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Alteridades

On-line version ISSN 2448-850XPrint version ISSN 0188-7017

Alteridades vol.17 n.34 Ciudad de México Jul./Dec. 2007

 

Investigación antropológica

 

Comercio y espacio público. Una organización de ambulantes en la Alameda Central*

 

Commerce and public space: An organization of ambulatory informal sellers at the Alameda Central Park

 

Norma Angélica Jaramillo Puebla**

 

** Doctorado en Ciencias Antropológicas, Departamento de Antropología, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa. Av. San Rafael Atlixco núm. 186, col. Vicentina, 09340, México, D.F. noijar2000@yahoo.com.mx

 

* Artículo recibido el 23/11/06
y aceptado el 16/04/07

 

Resumen

Este trabajo analiza el conjunto de representaciones que guían la pugna entre los diversos actores sociales que compiten por la apropiación y el uso del espacio urbano. Mediante el estudio del alcance que han tenido los programas de regeneración urbana desarrollados por el gobierno en el Centro Histórico de la Ciudad de México, se abordan las dinámicas sociales que marcan la competencia por el acceso al suelo. En concreto, se examinan las representaciones e imaginarios que otorgan sentido a las prácticas sociales de una organización de ambulantes ubicada en la Alameda Central que, ante la rigidez y limitación de la economía, ha respondido realizando una actividad económica que implica la utilización, confines comerciales, de espacios considerados públicos.

Palabras clave: espacio público, comercio, apropiación, pugna, competencia.

 

Abstract

This paper analyzes the group of representations that lead the conflict between the different social actors who have a rivalry due to the appropriation and utilization of public space. The social dynamics that establish the land rivalry are approached through the study of the impact that the urban regeneration programs have had. Such programs were developed by the government within the frame of Mexico City's Historical Center. Specifically, this article examines the representations and social imaginary that give sense to the social practices of an organization of ambulatory informal sellers, placed at the Alameda Central Park. As a result of a rigid and limited economy, this organization has been doing an economic activity that implies the use of the public space as its place to commercialize.

Key words: public space, commerce, appropriation, conflict, rivalry.

 

A lo largo de la historia, la Ciudad de México se ha caracterizado por la variedad de funciones y actividades que concentra, lo cual, durante décadas, atrajo y movilizó a un gran número de personas en búsqueda de mejores condiciones de vida.1 Estos movimientos poblacionales, aunados a los cambios políticos, económicos y sociales, generaron diversas formas de organización social, ya que la gente tuvo que adaptarse a los nuevos contextos derivados de la falta de oportunidades ocasionadas por las constantes crisis económicas y la carencia de políticas adecuadas. Ante dicho escenario, la población de escasos recursos se ha orientado hacia diversas maneras de satisfacer sus necesidades básicas.2

Este ensayo indaga sobre una organización de comerciantes en la vía pública que, ante la rigidez y limitación de la economía,3 estableció una forma de empleo que ha dado en llamarse "comercio informal",4 la cual, por sus características (bajos capitales de inversión y pocos requisitos de capacitación), representa una actividad económica accesible, capaz de dotar de los medios de subsistencia a quien la lleva a cabo.5 Estos rasgos, y la disminución del poder adquisitivo, se convirtieron en la principal razón para desarrollar esta actividad, en donde la apropiación de la vía pública es vital.

La inserción de la organización en el espacio urbano estuvo marcada por la hostilidad. Su existencia y permanencia han dependido de su capacidad para sortear conflictos, producto de la disputa con distintos actores sociales, que se oponen con el fundamento de que la actividad que realiza, aunque representa un mecanismo de sobrevivencia, implica la utilización con fines comerciales de espacios considerados públicos,6 por lo cual se efectúa al margen de las reglamentaciones oficiales, gozando de cierta tolerancia por parte de las autoridades, que la eximen de los permisos correspondientes.

La invasión y posesión de la vía pública es un fenómeno acelerado que adquiere importancia por los efectos que causa como resultado de la convivencia entre actores sociales que compiten por la utilización del espacio con diferentes propósitos. En la actualidad, esta competencia enfrenta sobre todo a los comerciantes en vía pública y a los establecidos; al gobierno con los proyectos de recuperación de la imagen urbana; y a la iniciativa privada, que, con apoyo del gobierno, invierte en la conservación del patrimonio histórico a cambio de usarlo en su beneficio; empero, hasta la fecha, no predomina la visión de ninguno de ellos.7 En este entorno social, el acceso al espacio público se convierte en un elemento de disputa, en el cual la organización estudiada crea diversos mecanismos que le permitan subsistir.8

Para el estudio, se eligió la delegación Cuauhtémoc, porque concentra dos fenómenos que acentúan la lucha por el espacio. En primer lugar, es el sitio donde el comercio en vía pública es más recurrente debido a la intensidad de intercambios económicos que ahí se realizan.9 En segundo lugar, por su importancia cultural e histórica, es objeto de la implementación de programas de gobierno, encaminados a la regeneración y mejora de la imagen urbana, que tienen como fin "la constitución de una nueva centralidad". Estos programas imponen dinámicas socio espaciales que significan un reacomodo en las relaciones y prácticas sociales de los actores implicados, quienes moldean el espacio y sus usos de acuerdo con sus propósitos.

El escenario desde el cual se contempla la disputa por el espacio público es el parque Alameda Central, en donde se observa cómo el intento de transformar el Centro Histórico, promovido por el gobierno, contraviene el orden que había prevalecido durante mucho tiempo, generando un conflicto entre los actores establecidos en la zona, como consecuencia de la implantación de diversos usos, tales como lugar recreativo, habitacional, turístico y de comercio en vía pública. En cuanto a la organización que analizamos, ahora más que nunca se cuestiona su presencia en el parque debido a los planes de renovación urbana surgidos a partir del Programa de Reordenamiento del Comercio en Vía Pública, emitido por el Gobierno del Distrito Federal en 1998,10 y del Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México, aprobado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal en el año 2000.

Los planes de desarrollo urbano sumergieron a la organización en un contexto que conlleva una serie de transformaciones a las cuales busca adaptarse para permanecer. Estos planes tienen como finalidad una regeneración urbana encaminada a constituir "una nueva centralidad" que refuerce la función política, cívica, cultural, simbólica y patrimonial del Centro Histórico. Sus ejes estratégicos son la recuperación de monumentos y conjuntos patrimoniales, la recuperación colectiva de los espacios públicos, la consolidación de su función habitacional y la promoción de actividades económicas "compatibles" con el proyecto de regeneración integral.11

En la Alameda, la coexistencia de actores con propósitos y objetivos disímbolos pone al descubierto un fenómeno social que requiere ser investigado: la pugna por la apropiación y la utilización del espacio urbano, cuyo análisis permite acceder al orden social que moldea las prácticas sociales e impone normas y reglas de conducta entre los habitantes de la zona de estudio.12 El fin es examinar las representaciones e imaginarios que sirven de base para la movilización social, entendida como el cúmulo de prácticas sociales desplegado por un grupo específico en la consecución de objetivos, en este caso, el uso del espacio urbano. Se considera que los distintos actores, por medio de la interacción social, crean un conjunto de representaciones que guía las prácticas sociales otorgándoles sentido y, por ende, marca las dinámicas sociales en la apropiación del espacio. 13 La disputa por esta apropiación ayuda a comprender cómo una actividad económica dirigida a la obtención del sustento diario supone una concatenación de acciones estructuradas por las representaciones e imaginarios sociales que dan forma y sustentan las prácticas de un grupo determinado.

Para conocer la lucha por el acceso al espacio, se toma como unidad de análisis una organización de comerciantes en vía pública ubicada en la Alameda Central, con quien se trabajó durante año y medio. Los datos de campo se obtuvieron con base en la observación participante, por lo que se dio seguimiento diario a las actividades de la representante de dicha organización, una comerciante de libros que, por dificultades económicas, truncó sus estudios de licenciatura en Sociología y que ha participado en movimientos de defensa popular desde los 16 años. Inició su carrera como dirigente después de los sismos de 1985, gestionando la restitución de vivienda a varios afectados. Este hecho, así como haber vivido siempre en la zona, le han conferido un amplio conocimiento sobre su entorno social y político. Así, los sucesos cotidianos y coyunturales que afectan a la organización fueron explorados a la luz de su intervención e influencia. El análisis realizado a través del papel que cumple esta lideresa permitió conocer al conjunto de la organización, pues posibilitó el acercamiento directo con los agremiados y representantes de las otras organizaciones establecidas en el parque, con quienes se entabló una convivencia cotidiana que facilitó el estudio de sus actividades y la realización de entrevistas informales o casuales.

La organización estudiada se instituyó formalmente en 1995, pero algunos de los agremiados se encuentran en la zona desde tiempo atrás, la mayoría de los cuales, de manera pragmática, oscilaron entre una organización y otra.14 Concentra 80% de comerciantes de procedencia indígena. Los productos que ofrece van desde libros, artesanías y antojitos mexicanos, hasta artículos provenientes de la piratería. La dirección y la toma de decisiones recaen en la representante legal –que desde la constitución del gremio ha sido la misma–, por lo cual las asambleas, que se llevan a cabo dependiendo de las necesidades del momento, resultan ser sólo informativas o de asignación de tareas. La organización se conformó exclusivamente con comerciantes asentados en el parque Alameda, pero con el tiempo se anexaron otros de algunas zonas que buscaban apoyo para solucionar sus problemas. Hoy en día concentra a comerciantes de la Alameda, el Barrio Chino, el Callejón Condesa y el Monumento a la Revolución. Estos últimos, aunque formalmente no pertenecen a la organización, la dotan de mayor presencia y peso.15 Además existe otro grupo de comerciantes que sólo participa en las distintas romerías a lo largo del año.16

En la primera parte de este trabajo se presentan las categorías conceptuales que ayudan a la compresión del fenómeno estudiado y, después, el contexto social en el cual se realiza la investigación. El tercer y cuarto apartados muestran los datos etnográficos que dan cuenta de cómo la pugna por el espacio impone ciertas reglas en las formas legítimas en las que es ocupado. Observamos cómo la organización examinada está en constante adaptación, recreando estrategias que le permitan apropiarse del espacio, y se dan a conocer los actores con los cuales compite por el acceso a él y los mecanismos que cada uno despliega en esta contienda. La quinta parte informa sobre las diversas percepciones frente al objeto en disputa. Por último, se exponen las conclusiones, que remiten a las características que adquiere la lucha por el espacio en la zona estudiada.

 

Prácticas sociales en torno a un objeto en disputa

Este trabajo se basa en la consideración de que las categorías clásicas utilizadas para definir el espacio público se encuentran en crisis como producto de una transformación en las prácticas y relaciones sociales que le otorgan nuevos significados y funciones. El espacio público, visto desde la dicotomía público/privado, pierde sus rasgos distintivos debido a su fragmentación y privatización. Las nuevas circunstancias muestran que el espacio público, pensado como "el espacio de todos" (Ramírez Kuri, 2006) para el disfrute de las colectividades y la integración social, ha adquirido dinámicas de diferenciación y exclusión social resultado de la coexistencia de actores con intereses diversos. El espacio público se convierte en un objeto de disputa en torno al cual se tejen procesos de negociación y conflicto entre cada forma de percibir y codificar la realidad (Duhau y Giglia, 2004b).

El estudio de la lucha por el espacio parte de reconocer que las prácticas sociales están determinadas por el campo social al que pertenecen los individuos, y su pertenencia está fundada en un interés común por medio del cual se relacionan, buscando posicionarse al defender dicho interés.17 Las pautas de comportamiento y las particularidades de los actores están influidas por este campo, ya que las decisiones y acciones se tomarán en función de las posibilidades que éste les otorga. Es mediante la interacción social como se recrean todas aquellas representaciones que regulan y orientan las prácticas sociales. Las representaciones sociales constituyen sistemas de disposiciones duraderas de percepción, interpretación y acción; se encuentran internalizadas y se integran como formas subjetivas. Mediante dichas formas las condiciones de existencia de cada grupo van imponiendo inconscientemente un modo de clasificar y experimentar lo real (Bourdieu, 1990). Según Bourdieu, estas representaciones son adquiridas en forma de habitus, entendido como:

Sistema de disposiciones adquiridas por aprendizaje implícito o explícito que funciona como un sistema de esquemas [schémes] generativos, es generador de estrategias que pueden ser objetivamente conformes con los intereses objetivos de sus autores sin haber sido expresamente concebidas con este fin (Bourdieu, 2000).

El habitus estará conformado por ese entramado de interacciones sociales surgidas desde las representaciones e imaginarios que guían a los actores pertenecientes a un determinado campo social. El imaginario refleja cómo los grupos valoran, conciben y califican su vida cotidiana o local, y éstos organizan y dan sentido a sus vivencias diarias con base en lo que observan a su alrededor.18

El habitus se reproduce socialmente a partir de la convivencia cotidiana19 entre los distintos actores, quienes, movilizados por su identidad e intereses particulares, crean reglas comunes de comportamiento que establecen un orden social. Éste dará cuenta de la racionalidad del funcionamiento de la sociedad que las produce, ya que son los sujetos sociales quienes con sus ideas, proyectos y sentidos otorgan un orden a sus acciones.

En el caso investigado, la existencia de una heterogeneidad de actores que intentan moldear los espacios urbanos de acuerdo con sus propósitos genera una pugna por la legitimación de los intereses de cada uno. Esta pugna los moviliza, sumergiéndolos en una relación de medios–fines donde la identidad juega un papel importante por representar un recurso para concretar un objetivo: el acceso al espacio. El estudio de la identidad permite, por un lado, conocer los imaginarios, las representaciones y las pautas de comportamiento que engendra y, por otro lado, qué función cumple en los conflictos y negociaciones originados en el cumplimiento de dicho objetivo.

La disputa por el espacio involucra elementos identitarios encargados de movilizar y dar forma al conflicto social. Siguiendo los planteamientos de Mouffe, la identidad subyace en las interacciones sociales, ya que están influidas por la percepción de la constitución interna de cada actor y su ámbito de acción o realidad social. Los actores, con sus distintas visiones del objeto en pugna, definirán sus acciones intentando controlar el campo mediante la persuasión y la negociación de los intereses en juego (Mouffe, 1999).

La identidad, aunque se construye en un proceso de interacción que la dota de códigos y representaciones, no es enteramente negociable; también es un recurso encaminado a la consecución de los intereses de los actores. En todo conflicto social se ponen en juego y se negocian significados e intereses concretos, por lo que los actores involucrados en el campo social reconocen un objeto de lucha en torno al cual diseñan las estrategias que permitan su apropiación. Aunque éstas dependen de la creatividad de los actores, poseen un margen y reglas determinadas por el habitus. De esta manera, las prácticas sociales no se basan exclusivamente en el cálculo de costos/beneficios, sino que están filtradas por los significados y representaciones que impone el campo mediante la pugna por la apropiación de ese objeto o capital social. Sus variaciones y efectos no son casuales, reflejan el carácter específico del campo social en el cual ocurren.

Entonces, el campo social en el que se encuentran inmersos los actores está constituido por un capital que moviliza la interacción social y fundamenta la lucha por su apropiación. El proceso por el cual los actores perciben, evalúan y deciden lo que tienen en común se lleva a cabo mediante la interacción social. Por medio de ésta los actores se influyen recíprocamente, negocian y producen las estructuras de referencia necesarias para la acción colectiva. Según la propuesta de Melucci, "la acción es el resultado 'objetivizado' de una fábrica de relaciones y significados de un proceso interactivo" (Melucci, 1999). Las prácticas sociales y el sentido que se les confiere tienen como origen los procesos por los cuales los actores producen significados comunes, negocian y toman decisiones. La acción común adquiere sentido cuando existe un cúmulo de personas compartiendo representaciones, expectativas y motivaciones que impulsan y determinan sus acciones, en este caso, encaminadas al acceso a un sitio para la venta en vía pública.

 

Contexto social de la investigación

La puesta en marcha de los programas de gobierno en la Alameda Central provocó la aparición de figuras que desestabilizaron el sistema al alterar las relaciones sociales y generar un cambio en el orden social. Por una parte, el surgimiento del interés por el patrimonio cultural20 y "la regeneración urbana" reflejado en los proyectos de gobierno y, por otra, como resultado de estos proyectos, el otorgamiento de ciertas concesiones a la iniciativa privada en la adquisición de edificios históricos para su conservación y desarrollo.21 La irrupción de la iniciativa privada, con hoteles, restaurantes, estacionamientos y departamentos de lujo, transformó el espacio social, producto del enfrentamiento entre los nuevos y los viejos actores que buscan apegarse a los objetivos del desarrollo urbano.22

El proyecto de desarrollo urbano, en un anhelo monumentalista y de preservación, intenta desplazar a determinados actores que durante años han configurado el paisaje y que ahora resultan "no ser compatibles con el entorno urbano".23 Para el caso estudiado, las políticas de gobierno, encaminadas a la "reapropiación colectiva del espacio público", están suscitando una pugna por la apropiación del espacio entre el gobierno, el comercio formal –representado principalmente por la iniciativa privada– y el comercio informal. La variedad de actores y la multiplicidad de usos que se pretenden validar motivan constantes querellas por imponer el uso que debe predominar en el espacio urbano.24

La relación entre la organización analizada y las autoridades se ha modificado. El gobierno, en un intento por abrir canales de negociación y crear formas de atención de demandas, conformó mesas de trabajo con las organizaciones de la Alameda, buscando regular las actividades en la zona "sin conflictos ni confrontaciones" y con apego a los proyectos de desarrollo urbano. En atención a esta regularización, las autoridades realizaron un censo en la Alameda para establecer el compromiso entre ambas partes de respetar el número de comerciantes y áreas donde es posible ejercer su actividad, de acuerdo con el Proyecto de Reordenamiento del Comercio en Vía Pública en la Zona de la Alameda Central.25 Se convocó a los dirigentes a estas mesas de trabajo, donde, a partir del censo, se ha intentado tomar medidas para la regulación de su actividad. Esto resultó fundamental para el perfeccionamiento de los derechos espaciales de dominio, ya que el censo estableció el número de comerciantes, giros y ubicaciones de cada organización en la zona.

Ayer se hicieron operativos y se realizaron levantamientos. Ahora que ya entregaron la documentación que se les solicitó se procederá a hacer la revisión de campo y se retirará a quienes no tengan documentos [...] lo extraño es que si hay acuerdos en relación a lo anterior por qué cada vez hay más puestos, por qué ocupan espacios prohibidos, hay oportunidad de permanecer en la zona, eso es posible si hay respeto a ciertas áreas públicas, ya que no se puede perder la función de la Alameda como un espacio público para la diversión de las personas y es en este sentido como se deben hacer los acuerdos [...] el desorden lo inician ustedes porque no respetan los acuerdos, ustedes no dejan avanzar.26

Para las agrupaciones de la Alameda y para el gobierno, las mesas representaron un medio para encontrar soluciones definitivas, pues se instauraron con la finalidad de "llegar a acuerdos" que permitieran regular el comercio que se ejerce en la zona. Ante los proyectos de regeneración urbana, la constante amenaza de retiro de los ambulantes se vuelve un elemento que moldea sus acciones. Así, al estar amenazada la permanencia de una organización, ésta se ve obligada a establecer acuerdos con la autoridad y a acatarlos.

Para regular el comercio en vía pública, las autoridades exigieron formalizar jurídicamente cada organización, como requisito para ser considerada un interlocutor válido en las mesas de trabajo. Los comerciantes que ostentaron ser "independientes" tuvieron acceso a las mesas pero sin voz ni voto; no podían intervenir en las decisiones que ahí se tomaban, pero sí debían ceñirse a ellas. Frente a esto, las diversas organizaciones del parque Alameda se movilizaron para negociar su estancia ya sea por medio del respeto a la normatividad, el soborno a los inspectores encargados del cumplimiento de dicha normatividad o, bien, como es el caso de la organización estudiada, la creación de proyectos apegados a los programas de recuperación de la Alameda. Ejemplo de ello es el carrito prototipo, del que se hablará más adelante. A cambio de la tolerancia de las autoridades, la representante se compromete a respetar los acuerdos e implantar el orden en su zona, para lo cual se empeña permanentemente en transformar el aspecto de sus emplazamientos, no ocupar áreas prohibidas y organizar jornadas de limpieza, todo dirigido a la conservación de los derechos adquiridos sobre el espacio.

 

La organización y sus estrategias de movilización internas

Las exigencias que impone el modelo de ciudad promovido por el gobierno han motivado un proceso de transformación en el orden social, resultado de la adaptación que realizan los distintos actores y del cambio efectuado en las prácticas sociales. De esta manera, se observa cómo la organización que examinamos centró sus esfuerzos en conservar sus espacios para la explotación comercial, aunque esto contradijera el significado institucionalizado de los planes de gobierno y los intereses abanderados por las diversas figuras involucradas.

La organización tuvo que constituirse formalmente como asociación civil, puesto que aumentó el número de comerciantes en la zona y, por ende, la reducción de los emplazamientos para realizar su actividad comercial. Esta asociación ha representado un medio para conservar sus sitios de venta, los cuales, frente a las irregularidades en las ocupaciones por la suspensión de los permisos oficiales desde 2001, carecen de seguridad sobre su utilización. Así, la relación entablada entre los agremiados, además de comercial, tuvo como objetivo principal la protección de la ocupación territorial frente a otros comerciantes establecidos en la misma zona y a las autoridades.

La competencia por la apropiación del espacio fue un elemento determinante para conformar la organización de manera oficial, y el estímulo para asociarse a ella era adquirir fuerza y ejercer presión ante las autoridades y las organizaciones con quienes convive en el parque. Implícitamente, la conformación estuvo sustentada en el compromiso mutuo para participar en la defensa de los emplazamientos, lo que ha significado una colaboración al mismo tiempo pacífica y violenta: la primera incluye el acatamiento de ciertas reglas convencionales, como son el respeto de las ubicaciones, giros, horarios, etcétera, así como la participación en actividades encaminadas a presentar demandas, como marchas, mítines, plantones, entre otras. La segunda conlleva el apoyo en actos que pueden implicar agresiones físicas contra aquellos que intenten invadir su zona o atentar contra los intereses del grupo. En todos estos casos, la pertenencia a la organización constituye una herramienta para la protección y defensa de los espacios de venta.

El logro de ese compromiso mutuo ha requerido que sus agremiados compartan objetivos y sentimientos de unidad, y la territorialidad resulta un vínculo capaz de movilizarlos en función de propósitos comunes.27 Entre las organizaciones instaladas en la Alameda pudimos observar la persistencia de una relativa tranquilidad, producto no sólo del apego a los reglamentos formales, sino también de los acuerdos tácitos que han establecido el reconocimiento y el respeto de las áreas pertenecientes a cada una. Este respeto está reflejado en el derecho, implantado convencionalmente, que cada grupo tiene de ejercer la fuerza física si ocurren invasiones. La territorialidad es un valor que moviliza al grupo al grado de incurrir en actos violentos presentes en la memoria de los involucrados y que han servido de contención para quienes intenten acaparar espacios que no les son reconocidos como propios.28 Los reclamos entre los representantes por hechos relacionados con las invasiones son frecuentes cuando se encuentran reunidos entre ellos o con las autoridades.

La defensa de los sitios de venta llevó al grupo a enfrentamientos violentos que, a pesar de estar fuera de la normatividad formal, conducen al establecimiento de reglas tácitas para la posesión y uso del espacio. La imposición de la fuerza es un factor que mantiene el orden, ya que contiene a los grupos y ayuda a la regulación de los espacios. Los reglamentos oficiales y la intervención de las autoridades representaron por lo general la segunda instancia donde se negoció el respeto a las ocupaciones. La falta de aplicación, la manipulación e, incluso, el desconocimiento de dichos reglamentos, han provocado que en la zona prevalezcan los acuerdos convencionales manifestados en situaciones en las que aquellos comerciantes que poseían un lugar de venta, otorgado formalmente por el tiempo que llevaban utilizándolo en su beneficio, se vieron obligados a integrarse a una organización, retirarse de dicho lugar o buscar la protección de las autoridades a cambio de determinados pagos, todo esto sin que pudieran mediar ni reglamentos ni autoridades oficialmente reconocidos.29

Nuestro caso de estudio muestra que, al principio, lo que medió en la adquisición del territorio fue la fuerza física, pero una vez que tomaron posesión y se les reconoció su lugar, se llegó al acuerdo tácito que los obligó a respetar tanto su ubicación como el manejo del espacio. En esta etapa, la representante juega un papel cardinal ya que detenta el poder de decidir quiénes y cómo pueden acceder a él.30 De este modo, la convivencia entre quienes comparten la Alameda los ha llevado a implantar un orden basado en el respeto y el seguimiento de estos acuerdos tácitos.

Acordar una serie de reglas ha sido útil para la conservación de la zona de venta frente a actores ajenos a la organización, pero también para la regulación y el control en el interior de la misma. Para los agremiados, el derecho de utilizar el espacio conlleva el cumplimiento de ciertas obligaciones encaminadas a mejorar el aspecto físico de su zona, como mantener la limpieza de los puestos y lugares de venta, retirar cajas y diablitos, aseo personal, etcétera. Estas medidas fueron aplicadas por su representante con la finalidad de obtener cierta reputación frente a las autoridades, mostrando su interés por conservar el espacio físico y su actividad, al mismo tiempo que, apegándose a las nuevas circunstancias, buscan otorgar confianza a los clientes respecto a la calidad de los bienes que ofrecen. Por lo tanto, para los agremiados, el respeto y el apego a esta normatividad no sólo están cimentados en un fervor ideológico, sino que responden a la necesidad de asegurar su permanencia en las mejores condiciones. Esto los mueve a acatar las normas internas, así como las propuestas desarrolladas por su representante para resolver conflictos dentro del grupo, como son la asignación de labores específicas, otorgadas en "comisiones", con el propósito de proteger, regular el orden y la seguridad de la zona; y las cajas de ahorro, con el fin inmediato de mejorar las condiciones de trabajo y producir beneficios económicos, pero también encaminadas al cumplimiento de un objetivo a largo plazo: la adaptación a las exigencias de los nuevos planes de ciudad.31

La labor realizada por la organización en su conjunto está en función del cumplimiento de una expectativa: que sus esfuerzos sean redituados en la conservación y mejora de sus condiciones de trabajo. Esta expectativa se construyó a partir de la evaluación que los agremiados hicieron del pasado y del cumplimiento de ciertos objetivos a futuro. La valoración que realizan entre los logros del pasado y los que están por venir se convierte en el estímulo que los mantiene unidos permitiéndoles trabajar en conjunto, lo cual se refleja en el sentimiento positivo que manifiestan cuando comparan las condiciones de trabajo iniciales y las actuales. Tanto para la representante como para los agremiados significa un logro haber conseguido el permiso para instalar puestos semifijos y "dejar de trabajar en el suelo".32 Esta perspectiva funciona como un elemento que los unifica e impulsa para trabajar en equipo y realizar todas aquellas actividades que ayuden a su satisfacción, con el convencimiento de que la labor que se emprenda ahora será importante en el largo plazo.

El compromiso y la participación de los agremiados se logró gracias al control que la representante ejerce sobre cada uno de ellos y sobre la organización en general, pues se ha encargado de contener los intereses particulares e implantar una visión de conjunto. Así, los agremiados participan con la certeza de que los logros obtenidos como colectivo también se verán reflejados en beneficios propios. En el interior de la organización, la representante se encarga de poner un constante énfasis en la idea de que los intereses grupales son primero que los particulares, por lo que deben asumirse compromisos para el bienestar general y condenar aquellas acciones que benefician a una persona, razón por la cual existen mecanismos, instaurados por la representante, para regular y reprimir la búsqueda de la satisfacción individual. Tal es el ejemplo del hijo de una agremiada, quien, en complicidad con los inspectores de vía pública, se instaló sin la autorización de la representante:

"los problemas se atenderán exclusivamente con los titulares [...] tu hijo no puede instalarse en la zona porque afecta a la organización, yo no puedo aceptar 'toreros' ni porque sea hijo de una de las titulares". La señora, en actitud sumisa, contesta: "eso es cosa de mi hijo, yo no tengo nada que ver". La representante continúa: "sí es su problema porque debe controlar a su hijo porque está arriesgando tanto su trabajo como el de los demás agremiados [...] Quien quiera imponer su ley que se vaya a otro lado [...] Tengo años de lucha y puedo prescindir de esa gente, quien no está con nosotros, está en nuestra contra y lo sacamos".33

Este caso sirve también para ilustrar otro elemento útil para la cohesión interna: la amenaza de perder el lugar de venta, lo cual es manejado por la representante de la organización como un mecanismo para refrenar los intereses particulares. Cuando está de por medio el orden de la zona, los conflictos dentro de la agrupación ocasionados por la búsqueda de beneficios individuales son dejados de lado. Pero lo anterior no se logra de manera pacífica, ya que en el interior con frecuencia surgen problemas que la representante busca dirimir para evitar la afectación de los intereses del conjunto de la organización.

Conservar el espacio ha requerido que esta asociación, y en especial su representante, creen mecanismos que cohesionen y generen sentimientos de unidad. Para ello, la amenaza de desalojo que pende sobre los agremiados es un factor que juega un papel decisivo en la unión y movilización del grupo, el cual responde y colabora ante la constante amenaza de perder lo que significa su manutención, sintiéndose obligado a asumir y respetar compromisos. Tanto las autoridades como la representante de la organización utilizan este temor como una estrategia para obtener el control y el orden en el área. La posibilidad de perder el sustento diario representa un medio para hacer cumplir la normatividad convencional o formal, según sea el caso. Asimismo, acatar dicha normatividad significa poder obtener beneficios como, por ejemplo, ubicaciones preferentes. De esta manera, los intereses particulares se subordinan a los del grupo cuando se intenta salvaguardar el lugar de trabajo frente a las autoridades y demás organizaciones establecidas en la Alameda.

La agrupación demuestra su capacidad de adaptación de cara a las exigencias que impone el ambiente social, pues su representante ha buscado cambios que le permitan persistir ante los planes de reordenamiento promovidos por el gobierno. En este sentido, planea proyectos consistentes en cursos intensivos de administración y trato al cliente, así como cajas de ahorro para la inversión en el aspecto físico de los puestos y los productos ofrecidos, los cuales, atendiendo a dichos programas, tienen como finalidad responder a las necesidades de los "nuevos visitantes".

De enero a julio del próximo año se cambiarán los giros y se quitará la artesanía fea para vender mercancía de acuerdo a la gente que nos visitará, ¿creen que los turistas quieran comprar la artesanía tan fea que venden? Para eso es el curso de verano, para que los enseñen a administrarse para saber comprar y vender, los giros se irán revisando. A la Alameda vendrá otra gente, con otros gustos.34

La conservación de los derechos de posesión requirió que el grupo se adaptara a las nuevas circunstancias y que su representante desarrollara un proyecto que atendiera los planes de gobierno y de la iniciativa privada retomando varios de los objetivos perseguidos en los planes y programas de gobierno. El proyecto consistió en el uso de un carrito prototipo, que responde a criterios estéticos y busca mejorar la imagen de su zona de venta. Según el proyecto, se intenta beneficiar el espacio en cinco rubros: tradición, "esparcimiento y convivencia sana y ordenada"; fuentes de empleo; turismo; sociales (mobiliario uniforme, limpieza, sin contaminación); y recuperación de la Alameda.35

El ámbito político también juega un papel preponderante en la búsqueda del acceso al espacio urbano. Para la organización, éste representa una oportunidad de negociación que le permite asegurar su estancia en el parque. La esfera de la política es un medio para proteger su derecho de ocupación a través de propuestas legislativas. Desde un análisis coyuntural, la representante planea estrategias de negociación a partir de la elaboración de proyectos de legislación que tomen como referencia las propuestas de los candidatos:

Retomando los 50 puntos que López Obrador difunde, y se compromete a cumplir si gana la Presidencia, sólo vamos a retomar dos: el que tiene que ver con lo precario de la cultura democrática en México y el de la poca tolerancia o rechazo a la diversidad. Estos puntos son importantes para armar el proyecto. Pediremos más espacios públicos para hacer ferias y exposiciones del libro. Considerando esos puntos para armar el proyecto, cuando se lo presentemos a Obrador él lo va a retomar.36

El análisis político de las circunstancias efectuado por la representante resulta primordial para la organización en su conjunto, ya que con base en él se localizan los puntos estratégicos que sustentan y legitiman sus demandas. Este análisis sirve para establecer el tipo de estrategias y el momento en que se utilizarán para lograr los objetivos planteados. Los momentos políticos no son estáticos y cada uno requiere su propia respuesta por parte del grupo. Las estrategias elegidas, en este caso por la representante, siempre son definidas por aquellos elementos susceptibles de negociar o intercambiar. Los datos demuestran la manera en que la representante vislumbra la importancia de la participación política para el desarrollo y crecimiento de la organización, que la ha llevado a buscar los canales y las circunstancias adecuados para lograr sus objetivos. Así, el apoyo otorgado a un partido está en función de los beneficios que puedan atraerse para la organización en su conjunto. Igualmente, la valoración de su participación política depende de necesidades muy concretas, las cuales, según el ejemplo anterior, definen el tipo de apoyo que está dispuesta a otorgar.

La normatividad extralegal implantada por la organización en su zona, recurriendo a actos de fuerza o acuerdos convencionales, resulta insuficiente para asegurar su permanencia, por lo que además requiere un reconocimiento formal que le garantice mayor estabilidad. Debido a ello, el cumplimiento de los requisitos legales impuestos por las autoridades es primordial, lo que se refleja en el interés del grupo por acudir ante las instancias correspondientes para solicitar sus permisos y obtener así reconocimiento, aceptación y validez frente a aquellos con quienes compite por el espacio. Los permisos no sólo le interesan a la organización sino también a las autoridades, puesto que representan para ellas un capital económico y político.37 En algunas ocasiones, los permisos originan relaciones fundadas en actos fuera de la normatividad oficial basadas en la complicidad entre los actores involucrados, lo cual implica intercambios económicos o políticos que permiten infringir los reglamentos oficiales. Para los agremiados, los acuerdos extralegales significan estabilidad y seguridad en un marco siempre precario, mientras que para las autoridades representan ganancias políticas y materiales según el contexto social o político en el cual se realicen.

Los datos muestran que, en la defensa del espacio, conformar una organización es vital, porque a partir de ella se crean los lazos de cooperación y solidaridad que les permiten obtener mejores resultados ante los actores con los cuales contienden por un territorio, permitiéndoles así la conservación del espacio público. Los asociados consideran que la organización ha sido un medio para conservar su forma de sobrevivencia y prevalecer, pues reconocen de antemano que como comerciantes independientes carecerían de fuerza y de presión, y, por ende, no lograrían obtener el reconocimiento frente a los demás comerciantes y autoridades. Esto los ha obligado a subordinarse y a respetar las decisiones tomadas por su representante en función del grupo, como una estrategia para apropiarse del espacio.

La defensa de los espacios se sustenta desde el interior de la organización por medio de una normatividad tácita que busca fortalecer tanto al grupo como al individuo. Ante la inseguridad en torno a la conservación de su territorio, el gremio, encarnado en su representante, genera mecanismos de cohesión y estrategias de lucha que le ayuden a permanecer en la Alameda, los cuales a su vez han producido diversas pautas de comportamiento, donde se reconocen derechos y obligaciones, que se encargan de ordenar y regular sus actividades, al mismo tiempo que ejecutan una serie de atribuciones, fuera de los ordenamientos legales, sobre un espacio de uso público.

 

La organización y sus estrategias de movilización externas

Al igual que en el interior de la organización se producen representaciones que moldean y determinan ciertas prácticas, su relación con los actores externos marca pautas de comportamiento orientadas a responder a las exigencias impuestas por dicha relación. El desarrollo de los programas de gobierno encaminados a "la recuperación del carácter de centro de la capital del país" sumergió al grupo, que desde hace tiempo realiza su actividad comercial en la zona, en un proceso de adaptación que supuso varios ajustes. Estos programas transformaron paulatinamente el tipo de relaciones sociales; hoy día en el escenario no sólo están las autoridades y el comercio en la vía pública, sino que aparecieron figuras como la iniciativa privada, que con su poderío económico e influencia política contribuyen como un elemento más de presión sobre la organización, la cual ahora debe tomar en cuenta su existencia y así definir sus acciones en la lucha por el espacio.

Con la aparición de estos actores, la representante tuvo que recurrir a estrategias que sustentaran el derecho de la organización a utilizar el espacio. En sus interacciones con ellos, la representante empleó discursos que aludían a cuestiones como el rescate del "uso tradicional" de la Alameda y su importancia como lugar de convivencia para un grupo específico de la sociedad: las clases populares. La clara oposición entre los usos que se venían dando al parque y el que pretende imponer el "proyecto de remodelación de la ciudad" propuesto por el gobierno resaltó estas representaciones, que intentan hacer prevalecer el uso del parque como un lugar para las actividades lúdicas de un determinado sector de la población. Estos discursos estuvieron encaminados a justificar su presencia como oferentes de productos y servicios para dicho grupo.

En un momento caracterizado por el interés del gobierno en "el rescate de la Alameda", la organización se apega al proyecto, resaltando la importancia de conservar el parque. Así, su negociación, en concreto la de su representante, con las autoridades correspondientes se distinguió por el énfasis puesto en aquellos elementos de importancia para cada una de las partes. Un ejemplo fue el traslado de la romería navideña del parque Alameda al Monumento a la Revolución como consecuencia de la puesta en marcha de los proyectos de recuperación. Ante ello, la representante utilizó un discurso que avalaba el traslado, mencionando que esa medida tomada por el gobierno "evita el deterioro del parque", aunque en la realidad esto implicara discordias y conflictos con las autoridades y con otras organizaciones, producto de favoritismos y arreglos al margen de la reglamentación formal, por la entrada a la festividad de otros comerciantes ajenos a dicho parque.38

La competencia con grupos de comerciantes externos a la Alameda es una situación que se presenta de manera recurrente en las fiestas de "romería" o "temporada",39 puesto que, por su magnitud e importancia, generan peleas y conflictos entre los vendedores ubicados en la Alameda y los "externos"40 que intentan participar en las festividades. Para la organización estudiada, la contienda por acceder a los emplazamientos motiva que la representante y los agremiados argumenten su antigüedad como elemento que automáticamente les otorga derechos especiales sobre la ocupación del espacio. De este modo, el comercio como una actividad "tradicional" en el parque Alameda se ha convertido en un recurso útil para la defensa de tales derechos.

Asimismo, el carácter étnico y la condición social son herramientas de identidad social que moviliza a los comerciantes y los lleva a producir discursos que justifiquen sus derechos de uso del espacio. Observamos que la relación entre los comerciantes nativos del Distrito Federal y los migrantes indígenas está marcada por un recelo de los primeros hacia los segundos, quienes son percibidos como competidores potenciales:

a los grupos indígenas el gobierno les otorga más beneficios que a los que hemos nacido aquí, obtienen privilegios porque dicen que son vulnerables, pero yo soy testigo de cómo son capaces de hacer pagos de hasta siete mil pesos por un espacio, los realizan inmediatamente, tienen más dinero que nosotros. Se les ha dado vivienda, tienen vivienda en el primer cuadro, ni nosotros, yo tengo mucho tiempo buscando y no me han otorgado nada. Ellos deberían ir a exigir esos derechos a sus pueblos de origen porque ellos tienen más que los que vivimos aquí. Además, son sucios y ya ni siquiera hablan su lengua.41

En la disputa por la apropiación del espacio, los discursos de la representante y los agremiados, que aluden a la condición socioeconómica, étnica o al uso tradicional de la zona, son insuficientes frente a los argumentos de la iniciativa privada y de las autoridades. Por lo tanto, la competencia también requiere la intervención de actores como la opinión pública,42 autoridades, partidos o personajes de la política, los cuales son primordiales en su función de mediadores en el logro de objetivos. Podemos observar que mediante el intercambio de favores se obtiene el apoyo; los actores establecen una relación de dependencia en la cual uno necesita del otro: "éste es un proyecto independiente, los políticos los vamos a utilizar para nuestras causas y los apoyamos a nuestra conveniencia".43

La cooperación y la competencia son dos fenómenos importantes que se desenvuelven gracias a procesos de identificación y reconocimiento que se extienden dentro y fuera del grupo. La primera unifica el interior como resultado de la identificación de los agremiados: "son como una familia", mientras que la segunda moviliza la defensa ante competidores externos: "háganse cargo de la zona".44 La cooperación, fincada en un acuerdo tácito entre los miembros de la organización, ha sido fundamental en la competencia, pues esta alianza genera fuerza y poder en el logro de objetivos. En la contienda por el espacio, la cooperación y la competencia instituyen reglas y pautas de comportamiento que son seguidas y respetadas por los distintos actores, y cada uno responde satisfactoriamente a ellas.

El campo social impone a los actores situaciones donde la adaptación es imprescindible para mantenerse. En el caso de estudio se observa que la cooperación y la competencia producen grupos segmentarios que se transforman de manera pragmática. En determinadas circunstancias, la cooperación se extiende hacia otros grupos que ordinariamente compiten en la zona. El trabajo de campo demostró que las organizaciones que conviven en la Alameda se encuentran en constante conflicto por la invasión de lugares e infracciones a la normatividad, pero cuando se encuentran amenazados los intereses del conjunto de la zona por la aparición de grupos externos o por las mismas autoridades hay intentos de unificación.45 Al llegar las festividades navideñas y el arribo de grupos externos, los representantes de las diez organizaciones establecidas en la Alameda se empeñaron en hacer un solo frente para ganar fuerza y defender su espacio. Estas alianzas intentan marcar cambios en la correlación de fuerzas y tienen como propósito obtener ciertos beneficios que favorezcan a los grupos de manera conjunta.

...cada quien se ha rascado con sus propias uñas, si no actuamos de forma respetuosa la autoridad nos va a imponer sus dinámicas, ya no funciona una relación basada en la idea de no te armo desmadre pero qué me das, el problema es la falta de unidad al interior, el problema está al interior de la Alameda [...] la gente ve todo el desorden [...] así es todo comienzo, nunca hemos hablado, ahorita estamos hasta el cuello pero ya lo estamos previendo [... ] debe haber concordia entre nosotros, debe haber un pacto de civilidad entre nosotros. El problema es saber cómo rescatamos la Alameda y cómo aseguramos nuestra permanencia, tenemos que ir en la misma línea [...] queremos resolver el problema de la permanencia o que no haya temporada, tenemos que hacer a un lado el orgullo.46

Como puede verse, en la Alameda Central la tensión ha prevalecido de manera cotidiana entre las distintas organizaciones, debido a la rivalidad por conseguir determinados beneficios en la zona. El ambiente que predomina es de hostilidad, desconfianza y falta de compañerismo y de metas comunes. Existe conflicto en torno a los linderos de cada organización, giros y zonas prohibidas para la venta, los cuales son violentados frecuentemente, transgrediendo los reglamentos oficiales y los acuerdos establecidos de manera informal. Las agrupaciones comparten el espacio y la expectativa de permanecer en la zona realizando una actividad comercial, pero el conflicto surge porque cada una aplica diferentes mecanismos para lograr este fin. Para evitar el enfrentamiento con autoridades y grupos, el colectivo que examinamos ha preferido el apego a la normatividad formal y el respeto a los límites establecidos, a las zonas prohibidas y al número de agremiados declarado en el padrón, con la idea de que su comportamiento traerá algunas ventajas como el respeto y el derecho de exigir a la autoridad el apego a la normatividad oficial ante cualquier situación que les perjudique, con el argumento "nosotros hemos respetado". En cambio, otros grupos establecieron alianzas y compromisos con ciertos personajes, como autoridades y representantes de partidos, quienes a cambio de recursos monetarios o en especie les permitieron infringir las reglas; mientras que otros más han desobedecido las normas mediante el empleo de la fuerza física y mantienen el enfrentamiento directo con quienes intenten oponerse, sean los mismos grupos o las autoridades. Por último, es en la elección de los medios que se utilizan para llegar a un fin donde la competencia toma forma y establece las reglas que rigen el orden de la vida social.

 

La disputa por el espacio

Las acciones de gobierno ponen de manifiesto un doble discurso, del cual se valió la organización estudiada para persistir. Por un lado, al enfocarse en la preservación del patrimonio histórico y cultural, las condiciones ambientales y los espacios en beneficio de la población de la ciudad, se desplegaron una serie de medidas (plazas comerciales, reubicación de comerciantes, etcétera)47 orientadas al desplazamiento del comercio en la vía pública hacia áreas periféricas. Por otro lado, en coyunturas políticas, como durante los procesos electorales, se apostó a la tolerancia del comercio informal a cambio del establecimiento de compromisos políticos con estos grupos; las instituciones reconocieron y permitieron la ocupación de la vía pública, pasando por alto el cumplimiento de algunas normas y recibieron apoyos económicos y en especie para concretar sus planes políticos.

Podemos notar que en determinados momentos políticos el comercio informal adquiere relevancia no sólo como expresión de las condiciones económicas del país sino como un sector atractivo para los partidos políticos.48 En el caso investigado, se constató la existencia de relaciones clientelares, donde, siguiendo la herencia corporativa del régimen mexicano, se comprometieron votos y recursos materiales en favor de un partido a cambio del cumplimiento de ciertos pactos.49 En este sentido, se observó que la representante, tanto con recursos del grupo como propios, aportaba desayunos o comidas para algún acto político, como las brigadas de promoción del voto o para los representantes de partido en las casillas; o bien, acudía con sus agremiados al cierre y a la apertura de campañas o informes de gobierno. Este apoyo generalmente les redituó un trato privilegiado por parte de las autoridades en algunas romerías o ferias donde se les asignaron ubicaciones preferentes.

Incluso, los partidos cooptan a organizaciones de comerciantes interesadas en aumentar sus posibilidades de injerencia directa en la esfera política mediante el abanderamiento de sus dirigentes como candidatos en el espacio local.50 Tal intervención se logra gracias al nivel y al tipo de relaciones políticas que mantenga la organización, así como también a los recursos materiales y humanos que pone a disposición del partido.51 Actualmente, el diálogo y el respaldo de estas organizaciones, por el número y fuerza que han adquirido, sirven a los intereses económicos y políticos de las autoridades.52 El estudio mostró cómo al inicio formal de las campañas electorales la representante de la organización buscó el acercamiento con varias organizaciones de comerciantes en vía pública para solicitar de manera sutil, e incluso encubierta, su apoyo para la campaña de un partido. Éste, a través de la lideresa, contactó a estos grupos con un discurso que enfatizaba la necesidad de elaborar propuestas para un proyecto de política pública que beneficiara a su sector. En este caso, la representante sirvió de mediadora entre el partido y las organizaciones de la zona centro, ya que fue la encargada de reunir a sus representantes para hablarles sobre la conveniencia de realizar un proyecto común para presentarlo a las nuevas autoridades, que sirviera para defender su actividad. Se dice que este apoyo se brindó de manera encubierta porque, aunque la gente del partido siempre habló de dicho proyecto recalcando que las reuniones no eran un espacio de gestión o de "intercambio de favores", el proyecto no avanzó en su elaboración, pero las distintas organizaciones participantes sí donaron alimentos y asistieron a diversas actividades del partido.

La fuerza demostrada por la organización, desde su conformación hasta las medidas de presión realizadas (marchas, mítines),53 despierta el interés del mercado político. Su presencia y motivaciones la convierten en un grupo definido, es decir, en un potencial actor político de la sociedad. Para la organización, involucrarse con un partido fue una manera de lograr la presencia política que la autodefensa, por sí sola, no le permitía. Por esta vía se consiguió, temporalmente, la seguridad de no ser despojados de sus derechos sobre el espacio.54

El diálogo establecido en las mesas de trabajo organizadas por las autoridades, así como la alianza con determinados partidos, significaron para la representante un medio de negociación capaz de redirigir las disposiciones formales que pudieran afectar a sus agremiados, antes de ponerlas en práctica. Simultáneamente, son un mecanismo capaz de contener la presión en el interior del grupo, ya que les permite dar a conocer sus problemas, evitando que se sientan ignorados e incentivándolos a mantener el orden en la zona.

La injerencia en el ámbito político y electoral permitió a la representante descubrir su valor político. La participación de los agremiados en actos de apoyo a algún partido los fortaleció ante la autoridad y demás grupos con los que conviven, porque demostraron su capacidad organizativa. Además, pudieron reconocer su importancia para la legitimación de la autoridad. Este tipo de participación hizo posible comprobar su eficacia en el intercambio de favores, ya que, para recibir apoyo y reconocimiento, primero debían manifestar su capacidad y fuerza como grupo, a lo cual se enfocó la representante. Por ejemplo, en actividades políticas donde fue requerida su presencia, utilizó como táctica llenar el mayor número de microbuses, arribar en el momento en que hubiera más personas reunidas y aparecer todos juntos, con la representante a la cabeza, para tener más impacto.

Los datos muestran que en la conformación del espacio urbano la existencia formal de la organización es primordial, pues constituye un recurso que permite el logro de objetivos tanto grupales como individuales. El representante cumple un papel cardinal en la consecución de estos fines, ya que del análisis que haga de la situación y de las metas que persiga dependerá el trabajo en conjunto. De ahí que, en ocasiones, los dirigentes no sólo representen los intereses del grupo sino también los propios. En estos casos, la agrupación es un medio para obtener beneficios privados. El estudio de campo permitió el contacto con varios dirigentes del parque Alameda y se verificó la variedad de intereses que existen en una organización: hay quienes buscan los beneficios económicos gracias a la imposición de cuotas; otros luchan por "reposicionarse" políticamente al reunir a un grupo de comerciantes que "sean una bandera política"55 que les sirva para satisfacer intereses particulares; y, por último, aquellos que, en un afán ciudadano, sólo reivindican los intereses de su grupo. Estos ejemplos evidencian cómo, al mismo tiempo que se negocian beneficios en conjunto, se busca la satisfacción de intereses particulares,56 razón por la cual los representantes se afanan en conformar un grupo numeroso que puedan "ofertar" a los políticos, o, bien, procuran establecer buenas relaciones con personas del gobierno o de la política, sustentadas en regalos, invitaciones a comer, etcétera. Todos saben que esto es necesario para tener mayor influencia y lograr los objetivos planteados por la organización.

 

Conclusiones

Los datos aluden a dos visiones de ciudad enarboladas por las autoridades y los actores que hacen uso de un territorio específico. En el caso analizado, "la creación de una nueva centralidad",57 propuesta por el Plan Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico, cuestiona el uso de suelo que ha predominado durante los últimos años como centro de intercambio y circulación,58 el cual, según el gobierno, ahora es considerado obsoleto o susceptible de usos alternativos más positivos para la ciudad. El problema es que estos programas no se adaptan a las realidades sociales heterogéneas y a situaciones microlocales que exigen intervenciones oportunas y la integración de demandas de los distintos grupos involucrados a fin de evitar la exclusión.59

El proceso de integración/exclusión marcado por los programas de gobierno ha generado conflictos y negociaciones que modifican el rumbo de la acción colectiva. El gobierno, en cumplimiento de su función como ordenador de la vida cotidiana y de la organización del espacio, instaura un conjunto de medidas, instituciones y prácticas que reflejan una nueva concepción del espacio físico.60 El conflicto entre los diversos significados, producto de la variedad de actores, conlleva la redefinición de relaciones sociales que tienen como finalidad la apropiación del espacio. La movilización y el curso que toma la problemática ha dependido de las interacciones entre los actores sociales, quienes buscan transformaciones que les posibiliten adaptarse e insertarse en las nuevas circunstancias.

En la disputa por el espacio, conformar un grupo constituye una herramienta eficaz para defender sus expectativas sobre la utilización comercial del espacio público. La organización es un elemento que los dota de fuerza frente a otros actores. Dentro del grupo, la consecución de esta expectativa se lleva a cabo mediante la cooperación entre sus miembros. La idea de garantizar la conservación de sus espacios de venta para asegurar su sustento material actual e, incluso, de futuras generaciones, sirve para movilizarlos e impulsarlos a fin de evitar ser excluidos de las nuevas dinámicas de la ciudad.

La relación del agremiado con su organización no pone el énfasis en el individuo sino en el cumplimiento de una expectativa común que los moviliza para conservar su actividad en la Alameda Central. Sin embargo, la subordinación del individuo al grupo no se presenta de manera pacífica. Algunas veces toma formas conflictivas que obligan a la búsqueda de mecanismos para contener o diluir los disgustos y que propicien la cooperación para obtener una meta común. La contención de las enemistades y los disgustos entre agremiados dependió de las medidas impulsadas por la representante, quien procuró diluirlas ubicándolos "entre más lejos mejor". Los intentos por dirimir estas dificultades ayudan al establecimiento de un orden social creando una normatividad interna encargada de sancionar y legitimar el comportamiento de los miembros de la agrupación. Así, observamos que cuando algún miembro comete alguna falta, por ejemplo no respetar o tener sucio su lugar, es castigado por sus compañeros "aplicándole la ley del hielo", que consiste en retirar la palabra, no saludar y evitar cualquier charla con aquella persona que ignore o viole las reglas internas, todo como muestra del disgusto por esas acciones que dañan a la organización.

La cooperación es una estrategia implementada por la representante con el fin de optimizar los esfuerzos en la pugna por la apropiación del espacio. En este sentido, la generación de lazos fundados en elementos identitarios como la creación de narrativas que defienden la actividad aludiendo a una tradición y a su condición como "sector vulnerable"61 es un importante mecanismo para mantener sus derechos sobre el espacio público.62 A la vez, la competencia que define las relaciones con el exterior genera una normatividad extralegal que favorece la convivencia entre los diversos actores gracias a su influencia en el establecimiento del conjunto de reglas prevaleciente en la zona disputada.

Como podemos ver, la organización en sí misma, la creación de expectativas comunes, la cooperación y la competencia, al mismo tiempo que dan cuerpo a las prácticas sociales e imponen un orden social, son tácticas dispuestas para satisfacer intereses. Pero la permanencia del grupo en su territorio está determinada en el campo de la política. En la lucha por el uso del espacio, el análisis del contexto político, realizado por la representante, resulta primordial para definir las acciones de la organización. En momentos coyunturales, como el cambio de régimen, la negociación entre los actores políticos y los comerciantes representa una oportunidad para obtener beneficios. Para el gobierno local, la transición entre una administración y otra requiere un ambiente estable entre los grupos de comerciantes, quienes se convierten "en su carta de presentación"63 porque son el reflejo de su labor administrativa. En este escenario, las autoridades buscan negociar dicha estabilidad con los grupos, sin utilizar la fuerza. Entonces, el colectivo estudiado encuentra los elementos para obtener beneficios, bajo amenaza de "armar un desmadre".64 Por otro lado, su presencia y su fuerza representan un capital electoral para los partidos, razón por la cual el grupo se empeña en demostrar su capacidad; así, durante las negociaciones, el apoyo en las campañas es un mecanismo para garantizar permisos y ubicaciones preferentes.

Los permisos, que formalmente son instrumentos para la regulación y el control del comercio en la zona, en ciertos momentos se tornan herramientas de negociación de acuerdo con el interés de los personajes involucrados, quienes reconocen su valor: para los comerciantes, son la garantía de que poseen los derechos sobre el espacio público, mientras que, para las autoridades, es la forma de manejar y dirigir a estos grupos con fines políticos. Notamos que la actitud de las autoridades frente al comercio en la vía pública oscila entre permitir y reprimir, dependiendo de las circunstancias. Se permite cuando se quiere una base de apoyo electoral y económico, y se reprime a la luz en los planes de reordenamiento que intentan limitar su expansión o, bien, reubicarlo en plazas comerciales o en sitios fuera de los límites de dichos planes.

Sin importar si tiene permiso o es reprimido, este sector de la sociedad, por su crecimiento y los efectos que éste conlleva, ha ganado el reconocimiento como personaje de la ciudad. Ante las autoridades, su importancia radica en las bases sociales que representa en periodos coyunturales, y por ello se le abren ciertos espacios políticos donde se busca otorgarle reconocimiento mediante la definición de políticas públicas que regulen su actividad. Para los comerciantes, tales espacios son una vía para negociar políticamente el reconocimiento legal. En consecuencia, encontramos que las reglas en cuanto a la utilización del espacio son negociadas entre los distintos actores echando mano del enfrentamiento, que pone en juego las representaciones y en el cual cada uno intenta imponer su visión.

En la pugna por el espacio, el gobierno tiene un papel preponderante como conciliador de intereses, función que se ve mermada por la búsqueda de sus propias ganancias. En este contexto surgen las mesas de trabajo, los proyectos de renovación urbana, las alianzas con partidos y autoridades competentes o el enfrentamiento directo entre actores, todo como expresión de la movilización para apropiarse del espacio. La transformación de la estructura social, es decir de las prácticas sociales y las representaciones, es resultado de los conflictos y las negociaciones surgidos de la contienda entre los personajes implicados. Las características del campo y las relaciones sociales dependen de los intereses y valores creados en un proceso conflictivo en el cual se definen significados y funciones del espacio físico.

 

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Notas

1 Para un estudio de las migraciones campo–ciudad, véanse los trabajos de Arizpe (1985), Hiernaux–Nicolas (2000) y Cornelius (1975). Para una revisión del cambio poblacional, en cuanto a número y ocupación del espacio, véanse Mercado Moraga y Larrondo Shiells (2001), Duhau (2003) e Iracheta Cenecorta (2003).

2 Son varios los estudios que muestran la capacidad de la población para combatir la falta de empleos: Selby (1994), Bazán y Estrada (1992), Azuela y Tomas (1997), Ramírez Sáiz (1994), etcétera.

3 En este trabajo no se abordan a fondo las causas del comercio informal, pero para conocer los efectos de la política económica neoliberal sobre su aumento, consúltese Zermeño (1996).

4 El concepto de comercio informal parte de la diferencia entre actividades "clandestinas" e "ilegales". Dentro de las primeras se consideran aquellas realizadas sin el consentimiento ni el conocimiento del Estado, se esconden y no cumplen con ninguna ley. En cambio, las segundas utilizan las leyes con fines distintos para los cuales fueron creadas, recurren a sobornos y negociaciones para cumplir sus obligaciones, creando "su propia normatividad extralegal". En este sentido, por las condiciones en que se desarrolla en la zona estudiada, el comercio informal se inscribe en la segunda clasificación (Escobar Latapí, 1990; de Soto et al., 1987).

5 Los trabajadores de este sector suelen tener bajos niveles de educación y provienen en su mayoría de determinados sectores de la población. El comercio informal de bienes y servicios, efectuado principalmente en las calles y denominado comercio ambulante, ha resultado ser más barato y eficiente, razón por la cual su desarrollo masivo se ha intensificado (Portes, 1995).

6 La Jornada, 7 de octubre de 1997, 22 de marzo de 2005 y 4 de enero de 2006.

7 Muestra de las posiciones encontradas son las notas periodísticas que aparecieron en La Jornada los días: 22 de noviembre de 2000; 3 de noviembre y 16 de diciembre de 2005; y 16 de enero, 19 de enero y 6 de abril de 2006.

8 Su alcance también se refleja en el surgimiento de organizaciones de comerciantes encargadas de procurar el bienestar de sus afiliados estableciendo acuerdos y negociaciones con los actores involucrados (La Jornada, 15 de marzo de 2006). Acerca de la influencia de las organizaciones en el ámbito político, puede verse el reportaje sobre Alejandra Barrios (Guerrero, 2006).

9 Aunque en el Distrito Federal ocupa el tercer lugar en el sector comercio, esta delegación presenta el mayor número de conflictos y movilizaciones relacionadas con el comercio en vía pública, producto del enfrentamiento con autoridades o grupos de comerciantes (www.inegi.gob).

10 Gaceta Oficial del Distrito Federal, 16 de febrero de 1998.

11 Los entrecomillados son frases tomadas del Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México (http://www.cyp.org.mx).

12 De acuerdo con la propuesta de Duhau y Giglia, al presentar un contexto caracterizado por la existencia de diversos actores, el caso analizado en este trabajo corresponde a la clasificación del espacio disputado, pues muestra la forma en que compiten distintas visiones sobre el uso del espacio (Duhau y Giglia, 2004b).

13 Estrategias entendidas como la manipulación simbólica que persigue determinar las representaciones sociales que un grupo se forma respecto a otro (Giménez Montiel, 1987). Las manipulaciones pueden ser elecciones conscientes de grupos de personas con el propósito de alcanzar ciertos objetivos sociales (Baud et al., 1996).

14 En la Alameda Central se distribuyen diez organizaciones formalmente instituidas, las cuales se caracterizan por su flexibilidad en cuanto a la inscripción de sus agremiados, pues basta un acuerdo de palabra entre el representante y el interesado, por lo que cambian con facilidad de una organización a otra.

15 No tienen cuotas obligatorias ni asisten a las asambleas; sólo son convocados en situaciones donde se requiere mayor presencia, como marchas, plantones o mítines en apoyo a demandas de la organización, o, en tiempos electorales, para favorecer a algún partido, y a cambio reciben protección ante las autoridades y la gestión de sus demandas. Para una organización es importante contar con el apoyo de un alto porcentaje de personas que le permita aumentar su incidencia y presión en determinados momentos.

16 Aquellos vendedores que sólo concurren a las ferias que se realizan de acuerdo con el calendario festivo Navidad, Día de Reyes y Día de la Independencia). Las romerías son autorizadas por el gobierno local, quien, por medio de una convocatoria oficial, indica los lugares, días, horarios y requisitos de aceptación.

17 Siguiendo la propuesta de Bourdieu, se sostiene que existe un campo social en el que los agentes tienen un lugar asignado a través del cual ponen en juego sus recursos para cumplir "una misión social" encaminada a transformar o preservar una estructura por medio de la pugna por la apropiación de un capital social. Dicha misión es la que instituye y constituye al sujeto, ya que, a partir del lugar que le asigna el campo, el sujeto reconoce, y le son reconocidas, sus funciones sociales. El cumplimiento de estas funciones es lo que da sentido al campo (Bourdieu, 2002).

18 Para Néstor García Canclini, el imaginario es una dimensión de la realidad que se construye por una selección de rasgos tomados de las interacciones sociales y que se refleja en las narrativas. Éste debe estar centrado en cómo cada grupo o individuo relata su historia, es ahí donde se puede encontrar la gran mezcolanza de referentes a partir de los cuales se construye el imaginario del mundo al que pertenece (García Canclini, 1999).

19 Para un estudio sobre la vida cotidiana y su influencia en las prácticas y estructuras sociales, véase Reguillo (2000).

20 Más datos sobre la transformación del Centro Histórico gracias a las políticas de conservación del patrimonio se encuentran en Rosas Mantecón (2003).

21 Los datos del Fideicomiso Centro Histórico muestran la participación de la iniciativa privada en el rescate del Centro Histórico (www.centrohistorico.df.gob.mx/fideicomiso).

22 El programa pretende: "La constitución de una nueva centralidad en términos económicos, sociales y políticos; y que tenga como distintivos la articulación de los espacios simbólicos representativos de la cultura nacional". Véase Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda del D.F./delegación Cuauhtémoc, Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México (http://www.cyp.org.mx/chcm/ppduch.html).

23 La Jornada, 22 de noviembre de 2000 y 3 de noviembre de 2005.

24 Muestras de estas rencillas aparecen en notas del periódico La Jornada los días 16 de diciembre de 2005 y 16 de enero y

6 de abril de 2006.

25 Proyecto fechado en agosto de 1999.

26 Palabras del representante delegacional. Mesas de trabajo entre autoridades y representantes de la Alameda, 17 de noviembre de 2005.

27 Para conformar una organización es primordial poseer una ubicación específica que defender en la vía pública, ya que si ésta no existe es difícil que las personas decidan aglutinarse. Por ejemplo, los ambulantes que comercian por las calles no se concentran en ninguna organización porque no tienen lugar que resguardar.

28 Como ejemplo de un conflicto violento por la invasión y la defensa de su zona se encuentra el enfrentamiento ocurrido cuando el grupo fue recientemente instalado por las autoridades en la Alameda. En esta ocasión se enfrentaron a golpes con el representante y los agremiados de otra organización que intentó desalojarlos. Para conservar sus lugares, el grupo respondió de la misma manera. Igualmente, el grupo estudiado desalojó a una comerciante que pretendía instalarse en su zona, acto que se concretó con agresiones verbales y desarmando su puesto.

29 Entrevista realizada a una agremiada, donde se le cuestionó sobre la forma en que se integró a la organización, 21 de diciembre de 2006.

30 Ningún comerciante puede instalarse sin el consentimiento o la autorización del representante. Los agremiados tienen la indicación de agruparse para no permitirlo (acuerdo de una reunión).

31 Ante los nuevos planes de gobierno que implican la habilitación de espacios para la vivienda, oficinas o turísticos, es común escuchar entre los comerciantes la necesidad de transformarse y mejorar su servicio para responder a las exigencias de "los nuevos clientes".

32 Palabras de la dirigente, 7 de octubre de 2005.

33 Asamblea, 22 de noviembre de 2005.

34 Palabras de la dirigente en Asamblea, 22 de noviembre de 2005.

35 Datos extraídos del documento presentado a las autoridades correspondientes.

36 Palabras de la dirigente en Asamblea, 3 de octubre de 2005.

37 En la Alameda, estos permisos fueron suspendidos en 2001, y actualmente los comerciantes siguen presionando para que les sean restituidos y garantizar su estancia en la zona.

38 En una asamblea con los agremiados, la representante les recomienda que cuando los cuestionen sobre el traslado, sostengan que es una medida muy pertinente para la conservación del parque (Asamblea, 22 de noviembre de 2005).

39 Ambas referencias hacen alusión a las ferias organizadas en días de fiestas como Reyes, patrióticas, religiosas, etcétera, en las cuales se venden productos de temporada en lugares, días y horarios permitidos por la autoridad.

40 Estos grupos de comerciantes son itinerantes en el plano nacional, su presencia está determinada por los calendarios festivos y manejan diversos giros como antojitos mexicanos, juegos mecánicos y de azar, etcétera.

41 Entrevista a representante de una organización ubicada en la Alameda, 27 de octubre de 2005.

42 Un ejemplo de la movilización de la opinión pública en la competencia por el espacio puede verse en el artículo "Promoviendo la ilegalidad" de la revista electrónica Comercio Informa, enero de 2006, año 4, núm. 71, disponible en <http://www.ccmexico.com.mx/revista/fin71/>.

43 Palabras de la dirigente (Asamblea, 3 de octubre de 2005).

44 Palabras de la dirigente, 22 de noviembre de 2005.

45 Durante el trabajo de campo se presenciaron varias reuniones convocadas para y por todos los representantes de la Alameda; también se participó en las mesas de trabajo de éstos con autoridades de la delegación, y se pudieron observar las constantes acusaciones entre unos y otros por invasión de espacios, bloqueo de pasillos, instalación de más puestos de los permitidos a cada organización, etcétera; pero también se reconoció que las nuevas circunstancias requerían su unidad.

46 Palabras de la dirigente (Reunión con representantes de la Alameda, 21 de octubre de 2005).

47 Para conocer el fracaso de estas medidas, véase "Terminó la tregua y se prevé que hoy regresen ambulantes a calles del centro", en La Jornada, 16 de enero de 2006.

48 En el trabajo de campo se observó (27 de septiembre de 2005) que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) del Distrito Federal, por medio de su Comisión de Organizaciones Populares, invitó a participar a representantes del sector transportes, comercio popular, trabajadores asalariados, deportistas y vivienda.

49 En este sentido, a pesar del triunfo de la izquierda y un llamado cambio democrático en el país, la acción política de estos grupos, producto de las relaciones entabladas en este ámbito, continúa respondiendo a una cultura política tradicional. Estos grupos son concebidos como clientes políticos cautivos (Olvera, 2003).

50 Tal es el caso de la candidatura lanzada por la hija de Alejandra Barrios en la delegación Cuauhtémoc.

51 En el trabajo de campo (28 de octubre de 2005), se advirtió una muestra de ello: la movilización efectuada por la organización en estudio para "apoyar con porras" el informe de la delegada en Cuauhtémoc. Asimismo, el respaldo otorgado en la apertura de campaña del candidato del PRD a jefe delegacional y al evento "cadena humana" organizado por este mismo partido.

52 Esto se refleja en la disputa entre el gobierno estatal y el local por allegarse los recursos monetarios provenientes de los permisos de romería por uso de suelo. Como se notó en el trabajo de campo (21 de noviembre de 2005), días antes de la instalación formal de las festividades navideñas, estos dos ámbitos de gobierno aún no decidían quién recabaría dichos fondos.

53 En la Ciudad de México, son varios los intentos por erradicar el problema. Sin embargo, las organizaciones ganaron tal fuerza que han protagonizado violentos disturbios por trabajar en ciertas zonas, lo cual ha fortalecido los derechos de estos grupos sobre el espacio, poniendo en evidencia la dificultad que conlleva controlarlos o eliminarlos (La Jornada, 20 de agosto de 2003).

54 Ejemplo de esto son los apoyos otorgados en las elecciones internas del partido a cambio de lugares preferentes en las festividades navideñas y la obtención de permisos (trabajo de campo: 4 de diciembre de 2005 y 13 de enero de 2006).

55 Palabras de un dirigente durante una reunión sostenida entre todos los representantes de las organizaciones ubicadas en la Alameda, 26 de octubre de 2005.

56 Tal es el caso de un dirigente de comerciantes de globos en la Alameda, quien manifiesta la necesidad de ampliar su número de agremiados para apoyar a un partido político, pues, según él, esto le permitiría negociar una concesión para vender pan en los hospitales de gobierno del Distrito Federal. El dirigente, además de su papel como representante de la organización, se dedica al negocio de la panadería en un comercio establecido (entrevista, 27 de octubre de 2005).

57 Programa Parcial de Desarrollo Urbano del Centro Histórico de la Ciudad de México (http://www.cyp.org.mx/chcm/ppduch.html).

58 Históricamente, el centro de la ciudad ha funcionado como una zona de amplios intercambios, sobre todo para sectores populares que habitaban en áreas donde no llegaban a conformarse centros locales. Aunque en la actualidad esta tendencia se ha revertido con la proliferación de grandes cadenas comerciales en las periferias (Duhau y Giglia, 2004a), la actividad comercial de la delegación Cuauhtémoc conserva el tercer lugar en el Distrito Federal (www.inegi.gob).

59 En este sentido, Monnet realiza un estudio comparativo donde se sostiene que "el derecho al acceso a espacios públicos o privados es el resultado de diversos modos de regulación de todos los intereses en juego" (Monnet, 1996).

60 Para un estudio del papel de los gobiernos en la creación de centros urbanos, véase Borja y Muxí (2001).

61 Dicha condición se evidencia en el tono manejado en un documento dirigido a las autoridades: "muchas familias independientemente del grupo al que pertenezcan necesitan trabajar para llevar el pan a sus casas y en su mayoría indígenas, madres solteras, jóvenes y ancianos". Este discurso también cobra vida en la interacción social resultado de un proceso de entendimiento entre actores portadores de discursos y sentidos diferenciados (Habermas, 1989).

62 Estos elementos de identidad que cohesionan y moldean las prácticas grupales están fundamentados en argumentos que aluden a la recuperación de lo perdido y a la selección de códigos surgidos de análisis situacionales por parte de los sujetos sociales. Véase Reguillo (2000) y Habermas (1989).

63 Entrevista a dirigente de comerciantes de globos en la Alameda, 5 de enero de 2006.

64 Palabras de la dirigente (Reunión con representantes de la Alameda, 21 de octubre de 2005).

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