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Revista mexicana de investigación educativa

Print version ISSN 1405-6666

RMIE vol.18 n.57 Ciudad de México Apr./Jun. 2013

 

Reseña

 

Un retrato de las agrupaciones de investigación en la educación. Sus mejores tiempos, andares y añoranzas en la producción de conocimiento

 

Sara Aliria Jiménez-García

 

Norma Georgina Gutiérrez Serrano (coord.) (2009). Redes, comunidades, grupos y trabajo entre pares en la Investigación Educativa, Ciudad de México: UNAM/ Plaza y Valdés.

 

Docente en la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Colima, Josefa Ortiz de Domínguez núm. 64, 28970, Villa de Álvarez, Colima, México. CE: ocsar_12@hotmail.com.

 

Reseña recibida: 15 de marzo de 2012
Aceptada: 20 de agosto de 2012

 

El texto y su contexto

El libro Redes, comunidades, grupos y trabajo entre pares en la investigación educativa constituye una lectura interesante, ágil e informada, pues la elaboraron académicos comprometidos con el trabajo de la ciencia; así que dos de los grandes aciertos que se encuentran al pasar sus páginas son las miradas cuidadosas e informadas en cada parte y la conjunción de autores como Larissa Adler-Lomnitz, Tania Berrocal Espino, Juan Carlos Cabrera Fuentes, Miguel Ángel Campos Hernández, Alicia Colina Escalante, María Luisa Chavoya Peña, Édgar González Gaudiano, Leticia Pons Bonals y Leticia Santacruz Oros.

El texto se compone por nueve capítulos, unos destinados a caracterizar las comunidades de investigación, otros a discutir las relaciones entre profesionales que pertenecen a grupos de investigación ya conformados; y otros más muestran las maneras en que se comunican y relacionan investigadores en redes de investigación educativa en nuestro país.

El libro configura una promesa valiosa en este campo de conocimiento, porque devela costumbres, rituales y modos de trabajo investigativo que actualmente tienen lugar en México y en España. Además, las prácticas reflejadas pueden resultar tan cotidianas, como novedosas y extrañas para quienes las viven y para quienes podemos aprender de sus dinámicas; así que les recomiendo que revisen este conjunto de páginas, que se desarrollaron a partir del trabajo de dos años, en los que hubo reuniones, acuerdos, cambios, encuentros ideológicos y a veces hasta jaloneo de ideas; y todo esto se hizo para decidir cuáles son los ejes analíticos que componen una argumentación de 250 páginas sobre el trabajo de la investigación y sus asociados, cómo se vive en comunidad, qué representa para los investigadores estar unidos, encontrados y a veces hasta divididos para distinguirse como grupos, como actores o como creaciones de la distribución política, académica y económica de la ciencia en México.

Les platico un poco sobre la estructura del texto y sus bases de conocimiento. En la introducción, Eduardo Weiss y Norma Georgina Gutiérrez atinan sobre los puntos nodales que conforman el trayecto discursivo del libro, ya que muestran las razones por las que son valiosas las argumentaciones analíticas sobre las agrupaciones de investigación, por qué hay que entender sus negociaciones, sus puertas de entrada y de salida, sus maneras de ganar y de perder prestigio y las diferentes inversiones que se hacen para desarrollar los saberes de la ciencia. De este modo, el documento constituye una referencia de estudio para los actores que se inician en el oficio científico, para quienes viven de él y para aquéllos que tienen tanto camino recorrido, que encontrarán sus ejercicios profesionales retratados en sus páginas.

Dado que el texto se construye a partir de las relaciones de los actores, representa una contribución directa para diversos campos de conocimiento, puesto que refleja las hazañas de los investigadores, sus historias, los ámbitos en que se mueven y sus redes de comunicación.

Por ejemplo, los autores heredan a la educación sus reflexiones sobre las maneras en que se elabora, argumenta y distribuye el saber, de modo que desnaturaliza el orden en que están organizadas las nociones de trabajo en la investigación y que son distribuidas a través de programas educativos, asociaciones científicas e investigadores. Entonces, el texto representa un insumo para reflexionar sobre los fundamentos de lo que es un desarrollo científico y acerca de los cómo y por quiénes se elabora tal avance. Por lo tanto, da cabida a la historia de la disciplina en México, de sus asociados y de sus diversas agencias al pasar de los años.

El documento en cuestión se relaciona con la sociología del conocimiento cuando amplía y pone en juego el trabajo que han elaborado autores como Charle, Schriewer y Wagner (2006:5), respecto de la necesidad de comprender "contextualmente la producción de conocimiento, la pluralidad de sus formas..., las identidades culturales de la ciencia y el mantenimiento de sus diferencias cuando se produce conocimiento". Así pues, María Luisa Chavoya, Alicia Colina y Norma Georgina Gutiérrez proponen la re-interpretación cultural de la ciencia y sus afiliados, a través de análisis situados, con actores concretos y sus diversas estrategias de trabajo.

La historia cultural se ve enriquecida con las aportaciones de los autores del libro de redes, comunidades y grupos de investigación, cuando se elabora una discusión conceptual sobre las diversas formas en que los actores nombran los artefactos de la ciencia, se integran para concursar en la carrera científica, crean significados a sus relaciones de trabajo y revisan para qué estar asociado, con quiénes sí unirse y con quiénes habría que mantener distancia intelectual. Es así que los estudios de Pons, Cabrera, Santacruz, Campos, González Gaudiano y Berrocal, "se unen a las tradiciones críticas preocupadas por las relaciones entre conocimiento, poder y cambio social" (Popkewitz, Franklin y Pereyra, 2003:9) en México.

Les escribo a ustedes, los lectores, con la intención de moverlos para que pasen sus ojos por las páginas del libro, para que encuentren sus aciertos y sus pendientes. Al mismo tiempo, espero que disfruten como yo la obra, que fue escrita para que digan lo que se puede decir y lo que hubieran esperado en las páginas de Norma Georgina y sus colegas. La lectura también les ayudará a juzgar cuál es la obra impresa y cuál es la que soñé que sería desde que me platicaron que estaba en el tintero, pues al fin y al cabo de eso se trata el ejercicio de reseñar un libro, de decir lo que se cree que se leyó o lo que se imaginó que estaba en las páginas.

Antes de finalizar, digo que sería interesante que también estuvieran incluidos datos sobre las situaciones que viven los investigadores agrupados cuando permanecen y cambian las reglas del juego de la ciencia, que nos hablaran sobre lo que pasa en las dinámicas de estos conjuntos cuando se informa que siempre sí o que siempre no procede tal o cual propuesta, pues como ya es costumbre, los fondos e intereses del gobierno tienen muchos destinatarios y dueños y no necesariamente se privilegia el trabajo de las agrupaciones científicas sobre el de otros conglomerados. Tal como se puede leer en el texto de Sheridan (2011), que habla de las semejanzas entre el monto anual que se consideraría para el salario de los diputados federales en 2012 y el presupuesto de ese año para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); esto a partir del Proyecto de Presupuesto de Egresos para el 2012, que presentó el Ejecutivo a la Cámara de Diputados.

De acuerdo con lo anterior, espero que si los autores del libro siguen escribiendo sobre el tema, nos ayuden a entender mejor qué pasa con las reglas que cambian, se reacomodan o se re-interpretan, a dónde van los que se quedan fuera de las convenciones contractuales, científicas y políticas, pues ya sabemos algo sobre lo que pasa con quiénes sí son los elegidos de las señoras instituciones, pero nos falta saber mucho más sobre los desplazados de todos los campos de concurso y de sus bolsas de remuneración, qué pasa con los que hacen ciencia por amor al arte.

De igual modo, en estas 250 páginas, no nos dicen cuál es el peso que tienen las contribuciones científicas de un grupo en la evaluación de este quehacer, pues en este país, las actividades de la ciencia que se privilegian como cuantificables y relevantes, son individuales, por lo que no sabemos con claridad cómo se sacan las cuentas de las redes y de las comunidades de trabajo, o es que de eso no hay todavía una tipificación en el oficio mexicano, por considerarse que la autoría intelectual apilada en un puro texto no puede ser seria.

Por razones como éstas, espero que la próxima vez los autores no sólo me consideren para reseñar su libro, tengo la esperanza de que me inviten en la continuación, para intentar alguna respuesta sobre mis recomendaciones, para no dedicarme nada más a esperar que alguien haga algo sobre las visiones que se propician desde las políticas del campo en la ciencia, pues creo que sabemos poco sobre lo que pasa con las reglas y los que se arreglan para jugar con sus disposiciones en el trabajo científico de los agrupados.

Así que yo soy como el que con lobos anda y a aullar se enseña, les dejo en estas páginas lo que hay que leer y lo que yo, que no coordiné ni hice el trabajo, esperaría que se hiciera. Que disfruten el texto, lo analicen y le digan a los autores lo que les hubiera gustado y esto sólo con el fin de que sigan escribiendo y los podamos seguir comentando y criticando.

A modo de conclusión les digo que Redes, comunidades, grupos y trabajo entre pares en la investigación educativa es un libro que muestra de manera clara rasgos sobresalientes acerca de las circunstancias a las que se enfrentan los conjuntos de profesionistas que producen y generan conocimiento científico en el ámbito de la educación; asimismo, el texto permite apreciar la situación de las distintas agrupaciones que se ocupan de propiciar que más profesionistas se involucren en este trabajo colectivo.

Cada capítulo que conforma el libro ofrece elementos de análisis para reflexionar sobre las circunstancias de producción de conocimiento entre pares, grupos o redes en México y España. Y tras reseñar esta obra, recomiendo su lectura a quienes se interesen en el tema y que todavía no han tenido la oportunidad de conocerla.

 

Referencias

Charle, Christophe; Schriewer, Jürgen y Wagner, Peter (comps.) (2006). Redes intelectuales trasnacionales. Formas de conocimiento académico y búsqueda de identidades culturales, Madrid: Ediciones Pomares.         [ Links ]

Popkewitz, Thomas; Franklin, Barry y Pereyra, Miguel (comps.) (2003). Ensayos críticos sobre conocimiento y escolarización, Madrid: Ediciones Pomares.         [ Links ]

Sheridan, Guillermo (2011). "Diputados contra inteligentes. El minutario", Letras Libres. 19 de septiembre. Disponible en http://www.letraslibres.com/blogs/el-minutario/diputados-contra-inteligentes.         [ Links ]

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