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Veterinaria México

Print version ISSN 0301-5092

Vet. Méx vol.42 n.1 Ciudad de México Jan./Mar. 2011

 

Notas de investigación

 

Frecuencia de geohelmintos en canes domiciliados en siete delegaciones de la Ciudad de México

 

Frequency of geohelminths in pet dogs from seven municipalities of Mexico City

 

Ignacio Martínez–Barbabosa* Elena Marcia Gutiérrez–Cárdenas* José Aguilar Venegas* Rodrigo de Jesús Pimienta Lastra** Michael Shea***

 

* Departamento de Atención a la Salud, Área: Ciencias Básicas, Laboratorio de Parasitología Humana, Edificio H–009, Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, Calzada del Hueso 1100, Villa Quietud, 04960, México, DF.

** División de Ciencias Sociales y Humanidades, Área: Estadística Aplicada, Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, Calzada del Hueso 1100, Villa Quietud, 04960, México, DF.

*** Departamento de Comunicación y Educación, Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco, Calzada del Hueso 1100, Villa Quietud, 04960, México, D. F.

 

Correspondencia:
Dr. Ignacio Martínez–Barbabosa,
Teléfono: 5483–7558, Fax: 5483–7218,
Correo electrónico:
imarti@correo.xoc.uam.mx

 

Recibido el 14 de junio de 2010
Aceptado el 14 de octubre de 2010.

 

Abstract

The aim of this study was to analyze the degree of infection by geohelminths in pet dogs in seven municipalities of Mexico City, together with some risk factors for human health. Two hundred samples of canine faeces were analyzed using the Stoll method. A questionnaire was applied to their owners to obtain epidemiological data. The statistical analysis was carried out using chi–square to determine the relationship between the infection and selected variables, taking P = 0.10 as the significant value. The prevalence of geohelminths was 20% (40/200). T. canis 14% and A. caninum 7.5%. All the infections were slight. When the presence of the infection was correlated with the other variables, the following results were obtained: type of dwelling (P = 0.016), presence or not of a garden (P = 0.019), sleeping place of the animal (P = 0.071), frequency of veterinary attention (P = 0.08) and frequency of deparasitation (P = 0.067). One in fve dogs showed slight T. canis and A. caninum infections. The results concluded that close contact with infected pet dogs represents a risk for their owners of acquiring visceral or ocular larva migrans or creeping eruption of the skin, as some of these infections can be acquired inside the home.

Key words: dogs, geohelminths, Ancylostoma, Toxocara, epidemiology.

 

Resumen

El objetivo de este trabajo fue conocer el grado de infección por geohelmintos en perros con dueño en siete delegaciones de la Ciudad de México, y analizar algunos factores de riesgo para la salud humana. Mediante visita domiciliada, se colectaron 200 muestras de heces caninas que se analizaron con el método de Stoll para determinar el grado de infestación. Se aplicó un cuestionario a los dueños para obtener algunos datos epidemiológicos. El análisis estadístico se realizó por la prueba de Ji cuadrada para determinar el efecto que puede tener la infestación con las variables seleccionadas tomando como valor significativo P de 0.10. La frecuencia de geohelmintos fue de 20% (40/200), T. canis 14% y A. caninum 7.5%. Todas las infecciones fueron leves. Los cruces de las p estimadas al hacer los cruces de la variable infestación con tipo de vivienda, tener jardín, lugar donde duerme el animal, frecuencia de visita veterinaria y tiempo de desparasitación del animal, resultaron de P = 0.016, P = 0.019, P = 0.071, P = 0.08 y P = 0.067, respectivamente. Uno de cada cinco perros presentó infestación leve con T. canis y A. caninum, resultados que confirman que la convivencia con animales parasitados representa para los dueños riesgo de adquirir zoonosis, como la larva migrans visceral, larva migrans ocular o dermatitis verminosa reptante.

Palabras clave: perros, geohelmintos, Ancylostoma, Toxocara, epidemiología.

 

Introducción

Los geohelmintos intestinales que parasitan al perro juegan un papel muy importante en la dinámica de transmisión de infestaciones zoonóticas al humano.1–4 El perro, al estar parasitado por geohelmintos se convierte en reservorio, fuente de infección y agente diseminador de formas parasitarias en el medio ambiente, originando un problema de salud pública en numerosos países. Los geohelmintos caninos que afectan al humano son Toxocara canis y Ancylostoma caninum, en su forma larvaria.1–5

Las larvas de T. canis afectan diversos órganos tanto en perros como en humanos; sin embargo, los parásitos adultos sólo afectan al perro. El humano (huésped paraténico) adquiere la infestación por vía oral al ingerir huevos larvados infectantes que al eclosionar en el duodeno se convierten en larvas que penetran la mucosa intestinal, alcanzan la circulación venosa y se diseminan por todo el organismo, afectando principalmente órganos como hígado, corazón, pulmones, cerebro y ojos. Las principales manifestaciones clínicas que producen las larvas de T. canis son los síndromes de larva migrans visceral (LMV) y larva migrans ocular (LMO); en tanto que A. caninum producen la dermatitis verminosa reptante conocida también como creeping eruption.4–6

La presencia de los geohelmintos en perros puede afectar la población infantil, sobre todo a niños en edad preescolar y escolar.7.8 Desde el punto de vista de salud pública, los canes tienen gran importancia por la profusa contaminación ambiental que producen con sus excretas (heces y orines) en las calles y jardines públicos y privados.

En la Ciudad de México, la población canina se incrementa de manera considerable debido al creciente interés de los habitantes por adquirir como animal de compañía al perro, que frecuentemente es obsequiado a un niño en edad preescolar, ignorando en la mayoría de los casos que el cachorro puede ya estar infestado con geohelmintos.8,9

El objetivo de este trabajo fue estimar la magnitud de la infección por geohelmintos en perros con dueño, de siete delegaciones de la Ciudad de México, y analizar algunos factores de riesgo para la salud humana.

El estudio se realizó durante octubre y noviembre de 2008 en la Ciudad de México. Se llevó a cabo muestreo no probabilístico para determinar la frecuencia de geohelmintos en 200 muestras de materia fecal de perros aparentemente sanos, 145 machos y 55 hembras, obtenidas en siete delegaciones políticas de la Ciudad de México. Las delegaciones que incluyeron el estudio y el número de muestras de heces fueron: A. Obregón, 25; Coyoacán, 35; G. A. Madero, 30; Iztapalapa, 40; Tláhuac, 20; Tlalpan, 20 y Xochimilco, 30.

Diagnóstico parasitológico

Los dueños de los perros participantes fueron informados de la forma de recolectar y rotular la muestra de materia fecal recién evacuada. Se les proporcionó coproenvase y abatelenguas de madera. Al recibir las muestras, inmediatamente fueron preservadas en formaldehído al 10% diluido en solución salina al 0.9%, sellados herméticamente y colocados en una red fría para su traslado al laboratorio. El análisis parasitoscópico se realizó con el método cuantitativo por dilución de Stoll. El grado de la infección se consideró de acuerdo con el número de huevos por mililitro de heces (h/ml/h) que evacuaba cada animal infestado (Cuadro 1). La identificación de los huevos de los geohelmintos se realizó por reconocimiento microscópico de su morfología.9

Encuesta epidemiológica

A cada dueño se le entregó una encuesta ad hoc que incluía características del animal, como edad, sexo, raza y domicilio; además del tipo de vivienda (departamento o casa), patio, jardín, o ambos, lugar para dormir, sitio de defecación; y sobre los cuidados: sacarlo a pasear, si recoge o no las heces, depósito de heces, visita veterinaria, desparasitación y si observa o no materia fecal en la vía pública.

Estadística

Una vez sistematizados los datos y elaboradas las tablas que se consideraron básicas para el trabajo, del paquete de análisis estadístico SPSS (Statistical Package for the Social Science) se tomaron los criterios para medir el grado de severidad de las helmintiasis y se determinaron las proporciones de infección por T. canis y A. caninum, por delegación y sexo del animal; al obtener los promedios de huevos en perros parasitados tanto de manera general como por delegación se elaboraron cuadros con cruces de las variables que se consideraron relevantes en la descripción del fenómeno, y con ello se obtuvieron los datos estadísticos para realizar las pruebas de Ji cuadrada, con el fin de realizar algunas pruebas de independencia que se consideraron pertinentes entre las variables seleccionadas, las cuales se hicieron con un nivel de significancia de 0.10.

La frecuencia total de geohelmintos en la población estudiada fue de 20% (40/200). T. canis presentó 14% y A. caninum 7.5%. Todas las infestaciones fueron leves, pues los animales parasitados eliminaban, en promedio, 562.5 huevos por mililitro de heces (h/ml/h).

En el Cuadro 2 se muestran los resultados de infestación por geohelmintos en la muestra de canes. Se observa que de los animales estudiados, el mayor número de infestados se presentó en las delegaciones Iztapalapa, Coyoacán, Á. Obregón y Xochimilco. En todas las delegaciones se registraron huevos de T. canis; los huevos de A. caninum no se observaron en las muestras de la delegación A y, tanto en Iztapalapa, como en Tlalpan y Xochimilco se encontró un perro que presentaba ambas parasitosis.

En los perros de las delegaciones estudiadas, el parásito de mayor prevalencia fue T. canis, ya que se presentó 1.9 veces más que A. caninum; de manera similar ocurrió cuando el corte se hizo por sexo, por cada hembra parasitada hubo 2.1 machos. Iztapalapa fue la delegación en la que los perros infestados evacuaban el mayor número de h/ml/h, con promedio general de 6 300 huevos. Le siguieron en orden de importancia, los perros de las delegaciones Coyoacán, con 4 200 h/ml/h; Xochimilco, con 3 800 h/ ml/h, y Tláhuac, con 3 400 h/ml/h. En total, en las siete delegaciones estudiadas, los 40 animales parasitados eliminaban 22 500 h/ml/h diariamente, lo que lleva a un promedio diario por delegación de 3 214 h/ml/h.

En el Cuadro 3 se presentan los resultados del análisis estadístico de la infestación con algunas de las variables seleccionadas. Se observa que las variables sexo, presencia de jardín en la vivienda, presencia de patio en la vivienda y lugar donde defeca el animal (jardín o patio de la casa y calle o jardín público), no resultaron significativas. Sin embargo, la variable infestación con el tipo de vivienda (casa o departamento), lugar donde duerme el animal, frecuencia con que se le lleva al veterinario y tiempo transcurrido después de la última vez que se le desparasitó resultaron significativas, con probabilidades de cometer el error tipo I de 0.016, 0.071, 0.08 y 0.067, respectivamente.

Si bien es cierto que el número de la muestra analizada en este estudio no es representativa de la población canina de la Ciudad de México, los resultados obtenidos indican el comportamiento de las geohelmintiasis en canes con dueño y el riesgo potencial que tienen al convivir con animales infestados.

El porcentaje de parasitación con geohelmintos en la población canina estudiada fue de 14% para T. canis y 7.5% para A. caninum. El porcentaje obtenido para T. canis en este estudio fue similar al registrado por Eguía–Aguilar et al.,10 13.3% obtenido en necropsias de caninos vagabundos, pero difiere de datos notificados en investigaciones realizadas en años anteriores, en la Ciudad de México Martínez–Barbabosa et al.6 mencionan 21.2%. Estudios similares en otros países y muestras de perros con dueño mencionan diferentes frecuencias de T. canis: 1.4% en Reino Unido;11 8.7% obtenido en São Paulo, Brasil;12 42% en la ciudad de La Plata, Argentina;13 31.7% en la Ciudad de la Vela, en Venezuela14 y 30.5% en Belgrado.15

Respecto de A. caninum, este estudio registró 7.5%; Martínez–Barbabosa et al.6 mencionan 18.8% en perros con dueño; en tanto que Eguía–Aguilar et al.10 reportaron para el mismo nematodo 62.50%, con la aclaración de que el estudio fue realizado en necropsias de perros vagabundos, y Nikolic et al.15 registraron 24.5% en Belgrado.

Los geohelmintos caninos afectan a humanos de cualquier edad, aunque los niños entre uno y cinco años son más vulnerables a cualquier tipo de agresión parasitaria, ya que los principales factores de riesgo son la geofagia y el estrecho contacto que tienen desde temprana edad con perros, los hábitos de juego a ras del suelo, inherentes a esta edad, la falta de higiene de manos antes de comer y después de jugar, principalmente en pisos de tierra, y después de acariciar a sus animales.16,17,18 En este contexto, el porcentaje de infestación con geohelmintos obtenido en los perros con dueño analizados en este estudio es relevante, pues uno de cada cinco animales resultó infestado, y al formar parte de un grupo familiar con adecuada alimentación, higiene y atención médico–veterinaria, se esperaba menor frecuencia de infestación.

Los resultados estadísticos obtenidos en el estudio indican que, aparentemente, la mayoría de las infestaciones se adquieren en el interior de la vivienda. Este resultado es de gran interés epidemiológico, ya que la constante evacuación de huevos de dentro de la vivienda por los animales parasitados, permite que los geohelmintos desarrollen sus formas infectantes (huevos larvados de segundo estadio en T. canis y larvas flariformes en A. caninum). En el perro, la frecuente exposición a las formas infectantes de los geohelmintos origina infestaciones crónicas generalmente asintomáticas.

En los caninos estudiados todas las infestaciones detectadas fueron leves, es decir, en promedio los canes evacuaban menos de 2 000 h/ml/h. Clínicamente, este tipo de infestaciones se traducen como asintomáticas, en ellas el animal se comporta como individuo sano, la parasitosis no es percibida por los dueños o demás integrantes del núcleo familiar, y el animal se convierte en un portador crónico que evacúa huevos al medio ambiente, con el consiguiente riesgo de infestación para el mismo animal y para las personas que lo rodean.

En el perro, la infestación con T. canis puede ser asintomática o sintomática, en la segunda se presentan diarrea, vómito, distención abdominal, constipación, anorexia y emaciación, que pueden ocasionar la muerte por obstrucción intestinal.18

La infestación por T. canis en el humano se conoce como larva migrans visceral y se caracteriza por febre, leucocitosis, eosinoflia persistente, hipergam–maglobulinemia y hepatomegalia; acompañada de anorexia y malestar general. La presencia de la larva en los ojos se conoce como larva migrans ocular, es la forma más grave de la enfermedad, pues presenta endoftalmitis crónica, granuloma retiniano y retinitis periférica, entidades que suelen confundirse con retinoblastoma (tumor que obliga a la enucleación del ojo).7 En ocasiones, el daño puede ser tan severo que una sola larva puede causar ceguera unilateral.19 El riesgo máximo de habitar en suelos contaminados con huevos de T. canis o convivir con animales parasitados es toxocariasis ocular congénita, según información reciente.20

A. caninum puede producir cuadros de anemia ferropénica y hematoquecia, cuando la pérdida de sangre es muy abundante llega a causar la muerte del perro.21 En el humano, la infestación por larvas de A. caninum produce la enfermedad cutánea larva migrans cutánea, que se caracteriza por producir picazón o ardor cuando ingresa la larva a través de la piel. Aquí es posible observar una lesión serpenteante causada por el desplazamiento de la larva en el tejido celular subcutáneo, ya que es incapaz de invadir tejidos más profundos. Asimismo, en los niños A. caninum puede producir enteritis eosinofílica, aun en grado severo.22

Se considera que las infestaciones que presentaron los animales se encuentran directamente relacionadas con deficientes hábitos higiénicos de sus responsables, al no deshacerse adecuadamente de las excretas depositadas dentro de la vivienda o cuando los sacan a "pasear" en lugares públicos y favorecen la contaminación fecal del suelo. Los datos obtenidos con la encuesta epidemiológica indican que 17% de los perros, parasitados o no, son llevados por sus dueños a defecar en vía pública, utilizando principalmente las calles y jardines. Otro dato que avala dicha acción es el hecho de que 96% de las personas encuestadas contestaron afirmativamente la pregunta que se refiere a la presencia de materia fecal en la vía pública. La contaminación del suelo con materia fecal canina incluye no sólo a las especies de los geohelmintos aquí registradas, sino también otras especies mencionadas en trabajos previos.6,23

Es necesario realizar estudios sobre la prevalencia de parásitos intestinales en animales de compañía para evaluar el verdadero impacto que pueden tener sobre la salud humana, además de que constituyen la base para recomendar medidas de control en programas de salud.

Por lo anterior, es conveniente que a las geohelmintiasis caninas se les dé la debida importancia, ya que al no estar consideradas dentro de las enfermedades de reporte obligatorio, en México carecemos de información adecuada, a pesar de que en algunos casos llegan a ser causa de invalidez y muerte.20

Para abatir la frecuencia de las geohelmintiasis caninas es imprescindible que las autoridades de salud participen activamente en esta problemática, realizando campañas de información sobre los riesgos de contraer enfermedades zoonóticas, así como la forma de prevenirlas; puesto que la mayoría de estas infecciones se previene principalmente evitando la geofagia, el contacto con animales enfermos, y lavando las manos después del contacto con las mascotas o con sus excretas. Como la quimioterapia repetida es la piedra angular de la lucha contra los geohelmintos,23 se propone que, con base en el ciclo biológico de T. canis, se administre trimestralmente tratamiento antiparasitario, tanto a los cachorros como a los perros adultos, con el fin de eliminar a los nematodos antes de que alcancen la madurez sexual para producir huevos, y continuar el tratamiento semestralmente durante la vida del animal. De esta forma se aseguran niveles de infección por debajo de los que se asocian con la morbilidad. Es necesario fomentar en los dueños la propiedad responsable con el fin de lograr que recojan y se deshagan adecuadamente de las excretas de sus animales, acciones que de llevarse a cabo, sin duda y en un breve lapso, lograrían disminuir la contaminación del medio ambiente y el riesgo de adquirir diferentes zoonosis.

En la muestra canina estudiada, uno de cada cinco perros presentó infestaciones leves con geohelmintos. La mayoría de las infestaciones se adquieren en el interior de la vivienda. La convivencia con perros infestados representa un riesgo para el humano, aún no valorado, de adquirir zoonosis como la larva migrans visceral, larva migrans ocular o la dermatitis verminosa reptante. Se propone la administración trimestral de tratamiento antiparasitario a los perros familiares, sobre todo a los que llevan a "pasear" en la vía pública.

 

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