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Polis

On-line version ISSN 2594-0686Print version ISSN 1870-2333

Polis vol.8 n.2 México Jan. 2012

 

Artículos

 

Apoyo a la democracia en jóvenes estudiantes de la ciudad de México. Estudio sobre el desencanto ciudadano juvenil con las instituciones de la democracia mexicana

 

Democracy support among young students in Mexico City. Study on youth citizen disenchantment with the institutions of Mexican democracy

 

Enrique Cuna Pérez*

 

* Profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Doctor en Estudios Sociales por esta misma casa de estudios; miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Esta investigación fue realizada como parte de un proyecto colectivo financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, al cual agradezco el apoyo otorgado. Correo electrónico: <cuna@xanum.uam.mx>.

 

Artículo recibido el 28 de junio
Aceptado el 5 de octubre de 2012

 

Resumen

Este artículo se ocupa del estado que guarda la subjetividad política de los jóvenes estudiantes de la ciudad de México, y con base en el déficit democrático y el análisis de la confianza y la participación busca caracterizar a la democracia mexicana. El objetivo general es conocer el desencanto ciudadano con las instituciones de la democracia mexicana, para lo cual se recogieron las miradas de los jóvenes estudiantes de la ciudad de México. Los objetivos particulares son: comprender la visión que sobre la democracia poseen los jóvenes estudiantes capitalinos a partir de la integración, desarrollo y análisis de grupos focales. El método que guía este trabajo consiste en la utilización de los indicadores de ciudadanía elaborados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Palabras clave: democracia, jóvenes, ciudadanía, desencanto, cultura política.

 

Abstract

The article discusses the status of political subjectivity among young students in Mexico City; and on the basis of democratic deficit, an analysis of the trustability and participation that characterize Mexican democracy. The overall objective is to delve on citizen disenchantment regarding the institutions of Mexican democracy from the young student's point of view in Mexico City. The particular objectives pursued are to understand the young student's vision of democracy by means of integration, development and analysis of focus groups. The method guiding this investigation is the citizenship indicators, developed by the United Nations Development Programme.

Key words: democracy, youth, citizenship, disenchantment, political culture.

 

Los resultados del informe La democracia en América Latina, que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) elaboró o en 2001, concluyen que en nuestro continente se presenta un malestar y desencanto no necesariamente con la democracia, pero sí dentro de ella (los ciudadanos distinguen entre democracia como sistema de gobierno y el desempeño de los gobernantes en particular) (PNUD, 2004: 10); lo que sugiere que las dimensiones de la ciudadanía política, civil y social no están integradas. Esto apunta a que los ciudadanos poseen derechos políticos, sociales y civiles; sin embargo, el problema está en su ejercicio.

Uno de los grupos sociales cuyos integrantes se manifiestan más como "demócratas insatisfechos", es el juvenil. Su desencanto se debe, en parte, a que miran a la democracia en su integralidad, como ejercicio del poder, y no solo en su instrumentalidad, como procedimiento para el acceso a este. Y es en el sector juvenil en el cual recae más la responsabilidad para el futuro de la democracia en la región, pero resulta contradictorio que es el grupo que vive con más desventajas en el presente democrático latinoamericano.

Este texto presenta el estado que guarda la subjetividad política de los jóvenes estudiantes, y a partir del déficit democrático y el análisis de la confianza y la participación, caracterizar a la democracia mexicana.

Se parte de la idea de que ya hay suficientes encuestas para el análisis de la cultura política nacional: la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (Encup), correspondiente a los años 2001, 2003, 2005 y 2008, complementadas con los datos que sobre México arrojan los ejercicios del Latinobarómetro 2005, 2006, 2007, 2008, 2009 y 2010. Entonces, lo que hace falta es profundizar en el estudio de sectores específicos de la población -en este caso los jóvenes estudiantes- acerca de su conocimiento y fuentes de información que tienen y utilizan sobre la política, así como revisar los niveles de su confianza en las instituciones y los actores políticos y, sobre todo, discutir alrededor de su disposición a la participación cívico sociopolítica en actos electorales y no electorales. Esto es, analizar el descontento ciudadano con las instituciones de la democracia desde la mirada de las culturas políticas juveniles.

El objetivo de esta investigación es conocer el desencanto ciudadano con las instituciones de la democracia mexicana, a partir de las miradas de los jóvenes estudiantes de la ciudad de México. Lo anterior para comprender la visión que sobre la democracia poseen los jóvenes estudiantes mediante la construcción, desarrollo y análisis de grupos focales.

El método que guía este trabajo consiste en el uso de los indicadores de ciudadanía elaborados por el PNUD, a través de la realización de cuatro grupos focales y, en una segunda etapa de la investigación, de dos entrevistas colectivas, donde se obtuvo información sobre el desencanto democrático en jóvenes estudiantes de la ciudad de México, con el fin de reconocer las dimensiones que poseen acerca de la ciudadanía política, social y civil.

 

Ciudadanía y juventud

Uno de los principales obstáculos para la democracia en América Latina es que esta convive con un Estado de derecho limitado y con graves problemas económicos y sociales. Las instituciones políticas se deterioran, la representación partidaria no garantiza los intereses de buena parte de la sociedad, de ahí que se manifieste el malestar no con la democracia pero sí en la democracia (OEA-PNUD, 2009).

El informe del PNUD considera que la democracia requiere del desarrollo integral de la ciudadanía, lo cual implica tanto el pleno ejercicio de los derechos políticos como de los civiles y sociales. Retomando a Gillermo O'Donnell, este informe entiende a la democracia como mucho más que un conjunto de condiciones para elegir y ser elegido (democracia electoral); sugiere una manera de organizar la sociedad con el objeto de asegurar y expandir los derechos de las personas (democracia de ciudadanía).

Esta visión de democracia se asienta en cuatro ideas principales: a) el ser humano como sujeto portador de derechos; b) la sociedad organizada de modo que garantice el ejercicio y promueva la expansión de la ciudadanía; c) las elecciones libres y competitivas, junto con la vigencia del Estado de derecho, como condición necesaria, aunque no suficiente, de la democracia, y d) la especificidad histórica de los pueblos latinoamericanos en sus procesos de construcción de su nación.

Así pues, si la ciudadanía es el fundamento de la democracia, la discusión sobre el estado de la democracia y el debate acerca de las reformas democráticas debe abarcar las distintas dimensiones de la misma ciudadanía: la ciudadanía política, la ciudadanía civil y la ciudadanía social.

La ciudadanía política incluye el derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros. Por su parte, la ciudadanía civil se compone de los derechos para la libertad individual: libertad de la persona, de expresión, de pensamiento y religión, derecho a la propiedad y a establecer contratos válidos y derechos a la justicia. Mientras que la ciudadanía social abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo de bienestar económico, al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares predominantes en la sociedad. Esta última condición tiene dos dimensiones: las necesidades básicas -donde se incluyen la salud y la educación- y la integración social -donde se examina la situación del empleo, la pobreza, la desigualdad- (Marshall, 1965: 22-23).

En resumen, el PNUD concluye que el logro del desarrollo democrático está íntimamente vinculado con la búsqueda de mayor igualdad social, la lucha eficaz contra la pobreza y la expansión de los derechos de los ciudadanos. La distinción entre democracia de electores y democracia de ciudadanos propuesta en el informe del PNUD es un punto de partida para nuestro trabajo, pues uno de los sectores más importantes para Latinoamérica lo representa el de los jóvenes, quienes son relevantes no solo en materia demográfica, social, económica, electoral, y política participativa, sino que la atención y resolución a sus principales problemáticas van de la mano con el futuro de las democracias latinoamericanas.

Gran parte de los retos que enfrentan los jóvenes en la actualidad tienen que ver con la falta de espacios para expresarse, de oportunidades de empleo, de educación, de salud, de confianza hacia las instituciones políticas. Los jóvenes constituyen alrededor de la tercera parte de la población total y de la población económicamente activa, en su mayoría son educados y tienen mayor capacitación que generaciones anteriores, son urbanizados y mejor informados, pero se enfrentan en condiciones muy difíciles a su futuro económico. Muestra de ello son las altas tasas de desempleo que duplican o triplican a las de los adultos (gráfica 1). Se ha patentizado la frustración creciente de miles de jóvenes, que han optado por nutrir las filas de los trabajadores informales, buscar el sueño de la realización personal aventurándose en la migración ilegal hacia Estados Unidos o bien, en casos más agresivos, encontrando respuestas a sus expectativas económicas en actividades delictivas y violentas.

En la actualidad, las preocupaciones de los jóvenes mexicanos son el desempleo y la pobreza, la inseguridad (las tres fueron las temáticas más importantes para el gobierno de Felipe Calderón), la educación, la salud, el futuro. Esta inquietud cotidiana se basa en la percepción de exclusión del mercado formal de trabajo; por ejemplo, más de la tercera parte de los desempleados en México son profesionistas y personas con estudios de bachillerato (39% del total de la población joven).

Cuando Calderón comenzó su gestión, los jóvenes desempleados con educación media superior y superior sumaban 350 000, en 2008 llegaron a 441 000, en 2009 rebasaron la cifra de 524 000. Un incremento de 18.7% en un año, pero de 49.4% durante el trienio (gráfica 2).

Ante esto, el subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, Rodolfo Tuirán, dio la siguiente explicación: "Creamos una generación de muchas expectativas y pocas realidades". Un último dato que sintetiza la realidad de las expectativas de la juventud mexicana: según la Academia Mexicana de Ciencias, cada año alrededor de 3000 jóvenes obtienen un doctorado, pero menos de la mitad logra colocarse con un trabajo fijo y bien remunerado. Esto es, de esos 3000 doctores, solo 30% se coloca en el sector público y 50% engrosa las filas del desempleo (Hernández, 2011).

En los jóvenes se presentan los contextos de mayor precariedad económica y fragilidad social -asociada a la deslegitimación y pérdida de sentido de instituciones como la escuela, la familia, el trabajo- que involucran a la mayoría de ellos en la exclusión social y la pobreza.

Para los jóvenes, la educación ha perdido su potencial integrador y se ha devaluado la capacidad de garantizar la movilidad social. El trabajo tampoco asegura la permanencia en las esferas de la reproducción y el consumo. El desencuentro entre las instituciones y las expectativas de los jóvenes, y la devaluación del entramado institucional de la política, desgarran las narrativas de futuro y tornan difíciles las posibilidades de inclusión social (Makowski, 2008: 169).

Precisamente es la desocupación -actividades escolares y laborales- lo que vuelve visibles a los jóvenes ante los ojos de la sociedad, visibilidad asociada con el aumento de la inseguridad ciudadana y de los altos niveles de criminalidad. Como ha escrito Sergio Balardini, el paso de la educación al empleo ya no se da en forma lineal, el valor del trabajo ha cedido su sitio de privilegio al del consumo, y el rol del productor-trabajador, al de proveedor. Y hay muchas formas de obtener recursos para consumir bienes, no necesariamente por la vía del trabajo, sino a través del delito, formas semidelictivas como el exigir dinero (Balardini, 2005: 61). La elección de esta vía por algunos jóvenes ha generado que se estigmatice a todo el conjunto juvenil. Jóvenes cuya situación de pobreza y marginación los vuelve -para el ojo vigilante y temeroso- potenciales quebrantadores del orden social y, por lo tanto, sujetos a los que hay que temer (Meneses Reyes, 2008: 155). Esto es, el joven se convierte en sujeto de riesgo, peligroso, estigmatizado dentro de categorías amenazantes.

 

Democracia y desencanto ciudadano, una revisión en tres dimensiones: apoyo, confianza, participación

La transición política hacia la democracia que en México se ha desarrollado desde principios de la década de los ochenta, ajena a la justicia social y al bienestar económico de la mayoría, no ha sido acompañada con la adopción y el cambio de los valores de la cultura política que posibilite su fase de consolidación. Es cierto que el acto electoral es importante para determinar la existencia del régimen democrático, pero también es cierto que la democracia se vive cotidianamente por el ciudadano, y depende de esa experiencia, en un alto grado, la percepción y los valores que se tengan de los fenómenos políticos.

Desde una concepción estructural de la democracia, entiendo a esta como una forma de vida más que como solo una forma de gobierno, no pienso a la democracia solo en su formato representativo electoral, sino en un ámbito más integral, donde se asegure la igualdad, la libertad y la justicia en el plano político, social y económico.1

La consolidación del sistema político democrático pasa por la evaluación de amplios sectores sociales y por la percepción de sus resultados efectivos. Dadas las expectativas generadas con el régimen democrático, ha sido inevitable que las frustraciones en la vida cotidiana de la sociedad, en general, sean trasladadas al régimen democrático.

Así pues, el problema de la consolidación democrática en México no solo está en la transparencia de las elecciones sino en la eficacia de la política, en la capacidad de las instituciones para resolver problemas concretos y generar la confianza debida que posibilite la reafirmación de la democracia como ideal de régimen político.

Pese a las diferencias que vuelven a la ciudadanía mexicana una realidad heterogénea, es precisamente la incertidumbre sobre la realidad económica, política y social lo que afecta en buena medida las percepciones de los mexicanos acerca de la política. Si bien se reconocen diversas y encontradas culturas políticas, así como también clases sociales, distintas experiencias, múltiples necesidades y expectativas, lo que cruza el análisis de la subjetividad política de los mexicanos es una realidad marcada por la incertidumbre económica, la incredulidad política y la reducción de los lazos de confianza comunitarios (fenómenos como la corrupción, la impunidad y el incumplimiento de las promesas electorales también han contribuido a la frustración y el desencanto democrático de importantes sectores de la población).

La insatisfacción con los resultados económicos y sociales tiende a dirigirse contra el sistema político, lo que genera un círculo vicioso, donde el desencanto, el descontento y la marginación de la democracia se convierten en el más grave déficit en la transformación del elector al ciudadano, del votante espectador a un ciudadano participativo (PNUD, 2004, 12).

Víctor Durand, al reseñar estudios recientes acerca del tránsito de los regímenes democráticos, muestra que las democracias electorales (aquellas en las cuales se realizan elecciones libres y equitativas, para seleccionar a los gobernantes y representantes que gobernarán al país, pero donde el Estado de derecho no es pleno, la justicia es deficiente, impera la corrupción, hay abusos de autoridad, etcétera), son más inestables que las democracias plenas, completas o liberales (la parte electoral está dentro de un Estado de derecho de alta calidad, de rendición de cuentas y de racionalidad administrativa, los ciudadanos gozan de todos los derechos civiles, políticos, sociales y culturales) (Durand Ponte, 2007: 163). Los obstáculos que imposibilitan la transición de lo electoral a lo pleno, recalca Durand, estriba en el papel que desempeña la sociedad civil en la transición política y la consistencia de los valores políticos de los ciudadanos. Esto es, su cultura política.

Para el análisis de la cultura política, la primera idea presente es que se debe tomar en cuenta diferentes estructuras y procesos formativos que transcurren ininterrumpidamente en la cotidianidad de la vida social, y tienden a crear ciertas posturas y representaciones, incluso contradictorias, entre diversos grupos de la población y en contextos sociohistóricos específicos. Esto es, más que hablar de la cultura política del mexicano, es necesario reflexionar sobre la gran heterogeneidad de las formas de vida y de las condiciones sociopolíticas que impactan de manera diferenciada a las subjetividades políticas de grupos, sectores, actores e instituciones que conforman la realidad política nacional.

Propongo las categorías de apoyo democrático, confianza -dimensiones evaluativas resultado tanto de aspectos cognitivos como de afectivos, que representan lo inmediato y lo cotidiano en la vida de los ciudadanos-y disposición a la participación -a su vez resultado en buena medida de las evaluaciones en confianza y apoyo a la democracia-, como los rasgos que cruzan las culturas políticas de los ciudadanos mexicanos.

A partir de lo anterior sugiero una conceptualización plurienfoque de la categoría de culturas políticas. Considero que la complementariedad entre los enfoques culturalista y neoinstitucionalista, desde un punto de vista sincrético aplicado a la realidad específica, heterogénea, de los procesos de transición vividos en América Latina, define con mayor precisión las culturas políticas (la interrelación entre valores, conocimientos, evaluaciones, deseos y expectativas, que dan una configuración subjetiva a las percepciones que se tienen de la política).

El apoyo democrático es medido por la aceptación de la democracia como régimen deseable, la evaluación sobre si esta está instaurada en el caso mexicano y la satisfacción con los resultados de ella misma. Los datos que arroja la Encup señalan que los mexicanos aceptan la democracia como el mejor régimen posible, pero, al mismo tiempo, aprecian poco a la democracia práctica, prefiriendo en ocasiones soluciones autoritarias. Esta evaluación se explica por la expectativa de los ciudadanos en tres elementos de su vida práctica: cómo la política ayuda en el combate a la pobreza, a la generación de empleo y al mantenimiento de la seguridad pública.

Por otra parte, la confianza en las instituciones políticas adquiere notable importancia. Ronald Inglehart (1988) señala que la confianza es uno de los elementos básicos de la cultura política prodemocrática y requisito para la formación de asociaciones secundarias, que a su vez son esenciales para una participación política efectiva en cualquier democracia. La desconfianza de los ciudadanos respecto a los principales actores políticos e instituciones públicas, así como también de la desconfianza interpersonal, hace referencia no solo a una mala evaluación del régimen y sus partes, sino también a una forma de cálculo de la acción política y, por lo tanto, un presupuesto de la participación (Durand Ponte, 2007: 163). En el rubro de confianza en las instituciones se incluyen indicadores de la confianza en los partidos políticos, el Instituto Federal Electoral (IFE), el Congreso de la Unión, los sindicatos y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, entre otras. La idea es que una mayor confianza en las instituciones democráticas está asociada con un mayor apoyo a la democracia.

Por último, la participación ciudadana es elemento fundamental del perfeccionamiento democrático y de la estabilidad del régimen. La cultura política democrática se define como la cultura de la participación, la política debe dejar de ser un asunto de los políticos, en el sentido de la elite o de la burocracia de partido o de clase, para ser un derecho consustancial de los ciudadanos. No solo la participación en los procesos electorales es vital en la democracia, sino también es importante conocer la predisposición, magnitud y formas que adopta la participación político social y el compromiso cívico. Este último elemento se describe con cuatro indicadores: las formas de participación ciudadana en las que se está dispuesto o se ha participado; la evaluación de los partidos políticos y la participación en dichas organizaciones; la membresía en organizaciones políticas y sociales, y la confianza en las instituciones y organizaciones.

 

Algunas reflexiones cuantitativas

De acuerdo con los resultados de las Encup, para la población en general es mejor la democracia que otra forma de gobierno (56%); sin embargo, solo la mitad de la población cree que vive en una democracia; y únicamente tres de cada 10 mexicanos se considera satisfecho con la democracia (cuadro 1 y gráfica 3).

Cuando se analizan con detalle estos indicadores, resalta la variación a la baja en estos tres aspectos, lo cual se evidencia a partir de 2005. Para el ejercicio de 2008, los datos señalan avances en la adhesión democrática.

Con respecto a la confianza en las instituciones, es necesario apuntar la baja calificación dada por los mexicanos a las instituciones políticas, donde el IFE es el organismo del ámbito político mejor evaluado. Al IFE le sigue el presidente de la República y muy por debajo de ellos se encuentran los partidos políticos, los sindicatos y la policía. En el medio social, los médicos fueron los mejor calificados, seguidos por las organizaciones sociales (gráfica 4).

Por último, con respecto a las formas de participación de la población en general en la esfera de la política, resalta la baja participación Destaca la caída en algunas acciones, como enviar denuncias y peticiones mediante la televisión, radio y prensa escrita, solicitar apoyo a un partido político, así como escribir circulares y manifiestos (gráfica 5).

El análisis más cercano al mundo juvenil, no solo en el aspecto político, lo representa la Encuesta Nacional de Juventud 2005, elaborada por el Centro de Investigación y Estudios sobre Juventud del Instituto Mexicano de la Juventud. En el ámbito político, este instrumento encontró un fuerte desinterés de la juventud por la política: 44% de los jóvenes no se interesa nada en política, mientras que 39.8% muestra poco interés y solamente 13,8% aceptó un fuerte interés (hombres y mujeres tienen diferencias, pues en el caso de los primeros. 39.4% afirmó que no le interesa nada; en las mujeres, representó 48.5%); igual diferencia se observó en la población joven que manifestó estar interesado en la política ( 18.8% de los hombres así lo señaló y solo 9.1% de las mujeres lo hizo en el mismo sentido).

Al cuestionar a la juventud sobre las razones de este desinterés, 38.8% respondió con un claro "no me interesa" (22.3%), debido a la "deshonestidad de los políticos"; solo 5.8% dijo que no entendía de política y un escaso 4.2% señaló no tener tiempo.

No obstante los datos de desinterés en la política, la Encuesta encontró que sí se evaluó de manera positiva la acción del voto (68% afirmó que en México sí vale la pena votar) y cuatro de cada 10 jóvenes aseguró que sí votaría en las próximas elecciones. La mitad de la población joven (46.4%) declaró no simpatizar con partido político alguno.

Un dato importante es que 54.6% de los jóvenes prefieren a la democracia como forma de gobierno; solo 10.6% se inclina por un sistema autoritario y a un porcentaje parecido les da lo mismo uno u otro tipo de régimen.

Al tratar de definir a la democracia, 56.4% considera que solo sirve para elegir gobernantes; 18%, para resolver injusticias sociales, y un escaso 16% la ve como un mecanismo de rendición de cuentas.

La Encuesta confirmó el perfil del votante joven. Así, mostró que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) obtiene la simpatía de los jóvenes con bajos niveles de estudio y pobres niveles salariales. Al Partido Acción Nacional (PAN) lo prefieren los jóvenes más instruidos y con los niveles de salarios más altos. Un dato importante es que a mayor educación mayor respuesta a "no tener simpatía por ningún partido", una posición más crítica, mas no necesariamente un rechazo a los partidos o al proceso electoral.

Las razones para no identificarse con algún partido político son las siguiente: "no me interesa", porque "no cumplen lo que prometen" y porque "no hay buenas propuestas".

En resumen, el estudio de 2005 señala un bajo interés en la política, escaso apoyo al sistema democrático y una clara definición de democracia como un procedimiento para el relevo de los gobernantes. En consonancia con el apoyo al régimen democrático, los jóvenes le dan importancia al voto, pero sin sentirse identificados con partido político alguno.

Veamos a continuación los resultados más generales de nuestro estudio.

 

Estrategia metodológica

Para el logro de los objetivos planteados, la evaluación sugerida se apoyó en grupos focales y en entrevistas colectivas, como técnicas de captación y generación de información, la cual complementó el análisis de la visión que los jóvenes poseen de la democracia, la ciudadanía y sus problemáticas cotidianas.2

Se realizaron cuatro ejercicios de grupos focales -en el que participaron jóvenes mayores de 18 años y en su mayoría estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)-, con el fin de captar una variedad de trayectorias, opiniones y visiones que los sectores estudiantiles de la población capitalina se forman en el transcurrir cotidiano y no se manifiestan del todo en las encuestas. Una vez iniciado el análisis de la información obtenida en los grupos focales, se llevaron a cabo dos entrevistas colectivas con estudiantes de educación media superior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el fin de comparar opiniones.

La elección de estas técnicas respondió a la especificidad cualitativa de profundizar en los datos que las encuestas nacionales han arrojado sobre el tema de estudio. Debido a la realidad juvenil heterogénea, una encuesta capta como homogénea la información. Sin embargo, es necesario recoger una variedad de trayectorias, opiniones y visiones en la diversidad de sus modalidades, o quizá darle la voz a los sujetos y comprender el sentido de sus palabras.

Así, se planteó la integración de cuatro grupos focales. El número de participantes por grupo fue de seis a 12, de acuerdo con la respuesta a la convocatoria. Se propusieron: un grupo formado por hombres jóvenes que solo estudian -con edad comprendida entre los 18 y 25 años-; un grupo de mujeres con la misma característica; un grupo mixto de jóvenes mayores de 18 años que solo estudian, y un grupo mixto de jóvenes mayores de 18 años que estudian y trabajan (cuadro 2). La realización de los cuatro grupos focales se llevó a cabo en la sala específica para este tipo de ejercicios que posee la üam, Unidad Iztapalapa.

Para la realización de los grupos focales se contó, además del conductor, con dos observadores que tomaron notas relevantes del proceso y contenidos. Ubicados fuera del círculo de participantes, se encargaron también de las grabaciones. Las sesiones fueron registradas en cintas de audio y video para facilitar la trascripción y análisis posterior de los contenidos, con el consentimiento de los jóvenes participantes de los grupos.

Las unidades de análisis se reunieron en cuatro grupos: a) Apoyo democrático, b) Confianza en las instituciones políticas, c) Participación política y d) Expectativas con respecto al desempeño de las tres dimensiones de la ciudadanía planteadas por el PNUD.

Para las sesiones se elaboró una guía de temas de conversación, en la cual se establecieron los temas que a continuación se enlistan:

1. El apoyo democrático, medido por la aceptación de la democracia como régimen deseable, la evaluación sobre si está instaurada en México y la satisfacción con sus resultados. En gran parte esta evaluación se explica por la expectativa de los ciudadanos en tres cuestiones de su vida práctica: cómo la política ayuda en el combate a la pobreza, a la generación de empleo y al mantenimiento de la seguridad pública.

2. La confianza en las instituciones políticas, la cual incluye indicadores de la confianza en los partidos políticos, el IFE, el Congreso, etcétera. La idea es que una mayor confianza en las instituciones democráticas está asociada con un mayor apoyo a la democracia.

3. La participación ciudadana, que se describe mediante cuatro indicadores: las formas de participación ciudadana en las que se está dispuesto o se ha participado; la evaluación de los partidos políticos y la participación de los ciudadanos en estas organizaciones; la membresía en organizaciones políticas y sociales, y la confianza en las instituciones y organizaciones.

4. Reconocimiento de las problemáticas, necesidades y propuestas de solución ubicadas por la población. Identificación de las problemáticas ciudadanas con relación a las experiencias políticas, económicas, sociales y culturales; necesidades y expectativas que la población tiene con respecto al desempeño gubernamental actual o el futuro; descripción de las propuestas elaboradas por los propios ciudadanos para la solución de sus problemáticas; jerarquización de necesidades.

El contacto con los informantes fue de manera personal, sin que ello evitara la formalidad propia del acto académico. Esto se llevó a cabo de la siguiente manera: los actores involucrados en el proyecto se responsabilizaron de contactar a los jóvenes estudiantes participantes del grupo focal.3 Independientemente del actor que contactó a su informante, a cada participante se le entregó una carta en hoja membretada y firmada por el investigador responsable del ejercicio, con dos objetivos: el primero, darle la formalidad académica y hacer sentir al informante la importancia de su participación en el grupo de discusión, y, segundo, para aclarar que en el grupo focal participaron jóvenes estudiantes4 con diferentes formas de pensamiento social y político, y el fin no era polemizar sino analizar las diferentes maneras de ver la problemática que en ese momento se les presentó.5

El requerimiento técnico, monetario y humano para la realización de los cuatro ejercicios con grupos focales fue proporcionado tanto por el PNUD como por la UAM, Unidad Iztapalapa.

Una vez que se llevaron a cabo los grupos focales y con el fin de comparar las respuestas de los jóvenes estudiantes a partir de su experiencia como votantes, se realizaron dos entrevistas colectivas, con dos grupos de 30 estudiantes universitarios de la UNAM (alumnos del Colegio de Ciencias y Humanidades, CCH, de entre 16 y 18 años de edad). Se les interrogó de manera breve y directa sobre los siguientes indicadores de las dimensiones estudiadas: ¿qué es la democracia?, ¿hay democracia en México?, ¿confían en las instituciones políticas?, ¿por qué sí/ por qué no confían?, ¿votarán en las próximas elecciones?, ¿confían en las elecciones?, ¿participarían en política?, ¿cuáles son sus expectativas en la vida política?, ¿hay futuro en el país?

De los estudiantes de educación media superior entrevistados, 70% proviene de municipios de la zona metropolitana, estudian -algunos también trabajan- y "viven" más de ocho horas diarias en el Distrito Federal. 59% de los entrevistados son del sexo masculino y 41%, del femenino. Todos son estudiantes, aunque algunos (30%) comparten esta actividad con la de trabajar -profesores de inglés, conductores de microbuses, vendedores ambulantes, empleados en fruterías, dulcerías, tortillerías, meseros, obreros, instructores deportivos, entre otras actividades-.

 

Adhesión democrática en jóvenes estudiantes

La conclusión general del análisis de los cuatro grupos focales y de las entrevistas colectivas es la poca adhesión democrática que existe entre los jóvenes. Si bien se reconocen como demócratas -sobre todo desde esferas cotidianas e inmediatas, entre las que se encuentran la relación con la familia y los amigos-,reconocen poco la existencia de la democracia en México y muy pocos confían en la democracia mexicana como mecanismo de solución a las problemáticas cotidianas.

Las categorías asociadas a la democracia -y su existencia efectiva en nuestro país- que más se presentaron en las intervenciones de los jóvenes fueron las siguientes: a) la democracia como régimen de gobierno; b) los beneficios de la democracia son solo para algunos sectores sociales; c) la democracia es efectiva si responde a nuestras necesidades; d) la democracia es solo un discurso; e) la democracia se reduce solo al voto cada tres y seis años, y f) la democracia es responsabilidad de todos, incluidos los ciudadanos.

 

La democracia como régimen de gobierno

Pocos jóvenes estudiantes definen con precisión el concepto de democracia. La mayoría supone que el concepto se "oye bonito" pero no se lleva a cabo. Esto responde a que los jóvenes no solo miran a la democracia como una forma de gobierno, sino como una aspiración aspiran integral (que incluya las áreas de justicia social y bienestar económico).

Si bien en algunos hay una definición teórica de la democracia, en la mayoría existe una concepción desde un punto de vista empírico. Por ejemplo:

... un tipo de régimen político, es decir, una estructura de gobierno que engloba el sistema político de cualquier país y, entonces, es una forma de operar. En ese sentido, su estructura institucional, ¿no?, entonces. tendría que cumplir, en ese sentido, por lo menos con cuatro aspectos para decir que un gobierno es o no democrático [...]: el sufragio universal, [...] elecciones periódicas, [...] que haya opciones, que haya competitividad, [...] que haya fuentes de información alternas (Fabiola, alumna de ciencia política y personal de confianza en el IFE).

Sin embargo, los mismos jóvenes descalifican esta concepción teórica:

... al hablar de democracia en términos comunes, pues es finalmente el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, concibiendo sus raíces grecolatinas. Sin embargo, esto pareciera, y creo que es un parteaguas hacia esta discusión también, que a veces esto solamente queda en lo abstracto, en el concepto nada más, y que al momento de bajarla a la realidad es donde encuentra sus complicaciones, ¿no? (Flor Angeli, egresada de ciencias sociales y profesora de educación media superior en el Estado de México).

Justo al tratar de definir a la democracia tomando en cuenta la vida cotidiana, la definición teórica deja de tener sentido. Así lo constata la misma Fabiola -quien propuso la definición teórica-: "... hay una democracia representativa, que es la que actualmente nos preside, una democracia contemporánea, que se define como una democracia representativa. Y entonces, en esos términos de democracia representativa, no incluye, desgraciadamente, a veces, a toda la sociedad, muchas veces deja a una parte de la sociedad sin contemplar, precisamente porque vivimos en sociedades complejas".

La mayoría de los jóvenes estudiantes evalúa la democracia desde un punto de vista cotidiano y alejado del ámbito político. Por ejemplo, las expresiones de los más jóvenes (integrantes de las entrevistas colectivas) señalan que la democracia solo es para los políticos identificados como la "gente que se dedica a eso", "los de allá arriba", "aunque yo quiero cambiar las cosas, 'ellos' deciden", "nos dejan las sobras, y se supone que nosotros mandamos".

En general, la evaluación de la democracia es negativa y se reduce a la sola experiencia -por cierto, "fracasada"- del "trámite electoral": ". realmente no es un país democrático, es representativo en cuanto a este aspecto, ¿no? Porque nada más es esta parte, esta noción de una papeleta donde es la única forma donde si [...] que es donde un ciudadano puede ir y expresar lo que quiere, ¿no?" (Araceli).

La opinión sobre la democracia electoral también es negativa, aunque aquí la culpa la encuentran tanto en los políticos y "sus" instituciones como en el mismo desempeño de los ciudadanos que muchas veces "somos muy ignorantes" y no tenemos capacidad de involucrarnos en el ámbito político, eso explica por qué las familias dicen que hay que "votar por el más guapo". Al respecto, se tienen las siguientes intervenciones:

... la democracia que nos quieren hacer ver el gobierno, los medios de comunicación, no es realmente la democracia, [...] lo manejan tal vez como el hecho de que tú tienes derecho solamente a ciertas cosas, pero por ejemplo, al voto, que a lo mejor y puedes tener ciertos derechos o un cierto apoyo del gobierno, pero no [...] yo veo que el sistema pues es antidemocrático desde el hecho, desde que los servidores, los representantes públicos que tenemos son impuestos, no los elige el pueblo (Nancy, integrante del grupo focal dos).

Daniel, integrante del grupo focal dos, señaló pesimista:

Pues yo creo que la democracia aquí en México, así como está bien estipulada en los libros, no existe. [...] democracia es que todo el pueblo participe del gobierno y de la asignación equitativa de todos los recursos ¿no? Pero pues como vemos a diario eso no es posible ahorita. [...] tendríamos que optar por otras cosas que nos llevarían a eliminar lo que es la democracia, o no eliminar, sino dejarla de lado para pues implantar alguna otra cosa.

Pero juntos, contra, pues, todos nosotros que somos el pueblo, pues no haríamos nada, en cuanto intentamos cambiar algo pues nos avientan a su policía, su ejército, sus medios de comunicación, su iglesia. Pues sí, eso es lo que creo es democracia, algo que no existe ahorita.

Algunos jóvenes, sorprendidos, se cuestionan la existencia de la democracia a partir de la premisa del fraude:

... la palabra democracia no se lleva a cabo. Por lo que ustedes gusten, por corrupción, por poderes políticos, sociales, por lo que ustedes quieran, pero democracia actualmente no hay. Siempre al final de cada elección nos mencionan que se ha caído el sistema y que ya las votaciones cambiaron y que este es nuestro nuevo presidente. Entonces yo no veo la democracia en ningún lado.

Interesante resulta la analogía entre la democracia política y el teatro que efectuó un estudiante, de 17 años de edad, del CCH Azcapotzalco, y quien se declara apolítico: "... es como una obra de teatro, se ve la escena, el monito que actúa, pero de atrás no se sabe nada...".

 

Los beneficios de la democracia son solo para algunos sectores sociales

Con frecuencia los jóvenes consideran que la democracia no sirve de mucho cuando hay políticos incapaces y corruptos. Consideran que vivimos en el país del "no pasa nada" con la corrupción, solo a los "más ricos y a los políticos se les perdona todo", a los demás -entre los que se encuentran ellos como referente- se les aplica la ley: "México es un país muy corrupto, entonces la sociedad debe verla [...], no como el concepto, [...] sino que darle una idea de lo que es la democracia y de el por qué de la democracia, bueno, algo así" (Estefany, estudiante de Mercadotecnia).

Se evalúa a partir de la experiencia y con el contacto con las instituciones de gobierno y la justicia. Un relato sugerente:

Igual con las mismas acciones infames que ves, por ejemplo. Pues luego hay veces que uno tiene fallas con los polis y pues con esos cuates no puedes dialogar. A mí me ha pasado pues que igual y quieres platicar y nada más lo que saben hacer es golpear porque y "déjame hacer mi chamba" y pues "oye, es que esto no es legal", "no pues es mi chamba y dame chance" y así, tú dices "chale", pues esos cuates hasta parecen que son irracionales, ¿cómo podría yo practicar la democracia ahí, no? O como si ellos mismos no crean en eso, ¿no? Que supuestamente son representantes del orden y de todo esto, y ya cuando llegas con el juez y le dices "oye, es que" [...] "no, no, nada, y al juez no le hables así", entonces, ¿dónde está tu democracia? O le preguntas al juez "oye", y te dice "fírmame esto", "no pues es que no sé qué significa esta palabra" y es y si "ah no sea mamón y fírmele acá", y tú pues "¿dónde está la democracia? ¿Dónde está la ley? ¿Quién sigue la ley?". Y te clavan y nada más protestas tantito, [bueno] es un caso particular, protestas tantito y ya, "ah pues si eran 16 horas, ahora te vas a quedar 32" y así dices, "uta, no manches, ¿cuándo voy a salir de aquí? ¿Y quién me hace un paro?". Al rato esta la defensoría de Derechos Humanos y no dice nada, y estando ahí en todo el coto no hacen nada. [Uno] dice, bueno ¿dónde está la democracia? Si empiezo yo ¿cómo hacer que ellos también empiecen? Porque si coartan ahí lo que yo quiero hacer y ya, se ve insuficiente todo esto que estoy haciendo o que intenta uno, ¿no? Entonces, este sería así como más un problema, ¿cómo hacer? Si tú puedes empezar a ser consciente y empezar a ser democrático, ¿cómo hacer que los demás lo vean? Que por lo menos lo vean, no que lo hagan pero que lo vean y que a lo mejor digan "bueno, pues este, ahí se ve un cambio, eso no lo había visto yo". No sé, algo así.

En los más jóvenes esta opinión también es resultado de la responsabilidad de los ciudadanos, de la ignorancia y la apatía. De ahí que solo algunos se sirvan de los beneficios de la democracia. Los políticos, senadores, diputados, gobernadores, son los que se han interesado en las ganancias y, "nosotros", como pueblo, también "somos culpables". Por el contrario, los jóvenes de más edad consideran que no sirve de mucho actuar y participar, "pues siempre es lo mismo", "a pesar de que uno quiera, no cambia nada", por lo que muestran un desencanto más profundo y asociando a los actores políticos de la democracia nacional.

 

La democracia es efectiva si responde a nuestras necesidades

Pero, en este caso, solo sirve para algunos -políticos e instituciones-, y no mira por el bienestar de todos. Para los jóvenes, es solo una democracia de elites: "... la situación de la democracia, la situación de las decisiones está en una elite, está en un pequeño grupo que está conformado por los partidos políticos".

Otro joven, más duro, señala:

... la democracia es, a mi consideración, una moneda bastante corriente en la cuestión [...] demasiado devaluada creo yo, es una moneda sumamente devaluada, [...] yo por lo menos, pues creo que es algo que está bien sonado, pero poco practicado.

Democracia, somos supuestamente un país democrático, pero ¿en qué sentido, no? Realmente, o sea, [...] es algo que solamente que lo escucho, pero no veo que realmente se practique. Nos preguntábamos si "¿tú eres democrático, no?". Y pues es que realmente no sé, yo a estas alturas no sé que es democracia, honestamente no sé que es democracia. Creo que está tan amañado, tan desgastado, pero pues podría dar una concepción popular, creo yo, pues que es donde todos participamos, de manera equiparable, de manera equitativa. (Moisés, integrante del grupo focal dos).

Araceli concluye que los intereses desaparecen la voluntad popular: "México no es un país democrático por todas estas partes, donde, en algunos lugares, bueno, yo digo, principalmente en lo político, no, no va a haber, bueno, sí puede haber democracia, pero actualmente no creo que la haya, políticamente creo que hay intereses. definitivamente yo digo que no hay democracia en México".

 

La democracia es solo un discurso

Para la mirada juvenil, se ha abusado demasiado del concepto. Para muchos jóvenes influye aún la idea -sostenida como creencia- de que hubo fraude en 2006. A decir de Alejandra:

...pienso que México no es un país de democrático. Estamos en [...] un proceso de la evolución de la democracia. Eso viene de ejemplo, el tema de las elecciones, en el 2006 [...] fue un fraude.

No, en ninguna de las tres esferas hay democracia, siempre hay diferencias, tanto en la esfera de social, quiera o no, y la demás masa, pues si, no radica la democracia entre nosotros mismo. Y en el aspecto de [la parte] económica, pues tampoco hay democracia, ya que como lo mencionas, desafortunadamente, la riqueza en México se ha concentrado en las manos de una sola persona, mientras tanto ¿qué hay con los demás? ¿Cómo podemos llegar también a, de igual forma, pues tener un poquito más de ingreso económico?

Tanto los jóvenes menores como los mayores de 18 años cuestionan la legitimidad y legalidad de la democracia electoral, a partir de los resultados del proceso electoral de 2006: ". se supone que estamos eligiendo a alguien y que estamos, se supone, que el pueblo manda y, pues, no, no sabría, yo no sé si en verdad si se queda la persona que eligieron todos, o qué pasó" (Anel).

Más aún, la democracia suena bonito, pero es imposible en la realidad -de nuevo José Carlos-:

...creo que existe la posibilidad de que solo esté en los libros. ¿no? En algunos libros, ahí podemos encontrar lo que es democracia, pero de ahí a que se lleve a la práctica, posiblemente pues [...] la democracia hoy en día, no sé cómo se le tenía el concepto, pero se ha manejado tanto, en tantos gobiernos, cada sexenio se habla de democracia, ¿no? "Ahora si vamos a ser democráticos" y cada uno llega con su bandera, ¿no? "Ahora si es el tiempo del cambio", ¿no? Y bueno, pues está cabrón entonces ser democrático, ¿no?

 

La democracia solo se reduce al voto cada tres y seis años

Los jóvenes entrevistados consideran que después del acto electoral, jamás se les vuelve a preguntar ni a tomar en cuenta, ni a considerar sus necesidades y, mucho menos, sus propuestas. Con respecto al proceso electoral, muchas intervenciones giraron en la creencia del fraude y en la desconfianza institucional como argumento para no participar en las próximas elecciones: "¿para qué, si ponen al que quieren?", "¿qué pasó en el 2006?", "si no voy no pasa nada, ya está decidido", "es una tomadura de pelo", "una ficción, se hace como que se pregunta, pero ellos ya saben quién es el bueno", " ...eres democrático, me puedes elegir a mí. Eres democrático, tienes la libertad de elegirme a mí [...] la democracia, tienes la posibilidad de decidir pero decides por mí, tienes opciones: yo, yo y yo" (Carlos).

Sheilla, integrante del grupo focal de mujeres, así lo expone: ". yo siento o yo lo veo más como lo ve la ciudadanía, [...] ve democracia el ir cada seis años, ir a votar, el ir cada tres años, ir a votar, pero no vemos en la democracia, como ciudadano no se ve el exigir, el pedir, lo que realmente es una forma de gobierno o es un régimen de gobierno que según tenemos, sí [...] la concepción de democracia para el ciudadano es nada más ir a votar cada seis, tres años (Sheilla Rosario Sánchez del Canto, quien se presentó de la siguiente manera: "yo ya terminé la carrera de ciencia política, estamos tocando piedra, picando piedra en la cuestión del empleo").

Para Paulo, joven estudiante universitario, la democracia es ficción: ". democracia es un sistema político en donde el gobierno elige a sus gobernantes". Más aún: "La democracia es al fin y al cabo una mujer de media noche vendida a buen precio, ¿o no? Y si no que le pregunten a Felipe" (Juan José, integrante del grupo focal 3).

Daniel señala:

Es que hablar de democracia aquí en México es algo muy difícil, porque así como tenemos gobernantes que no sabemos ni quiénes son ni cómo son [...] es una elección que ni decidimos nosotros porque los candidatos no los decidimos nosotros, son candidatos de partidos con intereses comunes entre partidos [.[ lo único que nos dejan de demócratas es ir a votar. Pero aun así es, con todo y corrupción, o sea, definitivamente no hay democracia.

Carlos arguye la experiencia internacional para presentar su conclusión:

España, Italia, Inglaterra, la misma Alemania, tienen otro tipo de democracia. Ahí no es de trato de la electoral, sino que los ciudadanos tienen la conciencia de que pueden pedir cambios si ven que su gobierno está mal. Aquí no tenemos libertad [...] Si tú ves las democracias, incluso la norteamericana, todos tienen garantizados sus derechos [...] En Estados Unidos, en Alemania, en Francia, tienen más poder los ciudadanos, o sea, ellos se basan más en las leyes. Aquí nosotros, nuestras leyes las deciden los diputados, los senadores, el mismo gobierno.

Entonces nuestra democracia está muy atrasada, entonces te quedas, son los personajes que dices "cometen los errores y no pasa nada". Tú lo ves en Inglaterra, un delito, y lo destituyeron y lo encontraron. Aquí nada más pasan los delitos y "ah, sí, cometí un delito, está bien ¿y luego?", no pasó nada. Votan los diputados y no pasa nada. Entonces, aquí la democracia nada más es para votar y decir quién toma las decisiones, y en otros países ya más desarrollados, si pasa eso, los servidores públicos si tienen responsabilidad. Aquí no.

En cuanto a la importancia del voto en las elecciones, 75% de los jóvenes respondió que no les interesaba votar (no se encontraron diferencias por sexo); solo 25% declaró interés en votar.

La anterior resulta una respuesta preocupante, si se considera que en las elecciones de 2012 del total de ciudadanos inscritos en la lista nominal (78 552 000 mexicanos), cerca de 24 millones eran jóvenes de entre 18 y 29 años de edad. Esto es, el sector juvenil representa 31% de la lista de electores. En el Distrito Federal, los jóvenes representan 24% de los potenciales electores.

En números, esta intención del voto contrasta notablemente con los resultados que señalaba la Encuesta Nacional de Juventud -ya reseñada en lo general-. Sin embargo, los datos confirman el descenso en interés en el voto que los jóvenes manifiestan desde el año 2000. En 2005, de acuerdo con esta Encuesta, 62.1% de los jóvenes opinaba que sí era importante acudir a votar; solo 17.8% señalaba lo contrario.

En cuanto a la participación electoral la gráfica 6 señala con claridad el descenso que desde el 2000 se nota en la votación emitida por los jóvenes, que no es muy diferente al del votante en general.

 

La democracia es responsabilidad de todos, incluidos los ciudadanos

Desde la mirada de los jóvenes estudiantes, si bien la democracia es algo devaluado, esto no solo es culpa de los políticos y sus acciones. En esta situación también tienen responsabilidad los ciudadanos, ya sea por inacción -"ya ni pedo", "ya no puedo hacer nada", por complicidad -"mientras no me lastime, así que se quede"-, por ignorancia -"hay que votar por el sonriente"-, o por comodidad -"que otros decidan"-. Nancy lo expone de la siguiente manera:

... no sabemos ni tenemos cultura política. Por lo mismo de esto, pues no sabemos cómo reclamar ni exigir nuestros derechos, ¿no? Se supone que el contrato social, lo que expone es que nosotros como ciudadanos elegimos a nuestros representantes para que vean por nosotros y nuestros intereses, pero aquí, bueno, dada esta democracia de México, esto es totalmente lo contrario porque quien sube, digamos, a tomar un cargo político hace un mal uso de ello, y bueno, es para afectarnos a todos, en general a toda la población.

Moisés señala a la educación ciudadana como un factor importante:

...pero, entonces, un sistema democrático exige gente consciente de su posición y gente educada, ¿no? No hablo de preparación profesional, sino gente educada. Creo que no [las] hemos educado, sino [nos] tiene que educar y hablamos de todo un proceso. Y es una responsabilidad también de estas personas que se encuentran en esta posición, que tienen esa responsabilidad, aquellos que están dentro de la representación estatal, puesto que si no tenemos ni siquiera agua en nuestra casa, híjole, pues podría ser muy educado pero pues me voy a morir, ¿no?

Aunque no dejan de ver la culpa en las instituciones políticas: "... nos hacen ver la democracia como que es un sistema que viene del gobierno, que es de hacia arriba, de arriba hacia abajo, pero se supone que es de abajo hacia arriba, ¿no?" (Nancy).

Sin embargo, también es responsabilidad de los ciudadanos, sin esperar a que la acción provenga del gobierno, como plantea José Carlos: "...lo que debería ser más bien sería eso, ¿no?, así como agencia como de activismo social, de empezar a hacer uno mismo democrático, empezando por uno, no hay de otra, ni modo [que te cambie], me decía un cuate, es que 'eres tú contra todo el mundo', le digo, 'pues si carnal, si tienes razón, yo que voy a ser diferente, pues todos igual'".

Aunque algunos de ellos aún miran con pesar su participación: "lo malo es que un individuo no puede hacer, no puede cambiar al mundo, eso lo sabemos todos. Cien individuos tal vez cambien a una comunidad, ¿y al país?", y dejan para la siguiente generación el cambio: "la verdad yo creo que la política se vive y la democracia ya se debe sembrar desde la niñez, la verdad. Porque vamos a vivir con eso y yo creo que a partir de ahí, no creo que nos toque a nuestra generación, porque nuestra generación está mal educada, la verdad, pero si queremos un cambio mexicano a largo plazo, que genere frutos viables, yo creo que también ya nos vamos a tener que instruir en política desde niños".

La gráfica 7 muestra, en un breve resumen, las opiniones que sobre la democracia en el país tienen los jóvenes estudiantes de la ciudad de México. Hay que señalar muchas coincidencias con las encuestas reseñadas con anterioridad: desencanto con los resultados de la democracia. Sin embargo, lo que quiero destacar es mirar con profundidad las razones de su visión.

Las opiniones negativas acerca de la democracia mexicana están ligadas al funcionamiento de las instituciones políticas y el comportamiento de los principales actores políticos, los cuales construyen el principal referente de los jóvenes. Para ellos, los partidos son iguales, no son opciones diferentes, en sus intereses y procedimientos; los partidos y el gobierno son los que eligen a los próximos representantes y no los ciudadanos; estos están despolitizados y la ignorancia acerca del ámbito político les impide actuar activamente en la solución de sus demandas; distinguen -en cuanto a los resultados y beneficios de las instituciones democráticas- claramente dos sectores de la población: "ellos", representados por la clase política y "nosotros", el pueblo y el ciudadano "común y corriente".

Destaca el pesimismo sobre su propia actuación. Encontrándose incluso en el supuesto de que quienes podrían luchar por la democracia y recibir los beneficios de esta son las próximas generaciones ("los niños"); ellos, los jóvenes actuales, ya no tienen esperanza ni probabilidad de cambio en esta "época decepcionante".

 

Confianza/desconfianza en las instituciones políticas democráticas

En general, los jóvenes desconfían de los partidos políticos, de los actores políticos y de las instituciones de aplicación de la justicia. Señalan -a partir de la actuación de aquellos- que no son diferentes entre sí y no esperan mucho de ellos.

El político es un demagogo que pronto olvida sus promesas. A decir de Anel: "... es una persona que se vende bonito, que dice: 'yo te voy a ofrecer esto y me vas a ver uff, sudando y porque el pueblo manda y todo eso'; vamos a decir: 'no, pues [todo] el pueblo como está desinformado va a decir pues yo me voy con él, él me va a dar trabajo, me va a dar tantas cosas'".

Si bien reconocen que hay quienes sí creen en la democracia y los políticos, los jóvenes estudiantes solo han visto a los políticos luchar por intereses particulares: "Yo creo que estos autores que afirman que sí hubo un cambio es porque lo están viendo a partir de sus intereses [...] a partir de nuestros intereses decimos: 'no, no hay democracia' o 'no, no hay un cambio' [...] solo hay democracia para unos".

Esos "unos" identificados como contrarios a los intereses de la población, son los integrantes de la clase política. "Si a nosotros nos tocara estar del lado de los políticos, seríamos felices".

Yo [conozco] un diputado que no, se supone que se eligen, lo pusieron. Incluso salió en las noticias, fue el que rompió las... [interrumpe el participante dos: 'al tepiteño']. Aja, exactamente, al 'dipuhooligan'. A ese tipo, era porro, era del pueblo del 3 marzo de Vallejo. Yo lo conocí cuando iba el CCH, antes de la huelga del 2000. Entonces pues, después de eso, ¿qué democracia existe? [...] un mismo grupo, ¿no? Son hijos de hijos, conocidos, primos (Paulo).

Algunos jóvenes creen que la democracia responde a los que la pueden pagar: "Están los grandes empresarios, los que están en posibilidad de comprar a esa chica de media noche y jugar con ella a la democracia".

La desconfianza en la clase política, tiene su máxima expresión en la desconfianza hacia los partidos políticos. Para los jóvenes no representan opción de nada, "son lo mismo", y "nunca se interesan por el ciudadano".

"Luego ellos mismos no confían en nosotros como para agarrar a una persona del pueblo y decirle [...] (Juan José).

...aquí se supone que hay una izquierda, una tendencia, hablando ya de la política institucional, una izquierda, un centro y una derecha. Que la izquierda hace tratos con la derecha, la derecha con el centro, y todos terminan siendo lo mismo (Paulo).

No miran a los partidos como vehículos del cambio

... ya no voy a confiar en un político que es del pan, no voy a confiar en otro, y solo son monopolios políticos al fin y al cabo los partidos. O sea, es mejor que agarres, juntes, no sé, 50 personas y postules tú a una persona, y puedes hacerlo. Bueno, creo que ahorita están viendo eso, pero eso sería una buena. De que hay un futuro, si hay un futuro, no sabemos cuál ni podemos predecirlo, así como el de la violencia, todos sabemos que va a subir, y va a llegar un momento en donde va a empezar a caer, ¿no? Pero no sabemos cuál es ese momento. Da lo mismo aquí, no sabemos qué futuro nos acuda (Óscar).

Por consiguiente, desconfían también del voto y de su respeto:

Yo creo que [es] mejor educarnos y tratar de educar a los nuestros, y por lo menos llevar el camino de un buen habitante o [...] un buen ciudadano, o sea, compartirlo pero con los de nosotros, se puede decir, o sea, empezar a hacer eso, [...] pero yendo a votar o anular tu voto, o como sea, no tiene un fin, bueno de todos modos, o sea, tú lo haces con la mejor causa, con la mejor disposición, pero el de allá arriba, y no estoy hablando de Jesús [refiriéndose a Jesucristo], pues es él quien decide qué hacer... no concibo yo como un país democrático, porque incluso dentro de estos símbolos y significados que se han hecho las propias instituciones, no es como algo realmente que se tome válido lo que un ciudadano esté expresando, esté votando. ¿Por qué? Porque se han dado los casos en los que realmente se anulan votos, bueno, o se ha corrido rumores que han indicado esto, ¿no? Entonces es como esta parte de que "pues sí, voto pero pues de todos modos va a quedar quien quieran poner" (Araceli).

Destaca la poca credibilidad que posee el IFE entre los jóvenes, quienes lo identifican más como una institución para asegurar el "juego de los partidos" y menos con la decisión de los ciudadanos. En todas las intervenciones se notó la influencia del discurso mediático acerca de la imposibilidad de nombrar consejeros ciudadanos y sí consejeros que respondan a los intereses de los partidos:

... si quieres me postulo para consejero del IFE, pero pues si les digo que no le voy a ningún partido, ¿tú crees que me vayan a aceptar alguno? Pues no. ... en el aspecto del IFE tan fácil y sencillo, lo que pasó con los últimos tres consejeros, no se pusieron, ¿Por qué? Porque PRI, PAN, PRD no se pusieron de acuerdo, no dijeron "sabes qué, es que yo quiero a chanito porque chanito en el 2012 me va ayudar", entonces el prd es "no, es que chanito me va a decir que no", entonces pan así de "no, es que a mí me interesa perenganito porque él si me va a ayudar para las votaciones, para cuando meta mi demanda, cuando meta que en una casilla me hicieron esto, chanchullo y demás" (Sheilla).

Porque la democracia electoral es muy fácil, vendida, y la democracia individual, o social, es más del grupo pequeño donde uno sí interviene, y donde uno sí ve que pasa. En la electoral, uno no sabe quien le dio más dinero al IFE o por qué no se ponen tres consejeros ahorita (Lucero).

Sobre funcionamiento del IFE, consideran que poco ayuda a la formación de ciudadanía: "No, yo creo que aquí no porque eso ya se había dado desde el 2000 cuando llegó aquí el EZLN [Ejército Zapatista de Liberación Nacional] y ellos quisieron formar su propio partido. Nosotros como sociedad y el mismo IFE no se lo permitió. O sea, y ahí tan solo, nosotros dejamos de escuchar a lo que fue una gran parte de nuestra población, que es toda la población indígena".

Flor Angeli destaca la importancia de empadronarse en el registro de electores, no porque se confié en el IFE, sino tan solo por:

... ¿por qué la gente no se interesa por la democracia? Porque finalmente ¿qué nos enseñan? Nos dan civismo a lo mejor, nos dan ética, pero ¿qué nos enseñan ahí? ¿Nos enseñan el interés por la política?, ¿nos enseñan a ver que directa o indirectamente nos va a afectar el que pongamos ahí como presidente? Uno tiene el IFE [la credencial para votar], y en algún porcentaje del consciente colectivo de los jóvenes es "pues ya lo tengo para entrar al antro, ¿no?", "ya lo tengo para que me vendan cerveza", pero para la vida política es para lo último que se les, bueno, que conciben ese, la importancia de tener una IFE, ¿no?

Es relevante la siguiente opinión, muy reiterada por los jóvenes mayores de 18 años: "El único autónomo que yo realmente conozco y creo que es un poco social, es Derechos Humanos. De ahí el IFE, ahorita ve que problema tiene. O sea, autónomo y social, es lo menos que es. Y se supone que es la mayor jerarquía electoral, es el juez electoral [confundidos en su papel]. Ve lo que gastan, lo que hacen y de lo que sirve. O sea, es una farsa".

¿En quién confían los jóvenes? Si "los políticos, la democracia, todo mundo tiene la culpa", creen que un cambio y una renovación de la "verdadera democracia" provendrá de la familia. Esta trasformación necesariamente pasaría por el cambio en los roles desempeñados al interior de la familia, con el reconocimiento, primero, de las nuevas dinámicas:

Porque se ha dado un cambio en cuanto a las familias, en cuanto a las estructuras, bueno, o núcleos familiares. Antes era más esta parte de mamá, papá, y pues siempre era el papá el que podía dar un soporte a toda la familia, y por lo cual la mamá no tenía que salir e ir a trabajar, entonces era la que estaba relativamente más a cargo y, de alguna forma, se le atribuía esta responsabilidad de la crianza de los niños (Araceli).

Y, en segundo lugar, desde la familia enseñar la confianza, lo cívico, la democracia:

... mucho viene de la familia, o sea, desde ahí, ese es el sitio fundamental [...] Si desde tu familia te empiezan a fomentar que somos iguales entre hombre y mujeres, y que tú por el hecho de ser mujer tienes que atender a tu hermano, servirle, atenderle, en fin, no, no, no, aquí somos parejos, tanto tú tienes obligaciones como él tiene. Así que aquí nada de que porque es mujer y/o porque soy hombre (Fabiola).

... el hombre también puede lavar los trastes y no por eso se le van a caer las manos, ¿no?

La experiencia democrática al interior de la familia es vital para la comprensión de la dinámica social de ella misma, incluso los jóvenes señalaron la importancia de que el autoritarismo familiar ceda a un ambiente democrático para con ese "espejo" mirar la democracia política:

... este juego de los roles también, el asunto de si somos democráticos o no, y aquí retomo otro asunto importante que se da dentro de la misma familia, que es la estructura básica, la jerarquía. O sea, a veces, cuando tú preguntas es "pues no porque soy tu padre" o "porque soy tu madre", uno aprende que, finalmente, siempre va a haber alguien al que tienes que respetar y [en el] que vas a ver por arriba. Entonces, cuando no se dan estas condiciones de igualdad, una cosa son las cuestiones éticas y morales, y otra cosa es negar sin razones, y la razón más absurda a veces que se encuentra, es que "porque yo te mantengo" o "porque soy tu padre", pero no nos explican por qué, en realidad ese porque (Flor Angeli).

En la gráfica 8 se señalan, ilustradas por áreas, las intervenciones más recurrentes de los jóvenes con respecto a la dicotomía confianza/ desconfianza en las instituciones políticas y sociales que ellos asocian con la democracia.

 

Participación y expectativas dentro de la democracia

Los jóvenes estudiantes se declaran apáticos a la hora de participar institucionalmente. Se sienten orgullosos de su país, pero muestran su insatisfacción: "Es el país del que estoy orgullosa pero no vivo feliz" (Lucero).

La insatisfacción como principal obstáculo a la participación se explica por las muchas expectativas económicas depositadas en el actuar democrático. Fabiola señala:

La democracia le asegura derechos políticos al ciudadano, sí, libertad, igualdad, sí. [...] Pero aquí el problema central, ¿qué pasa con la economía? A mí como ciudadano, la democracia no me está dando calidad de vida, no me está generando empleo, no me está generando condiciones para que yo como ciudadano [...] ¿cuál es el foco de atención ahorita en la sociedad? La economía, no le interesa las elecciones del año que viene, de 2012, el foco de atención es la economía. Una vez en Estados Unidos, a este Bill Clinton, le pegaron en la Casa Blanca un letrero que decía "es la economía, pendejo". O sea, ese es el problema y la democracia, desgraciadamente, no te asegura eso. Ese ámbito que es tan importante que es la economía.

Flor Angeli recuerda la promesa expresada en el 2006:

La cuestión del empleo, si recordamos tan solo en las elecciones de 2006, la parte de la juventud que votó fue una juventud que se colocó a favor de Felipe Calderón porque era el presidente del empleo [...] Entonces, yo creo que en la esfera económica, hablar de esta igualdad de oportunidades, tenemos libertad, sí, para poner un comercio informal, pero para competir dentro de este mercado, pues a veces ni teniendo una licenciatura, maestría, doctorado.

Miran con tristeza un futuro postergado y se defienden de las críticas de sectores de la población que han depositado demasiadas expectativas en ellos:

Te preocupas por la hipoteca de mañana, de que tienes que pagar agua, luz, todo, que dentro del próximo año que son las elecciones del 2012, tan fácil y sencillo (Sheilla).

La gente no podrá manejar términos de democracia defectiva, representativa, todos los términos con adjetivos o sin adjetivos del término democracia, pero sí sabe, en sus bolsillos y en su vida diaria, que esto le está afectando, ¿no?"(Flor Ángeli).

Carlos expresa el sentir de los jóvenes, en general, acerca de este futuro perdido: "Aquí en México no tenemos garantizados ni siquiera lo más básico, estamos peleados con la Constitución, si dice que el salario mínimo debe alcanzar para comida, vivienda, vestido y diversión. No alcanza ni siquiera para la comida. Entonces, si eso dice la Constitución, ¿por qué no se lleva a cabo? [...] entonces, ¿qué democracia tenemos?".

En las intervenciones de los jóvenes participantes se reitera la idea de que no todo se explica por la actuación del gobierno, pues también los ciudadanos son coparticipes de esta "triste" y "decepcionante" realidad: "... le echas la culpa al partido, a fulanito, a perenganito, que no me está dando todas esas facultades. Sí, es una imagen paternalista, es algo que nosotros estamos viviendo y que queremos todo en bandeja de plata, pero sí hay ciertas obligaciones que tiene el gobierno y hay ciertas obligaciones que tenemos nosotros como ciudadanos".

También es notoria la expectativa de cambio, aunque los jóvenes ya no se miran dentro de él. Esperan que la próxima generación sea quien reciba los beneficios:

Pues yo creo que si va a haber un cambio, [...] Seis años atrás hasta ahorita ha habido. El cambio de poder con Fox yo creo que fue muy controversial [...] hubo un cambio, sé que todo mundo eligió a un pendejo, ¿no?, Fox, pero ahí hubo un cambio, ya no siguió el pri, porque el pri era dueño de México [...] yo creo que va a ser gradual pero a muchos años. [...] Yo digo que sí, no lo afirmo porque tampoco se ven resultados muy contundentes, ¿no? Pero, o sea, yo digo que eso, de ahí se empieza, ¿no? Que empezamos a decir cuando votamos por Fox, bueno, los que votamos, o sea, porque pensábamos en un cambio en aquel momento (Luis).

No obstante esta desesperanza, para los jóvenes todo empieza en la familia (han aprendido a ya no esperar nada de los partidos), el cambio, el bienestar, la seguridad, lo bueno y lo malo:

... si aprendes eso en la familia, aprendes autoritarismo por parte del padre, ya que las familias son patriarcales y no se le toma muy en cuenta aún todavía a la mujer y estas cosas, pues desde ahí no hay democracia, a lo mejor no te das cuenta pero implícitamente lo vas aprendiendo y lo vas reproduciendo cuando llegas a otras áreas, pues ya no eres nada democrático, te vas permeando con eso, y vas creciendo así y es algo como cultural (José Carlos).

Se señalan y se ubican dentro del cambio, como actores importantes, para las futuras generaciones, para los hijos y los niños de nuestro país.

Lo tenemos que buscar para que llegue, si queremos que exista ese futuro, porque si uno como ciudadano no es un buen ciudadano, tiramos basura, no respetamos equis, yo creo que si empezamos nosotros y en nuestro núcleo social podemos, no sé, decirle, si él veo que está tirando basura, yo creo que ahí va a empezar, yo creo que es uno mismo, porque nosotros ni nadie va a poder, y uno mismo también tenemos que, uno que ya tiene el cambio en mente, también debemos de expandir ese cambio a las personas que tengamos a lado.

O es como hoy, los grandes y ancianos quieren mejorar, cambiar el calentamiento global, pero en su tiempo cuando empezó el desorden nunca hicieron nada, se cruzaron de brazos y ahora ya quieren sentirse, saben [que les dicen] santos, ¿no? por ahí hacerlo. Así de malos [estamos]

... entre nosotros como jóvenes, creo que nos ha tocado vivir una época un tanto decepcionante, un tanto [...] hostil, sobre todo. Porque ya no nada más es la tradición de la ruptura generacional, de que somos los rebeldes y los malos para nuestros padres y nuestros abuelos, sino que entre jóvenes nos estamos comiendo.

Por último, en este escenario pesimista han construido y creído en los llamados falsos imaginarios, que en mucho provocan la desazón de la época actual:

... yo apenas me enteré, tengo una casita en Acapulco, me enteré que llegan unos tipos en unas camionetas, se bajan en una terminal de autobuses, y con sierras eléctricas empiezan a destrozar personas, por un acto totalmente terrorista, ¿no? Fue en Acapulco, a las dos de la tarde.

Yo también me enteré de algo así en Ciudad Juárez, a una camioneta, esto salió en el radio, porque llamó la señora que le pasó, [...] su coche, está el verde y no avanza, y pues no le pitan, y al otro semáforo rojo, se bajan dos tipos, uno de cada lado, le dicen que le baje a la ventanilla. La señora espantada, la baja, la convencen a que la baje y le dan 500 dólares, le dice "¿por qué?", "es que son 500 dólares de su vida, porque hice una apuesta con mi amigo de que si me tocaba el claxon la iba a matar, como no me lo tocó, ahí están los 500 dólares" (Paulo).

En la gráfica 9 resumo las expectativas juveniles vertidas durante el estudio. El sentido de sus participaciones siempre destacó el aspecto económico representado en la obtención de un empleo. No obstante, también resaltan las demandas de seguridad, educación y respeto por las decisiones tomadas por la mayoría. Se exigen mayor participación en la toma de decisiones, y aspiran a representar una ciudadanía más activa... en beneficio de la generación siguiente.

En el análisis particular por grupo de enfoque y su comparación con las entrevistas colectivas desarrolladas se notaron algunas variaciones en las respuestas que tienen que ver con los ámbitos de la democracia; por ejemplo, la importancia de la educación en la trasformación de la democracia como forma de gobierno.

Las mujeres miran con mayor crítica el desarrollo de la democracia social, y mencionan que aún dentro de sus familias se siguen privilegiando prácticas autoritarias que poco ayudan a la instauración de una costumbre cívica. En el grupo focal de mujeres se presentaron las definiciones teóricas de la democracia más acordes con la democracia representativa:

Yo sí creo en la transición democrática, [...] Sí hay democracia social pero no consolidada, es decir, hay una libertad de expresión, por ejemplo, Andrés Manuel López Obrador puede mentarle la mamá a Felipe Calderón una y otra vez, puede decir que es un espurio, que es un presidente de la mafia, que la mafia le robó la Presidencia, ¿y por eso lo encierran? ¿Por eso está en el bote, ya lo mataron? O sea, no. Y vamos, en este sentido hay libertad de expresión, los chavos se pueden parar enfrente de la Bolsa de Valores, acampar y protestar y decir y en fin, y no te encierran por eso (Fabiola).

En los grupos mixtos de jóvenes es donde más crítica se vertió sobre los políticos y los partidos. Se opina que la democracia es solo electoral y alejada de las necesidades más básicas de la población:

... así como lo percibimos, actualmente, se refiere a que sí hay democracia en las elecciones, en las decisiones que tomamos, no sé, en las instituciones primarias como la familia, no sé [...] en la escuela, democracia en el amplio sentido de la palabra, pues sí ha de haber ¿no? Pero bastante tergiversada y a veces no muy recurrida como debería de ser. O sea, bueno eso es lo que pienso (José Carlos).

En el grupo de integrantes de solo hombres es donde más apareció expuesta la idea de la democracia social, la importancia de la voluntad por cambiar las cosas y la esperanza de un futuro mejor para las generaciones por venir. La idea acerca de que la "la democracia está en cada uno" gobernó en buena medida la discusión y se presentaron algunos ejemplos de factibilidad de realización de la democracia:

... si hay democracia social. Bueno, yo es lo que creo. O sea, no sé, en un examen les dice el profe: "¿quieren examen el jueves o el viernes?". Democráticamente, levanten la mano y ya la mayoría es la que decide que sea el jueves, por ejemplo, ¿no? Y se queda el jueves. Digo, bueno, eso es lo que yo considero como una democracia social.

... en grupos pequeños funciona porque es un trato directo. A gran escala no sirve, no va.

En cuanto a las entrevistas colectivas con jóvenes de educación media superior, los resultados señalan una posición más crítica del desempeño cívico de los ciudadanos que "poco han hecho por ellos mismos", visualizando mayores expectativas de participación, pero no por las vías partidarias ni institucionales (en este sector es donde más se manifiesta la intención de no ejercer el voto). Asimismo, los más jóvenes desconfían en mayor medida de los partidos y la política, no esperan buen futuro para la sociedad mexicana, aunque sí para ellos, como resultado de un esfuerzo individual.

Critican al pueblo por su ignorancia, "su dejadez", su falta de interés. También destaca su pesimismo en el ámbito económico; algunos de ellos se declaran "perdedores" y aún no juegan en el "partido de la democracia" (cuadro 3).

 

Conclusión

En México los jóvenes enfrentan un escenario desalentador, en el mapa nacional siguen siendo los más afectados no solo por el desempleo, sino también por la falta de cobertura sanitaria, la discriminación, la violencia y la lucha contra el crimen organizado.

El desencanto con la democracia como régimen de gobierno y con la actuación de los gobernantes en nuestro país, ha llevado a una visión frustrante tanto del futuro político de la nación como del futuro individual de los jóvenes mexicanos. Se depositaron demasiadas esperanzas en los jóvenes (se habló tanto de aprovechar el bono demográfico), pero se les otorgaron, desde el espacio político y económico, pocas oportunidades para la realización de sus propias esperanzas.

Se les ha exigido mayor participación e involucramiento en el mundo político y social, pero poco se les ha enseñado cómo participar. Viven un mundo donde a cada momento se les recuerda que sus vidas son producto de la democracia, que su participación es resultado de ella y que su interés refuerza y consolida la experiencia democrática, pero poco se les toma en cuenta, poco se les explica y se les informa acerca de las posibilidades de cambio, poco se les permite la expresión, ya no solo en el mundo de la política formal, sino tan solo en el mundo de la cotidianidad, ahí donde la democracia toma sentido. Ante el importante papel que se le asigna en la consolidación democrática, con justa razón reclaman, ¿y yo por qué? En fin, son solo muestras del desencanto democrático:

Nunca hemos sido democráticos en este país, porque nunca nos enseñaron. En la escuela quien decide que estudiamos y demás son los maestros. Cuando pasamos a otras áreas, quien decide son los maestros. Entonces, no puedes cambiar algo porque se te ve mal. Entonces, realmente ¿qué hemos aprendido? Á seguir las cosas. [...] ¿Cómo se puede cambiar eso y decir que somos democráticos? Cuando toda la vida nos ha enseñado lo contrario.

 

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NOTAS

1 Tan solo retomo la definición de democracia que establece el artículo III, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que a la letra dice: "... considerando a la democracia no solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo".

2 Los grupos focales trabajan a partir de sesiones en las que participan personas especialmente reclutadas para ese fin, de acuerdo con variables previamente establecidas. Sus integrantes se expresan libremente acerca de un tema propuesto por el moderador y del cual los invitados no tienen conocimiento previo. Sin embargo, sí saben que discutirán alrededor de un tema de interés sociopolítico. Cada grupo cuenta con la intervención de seis a 10 personas; el moderador, quien se vale de un esquema previo (guía de temas) para mantener la conversación, orienta esta hacia ciertos temas, y deja que los participantes hablen libre y esporádicamente sobre lo propuesto. La conversación es el eje de la metodología, ya que es por medio de ella que los participantes reflexionan y se expresan. Es necesario trabajar con segmentos que posean ciertas características comunes; por ello, el nivel socioeconómico y educativo, la edad, la situación personal, entre otros aspectos, son datos que permiten formar grupos con cierta homogeneidad.

3 El grupo focal es un grupo de discusión que reúne a personas con antecedentes y experiencias similares para discutir un tema específico de interés para el investigador (Dawson, Manderson y Tallo, 1997: 31).

4 Los grupos focales se llevaron a cabo y estuvieron integrados de acuerdo con la siguiente relación.

Grupo focal de hombres, realizado el lunes 17 de octubre de 2011, con los siguientes participantes: Paulo César Vergara Sánchez, estudiante de Psicología Social; Manuel Eduardo Gómez Fuentes, estudiante de Ingeniería Bioquímica Industrial; Felipe de Jesús Jiménez Vázquez, estudiante de Biología; Ricardo Gaytán Hernández, empleado; Marco Antonio Zepeda, estudiante de Ingeniería Bioquímica; Erick Alejandro García Garzón, estudiante de Filosofía, y Dany Pérez Campos, estudiante de la licenciatura en Producción Animal.

Grupo focal mixto I, realizado el martes 18 de octubre de 2011, integrado por: Moisés Antonio García Favila, alumno de Psicología Social, 29 años; José Carlos Silva Oñate, alumno de Psicología Social, 21 años; Daniel H. Madrigal Martínez, alumno de Economía, 25 años; Nancy Monserrat Ramírez Ramírez, estudiante de Ciencia Política, 23 años; Carlos Mendoza García, estudiante de Ciencia Política, 29 años, y Luis Antonio Servín Pintor, estudiante de Ciencia Política, 28 años.

Grupo focal mixto II, llevado a cabo el miércoles 19 de octubre de 2011: Juana Liliana González Martínez, estudiante de Antropología Social, 23 años; Juan José Sobrevilla González, alumno de Filosofía, 22 años; Daniel Malfavon Sifuentes, estudiante de Ciencia Política, 27 años; María de los Ángeles Garfias González, estudiante de Sociología, 28 años; Lucero Carmina González Lara, estudiante de Sociología, y Óscar Cortes Quiroz, estudiante de Sociología.

Grupo focal, solo mujeres, realizado el lunes 24 de octubre de 2011: Claudia Anel Martínez Hernández, estudiante de Mercadotecnia y Dirección de Negocios (Universidad Ítaca, Escuela Superior de Negocios), 21 años; Stephanie García García, estudiante de Ciencia Política, 18 años; Jessica Alejandra García Castro, estudiante de Ciencia Política, 18 años; Sheilla Rosario Sánchez del Canto, estudiante de Ciencia Política, 24 años; Araceli Sánchez Abarca, estudiante de Psicología Social, 22 años; Fabiola Arahí Castro Alarcón, estudiante de Ciencia Política, 23 años, y Flor Angeli Vieyra Vázquez, estudiante de Ciencia Política, 22 años.

5 El contacto con los informantes de los grupos focales dependerá de la comunidad con la que se esté trabajando. Para ello, es importante observar el área, lo cual implica hacer contacto con líderes locales en un inicio y obtener de ellos la información de la comunidad que se desea estudiar. Los informantes clave deberán saber, durante el primer contacto, el motivo por el cual se les seleccionó y la manera como se utilizarán los resultados (Dawson, Manderson y Tallo, 1997: 62).

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