SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue61History reduced under the general Concept of Art author indexsubject indexsearch form
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Historia y grafía

Print version ISSN 1405-0927

Hist. graf  n.61 México Jul./Dec. 2023  Epub Aug 28, 2023

https://doi.org/10.48102/hyg.vi61.482 

Reseña

Columpiarse en la historia

Swinging through History

*Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa México Correo: sandra.rozental@gmail.com

Moscoso, Javier. Historia del columpio. Madrid: Taurus, 2021.


Javier Moscoso se ha distinguido por sus investigaciones en torno a la historia cultural del cuerpo y recientemente, sobre la producción de las emociones como los celos, el amor, el miedo y el dolor en diferentes contextos culturales. En su nuevo libro Historia del columpio (Taurus 2021), lleva a sus lectores en un gran recorrido para adentrarse en los diferentes orígenes y usos de un artefacto que solemos asociar con la infancia y el juego, pero que Moscoso analiza como un detonador de sensaciones, pasiones, y posibles remedios que han sido centrales y transformadores de la experiencia humana en diversas latitudes y tiempos. El viaje empieza en la Grecia antigua y de ahí a las cuevas budistas de Maharashtra en la parte oeste de la India, a la práctica del yoga y su énfasis en las bondades del ir y venir y de poner el cuerpo en movimiento, a los jardines de la China imperial y al centro de Bangkok, pasa por los interiores de las casas europeas medievales, por las escenas seductoras o idílicas capturadas en los cuadros de Goya y de Fragonard, y hasta por los consultorios médicos parisinos del siglo diecinueve. Este viaje solo se logra, por supuesto, desde una erudición acumulada en la estela de una trayectoria académica y una madurez consolidada en diferentes campos, notablemente en la historia de la ciencia y la historia del arte.

El libro, a modo de una curaduría cuidadosa, demuestra en cada uno de sus capítulos cómo este artefacto que todos pensamos conocer y que aparenta ser de una sencillez de ingeniería y de uso claro- un asiento suspendido por unas cuerdas - es en realidad un nodo complejo en el que convergen la política, las relaciones de género, los modos de entender la percepción, el cuerpo y su salud, e incluso y sobre todo, el amor, el sexo y la muerte.

Ahí, suspendidos de los árboles o de plataformas erguidas ex profeso en casas, cuevas, jardines, plazas, y parques, se columpian vorágines de actores, de sensibilidades, y de relaciones. Como nos dice el autor, la historia del columpio es una historia de una resignificación (14), pues ese que conocemos como un objeto sencillo y reconocible a un costado de las resbaladillas del mundo, esconde una historia íntimamente ligada a las grandes preguntas que se han hecho los humanos sobre la vida, sobre el deseo, sobre la libertad, sobre el miedo, sobre la violencia y la muerte y sobre cómo el balanceo y el balancearse figura en ellas.

La historia que traza el libro pretende ser la historia de un objeto, pero conforme avanza la lectura, el objeto que pretende ser su objeto va desdibujándose. ¿Qué cosa es, entonces, un columpio? En el libro aparecen mascadas colgadas de árboles, hamacas amarradas a postes, lechos suspendidos de plafones, cuerdas enlazadas a camas, escobas entre piernas, carruseles rotadores, sillas mecedoras, caballos voladores, taburetes de equitación, giradores y ¨temblorizadores¨ mecánicos, tinas oscilantes, canastas basculantes, carruajes galopantes, y varios dispositivos más de ingeniería tremendamente sofisticada diseñados para imitar la sensación de oscilación de la gestación o incluso provocar evacuaciones intestinales, pero también para sustituir la sensación de movimiento y los mareos de los barcos. Lo que tienen en común estas cosas no son en realidad sus formas, materiales, ni usos, sino que fueron todas diseñadas para poner el cuerpo humano en movimiento y hacerlo balancear.

Más que la historia cultural de un objeto, entonces, el libro es un estudio profundo y detallado de una relación constituida por un ensamblaje hecho de cuerpo y una serie de mecanismos diseñados a través de los tiempos y las geografías, para hacerlo ir y venir, arriba y abajo, atrás y adelante. Es, en efecto, la historia de una experiencia y de las interpretaciones de sus beneficios, usos y peligros y de los diferentes proyectos desde diversas latitudes, ideologías y ambientes, para provocarla.

Balancear el cuerpo -y cabe señalar que se trata en su gran mayoría del cuerpo de las mujeres- lejos de ser una experiencia recreativa como la pensamos hoy, fue en diferentes momentos y lugares un ejercicio de poder y de dominación y hasta de tortura, un procedimiento ritualizado apotropaico, una forma de magia simpatética, un estupefactante embriagador, un mecanismo de travestismo social, un experimento para alterar la percepción, un tipo de terapia de sustitución y tratamiento para enfermedades, sobre todo mentales, pero también asociadas a tiempos específicos y a modos cambiantes de garantizar la movilidad y la velocidad para el transporte humano, una tecnología de transformación moral, y, finalmente, un instrumento de seducción, provocación y estimulación sexual y autoerótica.

Moscoso menciona en la introducción del libro que el columpio es un artefacto simbólico, pero los ejemplos que recopila, casi como un viajero-coleccionista o explorador de antaño (en esto es un libro de esos que se hacían en otros tiempos), dan cuenta de los modos en que los estudios de la ciencia y de la tecnología y la teoría del actor red nos han hecho ver en las últimas décadas que los objetos, lejos de ser artilugios inertes sobre los que se proyectan ideas y fantasías, se mueven y nos mueven. En el caso del columpio, además, la agencia del objeto es bastante literal.

Si bien parece que columpiarse es un proceso oscilatorio improductivo que no alcanza ningún objetivo, que retrocede lo que avanza y que se repite sin alteración alguna. Como demuestra el libro, es en su ir y venir precisamente, y en su carácter repetitivo, que el columpio mueve. Es esa experiencia de suspensión y balanceo que permite franquear las fronteras entre el interior y el exterior del cuerpo, entre la realidad y lo que podría ser, y como dice el autor, permite que sus usuarios puedan “abandonar el suelo” (51, 81). Lo que Moscoso descubre en su transitar por bibliotecas, archivos y museos de todo el mundo y desde su erudición deslumbrante, es que el columpio en todas partes y para todos los que lo transitan, más allá de sus prácticas específicas y usos posibles, produce sensaciones que desorientan, que hacen creer a la mente, pero sobre todo al cuerpo, lo que no es (33), y de alguna manera permiten que sea. Como instrumento “fronterizo que permite la apertura de espacios intermedios” (140) o “maquina liminal” (151) que “hace posible lo improbable” (210), como lo describe el autor, el columpio desde sus alturas y movimientos permite que las personas puedan cuestionar e invertir las jerarquías y el ordenamiento político que les son impuestos y por lo tanto puedan también trascender los límites del espacio-tiempo que habitan.

Si bien puede parecer que las capacidades emancipatorias del columpio se idealizan, el autor es cuidadoso al advertir que, como todo artefacto cultural, el columpio está irremediablemente inscrito en el contexto y en el mundo del que forma parte: “el balanceo solo en apariencia tiene el carácter de una actividad libre. Quien se columpia se equivoca. Esto lo sabe todo el mundo. Su cuerpo se halla tan suspendido como su juicio, mientras que en su consciencia afloran los síntomas de su malestar psíquico” (83).

Moscoso, sin embargo, se interesa por los modos en que el columpio ha sido clave para proporcionar diferentes posibilidades de liberación de ataduras físicas, comunitarias y sociales mediante un acercamiento casi antropológico a los diferentes mecanismos de oscilación que han existido, a sus creadores y usuarios y a los contextos locales en los que participaban. Se inscribe, de hecho, como un historiador que utiliza “gafas trinoculares” para entender la historia: enfatiza que no se puede entender la experiencia individual sin atender al contexto social y comunitario que la enmarca y propicia.

De manera poco común en tiempos en que la academia cada día se encierra más en conversaciones disciplinares, el autor fundamenta sus pesquisas en la historia de las emociones a través de un conocimiento profundo de la historia y la filosofía de la ciencia y de la tecnología, finalmente sus campos de estudio; pero también a través de acercamientos a la teoría antropológica, notablemente a lo escrito por antropólogos de diferentes tiempos y corrientes sobre el ritual con citas de clásicos de los inicios de la disciplina como James Frazer, pasando por Levi Strauss y los estructuralistas, y también por los teóricos del giro lingüístico como Clifford Geertz y Victor Turner. Si bien esta última se puso muy de moda en los 1980s y 90s y fue la producción más destacada sobre el ritual que ha trascendido las fronteras del pequeño mundo de la antropología disciplinar. Me pregunto si los trabajos de las últimas décadas realizados por antropólogos que se han interesado por el movimiento del cuerpo y sus características rituales en contextos situados hubieran propiciado conversaciones interesantes con los materiales desplegados en el volumen desde la historia de las emociones.

En todo caso, para esta antropóloga, balanceándose hasta cierto punto entre disciplinas y también entre géneros-la escritura académica, el cine, y el arte- fue un verdadero placer ser llevada de la mano de Javier Moscoso por este “viaje en casa” que se desdobla en su historia del columpio.

Recibido: 25 de Octubre de 2022; Aprobado: 02 de Enero de 2023

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons