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Signos históricos

Print version ISSN 1665-4420

Sig. his vol.13 n.25 México Jan./Jun. 2011

 

Artículos

 

José Fernando Ramírez: su último exilio europeo y la suerte de su última biblioteca

 

José Fernando Ramírez: his last european exile and library

 

Erasmo Sáenz Carrete*

 

Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, * cehi@prodigy.net.mx

 

Recepción: 3/02/2011
Aceptación: 6/10/2011

 

RESUMEN

José Fernando Ramírez estuvo exiliado en dos ocasiones en Europa y con ello logró enriquecer sus fuentes historiográficas. Revisando la subasta de Londres de 1880, donde fueron vendidas las obras de la segunda biblioteca de este personaje, encontré la riqueza de su acervo bibliográfico: códices, incunables y obras primigenias para la Historia de México. Gran parte del mismo no se quedó en el país y algunas de sus obras se encuentran en España, Estados Unidos y el Reino Unido. Falta localizar la ubicación de su última y más decisiva biblioteca, la de su etapa en la Ciudad de México y en el exilio europeo.

Palabras clave: José Fernando Ramírez, Chihuahua, Maximiliano de Habsburgo, México, Durango (México).

 

ABSTRACT

José Fernando Ramírez was exiled in Europe in two different occasions. Once here, he could diversify its historiographical sources. When we review the 1880 London auction of latest Ramírez library we found out important codes, rare books and original manuscripts related to the Mexican History. Mostly of these materials were sold in United States, Spain and United Kingdom. Therefore, it is import to continue research studies to find out libraries and sites of these original materials.

Key words: José Fernando Ramírez, Chihuahua, Maximiliano of Habsburg, Mexico, Durango (Mexico).

 

José Fernando Ramírez (1804-1871) ha vuelto a ser un autor actual. Pertenece a la generación decimonónica que más ha aportado a la construcción de la Historia de México. Con Joaquín García Icazbalceta (1825-1894), Manuel Orozco y Berra (1816-1881), Francisco del Paso y Troncoso (1842-1916) y Juan Hernández y Dávalos (1827-1893) ha sentado las bases de la historia "rigurosa" y documentada.1

Algunos de ellos destacaban por contar con ricas bibliotecas personales. Fernando Ramírez aportó elementos clave en la historia de la Nueva Vizcaya —posteriormente estado de Durango (México)—, así como para el periodo prehispánico; fue actor de acontecimientos relevantes del siglo XIX ; analista de las relaciones de México con Estados Unidos —años después de la anexión de más de la mitad del territorio mexicano—; así como testigo presencial y actor clave del fallido imperio mexicano, encabezado por el archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo.

En este contexto, la presente investigación pretende, por un lado, analizar las vicisitudes del último exilio de José Fernando Ramírez y, por el otro, conocer la suerte que tuvo su última biblioteca, quizá la más rica, pues contaba con manuscritos de varias órdenes religiosas, incunables y libros antiguos sobre la Nueva España, Filipinas y México. Para tal propósito, utilizo materiales de distintas bibliotecas (Berkeley, España y ciudad de Durango) donde se encuentran obras de este personaje relevante del siglo XIX . Asimismo, parto de los libros y manuscritos de la subasta que tuvo lugar en Londres en 1880. Se menciona también la subasta del capellán imperial, el sacerdote Agustín Fischer.2 (Estos libros en realidad no le pertenecían, pues había recibido la encomienda del archiduque Maximiliano de Habsburgo de reunir un importante número de documentos y libros para constituir la biblioteca imperial.)

José Fernando Ramírez nació el 5 de mayo de 1804 en Real de Minas del Parral (hoy estado de Chihuahua). En ese entonces, este lugar pertenecía a la Intendencia de la Nueva Vizcaya y en los siglos precedentes, desde la fundación de este real, era parte de la gobernación de la Nueva Vizcaya. Cuando se dio la revuelta de los tepehuanes, en 1616,3 la capital de esta provincia se trasladó de facto a Parral, por un lado, por las secuelas económicas y psicológicas que dejó este acontecimiento, pero también debido a cuestiones prácticas, pues la colonización del actual estado de Chihuahua y de Nuevo México requerían un apoyo de primer orden que sólo la presencia a menor distancia —como la ubicación estratégica de Parral— podía solucionar. Así pues, Ramírez, para efectos prácticos, es un personaje que se nutrió de la vida de la Nueva Vizcaya. Realizó sus estudios de derecho en la capital de esta Intendencia, es decir, la ciudad de Durango. Aquí desempeñó varios puestos en el poder judicial y como diputado del naciente estado Federal. En la Ciudad de México desempeñó una importante función: impulsar la creación de la Biblioteca Nacional, en la que fue conservador y director.4 Esta responsabilidad le permitió conocer de primera mano los libros más relevantes de la historia del país. Tuvo también una posición privilegiada para hacerse de más libros, acervo que le permitió iniciar su segunda y última biblioteca. Además, en 1854 fue miembro de la New York Historical Society y en 1856 fue socio correspondiente de la Pontificia Academia Romana de Arqueología, así como miembro de honor de la Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos. En 1860 también perteneció a la American Ethnological Society y en 1863 se le nombró presidente de la Academia Nacional de San Carlos.

Mantuvo una posición de liberal moderado, pero aceptó el ofrecimiento de Maximiliano I de Habsburgo, lo cual lo llevó a ser el Ministro de Negocios Extranjeros y Marina el 4 de julio de 1864, función que desempeñó durante el primer año del gobierno del Imperio. Al año siguiente, debido a las intrigas palaciegas, dejó ese cargo para ser el presidente de la Academia Imperial de Ciencias y Artes, pero renunció al poco tiempo, y fue nombrado ministro de Estado, aunque sin atribución específica. Con todo, recibió la Gran Cruz de la Orden de Guadalupe y, antes de dejar el gobierno, Maximiliano le otorgó la Orden Imperial del Águila Azteca. Cuando se hizo inevitable el triunfo de los liberales, José Fernando Ramírez sugirió al Emperador que abdicara y decidió irse a Europa. Acabó sus días en la ciudad de Bonn el 4 de marzo de 1871. Murió con cierta nostalgia, pero se sabe que por haber sido uno de los brazos del archiduque ejecutado, su suerte probablemente no hubiera sido diferente.

Imagen 1

Imagen 2

En la entonces pequeña ciudad de Bonn, José Fernando continuó sus investigaciones. Años antes en la ciudad de Durango, Ramírez estaba emparentado con el alemán Germán Stahlknecht, quien estaba casado con su hermana, Juana Ramírez, además de que era su socio en la fábrica del Tunal. En su exilio alemán, José Fernando vivió con austeridad casi a la merced de su familia alemana. Llevaba consigo un acervo bibliográfico y de documentos coloniales. Preparó algunas entradas para el addendum del diccionario de Beristáin de Souza, hizo anotaciones a distintas obras, pero poco a poco se fue apagando, en parte por una enfermedad que le hizo disminuir sus capacidades (se habla de un probable cáncer). Un día antes de su muerte se dio el armisticio entre Francia y Prusia. De no ser por una esquela publicada por su familia, su muerte hubiera pasado desapercibida.

La obra de Ramírez fue publicada en distintos momentos y por diferentes editores o impresores. Por ello, debe destacarse el esfuerzo realizado por don Ernesto de la Torre Villar, al publicar en 1987 una primera antología5 y editar en 2001 una compilación de todas sus obras de carácter histórico, en cinco tomos.6 Se ha reeditado en facsímiles su obra sobre el estado y la ciudad que lo vio crecer.7 La Biblioteca Nacional de España conserva algunos de éstos, sin embargo los más importantes fueron los libros que Ramírez había acumulado en su segunda biblioteca, los cuales serían rematados posteriormente en Londres. La suerte de este acervo es el objetivo de esta investigación.

 

LA SUBASTA DE 1880

Luego de la muerte de José Fernando Ramírez, acaecida en Bonn en 1871, se inició la venta de los libros de su biblioteca particular. El acervo más importante fue vendido a Alfredo Chavero y posteriormente a Manuel Fernández del Castillo, quien después logró interesar a la casa de subastas de los señores Puttick y Simpson.

Conviene recordar que, durante su estadía en Durango, el autor logró reunir 7 mil 477 ejemplares, de los cuales 2 mil 763 eran sobre temas históricos. Por ello, en la Biblioteca Pública del Estado de Durango, "José Ignacio Gallegos Carrasco", existe un fondo que lleva su nombre. En él se conservan varias de las obras que logró reunir Ramírez; algunas obras del mismo acervo forman parte del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de Durango. Antes de instalarse en la Ciudad de México, aquellas obras fueron vendidas por el propio Ramírez al gobierno del Estado. Sin embargo, éste sólo pagó una parte del adeudo pactado. En su segunda etapa, tuvo responsabilidades muy diversas, tales como ministro de Relaciones Exteriores durante tres ocasiones, director del Museo Nacional de la Ciudad de México,8 diputado, así como algunos cargos en el poder judicial; gracias a estas encomiendas, pudo reunir otra gran biblioteca cuyos fondos se vendieron en Europa y de ahí pasaron a Estados Unidos. No es casual que en este último país exista un fondo que lleva su nombre en la Biblioteca Bancroft de la Universidad de California. Una parte del acervo vendido en Londres fue a dar a California, como lo veremos más adelante. Asimismo, según la investigación realizada por don César Sepúlveda, parte de la subasta fue adquirida por el conde de Benahavis, y tiempo después pasó a los fondos de la Biblioteca Nacional de España.9

Este catálogo (imagen 3) es poco conocido incluso en México. Según Luis González Obregón, en el Museo Nacional se encontraban unos 20 volúmenes de manuscritos inéditos de José Fernando Ramírez, pocos años después de su muerte.10 De hecho existen algunas obras que tuvieron poca difusión; tal es el caso de Descripción de algunos objetos del Museo Nacional de Antigüedades, publicado en la Imprenta de J. M. Andrade y Fernando Escalante en 1857 y cuya edición apenas contó con 50 ejemplares. En la actualidad, para los coleccionistas de libros representa un desafío encontrar un ejemplar de esta obra.

La casa de subastas de los señores Puttick y Simpson —quienes anunciaban la subasta de la Biblioteca mexicana...— ubicada en Leicester Square número 47, había sido la casa de Sir Joshua Reynolds. Varios días fueron señalados para la subasta pública de las obras que pertenecían a la segunda biblioteca de José Fernando Ramírez: 975 libros y manuscritos. En el recuento que se hace de este catálogo, se reconoce que varios de estos últimos son de las obras impresas o manuscritas que el propio Ramírez había seleccionado de su primera biblioteca. He encontrado que una buena parte se ubica en la biblioteca Bancroft mencionada antes. Asímismo, conozco algunos nombres de los compradores de este riquísimo fondo y los mencionaré más adelante.

En efecto su segunda biblioteca, quizá la más rica, contenía:

Muchos incunables del antiguo Continente, gran número de ediciones princeps mexicanas del siglo XVI, crónicas religiosas, folletos rarísimos, infinidad de códices jeroglíficos de los indios, y una espléndida colección de manuscritos, autógrafos ó copiados, relativos á nuestra historia, reunidos, anotados y cotejados á costa de grandes trabajos por el Sr. Ramírez y perdidos para México.11

La subasta se llevó a cabo los días 7, 8, 9 y 12 de julio de 1880. En el mismo catálogo hay una compra-venta de un "eminente bibliófilo mexicano", cuyo nombre no se menciona. Ésta se realizó el 13 de julio en el mismo lugar y a la misma hora. Existe una notable diferencia en cantidad y calidad. Hasta un Bancroft se vendía por encima de las razas aborígenes de los estados del Pacífico estadounidense publicado en Nueva York y París entre 1875 y 1876. Este remate contenía sobre todo bibliografía europea, así como algún incunable.

Llama la atención la prontitud con la que se organizó esta operación: apenas nueve años después de la muerte de nuestro personaje. Sin embargo, Luis González Obregón menciona a la figura mexicana que promovió esta venta: Manuel Fernández del Castillo, instigado por Agustín Fischer —sacerdote de origen alemán que ocupó la secretaría privada y capellanía de Maximiliano, un personaje, al parecer, sin escrúpulos—. Del Castillo se había comprometido con los herederos de Ramírez a no vender obra alguna fuera de México, compromiso que al poco tiempo fue roto. Es probable que la noticia de la subasta pasara desapercibida en México, porque Ramírez había colaborado con el emperador Maximiliano. De haberse quedado en tierras mexicanas, habría sido ejecutado por pertenecer al círculo primero del archiduque (que, dicho sea de paso, éste siempre tuvo en muy buena opinión su bonhomía, cultura y actuación pública);12 de hecho se le confiscaron sus pertenencias, como ocurrió con la mayor parte de los actores nacionales y locales que tuvieron algún cargo durante el segundo Imperio. No fue una confiscación total ni permanente. En la región donde creció y se proyectó José Fernando, el gobierno de Benito Juárez impuso una multa de 240 mil pesos a 64 durangueños que habían colaborado con el Imperio.13 Años después, Juárez acordó la devolución paulatina de las propiedades confiscadas. Esto no lo pudo ver en vida nuestro autor.

Esta subasta significó para México una pérdida de materiales históricos sobre su evolución en el tiempo. Se puede argumentar que se encuentra en buenas manos, pero hay que aceptar que, al igual que en otros países, las fuentes de su identidad con frecuencia están expuestas a la ley del mejor postor.

 

LA COMPRA DE BANCROFT

El editor e historiador Bancroft14 se enteró de la subasta que iba tener lugar en Londres. Para ese propósito encomendó a un señor de apellido Stevens, que a su vez también compró a nombre del Museo Británico. El editor californiano señala esta operación:

Me representó en el remate el señor Stevens [...] No pensé que la cantidad entera llegaría a más de 10, 000 ó 12, 000 dólares. Las piezas cuya adquisición yo ordené llegaron a sumar $30, 000. El señor Stevens no las compró todas, prefiriendo perder su comisión a sujetarme a precios tan enormes.15

Del fragmento se deduce que Bancroft no fue el único comprador. Según Barlow, aparte de Stevens —que compraba a nombre de dos— los otros postores fueron el conde de Benahavis (César Sepúlveda anotó el marqués de Heredia) y un librero de Londres de apellido Quaritch. Sin embargo, Bancroft consiguió los manuscritos más valiosos, como veremos a continuación.

En efecto, las obras compradas por Bancroft están señaladas por él mismo en un ejemplar que tenía de la subasta. Sus notas ayudaron a Barlow a ubicar una parte de los muchos manuscritos que se encuentran ahora en la biblioteca que lleva su nombre. Con toda la riqueza que este material implicaba, hasta 1943, fecha de la publicación del artículo de Barlow, poco se conocía de la existencia de este rico fondo.

A continuación, señalo algunas de las obras o manuscritos que compró Bancroft, vendidas después a la Universidad de California en 1905 y que actualmente forman parte de un acervo de la biblioteca que lleva su nombre en la ciudad de Berkeley:

• Juan de Albieuri, Historia de las missiones apostólicas que los clérigos regulares de la Compañía de Jesús an echo en las Indias Occidentales de los Reynos de la Nueva Viscaya. Manuscrito original fechado en Vamupa a 16 de abril de 1633. Consta de 369 páginas y tres más de índices.

Durango. Documentos Históricos sobre Durango. Manuscrito de 311 hojas. Esta colección es probablemente una de las más importantes para la historia de la Nueva Vizcaya y de Durango.

Ramírez mantuvo siempre el interés histórico sobre su región de origen. Desgraciadamente, la primera obra no se encuentra en bibliotecas de México. Respecto a la segunda, una parte fue publicada en el siglo XIX , pero quedan algunos documentos que no han sido publicados.

Documentos relativos a la fundación del Hospital del Amor de Dios, erección de la Catedral de México y promoción de su primer obispo D. Fr. Juan de Zumarraga. (La ficha correspondiente se encuentra en el número 287 del libro de la subasta.)

Este conjunto de documentos fue una transcripción que hizo el propio Ramírez. Se trata de treinta y seis escritos de los primeros años de la historia colonial mexicana. Estas copias, al parecer, se realizaron a partir de escritos originales o muy cercanos a éstos.16

Ramírez tuvo acceso a archivos franciscanos muy antiguos. Por ello, en el proceso de secularización de los conventos, pudo rescatar esta riqueza documental. Incluso se llega a decir que al contar con información privilegiada, pudo hacerse de manuscritos y libros importantes. Debe recordarse que el proceso de secularización fue en gran medida un saqueo de arte colonial, manuscritos y libros incunables pertenecientes a conventos y órdenes de clausura. Las autoridades que procedieron a la confiscación de estos materiales, en múltiples ocasiones, desconocían el valor y trascendencia de los mismos. De cualquier manera, debe reconocerse que Ramírez pudo rescatar un número importante de documentos y que los utilizó posteriormente para sus investigaciones. Jamás hubiera aceptado venderlos en el extranjero, ni siquiera por razones económicas. Deben mencionarse las siguientes obras subastadas:

Libro de entradas y profesiones de novicios de este Convento de No. Pe. Sr. Sn. Francisco de Mexico. Se trata de un conjunto de tres volúmenes que incluye las solicitudes a la orden de autores como Sahagún, Altamirano, León o Molina. Cubren el periodo que va de 1584 a 1680. Guía de remate número 331.

Papeles Franciscanos. Son manuscritos muy valiosos; en el primer volumen contiene 263 hojas y el segundo 167. Hay obras de Arlegui y del padre Molina —autor de un diccionario en lengua náhuatl—. También aparece el proceso de canonización de fray Antonio de Margil, así como comunicaciones diversas relevantes de la época (1562-1810). En la guía aparece en la ficha 334.

Lo más destacado de la obra comprada por Bancroft son los distintos tratados, diccionarios, homilías, gramáticas o catecismos de varias lenguas de México, pues Ramírez logró reunir una serie de libros y manuscritos en náhuatl y otomí. Esto es probablemente lo que representa una mayor pérdida para el patrimonio documental de México.

 

LAS OBRAS DE LA ÚLTIMA BIBLIOTECA DE RAMÍREZ SOBRE LA NUEVA VIZCAYA (DURANGO, MÉXICO)

La subasta de 1880 mostró un buen número de obras que versan sobre la Nueva Vizcaya y Durango. Por su importancia y porque algunas de ellas no se encuentran en territorio mexicano, presento a continuación los lotes que fueron vendidos en aquel año:

• Juan de Albieuri, Historia de las missiones apostólicas, que los clerigos regulares de la Compañía de Jesús an echo en las Indias Occidentales de los Reynos de la Nueva Viscaya. Manuscrito original fechado en Vamupa a 16 de abril de 1633. Consta de 369 páginas y 3 más de índices. Esta obra también aparece en la bibliografía de Bancroft sobre los estados del Norte de México; en adelante mencionaré sólo las que aparecen en Bancroft.

• José Arlegui (R. P. Fr.), Chronica de la Provincia de N. S. P. S. Francisco de Zacatecas. México, J. P. de Hogal, 1737. Esta obra fue reeditada por Ignacio Cumplido en 1851.

• Bustamante, Historia de la Compañía de Jesús en Nueva España que estaba escribiendo el P. Francisco Javier Alegre al tiempo de su expulsión, 3 vol., México, Imprenta de J. M. Lara, 1841-1842. En honor a la verdad debe aparecer el autor en primer lugar, pero esta obra en sí misma es de gran importancia. Sobra decir que otros autores se inspiraron en ella, pues se apoya en documentos íntegros de la época, por ejemplo, las rebeliones de los tepehuanos. El mérito de Bustamente fue la publicación de esta obra monumental de Alegre.

Diccionario Universal de Historia y Geografía, con Noticias Históricas, Geográficas, Estadísticas, y Bibliográficas sobre las Américas en general y especialmente sobre la República Mexicana, con el Apéndice, 10 vols., México, 1853-1856. Como se ha señalado, en este diccionario, Ramírez aportó varias entradas, particularmente las relacionadas con Durango y la Nueva Vizcaya.

Documentos para la Historia de México, Cuatro series. La cuarta serie contiene documentos de fuentes primarias para la historia de la Nueva Vizcaya y la de las Misiones en California. La colección constaba de 19 volúmenes, de los cuales los relacionados a la tercera serie —consagrados principalmente a la historia de los descubrimientos de Nuevo México y Texas— eran manuscritos. Este material contenía notas escritas a mano por Ramírez. Fue publicado en México entre 1853 y 1858.

Durango. Documentos Históricos sobre Durango. Manuscrito de 311 hojas. Esta colección es quizás una de las más importantes para la historia de la Nueva Vizcaya y de Durango. Afortunadamente una parte fue publicada, como los Documentos para la historia eclesiástica y civil de la Nueva Vizcaya, México, Imprenta de Vicente García Torres, 1857.

• Matías de la Mota Padilla, Conquista del Reino de la Nueva Galicia en la América Septentrional, fundación de su Capital... Breve descripción de los Reinos de la Nueva Vizcaya, Nueva Toledo o Nayarit... Escrita por... Año de 1792. Se trataba del manuscrito original en dos volúmenes y lo poseía Ramírez. Posteriormente fue editado por García Icazbalceta en 1870 en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Baste decir que ésta es una obra esencial para el conocimiento de los primeros años de la Nueva Vizcaya y un testimonio ocular de la época. Mota Padilla fue obispo de la Nueva Galicia y visitó la Nueva Vizcaya cuando dependía en lo eclesiástico de aquélla.

• Matías de la Mota Padilla, Conquista de la Nueva Galicia. Se trataba de una tercer copia que tenía Ramírez, el manuscrito más antiguo con 359 hojas y 17 páginas no numeradas como índice.

• Matías de la Mota Padilla, Historia de la Conquista de la Provincia de la Nueva-Galicia escrita en 1742 (publicada por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística), México, Imprenta del Gobierno, 1870. La edición es de García Icazbalceta y sólo se imprimieron 250 ejemplares. Esta obra es clásica para el estudio colonial tanto de la Nueva Galicia como de la Nueva Vizcaya. Fue reeditada recientemente por la Universidad de Guadalajara y el Instituto Jaliciense de Antropología e Historia en la ciudad de Guadalajara en 1973.

• Nueva Vizcaya. Documentos para la Historia Eclesiástica y Civil de la Nueva Vizcaya. Manuscrito del siglo XVIII dispuesto en tres volúmenes. Como se señaló, algunos de los anteriores fueron publicados en la obra monumental "Documentos para la Historia de México". Revisé un ejemplar de esta última obra en la Biblioteca Nacional de España (tomo IV). De hecho, esta última aparece citada en las Obras completas de Atanasio Saravia. La Biblioteca Nacional de México conserva el tomo III (el más extenso) de 419 páginas y el tomo IV de 287 páginas. Se trata de documentos primarios que datan desde el siglo XVI. Conviene señalar que la Universidad Juárez del Estado de Durango acaba de reeditar el volumen IV, en 2009.

• P. Andrés Pérez de Ribas, Provincial en la Nueva España... Historia de los Triumphos de Nuestra Santa Fee, entre Gentes las mas Bárbaras y fieras del Nuevo Orbe. Madrid, A. de Paredes, 1645. Esta obra original que tenía Ramírez ha sido reeditada por Editorial Layac en 1944. La editorial Siglo XXI publicó también otra edición. Contiene elementos importantes para la historia de Sinaloa, Sonora y, por supuesto, para la Nueva Vizcaya; particularmente la acción de los primeros jesuitas entre los xiximes, tepehuanes y rarámuris.

• Pedro de Tamaron, Visita del obispado de Durango por el Ulmo. Sr. Don Pedro de Tamaron, obispo de su diócesis. Manuscrito de 190 folios. Esta obra es un referente clásico, tanto desde el punto de vista religioso como demográfico, y como de impresiones de la época. Por fortuna, existen otros manuscritos de este texto. De hecho, consulté otro original en el Archivo General de Indias. Fue publicado por la Librería de Pedro Robredo y la editorial Siglo XXI publicó también una edición crítica.

Como puede apreciarse, no son muchas las obras que poseía Ramírez en su última etapa de vida relacionadas con la Nueva Vizcaya o Durango. La mayor parte las conocemos por otros medios: fueron publicados o existen originales también en otros archivos. La pérdida más importante con el remate tiene que ver, sobre todo, con la desaparición de las fuentes manuscritas. El daño mayor está relacionado con las fuentes originales de la historia prehispánica y colonial. Hubo una doble desamortización de los bienes de la Iglesia, la primera en tiempos del presidente Juárez y la segunda con el saqueo que se dio durante el imperio de Maximiliano. Éste es el caso particular de Fischer, pero el depuesto emperador también contribuyó a ello al enviar a Europa —principalmente a Austria— tesoros bibliográficos o relacionados con la Historia de México.

 

RAMÍREZ EN ESPAÑA

José Fernando Ramírez estuvo varias ocasiones en Europa, especialmente en España. Fue Académico Honorario de la Real Academia Española y de la de Historia de Madrid. En su primer exilio —durante la dictadura de Antonio López de Santa Anna, a mediados de 1855—, conoció al barón Alejandro de Humboldt. Consultó en Sevilla varios documentos. Tengo constancia de su última estadía en esta ciudad. En su segundo exilio, los autores del catálogo de la subasta en Londres señalan que entre 1867 y 1868 el señor Ramírez se encontraba en el Archivo de Indias. Aquí logró reunir dos gruesos volúmenes sobre el proceso de residencia de Hernán Cortés. Este material posteriormente fue publicado en la serie "Colección de Documentos Inéditos de las Indias". Las copias le fueron proporcionadas por don Pascual Gayangos y un señor Juárez, conservador del Archivo de Indias:

In 1867 and 1868, whilst Mr Ramirez was in Sevilla, he owed to the kindness of Don Pascual Gayangos and Señor Juarez (Keeper of the Indian Archivo de Indias) an introduction to these hidden Treasures [...] are now in course of publication in the "Colección de Documentos Ineditos de las Indias".17

La actividad de Ramírez en Europa durante su primer exilio no decreció; por el contrario, logró realizar artículos, siguió consultando bibliotecas y archivos, cotejó información, copió textos, etcétera.

En su último exilio recorrió Francia, Italia y Austria. Ahí quiso consultar los archivos para construir la historia del Imperio (una de sus encomiendas al inicio del imperio de Maximiliano). Sin embargo, pese a la colaboración tan estrecha con este último, no obtuvo la autorización requerida. Viajó después a España donde permaneció por un periodo corto. Trabajó en los fondos de la Academia de la Historia (era miembro de esta última, como lo he mencionado) y hacía consultas en la casa del obispo Joaquín Fernández de Madrid y Canal (también mexicano que había sido desterrado por Benito Juárez, años antes). El obispo contaba con una importante colección de antigüedades mexicanas y, al igual que Ramírez, disponía de una rica biblioteca.18 En esa ciudad redactó parte del estudio sobre el naturalista, el doctor Francisco Hernández. También son relevantes los comentarios a los Códices Mexicanos de Fray Bernardino de Sahagún, publicados en el Boletín de la Real Academia de Historia en 1885 (pero con fecha del 24 de octubre de 1867 en la ciudad de Sevilla). Lo realizado por Ramírez en España y en Bonn fue publicado en un volumen especial de la Biblioteca Mexicana Septentrional.19

Se impone, de hecho, una reconstrucción más minuciosa de su vida en el exilio, labor que ya inició Sepúlveda en la ciudad de Bonn. La gran duda que me surge es el porqué de la venta de la biblioteca de José Fernando Ramírez. México en ese momento estaba absorto en el último año del primer gobierno de Porfirio Díaz. No tenemos reacciones oficiales de la legación mexicana en Londres en relación con la subasta de 1880, pero es previsible imaginar que poco podía interesarse el gobierno de ese entonces en un fondo bibliográfico y de manuscritos de esas proporciones. No estamos hablando solamente del aspecto económico, sino de la importancia que significaba para el país tener bajo su control un legado de su historia. En todo caso, la Universidad de California fue quien se benefició de esta compra. En efecto, si analizamos con detalle la bibliografía en que se apoyó el tomo sobre los estados del norte de México de Howe Herbert Bancroft, no hay duda alguna que aparecen precisamente algunos de los materiales que fueron subastados en Londres. Al respecto sólo basta cotejar las fuentes bibliográficas del volumen XV sobre la Historia de los estados del Norte de México y Texas que realizó Bancroft, para confirmar esta sospecha.

 

LAS OBRAS DE RAMÍREZ EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

La Biblioteca Nacional conserva parte del acervo bibliográfico subastado en Londres. En el catálogo general aparece esta referencia:

Relación de los manuscritos adquiridos de la biblioteca del Conde de Benahavis (junio de 1891). Biblioteca de D. Ricardo de Heredia entregados al Departamento de Manuscritos el 14 de junio de 1892. Referencia Bibliográfica: Martín Abad, Mss. Bibl. BN, p. 354, n. 890.

En efecto, este acervo lo compró el señor Ricardo de Heredia y Livermoore, originario de Málaga, Conde de Benahavis. (Éste es su título nobiliario, aunque suele llamársele también Conde de Heredia, título inexistente.) Años después, parte de esta compra fue vendida a la Biblioteca Nacional de España.

A continuación muestro algunas de las obras que aparecen como parte de la compra que hizo el Conde. A su vez estas obras fueron compradas en un remate que se hizo en París en 1891 y que sufrió casi la misma suerte que la segunda biblioteca de Ramírez.

• 22ª. 190. Quarta parte del directorio de confesores y penitentes, por Fr. Alonso de los Angeles (C. D.) ms del siglo XVIII, proc. de la venta de Ramírez. 100 Pesetas.

• 25ª. 207. Juan de Zumárraga, Doctrina cristiana en lengua española y mexicana, México, Juan Pablos, 1548, proc. de Ramírez. 1, 000 Pesetas.

• 27ª. 207. Espejo de Doctrina Xritiana para los naturales. Compuesto en Idioma Mexicano por Fr. Francisco de Avila, ms. Autógrafo de P. F. de Avila, ejemplar de Ramírez. 60 Pesetas.

• 31ª. 216. Mistica theologica. Compuesta por S. Juan Eustaquio Buena Ventura, México, Pedro Balli, 1575, ejemplar de Ramírez. 50 Pesetas.

• 41ª. 317. Los puntos de la Regla que han de guardar los sorores del convento de N. P. S. Bernardo de México... año 1744, ms. S. XVII, ejemplar de Ramírez. 30 Pesetas.

En este mismo listado aparecen otras nueve obras editadas en México las cuales probablemente pertenecieron a la segunda biblioteca de Ramírez. Lo que sí es seguro es que estas cinco obras se encuentran en la Biblioteca de España. Queda pendiente estudiar el remate de las obras del Conde de Benahavis que tuvo lugar en París del 22 al 30 de mayo. La Biblioteca de España pagó 19 204 pesetas por la compra de estas obras y otras más de un presupuesto original de 50 mil.20

A continuación hago un repaso de las obras (algunas de este acervo, otras más actuales ya publicadas) que se encuentran en la Biblioteca Nacional de España. Esta revisión tiene una gran utilidad: por un lado, actualizar la trascendencia que ha tenido la obra de José Fernando Ramírez en lo general; por el otro, mostrar a quienes no lo conocen una introducción a sus obras que, sin duda, representan una importante contribución a la historiografía mexicana.

Memorias, negociaciones y documentos, para servir á la historia de las diferencias que han suscitado entre México y los Estados Unidos, los tenedores del antiguo privilegio, concedido para la comunicación de los mares Atlántico y Pacífico, por el istmo de Tehuantepec / por D. José Fernando Ramírez. México, Ignacio Cumplido, 1853, xiii, 944, xv p.

Esta obra es fundamental para conocer el ambiente que vivió México antes y después de la intervención, ocupación y anexión de 1847 por parte de Estados Unidos. La obra no se refiere a este episodio sino de manera breve y poco detallada. La trama principal se centra en un acuerdo que otorgó el gobierno de Santa Anna al mexicano José de Garay para que realizara una interconexión en el Istmo de Tehuantepec. Este último, de manera abusiva, traspasó esta concesión a una compañía estadounidense (pretendió hacer lo mismo con empresarios ingleses, pero no tuvo éxito). La compañía Macintosh, cuya sede se encontraba en Nueva Orleáns, quiso sacar el mayor provecho y hacer valido, para sí, el acuerdo de José Garay e incluso llevar las cosas hasta el límite: una posible intervención por parte de Estados Unidos en un momento particularmente crítico para México (esta querella se inició en 1842 y terminó en 1851). Además, pretendía imponer a México la libre circulación de personas estadounidenses por el Istmo de Tehuantepec. Fue un intento de injerencia privada, pero con efectos internacionales claros.

Fue el recurso de la razón y el derecho internacional —ya de por sí difícil de sostener ante un país que desde entonces lo ha utilizado o inutilizado a su conveniencia—, así como las posiciones de algunos senadores estadounidenses —quienes apelaron al sentido común y a la caducidad de la concesión, que solamente tenía valor por un tiempo determinado y que requería de la ratificación legislativa correspondiente— lo que hizo detener los impulsos intervensionistas. Es decir, el hecho de que no se cumplieran las condiciones establecidas y debido a que la concesión original sólo había sido acordada para una persona en particular y, por consiguiente, resultara intransferible, fueron los argumentos que pesaron en los sectores políticos estadounidenses. En mi opinión, la suculenta anexión de más de dos millones de kilómetros cuadrados frente a una concesión confusa e incierta no parecía, por el momento, atraer la atención de Estados Unidos. Fue, más bien, una guerra de posturas en torno a este asunto. Don Fernando muestra así sus dotes de jurista y conocedor de las relaciones con Estados Unidos. Cuando se publica esta obra, acepta como un hecho consumado la anexión de Texas, California, Arizona y Nuevo México.

Imagen 4

Esta obra seguirá siendo tanto un referente en el estudio de las relaciones México-Estados Unidos como un precedente bien logrado en la historia del derecho internacional.

 • [México durante su guerra con los Estados Unidos. Inglés] Mexico during the war with the United States/by José Fernando Ramírez; edited by Walter V. scholes; translated by Elliott B. scherr Columbia: University of Missouri, 1950, 165 p.; 27 cm., The University of Missouri studies; vol. 23, núm. 1.

Se trata de la traducción al inglés de las obras de Ramírez, que fueron publicadas años después de su muerte por iniciativa de Luis González obregón, quien inició la compilación en 1898.

 • William Hickling Prescott, Historia de la conquista de México: con un bosquejo preliminar de la civilización de los antiguos mexicanos y la vida del conquistador Hernán Cortés/traducida por don José María González de la Vega; anotada por Don Lucas Alamán; con notas críticas y esclarecimientos de don José Fernando Ramírez; prólogo, notas y apéndices por Juan A. Ortega y Medina, México, Porrúa, 1970, CLIV, p., 1 h., 770 p., 1 h.: lám., map. pleg.; 22 en Colección Sepan Cuantos...; 150.

La primera traducción de esta obra se realizó entre 1844 y 1845. Fue publicada en dos tomos en la Ciudad de México por el impresor privilegiado de Ramírez, Ignacio Cumplido. Contenía una Descripción de cuatro lápidas monumentales conservadas en el Museo Nacional de México, seguida de un ensayo sobre su interpretación, y dos láminas litográficas que ilustraban el libro.

Existe también la versión de esta introducción y notas en la obra de González Obregón que acabamos de mencionar. Es el primer tomo de esta colección. Al respecto, la obra de Prescott fue muy importante en el siglo XIX . En ese sentido, Ramírez conoce bien la historiografía estadounidense sobre México, lo cual se refleja en la introducción que hace de esta obra.

Bautismo de Moteuhzoma II, noveno rey de México: disquisición histórico-crítica de esta tradición, José Fernando Ramírez, México, A. Bons., 1864, 27 p., 1 h.; 28 cm.

Este manuscrito lo transcribió Ramírez cuando ocupaba el Ministerio de Asuntos Exteriores de Maximiliano; se conserva como tal en la Biblioteca Nacional de España con acceso directo para todos los lectores (sospecho que se trata una de la obras compradas por el Conde de Benahavis y vendidas después a la biblioteca mencionada). Resalta el conocimiento que tiene de los códices indígenas, algunos de los cuales fueron reescritos o transcritos directamente desde los originales. Contiene además notas mecanografiadas por el autor. su importancia bibliográfica radica en que es una transcripción original de Ramírez, así como un documento de época que hace alusión a un personaje relevante en la historia prehispánica. Al analizar este manuscrito, no debe pasarse por alto el conocimiento que tiene Ramírez de realidades de esa época, en parte, por haber conseguido y tenido acceso de primera mano, es decir, por sus adquisiciones y por ser responsable de la Biblioteca Nacional. Este trabajo fue publicado después en el Boletín de la sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tomo x, 1863, pp. 357-381.

Llama, sin embargo, la atención que la gran compilación de obras históricas que realizó Ernesto De la Torre Villar no aparece este manuscrito, sin duda, de gran valía como los que se lograron rescatar a finales del siglo XIX .

• José Fernando Ramírez, Memoria acerca de las obras e inundaciones en la ciudad de México, introducción y notas de Teresa Rojas, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia/Centro de Investigaciones Superiores, 1976, 254 p.: il.; 21 cm.

Esta obra es una reedición del trabajo que hizo Ramírez sobre una de las obsesiones del periodo colonial y parte del siglo XIX : el problema del desagüe de las lluvias de la Ciudad de México. Una vez iniciada la conquista y la colonización de la Nueva España, se pasó por alto el conocimiento que tenían los aztecas de los sistemas de diques y trasvases que habían realizado cuando construyeron Tenochtitlán. Pues bien, en buena parte por desconfianza, los españoles hicieron caso omiso del conocimiento de diques, lo que a la postre fue un error de efectos desastrosos, pues durante todo el periodo colonial la Ciudad de México se vio expuesta a inundaciones durante la época de lluvias. Algunos años incluso no se pudo verter el agua y varios sectores de la ciudad quedaron como lagos que con el tiempo se convirtieron en un foco de enfermedades y malos olores. Fue hasta el periodo porfirista cuando se realizó la gran obra de salida de las aguas mediante el canal Enrico Martínez21 o Huehuetoca y el túnel de Tequizquiac.22

Documento n° 4 de la memoria que el Secretario de relaciones interiores y exteriores D. José Fernando Ramírez presentó a las Cámaras, en que se da cuenta de los arreglos hechos para el pago de la deuda garantizada por convenciones diplomáticas/José Fernando Ramírez, México, Vicente García Torres, 1852, 106 p.; 25 cm.

La deuda externa de México ha sido una de las constantes de su devenir una vez definido como país independiente. Tuvo varios conflictos diplomáticos, como el caso con los franceses, quienes a la postre utilizaron este precedente, entre otras razones, para justificar su intervención en México diez años después de la publicación de esta obra. No hay que perder de vista que Ramírez fue un acucioso jurista. De ahí que sus obras en este campo hayan sido numerosas.

Noticias de la vida y escritos de fray Toribio de Benavente ó Motolinia uno de los primeros misioneros católicos y fundadores de la Provincia Franciscana del Santo Evangelio de México: acompañadas de investigaciones sobre el origen y motivo de sus disidencias con el Ilmo. D. Fr. Bartolome de las Casas, Obispo, México, Edición para el autor, 1859 (Imprenta particular de Joaquín García) p.; 4° m.

Esta obra fue un ejercicio de erudición sobre los conocimientos coloniales que tenía el autor. Ramírez tenía muchas fuentes originales de la orden franciscana. La subasta de 1880 destaca algunas obras del pasado colonial. No es casual, por ejemplo, que al referirse a la rebelión tepehuana de 1616 en su obra —una de las pocas dicho sea de paso sobre su provincia natal—, su fuente de apoyo haya sido el padre Arlegui, quien a su vez recogió información que al respecto tenía la orden seráfica. La trama de esta obra, que ya se había editado cuando José Fernando se exilió en Europa, es el conflicto que existió entre fray Toribio de Benavente y el obispo fray Bartolomé de las Casas. Nuestro autor parece inclinarse más bien por el primero.

Noticias historicas y estadísticas de Durango (1849-1850), México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1851, 87 p.

Su reedición fue auspiciada no hace mucho por la Universidad Juárez del Estado de Durango y Potrerillos Editores, en 2001. Esta obra apareció editada por la revista Ilustración Mexicana, que se publicaba en la Ciudad de México a mediados del siglo XIX . La obra de hecho apareció inserta en un volumen de esa revista. La Biblioteca Nacional de España tiene un ejemplar tanto de la edición original como de la más reciente.

Esta obra, junto con el Proyecto de código criminal para el Estado de Durango..., es de las pocas consagradas a su provincia. Aunque también redactó algunas entradas para el Diccionario de Historia y Geografía. Al respecto, hemos podido identificar algunos términos como Academia Teórico-Práctica de Durango, Canatlán, Canelas, Cuencamé, Ferrería de Durango y cerro de Durango, estado de Durango. Suele firmar al final de cada una de estas entradas con las iniciales R M Z.

Dicha obra es probablemente la que más se ha reeditado. Unos años después de su primera edición, fue publicada en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (tomo v, primera época). No aparecen ni el plano ni las dos ilustraciones de la ciudad de Durango. Otra reedición tuvo lugar en 1910 y fue auspiciada por el Gobierno del Estado de Durango. Iniciativa que fue repetida en 1994 por el gobierno del mismo estado, pero probablemente tuvo un propósito de difusión muy limitado (quizá los mandos medios y altos de dicho gobierno).

Asimismo ha sido pionera de la historiografía de esa región. Todos los historiadores y autores que le siguieron la mencionan. Este es el caso de José María Hernández Martínez, Atanasio Saravia, Everardo Gámiz y José Ignacio Gallegos. Sorprende, desde luego, que Mecham no la mencione en su obra sobre Francisco de Ibarra,23 considerando que el historiador estadounidense —y probablemente el principal beneficiario de la subasta de 1880— Hubert Howe Bancroft estaba al día sobre la historiografía mexicana y en su libro History of the North Mexican... no falta la referencia sobre la obra que se comenta.24 Noticias históricas. tiene el mérito de apoyarse en las fuentes coloniales y postindependentistas más relevantes. Desde luego no siempre las señala,25 pero esto no le resta el mérito de ser uno de los pioneros en la historiografía sobre Durango. Esto tiene, además, una explicación: don Fernando perteneció a esa generación decimonónica que disponía de ricas bibliotecas que lograron rescatarse del proceso de la secularización de iglesias y conventos. Esto se ve claramente en la subasta de las obras vendidas después de su muerte. No debe de sorprendernos, al revisar esta obra, el profuso manejo de fuentes primarias. Es sobresaliente, por ejemplo, que al referirse a la biografía de Guadalupe Victoria (primer presidente y originario también del naciente estado de Durango) revele una rica bibliografía sobre el desarrollo de la devoción a la Virgen de Guadalupe, un ícono fundador de la identidad mexicana.

La edición de 2001 rescata la original e incorpora las dos ilustraciones de la ciudad de Durango y un plano, realizados en 1845 por Ramón Grimaldi. Este plano aparece en la obra de Miguel Vallebueno26 y ha sido ampliado a tamaño cartel.

• José Fernando Ramírez, Juan José Zubizar, José María Hernández, Proyecto de código criminal para el Estado de Durango, Formado en cumplimiento de los decretos de su Honorable Legislatura de 4 y 28 de Febrero de 1848/José Fernando Ramírez, México: [s.n.], 1849 (Imp. de Ign. Cumplido) 216 p.; 22 cm.

En esa época, Ramírez ya vivía en la Ciudad de México, cuando la legislatura de ese entonces le encomendó la redacción de este código. Ciertamente se trata de un trabajo en equipo, pero de nuevo aflora el conocimiento jurídico de nuestro autor. Debe señalarse también que, a manera de entregas periódicas, partes de este proyecto fueron publicadas en las columnas del diario El Monitor que se editaba a mediados del siglo XIX en la Ciudad de México.

México durante su Guerra con los Estados Unidos, México, Artística, 1905, 322 p.; 20 cm. Documentos inéditos o muy raros para la historia de México. Publicados por Genaro García y Carlos Pereyra.

Se trata de una compilación de trabajos realizados por Ramírez, quien conocía a fondo el conflicto y además tuvo acceso a documentos confidenciales como parte de su encomienda como ministro de Relaciones Exteriores.

• José Fernando Ramírez, Las partículas nahuas: estudio basado en la gramática de Horacio Carochi, Arte de la lengua mexicana, México, Editorial Cosmos, 1980, 114 p.; 28 cm.

• José Fernándo Ramírez, Fray Toribio de Motolinia y otros estudios, edición, prólogo y notas de Antonio Castro Leal, 2ª edición corregida y aumentada, México, Porrúa, 1957, 313 p., 1 h.; 19 cm., Colección de Escritores Mexicanos 4.

Estas dos últimas obras son reediciones recientes, pero conviene señalarlas para mostrar la relativa importancia que le han dedicado autores españoles y la selección que han hecho de las obras de Ramírez las autoridades de la Biblioteca Nacional de España.

 

LA SUBASTA DE FISCHER DE 1869

Agustín Fischer no sólo convenció a Fernández del Castillo de vender las obras que había coleccionado Ramírez en sus últimos años en la Ciudad de México y durante su primer exilio, sino que él mismo promovió una subasta de obras destacadas de México en París. El evento fue muy comentado en los círculos bibliográficos de esa época. Se trata sin duda de un saqueo que realizó por su posición de poder en la esfera cercana a Maximiliano. En el corto periodo de tiempo que vivió en el país consiguió obras relevantes, que probablemente provenían de las expropiaciones de los bienes del clero y del saqueo que propició el gobierno de Maximiliano.

En el libro que he comentado de la subasta de Londres, los precios de referencia para las obras de la biblioteca de Ramírez son frecuentemente mencionados en comparación con los de la subasta de Fischer, quizás para inducir los precios de la subasta de Londres.

A continuación menciono algunas de las obras rematadas pertenecientes al acervo de la incipiente biblioteca imperial, las cuales el capellán expropió para su beneficio:

 • López Cogollado (fray), Los tres siglos de la dominación española en Yucatán, 2 vols., Campeche, 1842; Mérida, 1843. (El ejemplar de Fischer se vendía en 6 libras esterlinas.)

Estatutos Generales de Barcelona para la familia Cimontan, México, Casa de Pedro Ocharte, 1585.

 • P. Francisco de Florencia, Historia de la Provincia de la Compañía de Jesús, de Nueva-España (dividida en ocho libros), México, por J. J. Guillena Carrascoso, 1694. (Fue vendido en la subasta de Fisher en 11.10 libras esterlinas.)

• Padre Diego de Galdo Guzmán, Arte Mexicano, dirigido a N. Reverendo Fr. Francisco de Mendoza..., México, por la Viuda de Bernardo Calderón, 1642. (En la anterior subasta de Fischer fue vendido en 4 libras esterlinas.)

 • Antonio Vásquez Gastelu, Arte de Lengua Mexicana, en la Puebla de los Ángeles por Diego Fernández de León; y por su Original en la Imprenta de Francisco Xavier de Morales y Salazar, 1716. (Subasta de Fischer, 4.4 libras esterlinas.)

• Joseph García de la Concepción (fray), hijo de la Provincia de San Diego, de Andalucia, Historia Bethlehemitica. Vida ejemplar, y admirable, del Ven. PadrePedro de San Joseph Betancur, fundador de el Regular Instituto de Bethelen en las Indias Occidentales. En Sevilla, 1723. (Subasta de Fisher, 3.17 6d libras esterlinas.)

Gazeta de México, desde su inicio en enero de 1728 a diciembre de 1730; enero de 1735 a noviembre de 1739. (Venta de Fischer en 6.5 libras esterlinas.)

• Joseph Joaquín Granados y Gálvez (P. fray), Tardes Americanas, gobierno gentil y católico; breve y particular noticia de toda la Historia Indiana... México, Zuñiga y Ontiveros, 1778. (Venta de Fisher 4.15 libras esterlinas.)

 • Martin de León, Manual Breve y Forma de administrar los santos sacramentos à los indios, agora nuevamente corregido, y añadidas algunas cosas, por el Convento de Santo Domingo de México en Lengua Mexicana, Española y Latina. En México en la Imprenta de Francisco Robledo, 1640. (Venta de Fisher en 13.5 libras esterlinas.)

 • Francisco de Lorra Baquio, Manual Mexicano de la Administración de los Sacramentos, conforme al Manual Toledano, compuesto en Lengua Mexicano. En México por Diego Gutiérrez, 1634. (Venta de Fisher en 4 libras esterlinas.)

 • Alonso de Molina (R. P. fray), Guardian de el convento de Sant Antonio de Texcuco; de la Orden de frayles Menores. Aquí Comienza un Vocabulario en la Lengua Castellana y Mexicana. Imprimio se è la muy grade et insigne y muy leal ciudad de Mexico en casa de Juan Pablos... Acabose d'imprimir a otro días del mes de Mayo 1555. (Venta de Fischer en 20.10 libras esterlinas.)

 • Alonso de Molina, Arte de la Lengua Mexicana y Castellana (en dos partes). En México, en casa de Pedro Ocharte, 1571. (Venta de Fischer en 23 libras esterlinas.)

 • Alonso de Molina, Doctrina Cristiana, en Lengua Mexicana. En México, en casa de Pedro Ocharte, 1578.

 • Manuel Pérez (fray), Farol Indiano, y Guia de Curas de Indios. Arte de el Idioma Mexicano. En México, por Francisco de Rivera Calderón, 1723. (Venta de Fisher en 10.10 libras esterlinas.)

• Manuel Pérez (fray), Cathecismo Romano, traducido en Castellano y Mexicano. En México por F. de Rivera Calderón, 1723. (Venta de Fischer en 15.10 libras esterlinas.)

• Diego Aduarte (fray), Obispo de Segovia, Historia de la Provincia del Sancto Rosario de la Orden de Predicadores en Philippinas, Iapon y China. , añadida por fray Domingo de Gonçalez, en Manila, en el Colegio de Sacto Thomas por Luis Beltran, 1640. (Venta de Fisher en 7.5 libras esterlinas.)

• Pedro Murillo Velarde, Historia de la Provincia de Philipinas, de la Compañía de Jesús, segunda parte, que comprende los progresos de esta Provincia desde el año de 1616 hasta el de 1716. En Manila, en la Imprenta de la Compañía de Jesús por Nicolás de la Cruz Bagay, 1749. (Venta de Fisher en 15.10 libras esterlinas.)

• Vasco de Puga, Provisiones, Cédulas, Instrucciones de su Majestad; Ordenanzas de difuntos y audiencia para la buena expedición de los negocios y administración de Justicia... En México en Casa de Pedro de Ocharte, 1536. (Venta de Fisher en 23 libras esterlinas.)

Como puede apreciarse, las dieciocho obras mencionadas son apenas una muestra de la subasta de Fisher en 1869. Muchas de las obras rematadas fueron un pingüe negocio para su promotor y varias de ellas son fundamentales para el conocimiento lingüístico e histórico de la Nueva España, el México independiente e incluso Filipinas, principalmente en su etapa de vinculación con el virreinato novohispano.

 

MUERTE DE RAMÍREZ

José Fernando Ramírez murió en Bonn el 4 de marzo de 1871. Era sábado, hacía frío y el día era húmedo y gris. Lejos habían quedado los escenarios de homenajes y lugares protagónicos. Nuestro personaje se había ido apagando día a día, al parecer de un doloroso cáncer, esto había mermado sus actividades intelectuales, las cuales prácticamente desde hacía meses se habían reducido considerablemente. Fuera de su familia mexicano-alemana, pocos se enteraron de su deceso, pues el país huésped se había volcado en torno a la noticia que más le interesaba: el armisticio con Francia. Ramírez, según consta en su acta de defunción —debidamente registrada en el libro de defunciones de la ciudad— murió a las cinco de la tarde. Tenía 66 años de edad. Es interesante constatar que en la partida de defunción Ramírez aparece como originario de Durango, casado con Úrsula Palacio. Su padre había sido don José Ramírez del Valle, originario de San Bartolomé (hoy Valle de Allende, actual estado de Chihuahua) y su madre se llamaba Josefa Álvarez del Refugio.

Por la importancia de este acontecimiento, ponemos a continuación la esquela que apareció en el Bonner Zeitung del lunes 6 de marzo de 1871:

Noticia Luctuosa. Lejos de su patria, México, viviendo en el exilio desde la caída del Imperio, murió hoy aquí después de largo sufrimiento, nuestro querido padre, abuelo, hermano, tío, suegro y cuñado, José Fernando Ramírez, jurista, antiguo ministro de su majestad el emperador Maximiliano de México, caballero de numerosas y altas órdenes, lo cual sus amigos y allegados participan con el corazón entristecido, y les ruegan atender. Bonn, 4 de marzo de 1871. J. V. García Granados, Josefa García Granados, nacida Ramírez, Úrsula García Granados, Hermann Stahlknecht, Juana Stahlknecht, nacida Ramírez, Enriqueta Mueller, nacida Stahlknecht.

El sepelio tendrá lugar a las 3 de la tarde, partiendo de la casa donde falleció, Coblenzer Strasse núm. 115.27

Su cuerpo fue depositado en el Alt Friedhof (cementerio viejo) el martes 8 de marzo, en la sección IV número 442. Lo más paradójico fue que ese lugar se encontraba a unos pasos de la Embajada de México en Alemania. Ciertamente en este sitio se encuentran enterrados intelectuales y artistas alemanes, pero Ramírez no llegó ahí por esas razones. Meses después de ese desenlace, regresaron a México su hija Úrsula, su nieta, del mismo nombre, y el esposo de la primera, José Vicente García Granados. Con los restos de José Fernando los acompañaban más de veinte cajones con material bibliográfico y documentos únicos que había logrado conseguir nuestro personaje.

José Fernando Ramírez fue inhumado nuevamente en el Panteón Inglés. Los infortunios no pararon ahí: desde 1872 hasta 1970 los restos de Ramírez permanecieron en ese sitio, pero con las obras de ampliación de la calzada Melchor Ocampo, el lugar se convirtió en un jardín. Al no haber reclamantes, sus restos se perdieron ahí. Lo más trágico fue que, a pesar de que se salvaron sus libros e incunables, los cuales volvieron a su tierra, los pérfidos Manuel Fernández del Castillo y Agustín Fischer acabaron con el patrimonio de la familia Ramírez: una pérdida irreparable para la historia de México.

 

CONCLUSIONES

Ramírez vivió la experiencia del exilio durante las décadas de 1850 y 1860. En la segunda fue desterrado debido a su participación en el gobierno del emperador Maximiliano I. Al derrumbarse su imperio, la suerte también estaba dada para sus más cercanos colaboradores: el exilio o la muerte. Por fortuna, logró salir a tiempo del país; sin embargo, sus pertenencias fueron confiscadas por el gobierno de Juárez. En sus dos exilios, continuó su actividad intelectual, pues llevó consigo sus manuscritos y las obras acumuladas desde que se había instalado en la Ciudad de México. De esta manera pudo atesorar una biblioteca de enormes proporciones para la época; sin embargo, a pocos años de su deceso, los textos más importantes, incluidos algunos que él mismo había producido, fueron rematados en Londres.

Al revisar la subasta en la que fue rematada su biblioteca, se confirma la riqueza de su acervo bibliográfico: códices, incunables y obras primigenias para la Historia de México. Gran parte del mismo no se quedó en México y algunas de sus obras se encuentran en Estados Unidos, Reino Unido y España. Lo anterior es prueba irrefutable de la trascendencia internacional del quehacer de uno de los autores mexicanos más relevantes del siglo XIX .

A pesar de que se siguen reeditando sus obras, falta ubicar su última y más decisiva biblioteca: la de su etapa en la Ciudad de México y en el exilio europeo. Este artículo es una parte de esta ardua labor del historiador.

 

FUENTES

Archivo General de Indias

Biblioteca Nacional de España

Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Juárez del Estado de Durango.

 

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Notas

1Enrique Florescano, "México a través de los siglos y la definición de un nuevo canon historiográfico", en Perspectivas Históricas/Historical Perspectives/Perspectives Historiques, núms. 7-8, enero-junio, julio-diciembre, 2001, pp. 22. Hablando de estos personajes, Florescano afirma: "[ellos] sentaron las bases, entre mediados y finales de siglo, de la investigación rigurosa y realizaron una obra hasta la fecha no igualada de acopio, rescate y edición de documentos sobre la historia antigua, colonial y moderna del país".

2 Konrad Ratz sostiene que Fischer era un jesuita alemán, véase Correspondencia inédita entre Maximiliano y Carlota, traducción del alemán por Elsa Cecilia Frost, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 353.

3 Existen varios testimonios sobre esta revuelta. Un jesuita que fue misionero en esa región y posteriormente provincial de su Compañía ofrece un testimonio muy cercano a los acontecimientos. Véase Andrés Pérez Ribas, Historia de los Triumphios de Nuestra Santa Fee, entre Gentes las mas Bárbaras y fieras del Nuevo Orbe..., Madrid, A. de Paredes, 1645. Existen varias reediciones de esta obra, entre ellas, Páginas para la Historia de Sonora y Sinaloa, tomo I, México, Layac, 1944. La subasta de 1880 indica que José Fernando Ramírez contaba con la primera edición de esta obra.

4 Carlos Herrero Bervera, Carmen Vázquez Mantecón y Alfonso Flamenco Rámirez, La Biblioteca Nacional de México 1810-1910, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa/Nueva Biblioteca Mexicana Herreriana, 2007. Estos autores han analizado el papel preponderante e impulsor de esta biblioteca.

5 Ernesto de la Torre Villar (comp.), Relatos históricos, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1987.

6 José Fernando Ramírez, Obras históricas, 5 tomos, compilación de Ernesto de la Torre Villar, México, Universidad Nacional Autónoma de México/Biblioteca Nueva Mexicana, 2001.

7 José Fernando Ramírez, Noticias históricas y estadísticas de Durango (1849-1850), México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 1851.

8 Carlos Herrero Bervera, Carmen Vázquez Mantecón y Alfonso Flamenco Ramírez, op. cit., 2007. Los autores destacan el trabajo pionero que realizó Ramírez en la creación de esta importante biblioteca.

9 César Sepúlveda, "José Fernando Ramírez. Estancia y muerte en Bonn, 1867-1871", en Secuencia, num. 8, mayo-agosto, 1987, p. 38.

10 Luis González Obregón, "José Fernando Ramírez (datos bio-bibliográficos)", en José Fernando Ramírez, Obras. Memorias para servira la historia del Segundo Imperio Mexicano, México, V. Agüeros, 1904, p. XXXVIII.

11 Luis González Obregón, op. cit., 1904, p. XIX .

12 Konrad Ratz, op. cit.Se trata de la compilación de la correspondencia de Maximiliano con Carlota. El emperador consideraba a Ramírez como arqueólogo y un bon vivant. Carlota lo menciona en varias ocasiones. El 5 de mayo de 1864 en una carta dirigida a Carlota desde la Hacienda de Jalapilla, el emperador le comenta lo siguiente: "Hoy cumplió Ramírez 61 años y lo festejó alegremente con nosotros. Dios lo conserve con su vivo espíritu por muchos años", p. 188.

13 Erasmo Sáenz Carrete, Indé en la hhistoria: 1563-2000, Santa María del Oro, Durango (México), Presidencia Municipal de Indé/Potrerillos Editores/Universidad Juárez del Estado de Durango/Universidad Autónoma Metropolitana, México, 2004, p. 182.

14 Mucho se ha hablado sobre la auténtica autoría de las obras que llevan su nombre. Lo que se señala es que tenía un equipo de investigación y que la autoría de varias obras correspondían a los miembros del equipo. También se señala la ambigüedad de ser a la vez autor y editor. Cualquiera que sea la situación, no hay duda de que Bancroft abrió nuevos caminos para la investigación histórica y etnológica.

15 Howe Hubert Bancroft, History of the North Mexican States and Texas, San Francisco, A. L. Bancroft & Company Publishers, 1884, vol. XV, p. 196; Robert Hayward Barlow, "Los manuscritos de la Biblioteca Bancroft que pertenecieron a la antigua colección de D. José Fernando Ramírez", en Memorias de la Academia Mexicana de Historia, 1943, vol. II, p. 191.

16 Ramírez realizó este trabajo en varias ocasiones.

17 José Fernando Ramirez. Biblioteca mexicana or a catalogue of the library of rare books and Important manuscripts relating to Mexico and other parts of Spanish America, Puttick and Simpson, Londres, 1880, lote 251.

18 César Sepúlveda, op. cit., 1987, p. 27.

19 José Mariano Beristáin de Souza, Biblioteca Hispano Mexicana Septentrional, Adiciones y Correcciones que a su fallecimiento dejó manuscritas el Sr. Lic. José Fernando Ramírez, México, Imprenta de El Tiempo/V. Agüeros editor, tomos II y III, 1898.

20 José Lope de Toro, "La Biblioteca del Conde de Benahavis. Nuestra Nacional en Subasta", en Boletín de la Dirección General de Archivos, núm. 48, 1958, p. 16.

21 Llamado así en su honor, por haber sido el iniciador de este proyecto en el siglo XVII, pero que no se concluyó en su totalidad hasta 1900.

22 Alain Musset, "De Tláloc a Hipócrates. El agua y la organización del espacio en la cuenca de México (siglos XVI-XVIII)", en Alejandro Tortolero Villaseñor (coord.), Terra, aguay bosques: historia y medio ambiente en el México central, México, Institut Français d'Études Mexicaines et Centraméricaines/Instituto Mora/Universidad de Guadalajara/Potrerillos Editores, 1996, p. 170.

23 José de la Cruz Pacheco Rojas, "Introducción", en John Lloyd Mecham, Francisco de Ibarra y la Nueva Vizcaya, traducción de Víctor Meneguzzo Peruzzo, Chihuahua, Universidad Juárez del Estado de Durango/Secretaría de Educación y Cultura del Gobierno del Estado de Chihuahua, 2005, p. 16.

24 Hubert Howe Bancroft menciona la edición de la Sociedad Mexicana de Geografía y la publicada en 1851, op. cit., 1884, p. XL.

25 Luis Carlos Quiñónez Hernández, "Comentarios al libro Noticias históricas y estadísticas de Durango (1849-1850)de José Fernando Ramírez", en Transición, núm. 27, diciembre, 2007, p. 35.

26 Miguel Felipe de Jesús Vallebueno Garcinava, Civitas y urbs: la conformación del espacio urbano de Durango, Durango, Instituto de Investigaciones Históricas-Universidad Juárez del Estado de Durango /Gobierno del Estado de Durango, 2006, p. 19.

27 Sepúlveda, op. cit., 1987, p. 35.

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