necesidad política de lucha" (Leciñana, 139)- que permite cohesionar recursos y fuerzas. Pero se trataría de una identidad coyuntural, una ficción metafísica, construida para un objetivo particular. Esta construcción deja a las mujeres moverse desde sus posiciones, asumiéndolas a voluntad.

Así, Femenías, en esta compilación, presenta una propuesta de acción política a partir del desarrollo histórico de los diferentes movimientos feministas, incluyendo la visibilización de las diferencias, donde no sólo rompe con el paradigma de dominación masculina para resolver el problema de subordinación de las mujeres, sino que trasciende las diferencias, como la dicotomía entre varones y mujeres, a una realidad más compleja, en la que intervienen una variedad de subjetividades y entramados socioculturales. Presenta cómo se han ido deconstruyendo discursos hegemónicos y propone procesos de identificación relacionados a los sujetos y sus particularidades. No obstante, para no perderse en las particularidades, en el momento del accionar político, recoge una propuesta metodológica que busca la representación de las mujeres como un todo no esencializado, en donde las partes (mujeres), conscientes de sus particularidades, se unen en una voz aparentemente homogénea para hacerse visibles en un espacio social donde el poder se consigue a partir de "colectivos identificados".

De esta forma, junto con develar un recorrido teórico de París a la Plata, esta compilación no sólo muestra un desarrollo histórico, sino que propone una posibilidad de devenir. El deseo latinoamericano de ser visibilizado, no como corriente de moda o como una prolongación de las tradiciones feministas europeas y anglosajonas, sino como sujeto de agencia con un accionar teórico-político real, que merece ser pensado como igual en la diferencia, tanto desde adentro, como hacia afuera de sus espacios de acción.

 

Notas

1 Adrián Ferrero, Rolando Casale, María José Guerra Palmero, Mayra Leciñana Blanchard, Adriana Beatriz Rodríguez Durán y Paula Viviana Soza Rossi.

 

Información sobre la autora

Bertha Alicia Bermúdez Tapia es Licenciada en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Campus Monterrey. Su área de investigación son los estudios de género y acción colectiva. Actualmente cursa la Maestría en Género y Cultura en la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO), Universidad de Chile, en la ciudad de Santiago de Chile.

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