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Enfermería universitaria

On-line version ISSN 2395-8421Print version ISSN 1665-7063

Enferm. univ vol.17 n.3 Ciudad de México Jul./Sep. 2020  Epub Nov 15, 2021

https://doi.org/10.22201/eneo.23958421e.2020.3.1039 

Editorial

La formación clínica de los profesionales de enfermería ante una emergencia sanitaria en México

Clinical formation of nursing professionals in the face of a health emergency in Mexico

A formação clínica dos profissionais de enfermagem perante uma emergência de saúde no México

R.A. Zárate-Grajales1 
http://orcid.org/0000-0002-9264-8490

1Directora de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, México r.zarate@comunidad.unam.mx


La pandemia de COVID-19 que llegó al mundo a inicios del año 2020 ha frenado abruptamente la formación clínica de los estudiantes de enfermería, y enfermería y obstetricia en nuestro país, así como en el mundo entero. Dicha interrupción tendrá, seguramente, implicaciones a mediano y largo plazo en la fuerza de trabajo de enfermería en el sistema de salud y en la respuesta sanitaria ante futuras pandemias.

La pregunta es, ¿cómo le hacemos para fortalecer la educación clínica del estudiantado de enfermería en esta época de reconversión educativa y de salud frente a una crisis económica sin precedentes? ¿Cuáles deben ser las competencias de los egresados ante esta difícil situación en el escenario educativo y de salud?

La emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia de COVID-19 ha sido enormemente disruptiva en toda la sociedad y ha desafiado a todos los sectores, en particular a los de la salud y la educación en los que está inserta nuestra profesión. Por ello se hace necesario reflexionar tanto en los retos como en los desafíos que impone este acontecimiento en la formación clínica de las y los estudiantes de enfermería. En medio de un contexto complejo que incluye el crecimiento y envejecimiento de la población, el cambio climático, los procesos de globalización y urbanización cada vez mayores, así como de estudios prospectivos que anticipan brotes de nuevas enfermedades virales y, por lo tanto, emergencias sanitarias.

En este escenario es primordial la formación de profesionales de la salud, ya que sin enfermeras, enfermeros y parteras calificadas, los servicios de salud colapsarán; pues serán insuficientes para satisfacer las necesidades de atención de personas, pacientes y familias que demandarán servicios diversos.

A casi un año del confinamiento por la COVID-19 que implicó el cierre de actividades escolares presenciales y ante el desconocimiento del comportamiento del virus, las escuelas iniciaron la educación remota de emergencia para respaldar la formación en enfermería. También se enfrentaron al cierre de los servicios clínicos y comunitarios para los estudiantes de pregrado, ya que la lógica sustantiva de estos, gira en torno a organizar los servicios, atender la alta demanda de pacientes, la escasez de equipos de protección personal, así como de proteger a los jóvenes universitarios y evitar el traslado de personas en espacios públicos.

En otros países de la región, dada la escasez de personal, el sistema de salud llamó a los estudiantes a sumarse solidariamente al trabajo de los equipos de salud con el fin de atender la alta demanda de servicios, mientras que en otros más las leyes sanitarias contemplan, ante una emergencia, el reclutamiento obligatorio. Sin embargo, en México nuestros estudiantes se encuentran confinados en sus hogares a causa de las medidas de distanciamiento social definidas por los gobiernos locales y federal, muchos de ellos en sus lugares de origen, lejos de su universidad y de su escuela, contendiendo con educación a distancia o remota.

Ante ello, la Universidad Nacional Autónoma de México y sus escuelas, facultades, centros e institutos, desplegaron un enorme esfuerzo para transitar de la enseñanza presencial a la emergente y remota, además de capacitar a profesores y estudiantes en el uso de tecnologías para la educación en línea y a distancia. Para el caso de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia, la creatividad de los profesores de los diferentes programas académicos consideró el uso de diversas acciones, plataformas y tecnologías; entre ellas abrir centros de cómputo, incorporar las plataformas Zoom y Webex que pocos conocíamos y que ahora forman parte de nuestro diario vivir.

Atendimos a los estudiantes desde el mes de marzo bajo esas circunstancias y para el semestre que inició en agosto estábamos mejor preparados para iniciar las actividades teóricas en línea. Se adquirieron diversas plataformas de libros electrónicos para sesiones de práctica y la construcción de casos clínicos por academias con el fin de amortiguar el efecto de la imposibilidad de asistir a los escenarios clínicos. Algunas academias buscaron, por ejemplo, impartir educación para la salud en grupos de estudiantes de escuelas primarias como práctica vía internet y también realizar valoraciones clínicas y diagnósticos de enfermería entre sus propias familias que permitieran a los estudiantes y profesores, en la medida de lo posible, ingresar a realidades virtuales o bien contender con las competencias mínimas requeridas.

Sin embargo, esto ha sido apenas un paliativo para la enseñanza de la enfermería, porque hasta el día de hoy no hay forma de proporcionar a los estudiantes el contacto con las personas, los pacientes y el equipo de salud que se encuentra en el mundo real de la atención a la salud en los hospitales, clínicas, centros comunitarios, asilos, entre otros, ni sus profesores han tenido la posibilidad de realizar con ellos la enseñanza clínica, así como el aprendizaje en sitio de competencias indispensables de la enfermería y partería profesional.

Al día de la conclusión de este documento, el semáforo sigue en color naranja en la Ciudad de México y la pandemia no se controla. Es decir, seguimos con actividades clínicas interrumpidas, ya que los escenarios que normalmente abrían sus campos clínicos, hoy no lo hacen debido a las disposiciones locales y federales existentes, complicando con ello la formación de las y los enfermeros del país. Los estudiantes se encuentran también muy preocupados. En redes sociales y en todos los espacios en que tienen acceso, ya sea clases o reuniones de jefes de grupo, se quejan de que la pandemia les ha traído muchas pérdidas, entre ellas el privarlos del contacto con sus compañeros, con sus pacientes, cuidarlos, comunicarse con ellos, aprender de sus profesores y de las enfermeras expertas de los servicios clínicos o comunitarios, con el fin, de aprender la enfermería.

Esta es una visión desde la educación. Pero, estimados lectores, les pido reflexionemos juntos: existe la necesidad de atender a la población que se quedó sin servicio; pues la mayor parte de los recursos necesariamente se destinaron a la atención de la COVID-19 y, ¿no creen que un ejército de jóvenes universitarios comprometidos, con vocación de servicio deberían reintegrarse a las filas del cuidado a la salud, la prevención y promoción, la vacunación, el cuidado de los niños sanos, de las mujeres embarazadas, los ancianos con enfermedades crónicas? Estamos perdiendo una oportunidad de oro para enseñar a estos jóvenes a hacer frente a una emergencia sanitaria, a portar equipos de protección personal, a evitar la propagación de los daños, a ser solidarios con sus compañeros que se encuentran en el primer frente de batalla, al que seguramente en algún momento a ellos les tocara estar.

Como verán, no es una situación sencilla de resolver, por lo que este es un llamado a la reflexión y a que emprendamos juntos, servicios de salud, instituciones educativas, colegios y asociaciones profesionales, un proceso de reflexión y acción, con el fin de proponer un estilo diferente de colaboración conjunta, en donde las decisiones se tomen de manera compartida, en beneficio de las personas y de la formación de los futuros profesionales de la enfermería. Es decir, a impulsar la gobernanza recíproca: que las escuelas participen en las decisiones de los escenarios de práctica y no sólo sean receptores de los mismas, y que los líderes de salud participen en la toma de decisiones educativas, ya que actualmente son pocas las escuelas o facultades que están integradas con los sistemas de salud locales, estatales o federales en roles de liderazgo. Asimismo, a que exista una reciprocidad de las escuelas y facultades otorgando servicios educativos y de investigación conjunta que favorezcan el desarrollo de la enfermería y la partería en el sistema de salud.

Hoy más que nunca cobran relevancia las diversas recomendaciones de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y el Consejo Internacional de Enfermeras, los cuales hacen un llamado a que los líderes de educación y servicios de salud trabajen de manera conjunta siendo parte activa en la gobernanza, puesto que en muchos lugares las escuelas de enfermería no son contempladas en la planificación de la atención ante una situación de emergencia sanitaria como esta, ni es considerado el papel que los estudiantes y pasantes tendrán durante la misma en beneficio de las personas y de su formación.

También hacen un llamado a que el personal docente que labore en los servicios de salud sea capaz de influir en una mejor enseñanza clínica y en la necesidad de ampliar y fortalecer las competencias del estudiantado de sus escuelas y facultades a través de una tutoría clínica experta.

Si consideramos estos referentes, abrir los escenarios clínicos para la práctica del estudiantado de enfermería debería ser una acción prioritaria, sin considerar el semáforo en que nos encontremos, debido a que ellos serán el futuro de la profesión y quienes nos cuidarán en breve y formarán parte de la fuerza laboral que hoy limita su ingreso para el aprendizaje clínico de alto nivel. Muchos de los profesores de nuestras escuelas y facultades, ya sean profesionales de la medicina, de enfermería, psicología, entre otros, son trabajadores de los servicios de salud, y tenemos la seguridad de que están preparados para hacer frente a una pandemia y para enseñar a sus estudiantes cómo se cuida y gestiona el cuidado en estos escenarios. Los pasantes y estudiantes de enfermería son un recurso muy valioso siempre, pero ante una emergencia como la que atraviesa el país y el mundo, se tornan en un recurso indispensable, sobre todo en aquellos escenarios como el primer nivel de atención o bien en hospitales de segundo nivel o unidades de medicina familiar.

Es importante mencionar también que el reporte 2020 sobre el futuro del trabajo plantea que el mercado laboral exigirá de sus profesionistas que estos tengan al menos las siguientes competencias para incorporarse exitosamente al mercado laboral: habilidades de comunicación, trabajo en equipo, pensamiento crítico, toma de decisiones, innovación y resiliencia. Los jóvenes en formación necesitan aprender en un escenario real y seguro, con supervisión y tutoría experta, así como practicar el deber ser profesional ante una pandemia de estas dimensiones. No perdamos la oportunidad de enseñarles.

Por consiguiente, nos corresponde reflexionar y proponer juntos acciones para fortalecer y retomar la enseñanza clínica de la enfermería y, la partería, las cuales deben ser una preocupación de ambos sistemas, el de salud y el educativo. Hoy más que nunca somos testigos de que la escasez de profesionales de la enfermería es uno de los asuntos más críticos para el sistema de salud. Esta pandemia amenaza como nunca la formación y la incorporación futura de jóvenes a la fuerza de trabajo en nuestro país.

Debemos recuperar el rumbo y organizarnos mejor para planear el número y tipo de profesionales así como especialistas que necesita el país, precisamos favorecer la enseñanza de los jóvenes que serán el recambio generacional para el sistema de salud, fortalecer la formación que asegure las competencias laborales para el sector con la perspectiva del desarrollo disciplinar y profesional; contribuyendo con creatividad al cuidado a la salud, adentrarnos en el uso de tecnologías para la enseñanza clínica y apoyarnos en el uso de la tele-enfermería.

La pandemia de COVID-19 estará entre nosotros, la tendremos por varios años y seguramente habrá otras crisis sanitarias, naturales, o meteorológicas, entre otras. Si bien esta pandemia nos tomó por sorpresa, también nos dio la oportunidad de repensar el futuro y planear de manera conjunta la formación de los profesionales de la enfermería para los próximos años y para los futuros retos globales, con el fin de que los enfrentemos mejor armados; sociedad, sistema de salud y sistema educativo, para asegurar a la sociedad los profesionales de enfermería que ésta reclama y merece.

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