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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.18 n.58 Ciudad de México Jul./Sep. 2013

 

Editorial

 

Investigación educativa: la mirada plural

 

Educational research in Mexico: A plural perspective

 

Pedro Flores-Crespo

 

Este número de la Revista Mexicana de Investigación Educativa presenta 11 artículos con temáticas variadas, una entrevista y dos reseñas de libro. Destacan dos puntos centrales: primero, el interés por estudiar la formación y evaluación docente en los distintos niveles educativos, y segundo, la pluralidad de los enfoques con que los especialistas de América Latina y México abordan la problemática educativa. Cada texto muestra abordajes distintos y, en su mayoría, permiten cuestionar supuestos largamente arraigados en el sector educativo.

Lucía Natale de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en Argentina, explica cómo se construyó, desde diversas vertientes analíticas, un programa institucional para la escritura de corte académico. Lo destacado del Programa para el Desarrollo de Habilidades de Lectura y la Escritura a lo largo de la Carrera (PRODEAC), como bien señala Natale, es que su concepción rebasa fines meramente instrumentales e inmediatos. El programa nace bajo el supuesto de que la "escritura constituye una herramienta epistémica" y puede servir para el desempeño profesional de los jóvenes una vez que egresen de la universidad.

Federico Navarro también aborda el tema de la escritura pero desde el punto de vista de las trayectorias escolares y, sobre todo, deseando saber qué tipo de formación docente se requiere para ampliar las capacidades de escritura en otra universidad argentina: de la Buenos Aires (UBA). Entre los resultados más destacados sobresale que "las materias (asignaturas) y los docentes no ofrecen parámetros o lineamientos explícitos y claros respecto de qué estrategias de lectura y escritura pueden o deben adoptar los estudiantes". Es decir, se da por sentado una habilidad que debió desarrollarse en niveles educativos previos. El problema se acentúa cuando las habilidades de escritura son objeto de evaluación. Es decir, no se enseña lo que se califica.

Jorge Chacón realiza un análisis de esta experiencia educativa que fue aplicada como un curso-taller en la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana (UV) de México. Por medio de la triangulación de los datos recolectados (bitácora, trabajos de los alumnos, cuestionario, lista de asistencia, calificaciones), se pudo observar que esta experiencia educativa —enfocada al desarrollo de competencias de investigación— es un iniciador pertinente de tal propósito y, lo más destacado, es valorada intrínsecamente por los estudiantes de la licenciatura de pedagogía de la UV. Pese a esto, Chacón muestra que no hay diferencias estadísticamente significativas en términos de rendimiento académico entre aquellos estudiantes que fueron sujetos de esta experiencia educativa y quienes no estuvieron expuestos a este programa de reforzamiento al aprendizaje.

Construir conocimiento no siempre es una tarea fácil, por ello el texto de Erica González y colaboradores enriquece la discusión del desarrollo científico en el país. Articulados por el tema sujetos en formación, específicamente en el área de las relaciones interculturales, varios investigadores de distintas instituciones educativas de Oaxaca organizaron el Seminario de Investigación Educativa Regional de ese estado (SIERO) y observaron que impera el aislamiento de las comunidades académicas, los referentes teórico-conceptuales no siempre están presentes en la investigación y que se requiere de una mejor "vigilancia epistemológica" al tratar estos temas. Las observaciones de Erica González y colaboradores se convierten en puntos para una renovada agenda educativa en el tema de la formación de sujetos en contextos multiculturales.

En estos tiempos, la formación docente es parte del debate educativo contemporáneo de México. Por ello, el texto de Vianey Monroy adquiere centralidad. Siguiendo con los estudios de la formación docente, esta autora presenta los hallazgos principales de su investigación doctoral sobre las identidades profesionales de los maestros. A partir de relatos autobiográficos y narraciones, los que son divididos en cuatro fases de la trayectoria profesional de los docentes, Monroy detecta los determinantes de elegir la carrera docente, el desconocimiento de lo que significaba ser profesor lo cual —como bien interpreta— podría ser un impedimento para convertirse en agente de cambio educativo como las corrientes actuales de la profesionalización docente así lo marcan. Monroy también detecta la cultura de la subordinación a que son expuestos los estudiantes de algunas escuelas normales, así como las relaciones asimétricas de poder entre ellos y algunos de sus maestros.

El poder en la educación siempre se expresa de distintas maneras. El rector de una universidad ostenta poder y lo ejerce de diversas formas, pero, ¿cómo se percibe este poder dentro de las instituciones de educación superior? Esa es la pregunta que Romualdo López Zarate trata de responder en su texto. Revisando la literatura sobre el tema y con una claridad metodológica notable, López Zarate encuentra, entre otras cosas, que los funcionarios entrevistados expresan de manera desproporcionada las cualidades de los rectores mientras que los académicos son críticos. "Hay (por lo tanto) un distanciamiento notorio entre la autopercepción del rector (convalidada y reforzada por su equipo de trabajo) y los académicos". Esto apunta a la necesidad de construir legitimidad desde la posición de máxima autoridad universitaria, sin embargo, por las imposiciones de la gestión ésta no entra en el radar político del rector.

Otra expresión (negativa) del poder es el bullying o acoso escolar, el cual ha recibido una creciente atención pública. Antonio Gómez Nashiki analiza este terrible fenómeno en las escuelas de Colima y señala que la verbalización del conflicto no está presente en los niños y, por ello, la salida violenta se potencia. Gómez Nashiki identifica a algunos acosadores y escudriña su comportamiento. Encuentra que estos estudiantes buscan reconocimiento —incluso de los profesores— y por ello, actúan violentamente contra sus contrapartes. Todas estas prácticas regresivas pareciera que se cubren de un halo de impunidad escolar y de la "complicidad silenciosa" de los compañeros y maestros. La normatividad, argumenta el autor, "tienen poca incidencia en la práctica cotidiana de la escuela".

Carolina Guzmán, por otra parte, toca el tema de las creencias de los procesos de enseñanza que poseen los docentes de las secundarias chilenas. Ante la división social que aqueja a algunos sectores educativos de Chile, Guzmán muestra cómo las creencias de los profesores en el desarrollo personal de cada estudiante pueden contribuir a enfrentar las desigualdades sociales que estos establecimientos escolares enfrentan. Al ser sensibles a los contextos sociales de los estudiantes, los maestros chilenos entrevistados (n=7) parecen adoptar una posición más proactiva que fatalista al momento de impartir clases. Creen que el estudiante que vive con severas dificultades socioeconómicas puede, en verdad, aprender.

Javier Murillo y Marcela Román también analizan la situación de los docentes pero, a diferencia del abordaje cualitativo, revisan la base de datos del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) de la UNESCO la cual, según los autores, contiene información representativa de más de 8 mil docentes de 3° y 6° grado en cerca de 3 mil escuelas de 16 países latinoamericanos. Entre los hallazgos principales se encuentran que cuatro países (Argentina, Brasil, México y Uruguay) registran más de un 30% de sus docentes con más de un trabajo para ambos grados. Los factores que inciden en tener un doble trabajo son el género, el hábitat (urbano/rural), el régimen (público o privado) y, lógicamente, si tienen o no media jornada. Murillo y Román sustentan que aquellos docentes que tienen dos trabajos "dedican proporcionalmente menos tiempo a preparar clases, a trabajar en equipo y a atender estudiantes fuera de clases". Contrario a los países desarrollados, la circundocencia, según estos autores, no es algo incluido en la carga horaria de los profesores latinoamericanos. Esto conduce a que la planeación de la clase se haga en los tiempos libres del maestro. La pregunta es si se hará para el caso de México.

En un artículo que seguramente incentivará la discusión sobre la evaluación de las "competencias para la vida", Jorge y Ernesto Bartolucci hacen una revisión crítica de la prueba PISA (Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes) y argumentan que no sirve necesariamente para medir la capacidad para resolver problemas; sino que constituye un "referente a partir del cual es posible inferir cuál es el tipo y el nivel de las habilidades mentales que subyacen en la mayoría de las respuestas proporcionadas a los alumnos". Bajo este argumento, la utilidad de PISA como una forma de evaluar el desempeño de los estudiantes es puesta en entredicho.

Para cerrar los artículos de investigación, se presenta un texto de Vicente Arámburo y Edna Luna sobre evaluación docente, el cual destaca tanto por su estructura, método y por acercarse a un tema que ha estado irresuelto en México desde hace años y que se refiere a si existe una relación positiva entre el aumento de escolaridad de los docentes y una mejor práctica educativa. Vicente y Edna, en un primer acercamiento, señalan que "los profesores con licenciatura en las áreas de Ciencias administrativas y contables y Ciencias de la salud son mejor evaluados que los que tienen grado de maestría y doctorado". Pero aquí no acaba la historia, los investigadores de la Universidad Autónoma de Baja California, México, encuentran que los profesores que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) reciben mayores puntajes, "y en último los que tienen los dos tipos de reconocimiento Programa de Mejoramiento al Profesorado (PROMEP) y SIN". Estos resultados demandan atención y discusión con el propósito de afinar la política de profesionalización docente en el nivel de educación superior.

Al final de los textos de investigación, se presenta una entrevista con Carlos Muñoz Izquierdo, Doctor Honoris Causa del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) y recientemente, acreedor del Premio Nacional para la Ciencias y Artes 2012 en el área de Ciencias Sociales y Humanidades. Al igual que lo hiciera Pablo Latapí Sarref en su libro Andante con Brío (México, FCE, 2008), Muñoz Izquierdo narra a Aurora Loyo y a Cristián Solórzano partes de su vida en que ha tenido una constante interacción con los desarrolladores de políticas educativas de nuestro país. Este es un texto imprescindible para conocer la forma en que se ha tratado de ligar la investigación científica con la acción pública.

Y como siempre, el número cierra con la sección reseñas. En esta ocasión incluimos una que aborda un tema poco estudiado en la equidad del sistema universitario: El primer año universitario (México, ANUIES, 2012) de Marisol Silva y Adriana Rodríguez, quienes recibieron los comentarios de Sylvia Schmelkes.

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