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Comunicación y sociedad

Print version ISSN 0188-252X

Comun. soc vol.16  Guadalajara  2019  Epub Sep 20, 2020

https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7136 

Temática general

Roles del periodismo político en un contexto multiplataforma y de crisis institucional

Claudio Elórtegui Gómez* 
http://orcid.org/0000-0002-0768-2134

Claudia Mellado Ruiz* 
http://orcid.org/0000-0002-9281-1526

* Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. claudio.elortegui@pucv.cl y claudia.mellado@pucv.cl


RESUMEN

El artículo analiza el papel del periodismo político-económico chileno en el contexto de la crisis de confianza que se vivió el año 2015, con el surgimiento de casos de corrupción que afectaron a importantes grupos empresariales y políticos. Mediante el análisis de la puesta en práctica de diferentes roles profesionales en un contexto multiplataforma, se encontraron rasgos de un sistema de medios híbrido y dinámico en la relación de la profesión periodística con el poder.

Palabras clave: Roles profesionales; periodismo; Chile; comunicación política

ABSTRACT

The article analyzes the role of Chilean political-economic journalism during the crisis of trust in 2015 when cases of corruption emerged, affecting important corporate groups and politicians. By analyzing the implementation of different professional roles in a multiplatform context, traits of a dynamic hybrid media system were found in the relationship between the journalistic profession and power.

Keywords: Professional roles; journalistic role performance; journalism; Chile; political communication

Introducción

En el marco de las democracias contemporáneas y los contextos de complejidad global, la comunicación política tiene en la figura del periodismo uno de sus ejes fundamentales (Bennett & Entman, 2000). Cualquier modelo que indague en la interacción de la actividad política con sus entornos vitales y operativos, necesariamente debe integrar o aceptar la existencia del periodismo político si desea habitar en ese espacio (Bartels, 1996; Negrine, 1996).

De hecho, es habitual que se confronten los discursos de los políticos y los periodistas (Wolton, 1995), teniendo influencia en cómo se visibiliza el poder (Castells, 2009).

La forma en la que los periodistas cubren los hechos y generan el contenido noticioso que llega al público tiene un fuerte impacto en la configuración de las esferas pública y privada de la sociedad actual (Mellado, 2015). Además, se debe considerar que la cobertura mediática de la política y las interacciones entre políticos y periodistas son áreas clave para la investigación de la comunicación política (Strömbäck & Van Aelst, 2013).

En la relación entre el poder y los medios surgen determinados roles del periodismo que en el actual escenario internacional cobran especial interés para los estudios sobre el tema. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca -luego de una campaña electoral con particularidades que son investigadas por las instituciones estadounidenses- ha tensionado la relación entre la figura presidencial y el periodismo político de dicho país (Frum, 2018). En la historia occidental moderna estas vinculaciones nunca han sido sencillas (Todorov, 2012). No obstante, estas manifestaciones llegan a un punto de polarización que pone a prueba la calidad de las democracias (Levitsky & Ziblatt, 2018), el trabajo de los periodistas y las funciones del periodismo político.

La calidad de las democracias mide su fortaleza por un Estado de derecho que sanciona las actuaciones políticas que se alejan de la ley, controlando el autoritarismo y la corrupción (Colomer, 2003; Runciman, 2008; Sunstein, 2018). En tanto, la labor de los periodistas como aporte para la libertad de expresión informativa y comunicacional en el sistema (Enguix, 2015) se pone a prueba cuando las presiones terminan por limitarlo hasta un punto tal que queda preso de un sitial decorativo en las democracias y sin peso para la fiscalización del poder.

En los últimos años esto tampoco ha sido fácil para otras democracias en Centroamérica o Sudamérica (Interamerican Institute for Democracy, 2015). Los aspectos asociados al narcotráfico y la violencia en la política o el uso desmedido de la fuerza del Estado son cuestiones que definen la agenda y el trabajo periodístico en diversos países de la región.

Suele ser más generalizado en el mundo que el periodismo vigilante no se pueda realizar o esté muy limitado, producto de obstáculos como el control gubernamental, el dominio corporativo sobre los medios y el impacto de los cárteles en la autocensura de los periodistas (Waisbord, 2009).

En el caso sudamericano el ejercicio reciente de los roles del periodismo político frente al poder ha estado marcado por la intensidad de los procesos políticos. La cobertura informativa de esos hechos ha sido incluso protagonizada por figuras presidenciales salientes -como en Brasil, Argentina, Perú o Guatemala- cuestionadas por eventos ligados a la corrupción de sus administraciones o al financiamiento irregular de sus campañas electorales. En este sentido hay una fusión cada vez más notoria y visible entre lo político y lo económico en el espacio del poder y en la amplificación informativa, cuestión que se hace necesario destacar para el análisis empírico posterior.

Incluso Chile, posicionado como una democracia que no padecía problemas generalizados de corrupción, se vio envuelto en escándalos que tenían como denominador común la ilícita relación entre la política y el dinero en el más alto nivel, afectando al gabinete de la presidenta Michelle Bachelet, a colaboradores del gobierno anterior de Sebastián Piñera y luego al círculo familiar de la entonces presidenta en ejercicio.

Este artículo indaga en los roles que el periodismo chileno político-económico (macropolítica), presentó durante el año 2015, uno de los más difíciles que se recuerde para el ejercicio institucional de Chile. Para estos efectos, la macropolítica (Sterling, 1974) se entenderá como aquella figura que integra las agendas políticas y económicas como parte de un sistema interconectado y dependiente a gran escala nacional, un espacio natural en donde habita la concentración del poder en Latinoamérica.

Además, este estudio incorpora y combina el análisis de medios impresos y digitales, debido a las transformaciones tecnológicas y culturales que el ecosistema mediático, entendido como el entorno de nuevas plataformas que reasignan otros lugares a los medios más antiguos (Kittler, 1996), ha experimentado en los últimos años en Chile (Hallin & Mellado, 2017).

Los medios digitales han ido en ascenso de la mano de la accesibilidad y la portabilidad (Boczkowski & Mitchelstein, 2013; Hermida, 2014), teniendo en lo online un nuevo espacio de interacción entre el poder y el periodismo político (Gans, 2010). Sin embargo, la comunicación política sigue habitando también en la televisión y en la convivencia con otros medios como la radio y los diarios impresos, los que mantienen influencia en la agenda política (Mellado & Lagos, 2014).

ROLES PROFESIONALES Y PRÁCTICA PERIÓDISTICA

Un enfoque teórico necesario para estudiar las relaciones de poder en la práctica del periodismo político desde la perspectiva de los estudios de periodismo, es la de los roles profesionales y, específicamente, de la puesta en práctica de dichos roles. La performance del rol profesional ha sido conceptualizada como el resultado colectivo de las decisiones concretas de la sala de redacción y el estilo de las noticias que emanan, influenciado por fuerzas internas y externas (Mellado, 2015).

Esta línea teórica en los abordajes del periodismo ha adquirido mucha importancia en la última década (Hellmueller, Mellado, Bluebell & Huemmer, 2016; Mellado, Hellmueller & Donsbach, 2017; Mellado & Van Dalen, 2017; Tandoc, Hellmueller & Vos, 2013; Wang, Sparks, Lu & Huang, 2017), en gran medida por la incapacidad de los estudios normativos para explicar la práctica profesional, pero también por su sofisticación metodológica. En efecto, esta corriente de investigación tomó notoriedad por resultados que evidenciaron que los trabajos que empleaban encuestas a los periodistas, no reflejaban necesariamente la detección de los roles profesionales en la práctica (Mellado & Van Dalen, 2014; Patterson & Donsbach, 1996; Van Dalen, 2012; Weaver & Wilhoit, 1996).

Es comprensible que los periodistas tengan una percepción de sus funciones en la sociedad y que el rol periodístico se defina de esa manera (Donsbach, 2008; Weaver Beam, Brownlee, Voakes & Wilhoit, 2007), determinando la información que se elaborará y presentará de acuerdo con la idea que tengan del periodismo (Graber & Smith, 2005; Hanitzsch, 2011; Shoemaker & Reese, 1996). De hecho, la literatura se refiere a la responsabilidad ideológica del periodismo para recopilar y difundir noticias o informaciones objetivas (Weaver, 1998; Weaver & Willnat, 2012).

Sin embargo, la dificultad en la observación y el análisis de esta dimensión es que el periodismo en su práctica opera dentro de una realidad más compleja, presionada por dinámicas políticas, culturales, financieras y corporativas mediáticas (De Burgh, 2012), por lo que no existe siempre una correlación entre lo que el periodista percibe como su rol y lo que produce como contenido.

Esto es particularmente sensible en realidades políticas de países en los que el poder está en cuestionamiento por sus actuaciones públicas y privadas, atravesando crisis de confianza, como ha acontecido en buena parte de Sudamérica. Las características de una nación y su sistema de prensa (Berkowitz, 2011) van determinando la forma en la que los periodistas interactúan con las fuentes y la comprensión de la sociedad sobre lo que deben hacer los profesionales de los medios (Hellmueller & Mellado, 2016). Para legitimar su posición en la sociedad, los periodistas se socializan en sus prácticas e ideologías ocupacionales (Deuze, 2008).

La observación del desempeño de los roles periodísticos aporta en la comprensión de la siempre intricada red entre el poder político-económico, el periodismo y lo que resulta de aquello cuando finalmente es entregado a la esfera pública mediante las noticias. Por eso se plantea en este estudio que una perspectiva de esta naturaleza es necesaria para una adecuada lectura o interpretación de realidades nacionales que intentan consolidar sus democracias, complementando la mirada que puede entregar la comunicación política y la cultura mediática de esas naciones.

La cobertura periodística de la política no es algo menor o un aspecto sobre el cual no se deba estar revisitando en diferentes lugares y momentos. La relación entre los políticos y los periodistas es fundamental para el proceso democrático, dada la importancia que tienen los medios como fuente de información política (Mellado & Rafter, 2014). Se ha sugerido que la comprensión en la relación entre periodismo y política es específica de cada país (Elórtegui, 2013; Strömbäck & Nord, 2006). De hecho, para varios autores, la cobertura de la política en las nuevas democracias y los regímenes postdictatoriales pueden tener algunas características distintivas que conduzcan a patrones únicos de comunicación política (Hughes, 2006; Porto, 2008).

Estudios recientes han medido la materialización de los roles en los contenidos de las noticias (Tandoc, Hellmueller & Vos, 2013; Van Dalen, 2012; Vos, 2017). También una serie de investigaciones desarrollaron una estandarización de las medidas y la operacionalización de diferentes roles profesionales en las informaciones (Mellado, 2015; Mellado, López-Rabadán & Elórtegui, 2017; Mellado & Van Dalen, 2014).

Estas propuestas integran y operacionalizan el desempeño de los roles en tres dominios principales: la “voz periodística” en las noticias; la forma en la que el periodismo se acerca a la audiencia y la relación entre el periodismo y aquellos que están en el poder (Mellado, 2015); perspectiva última que interesa sobremanera a esta investigación.

En cada uno de estos dominios los roles periodísticos se pueden medir a través del contenido de las noticias mediante indicadores específicos. La “voz periodística” involucra el papel del periodista como “diseminador” o “intervencionista”. El rol diseminador mantiene una gran distancia entre el periodista y los hechos, se asocia con los roles de neutralidad. El rol intervencionista está presente con la interpretación, opinión u otros mecanismos propios de los periodistas (Mellado et al., 2017), se relaciona con una función participante (Donsbach & Patterson, 2004), con el que defiende a los diferentes grupos de la sociedad (Esser, 2008).

Estas dos posturas forman parte de una estructura unidimensional, en la cual un mayor nivel de participación de la voz periodística implica un nivel más alto de intervencionismo y viceversa (Mellado et al., 2017). Como se aprecia en sus características, esta dimensión también es interesante al incluirse para la cobertura política en contextos de tensión, crisis o aparecimiento de escándalos políticos que cuestionan la institucionalidad, pues involucra una postura periodística frente a los hechos.

En tanto, el segundo dominio de enfoque en la audiencia se relaciona con el servicio público y el debate comercial sobre el periodismo, incluida la opinión de la audiencia como ciudadanos, clientes o espectadores (Mellado, 2015). Por tanto, se identifican tres roles profesionales independientes: el “cívico”, donde se alienta a la audiencia a participar en la vida social, política y cultural; el “de servicio”, donde el público es observado como un cliente, brindando información y asesoramiento sobre bienes y servicios útiles para la vida cotidiana; y el de “infoentretenimiento”, que se basa en diferentes estilos y discursos narrativos-visuales para entretener y emocionar a la audiencia (Mellado et al., 2017).

Dada las características de la política mediática en las democracias contemporáneas (Couldry & Hepp, 2013; Mazzoleni, 2008), el infoentretenimiento también será otro rol que se observará con particular atención en la cobertura macropolítica de este estudio, debido al contexto de análisis de los casos de corrupción y las estrategias periodísticas que se utilizan para captar la atención de las audiencias sobre estos temas (Radunski, 1999), mediante un exacerbada espectacularización de la política (Castells, 2009; Edelman, 1988).

DIMENSIÓN FRENTE AL PODER

La tercera dimensión, que es observada con natural énfasis en este estudio, es la relativa a las vinculaciones del periodismo con aquellos que se encuentran en el poder. El poder tiene diferentes recursos y formas para manifestarse en lo político, económico y sociocultural, así como diversos niveles de influencia de acuerdo con los contextos en los que actúa. En este plano, los periodistas pueden defender la función de monitorear a los poderosos y denunciar las malas prácticas (Waisbord, 2000; Weaver et al., 2007). También los profesionales de la prensa pueden orientarse como portavoces leales para los que están en el poder, transmitiendo una imagen positiva de ellos, apoyando las políticas oficiales y utilizando todos los mecanismos propagandísticos necesarios para aquello (Pasti, 2005).

Desde esta perspectiva surgen dos dimensiones de desempeño del respectivo rol: el watchdog (“perro guardián”) (Donohue, Tichenor & Olien, 1995) y el “leal-facilitador” (Sparrow, 1999). El periodismo asociado al watchdog tiene como objetivo investigar y responsabilizar a los gobiernos, las instituciones públicas y al mundo empresarial cuando incurren en episodios reñidos con la ley, actuando como el “cuarto poder” (Waisbord, 2000). El desempeño periodístico se asocia con la de un custodio de la conciencia, visibilizando acontecimientos ocultos por los que permanecen en el poder (Etterna & Glasser, 1998).

Por su parte, el leal-facilitador se caracteriza por cooperar con los que están en el poder, ser sumiso, dependiente, servil, defensor de los poderosos (Sparrow, 1999). Se colabora resaltando además los triunfos nacionales y el prestigio de los dirigentes. Los roles leal-facilitador y watchdog son independientes, pues la menor presencia de uno no significa la mayor presencia del otro en los contenidos del periodismo (Mellado et al., 2017).

Caso chileno

Como han señalado Hallin y Mellado (2017), si bien cada sistema de medios es único, el caso chileno lo es en varios aspectos. Sus características más significativas son las de un sistema político postautoritario, medios fundamentalmente comerciales y con una propiedad muy concentrada (Becerra & Mastrini, 2009). En los últimos años aparece el dominio de los medios electrónicos como fuente de información del público (Hallin & Mellado, 2017).

Junto con ello, la industria de la televisión ha experimentado cambios en su propiedad, ingresando en el último tiempo a poderosos grupos económicos vinculados al sector minorista (Grupo Bethia), a la banca y gran minería (Grupos Luksic) y a las comunicaciones transnacionales (Grupo Turner). Un aspecto similar en sus lógicas de concentración se da en las radios chilenas, donde existe una presencia mayoritaria del Grupo Prisa (capitales españoles). En los diarios, en tanto, se mantiene un duopolio que controla la prensa y los impresos en el nivel nacional (Grupo Edwards y Copesa).

La estrecha relación entre el poder económico y político en Chile, que también se reconoce en los medios de comunicación, motivó a efectuar el estudio de ambas dimensiones noticiosas (política y economía) en el contexto del periodo estudiado. Por tanto, esta investigación puede ser un punto de partida para avanzar en la comprensión de fenómenos similares de la comunicación política de naciones sudamericanas, de acuerdo con los tipos de regímenes de transición postautoritarios identificados por Voltmer (2013) o los sugeridos en los sistemas de medios identificados por Hallin y Mancini (2004).

Los escándalos en Chile afectaron no solo a destacadas e históricas personalidades del mundo político de los principales partidos, sino también a empresarios que financiaron campañas electorales que defraudaron al fisco. En este contexto, causaron una crisis de confianzas hechos como que el exyerno del dictador Augusto Pinochet, Julio Ponce Lerou -accionista controlador de la empresa Sociedad Química Minera de Chile (SQM), una de las mayores productoras de litio en el nivel mundial- fuera un relevante financista de la izquierda oficialista chilena, o que un exsubsecretario de Minería del primer gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014) haya sido condenado por delitos tributarios e incremento de patrimonio injustificado. Además, se acreditaron como ilícitas actuaciones de importantes dirigentes de todo el espectro político con una serie de condenas y otras causas siguen abiertas con incierto final.

Estos escándalos surgen en medio de una arista inicial de investigación judicial que involucra a uno de los grupos financieros más destacados de la economía chilena (Penta), como articulador del financiamiento electoral de la derecha chilena, mediante actividades que evadieron impuestos. En este mismo periodo, explota un supuesto tráfico de influencias que afecta al hijo y nuera de la presidenta Michelle Bachelet, el cual involucra una millonaria especulación inmobiliaria (caso Caval).

Dado lo anterior, este estudio indagó a partir de las siguientes preguntas:

RQ1: ¿Cuál fue la performance de los roles periodísticos evidenciados en un momento de crisis institucional en el nivel de multiplataforma en la cobertura político-económico de Chile?

RQ2: ¿Existen diferencias significativas en la presencia de diferentes roles profesionales en la cobertura macropolítica del periodismo chileno dependiendo de la plataforma?

Metodología

Muestra

Se realizó un análisis de contenido de noticias televisivas, radiales, digitales e impresas publicadas en los medios más importantes de Chile (N= 1 054), bajo un diseño que tiene por objetivo determinar los roles periodísticos contenidos en las informaciones y que ha sido validado en anteriores investigaciones.

Se efectuaron dos procedimientos diferentes para seleccionar la muestra, conectados bajo aspectos técnicos comunes para hacer que la muestra global fuera comparable: el mismo marco temporal (2015), los mismos días bajo análisis y la misma unidad de análisis. Dentro de cada medio de comunicación, las unidades muestreadas fueron las ediciones seleccionadas, y la unidad de análisis fue la pieza noticiosa.

Los criterios para seleccionar los medios fueron el tamaño y el alcance de la audiencia, la orientación de la audiencia, la propiedad y el nivel de influencia en el establecimiento de la agenda. De esta forma se incorporan ocho medios al estudio, todos con una continua cobertura al poder y ejerciendo un periodismo político en el nivel nacional.

Los medios impresos elegidos fueron Las Últimas Noticias, orientado a una prensa popular y La Tercera, representando a la prensa elitista; ambos entregando información de interés general con circulación nacional. Las Últimas Noticias forma parte del Grupo Edwards, propiedad de El Mercurio, y sus portadas se caracterizan por informaciones ligadas al mundo del entretenimiento y la farándula televisiva o personajes públicos, incluyendo los políticos. La Tercera es de propiedad de Copesa y su agenda se orienta a las temáticas políticas y económicas, teniendo portadas que marcan influencia mediante noticias exclusivas y de interés para una élite no conservadora en lo valórico.

Según el informe de la Asociación Chilena de Publicidad (2017), Las Últimas Noticias se encuentra en el cuarto lugar como matutino nacional más leído en papel en Chile de lunes a domingo, mientras que La Tercera se ubica como el tercer impreso con mayor lectoría de lunes a viernes y el segundo los fines de semana.

Dentro de las noticias digitales, dos de los medios de comunicación en línea con mayor audiencia fueron analizados: El Mostrador y El Dínamo. Para ser considerados, ambos cumplieron el criterio de ser puntos de venta digitales nativos en lugar de la versión digital de un medio tradicional impreso. El Mostrador se caracteriza por ser uno de los medios chilenos que ha ido ganando influencia en la agenda y no se identifica con los grupos políticos tradicionales. Como nativo digital, según el ranking de Alexa, ocupa el primer lugar, pero sumando todos los portales informativos, fluctúa durante 2017 entre los 10 primeros. Por su parte, El Dínamo nace como un proyecto editorial no vinculado a los grandes medios y su línea noticiosa es cercana a movimientos sociales y liderazgos extra-partidos políticos.

Para el caso de la televisión se seleccionaron los noticieros centrales de un representante de la televisión pública (Televisión Nacional de Chile [TVN]) y otro de la televisión privada (Chilevisión), ambos con altos índices de audiencia al minuto de tomar la muestra. TVN es la única empresa de televisión pública chilena, mantiene un directorio que representa diversas sensibilidades políticas partidistas, aunque el presidente de ese directorio es designado por la presidencia de turno del país. Su noticiario central, 24 Horas, intenta buscar el equilibrio político y disputar el liderazgo de la sintonía todos los años. El caso de Chilevisión es diferente, pues su apuesta es comercial y ligada a la propiedad del Grupo Turner, con una apertura de sus noticias que suele ser policial o de impacto para las audiencias.

En la radio se seleccionaron los dos programas centrales más escuchados en el nivel nacional, correspondientes a las emisoras BioBio y Cooperativa. Radio BioBio es un interesante caso de un medio regional comercial que terminó siendo líder en el nivel nacional, con una fuerte apuesta por la información y la opinión de sus periodistas y los dueños de la emisora, la familia Mosciatti. Cooperativa también es una de las radios informativas privadas más importantes de Chile, reconocida por su papel como medio opositor a la dictadura de Pinochet y apoyando la opción del “no” en el plebiscito del año 1988.

El cronograma para el análisis de contenido fue el año completo de 2015. Con base en el método de semana construida, se seleccionó una muestra estratificada sistemática para cada medio seleccionado. En cada medio se seleccionaron al azar un lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y un domingo de cada semestre del año. Dentro de cada una de las ediciones seleccionadas, se analizaron todos los artículos de noticias publicados, los reportajes y las entrevistas de las secciones de política y economía. Las noticias breves fueron excluidas de la muestra.

En total, la muestra consta de 443 noticias de la prensa escrita y 141 noticias de medios digitales. El desequilibrio entre los números se explica por el hecho de que, en el caso chileno, los medios digitales cubren menos artículos de noticias por día. En tanto, para la televisión la muestra incorpora 84 noticias y la radio 386, desequilibrio que también se explica por la mayor producción noticiosa que tiene la radio en comparación con la televisión por día, sobre todo referente a las temáticas político-económicas.

Medidas

Para medir los roles profesionales en las noticias se utilizó la instrumentalización propuesta y validada por Mellado (2015), y Mellado y Van Dalen (2016) adaptando la operacionalización de los indicadores diseñados inicialmente para el formato de medios impresos, a medios digitales, televisivos y radiales (Mellado & Vos, 2017), considerando el audio y los recursos visuales que estas noticias pueden incluir. Los cuatro roles periodísticos incorporados a esta investigación en su distancia con el poder, la voz periodística y las audiencias, se examinaron a través de la presencia explícita de indicadores específicos en el contenido de las noticias.

Cada uno de estos indicadores se codificó en presencia (1) o ausencia (0). Para cada rol profesional se generaron escalas de elementos múltiples después de realizar un análisis factorial confirmatorio dentro de cada dominio. Del mismo modo, se midieron variables independientes como el tipo de medio, la orientación de la audiencia de los medios y el frente temático.

El proceso de búsqueda de las ediciones y artículos de muestra, así como la codificación de cada noticia, fue realizado por seis codificadores, quienes fueron capacitados por los investigadores, de acuerdo con el libro de códigos y la hoja de codificación creada para este propósito. Para reducir el sesgo, la muestra se dividió aleatoriamente entre codificadores. La prueba global de confiabilidad intercodificador final, basada en el alfa (Ka) de Krippendorff, fue de .75.

Resultados

Los resultados demuestran diferencias significativas por medio de comunicación en el análisis a la cobertura de la macropolítica en Chile durante el periodo analizado. Este primer hallazgo se hace clave para superar las limitaciones que se observan en muchos estudios que solo se han focalizado en los medios impresos y, más específicamente, en los periódicos como si fuesen el espacio natural y único de observación del periodismo político, sin efectuar comparación con otras plataformas.

En relación con los roles periodísticos que se circunscriben a la distancia con el poder en los tipos de medios, se distingue la presencia de un modelo watchdog que convive con el leal-facilitador en cantidades que no son altas. Sin embargo, el watchdog tiene una presencia significativa mayor (M= .07; SD= .11) que el leal-facilitador (M= .01; SD= .04). Esto podría llamar la atención debido a la cultura política y periodística existente en Chile, marcada por un sistema postdictatorial, que tiende a la autocensura y orientado a los rendimientos comerciales y privados. Sin embargo, estudios previos en el ámbito de la prensa chilena conciben que el facilitador está presente de manera más implícita (Mellado & Lagos, 2014).

De igual forma, incorporando el análisis de otros medios, como es el caso, podrían comenzar a apreciarse ciertas modificaciones que exhiben un sistema cambiante (Hallin & Mellado, 2017). No significa que Chile pierda sus rasgos identitarios en el contexto de la transición política y el control del capital, pero pueden comenzar a apreciarse características más líquidas (Hallin & Mellado, 2017).

Se observa la mayor presencia del rol watchdog en prensa online (M= .10; SD= .11), medios que han ido ganando protagonismo en el periodismo político en los últimos años en Chile, debido al surgimiento de plataformas que tienen en la cobertura hacia el poder, su foco noticioso principal y emblemático. Le sigue la televisión y la radio (M= .08 y M= .08, respectivamente), cerrando los diarios (M= .06). En tanto, el facilitador tiene manifestación en la televisión (M= .03) y en la prensa (M= .01), desapareciendo en radio y prensa online (M= .00 y M= .00). Aunque no se observan diferencias significativas por medios al interior de estos roles, se distinguen ciertas particularidades en los medios digitales y las emisoras radiales frente a los medios impresos y la televisión.

En este sentido, resulta interesante incluir en la comparación multiplataforma la dimensión de la voz periodística, en especial el rol intervencionista, para analizar si existía una coherencia o situaciones relevantes con los datos entregados anteriormente. Pese a que no son cifras altas, este rol tiene la presencia más significativa en la cobertura macropolítica chilena (M= .21; SD= .23).

La televisión plantea una función periodística más activa en este plano (M= .38; SD= .22). Los resultados nos indican que la televisión se constituye como un reducto periodístico complejo e híbrido en la convivencia de sus funciones. Ello se da por las características propias que tiene la imagen y la narración audiovisual, así como las variaciones emocionales que pueden experimentar los relatos en los informativos centrales, adoptando posturas que oscilan entre un punto más “punzante” a otro más medido o “suave” en la cobertura política, incluso de un día para otro, probablemente para manejar tensiones y fidelizaciones internas y externas.

Luego sigue la radio como intervencionista (M= .23; SD= .26), un medio que goza de credibilidad en las audiencias chilenas, pues se le vincula con un espacio más cuestionador, opinante e independiente hacia las autoridades, junto con la natural cercanía que logra a través de su programación y estilo. No obstante, la ocurrencia de estas características para la radio parece no ser muy alta. La prensa online y la prensa impresa están por detrás en su rol intervencionista (M= .20 y M= .18, respectivamente).

Otra dimensión que interesaba sumar a esta investigación multiplataforma de los roles, ahora con un enfoque en la audiencia, era el comportamiento del infoentretenimiento. Se asume en la comunicación política un efecto de espectacularización presente en los escándalos de corrupción o en el tratamiento de la política cada vez más usual (Castells, 2009), como una forma de provocar mayor interés de las audiencias sobre temáticas que no suelen incrementar los índices de sintonía o lectoría o desviar la atención en otros asuntos.

Los resultados muestran la presencia de esta función en todos los medios, con mayor intensidad en la televisión (M= .19; SD= .21), seguido de la prensa online (M= .10; SD= .14), diarios impresos (M= .09; SD= .14) y radio (M= .05; SD= .12).

Por supuesto, el formato audiovisual favorece a algunos medios por sobre otros en el infoentretenimiento, como la televisión y la plataforma online. Ello porque se desarrolla una cobertura masiva de la política con los recursos narrativos propios de estos espacios. Si bien pueden ser más dependientes del poder económico y de la necesidad de las respuestas comerciales, mantienen cuotas como intervencionistas y, aunque bajo, presentan algo de watchdog frente al poder.

Estos matices que necesariamente no son contradictorios se pueden explicar por el tipo de vigilancia que efectúa la televisión sobre el mundo político, que para el caso chileno suele replicar a los otros medios en el diseño de su agenda política y autorregularse cuando se vuelca en demasía sobre un caso político controversial (Dermota, 2002).

La performance de la prensa impresa es más homogénea en sus funciones periodísticas, apreciándose diferencias significativas con los otros medios. En los roles, la mayor diferencia de los diarios se observa como leal-facilitador (M= .0,1; SD= .05) frente al resto de los descriptivos. Por su parte, en la prensa online se destaca su baja presencia como leal para este periodo y más alta en el intervencionismo, exhibiendo ciertos comportamientos que lo asemejan a los diarios. Esto también se refleja en el infoentretenimiento y como watchdog, pues hay una leve diferencia, aunque no significativa, que favorece al online.

Se observan diferencias significativas en la presencia de los roles periodísticos analizados en todas las plataformas. La manifestación del intervencionista lidera en las 1 054 noticias político-económicas analizadas (M= .21; sd= .26); le sigue el infoentretenimiento (M= .08; sd= .14), después el watchdog (M= .07; sd= .11) y, por último, el leal-facilitador (M= .01; SD= .04).

Ahora bien, un porcentaje tan bajo para el leal-facilitador no significa que esta figura no exista en la prensa política, sino que puede estar muy presente; por ejemplo, en relaciones implícitas con el poder o en la cantidad de fuentes de autoridades que son incorporadas en las noticias.

Conclusiones

Esta investigación reafirma las evidentes dificultades que experimenta el periodismo de vigilancia en la realidad chilena en el nivel de multiplataforma. Pese al contexto de crisis institucional y de confianzas que marcó la agenda política y económica durante el año 2015, el watchdog no presenta una actividad relevante en sus funciones de cuestionamiento o fiscalización hacia la autoridad, de acuerdo con el diseño metodológico aplicado. No obstante, la distancia con el poder tampoco favorece un rol leal-facilitador hacia las estructuras económicas y políticas. El periodismo político chileno, bajo este contexto, sigue reafirmando los rasgos hallados en estudios y periodos anteriores restringidos solo a la prensa escrita (Mellado & Lagos, 2014; Mellado, López-Rabadán & Elórtegui, 2017).

Se aprecia en los indicadores más específicos un periodismo que no asume la necesidad de establecer niveles de conflicto para el cambio social o político, que admite el poco interés que la cobertura político-económica produce en la mayoría de las audiencias, aplicando lógicas comerciales y espectaculares para su desarrollo informativo. Así mismo, tampoco se siente muy estimulado en defender a alguien o enarbolar banderas nacionalistas o corporativas.

Una notoria influencia del modelo económico sobre el sistema de medios en el marco, además de una estructura política postautoritaria, pueden explicar estas conclusiones. Junto con ello, los medios chilenos concentran una propiedad privada ligada a importantes grupos económicos, los cuales a su vez tienen un domicilio político conocido. En este plano, los equilibrios entre la necesidad de informar y no arriesgar credibilidad ante audiencias críticas y volátiles con la política chilena, pero sin perder el foco de la institucionalidad y las dependencias con el poder desde lo normativo (statu quo), son aspectos de la comunicación política chilena que se reflejan en estos hallazgos.

De igual forma, hay aspectos que deben mirarse con atención, pues pueden ser instancias embrionarias de un periodismo político que transita a cambios. Ello, por ejemplo, con un rol intervencionista que presenta rasgos más de interpretación (36%) y uso de adjetivos (43%) en los descriptivos generales de los indicadores, lo que podría tender a formas de periodismo más activo en el cuestionamiento y fiscalización de la política.

Otros dos aspectos pueden concluirse de esta investigación. Lo primero, un sistema de medios que evidencia un dinamismo en sus correlaciones entre plataformas que no solo explica la velocidad de producción informativa, sino también el desempeño de roles que no se mantienen estáticos en el periodismo que cubre la macropolítica. Esto trae consigo un segundo aspecto, una performance periodística que es compleja e híbrida. No se observa como predecible y va combinando roles que podrían llevar a cambios en el sistema de medios. Mientras más se comparan los respectivos desempeños entre los medios, se aprecian mayores matices y tonalidades en el comportamiento frente a los hechos, los actores y los procesos.

Futuras investigaciones deberían hacer un análisis más extendido en el periodo, para contrastar si estas características se mantienen o van dando forma a algo más elaborado en sus contornos. Por ejemplo, si los rasgos vigilantes e intervencionistas de la prensa online siguen creciendo e impactando en la media de las plataformas o si el infoentretenimiento en Chile seguirá concibiendo a la política como un espacio privilegiado de personalización de las crisis.

En suma, se debe continuar analizando si los amarres institucionales se sueltan o vuelven con más fuerza, en pos de develar cuánta es la restricción o margen de movimiento que tiene el periodismo político, en situaciones tanto de normalidad como de tensión democrática.

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Cómo citar este artículo: Elórtegui Gómez, C. & Mellado Ruiz, C. (2019). Roles del periodismo político en un contexto multiplataforma y de crisis institucional. Comunicación y Sociedad, e7136. DOI: https://doi.org/10.32870/cys.v2019i0.7136

Recibido: 20 de Marzo de 2018; Aprobado: 17 de Septiembre de 2018

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