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Archivos de cardiología de México

On-line version ISSN 1665-1731Print version ISSN 1405-9940

Arch. Cardiol. Méx. vol.80 n.1 Ciudad de México Jan./Mar. 2010

 

Editorial

 

Retos y oportunidades de Archivos de Cardiología de México a 80 años de su fundación

 

Challenges and opportunities of Archivos de Cardiología de México to 80 years after its founding

 

Recibido el 29 de enero de 2010.
Aceptado el 02 de Febrero de 2010.

 

Archivos de Cardiología de México cumple en este año (2010) su octogésimo aniversario. Los eminentes doctores Ignacio Chávez Sánchez e Ignacio González Guzmán crearon esta revista en 1930 y la denominaron Archivos Latinoamericanos de Cardiología y Hematología. Posteriormente, cuando se fundó en 1946 el primer centro cardiovascular del mundo, el Instituto Nacional de Cardiología de México, la revista cambió su nombre por el de Archivos del Instituto de Cardiología de México. Como fiel reflejo de la Institución a la que pertenece, esta publicación alcanzó gran notoriedad en todo el mundo, y contó con colaboraciones enviadas por los más prestigiados centros de investigación a nivel internacional. Al mismo tiempo, la cardiología nacional tuvo un notable desarrollo en varios centros de excelencia diferentes al Instituto, por lo cual, en 1999, se consideró necesario darle una denominación que reflejara el carácter nacional de la revista. Así, se le asignó su nombre actual: Archivos de Cardiología de México, que abreviaremos como ACM.

En la actualidad, la situación de ACM es muy diferente a la de sus primeros años, ya que, al igual que el resto de las revistas cardiovasculares iberoamericanas, enfrenta desde hace varios años, el reto de incrementar su difusión y "visibilidad", es decir, de aumentar su área de influencia más allá de América Latina y España. Esta circunstancia es resultado de varios factores que se pueden resumir en tres puntos generales: 1) el establecimiento del inglés como el idioma universal de la ciencia y, por lo tanto, de la medicina (incluso revistas de países latinos se publican por completo en inglés, como es el caso de la revista de la Sociedad Francesa de Cardiología); 2) la aparición de múltiples revistas internacionales especializadas en cardiología (entre ellas el interesante fenómeno de nuevas publicaciones que podemos llamar "hijas" de prestigiadas revistas cardiovasculares, como es el caso de Circulation, que desde hace pocos años edita varias "sub–revistas", y 3) la "globalización" del conocimiento que hace posible el acceso inmediato a la mayoría de las publicaciones médicas especializadas a través de internet.

Además de lo antes expuesto, hay una desventaja que se relaciona con el dominio del Factor de Impacto (FI), el cual constituye el indicador de calidad de cualquier revista biomédica. Lo anterior deriva del hecho de no pertenecer al índice de revistas del Current Contents, que de manera concreta significa carecer del FI. Aunque este índice no fue creado con este fin, se ha constituido en el principal indicador con base en el cual las diversas instituciones nacionales e internacionales valoran el trabajo de sus investigadores. Así, es posible advertir que en México el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), toma en cuenta la pertenencia al Current Contents como criterio para clasificar las revistas científicas. Dado que ACM no está incluida en el Current Contents, ni cuenta con el FI, ha sido catalogada en nivel 2 de 5 posibles, a pesar de que forma parte del catálogo de revistas de excelencia del CONACyT. Esta circunstancia ha limitado enormemente el crecimiento de ACM, al igual que el de otras revistas internacionales que no tienen este indicador.

Por ello, ACM se encuentra en la actualidad, como muchas revistas médicas de nuestro país, en una difícil situación que es comparable a la de una persona atrapada en arenas movedizas, que teme actuar, porque cada movimiento la hunde más, y sólo puede salvarse si le arrojan una soga y la arrastran hacia una zona segura con fuerza... mucha fuerza. La comparación se basa en el hecho de que, a pesar de que en nuestro país se hace investigación original de calidad, tanto clínica como básica, que podría tener perfectamente cabida en ACM, los investigadores que pertenecen al SNI prefieren enviar sus mejores trabajos a revistas extranjeras que cuentan con el FI, porque de esta manera, el sistema evaluador de la investigación en México, el CONACyT, les concede más puntos. Esta situación hace que nos quedemos con pocas publicaciones e, infortunadamente, no siempre con las mejores. En virtud de que uno de los requisitos principales para ingresar al Current Contents consiste en disponer de investigaciones originales, y de que nuestra revista no puede contar con ellas, las probabilidades de que ACM sea aceptada en dicho índice de revistas es mínima. Así, nos hallamos atrapados en un círculo vicioso: no tenemos publicaciones de alto nivel (entiéndase por ello "con un gran número de referencias"), porque los investigadores prefieren mandar sus mejores trabajos a las revistas que disponen del FI; y no tenemos FI porque cuando Current Contents efectúa su evaluación determina que no hay artículos de alto nivel (es decir, que los artículos publicados en ACM no generan muchas citas, que es el criterio "objetivo" que se utiliza para calificar).

Por lo antes expuesto, se hace imperativo que ACM cuente con material original, de forma específica con investigaciones innovadoras y de alta calidad, para poder obtener nuevamente reconocimiento internacional como una revista que publica material de primer nivel. Con un buen contenido ACM tendría más citas y estaría de nuevo en condiciones de solicitar su ingreso a Current Contents, con alta probabilidad de ser aceptada y de esta manera conseguir el FI.

Por estas razones, el actual Comité Editorial ha decidido adoptar varias medidas que atañen tanto a la forma como al fondo de la revista. En lo que respecta a la forma, hemos trabajado de manera estrecha con la casa editorial Elsevier, con el fin de tener una revista de presentación atractiva, por lo que se cambió la portada y el diseño interior, para lo cual se seleccionó un tipo de letra y formato de presentación de los artículos, que se considera moderno y "limpio", dado que facilita y hace más agradable la lectura. Esta labor es perfectible, por lo que hemos planeado mejorar todavía más este aspecto durante el año de 2010, como el lector podrá apreciar en éste y en los números subsecuentes.

En lo que respecta al fondo, que es sustantivo, el Comité Editorial ha revisado el manejo de los manuscritos y ha detectado diversos pasos del proceso editorial que impiden lograr la excelencia. A partir de este análisis, se han tomado las siguientes medidas: contar con una lista de cotejo para el envío de los manuscritos, verificar de manera inmediata el cumplimiento de las Normas para Autores, enviar los manuscritos a tres revisores, poner fechas límite a las revisiones, y al número de hojas de captura que ellos utilizan para anotar sus comentario, mayor participación del Consejo Editorial en la supervisión de los manuscritos, envío del manuscrito para revisión del título y del resumen en inglés desde el inicio del proceso editorial, contacto directo con los revisores para agilizar los tiempos de publicación, y también con los autores para que éstos resuelvan las dudas o conozcan los comentarios y sugerencias de los revisores, además de una revisión cuidadosa de galeras. Más aún, para poder reducir todavía más los tiempos de publicación, se hace indispensable cambiar el sistema tradicional de manejo de manuscritos por un sistema de gestión electrónica de los mismos. Un objetivo de suma importancia para ACM será contar con un sistema de este tipo. De hecho, el Comité Editorial ya trabaja en su instrumentación y espera poder implantarlo muy pronto.

Otro aspecto de fondo es el que se refiere a la publicación de artículos en inglés. Hemos establecido como nueva política editorial que la mayoría de los artículos de investigación original se publiquen en este idioma. Para ello contamos con la asesoría de nuestros miembros del Comité Editorial, quienes se encuentran en el extranjero, en especial en países de habla inglesa. De esta manera se efectúa, un solo proceso editorial, conforme al cual se obtienen artículos de excelencia escritos directamente en dicho idioma. Por fortuna, nuestros autores han respondido en forma favorable a esta disposición y cada vez son más los que nos envían sus trabajos escritos directamente en idioma inglés.

ACM tiene la gran ventaja de que es una revista de libre acceso; el material de los fascículos del 2008 y de años anteriores, se encuentra disponible en la página web de la compañía editorial Medigraphic, a la que agradecemos siga alojando todo este material. El contenido a partir del 2009, ya está disponible en la página web de Elsevier México. Sin embargo, el hecho de contar con dos sitios confunde a nuestros lectores y les dificulta el acceso a la información que buscan. Por ello, a partir de este número, el lector podrá acceder a una nueva página de la revista, la cual será independiente de la compañía que imprima nuestro material, de manera tal, que cualquier cambio futuro de compañía editorial no tendrá repercusión alguna en el acceso a nuestra revista. En forma inicial se ha incluido en ella, y está a disposición del público, el material de los años 2008–2009 y el actual. Paulatinamente se agregarán los volúmenes anteriores.

Para concluir tenemos la enorme satisfacción de presentar al nuevo Consejo Consultivo, conformado por los ilustres doctores Fernando Alfonso, Mario Delmar, Valentín Fuster y José Jalife, todos ellos destacados científicos en el área de la cardiología, quienes generosamente han aceptado nuestra invitación y nos asesorarán en todo el proceso de edición de los artículos que integrarán los diferentes números de la revista. Es necesario resaltar que la sola mención de sus nombres prestigia a ACM. Tenemos plena confianza en que realizarán valiosas aportaciones que contribuirán a lograr la excelencia editorial que nos hemos propuesto alcanzar.

El Comité Editorial desea destacar que todas estas tareas no habrían sido posibles sin la ayuda de nuestras autoridades, en especial del Dr. Marco A. Martínez Ríos, Director General del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, quien en todo momento nos ha brindado su apoyo y confianza en esta nueva fase de la revista ACM.

Esperamos que el esfuerzo de todos los que formamos parte y de quienes contribuimos a la edición de ACM se vea reflejado en una revista de excelencia, que sea digna representante de estos gloriosos primeros 80 años de publicación ininterrumpida, con la finalidad de continuar con el trabajo de aquellos que nos precedieron y a quienes estamos profundamente agradecidos.

 

Manlio F. Márquez
Editor en Jefe

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