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Política y gobierno

Print version ISSN 1665-2037

Polít. gob vol.16 n.2 Ciudad de México Jan. 2009

 

Reseñas

 

Elecciones y política en América Latina, de Manuel Alcántara Sáez y Fátima García Diez (coords.)

 

María Laura Tagina*

 

México, Porrúa–Instituto Electoral del Estado de México, 2008, 382 pp.

 

* Universidad de Salamanca.

 

Entre 2005 y 2006 se desarrolló en América Latina la agenda electoral más intensa desde el retorno a la democracia; trece países de la región celebraron elecciones presidenciales o legislativas, dando lugar a una experiencia de recambio pacífico de autoridades inédita, no sólo por su extensión sino también por su relevancia. El libro que aquí se reseña narra los pormenores de este verdadero rally electoral que testifica el avance en la dimensión electoral de la democracia latinoamericana y da cuenta de los contextos, resultados y efectos de estos comicios en sus respectivos sistemas políticos. Los compiladores enfatizan el diferente grado de partidización de la política latinoamericana* como clave para la lectura de estos procesos electorales y cuestionan el inequívoco giro a la izquierda al que algunos comunicadores se han referido, advirtiendo que dicho sesgo es producto de analizar las tendencias generales del electorado basándose exclusivamente en los resultados presidenciales.** Junto a la introducción, catorce capítulos recorren las peculiaridades de los casos nacionales en los cuales la volatilidad electoral y el peso renovado de los factores étnicos y regionales surgen como las constantes que hilvanan la diversidad propia de la política latinoamericana.

El capítulo de Antonio Panizza rediscute la distinción entre gobiernos socialdemócratas y populistas en Latinoamérica, y afirma que el grado de consolidación de las instituciones políticas y económicas es la principal variable explicativa de las estrategias de los partidos de izquierda en relación con uno y otro modo de identificación política. Booth y Aubone analizan los diferentes factores que explican la participación electoral en Honduras concluyendo que son los comportamientos (la participación política en general y en la sociedad civil) antes que las actitudes políticas, los que más contribuyen a movilizar la participación en el ámbito electoral. En el capítulo sobre Bolivia, Jorge Lazarte llama la atención sobre la trascendencia de los resultados electorales de 2005, que dan origen al recambio más importante de la élite gobernante desde la fundación de la República y reflexiona acerca de los problemas de un partido gobernante sin estructuras políticas y cuyos parlamentarios están sujetos a lealtades duales hacia el partido y los grupos sociales que representan.

Más adelante Leticia Ruiz Rodríguez aborda el análisis de las elecciones chilenas, por las que la Concertación obtuvo por primera vez mayoría en ambas cámaras, y reflexiona sobre dos puntos: el impacto de la candidatura de Bachelet en las oportunidades y los desafíos que se abrieron con su llegada al poder, y los retos para los partidos de la Alianza a partir del papel desempeñado por Renovación Nacional en esos comicios. Manuel Rojas Bolaños señala que en Costa Rica las elecciones presidenciales de 2006 ratificaron el proceso de reacomodo de las fuerzas políticas e hicieron visible la creciente desafección ciudadana. El capítulo sobre Perú, a cargo de Fernando Tuesta, ofrece una descripción comparada de los resultados de las elecciones presidenciales y parlamentarias por un lado, frente a las regionales y municipales por el otro, dejando ver con claridad los dos clivajes que atraviesan y configuran el sistema político peruano: uno horizontal "capital–provincias" y el otro vertical, "nacional–local". El foco también aparece puesto sobre el sistema de partidos y su reestructuración, en el análisis del caso ecuatoriano, a partir de las elecciones presidenciales y legislativas de 2006 y la posterior elección de diputados constituyentes en 2007. El reemplazo de partidos tradicionales por nuevas fuerzas políticas, la supervivencia de sistemas subnacionales de partidos, la evolución de los índices de distribución territorial del sufragio, los efectos del sistema electoral y de la legislación que habilita la presentación de candidatos y el acceso a las bancadas parlamentarias aparecen cuidadosamente vertebrados en el relato de Simón Pachano, que sobre el final dibuja un panorama pesimista del sistema político ecuatoriano.

Los países de los Andes Altos (Bolivia, Ecuador y Perú) son retomados en el análisis de Andrés Mejía y Carlos Machado, a fin de dar cuenta de los factores estructurales que explicarían el rasgo común de la inestabilidad en esta región: a) una crónica debilidad de las instituciones democráticas; b) una intensa fragmentación (étnica y regional) del tejido social, y c) el insuficiente o inexistente crecimiento del aparato productivo económico. Este contexto dramático, propicio para el advenimiento de candidatos outsiders, ha dado entrada a presidentes con fuertes atribuciones constitucionales pero contrarrestadas por la debilidad de sus poderes partidarios y por un legislativo fragmentado que atiende principalmente intereses provinciales.

Colombia y México son dos de los países en los que triunfan fuerzas políticas liberales de centro–derecha. En el primero, las elecciones tanto legislativas como presidenciales dejaron como saldo un fortalecimiento del respaldo a Uribe por parte del electorado, y una reconfiguración del espectro político auspiciada por la reforma política aprobada en 2003 que, como señala Carlos E. Guzmán, produjo la paradoja de un sistema de partidos poco fragmentado y a la vez con baja concentración electoral y parlamentaria. Por el contrario, en México la polarización ideológico–política del electorado, asentada en el clivaje territorial–social y la proliferación del voto cruzado, dio lugar al gobierno más débil de la historia contemporánea de ese país. Para Jacqueline Peschard el PAN conservó la presidencia pero sin el capital político derivado de la alternancia y con una legitimidad mermada por el escaso medio punto porcentual de diferencia que le dio la victoria.

Brasil es presentado como un caso en el que los resultados electorales tuvieron limitadas repercusiones en la distribución del poder dentro del sistema político; en 2006 la pauta de competencia bipartidista entre el PT y el PSDB se mantuvo estable –en medio de un clima de crispación política–, dando lugar a la última reelección de Lula que permite la Constitución. Para Wladimir Gramacho, el PT enfrenta el desafío de encontrar un sucesor capaz de liderar el partido a partir de 2010. Salvador Martí analiza el regreso del FSLN al poder en Nicaragua, y el fraccionamiento del voto "antidanielista", la extendida y muy bien organizada maquinaria partidaria del FSLN y un discurso de campaña que le valió la adhesión de los colectivos más críticos del modelo económico vigente y un sector de los más desfavorecidos, son señalados como las claves del triunfo de Daniel Ortega, quien sin embargo obtuvo un porcentaje de votos relativos más bajo que en todas las elecciones anteriores. Finalmente se aborda el proceso electoral venezolano, cuya campaña reavivó el clima político polarizado que se ha vivido en esa sociedad desde 1998. Margarita López Maya y Luis Lander contextualizan la reelección del presidente Chávez bajo la proclama del "socialismo del siglo XXI", y se interrogan acerca de la interpretación del mandato que el electorado le habría entregado. El capítulo, sin embargo, sustituye las recomendadas referencias a la bibliografía de la disciplina por datos oficiales del gobierno venezolano, citas de medios de comunicación y trabajos anteriores de los mismos autores. Por fin, Daniel Zovatto cierra el libro señalando las principales tendencias que surgen de analizar el conjunto de estos procesos electorales y los desafíos que se ciernen sobre las democracias de la región.

Esta amplia cobertura de los procesos políticos en marcha en América Latina permite obtener al cabo de su lectura, un cuadro de la situación bastante completo de la realidad político–institucional de la región. Llama la atención, sin embargo, la ausencia de un tratamiento más exhaustivo de los casos argentino y uruguayo que también celebraron elecciones durante el periodo analizado. En síntesis es un libro en general bien documentado, que el experto leerá con avidez y el lector de iniciación seguirá sin dificultades.

 

Notas

* Al respecto véase Michael Coppedge "The dynamic Diversity of Latin American Party Systems", Party Politics, 14(4), 1998, pp. 547–568,         [ Links ] y Scott Mainwaring y Edurne Zoco, "Secuencias políticas y estabilización de la competencia partidista: Volatilidad electoral en viejas y nuevas democracias", América Latina Hoy, 46, 2007, pp. 147–171.         [ Links ]

** En el mismo sentido, véase Dabène Olivier (ed.), Amérique Latine, les élections contre la démocratie? París, Editorial Press de Sciences Po, 2007.         [ Links ]

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