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Papeles de población

On-line version ISSN 2448-7147Print version ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.7 n.27 Toluca Jan./Mar. 2001

 

Desde la elevada meseta mexicana: con un larga-vista demográfico*

 

Raúl Benítez Zenteno

 

Universidad Nacional Autónoma de México.

 

Resumen

En la segunda mitad del siglo XX, contrario a los discursos políticos y algunas teorías, en los países pobres el menor crecimiento demográfico inducido por las políticas internacionales no se reflejó en crecimiento económico y mejores condiciones de vida. Cuestión de la que se deriva la interrogante de cuál ha sido nuestra participación en la toma de decisiones orientadas a ampliar el bienestar. Posteriormente, se expone lo que han sido las áreas de investigación en materia de población y se realiza un balance sobre las "modas" que han llegado del exterior, señalando que, en general, el saldo ha sido negativo, principalmente por su adopción acrítica, la falta de creatividad teórica propia y la poca profundidad en la explicación de interrelaciones entre los factores demográficos, socioeconómicos, políticos y culturales. Para concluir, se hace una revisión de la práctica demográfica en México, en la que resalta la falta de demógrafos bien formados, la persistencia de explicaciones reducidas, la poca colaboración grupal e interinstitucional, y la ausencia de recursos.

 

Abstract

In the second half of the XX century, opposite of political speeches and some theories, in the poor countries the falling of the demographic growth, induced for international policies, had not raised in economic growth and better living conditions. In this paper, the author introduces the question about our participation in the making decision oriented to rise welfare. Later, he reviews the main research areas in population and makes an inventory about "fashion"coming abroad, point out adverse balance because acritical adoption, lack theoretical creativity and shallowness in the explanations about interrelations between socioeconomic, political and cultural factors. Finally, the author makes a revision of the demographic practical in Mexico, to point out lack of rigorous demographers, persistence in reduced explications, low group and interinstitutional cooperation and absence of resources.

 

Introducción

Uno de los privilegios de cualquier actividad se logra cuando se adquiere cierta dimensión de creatividad, ya sea en las muy variadas del arte como en las científicas, o bien en aquéllas especulativas como la filosofía o las matemáticas en su modalidad de métodos creativos o "puentes" para buscar o ampliar explicaciones. También, con gran riqueza, está presente en los oficios artesanales, como expresión acumulada de culturas populares, o de pueblos indios, en donde se tejen identidades que la cultura occidental ha despreciado y que ahora luchan con mayor fuerza por su existencia y reconocimiento.

Si se quiere expresar de otra manera, podría referirse tal creatividad a la búsqueda de regularidades, diferencias y asociaciones de variada intensidad, de situaciones, en buena medida problemáticas, del acontecer social y la vida de los individuos, mediante métodos, instrumentos y datos de los más sencillos hasta los más sofisticados, lo que implica que lo histórico esté presente, lo político también, con o a partir de orientaciones ideológicas, y la perspectiva fincada en un "balcón" prominente en el centro o la orilla, no importa, de la meseta de la cultura, con la condición de saber muy bien desde donde se observa. Tanto los artistas como los científicos aducirán que lo expresado es insuficiente, o bien que esconde cierto mecanicismo más o menos estructurado, y tienen razón, sobre todo los poetas. En lugar de dar respuesta, me quedo con mi breve definición y su carácter operativo. A su vez, en buena "castilla", tal respuesta no resulta importante cuando, a cambio, podemos leer o escuchar dos poemas, leer la historia del tiempo, contemplar el Gernica y nunca olvidar su dramático origen o escuchar una obertura de Mozart. No obstante, la duda persiste cuando queremos avanzar en la gran teoría con tiempos históricos y antes de llegar a una cierta saturación en el uso y explotación de nuestro planeta. En cuanto a lo demográfico, y en relación con la llamada teoría de la transición demográfica moderna, estamos aún constatando regularidades y diferencias sin poder verificar la manera en que los crecimientos menores de la población implican bienestar, tal y como fue prometido por los nuevos malthusianos. En los últimos 50 años, en los países pobres el menor crecimiento demográfico inducido por las políticas internacionales se da con mayor pobreza y desigualdad, y las soluciones de crecimiento económico y mejores condiciones de vida se mantienen en el ámbito político y los beneficios nunca llegan a las grandes mayorías.

Cualquiera puede situarse a contemplar la meseta en cualquier momento de rotación y desde cualquier lugar. Sin duda los usos horarios con sus divisiones de paralelos nos ofrecen perspectivas bien diferentes. Hoy por hoy, tenemos que decodificar las interpretaciones que mantienen los eurocentristas, en donde el conjunto europeo se ha unificado para defenderse de la andanada globalizadora, con un imperio inglés de capa caída, pero que sigue imponiendo los planteamientos que orientan la expansión capitalista; los estadunidenses, con un poder que aplican con gran ventaja económica y bélica a la globalización, y los atrevidos japoneses campeones de la productividad. Todos ellos, explicando a los países pobres, atrasados, subdesarrollados, dependientes, poco cultos y, además, nos dicen, empeñados en recordar tiempos coloniales en la explicación de nuestra condición, o ahora con la globalidad, negados a aceptar la economía neoliberal, tan benéfica al crecimiento económico, el que con la nueva tecnología cibernética ha renovado, con ventajas, los niveles de productividad. Sin duda, afirman, para distribuir primero hay que crear. Y, efectivamente, han creado una notable acumulación, en donde las mil empresas mayores superan en 42 por ciento el producto interno bruto (PIB) mundial. De las mil empresas 484 son estadunidenses, 149 japonesas, 94 británicas, 44 francesas y el resto son alemanas, italianas, suizas, holandesas, canadienses, suecas, australianas, belgas, danesas, finlandesas, irlandesas, neozelandesas, noruegas, portuguesas, singapurenses, españolas y de Hong Kong. El Banco Mundial señala que en 1998 había 1 200 millones de pobres con un ingreso menor a un dólar al día (Business Week, 10 de julio de 2000).

No quieren entender, nos dicen desde el desarrollo, que los beneficios posibles del avance humano se generan en condiciones de riqueza, elevados índices educativos de la población, con niveles académicos en donde es posible la investigación científica y tecnológica innovadora y creativa, y si en todo eso la acumulación de la riqueza generada en las colonias tuvo algo o mucho que ver son asuntos de la historia que no se resuelven rasgándose las vestiduras. Por otra parte, ya es tiempo de que en los países pobres se entienda la idea de modernización y se acepten sus consecuencias. Hoy, más que nunca, deben comprender que en este mundo global la solución a sus problemas, sobre todo a su pobreza, les llegará de fuera. Siempre ha sido así. Tan sólo hay que recapitular un poco para darse cuenta y tener claro el camino que deben seguir. Hay que aceptar que las políticas nacionales del libre comercio son ventajosas y que resulta coherente que los grandes complejos industriales y financieros se desvinculen cada vez más de políticas que restringen la expansión, como consecuencia natural de las leyes del mercado. Debe aceptarse el momento previo al beneficio social, de que se acentúen las diferencias entre países pobres y ricos y entre ricos y pobres dentro de los países ricos. Falta bastante tiempo para que los pueblos puedan hablar en condiciones de mínima igualdad en sus niveles de bienestar y que los individuos y sus capacidades puedan tener libre tránsito. Por ahora, la mano de obra barata continúa siendo uno de los factores claves de la tendencia al mundo global.

La historia es muy clara en este sentido. Tan sólo hay que hacer un repaso desde cualquiera de los llamados factores estructurales de esos que se modifican con cierta lentitud, aunque en estos días en la estructura y dinámica de la población hay cambios rápidos. Por ejemplo, a los países ricos les llevó 150 años disminuir la fecundidad, incluso con niveles más bajos en sus tasas de natalidad de 35 nacimientos por cada mil habitantes, frente a 45 nacimientos en los países pobres, antes de la Revolución Industrial. En Inglaterra se estimaron 5.1 hijos por mujer, en promedio, entre 1750 y 1800. Europa pasó en los primeros 50 años del siglo XX a un promedio de tres hijos por mujer con una difusión media del control voluntario de la fecundidad; en México y casi en todos los países latinoamericanos tomó tan sólo 30 años pasar de 7 hijos por mujer a 2.6, en el año 2000. Para este último año la mayoría de los países europeos tienen, en promedio, un hijo, con una difusión y uso elevado de la anticoncepción. Para el caso de México se espera que en el año 2005 el promedio de hijos por mujer sea de 2.2 o 2.1, es decir, se dará el simple reemplazo generacional, para descender a 1.7 hijos en el año 2030 y continuar a este nivel, de acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), por lo menos hasta el año 2050, al que se llegaría con una población de 132 millones en el país, tomando en cuenta que se mantendrá la emigración hacia los Estados Unidos. En el caso de la mortalidad, se triplicó la esperanza de vida al nacimiento de 1921, ya que se llegó hasta 73.6 años, en 1995, y, en el año 2000, a 74.4 años. La rapidez en la disminución de la fecundidad, y en consecuencia, del crecimiento natural que para el año 2000 se estima en 1.7 por ciento para México, resulta fundamentalmente de la introducción de anticonceptivos modernos y de la radical transformación de la política de población, impuesta desde fuera, como correspondencia al plan de acción mundial aprobado en Bucarest en 1974. La disminución de la mortalidad resulta de los avances en el exterior en cuanto a curación de las enfermedades con la nueva quimioterapia y a la existencia de una estructura institucional que dio importancia a la salud pública, aunque en los últimos años disminuye la atención de factores sociales en aras del crecimiento económico. En México y en otros países latinoamericanos la práctica económica neoliberal es radical, no obstante que los propios países que impusieron una globalización imperial abogan ahora por una de carácter solidario, como resultado de la reducción de consumidores. Para mantener el beneficio de los productores hay que generar ganancias y beneficios a los trabajadores, sobre todo cuando se hace referencia a una de las zonas más atractivas, como es el gran mercado latinoamericano que se está formando. El gran cuestionamiento que nos hacemos desde el profundo interior de nuestros países pobres es a partir de cuándo y cuál es nuestra participación en la toma de decisiones orientadas a ampliar el bienestar.

A partir de 1958, en América Latina se inicia una nueva etapa en cuanto a investigación y creación de conocimiento sobre temas de población, como consecuencia de decisiones externas que llevaron a la creación del Centro Latinoamericano de Demografía (Celade) de las Naciones Unidas. Los egresados del Celade nos dedicamos, primero, a la búsqueda de estimaciones de la dinámica y estructura de la población en nuestros ámbitos nacionales, mediante correcciones a la información básica, es decir, superando las deficiencias de censos de población y estadísticas vitales (nacimientos, defunciones, matrimonios, etc.), y mediante encuestas demográficas en las que, además de mejorar la exactitud de los indicadores demográficos y sus tendencias, se inició la búsqueda de asociaciones entre los factores demográficos y los sociales, económicos, políticos y culturales. Dicho de otra manera, se dieron las bases para poder confrontar los planteamientos que desde el exterior pontificaron que con un crecimiento demográfico menor se tendrían beneficios mayores para la población, a partir de índices de dependencia menores, es decir, de disminuciones de la población de menos de 15 años y de la población de 65 y más años, en relación con la población económicamente activa, lo que implica, a su vez, mayor crecimiento del ingreso per cápita, dada la disminución del crecimiento demográfico. Hay que tener presente que tales argumentos se esgrimieron a partir de los años sesenta y más o menos durante 20 años, inmediatamente antes del fortalecimiento de la operación económica neoliberal en aras de la globalización.

La práctica de la investigación demográfica en nuestros países se dio desde perspectivas disciplinarias muy diversas que correspondían a la formación básica de los investigadores: sobre todo sociólogos, economistas, actuarios, matemáticos, historiadores y médicos, aunado al hecho de que también se dieron diferencias por las universidades y centros en los que cursaron sus estudios de posgrado (no existe la carrera de demografía a nivel licenciatura). Esta diversidad en los antecedentes académicos de los estudiosos de la población enriqueció notablemente la discusión demográfica.

En este sentido, la creación de explicaciones propias surgió como algo natural, incluyendo posiciones que confrontan críticamente los planteamientos hechos desde el exterior y las políticas públicas modernas que se han implantado como consecuencia de los elevados ritmos de crecimiento demográfico que se dieron en nuestros países, mayores a 3 por ciento desde 1950 hasta 1975.

A continuación expongo lo que, desde mi perspectiva, han sido las áreas de investigación en materia de población, o sobre el acontecer demográfico mexicano y latinoamericano, dando respuesta a algunas preguntas específicas. En cada apartado me permitiré hacer un pequeño balance que propicie señalamientos sobre las necesidades de investigación y creatividad teórica.

Es bien claro que no pretendo ser exhaustivo ni en el señalamiento de lo que se ha hecho ni en su evaluación ni en las propuestas que hago. Se trata tan sólo de señales y corrientes de flujo. No obstante, debo señalar desde ahora que el saldo de las modas que nos llegan del exterior ha sido negativo y que hemos sido poco críticos.

 

Sobre el pasado prehispánico y la etapa de sometimiento colonial

Los avances han sido considerables en varios aspectos: sobresale la valoración reciente de la demografía formal por parte de arqueólogos, paleontólogos, antropólogos, historiadores y etnohistoriadores. En algunos casos éstos se han especializado en demografía o bien se han dado buenas relaciones interdisciplinarias.

Los avances se han dado en dos grandes ámbitos: el de los montos de la población en niveles regionales y subregionales, a través de censos, recuentos o estimaciones indirectas mediante grandes relaciones de tributarios y registros parroquiales, y el de restos fósiles de grandes entierros prehispánicos.

Los montos de población en nuestras grandes civilizaciones originarias nos son desconocidos y los límites superior e inferior de las estimaciones no logran ser coherentes, tanto en los cálculos a partir de una fuente básica como aquéllos que ponen en juego propuestas muy complejas, como las que se refieren a niveles de alimentación. Por otra parte, por ejemplo, las estimaciones de la esperanza de vida incorporando tablas modelo construidas con datos más o menos recientes, llegan a estimaciones elevadas de la esperanza de vida, en cuyo caso su explicación posible se da sobre el supuesto de una gran homogeneidad en la condición de vida de la gran mayoría de la población. Sin duda se está frente a investigaciones sumamente prometedoras.

Las estimaciones de la población indígena inmediatamente antes de la Conquista y en los años posteriores, que se vienen haciendo desde 1948, han sido reconsideradas, llegando, en lugar de 25 millones, de 8 a 10 millones para México central (Zambardino, 1981). Otra estimación (Whitmore,1991) llega a 16 millones para 1519, con un descenso cercano a 90 por ciento para 1607, con 180 mil habitantes. Los cálculos originales de Bora y Cook y su metodología son considerados ahora inaceptables.

Uno de los temas centrales, además de los montos posibles de la población, se refiere a la no continuidad y crisis de nuestras grandes civilizaciones incorporando el factor demográfico. Sabemos, por una parte, poco de la estructura de la familia y los niveles de reproducción. No tenemos claridad sobre la edad de matrimonio de mujeres y hombres en los ámbitos prehispánicos. A su vez, tampoco tenemos suficiente claridad sobre estos temas durante La Colonia, aunque se dispone de más información.

Algunas preguntas serían: ¿qué dinámicas demográficas fueron destruidas?, ¿qué dinámicas demográficas fueron impuestas?, ¿cuál fue la recomposición demográfica de la población indígena? (recomposición civilizadora profunda y conflictiva), ¿qué tan estables se mantuvieron los indicadores demográficos durante La Colonia?, ¿las desigualdades sociales mexicanas se fincan en La Colonia? y ¿cuál es su relación con las estructuras y dinámicas demográficas?, ¿qué cambios demográficos se dieron con las Leyes de Reforma, dado el colapso de la iglesia católica y la pérdida de tierras?, ¿lo que conocemos de la fecundidad a fines del siglo XIX y hasta mediados del siglo XX constituye una continuidad colonial? Habrá que dar respuestas al cause de las transiciones demográficas étnicas, su génesis y sus consecuencias.

 

La estructura y dinámica de la población en el siglo XX y en la primera mitad del XXI

La reconstrucción de la estructura y dinámica de la población se ha dado con una gran riqueza respecto al conjunto del país y con insuficiencia en los ámbitos regionales. La estimación de los indicadores demográficos, con las correcciones que aconseja la demografía formal, ha sido la tarea fundamental de la demografía en México: primero, empleando las cifras censales y de las estadísticas vitales y, posteriormente, mediante el uso de la información que aportan las muy diversas encuestas, las que, en buena medida, se realizaron para profundizar en las interrelaciones entre factores demográficos, sociales y económicos, y poco en aspectos culturales, y que, cada vez más, fueron empleadas como instrumentos de evaluación del uso de anticonceptivos, primero, de planificación familiar, después, y de salud reproductiva, en los últimos 10 años.

No obstante la riqueza de las encuestas, su uso ha sido limitado en la planeación social y económica, en buena medida por el predominio del neoliberalismo económico, cuya conducción implica pérdida de capacidades nacionales: de la centralidad de la política y su uso como técnica electoral, de la construcción de la democracia, del predominio del mercado en la toma de decisiones económicas y de ausencia de ética pública en la búsqueda de bienestar. Todo esto ha ocurrido desde 1982 a la fecha y todo indica que la transición hacia un estado de bienestar real de la población se pospone de nueva cuenta. En materia de población, ha interesado fundamentalmente el logro de metas demográficas de disminución de la tasa de crecimiento. Ésta fue la única mención política que se hizo del informe de avance del 19 de julio de 2000 al que asistimos con un ánimo dividido: con entusiasmo por la labor de los demógrafos del Conapo, que han avanzado en el conocimiento de manera muy sustantiva, y con tristeza y satisfacción por el reconocimiento póstumo a la labor de uno de los mejores demógrafos mexicanos: José Gómez de León, quien cultivó la investigación desde perspectivas muy diversas, con constantes acercamientos con otras disciplinas y una permanente búsqueda por avanzar con un notable anhelo creativo y con ánimo universalista.

De las series a nivel nacional sobre la estructura y dinámica de la población puede deducirse una visión general del siglo XX; hay necesidad de esfuerzos cuidadosos y sistemáticos de evaluación de las series de datos, en donde se consideren tanto las estadísticas vitales como las encuestas y censos. Debe decirse que no existe la voluntad política para contar con mejores estadísticas sobre datos vitales, las que muestran grandes deficiencias; se ha abandonado la mejoría del registro sobre causas de muerte y se desprecia la información socioeconómica agregada a las boletas de nacimientos y defunciones.

Por otra parte, subsisten grandes diferencias en las tareas registrales, las cuales muestran omisiones inexplicables o cifras tan elevadas que hablan de una dinámica y una situación demográfica distinta a las estimadas a través de encuestas y censos de población. Sin duda, deben conciliarse las distintas fuentes de datos en un esfuerzo político y técnico especial y en cumplimiento estricto de las funciones que tiene asignadas cada organismo. Lo anterior implica omisiones graves y visiones muy limitadas por parte de los administradores. Por ejemplo, el sistema estadístico de la Secretaría de Educación Pública es bastante malo. En el sistema de salud el registro de enfermedades es pésimo e incompleto. Debe decirse que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) se ha modernizado y ha llevado a cabo su tarea de manera ejemplar con la participación de los sectores interesados en la construcción de los instrumentos recolectores de información. La entrega de resultados es muy rápida, así como la disponibilidad de muestras que permiten cruces de información de acuerdo con los intereses de los investigadores. No obstante, aun en el INEGI hace falta mayor distanciamiento e independencia de los poderes de la Unión, eliminando "momentos políticos" en la entrega de algunos resultados.

Ya disponemos de los resultados preliminares del XII Censo General de Población y Vivienda 2000, lo que constituye un tiempo récord. Con el censo y el conteo de 1995 tenemos cifras de nuestro crecimiento de 1.53 por ciento anual, en promedio, en el último quinquenio, y, con mayor precisión, el Conapo, en cumplimiento de su función, ha hecho las correcciones pertinentes en sus proyecciones hasta el año 2050, con hipótesis, a mi juicio, correctas, sobre todo en cuanto a la posible tendencia a la homogeneidad en los diversos ámbitos regionales, en las diferencias en fecundidad y descenso, en las de migración interna e internacional como efecto del envejecimiento.

Los resultados, en cuanto a estructuras posibles de la población, obligan al gremio de demógrafos a una gran discusión sobre un futuro nada prometedor y donde la dinámica de la población se ha reducido. Si en algún momento se pensó que sería difícil lograr metas de 70 por ciento de mujeres unidas empleando métodos anticonceptivos, ahora queda claro que esta cifra puede rebasarse con facilidad. Por ejemplo, los datos de las encuestas europeas son muy reveladores: en España sólo 10 por ciento de las mujeres unidas están en capacidad reproductiva y las compuertas de la inmigración tienden a abrirse acudiendo a la fecundidad de los migrantes.

En 1997 hubo 51 países —en donde se asentaba 44 por ciento de la población mundial— con tasas globales de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo. La División de Población de las Naciones Unidas organizó una reunión con expertos sobre el tema Por debajo de la fecundidad de reemplazo, que tuvo lugar en noviembre de 1997, en Nueva York (Population Bulletin of the United Nations, Special Issue Nos. 40/41, 1999, Below replacement fertility). Vale la pena señalar algunos de sus resultados1 en el momento histórico en que se ha pasado un máximo valor (el "pico") de la tasa de crecimiento en el mundo y en el monto anual de nacimientos, y en los países en desarrollo las tasas de natalidad descienden.

Algunos datos demográficos en estos países hablan por sí solos: la mortalidad es baja con muy poco espacio para un cierto balance en descensos en nacimientos y descensos en muertes. La edad media de las madres aumenta en la mayoría de los casos. Aun en estas condiciones, en algunos países una proporción significativa de los nacimientos fue no deseada, lo que implica un mayor descenso posible de la fecundidad; al mismo tiempo, el tamaño ideal de la familia es de dos hijos; la diferencia entre preferencias y fecundidad real puede interpretarse como una demanda latente por más hijos. Parece posible que los factores asociados a la transición demográfica clásica no se aplican en estas condiciones. Queda claro que el Estado puede desempeñar un papel crítico en hacer que la fecundidad disminuya (China y la República de Corea). Los expertos manifestaron cierta convicción de que la población tiene una predisposición básica hacia la reproducción; pareciera que uno o dos hijos pueden satisfacer este deseo y parece indeseable que la fecundidad llege a ser cercana a cero. La educación y el ingreso tradicionalmente se han asociado negativamente a la fecundidad, pero en Suecia, en particular, las tendencias sugieren lo opuesto (traducción mía a bolapié).

Las consecuencias de la baja fecundidad en los grandes desajustes de la estructura por edad y el sistema de pensiones entran en serias dificultades, y de manera similar, los programas públicos de las edades dependientes, tales como educación y salud. No hay duda que debemos de nueva cuenta discutir el sistema de pensiones y la atención a los factores sociales.

Sin duda, una de las tareas prioritarias se refiere a la discusión sobre los niveles de fecundidad deseables. Recordemos que desde hace tiempo se estableció como deseable un crecimiento cero de la población, es decir, una fecundidad a nivel de reemplazo.

Pero hay muchas cosas que hacer. En uno de mis recorridos por Oaxaca, un joven médico me señaló la prohibición para registrar como causa de muerte al sida, lo que es muy frecuente dada la fuerte migración laboral de oaxaqueños hacia Estados Unidos. Lo anterior constituye una omisión criminal que impide enfrentar el problema, además de ser una muestra del carácter paternalista con el que se continua gobernando en esta entidad. Al preguntar a otros médicos no obtuve respuestas satisfactorias y más bien fueron evasivas. Como lo anterior, hay otros muchos problemas que resultan intolerables. Los demógrafos debemos luchar en contra de esta simulación y otras en el ámbito de la salud, en la creación de empleo, respecto a la función real de programas como Progresa, en cuanto a bienestar y demografía, en vivienda y en otros muchos factores.

En los niveles estatales y municipales la investigación demográfica se constituye en un instrumento de planificación insustituible, sobre todo para cuatro de nuestros grandes problemas: trabajo, educación, salud y seguridad social, factores estructuradores, y todo ello frente al proceso de desarrollo urbano, "primo" íntimo de la migración. Es aquí, a nivel de Consejos Estatales y Municipales de Población, cuando se evidencia aún más la gran insuficiencia de buenos demógrafos.

Por otra parte, a partir de estos ámbitos particulares y reducidos, debe contemplarse con gran cuidado la problemática ambiental, orientada hacia la capacidad de sustento y su reproducción. Sobre los problemas ambientales debe insistirse y llegar a la creación de instituciones cuyos objetivos sean el logro de eficiencia, justicia e igualdad. Que promuevan el reconocimiento de contabilidades de bienestar social cuantitativa y cualitativamente en ámbitos restringidos y regionales, y que logren integrar un tipo de conocimiento rico sobre economías, medio ambiente y cultura. Estamos muy atrasados en esta temática tan sustantiva.

 

Sobre la población y el desarrollo

Si bien se mantiene esta temática y la pareja población y desarrollo continuan como padrinos predilectos de muy diversas reuniones, se ha avanzado bastante en la descripción de situaciones asociadas a tan compleja problemática; hemos logrado poco en cuanto a profundidad en la explicación de interrelaciones entre los factores demográficos, socioeconómicos, políticos y culturales. En situaciones particulares, se llama la atención a los demógrafos por no aportar elementos de aplicación práctica a la política y a la solución de problemas específicos, tal y como lo hizo el presidente de la República en el quinto informe de avances de la política de población por parte del Conapo, el 19 de julio de 2000. De inmediato, en los pasillos de la casa presidencial de Los Pinos, varios demógrafos mostramos nuestra franca incorformidad. En primer lugar por el hecho de que la Secretaría General del Conapo está integrada por demógrafos, quienes fueron muy felicitados; en segundo lugar, comentamos que los políticos quieren todo "digerido" y dicen no tener tiempo para leer, lo cual, sin duda, es un grave pecado que no quieren confesar o remediar de alguna manera, por ejemplo, a través de mejores asesores; en tercer lugar, por la importancia que se ha asignado al rector social, el mercado, en la situación neomalthusiana, que ha llevado a segundo término, y en muy mal momento, a la cuestión demográfica, y todo lo anterior se asocia a que no ha sido posible avanzar en el viejo tema de integración de lo demográfico a los sectores de la acción pública, ya que sólo en dos o tres de aquéllos se ha considerado con cierta profundidad el problema de las mutuas relaciones de los factores.

Es claro que aquí hay mucho que hacer. En seminarios en torno a las ciencias sociales se ha discutido el abandono de los grandes problemas sociales, y una cierta pérdida de identidad disciplinaria, dado que la preocupación de los científicos se refiere, sobre todo, a la búsqueda de interpretaciones totalizadoras. Los demógrafos podríamos desarrollar una estrategia de equipos de trabajo que enfrenten grandes factores vistos en profundidad y con respuestas para la acción pública. Entre los temas destacan la población y el empleo, la población y la educación, la población y la salud (posiblemente éste es el tema más estudiado, ya que hay un instituto de investigaciones en salud pública), la población y la seguridad social, y la población y el medio ambiente. Se trataría de establecer nuestra propia moda, en lugar de que continúe la imposición de modas temáticas desde el exterior, lo cual en sí mismo no es perjudicial. El problema es que se abandona el trabajo de investigación de otras áreas frente a la presencia de nuevos recursos y, por otra parte, la adopción de tales modas se lleva a cabo sin la correspondiente crítica que evalúe la pertinencia y la importancia de la nueva temática, y esto es precisamente uno de los papeles colegiados que la Sociedad Mexicana de Demografía debe llevar a cabo.

Por otra parte, hay que pensar a la demografía del siglo XXI, precisamente desde la perspectiva del gran tema de la población y el desarrollo. Bien visto, ésta es la temática de la aritmética política en donde se origina la demografía como disciplina científica.

 

Balances y perspectivas de la disciplina demográfica

En esta VI Reunión Nacional de Investigación Demográfica, en diversas mesas se han llevado a cabo revisiones de la demografía, me permito señalar las más cercanas, dado que en toda la reunión ha campeado el espíritu del año 2000; espero que en el año 2001, cuando se inicia el siglo XXI y el tercer milenio, como se quiera ver, podamos hacer un nuevo balance. Las temáticas más cercanas son Las políticas de población para el siglo XXI, Desafíos conceptuales, Los enfoques multidisciplinarios en el análisis de los problemas demográficos, Las fuentes de información, evolución y perspectivas para el nuevo milenio, Demografía matemática y Los nuevos paradigmas del desarrollo y la dinámica demográfica para el siglo XXI; en los otros temas prevalece una cierta orientación de perspectivas analíticas.

Además de los muy diversos temas y orientaciones que he señalado en esta intervención, me permito agregar, a manera de balance, otros aspectos de la práctica demográfica en México.

Todos estamos bien conscientes de la falta de demógrafos que cumplan la tarea de superar a las generaciones precedentes. El gremio se ha envejecido con cierta rapidez, parecida a los años de vida reales de sus miembros. Esto me parece indeseable, no obstante que se dice que en México se ha logrado formar nuevos demógrafos, lo que también es cierto, pero, a mi juicio, con un saldo de insuficiencia. La ausencia de demógrafos bien formados se hace evidente sobre todo en los consejos estatales de población y en los centros de investigación en los ámbitos regionales.

Por otra parte, nuestros centros mantienen visiones fragmentadas del quehacer demográfico, y cuando se ha hecho crítica a una formación desequilibrada, las soluciones se fueron hacia el extremo contrario. Recuerdo que cuando se criticó la ausencia de teoría social en los demógrafos, los programas cambiaron hacia teoría social y se descuidó la demografía matemática. Es decir, con facilidad perdemos el equilibrio, lo que nos habla de una cierta inmadurez. En los ámbitos regionales la formación de los expertos se lleva a cabo con gran cercanía a los problemas locales, lo que lleva de la mano a visiones reducidas en cuanto a perspectivas universales, lo que se traduce en investigación de "medio pelo". Me parece que es momento para remediarlo, ya que se requieren más y mejores demógrafos. No podemos postergar más esta problemática, cuando sabemos que hay áreas del quehacer demográfico que lamentablemente se ven muy disminuidas y que se requiere de bastante tiempo para lograr reposiciones, que nunca serán las mismas, desde luego, pero que pueden y deben ser mejores. Sirva lo que acabo de decir como una convocatoria, que junte a un pequeño grupo que realice una propuesta inicial.

Se han reducido considerablemente los proyectos en que concurren equipos de investigación y la participación de diversas instituciones en un proyecto es pobre. De alguna manera, aquí se refleja el hecho de que en las instituciones mismas no hay programas de trabajo a mediano plazo. Las instituciones han perdido, en buena medida, su identidad originaria.

Las discusiones teóricas y metodológicas en torno a una cierta problemática se abordan a través de contribuciones individuales expuestas en reuniones de trabajo o seminarios que después se convierten en libros, pero el intercambio que se logra no trasciende al avance teórico de la problemática en cuestión. Esta moda sustituye a los proyectos en equipo que, a mi juicio, son más prometedores en cuanto a avances en el conocimiento.

Lo anterior también tiene que ver con el hecho de que las investigaciones originarias en que se obtienen nuevos datos o se crea nueva información son muy costosas y los recursos para investigación en los centros o institutos muy escasos; sin duda hay que romper este círculo neomalthusiano de la ciencia y la tecnología.

Resulta paradójico que, dada la importancia que se da a lo económico, no han surgido nuevos modelos demoeconómicos que consideren un gran conjunto de factores intervinientes y que partan de dos vectores: la población y el bienestar, y como árbitro, al conjunto de derechos humanos, con el señalamiento consiguiente de necesidades insatisfechas.

Por ahora, las estimaciones señalan requerimientos anuales de empleo no menores a 1.3 millones, con posibilidades de generar sólo 40 por ciento del año 2000 al 2004 (Sistema de Información Regional de la Economía Mexicana), manteniendo las grandes disparidades regionales. El ingreso es el primer determinante de bienestar de los hogares. Hay que evaluar el patrimonio familiar, accesos a servicios, educación y capacitación y otros. Habrá que articular en los modelos la economía popular con la moderna, excluyendo cualquier orientación de beneficiencia o asistencialismo que limite cualquier apropiación de excedentes por la población misma y que se dé dentro de la orientación de que la economía popular por sí misma constituye un apoyo sustantivo al crecimiento económico, que por ahora tiene lugar sólo a través de inversiones intensivas en capital y que generan pocos empleos. Por otra parte, deberá darse el espacio necesario a las actividades primarias y disminuir paulatinamente la importación de alimentos. En cuanto a lo demográfico y sus tendencias, los conocimientos que se tienen de diferenciales en las variables demográficas en los niveles regionales permiten la construcción de escenarios posibles. En estos ejercicios no se parte de cero. Por ejemplo, ya se han construido escenarios posibles de la migración internacional y correcciones de acuerdo con los nuevos datos que van apareciendo. Hay que recordar que en la justa electoral reciente sobresalieron dos grandes problemas nacionales: la pobreza y la corrupción. Hay que eliminar los dos.

 

Miscelánea

Queda señalado en lo anterior la necesidad de realizar investigación conjunta sobre población, economía, cultura y medio ambiente en espacios restringidos, regionales y a nivel nacional.

Hay que hacer referencia también a las orientaciones básicas del desarrollo, que tiene que ser de dentro hacia fuera, con protecciones necesarias en algunos sectores, tal y como lo hacen los países desarrollados. Esto implica tomar en cuenta con claridad que no hay cambio de régimen político, sólo se está dando un cambio de partido en el poder, en donde todo indica la continuidad de los últimos tres sexenios —De la Madrid, Salinas, Zedillo— a través de Fox, que supo crear un espacio de mercado. Hay que tener siempre presente que desde 1982 se ha perdido capacidad nacional.

Uno de los grandes placeres que trae la demografía a nosotros, sus practicantes, es el hecho de que trata con la vida cotidiana de la población, lo que nos lleva de la mano a insistir más y más en análisis por cohortes en el curso de vida, enfoques históricos y el relativismo sociológico, con lo que nos acercamos a percepciones de las vidas de las personas. Sin duda que las experiencias de los demógrafos experimentados deben formar parte de la formación de nuevos expertos, en donde la dimensión humana se recrea. La observación demográfica debe contener la norma de creatividad, de asombro permanente, de búsqueda insaciable con una buena dosis de alegría.

Otro aspecto que debemos tener en cuenta es la transición política iniciada en 1982 y que continuará, como lo he indicado antes. Esto quiere decir que hay una disminución de autoritarismo político, que se trasladó a lo económico. En alguna ocasión indiqué que con Luis Echeverría en el poder, el cambio de la Ley General de Población bien podría haber integrado la despenalización del aborto y sin alboroto habría sido aprobada. Hoy día esto no es posible porque se han incorporado mucho más participantes activos en la discusión. Ahora estamos frente a una buena diversidad de actores sociales, desde los afanosos radicales de derecha con su pensamiento fascista, hasta los radicales de izquierda que mantienen sus adhesiones dogmáticas, pasando en los flancos, que no en el centro, por las iglesias, desde las bendecidas por el Vaticano hasta las favorecidas desde el lago salado estadunidense. Todo esto, con un cambio gubernamental, condiciona una muy rica ensalada con sabores ideológicos agridulces, que se refleja por primera vez en las cámaras de representantes. La participación de los demógrafos en los foros de representantes en las cámaras es bien conocida, hemos participado un buen número. La diferencia ahora es que tenemos que ir más preparados para que nos hagan más caso y no nos usen solamente para relleno de expedientes y fórmulas de procedimiento, ya que las decisiones fueron tomadas desde antes. Encontraremos ahora representantes conservadores furibundos y dogmáticos marxistas un poco envejecidos. Es posible que nos hagan caso.

Por otra parte, el monitoreo del cambio demográfico debe abarcar los muy diversos momentos de la acción pública, a partir de un cierto sentido de ética pública y derechos humanos, en donde se verifica el respeto a las libertades de la población en la acción de los diversos sectores gubernamentales.

Y claro está, para terminar, con la orientación universalista que debemos mantener habrá que incursionar en muy diversos campos, como el de la demografía y la genética; dotar de mayor historicidad a las desigualdades de género, insistir en el desarrollo de conceptos aplicables a nuestro subdesarrollo en la globalización; lograr formaciones de excelencia en las nuevas generaciones con buen contacto con el exterior y manteniendo la diversidad de estilos de investigación que nos caracteriza; profundizar en las transiciones de sectores de población, y discutir el futuro. Siempre hay que discutir el futuro. La actividad del científico social sólo se justifica si busca cambios hacia un mayor bienestar.

 

Bibliografía

GEOGRAPHERS Conapo, 2000, Proyecciones de la población de México de las entidades federativas y municipales y de las localidades 1995-2050, Consejo Nacional de Población, México.         [ Links ]

WITHMORE, Thomas, M., 1991, "Asimilation of sixteenth-Century Population Colapse in the Basin of Mexico", en Anales of Association of America.

ZAMBARDINO, Rudolph, 1981, "Errors in Historical Demography", en The Institute of Mathematics and its applications.         [ Links ]

 

Notas

* Ponencia presentada en la sesión plenaria: Balances y perspectivas de la disciplina demográfica, en la VI Reunión Nacional de Investigación Demográfica, celebrada del 31 de julio al 4 de agosto de 2000 en El Colegio de México.

1 Me permito exponer algunas de las conclusiones incorporadas en el punto VII del reporte de Elise Jonen, relatora de la reunión de expertos.

 

Información sobre el autor

Raúl Benítez Zenteno. Maestro en Demografía, por el Celade, Santiago de Chile. Pionero de los estudios demográficos en México. Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma "Benito Juárez" UABJO/1994. Premio Nacional de Economía (Banamex) 1971 y Premio Nacional de Demografía 1989. Actualmente es investigador emérito por el Sistema Nacional de Investigadores desde 1996. Entre sus múltiples publicaciones destacan: Análisis demográfico de México. 1965 (con la colaboración de Gustavo Cabrera Acevedo) y Las ciencias sociales, población y política en México. Es editor y director-fundador de Demos, carta demográfica sobre México, revista anual fundada en 1988. Correo electrónico: benitez@servidor.unam.mx

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