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Frontera norte

On-line version ISSN 2594-0260Print version ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.12 n.23 México Jan./Jun. 2000

 

Reseña bibliográfica

 

El dilema del retorno. Migración, género y pertenencia en un contexto transnacional

 

María Eugenia Anguiano Téllez*

 

Víctor M. Espinoza El Colegio de Jalisco/El Colegio de Michoacán, 1998.

 

* Profesora-investigadora del Departamento de Estudios Sociales de El Colegio de la Frontera Norte y directora de la revista Frontera Norte. Dirección electrónica: anguiano@colef.mx.

 

En la tradición antropológica de investigación sobre el fenómeno migratorio de trabajadores mexicanos a Estados Unidos, particularmente en la perspectiva etnográfica, El dilema del retorno, libro de Víctor M. Espinoza, es sin duda un texto tan interesante como sugerente.

La detallada reconstrucción histórica que toma como eje distintos momentos y contextos en la vida de una familia de emigrantes mexicanos con fuertes raíces y estrechos vínculos con su comunidad originaria —una localidad rural de larga tradición migratoria del occidente de México—, apoyada en una pormenorizada reconstrucción etnográfica de la participación familiar y comunitaria en ese flujo migratorio laboral a lo largo de varias generaciones, permiten al autor asociar con singular destreza analítica la evolución familiar, local, regional y binacional del fenómeno migratorio, introduciendo al lector en la diversidad de dimensiones del estudio del fenómeno: desde la vida cotidiana de la familias de los emigrantes hacia las dimensiones de la historia social.

Bajo la influencia de la escuela de don Luis González, el autor nos lleva a conocer con detalle las distintas etapas de la microhistoria de un poblado —al que denominará San José de la Laja, localizado en tierras jaliscienses, en los límites con el estado de Guanajuato, cercano a San Juan de los Lagos y a San Francisco del Rincón—, narrada a través de un eje temático: la migración de mexicanos a Estados Unidos. Así conocemos los detalles de la emigración de josefinos al norte en distintas etapas: durante el primer convenio de braceros entre México y Estados Unidos, en tiempos del conflicto cristero, en la época del Programa de Braceros entre 1942 y 1964, en los años en que la migración indocumentada se incrementa masivamente, y en los años ochenta —cuando las leyes norteamericanas de amnistía y reunificación familiar imprimen un cambio en la dinámica del fenómeno.

Con la reconstrucción genealógica de las familias de una pareja de emigrantes, el autor enlaza la historia de San José de la Laja con las coyunturas regionales, nacionales y de la migración de mexicanos a Estados Unidos a lo largo del siglo, y sus particulares manifestaciones en la comunidad. En los orígenes de los Correa, un "norteño" agrarista llega a Jalisco procedente del vecino estado de Zacatecas, y la familia deviene acomodada y propietaria de tierras. El conflicto cristero los llevará —al igual que a otros habitantes del centro-occidente de México— a refugiarse en Estados Unidos. A partir de la reconstrucción de los detalles de la vida familiar, el autor nos narra cómo en la época del Programa Bracero los habitantes del poblado empiezan a arraigarse en el norte y el norte empieza a arraigarse en ellos, incorporándose al trabajo más allá de la frontera norte. Este recuento histórico nos permite advertir las diferencias y particularidades que los procesos nacionales tuvieron en la vida comunitaria y familiar, así como las múltiples dimensiones de los procesos sociales vinculados a la emigración de mexicanos a Estados Unidos.

El recorrido histórico permite al autor examinar cómo ha variado la migración de mexicanos a Estados Unidos a lo largo del siglo, aun cuando se desarrolle en una comunidad que ha tenido una continua participación en el flujo, experimentando variaciones asociadas tanto a los cambios en los sectores económicos que en Estados Unidos demandan trabajadores emigrantes mexicanos como a las políticas migratorias de ese país, a las relaciones establecidas entre los dos países en torno a la migración de trabajadores mexicanos y a los cambios que acontecen también en México y que están estrechamente relacionados con el fenómeno (como, por ejemplo, las devaluaciones de los años 1982 y 1994 y sus efectos en la vida de los migrantes), o bien a los cambios de carácter nacional que tienen manifestaciones regionales, entre ellos la mayor participación de partidos políticos de oposición en las contiendas electorales de los municipios.

Víctor M. Espinoza hace gala de maestría en su bien aprendido oficio de historiar. Con la narración al detalle de la vida familiar extensa y del continuo contacto entre San José, en Jalisco, y Huntington Park y San Pedro, en California, el autor nos ilustra el proceso de construcción de las llamadas "redes sociales" que apoyan la migración. A partir de historias de vida y de las trayectorias laborales de miembros de las dos familias, recreadas con apoyo de entrevistas en profundidad, así como de la revisión de documentos y archivos municipales y parroquiales, y de la información generada por el Mexican Migration Proyect, el autor va reconstruyendo los procesos familiares, comunitarios y sociales vinculados al fenómeno; reconstrucción que le permite adentrarse en las diferencias generacionales y de género bajo las cuales los sujetos sociales construyen sus identidades, definen sus pertenencias y negocian sus existencias cotidianas.

El dilema del retorno es también la historia de otros dilemas asociados a la emigración de mexicanos a Estados Unidos. Hay una frase del texto, en voz de uno de sus protagonistas, que evidencia esos dilemas: "...se nos fue la vida y todavía no decidimos dónde vivir", que refiere al sentido de la vida de los emigrantes mexicanos: migrar es moverse continuamente, vivir migrando. Al igual que en el libro de Víctor M. Espinoza, en otros de El Colegio de Michoacán se describe el hecho tan peculiar de que en las comunidades de origen de los emigrantes, o "norteños" (sobre todo, entre los varones), se tenga la idea de que "trabajar es irse al norte", de que migrar o irse al norte es, por así decirlo, una carrera, una profesión, un oficio, al que se aspira como quien sueña y se prepara para ser médico, ingeniero o artesano, y se analizan los procesos de socialización de los niños y niñas en un contexto de arraigada tradición de emigración laboral a Estados Unidos y como esos niños y niñas van creciendo y formando su imaginario futuro en ese contexto, deseando llegar a ser "norteño/a" o esposa de un "norteño".

De niños, los emigrantes sueñan con el norte; cuando son jóvenes, trabajan duro en ese norte para volver algún día. Cuando ese día parece cercano, el retorno se convierte en un gran dilema porque se ha vivido entre dos mundos, y la vida transcurrió sin decidir dónde vivir porque se ha vivido migrando.

El análisis generacional y de género que realiza el autor en su trabajo, mediante entrevistas con los hijos de la pareja, es sumamente revelador de cómo diferentes generaciones viven y perciben la migración, y de sus efectos en la vida familiar cotidiana y en la definición de su propio futuro. Pero también revela cómo la percepción de género permea tanto la cotidianidad como los imaginarios y proyectos de cada generación. En la familia Correa cada uno de los cuatro hijos de la pareja, dos varones y dos mujeres, representa las posibles direcciones del curso que tomará el fenómeno en su historia futura y las múltiples ramificaciones que posiblemente seguirá, en un mundo donde las identidades parecen exceder las fronteras nacionales.

Espinoza nos relata que en San Pedro, California, el padre de los Correa es un marido dócil, pero que en San José, Jalisco, es un macho como el que más, con la firme convicción de su derecho a contender por la presidencia municipal, a pesar de los 25 años que tiene migrando de Jalisco a California y de ser, por lo mismo, un residente legal en Estados Unidos que apoyó la Proposición 187 porque considera que los migrantes recién llegados quieren vivir de los impuestos. Su esposa es una mujer que asegura haber apoyado a su marido durante toda su vida, en diversas ocasiones en contra de su voluntad. Ella se incorporó al mercado de trabajo formal de Estados Unidos administrando por muchos años los dos negocios que la familia Correa tiene en California. Por ello, cuando sus hijos eran pequeños tuvo que dejarlos al cuidado de "niñeras". Ella expresa su firme convicción y sentido deseo de mantener unida a su familia. Ha sido ella también quien alentó a sus hijas mujeres a integrarse a la comunidad norteamericana y apoyó a su hija mayor a viajar a Alemania, incluso contra la voluntad de su marido. El hijo mayor de los Correa creció apoyando a su madre en el trabajo en los dos restaurantes, en Huntington Park y San Pedro, California, y no desea volver a México, país al que considera ajeno a su cotidianidad y a sus expectativas. A diferencia de él, el hijo menor creció participando en los planes y en el sueño del padre de volver a México, para trabajar en el rancho en el que se invirtieron gran parte de los ingresos generados por el trabajo de la familia en Estados Unidos, esta vez contra la voluntad de la madre. La hija mayor, que desde niña fue alentada y apoyada por la madre para que se integrara a la sociedad norteamericana, e incluso viajó a Alemania gracias a una beca, tiene planeado ir a la universidad en Estados Unidos, y reconoce que ella "tiene dos culturas: "soy mexicana por mis padres, pero soy norteamericana; a diferencia de los alemanes, que tienen una sola cultura, yo tengo dos, porque, como dice mi madre, siempre debo estar un paso adelante de todo". La hija menor, al concluir la investigación de Víctor, soñaba con su fiesta de 15 años en San José de la Laja.

Como señala el autor al final de su libro, quienes hoy estudiamos el fenómeno de la emigración de mexicanos a Estados Unidos requerimos hacer uso de nuestra creatividad para entender lo que otro autor ha denominado "Mexamérica", espacio en donde las identidades parecen trascender las porosas fronteras nacionales. De igual forma, en la discusión sobre los procesos de asentamiento y retorno de los emigrantes mexicanos que se desplazan a Estados Unidos en busca de trabajo, el libro de Víctor M. Espinoza muestra la complejidad de un fenómeno en el que, en la decisión de permanecer en aquel país o retornar a la comunidad de origen, se entrelazan procesos tan variados como las historias familiares y personales y los procesos sociales estrechamente vinculados a la migración.

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