Introducción
Una consecuencia de la apertura comercial en América Latina es el crecimiento del comercio intraindustrial debido a la entrada de Inversión Extranjera Directa (IED), la firma de acuerdos comerciales (Di Filippo, 1995) y la amplitud de la división internacional del trabajo (Feenstra, 1998; Hausemann et al., 2014). La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) (2013) señalan que la participación del comercio como porcentaje del producto interno bruto (PIB) se elevó del 28% en 1990 al 40% en 2010. No obstante, el dinamismo externo no ha sido paralelo con el crecimiento del producto.
El objetivo del presente trabajo es determinar la derrama de las exportaciones industriales de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México en el producto de cada uno de ellos, pues son naciones que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera relevantes en Latinoamérica,2 además, existen datos compatibles entre ellos. Se trata de medir la fuerza que tiene el comercio industrial en el producto de la economía y en cada sector productivo, aislando dicho efecto por grupo de sectores. Con el propósito de explicitar la relevancia del comercio no por los montos de las exportaciones sino por la creación del producto.
La hipótesis a probar es que la derrama de las exportaciones del sector industrial sobre los otros sectores de cada país, es más diversificada cuanto más comercia con Estados Unidos; sin embargo, el impacto de tales exportaciones en el producto es débil debido a la escasa articulación estructural en cada una de ellas. Existe una serie de técnicas que pueden probar la anterior hipótesis, para este caso, se propone el uso del modelo de insumo-producto (MIP) y su extensión con la teoría de grafos.
El resto del documento se constituye de la siguiente forma: la primera sección describe la metodología empleada, presenta los fundamentos de la integración productiva en el desarrollo económico, la descomposición de Miyazawa (1971) y la teoría de redes; en la segunda, se analiza el producto y el comercio en las economías estudiadas para el periodo 1995-2015; la tercera, ofrece los resultados y, finalmente, se tienen las conclusiones.
1. La derrama e integración en el modelo de insumo-producto (MIP)
Desde el modelo de insumo-producción (MIP), la economía es un sistema de ramas productivas interdependientes en el mercado con un doble papel, ya que son oferentes porque, por una parte, venden productos a diferentes ramas y simultáneamente son demandantes debido a que compran productos de otras, los cuales se convierten en insumos para llevar a cabo el proceso produc tivo; además, existe una relación indirecta entre ellas, cuando la producción de insumos requiere de otros (Leontief, 1936). Los procesos productivos son complementarios y cada uno de ellos producen un solo bien con una tecnológica (Miller y Blair, 2009). Se considera que la estructura productiva forma una red de interrelaciones comerciales de los sectores.
En el MIP regional, la derrama ha sido uno de los elementos estudiados; pues, cuando las ramas de cierta ubicación crecen, puede estimular a ramas de diferentes regiones si se requieren insumos producidos fuera de ella para satisfacer la demanda local. A su vez, esta derrama puede provocar otro efecto, la retroalimentación; esto es, cuando la región compra insumos externos, provoca demanda interna de bienes consumidos como insumos en otras zonas para poderle exportar. El comercio interregional puede explicar el crecimiento por ambas vías (Miller y Blair, 2009, p. 81). En la mayoría de los casos, estos fenómenos se han estudiado en regiones o en países (Miller y Blair, 2012).
La derrama y la retroalimentación de una rama son mayores cuanto más integrada está en la estructura productiva, esto es, cuando mayor capacidad tiene de influir sobre otras en las decisiones económicas. En efecto, cuando las actividades están integradas se trata de un sistema económico desarrollado (Aroche, 1996), así una economía poco desarrollada es menos completa y débilmente articulada (Leontief, 1936); se trata entonces de una relación directa entre la integración y el desarrollo. Si la estructura productiva es una red entonces la integración de ella indica cada rama emite y recibe influencias al resto, es intermediaria entre una y otra y tienen relaciones cercanas; por lo que forma una estructura compleja (Hausmann et al., 2014).
Un instrumento para medir la integración es la teoría de grafos con la centralidad, que puede ser aplicada en grafos binarios y valuados (Beaton et al., 2017; Borgatti y Everett, 2006; Freeman, 1979, Hausmann et al., 2014; Márquez, 2016). Para este particular, se utilizan grafos binarios no recíprocos y se miden tres aspectos de ella, útiles para analizar la derrama de las exportaciones manufactureras entre los sectores económicos.
1.1 La derrama desde la descomposición de Miyazawa
La descomposición de los multiplicadores de Miyazawa (1971) surge con la finalidad de comprobar que los servicios no jugaban un papel secundario en el sistema económico; es decir, su actividad no era secuela de las operaciones realizadas por la industria en cualquier variable económica, como en el caso del ingreso, cuya limitación era "tratar al sector servicios como un bien final" (Miyazawa, 1971, p. 15). Con el MIP se puede analizar la interdependencia del sector manufacturero y de servicios en los insumos intermedios y finales; con él, se descomponen los multiplicadores del producto por grupo de sectores para revelar la interdependencia entre ellos. El autor analizó las tablas de insumo producto (TIP) de seis países, publicadas entre 1958 y 1960, y concluyó que, la capacidad de la manufactura para inducir a los servicios es mayor que a la inversa; no obstante, señala que tales resultados serían más certeros si las tablas fueran homogéneas en su desagregación y en los valores mercantiles.
La descomposición de Miyazawa resalta tres efectos: 1) el interno que mide las unidades monetarias necesarias al interior de un grupo para cubrir las variaciones del producto, 2) el intersectorial o inducido, que identifica a su vez dos; el efecto interno de un grupo sobre los bienes producidos por éste y consumidos como insumo por otros; y los bienes producidos por otro en la propagación de los efectos internos de un grupo, y 3) los externos, miden las actividades internas de un grupo sobre el consumo de los insumos que producen otros al interior por grupo (véase Cuadro 1).
La descomposición de los multiplicadores de Miyazawa (1971) se ha extendido para los multiplicadores del ingreso y del empleo (Hewings et al., 2001, Garay et al., 2016), en temas ambientales (Fritz et al., 1998; Okuyama, 2004), a nivel metodológico en el tamaño de los encadenamientos para el análisis de las ramas definidas como clave (Guilhoto et al., 2005) e incluso muy cercana a los encadenamientos interinstitucionales (Blancas, 2006).
No existe algún trabajo que utilice la descomposición de Miyazawa para analizar el papel de las exportaciones industriales en el crecimiento económico. La descomposición de multiplicadores al igual que el mip regional concluye que, el efecto total se compone del interno, derrama y retroalimentación. Este trabajo mide la derrama del multiplicador de las exportaciones para el sector primario, secundario y terciario.
2. El modelo
En el marco del MIP, el valor bruto de la producción se determina como:
donde I es la matriz identidad, A la matriz de coeficientes técnicos que muestra la proporción de insumos respecto al nivel de producto de cada rama, f es la demanda final y L es la matriz de multiplicadores del producto. A partir de esta definición, se puede calcular el producto generado por las exportaciones tal como sigue:
en la que χ
χ
es el producto que se genera por exportaciones y χ es el vector de las exportaciones. Si se sustituye χ por un vector de coeficientes
A partir de ello, el Cuadro 1 muestra la descomposición de Lχ. Los efectos inducidos se calculan en dos sentidos; por ejemplo, B 1 es la propagación de los insumos consumidos en la exportación de la manufactura sobre los efectos de la producción interna del primario y B 2 es la propagación de la producción interna del primario sobre el consumo de los insumos en la exportación del secundario; estos efectos miden la retroalimentación intersectorial en la economía (García et al., 2007, p. 168). Los efectos externos pueden entenderse como la derrama que hace un grupo de ramas sobre otros; las matrices N, Ky E en la columna derecha del Cuadro 1, miden tal efecto. Entonces K se refiere a la derrama de las exportaciones del sector manufacturero sobre la producción interna del grupo primario y servicios.
Con el análisis cualitativo del MIP; se diagnostica el grado de integración de la estructura y va más allá de los indicadores métricos que ofrece el MIP (Blancas y Solís, 2005); no obstante, las redes representan un efecto particular entre las ramas (Aroche, 1996; Holub et al., 1985). El análisis cualitativo transforma de la matriz de coeficientes técnicos en un arreglo binario a la que se asocia un grafo que representa un subconjunto de relaciones interindustriales. Aquí el criterio de transformación depende de los coeficientes de participación del producto sectorial en el efecto total de los multiplicadores (Oosterhaven y Stelder, 2002) y la posición de las ramas de acuerdo con los valores característicos de A y L utilizadas en el MIP para identificar los encadenamientos que tienen las industrias cuyos resultados son normalizados (Dietzenbacher, 1992), por lo que se emplea los índices de dispersión que hay de los valores de las entradas de A 3 (Laumas, 1976).
Con lo anterior, el cálculo del grado de complejidad de la transformación de A al arreglo binario es como sigue:
donde ι es vector columna unitario; W es la matriz binaria con diagonal principal igual a cero, n es el número de elementos de la estructura y (3) mide la emisión de influencias que tiene una rama con el resto.
La cercanía es el camino más corto de un nodo con otro (geodésica), esto implica que la senda del punto a
i
a a
j
es igual a la de a
j
a a
i
; por lo que es de longitud 2, así la matriz de reciprocidad perfecta
Finalmente, el grado de intermediación también se considera de longitud 2 y se define de la siguiente manera:
donde IT
i
representa el total de intermediaciones que genera cada rama y
3. Crecimiento y exportaciones
De acuerdo con la Cepal (2013), los informes sobre la relación entre crecimiento y exportaciones ha pasado por tres fases; optimista, pesimista y actualmente está en debate; por ejemplo, en el caso de Colombia y México los efectos del crecimiento de las exportaciones explican en poco el crecimiento del producto (Cáceres, 2013; Cuadros, 2000); en Brasil y México las exportaciones han tenido efectos favorables sobre la productividad (De Souza y García, 2015) y en los términos de intercambio (Fraga y Moreno, 2015). El crecimiento del comercio mundial ha sido posible por el desarrollo tecnológico que ha permitido la amplia segmentación de los procesos productivos (Feenstra, 1998). Frente a esta nueva división del trabajo las economías se insertan en los segmentos de las cadenas productivas, se desintegran al interior y se integran al exterior (Romero et al., 2009); sin embargo, tal integración depende del volumen exportado y de los socios con los que se cuenta (Beaton et al., 2017), pues en las redes globales de comercio, existen actores que son centrales y que permiten interrelacionar una economía con otras.
Sin considerar el Caribe, la Cepal estima que Latinoamérica ha presentado una tasa de crecimiento del producto del 2.9% durante el periodo 1995-2015 en dólares constantes de 2010; en tanto, en 2015, el continente alcanzó aproximadamente 5.6 billones de dólares, de los cuales Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica y México contribuyeron en 84.7% (Brasil y México crearon el 74%).
El Cuadro 2 muestra la tasa de crecimiento promedio del producto, de las transacciones externas y el coeficiente de correlación del producto con exportaciones e importaciones de acuerdo con datos de la Cepal para el producto y de la OCDE para el comercio. Los datos muestran que, excepto en Chile y México, el crecimiento de las exportaciones no han superado a las importaciones y sólo en Costa Rica, el coeficiente de correlación producto/exportaciones es mayor que el de importaciones.
En Brasil destaca la contribución promedio del producto del continente con 43%, las importaciones crecen más que las exportaciones y la correlación de aquellas con el producto es parecida. Probablemente, este país presente un efecto estable de las derramas internas y totales de las exportaciones sobre el producto.
Del total de exportaciones, las industriales tienen mayor peso; por ejemplo, en 2015 Brasil exportó 35.4 mil millones de dólares, de los cuales, el 74.6% eran industriales. Las economías tienen una participación promedio de exportaciones industriales del 69.7% sobre el total, sólo Colombia tiene una participación del 44.2% (15.7 mil millones de dólares). A nivel de rama, el Cuadro 3 muestra la composición y crecimiento promedio de las exportaciones/importaciones.
Las industrias que contribuyen más en las exportaciones son alimentos, bebidas y tabaco para el caso de Argentina y Brasil (34 y 19%, respectivamente), en Chile la rama de los metales básicos y productos metálicos, excepto maquinaria y equipo (34.2%); en Colombia las actividades de minas y canteras (38.2%), y en Costa Rica y México son la maquinaria y el equipo (26.9 y 35.8%, respectivamente). No existe una actividad industrial exportadora que caracterice al grupo de seis países; sin embargo, la rama más dinámica corresponde a minas y canteras en Brasil y Chile (del 15.6% en promedio), en Argentina es madera y productos derivados y corcho, excepto muebles (13%); la maquinaria y equipo (33.6%) en Costa Rica, y en Colombia y México, el equipo de transporte (27.9 y 12%, respectivamente).
De los cinco principales países que comercian con ellos, Estados Unidos es el número uno, excepto Argentina cuyo socio central es Brasil. Así que, el que Estados Unidos sea importante en el comercio de América Latina puede ser una razón que explique las sucesivas caídas del producto que sufrió la región (1999, 2001 y 2008).3
Las importaciones de maquinaria y equipo es el primer lugar de cinco países, en Colombia, el primero se encuentra en la rama de productos químicos, caucho, plásticos y productos combustibles (27%); ésta es la segunda mayor importadora del grupo, y la número uno del grupo es la segunda de Colombia. Sin embargo, en términos del crecimiento no son las ramas más dinámicas, e incluso no hay un patrón de similitud de este indicador entre el conjunto de países, es muy heterogéneo el dinamismo de las importaciones entre las ramas; de forma particular Colombia y México tienen una rama dinámica importadora en el sector servicios, suministro de electricidad, gas, vapor y aire acondicionado, con crecimiento del 14.3 y 28.4%, respectivamente; Brasil, Chile y Costa Rica importadoras industriales con un crecimiento promedio del 14.8% y en el sector primario, minas y canteras con 22.2% en Argentina.
De los proveedores centrales, destaca nuevamente Estados Unidos, pero para Argentina dicha nación es el segundo proveedor de importancia, el primero es Brasil. Hay proveedores en común como Alemania, Japón y China; sin embargo, en México no hay destacados montos de importaciones latinoamericanas, el resto de países cuentan con al menos un proveedor de la región, como en Argentina, Chile y Colombia en los que destaca Brasil.
Argentina, Brasil y Chile presentan superávit comercial mientras que México, Costa Rica y Colombia tienen déficit, ¿es posible que las derramas de las exportaciones sean más favorables en aquellos países que presentan superávit comercial frente a los que tienen déficit? La respuesta puede ser que las exportaciones que hacen estos países con mayor superávit es porque las ramas están mejor integradas a la estructura productiva, pero también se ha identificado que en las redes de comercio mundial (Beaton et al., 2017) las economías grandes de Latinoamérica se favorecen al vincularse con nodos centrales, tal como sucede con México que se vincula de forma indirecta en la segmentación de los procesos productivos por medio de Estados Unidos.
3.1 Resultados
Empleando las TIP publicadas por la OCDE correspondientes al 2011, el Cuadro 4 presenta los resultados promedio de los grupos de sectores y de la economía de los multiplicadores del producto (L), los del producto neto (L v ) y de las exportaciones (L X ), este último descompuesto en internos (Int), esto es, los que se generan dentro del grupo, y en derrama (Der) los que hace un grupo de sectores sobre los otros, para el total de las transacciones de la economía, todos aquellos agregados a un decimal.
Los resultados del Cuadro 4 muestran que Brasil y Costa Rica son las economías que tienen mayores L (2.21 y 2.15, respectivamente) mientras que México y Argentina son los que tienen el menor (1.87, 1.99, respectivamente). Estos resultados muestran que por cada peso que cambia la demanda final el producto crece en promedio de las economías en 2.05 por peso de demanda; no obstante, en el caso de los L X destacan los valores de las economías de Chile y México con 0.65 y 0.52, respectivamente; mientras que los menores son Brasil y Colombia con 0.18 y 0.29, respectivamente; una razón de tales resultados se debe a los proceso de apertura de las economías.
En los países que tienen superávit comercial, las derramas de los L X destacan las del sector primario en Brasil y Argentina, en Chile las industriales cuyo resultado es de 0.46, lo cual quiere decir que, por cada unidad de moneda exportada, el sector manufacturero genera derramas en aquella cuantía sobre el nivel de producto del sector primario y secundario. En el grupo de los países deficitarios, las derramas mayores se ubican en la industria de México y Costa Rica (0.36 y 0.25, respectivamente) mientras que en el caso de Colombia destacan en el sector primario (0.21).
Los resultados de L v colocan a los países en tres grupos, según el promedio sobre la estructura. Brasil es el que tiene el mayor L v (0.06); el segundo grupo pertenece a Argentina, Chile, Colombia y Costa Rica (0.05) y, finalmente, México (0.04). Una característica de estos resultados es que el L v promedio es mayor en el sector primario, luego los servicios y, por último, el sector manufacturero, no obstante el L v manufacturero de Brasil es el que nuevamente mayor tamaño presenta.
A nivel desagregado los resultados de los multiplicadores se muestran en el Cuadro 5. Grosso modo, los L de mayor tamaño se encuentran en el grupo de la manufactura. En Argentina y México destaca los L de la rama 14 ordenadores, equipos electrónicos y ópticos; en Brasil la 16 vehículos de motor, remolques y semirremolques; en Chile la 5 madera y productos de madera y corcho; en Colombia la 17 otros equipos de transporte; en Costa Rica la 7 coque, productos de petróleo refinado y combustible nuclear.
En los L x destaca en Argentina la rama 17 otros equipos de transporte; en Brasil y Colombia la 2 minas y canteras; en Chile la 16 vehículos de motor, remolques y semirremolques; en Costa Rica la 11 metales básicos; y en México la 14 ordenadores, equipos electrónicos y óptico. Precisamente, son los sectores que generan mayor derrama. Finalmente los L v revelan que la rama 3 productos alimenticios, bebidas y tabaco en Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica; y en Chile y México la 21 comercio al por mayor y al por menor, y refacción.
El Cuadro 6 presenta las ramas productivas que tienen encadenamiento y dispersión por arriba del promedio. En él se colocaron el número de la rama y el origen según la inicial del país; por ejemplo, 2Ch significa, la rama 2 minas y canteras de Chile. Los resultados revelan que Chile, Colombia y México se presentan más ramas con esta característica. Las actividades primarias son claves en los países superavitarios y en México. También se prueba que las ramas de mayor derrama son claves.
Con los Cuadros 5 y 6 se calculó la centralidad de las redes interindustriales de cada país4 cuyos resultados se muestran en el Cuadro 7; en él se aprecia que la complejidad promedio de las redes tiene el orden siguiente: México (14.9%), Brasil (6.5%), Chile (6.2%), Argentina (5.6%), Costa Rica (4.2%) y Colombia (5.1%). La intermediación es el mejor indicador de integración productiva, ya que involucra la emisión de influencias, y las relaciones directas e indirectas entre las actividades; entonces, los resultados confirman los obtenidos por Benavente et al. (1996), la reorientación de la estructura productiva regional de la industria ha sido hacia los recursos naturales y servicios, los resultados corroboran que las actividades manufactureras de la rama 11 metales básicos es la que mayor grado de integración tiene en Argentina, Brasil, Chile y Colombia; en Costa Rica son las ramas 1 agricultura, caza, silvicultura y pesca; y la 12 productos metálicos elaborados; mientras que en México son la 8 productos químicos y químicos y la rama 14 ordenadores, equipos electrónicos y ópticos. En el grupo de los servicios, la de mayor articulación para todos los países es la rama 21 comercio al por mayor y al por menor, y refacción.
Si en la red internacional del comercio, los países se articulan por agentes centrales, vincularse con ellos, provoca mayores derramas y diversificación de la estructura económica, lo cual favorece al empleo y los ingresos. La economía mexicana es más favorecida que el resto de los países y tales beneficios se presentan; por ejemplo; en el empleo el cual ha crecido (Ruiz y Ordaz, 2011), pero dado el nivel de integración que presentan cada una de las estructuras económicas, la derrama de las actividades de exportación se expande en pocas industrias y se articula por ramas de los servicios, los resultados son modestos.
4. Consideraciones finales
En el debate de los efectos de las exportaciones en las economías de América Latina y el mundo, este trabajo muestra que el monto como el papel de la rama exportadora, favorece en poco a la economía si ésta tiene débil integración productiva. Se afirma que, la dependencia de las importaciones intermedias, hace frágil a las economías. Esta flaqueza se debe la desarticulación estructural, que deriva en grandes requerimientos de insumos importados.
La premisa de mayor nivel de integración mejor nivel de desarrollo es adecuada; no obstante, las técnicas pueden estar a tela de juicio. El criterio de los multiplicadores de los sectores clave conlleva a que cuanto más alejado este el efecto promedio de estas ramas del promedio de los efectos de la estructura, cuanto mayor será el nivel de integración que experimente una economía. Esta metodología diagnostica que en los casos estudiados, la derrama de las exportaciones industriales es articulada en las redes interindustriales de las actividades de recursos naturales y servicios.
De forma particular, las derramas del comercio en Argentina, Brasil, Chile y Colombia las actividades relacionadas a los metales básicos se han beneficiado más por las actividades de la exportación; en Costa Rica los productos metálicos elaborados y México la química, los ordenadores y el equipo electrónico y ópticos.
La transformación estructural de la industria latinoamericana hacia los servicios también ha sido hacia la articulación de los procesos productivos fundamentalmente el comercio al por mayor y menor, y reparación. Latinoamérica requiere de otra transformación estructural, de la utilización de insumos intermedios importados a la de insumos nacionales, enfatizando los proveedores de aquellas ramas articuladoras y claves en el sistema económico. Este tendría que ser un eje de política industrial además de que busque la idea de que a mayor integración productiva mejor nivel de desarrollo.