SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.13 issue39Impunidad, anomia y cultura de la muerte: Los linchamientos en VenezuelaLa representación fotográfica author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Espiral (Guadalajara)

Print version ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.13 n.39 Guadalajara May./Aug. 2007

 

Sociedad

 

Asociaciones étnicas en Alemania1

 

Luis Rodolfo Morán Quiroz*

 

* Profesor-investigador del Centro de Estudios de Religión y Sociedad, Departamento de Estudios de Cultura Regional, Universidad de Guadalajara. México rmoranq@gmail.com

 

Fecha de recepción: 02 de octubre de 2006
Fecha de aceptación: 18 de enero de 2007

 

Resumen

En este texto se exponen los casos de las asociaciones étnicas compuestas por inmigrantes extranjeros en Alemania formadas por los trabajadores huéspedes turcos, italianos, españoles y griegos. Tras un esbozo histórico de su generación y su vínculo con las asociaciones en general, se propone un modelo de acumulación de tareas de las asociaciones de extranjeros.

Palabras clave: inmigrantes, asociaciones de extranjeros, participación social, terruño, sociedad de destino, orientaciones de las tareas de apoyo.

 

Entre la cultura de origen y la cultura de la sociedad receptora

Las asociaciones de inmigrantes constituyen espacios privilegiados para comprender cómo se dan los procesos de integración en una nueva cultura y cómo se generan esfuerzos por conservar y difundir la cultura de la que son originarios los grupos e individuos en movimiento. No todas las asociaciones de inmigrantes extranjeros pretenden conservar los lazos de oriundez. Tampoco puede decirse que las asociaciones estén formadas exclusivamente por inmigrantes extranjeros, pues a medida que pasan los años y se consolida la organización de intereses, tanto las nuevas generaciones, descendientes de los primeros inmigrantes, como las asociaciones, se ven modificadas. Así, el aspecto legal de la definición de nacionalidad se convierte en un elemento que contribuye a delimitar el alcance de las asociaciones y a construir una identidad que se vincula con los orígenes de las primeras generaciones.

Este artículo se limita a asociaciones de inmigrantes extranjeros en Alemania provenientes de Italia, España, Grecia y Turquía que formaron parte de un importante flujo en la Europa de la posguerra a partir de los contratos para "trabajadores huéspedes" (Gastarbeiter). En los años que han transcurrido desde el primer contrato con Italia, en 1955, hasta el momento, pasando por el final de estos contratos en 1973, las sociedades de destino y de origen han sufrido una serie de transformaciones radicales que muestran la complejidad de las razones para la emigración y para la inmigración. Los contextos de salida de la población italiana, española, griega y turca durante los años de los contratos que atrajeron de manera formal a estos individuos hacia Alemania son muy diferentes a los actuales, de la misma manera que existen grandes diferencias en los contextos de llegada. Los cambios económicos, sociales, políticos, que se han dado en los países de origen y en el de destino en los últimos 50 años, han modificado el contexto de una manera tan radical que no es posible pensar la fundación de estas asociaciones de inmigrantes extranjeros como consecuencia de condiciones uniformes.

Dados los cambiantes contextos de los procesos de emigración e inmigración durante las últimas décadas, no se puede esperar que todas las asociaciones de todas las nacionalidades evolucionen de la misma manera. Tres de los países de origen (Italia, Grecia y España) de los migrantes fundadores de las asociaciones de este estudio se han convertido en miembros de la Unión Europea, lo que abre a sus ciudadanos la posibilidad de una libre movilidad laboral en los espacios de los demás países miembros. Turquía, país que no ha sido admitido como miembro de la Unión Europea a pesar de sus múltiples esfuerzos a lo largo de la historia, resulta especialmente problemático; los individuos con pasaporte turco que viven en Alemania representan más de la cuarta parte de la población extranjera del país; algunos de estos individuos nacieron en Alemania, visitaron sus escuelas y permanecieron ahí más que en el país que les da la nacionalidad. Este problema en las definiciones de ciudadanía para los individuos y de pertenencia a la Unión Europea para el país "de origen" tiene implicaciones para la definición de los esfuerzos organizativos. Las asociaciones turcas, numerosas y en proceso de especialización, tienen que lidiar con problemas que para las otras asociaciones no implicaron tantos años de organización, dada la entrada de sus países en la Unión Europea.

Las asociaciones de étnicas o de inmigrantes extranjeros exploradas tienen suficientes puntos en común como para atrevernos a proponer un modelo general de desarrollo a partir de las funciones que cumplen como asociaciones de interés. En general, las asociaciones de inmigrantes extranjeros dan la impresión de haber pasado por un proceso que se inicia a partir de la necesidad de convivencia en el idioma materno y hacer transcurrir los tiempos de ocio de trabajadores incorporados en un contexto en el que son percibidos como extraños y en el que ellos perciben a los miembros de la sociedad de destino al menos como de difícil acceso social, en parte por las barreras del idioma y, en casos más extremos, de abierta o callada hostilidad. Una vez superada la etapa centrada en el apoyo a los connacionales, las asociaciones parecen girar hacia una etapa de atención hacia los problemas de la sociedad de origen, lo que no es de extrañar si se toma en cuenta que la mayoría de los trabajadores huéspedes no sólo contemplaba la estancia en Alemania como temporal, sino que en su mayoría se habían trasladado sin sus familias. Esta atención a los lugares de origen es comprensible también en el contexto de contratos por un año que, eventualmente, por presiones de los patrones-empleadores en Alemania, se extendieron a cinco que eran vistos como parte de una condición de estancia temporal en el contexto alemán y como parte de los planes personales y familiares de ahorrar suficiente dinero para mejorar económicamente en sus terruños. Así, de la atención a los connacionales las asociaciones transitan a una etapa de apoyo a los esfuerzos por conservar el contacto con el terruño para, una vez pasados los años y una vez vista la dificultad del regreso a su lugar de origen, convertirse en agencias para la integración de los connacionales en la sociedad de destino. En algunos casos las asociaciones han señalado el valor de la conservación de la cultura de origen, de la transmisión a las generaciones que les siguen, e incluso para la difusión de esta cultura en la sociedad de llegada. Ello ha dado pie a la construcción de asociaciones o a la transformación de las ya existentes, dados los cambios en las percepciones, proyectos y perspectivas de sus miembros, para dar lugar a esfuerzos que aparente o realmente entran en conflicto con otras de las funciones de estas organizaciones.

Algunos de los entrevistados han señalado el carácter político de las asociaciones de inmigrantes extranjeros, orientadas en sus primeros años a la oposición a las dictaduras y el fascismo en sus países de origen (recordemos que en Italia, España, Grecia y Turquía las condiciones económicas de los emigrantes en el momento de su partida estaban íntimamente ligadas a las condiciones políticas de sus países). Algunas de las asociaciones se han modificado a medida que cambiaron las condiciones políticas y económicas de sus países, pero algunas de las asociaciones, que en sus orígenes apoyaban a sus regímenes de aquellas épocas desde el extranjero, han visto que las condiciones para la oposición en la actualidad se han acentuado. Las asociaciones se conservan como espacios para la discusión de las condiciones políticas y económicas de los países de origen y, en buena medida, son una especie de embajadas ciudadanas en las que es posible identificar los tópicos decisivos en los espacios de las nacionalidades a las que pertenecen cuando menos los miembros fundadores.

El carácter político orientado hacia el exterior de estas asociaciones se ha ido perdiendo, para ser sustituido por propuestas y programas con un carácter político orientado hacia el interior del país receptor. Algunos toman como un índice de la participación ciudadana como europeos y de la integración en la sociedad y la localidad de origen, el número de personas de su nacionalidad que toman parte en las elecciones comunales que se realizan en todos los países miembros de la Unión Europea. Algunos entrevistados consideran que en las asociaciones predomina un carácter político y que las actividades culturales y los cursos de idioma o de baile sólo son una fachada que oculta sus principales funciones a los ojos de la sociedad en general.

Las asociaciones de inmigrantes constituyen espacios de transición. La medida, el sentido y la dirección de esta transición no son percibidos de manera uniforme de una asociación a otra, ni entre los miembros de una misma asociación. Para algunos entrevistados las asociaciones deben promover el intercambio entre connacionales y asegurar que continúe de una generación a otra la transmisión del idioma y de la cultura, mientras que para otros eso es algo deseable, pero no puede formar parte de una prescripción que sí ha de promover la integración de los miembros y de las nuevas generaciones en la sociedad de destino. En especial, las asociaciones vinculadas con las instituciones y las prácticas religiosas (católicas, ortodoxas o islámicas) cumplen una función de resistencia a la integración de sus miembros a la sociedad alemana al promover la conservación de la enseñanza del idioma, de las doctrinas en el idioma materno y de valores morales que sus miembros fundadores consideraron y muchos de sus miembros actuales consideran como centrales e irrenunciables.

Algunos de los entrevistados señalan con pesimismo el fin de las agrupaciones para la organización de intereses, mientras que otros ven que las asociaciones seguirán cumpliendo importantes funciones por muchos años por venir al ser capaces de plantear soluciones a problemas que requieren de un largo proceso de cambio social y cultural. Otros ven con optimismo el que algunas asociaciones desaparezcan, se fusionen o se transformen pues, más que indicar diferencias o apatía en sus miembros, esto podría ser una evidencia de que los problemas para cuya solución se han formado se encuentran en vías de solución.

La formación de asociaciones de inmigrantes extranjeros no es privativa de la época de los contratos para los trabajadores huéspedes y los problemas de la posguerra ya no son los mismos en la sociedad alemana actual. En los últimos años el diálogo con las agencias gubernamentales, tanto alemanas como de las sociedades de origen, junto con la necesidad de lograr representación y afinar sus organizaciones, han dado lugar a la formación de federaciones y de asociaciones más especializadas que en los primeros años. El tema de la integración social y cultural de los inmigrantes extranjeros y sus descendientes ha cobrado cada vez mayor peso a medida que los involucrados (inmigrantes, gobiernos nacional y local de origen y destino, empresarios y otras agencias económicas, políticas y sociales) han reconocido los problemas de un regreso que en muchos casos ya no se posterga, sino que se muestra imposible. Por otra parte, los cambios en la composición de la población en posesión de la ciudadanía alemana han provocado la necesidad de nuevas propuestas para compensar las pérdidas por la muerte de los ciudadanos y los cambios en la pirámide de edad y han implicado debates legislativos en torno a la ciudadanía, las políticas de asilo y la puesta en cuestión de la política que prescribe que Alemania "no es un país de inmigración". Una vez reconocida la necesidad de nuevas generaciones de trabajadores en Alemania (como resultado de una tasa de natalidad de las más bajas de Europa), de la necesidad de establecer una política explícita de inmigración, las asociaciones de inmigrantes extranjeros se encuentran a principios del siglo XXI en un contexto radicalmente diferente en comparación con el de mediados del siglo XX.

En esta exploración han sido fundamentales preguntas como ¿qué actividades realizan las asociaciones de extranjeros?, ¿cuáles de estas actividades están enfocadas en el apoyo de las comunidades de origen de los emigrantes?, ¿qué actividades realizan como parte de los esfuerzos por integrar a los inmigrantes a la sociedad de destino?, ¿qué actividades se orientan a favor de la sociedad de destino de los migrantes?, ¿qué diferencias existen en la actuación de las diferentes asociaciones según la nacionalidad que las funda?, ¿qué diferencias y qué características comunes de las asociaciones sobresalen?, ¿de qué manera las asociaciones hacen explícitos sus esfuerzos para lograr que los miembros de la asociación sean parte de un proceso de integración en la sociedad receptora, de asimilación plena a la cultura de la sociedad receptora, de conservación de la cultura de los inmigrantes en el punto de recepción o de apoyo a la sociedad y a grupos sociales en la sociedad de origen de la migración?

Las asociaciones de extranjeros contribuyen a la transición entre las sociedades de origen y destino, o a la conservación de la cultura y la transición de mundos de vida de sus miembros, tanto en la vida privada como en la pública. ¿Cómo se dan los cambios de una etapa a otra en la evolución en el tiempo de una asociación, qué clases de asociaciones de extranjeros existen en Alemania y qué etapas se dan en la vida de las asociaciones? ¿Basta con concebir a las asociaciones como clubes de personas con un idioma y una identidad étnica o habría que incluir su tarea como grupos de solidaridad con el pueblo y nación de origen? ¿Pueden funcionar como grupos de cooperación de los extranjeros con la sociedad receptora?

 

Los gremios y las asociaciones voluntarias

Desde la Edad Media las agrupaciones se multiplican y diversifican (Dann, 1993: 121; Raschke, 1978: 38; Schubert, 1999: 56). Mientras que por una parte la pertenencia a un gremio o a una congregación era algo que le sucedía (con su voluntad o a pesar de ella) a cada persona por su condición y situación en un conjunto de relaciones familiares, oficios e instituciones religiosas, por otra, la búsqueda de espacios para la expresión libre de adscripciones voluntarias generó la tendencia a crear grupos en los que sus miembros se reunían a partir de sus intereses individuales y no de los objetivos del gremio al que pertenecían. La diferenciación de estas agrupaciones se extendió por un largo periodo: en los siglos XI y XII las asociaciones ligadas a la actividad económica generaban su membresía a partir de determinados sectores de producción, de la misma manera que la Iglesia agrupaba a todos aquellos que habían nacido cristianos y existían severas sanciones a quien se alejara de las reglamentaciones del oficio o de la creencia. El inicio de la modernidad se vería marcado por una expresión de los intereses individuales, sobre todo en agrupaciones voluntarias. Si en la Edad Media el auxilio a los peregrinos y el darles alojamiento se había convertido en una obligación (Schubert, 1999), desde mediados y al menos hasta fines del siglo XIX las asociaciones en países en formación como Francia, Inglaterra y Alemania cobraron importancia como expresión de identidades y búsqueda de expresión artística, deportiva o política.

Las principales características de la asociación voluntaria moderna (Dann, 1993; Raschke, 1978) a partir de los intereses individuales, en contraste con las corporaciones, son:

1. Reglamentación de los requisitos de ingreso y de renuncia a la membresía con un correlato en una posición formalmente igualitaria.

2. Conjunto general de intereses que sirven para definir la unión de individuos.

3. Definición regulada y temporal de las reuniones de los miembros o de sus delegados para hacer avanzar la organización (Raschke, 1978: 34).

Las asociaciones voluntarias expresaban intereses contrapuestos con los de las corporaciones controladas por el Estado o por la Iglesia. Alemania fue muy pronto la típica tierra de las asociaciones y federaciones a partir de la agrupación de intereses (Rashcke, 1978: 35). Este carácter, que a principios del siglo XX congregaba una buena proporción de la población en grupos de intereses, se desarrolló paralelamente a los esfuerzos de formación de los Estados-nación (Dann, 1993: 122). La diferenciación entre los mundos del nosotros y de los otros, los extranjeros, que se gestaba desde décadas atrás, contribuyó a aclarar los límites entre los conceptos de extranjería y ciudadanía, al igual que se comenzaba la diferenciación entre las asociaciones a las que se pertenecía por la condición y situación en una sociedad, en contraste con aquellas a las que se pertenecía por propia voluntad. Mientras que la extranjería se tornaba en telón de contraste para la pertenencia y la identificación como nacional, y principalmente como súbdito y ciudadano con alcances espaciales, legales y territoriales cada vez más definidos, las asociaciones voluntarias se diferenciaban de los gremios de oficios y las congregaciones religiosas.

Las formas de la cooperación se desarrollaron desde la Edad Media en las vertientes de las corporaciones, por una parte, y las asociaciones de intereses, por otra, para dar lugar a formas modernas con énfasis en los intereses y voluntades individuales. Como ya lo prueban los estudios sobre el corporativismo (Schmitter, 1992), las corporaciones no dejaron su lugar, sino que incluso en contra de los propios esfuerzos y voluntades corporativos se vieron desplazadas y hubieron de ceder algunos de los espacios de la cooperación social. Tras sus primeras expresiones en asociaciones de corto alcance y escasa duración, la forma de asociación más importante y difundida fue la de las logias masónicas. Tras su entrada en Alemania, provenientes principalmente de Francia, la logia masónica de Hamburgo, iniciada en 1737, sería una de las expresiones más sólidas de este tipo de asociación secreta para la que se requerían ritos específicos de reconocimiento e ingreso de la membresía.

Algunas de estas asociaciones de carácter secreto derivaron en la agrupación para la generación y la conservación de cultura, sin dejar de preocuparse por los temas políticos. Su interés por lo político no siempre iba al campo de lo práctico, por lo que varias de las asociaciones se convirtieron en círculos de discusión que funcionaban como clubes. Los denominados Diskussionskreisen daban oportunidades para el intercambio informal de ideas en tiempos más o menos establecidos y bajo reglamentaciones de discreción y membresía relativamente claros. Paralelamente a su difusión, los términos con los que se autodenominaban o eran conocidas por los demás actores sociales fueron perdiendo su especificidad y, según Dann (1993: 126), los términos que en el siglo XVIII designaban formas de organización muy diferenciadas perdieron con el tiempo su especificidad semántica. Hoy en día los términos Verein (unión), Bund (federación), Assoziation (asociación), Gesellschaft (sociedad), e incluso el de Gemeinde (congregación) son utilizados como sinónimos. Tanto Verein como Bund estarían vinculadas en su origen a una membresía con fines políticos definidos, mientras que la expresión Gesellschaft, que provenía de la esfera económica, sería adoptada, al menos desde el siglo XVII, por asociaciones de carácter cultural, sociedades de idiomas y academias. Para 1840 entraría en uso el término Assoziation, mientras que para 1860 el término Genossenschaft (compañía de conocidos) entraría en el curso cotidiano. El uso de estas expresiones parece reflejar fielmente el desarrollo de las agrupaciones a las que designan. Estas agrupaciones cristalizarían en Alemania entre las décadas de 1770 y 1870 (Dann, 1993).

Las primeras asociaciones voluntarias en Alemania con un carácter abierto serían las dedicadas ya desde el siglo XVII a la difusión de los idiomas, las sociedades eruditas y las academias. Los desarrollos de la historia europea darían lugar, a mediados del siglo XVIII, a las sociedades patrióticas y con ello se darían los primeros pasos hacia la educación en el compromiso práctico para que los miembros fueran más allá de discutir temas e hicieran propuestas para la acción. No obstante, el papel de las asociaciones no incluía como intención principal la de trascender el ámbito de las discusiones como una forma de aclarar mediante el diálogo permanente las diversas posiciones políticas. Con el inicio de la Revolución en Francia, las asociaciones se convertirían en un espacio fértil para la controversia y la discusión, aunque este estadio no sería superado para llegar a la actividad práctica (Dann, 1993: 130). Esta característica es de señalarse, dado el carácter atribuido a los alemanes como profundos analistas antes de pasar a la acción práctica.

La creación de la logia masónica en la ciudad de Hamburgo en 1737, en el contexto de una Alemania protestante, dio lugar a una amplia difusión de las logias en el territorio de la nación germana, lo que se convertiría en una expresión de hermandad principalmente en el círculo de los nobles. Que estuvieran compuestas en su mayoría por la clase aristocrática no significó que las asociaciones dejaran su carácter de oposición política. Según relata Dann, su papel en la moderna sociedad burguesa no es despreciable, pues los sistemas de comunicación de las logias fueron "el punto de partida y el apoyo para muchas iniciativas de organización en el ámbito abierto. Esto se aplica a las sociedades políticas secretas que pudieron tomar los elementos usuales de organización de las logias" (Dann, 1993: 131). Según Dann, el elemento del arcano en algunas ocasiones resultaba más importante que la oposición secreta frente al absolutismo. Así, al final de la Ilustración estas sociedades no estaban necesariamente en la oposición ni podrían llamarse revolucionarias, pues eran políticas sólo en sentido indirecto.

Las sociedades patrióticas se desarrollaron aun antes de la formalización de un Estado alemán unificado y el carácter secreto de las organizaciones se perdió gradualmente, junto con sus sistemas secretos de códigos y signos. Ya en el siglo XIX las asociaciones en el territorio alemán servirían también para la oposición a Napoleón desde la perspectiva de los conservadores nacionalistas en contra de la república y principalmente de las expresiones políticas provenientes de Francia. Las diversas tendencias políticas, tanto de la política de la reacción como de la organización revolucionaria, encontraron expresión en las asociaciones, que en su tendencia aristocrática perdieron su carácter secreto, mientras que en la tendencia revolucionaria pretendían conservar secretos sus fines y membresías. Después de 1815, y en especial tras la revolución alemana de 1848-1849, el movimiento de los trabajadores encontró diversas expresiones en estas asociaciones voluntarias, e incluso dieron lugar a la organización partidaria. En 1859 se crearía la Deutsche Nationalverein con fines de agitación desde el movimiento nacionalista que pretendía una fundación nacional bajo el liderazgo prusiano. Sobre sus bases se establecieron dos partidos liberales: en 1861 el Deutsche Fortschrittpartei (Partido Progresista Alemán) y en 1867 el Nationalliberale Partei (Partido Nacional Liberal). La primera asociación que llevó el término "alemán" en el nombre sería la Allgemeinen Deutschen Frauenverein (Unión General Alemana de Mujeres), fundada por Luise Otto-Peters, asociación que desde 1848 representó al movimiento feminista antes de la fundación formal de la nación alemana en 1870-1871.

El final del siglo XIX vería un florecimiento de las asociaciones de todo tipo, secretas y no, orientadas a la acción práctica o sólo a la acción comunicativa (por medio de lo que derivó en el concepto de Geselligkeit o de Gesellschaftlichkeit, basado en la discusión de la membresía de diversos problemas conceptuales, aun cuando tuvieran que ver con la vida práctica). En los últimos 30 años del siglo XIX aparecieron asociaciones de intereses en el ámbito económico y social. No faltarían las de carácter colonialista que intentaban llevar la alemanidad (Deutschtum) al extranjero. Dann comenta que por medio del nacionalsocialismo el principio de organización de la sociedad moderna llegaría a su máximo punto, al mismo tiempo que a su plena perversión.

Durante el siglo XX los estudiosos de las asociaciones han intentado diversas formas de clasificarlas para entender la variedad de funciones y tareas a las que atienden. Las asociaciones en general pueden responder en su interior a la atención de un objetivo principal con varios subordinados o de menor importancia, no necesariamente vinculados sino por los intereses de la membresía, mientras que las asociaciones de extranjeros cubren un amplio abanico de posibilidades en cuanto a las razones por las que sus miembros se reúnen. Las agrupaciones de extranjeros plantean un problema de clasificación dado que su principal característica es su carácter de "extranjeras", aunque en su interior es posible encontrar que son asociaciones de extranjeros con diversas especializaciones (Özcan, 1989; Özcan, entrevista 2001).

Todavía en nuestra época, a principios del siglo XXI, estas asociaciones resultan escurridizas a los analistas. Cabe mencionar la clasificación de Raschke en la que incluye a las Vereine de extranjeros dentro de la clase de las misceláneas porque tienen diversos objetivos que no permiten agruparlas en una sola clase (Raschke, 1978: 73-87). En vez de separar a las diversas organizaciones de extranjeros de acuerdo con estos objetivos, Raschke señala la existencia de un Restgruppe en su clasificación de las asociaciones que funcionaban en Francfort a finales de los setenta e incluye en este grupo misceláneo a 29 asociaciones de extranjeros (Ausländervereine), entre las que encuentra que los motivos para agruparse son: económicos (dos de ellas); profesión (cuatro de ellas); apoyo social (Sozialleistung: tres asociaciones); Sozialanspruch (presión social: una); religión (tres); orientación a valores (Werteorientierung, seis); tiempo libre (seis), y desconocidos (cuatro). Las asociaciones clasificadas por Raschke corresponden a 15 nacionalidades: armenios, ghaneses, griegos, israelíes, italianos, yugoslavos, holandeses, nigerianos, persas, españoles, sudafricanos, checos y eslovacos, turcos y húngaros. Las asociaciones de extranjeros representan un amplio abanico dentro de los grupos de presión que actúan en una sociedad y de maneras menos o más efectivas logran escapar del control de las grandes corporaciones, las prescripciones ideológicas partidistas e incluso de las imposiciones de lo que debe ser la "cultura" o la "moral" legítima señaladas por iglesias, congregaciones o gobiernos.

 

Las asociaciones de extranjeros

Las asociaciones de intereses representan un escalón en la transición entre, por un lado, el ámbito de la vida individual y la vida íntima de actuación y, por otro, el ámbito de la vida pública del trabajo colectivo y la política. Las asociaciones de extranjeros en Alemania tienen una larga data, como ya señalamos. Aquí nos interesa el conjunto de las asociaciones fundadas por extranjeros en la Alemania de la posguerra. Al igual que las asociaciones de extranjeros en otras latitudes y en otras épocas, una de las primeras motivaciones para fundar estas asociaciones, que podrían denominarse étnicas o nacionales, no es precisamente el provenir de un lugar común, sino la necesidad de comunicarse en un idioma que les parece natural. En algún momento y muchas veces desde las primeras reuniones para la fundación de una asociación formal, se toman en cuenta otras razones para la construcción de identidades que con mucho rebasan el manejo del idioma.

Las reuniones de extranjeros primero se facilitan por el manejo de un idioma común y, sólo después de establecida una comunicación, les es posible comenzar a discutir acerca de otros objetivos y funciones de la asociación. No toda reunión informal de extranjeros conduce a la fundación de una asociación, aunque la búsqueda de soluciones a problemas con los que se topan como extranjeros en una sociedad de llegada los motiva a buscar soluciones organizadas y reiterativas. Las asociaciones parecen surgir de la necesidad de resolver problemas que afectan a un grupo poblacional, para luego pasar al plano de ser organizaciones de intereses. Las organizaciones de extranjeros surgen a partir del reconocimiento, en reuniones no planeadas e informales, de problemas comunes que requieren de una solución estable.

Las asociaciones, en especial cuando cuentan con un local para pasar el tiempo libre o con una oficina para la atención de problemas de una determinada nacionalidad o de un determinado grupo lingüístico, favorecen la reunión de personas que comparten algunos problemas o con intereses en común. Estas reuniones fortalecen la relación directa entre los connacionales, quienes comparten un idioma e incluso antecedentes geográficos, históricos y culturales. Una vez superado el primer momento de reunión informal entre quienes comparten un mismo idioma y la conciencia de compartir un conjunto de problemas en una sociedad de llegada (entrevista Özcan, marzo 2001), hay dos caminos generales de orientación de las asociaciones de extranjeros. Además de la necesidad primaria de atender a los interlocutores con los que se tiene una relación personal, las asociaciones se plantean la decisión de organizar sus acciones frente a la sociedad de partida (algunos reproducen en la sociedad de llegada las organizaciones políticas y de ayuda al terruño), o en relación con la sociedad de llegada (con lo que generan organizaciones paralelas a las de la sociedad receptora para resolver problemas que tienen en su calidad de extranjeros: conseguir documentos para la estancia, trámites para la reunificación familiar, para conseguir un trabajo, una vivienda, pagar impuestos, entre otras).

En la época de los contratos a los trabajadores huéspedes de los países mediterráneos (1955 a 1973), los italianos, españoles, griegos y turcos constituyeron importantes grupos que son notables hasta nuestros días. Estos grupos establecieron asociaciones que perviven en la actualidad e incluso han dado lugar a la multiplicación de este tipo de organizaciones en las que se reúnen tanto los inmigrantes originales como sus descendientes (que en algunos casos son todavía extranjeros, aunque las leyes más recientes ayudarán a resolver ese problema de identidad étnica sin menoscabo de la ciudadanía alemana). Las asociaciones de extranjeros en Alemania se generan a partir de la conjugación de al menos cinco factores:

1. Una cerrazón relativa de la sociedad alemana frente a los extranjeros, aunada a un esfuerzo por diferenciar entre las esferas pública y privada: trabajo y amistad se viven en momentos y espacios diferentes.

2. Una tradición alemana que refiere al duelo entre los nobles y su derivación hacia el uso habilidoso del discurso verbal refuerza la tendencia a excluir a quienes no manejan el idioma alemán en los círculos de reunión (Elias, 1993: 66 y 88).

3. La tradición de la Stammtisch, derivada de los usos del discurso verbal y como una forma de socialización en espacios públicos entre miembros de un grupo relativamente cerrado, que serviría como ejemplo y forma de exclusión para los extranjeros.2

4. Una tendencia en la sociedad alemana a la institucionalización de sus agrupaciones informales, lo que se deriva de la necesidad de generar límites frente a quienes no son parte de la membresía y para asegurar que quienes lo son no traspasen los límites de la intimidad familiar, accesible en la cultura germana a unas pocas personas.

5. La necesidad de los extranjeros en Alemania de reunirse con sus compatriotas, dadas las condiciones de idioma, hospedaje, trabajo. Las asociaciones cumplen la función de recepción del inmigrante en la nueva sociedad y de contribuir a su eventual integración (Münz et al., 1999: 118 y 133-148).

Un último elemento se ha añadido en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en especial a partir de los años sesenta, por parte de gobiernos interesados en la generación de grupos locales que conservaran la posibilidad de vínculos entre nacionales de países antes en conflicto. Se trata de los apoyos de los gobiernos de los países europeos para generar Partnerschafts entre ciudades de sus países, en las que se articularan asociaciones y federaciones con representaciones locales. Como puede verse, estos elementos tienen capacidad de unir a los miembros de los grupos étnicos entre sí, a la vez que servir de modelo organizacional a seguir. Dicho brevemente, la relativa cerrazón de la sociedad alemana, dados sus hábitos de comunicación en contextos específicos que se distinguen por fronteras claras que señalan los límites entre trabajo, amistad, familia, hace difícil para los recién llegados acceder a círculos de intimidad con sus colegas alemanes. El uso habilidoso del discurso verbal y la tradición de la Stammtisch puede ejercerse en el propio idioma y raras veces en el contexto del habla germana, mientras que la institucionalización (y rutinización) de las actividades étnicas compartidas favorece la tendencia de los compatriotas y hablantes de un mismo idioma a establecer y registrar Vereine, y a la vez utilizarlas como trampolín para la vinculación con las ciudades con las que establecen relaciones de "sociedad" o partnerschaft allende las fronteras alemanas.

Podemos señalar algunos elementos para entender el desarrollo de asociaciones de grupos más específicos. Las asociaciones fundadas por italianos fuera de su país tienen una larga tradición, dada la magnitud del flujo de emigrantes italianos desde mediados del siglo XIX. Los vínculos de los italianos entre sí se fortalecieron por los esfuerzos partidistas de conservación de solidaridades políticas con los exiliados y emigrados y a través del interés de la Iglesia católica por la conservación de sus fieles más allá de las fronteras de Italia. El caso más notorio de conjugación de los esfuerzos de reforzar las identidades nacionales italianas con las religiosas es el de Juan Bautista Scalabrini, quien inició esfuerzos formales desde la Iglesia por atender a los italianos emigrantes, para luego extenderlos a las demás nacionalidades. En la Italia de su época se libraban conflictos entre la Iglesia de Roma y las fuerzas interesadas en la unificación de Italia bajo un régimen que no dependiera de la autoridad papal. En medio de las luchas que en Italia condujeron al concordato entre la Iglesia y el Estado, Scalabrini desarrolló sus esfuerzos para apoyar y organizar a italianos y católicos, dos identidades que en su visión debían coincidir y que los hechos políticos y las ideologías en torno al poder de la Iglesia y de la República parecían contradecir. Los italianos tienen una larga historia de organización fuera de su territorio nacional y tanto los partidos como las organizaciones católicas directa o indirectamente vinculadas con los migrantes han realizado una importante labor de organización y seguimiento de los emigrados. Las asociaciones enlistadas en el directorio mundial de asociaciones de italianos incluyen a las primeras establecidas en Alemania desde 1948. Ya el régimen de Mussolini deseaba conservar las ligas con los italianos en el extranjero y, por ello, incluso antes de la guerra y de los contratos de trabajadores huéspedes se daba una presencia organizada de los italianos en Alemania y en otras partes del mundo. Para fines de la época de los contratos existían unos 260 clubes italianos registrados en Alemania; de ellos, 25 en la circunscripción consular de Munich, 22 en la de Nuremberg y tres en la de Berlín. Para 1980 el número había ascendido a 540; 34 de estas asociaciones en Munich, 26 en Nuremberg y 12 de ellas en Berlín. En 2000 estaban registradas cerca de 600 organizaciones en Alemania: 52 en la circunscripción consular de Munich, 43 en Nuremberg y 12 en Berlín. A diferencia de los griegos, que afirman que la mayoría de los emigrados pertenecen o al menos frecuentan un club o asociación griego, los italianos no parecen tener el mismo interés en esa participación, pues se calcula que sólo un 5% de los inmigrados participaba en alguna asociación o club italiano para el año de 1978 (es decir, unos 30 mil de los cerca de 600 mil inmigrantes). En los últimos años los italianos han constituido federaciones que intentan reunir a las asociaciones en Alemania, pero también los oriundos de determinadas regiones, en cuyos orígenes ponen énfasis en la fundación de organizaciones, se interesan en fundar federaciones y confederaciones a nivel mundial. Una de las preocupaciones de los grupos de emigrados ha sido conservar la identidad italiana por conducto de los clubes e insisten en recuperar "las generaciones perdidas" de los jóvenes descendientes de italianos, nacidos en el extranjero.

En el caso de los españoles, las asociaciones se formaron a partir de la percepción (entrevista Geigl, 2000) de la dificultad de comunicarse en un idioma y en un contexto cultural muy distinto al de su lugar de origen. Las asociaciones formadas por los españoles que llegan a Alemania a trabajar como Gastarbeiter se generan a partir de la necesidad de comunicación, pero eventualmente el gobierno de Franco, que accedía a estos contratos, tenía un interés en apoyar este tipo de asociaciones como una forma de controlar y estar al tanto de las actividades de los españoles fuera de España. Estas asociaciones generaron también espacios de discusión y de propuesta opositoras al régimen franquista. Una asociación vinculada al franquismo y apoyada por el régimen sería el centro gallego de Nuremberg, mientras que una institución opositora, la primera asociación de extranjeros fundada en Alemania y la segunda en Europa, sería el centro español de Nuremberg. Las asociaciones españolas conservan una relación estrecha con los elementos religiosos de la doctrina de la Iglesia católica, pero no siempre tienen un vínculo positivo con la jerarquía eclesiástica. Las agencias vinculadas con la Iglesia católica, en cuanto organizaciones "para" y no como organizaciones "por" los extranjeros, han sido un conducto importante para los emigrantes de esta nacionalidad, al igual que para otros que llegaron a la Alemania de los sesenta (entrevista Centro Español de Nuremberg, 2000; entrevista Lehmann, 2001).

Lehmann señala que existieron dos olas importantes de fundación de asociaciones de extranjeros en la ciudad de Ulm, objeto de su estudio empírico: una a fines de los sesenta, en que comenzaron a registrar sus agrupaciones (previamente contaban con clubes informales, puntos de reunión o momentos de discusión entre miembros de una nacionalidad o grupo étnico), y otra después de que en 1973 se cancelaron los contratos para los trabajadores huéspedes. La caída del muro marcaría en Ulm el surgimiento de otro conjunto de asociaciones pertenecientes a los grupos de inmigrantes provenientes de naciones con relaciones previas con Alemania del Este. Tras las asociaciones fundadas por los trabajadores huéspedes se suscitaría un aumento de las asociaciones vinculadas con los inmigrantes que solicitaban asilo en Alemania, para luego ser seguidas por la fundación de uniones por parte de extranjeros que habían tenido oportunidad de tener contactos con la antigua Alemania Oriental.

Por su parte, los griegos declaran que las asociaciones fundadas en Alemania primero sólo servían para que se reunieran los trabajadores de origen griego que habían llegado a partir de 1960 con el contrato temporal, pero pronto se convirtieron en una posibilidad de apoyar las actividades políticas opositoras al régimen dictatorial griego de los sesenta. Las asociaciones griegas evolucionaron hacia la difusión de la cultura una vez finalizado el régimen fascista y se ocuparon de mejorar las condiciones de las siguientes generaciones en vez de las suyas propias. Además de la llegada a Alemania de trabajadores griegos desde 1960, en 1967 se suscitó un flujo que tenía más motivaciones políticas que económicas. Según las declaraciones de los directivos de la congregación griega que agrupa a varias organizaciones (Griechische Demokratische Gemeinde, e. V, 2001), la mayoría de los 12 mil griegos residentes en Berlín son miembros de esa federación, que ha evolucionado de ser un club de reunión para trabajadores a un grupo con intereses políticos, hacia su actual función de realizar trabajo social de apoyo a los compatriotas y cultural en el sentido de apoyar las escuelas que el gobierno griego financia en Alemania, y sobre todo de promover la difusión del idioma y la cultura griegas en ese país.

Las asociaciones fundadas por los turcos son actualmente más diversas, dada la gama de intereses que atraen a la minoría más grande de Alemania (junto a los yugoslavos). Ya en 1962 se habían comenzado a fundar asociaciones, sobre todo de estudiantes y trabajadores. En 1965 se fundó una de las primeras asociaciones deportivas de extranjeros en Berlín, la Türkspor. En la década de los sesenta se fundaron asociaciones para orar en forma colectiva y luego para conseguir espacios fijos para las actividades religiosas y la fundación de mezquitas en el lugar de acogida. Para los setenta, las asociaciones tuvieron un tinte político tras el golpe militar de 1971. Los emigrantes políticos de Turquía encontraron su principal destino en Alemania. Los turcos se encontraron en una situación de oposición al régimen del golpe militar en Turquía y también cobraron conciencia de que los inmigrantes debían organizarse para permanecer en la sociedad alemana. Según Özcan, desde que se fundó la primera asociación turca en Alemania (de orientación de izquierda en el abanico político), con sede en Berlín, en noviembre de 1967, estas asociaciones evolucionaron para favorecer la integración de los turcos en la sociedad alemana. Los trabajadores se dieron cuenta de que, sin importar la situación política en Turquía, ellos y sus hijos ya no regresarían a su país sino que debían organizarse para mejorar sus condiciones en Alemania. Para lograr la conservación del idioma turco y de su religión, su trabajo partía de la necesidad de que los turcos encontraran mejores oportunidades de educación, de empleos mejor remunerados y de capacidad de decisión en su comunidad y en la sociedad alemana. Las organizaciones turcas se desarrollaron en una secuencia similar a la seguida por otras nacionalidades: desde las reuniones informales de trabajadores que se consideraban a sí mismos como temporalmente en Alemania, pasando por conjuntos de personas comprometidas con el acontecer político en su país y por ello vinculados durante los setenta y ochenta a partidos de izquierda o de derecha (con las correspondientes asociaciones en suelo alemán), hacia la búsqueda de mejores condiciones para los turcos en la sociedad receptora.

Según Lehmann, a medida que pasaban los años y avanzaba la década de los setenta las asociaciones comenzaron a incluir, además de los trabajadores originales, a sus familias. Los regímenes locales comenzaron a despertar el interés en la aceptación y tolerancia de los extranjeros por parte de los alemanes, a la vez que promovían entre los extranjeros, miembros o no de las asociaciones, el interés por participar en festivales multiculturales. El primero de estos festivales, realizado en Munich a principios de los setenta (Dunkel y Stramaglia-Faggion, 2000) incluyó una importante participación de las asociaciones de extranjeros. Estos festivales marcan el inicio de los esfuerzos por incluir a los extranjeros en las tareas de integración en la nueva sociedad.

A medida que evolucionan los flujos migratorios, las asociaciones modifican su énfasis en diversas tareas. De los primeros momentos en que los extranjeros se organizan informalmente para hablar de sus experiencias, compartir noticias de su país natal, intercambiar opiniones acerca de los alemanes, la organización de sus intereses los aleja de los juicios sobre la sociedad alemana y sus miembros a medida que se integran ellos mismos en la sociedad y los incorporan en la búsqueda de soluciones a problemas de ciudadanos en un nuevo contexto. Igualmente, las asociaciones se ven influidas por las distintas fases y etapas por las que atraviesa la migración y se van especializando en la atención de problemas específicos de los connacionales y sus descendientes en la sociedad receptora. De ser en general asociaciones de tiempo libre y de difusión de la cultura, sobre todo las asociaciones de turcos en Alemania, mucho más numerosas que las demás, se han convertido en asociaciones de padres de familia, de salud, de mujeres, de profesionistas, de académicos, de empresarios. Las asociaciones de extranjeros echan mano de sus recursos idiomáticos y de sus lazos informales para construir lazos formales, primero entre los miembros de la asociación, luego con los otros inmigrantes y sus descendientes conocedores del idioma y con los que pueden realizar intercambios de mutuo beneficio, y luego con las redes con funciones similares en Alemania y con las redes generadas en sus países de origen (para el intercambio académico, la recepción de nuevos imanes, el comercio con Turquía). Las asociaciones de extranjeros han evolucionado de tal manera que se puede afirmar que existen asociaciones que incluyen toda la gama de objetivos de las asociaciones culturales, de intereses y de tiempo libre, mientras que existen asociaciones más especializadas.

El número y la variedad de asociaciones de extranjeros y las demandas que realizan a los gobiernos locales, estatales y federal en Alemania, más aquellas que dirigen hacia los gobiernos de las sociedades de origen, las han convertido en un conjunto de interlocutores que parecería demasiado confuso para quienes deben atenderlas. Las diferentes asociaciones han tenido que reorientarse hacia el diálogo con oficinas específicas y en algunos casos sirven de intermediarias para que los inmigrantes resuelvan sus problemas, y hay quienes recurren a ellas antes que a las agencias oficiales (Fijalkowski y Gillmeister, 1997), mientras que otras veces constituyen tan sólo una parte de las ofertas de apoyo para la resolución de problemas.

Congruentes con la necesidad de apoyar a los connacionales, las asociaciones de extranjeros se han convertido en importantes agencias de mediación cultural e idiomática y también para conseguir información, contactos y ayuda para la resolución de problemas cotidianos en la sociedad de destino. Desde el punto de vista de las agencias gubernamentales, estas asociaciones pueden lograr muchas cosas mientras tengan la representación de sus miembros; un problema que surge es el de qué tan representativas son, pues existen algunas asociaciones con muy pocos miembros que intentan competir por los recursos de tiempo y dinero de los gobiernos alemán y del país de origen. Una estrategia en la que coinciden los dirigentes de las asociaciones, las autoridades del país de origen, los empleados de agencias religiosas y gubernamentales, consiste en que las diversas asociaciones deben unirse en federaciones para reducir el número de interlocutores. Según diversos entrevistados, las asociaciones pueden así establecer consensos entre ellos en cuanto a qué proyectos les interesa atender de manera prioritaria y promover que las asociaciones faciliten recursos a los miembros y a los connacionales.

Recientemente la discusión acerca de la integración de los extranjeros ha resonado de manera importante en los locales de las asociaciones y en las reuniones de miembros de estas organizaciones. Uno de los temas recurrentes es que, a pesar de que los extranjeros fueron rápidamente integrados al trabajo, ello no significa que se haya logrado la integración social plena. El manejo del idioma y el acceso a oportunidades educativas inciden también en cómo distintos grupos nacionales se pueden o no integrar en el mercado de trabajo. La discusión plantea que no basta conseguir un trabajo, sino que también es necesario establecer una estructura de oportunidades que se acerque lo más posible a la disponible para quienes manejan el idioma desde sus primeros años de existencia y tienen la nacionalidad y el estatuto legal que les dan acceso a los recursos y oportunidades a los que aspiran los miembros de las asociaciones (para la discusión de los procesos de integración frente a los de asimilación, véanse Leveau y Schnapper, 2000 [1987]; Wedell, 1999; Münz et al., 1999; Bade, 1994; Weirauch, 1993; Özcan, 1999).

El esquema 1 sintetiza cómo se amplían las funciones de las asociaciones. La función de proporcionar un local de reunión no deja de ser trascendente: la llegada y la estancia en un lugar cuya cultura e idioma se desconocen o son difíciles de apreciar en su totalidad se hacen menos traumáticas. Algunas asociaciones no cuentan con un local y en cambio sí con un objetivo común que se convierte en parte del sentido de sus reuniones en locales o casas que no pertenecen al grupo organizado. Las asociaciones de interés se inician a partir de un lugar disponible para la interacción cara a cara. El lugar puede estar teñido en distintos grados por fines de lucro, comerciales, afectivos, de desprendimiento, de disfrute por el hecho de reunirse con los connacionales: se venden los símbolos culturales a los miembros de ella que pueden apreciarla como parte de la vida cotidiana y del esparcimiento, o se conservan como una forma de expresión sublime del arte y los más altos valores nacionales y de una supuesta comunidad de valores y usos en los oriundos de una localidad, una región, un país que se imagina compartido más allá de las diferencias de clase.

Las diferencias de clase entre los connacionales se hacen explícitas en la generación de distintas asociaciones para distintos niveles socioeconómicos y distintos ámbitos de actuación. Muchas asociaciones se relacionan con la vida obrera de personas que provienen del ámbito rural en sus lugares de origen y arriban a las ciudades alemanas. Este fenómeno parece tener una relación directa con las oleadas de trabajadores huéspedes de los sesenta y principios de los setenta y con la diferenciación de las siguientes generaciones de inmigrantes y de los descendientes de los primeros, cuyos intereses se han modificado por los cambios en sus condiciones de integración o por sus propios recursos para buscar otros grupos con los que comparten otros intereses que van más allá de la nostalgia y la resolución de las necesidades de los nuevos inmigrados.

La tesis según la cual los clubes nacionales conservan un cierto grado de autosegregación es compatible con la concepción, por los miembros, de las asociaciones como burbujas de protección de la cultura de origen, tanto frente a las influencias que se recibirán al salir de la localidad, la región, la nación, como frente a quienes pretenden hacer llegar a la nación los elementos de una cultura escurridiza y colonizadora. Muchas asociaciones constituyen un espacio de contradicción o paradójico: sirven para recibir a los recién llegados sin que el golpe de la nueva cultura sea fulminante, pero la burbuja protectora se prolonga a los fines de semana, a la narración de sus cuitas a "quienes las entienden" frente a las injusticias que se cometen por parte de los miembros de una cultura que les resulta hostil: parece no entender al miembro pleno de otra cultura que no se integra totalmente a la nueva sociedad, en parte porque sigue atado a las seguridades que le confiere la red social de oriundez y la extensión de la nacionalidad y la cultura en el espacio receptor. Un club que sirve de lugar de reunión es una isla de tranquilidad inteligible frente al océano de confusiones lingüísticas y prácticas de una sociedad extraña en la que el recién llegado es justamente outlandish.

Clubes y asociaciones son conservadores al luchar por congelar la cultura, mantenerla "como debe ser", como la "auténtica" cultura regional y nacional, aun con los préstamos, sincretismos y sustituciones a los que se ve obligado el miembro de una cultura en los espacios de llegada: utiliza instrumentos de fabricación local, consume los alimentos que sustituyen a los disponibles en el terruño, conjuga usos locales de las cosas y las palabras con los términos y las metáforas que se han trasladado consigo. Los clubes y asociaciones basados en la oriundez son conservadores al proponer conservar una cultura que ni siquiera en el lugar de origen puede cerrarse a las influencias por el contacto con otras necesidades, artefactos e instrumentos.

 

Conclusiones

Las asociaciones se vinculan con la generación de espacios y eventualmente con la organización de actividades para conservar y cristalizar sus culturas e incluso para difundirlas más allá de sus orígenes geográficos. Los inmigrantes saben que su cultura es uno de sus mejores recursos. Los clubes y asociaciones conservan y difunden una cultura que consideran necesario atesorar (a pesar de las obligadas sustituciones con los materiales disponibles en los lugares de llegada) y, eventualmente, ante los esfuerzos de los nativos de la sociedad de llegada por asimilarlos, los miembros de las asociaciones reaccionan frente a una cultura a la que consideran necesario oponerse por sus aspiraciones de colonizar "el mundo de vida".

En algunos casos las asociaciones generan esfuerzos para que los inmigrantes y sus hijos accedan a los recursos de la sociedad de destino. Empero, la integración plena de los miembros de estas culturas sólo se logra si, una vez aprovechados los recursos de transición que ofrecen los clubes y las asociaciones, se desprenden de la red de relaciones étnicas que les apoyó inicialmente. La tarea de la integración social plena, frente al problema de las lealtades a la cultura de origen, a la familia y a las redes sociales étnicas y de oriundez, no es de fácil resolución. Como contraparte, el costo de gozar de la integración (plena o un segmento de la sociedad de llegada; Portes, 1995) resulta alto para quienes prefieren ajustarse a los valores de las instituciones de la sociedad de origen propia o de sus padres.

La generación de asociaciones se vincula con los esfuerzos de resistencia y los usos selectivos de los elementos de la nueva sociedad sin dejar de gozar los beneficios de un mundo relativamente natural. Esta resistencia parcial se expresa en la creación de espacios en los que se puede volver a una naturalidad en la que se relajan las costumbres y se vuelve a lo supuestamente espontáneo y que se acota por los relativos buenos usos y las buenas maneras de la cultura de origen. El inmigrante requiere del contraste para refrendar el valor de su cultura y su idioma, aun cuando los encuentra en desventaja frente a quienes viven de manera natural y cotidiana en el espacio en que es huésped. Los clubes y las asociaciones ofrecen argumentos para no integrarse plenamente. Al inmigrante no le es posible cerrarse por completo a las influencias del mundo de recepción, pero puede acudir a las organizaciones que le ofrecen islas de certidumbre y de naturalidad frente a las de un lenguaje de apariencia enrevesada y frente a unas intenciones malignas de quienes lo utilizan para la burla y la ironía (frente al miembro de una cultura minoritaria o subordinada que lucha en contra de modernizarse y asfaltarse, Lomnitz-Adler, 1995: 324).

El conflicto que se genera por la necesidad de integración del inmigrante (percibida de manera muy distinta por el nativo de la sociedad de llegada, por el inmigrante y por las siguientes generaciones), y la necesidad de utilizar los recursos disponibles previamente, como idioma, red de amigos, formas de resolver los problemas cotidianos, plantea interrogantes que las asociaciones en suelo extranjero responden sólo parcialmente. Cuando se plantea la pregunta de qué pueden hacer las asociaciones étnicas de extranjeros para promover la integración de los inmigrantes, una de las respuestas sugiere la promoción de actividades de apoyo que finalmente alejen al inmigrante de las islas culturales en las que se siente protegido, en especial las del idioma materno y las costumbres ligadas a los roles de género. Las asociaciones de extranjeros en Alemania participan en los festivales multiculturales, los que, a la vez que muestran la cultura de origen, sirven para exponer a los participantes ante otras culturas y relativizar sus visiones de las distintas sociedades. Las asociaciones funcionan como mediadoras para la integración y como instancias de conservación de la cultura y del idioma, pero no logran cabalmente ni lo uno ni lo otro. El papel de las agencias de la sociedad de destino (la escuela para las generaciones jóvenes y el trabajo para las mayores) y de la familia de origen complementan las tareas de integración y conservación y suelen contrastar con los énfasis que la asociación pone en sus acciones. Además de la transición entre la vida privada y la vida pública, las asociaciones apoyan la transición entre dos tipos de vida pública: la propia de la sociedad de origen y la de destino. Ello no carece de conflictos y dilemas, pues las reglas de los mundos en los que participa el inmigrante pueden ser incompatibles (Portes, 1995; Hilpert, 1997; Leveau y Schnapper, 2000 [1987]).

Las asociaciones presentan la ocasión para reunirse y discutir, lograr acuerdos y desacuerdos para avanzar hacia los diálogos con otros interlocutores fuera de ellas y son un espacio en los que sus miembros deciden qué hacer y qué pueden demandarles y hacer que ofrezcan a la membresía. Las asociaciones pueden ser agencias de contactos y de información, aunque como organizaciones de tiempo libre no cuentan con recursos para ofrecer apoyo a los miembros del grupo étnico a cualquier hora del día o cualquier día del año. Así, los miembros de las asociaciones pueden ampliar las funciones de ellas pidiendo que ofrezcan más y, al hacerlo, se ven obligados a ofrecer más recursos temporales o monetarios a las organizaciones para vincular a sus miembros con apoyos externos a ellas. Para finalizar, puede señalarse que los miembros piden que los otros afiliados, y en especial los directivos, participen activamente en la promoción y conservación de las asociaciones, a las que consideran encargadas de ofrecer algo más que un lugar de reunión para quienes comparten intereses, idioma, un lugar o región de origen o un interés por una cultura nacional. Al mismo tiempo, los directivos y las asociaciones en sus propios estatutos demandan que los miembros paguen sus cuotas, participen en las reuniones y contribuyan a enriquecer las oportunidades de dar a conocer la cultura de los lugares de origen de los miembros originales de la asociación.

 

Bibliografía

Bade, K. J. (1990) "Exodus und Integration. Historische Perspektiven und Aktuelle Probleme", en P. Bocklet (comp.), Aussiedler, Gastarbeiter, Asylanten. Zu viele Fremde im Land? Düsseldorf: Patmos.         [ Links ]

---------- (1997) "From Emigration to Immigration: The German Experience in the Nineteenth and Twentieth Centuries", en K. J. Bade y M. Weiner (eds.), Migration Past, Migration Future. Germany and the United States. Providence, Oxford: Berghahn Books.         [ Links ]

Beger, K. (2000) Migration und Integration. Eine Einführung in das Wanderungsgeschehen und die Integration der Zugewanderten in Deutschland. Opladen: Leske/Budrich.         [ Links ]

Behrendt, G. M. (1996) "Gemeindestrukturbildung bei türkischstämmigen Migrantinnen in Hannover", en H. P. Waldhoff, D. Tan y E. Kürsat (eds), Brücken zwischen den Zivilisationen, Francfort.         [ Links ]

Dann, O. (1993) "Vereinsbildung in Deutschland in historischer Perspektive", en H. Best (ed), Vereine in Deutschland. Vom Geheimbund zur freien gesellschaftlichen Organisation. Bonn: Informationszentrum Sozialwissenschaften.         [ Links ]

Elias, N. (1998 [1989]) Studien über die Deutschen Machtkämpfe und Habitusentwicklung im 19. und 20. Jahrhundert. Francfort: Suhrkamp.         [ Links ]

Fijalkowski, J. y H. Gillmeister (1997) Ausländervereine — ein Forschugnsbericht. Über die Funktion von Eigenorganisationen für die Integration heterogenen Zuwanderer in eine Aufnahmegesellschaft — am Beispil Berlins. Berlín: Hitit.         [ Links ]

Häbel, U. (2000) "Entwicklunsstufen des interkulturellen Zusammenlebens", en J. Micksch y A. Schwier, Fremde auf dem Lande. Francfort: Otto Lembeck.         [ Links ]

Lomnitz-Adler, C. (1995) Las salidas del laberinto. Cultura e ideología en el espacio nacional mexicano. México: Joaquín Mortiz.         [ Links ]

Menjívar, C. (2000) Fragmented Ties. Salvadoran Immigrant Networks in America. Los Ángeles/Berkeley/Londres: University of California Press.         [ Links ]

Morán Quiroz, L. R. (2003) "Los trabajadores huéspedes y la religiosidad 'popular' organizada en Alemania, 1960-2001", Revista del seminario de historia mexicana, vol. IV, núm. 4, invierno. Lagos de Moreno: Universidad de Guadalajara.         [ Links ]

Münz, R., W. Seifert y R. Ulrich (1999) Zuwanderung nach Deutschland. Strukturen. Wirkungen, Perspektiven. Francfort/Nueva York: Campus.         [ Links ]

Münz, R. y R. Ulrich (1997) "Changing Patterns of Immigration to Germany, 1945-1995: Ethnic Origins, Demographic Structure, Future Prospects", en K. J. Bade y M. Weiner (eds.), Migration Past, Migration Future. Germany and the United States. Providence, Oxford: Berghahn Books.         [ Links ]

Özcan, E. (1989) Türkische Immigratenorganisationen in der Bundesrepublik Deutschland. Die Entwicklung politischer Organisationen und politischer Orientierung unter türkischen Arbeitsmigranten in der Bundesrepublik Deutschland und Berlin West. Berlín: Hitit.         [ Links ]

Portes, A. (1995) "Children of Immigrants: Segmented Assimilation and its Determinants", en A. Portes (ed.), The Economic Sociology of Immigration Essays on Networks, Ethnicity, and Entrepreneurship. Nueva York: Russell Sage Foundation.         [ Links ]

Portes, A. y R. G. Rumbaut (1996) Immigrant America. A Portrait, 2a edición. Berkeley/Los Ángeles/Londres: University of California Press.         [ Links ]

Raschke, P. (1978) Vereine und Verbände. Zur Organisation von Interessen in der Bundesrepublik Deutschland. Munich: Juventa.         [ Links ]

Schubert, E. (1999) "Fremde und Erfahrungen des Fremden im mittleralterlichen und frühneuzeitlichen Deutschland", en K. Dominik et altere (comps.), Angeworben, eingewandert, abgeschoben. Ein anderer Blick auf die Einwanderungsgesellschaft Bundesrepublik Deutschland. Münster: Westfälisches Dampfboot.         [ Links ]

Sen, F. (1995) "Ausländerfeindlichkeit in Deutschland und die Auswirkungen auf die türkische Minderheit", en E. Koch, M. Özek y W. M. Pfeiffer (eds.), Psychologie und Pathologie der Migration. Friburgo: Lambertus.         [ Links ]

Sen, F. y A. Wierth (1992) "1961 bis 1991 - Ein kritischer Rückblick auf die dreißigjährige Migrationsgeschichte der Türken in der Bundesrepublik Deutschland", Zeitschrift für Ausländerrecht und Ausländerpolitik, núm. 2.         [ Links ]

Treibel, A. (1999 [1990]) Migration in modernen Gesellschaf ten. Soziale Folgen von Einwanderung. Gastarbeit und Flucht. Weinheim/Munich: Juventa.         [ Links ]

Wedell, M. (1999) "Angeworben — eingewandert — altgeworden", en K. Dominik et altere, Angeworben, eingewandert, abgeschoben. Ein anderer Blick auf die Einwanderungsgesellschaft Bundesrepublik Deutschland. Münster: Westfällisches Dampfboot.         [ Links ]

 

Entrevistas realizadas por Luis Rodolfo Morán Quiroz

Antonio Fernández, Joseph Geigl, y Carmen Márquez, Centro Español de Nuremberg, octubre de 2000, Nuremberg.

Karsten Lehmann, Ulm, y las asociaciones de extranjeros, enero de 2001, Zwickau.

Agnes Daura Kais, Griechische Gemeinde von Nürnberg, e. V., enero de 2001, Nuremberg.

Kucaman Bahati, Türkische Elternverein Nürnberg und Umgebung, e. V., enero de 2001, Nuremberg.

Nobile Biaggio, Circolo Sardo S'Unidade Europea in Norimberga, marzo de 2001, Nuremberg.

Constantinos Tatsis, Griechische Gemeinde in München, marzo de 2001, Munich.

Huseyin Midik, Türkische Islamische Union der Anstalt für Religion, e. V. (DITIB), marzo de 2001, Berlín.

Sabri Adak, Türkische Gemeinde zu Berlin, marzo de 2001, Berlín.

Terzopaulos, Griechische Demokratische Gemeinde, marzo de 2001, Berlín.

Ertekin Özcan, Föderation Türkischer Elternvereine in Deutschland, marzo de 2001, Berlín.

Ìzkender Okyay, Consulado General de la República de Turquía, marzo de 2001, Berlín.

Graziano Tassello, Centro de Estudios sobre la Emigración (CSRE), abril de 2001, Basilea, Suiza.

Carmine Auletta, Associazione Culturale Famiglia Norimberga, junio de 2001, Nuremberg.

 

Notas

1. Versión condensada del reporte final de estancia pos-doctoral en la Universidad de Bayreuth, Alemania, con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, 2000-2001. Agradezco a Torsten Kühlmann su apoyo como contraparte académica en esa estancia y a Amelia Rodríguez de Kühlmann por su apoyo en cuestiones prácticas para las que los migrantes suelen acudir a sus redes sociales. Irma Ochoa y Richard Nebel me facilitaron contactos para las entrevistas y la discusión de los hallazgos.

2. Cf. Nees (2000) y Hall y Reed Hall (1983) para una exposición de los temas de la discusión, la Unterhaltung y la exposición expresa de la Stammtisch como grupo de conocidos que se reúnen como clientela estable de un lugar para comer, beber y socializar.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License