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Investigaciones geográficas

On-line version ISSN 2448-7279Print version ISSN 0188-4611

Invest. Geog  n.107 Ciudad de México Apr. 2022  Epub June 20, 2022

https://doi.org/10.14350/rig.60564 

Editorial

Editorial


Una forma de pensar y trabajar con la geografía de una forma original y novedosa se integra en el libro del geógrafo Luc Cambrezy: Crónicas de un territorio fraccionado. De la hacienda al ejido (Centro de Veracruz), publicado por el ORSTOM, el CEMCA y Ediciones Larousse,1 en el 30 aniversario de su edición (1992-2022), merece la atención en este editorial de Investigaciones Geográficas, revista del Instituto de Geografía de la UNAM.

Cambrezy es una figura marcada por una vibrante cultura de cambios sociales y críticas de la izquierda francesa de los años setentas, estudia geografía en la Université Paris 1 Panthéon-Sorbonne (1972-1976) y luego el doctorado en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS) (1977-1981), dirige su mirada hacia América Latina y particularmente a sus problemas de desigualdad en la “propiedad de la tierra”. De ahí su interés por viajar a México, adonde llega en 1985, con la ilusión de impulsar un proyecto de investigación de geografía histórica y agraria que coordina por un espacio de seis años.

¿Por qué conviene recuperar este libro en la geografía mexicana de hoy? Hay varios puntos que integran la propuesta, sobre todo las ideas, los contenidos, así como el trabajo de campo. Cambrezy articula una estrategia de trabajo que tiene varios frentes, por una parte, abre el diálogo con Jean Meyer acerca de los temas de la propiedad de la tierra y el mundo rural, las haciendas y los campesinos, y a la vez, crea un montaje donde la geografía ocupa la escena principal, acompañada de la arquitectura y la historia por un lado y, por el otro, de la fotografía y el dibujo, un papel destacado tiene la cartografía, los mapas antiguos marcan, indica Meyer, “un estilo de trabajar” (Cambrezy, 1992:V). El libro deja ver el gran escenario, el centro de Veracruz, donde los especialistas indagan, actúan y caminan.

Un equipo de trabajo de franceses y mexicanos se coordina en Xalapa, además de Cambrezy, el arquitecto Bernal Lascuráin y la colaboración de colegas y el alumnado de arquitectura de la Universidad Veracruzana participan al lado de Jean Yves Marchal, el fotógrafo Miguel Fematt Enriquez, Juan Carlos Reyes Romero (archivos fotográficos) y de Rafael Palma (archivos cartográficos), así como numerosos descendientes de los antiguos hacendados son buscados, las familias abren y dejan mirar sus archivos personales.

El libro se divide en cuatro capítulos, con la idea de “volver al pasado” para reconstruir la organización de un territorio de producción agrícola, ganadera y de recursos como la madera. La primera parte activa el papel de la geografía y sus antiguos linajes, es decir, las fuentes de información: los mapas de la Comisión Geográfico-Exploradora y el inventario de las haciendas en el estado de Veracruz. En “Mapas y ruinas”, el capítulo inicial, hay “una fusión estraordinariamente rica y compleja de la historia y la geografía” (Cambrezy, 1992:3). La dinámica de las haciendas se relaciona con los dos volcanes y dos caminos abiertos, al norte con Xalapa y al sur con Córdoba-Orizaba, y más allá el puerto. Los mapas “permitieron ubicar las haciendas”, un factor básico para reconstruir el “territorio de las haciendas y relacionarlo con los cascos” desconocidos y de ahí el salto al trabajo de campo del equipo. Con esto Cambrezy se ha percatado de la “rigidez de las definiciones en torno de la hacienda” que va del sencillo rancho a “verdaderos palacios” (Cambrezy, 1992:3).

Sin embargo, pronto se vio una disparidad en el número de las haciendas, por ejemplo, una fuente oficial de 1890 registraba 251 haciendas, el inventario de 1907 señalaba 530 haciendas y los mapas de la Comisión Geográfico-Exploradora indicaban 355 haciendas, en este caso, “repartidas en los 18 cantones de la entidad veracruzana” (Cambrezy, 1992:6). El trabajo se extendió a las cercanías de Puebla y Tlaxcala, con lo que la superficie de estudio aumentó y el número de haciendas da lugar a cinco regiones. En este punto, la definición de la hacienda “remite tanto al espacio construido como al territorio controlado” (Cambrezy, 1992:15). La topografía y la climatología, por su parte, aseguran el agua para los usos domésticos y para las máquinas destinadas al beneficio de los productos agrícolas” (Cambrezy, 1992:19). El equipo se dentra a un escenario de cuencas y ríos en la vida de las haciendas y detectan que el camión de carga reemplaza a la carreta tiradas por mulas. Aquí se vuelve esencial la relacion con el medio físico y la red de caminos, algunas haciendas sacan ventajas de su posición para acceder al altiplano, hacia Puebla y la Ciudad de México, mientras que otras quedan más cercanas al puerto, algunas otras quedan aisladas, de acuerdo con el análisis espacial realizado en los mapas. Este capítulo incluye los dibujos técnicos con los detalles de las haciendas de Tenextepec y de San Antonio Paso del Toro, como ejemplos del trabajo de los arquitectos que recuperan el aspecto majestuoso de las fachadas y alzado principal, mientras el paisaje se registra en las fotografías de la región (Figura 1).

Fuente: Cambrezy, 1992:24.

Figura 1 El paisaje rural. Hacienda de San Antonio Limón.  

En el capítulo II. Un territorio que no cesó de cambiar, presenta los reacomodos en la “organización de las grandes propiedades” (Cambrezy, 1992:33). Cambrezy indaga entre mapas antiguos la posibilidad de reconstruir el territorio de las haciendas, por lo que rastrea el trabajo de topógrafos e ingenieros. El mapa afirma el poder del hacendado y “su derecho sobre cierto espacio”, al igual que asegura la realización de “todos los trámites, compra o venta de tierras, herencias y divisiones de propiedades, impuestos prediales, etc.” (Cambrezy, 1992:41). Hay mapas de las haciendas: El corazón de Jesús, El corazón de María, San José y la providencia, la Hacienda de Tortugas, Maxtatlán, Tuzamapan, San Antonio Limón o la de Cuautotolapam (Figura 2). A pesar de sus extensiones, las haciendas dejan grandes porciones “en blanco” en el mapa, despobladas y en manos de campesinos e indígenas, rancheros y caciques locales, con lo que no hay homogeneidad en el territorio. Este imperio de las haciendas se pulveriza. En palabras de Karl Schlögel hay un “giro espacial”. Las alianzas de las haciendas con el Porfiriato, entre 1890 y 1940, da lugar a la fragmentación de la tenencia de la tierra, el auge de los ranchos y a un desarrollo regional desigual, ante la imposibilidad de adaptación de la hacienda (Cambrezy, 1992:77).

Fuente: Cambrezy, 1992:43.

Figura 2 Mapa de la hacienda de Tortugas (1868), de la familia Lascuaráin, con los linderos y su extensión hasta la costa del golfo de México.  

El capítulo III. Sistemas de producción y modos de vida adentra al lector tanto a la producción de las haciendas y la mentalidad del hacendado por el perfeccionamiento de los instrumentos, como los arados, los yugos, timones y arneses, así como “trilladoras y rastrillos de tracción animal que facilitaban el trabajo a los jornaleros y disminuían los costos de producción” (Cambrezy, 1992:87), como a la vida familiar y social. El trabajo de campo del equipo es evidente, hay varios mapas nuevos de las haciendas que ofrecen un mosaico de paisajes rurales, ahí está la hacienda Lucas Martín, Tenextepec, Molino de Pedreguera, El Encero, Tuzamapan, Ojuelos y de Pacho. Las fotografías dan una idea de los espacios exteriores o masculinos, por ejemplo, el área de maquinarias, patios, trapiche, caballerizas, pozo y acueducto, y los internos o femeninos dentro de la casa principal como el pórtico, cocina, veranda, balcones, capilla o cuarto de juegos. Este capítulo describe las alianzas de los hacendados con la alta burguesía de Puebla, Xalapa, Córdoba, Veracruz y aún de la Ciudad de México, Una burguesía del “comercio, bancos y ferrocarroles que combinaba un gran número de negocios (pulque, granos básicos, ganadería, café y caña de azúcar) con intereses financieros extranjeros” (Cambrezy, 1992:131).

El libro se adentra a la encrucijada y la complejidad de reconstruir el paisaje rural de la hacienda, desde 1915 hasta la fecha de la investigación. El capítulo IV. La reforma agraria traza el final de la gran propiedad y la necesidad que surgió en 1985, con Miguel de la Madrid, para “realizar el primer catastro rural del país” a cargo del INEGI para situar miles de planos de parcelas en sus mapas 1:50 000, lo cual evidencia “muchos errores y diferencias entre las cifras de superficies “teóricas” y la realidad” (Cambrezy, 1992:133-134). Dos periodos presidenciales destacan, el primero con Cárdenas y el reparto de 19 millones de hectáreas entre ejidatarios y el de Díaz Ordaz con casi 25 millones de hectáreas, con un promedio 36 hectáreas, superficie pensada para “vivir dignamente”. Un estudio retrospectivo, 1940-1980, muestra el cambio de poblados ejidales a una dispersión de la población, el ejido “no garantiza el futuro de los herederos de los ejidatarios” (Cambvrezy, 1992:149). La dificultad de las superficies entre los ejidos y los municipios, en Veracruz pasaron de 178 en 1920 a 203 en 1980, señala los “múltiples conflictos de límites y las innumerables ocupaciones de la tierra” (Cambrezy, 1992:157).

El libro cierra con algunas reflexiones para la geografía e historia y para el tiempo actual del centro de Veracruz. Este es un “espacio en perpetua conquista, nunca definitivamente consquistado, y en una sociedad, imagen del territorio: fraccionado y dividido en todos sentidos. La organización del espacio es un producto histórico y social, [la hacienda es] patrimonio de la memoria colectiva, es lo que queda de un tiempo no muy remoto. Es memoria discreta del paisaje, en curso de desaparición” (Cambrezy, 1992:159).

Referencia

Cambrezy, L. (1992). Crónicas de un territorio fraccionado. De la hacienda al ejido (Centro de Veracruz), con la colaboración de B. Lascurain y J. Y. Marchal; prólogo J. Meyer; fotografías M. Fematt Enriquez; J. C. Reyes Romero (archivos fotográficos) y R. Palma (archivos cartográficos). México: Larousse, ORSTOM y Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. [ Links ]

Craib, R. (2004). Cartographic Mexico. A History of State Fixations and Fugitive Landscapes. Durham y Londres: Duke University Press. [ Links ]

Craib, R. (2013). México cartográfico: una historia de límites fijos y paisajes fugitivos. México: Centro de Investigaciones sobre América del Norte, Instituto de Investigaciones Históricas e Instituto de Geografía, UNAM [http://www.publicaciones.igg.unam.mx/index.php/ig/catalog/book/162] [ Links ]

1La edición del libro de 1500 ejemplares es, hoy, una rareza bibliográfica, imposible de encontrar más que en las bibliotecas. Aún no se han rastreado las influencias académicas de esta obra de Cambrezy en México, por ejemplo, se nota en una parte del trabajo de Raymond Craib y su tesis de doctorado, editada como libro (Craib, 2004, en español, publicada por la Universidad Nacional Autónoma de México, en 2013).

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