Siempre es importante reubicar y tener contemplados los trastornos que, por ser infrecuentes, pueden pasar inadvertidos o ser menospreciados (desde el punto de vista clínico) en la práctica médica diaria.

Los procesos tromboembólicos durante el embarazo han sido parte importante de las publicaciones médicas que analizan su comportamiento, con repercusiones en la madre y el feto, incluso durante el estado puerperal temprano y tardío.

Este tipo de trastornos pueden asociarse con complicaciones de base, que al mismo tiempo condicionan alteraciones hematológicas que resultan en la formación de émbolos o trombos (vg síndrome de anticuerpos antifosfolipídicos) o, bien, ser primarios y provocados exclusivamente por causas hormonales, índice de masa corporal, intervenciones quirúrgicas o procesos fisiológicos asociados con el estado grávido-puerperal.

En este número de la revista se publican dos artículos al respecto, en donde se recalcan los factores predisponentes, su comportamiento clínico, tratamiento y prevención.

Como es de notar, se comenta la importancia de sospechar el trastorno incluso antes del embarazo, sobre todo en las pacientes con antecedentes ominosos que puedan relacionarse con alteraciones que condicionen pérdidas gestacionales de repetición, retardos en el crecimiento intrauterino, enfermedad hipertensiva del embarazo y muerte fetal en cualquier trimestre. Este tipo de enfermedades pueden originarse por procesos trombóticos; por tanto, como lo señalan ambos artículos, deben estudiarse de forma preventiva, mediante la prescripción de fármacos anticoagulantes, fundamentalmente heparina de bajo peso molecular y aspirina.

Además de las alteraciones que pueden coexistir durante el embarazo, sobre todo las pérdidas gestacionales, existe un riesgo incrementado de procesos mórbidos asociados con la gestación misma en el puerperio, por ejemplo: episodios de tromboembolismo pulmonar, que se destaca en uno de los artículos aquí publicados.

Como corolario y mensaje final es importante considerar, entonces, a la gestación per se como un evento con riesgo elevado de alteraciones trombóticas que pueden resultar en aborto, muerte fetal y alteraciones gestacionales, tal y como corresponde a la enfermedad hipertensiva del embarazo y a procesos puerperales potencialmente mortales.

Por lo anterior, es importante reconocer dichos factores y actuar preventivamente para evitar un riesgo mayor de morbilidad durante el periodo gestacional.