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Andamios

On-line version ISSN 2594-1917Print version ISSN 1870-0063

Andamios vol.6 n.11 Ciudad de México Aug. 2009

 

Presentación del Dossier Ciencia Política: ¿crisis o renovación?

 

Cualquier diagnóstico sobre la salud o la enfermedad de un paciente puede ser leído a partir de la metáfora del "vaso medio vacío o del vaso medio lleno". Quienes recurren a la imagen del vaso medio vacío suelen privilegiar las debilidades y contradicciones del paciente en turno. Por el contrario, quienes recurren a la figura del vaso medio lleno suelen destacar sus fortalezas y coherencia internas. Unos y otros están convencidos de que su diagnóstico es el más completo y certero. Algo similar ocurre con el diagnóstico sobre el estado actual de la ciencia política. Mientras para algunos, la ciencia política contemporánea atraviesa una crisis que, si no se atiende de inmediato, puede llegar a ser terminal, para otros —al contrario—, ésta vive un momento de renovación y vitalidad sin parangón alguno. A nadie debería extrañar que existan diagnósticos diferentes y, en el límite, encontrados sobre un mismo objeto o materia. El conocimiento científico avanza, precisamente, a partir de conjeturas y refutaciones.

El problema, en todo caso, radica en que tanto los críticos como los defensores de la ciencia política contemporánea ya no practican regularmente el humilde hábito de escuchar, atender y, posteriormente, refutar los argumentos o razones del otro, sino cada vez con mayor frecuencia ignoran, distorsionan y, en el extremo, ridiculizan los planteos del otro. Pocos quieren salir de su zona de confort y seguridad, aquella que les ofrece identidad, recursos y prestigio personal e institucional. ¿Cómo salir de este diálogo de sordos? ¿Cómo hacer un diagnóstico sin caer en el catastrofismo de los pesimistas ni en el optimismo de los satisfechos? En la revista Andamios creemos que el diálogo y debate abierto, directo y, por supuesto, crítico e interminable es el mejor antídoto al que podemos recurrir para encontrar y decantar los puntos de acuerdo y desacuerdo. De ahí que nadie pueda asumirse como el profeta en turno que otorgue carta de natalidad o de defunción al estudio científico de la política.

No somos, por cierto, pioneros en este debate. El debate cobró nuevos bríos en fechas recientes —no hay que olvidarlo—, con el famoso ensayo de Giovanni Sartori: Where is Political Science Going? ("¿Hacia dónde va la ciencia política?"), donde el politólogo italiano concluía, entre otras cosas, que "la ciencia política norteamericana no va hacia ningún lado", pues se ha privilegiado en ésta el método sobre la relevancia de la investigación y la cuantificación sobre la lógica. A partir de ese polémico texto, la discusión sobre el estatuto de la ciencia política ha tomado distintos senderos y derroteros y en ella han participado especialistas de la disciplina tanto de Estados Unidos como de Europa y América Latina. Las controversias fundamentales giran en torno a la "cientificidad", así como a los alcances y límites de la disciplina. En términos generales, pueden identificarse dos posiciones encontradas. Por un lado, se encuentran los defensores de una ciencia política netamente empírica, quienes sostienen que el avance de la disciplina se origina a través de la generación de conocimiento acumulativo basado en la predicción y explicación de fenómenos políticos a partir de la utilización de una lógica deductiva y de metodologías predominantemente estadístico–cuantitativas. El enfoque actualmente hegemónico de la elección racional se inscribe en esta perspectiva. Por el otro lado, se encuentran quienes critican el excesivo cuantitativismo y la falta de nexo entre teoría y práctica que ha caracterizado a la ciencia política estadounidense en décadas recientes.

En la presente entrega de Andamios, queremos abrir un nuevo capítulo de este debate. Para ello, convocamos en su momento a la comunidad académica de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y de otras instituciones de educación superior pública y privada de nuestro país, así como a académicos de América Latina y Europa, a que reflexionaran sobre una sencilla, pero al mismo tiempo compleja, pregunta: "Ciencia Política: ¿crisis o renovación?". Lo menos importante en nuestra invitación eran los orígenes y posiciones públicas de los convocados. No había que inclinar de antemano la balanza. Lo más importante fue la evaluación que se realizó sobre la consistencia y rigurosidad de los trabajos recibidos. En consecuencia, los artículos que respondieron a esta convocatoria abierta y pública aparecen publicados —previo dictamen y, en su caso, aprobación— en la sección Dossier de nuestra revista. Dicha sección se complementa con cuatro materiales que están en plena sintonía con la temática de este número y seguramente serán del agrado de nuestros lectores: el primero es una traducción inédita al castellano de un texto del famoso politólogo italiano Gianfranco Pasquino: "Números y política. Contar en la Ciencia Política lo que cuenta". Cabe destacar que con este trabajo abrimos la sección de Traducción en nuestra revista. Agradecemos, dicho sea de paso, a Fernando Barrientos del Monte la traducción y las gestiones realizadas para la publicación de este trabajo. El segundo es una entrevista que los coordinadores del Dossier de este número realizamos a tres exponentes clave de la ciencia política mexicana: Andreas Schedler, profesor–investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas; Francisco Valdés Ugalde, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Víctor Alarcón Olguín, profesor–investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. El tercero es una bibliografía especializada sobre la ciencia política contemporánea, la cual brinda una selección de obras clave que dan cuenta del estado, desarrollo y principales debates de la disciplina en Europa, Estados Unidos y América Latina, incluido México. Finalmente, el cuarto es una reseña de Fernando Barrientos del Monte a propósito del polémico libro de César Cansino: La muerte de la ciencia política. Pensamos que este nuevo capítulo de la discusión ofrece elementos importantes para avanzar y estar en condiciones de resolver algunos de los problemas centrales planteados. Queda en los lectores la última palabra.

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