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Argumentos (México, D.F.)

Print version ISSN 0187-5795

Argumentos (Méx.) vol.22 n.60 Ciudad de México May./Aug. 2009

 

Crítica de libros

 

El sujeto y el campo de la salud mental

 

Miguel Ángel Hinojosa Carranza*

 

Alma Leticia Paz Zarza (coord.), El sujeto y el campo de la salud mental, colección Docencia y metodología, México, DCSH/UAM–Xochimilco, 2009, p. 238.

 

*Sociólogo, psicólogo y candidato a maestro en psicología social de grupos e instituciones por la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco; desde 1988 está dedicado al mundo de la edición y actualmente es responsable de la Sección de Publicaciones de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de esta institución universitaria.

 

Un primer aspecto que quiero destacar de El sujeto y el campo de la salud mental, es que es una publicación que proviene de un proyecto generado por los profesores que imparten el octavo trimestre de la licenciatura en psicología en la UAM–Xochimilco; esto le da una organización especial, referida a las temáticas principales que se habrán de impartir durante el trimestre. Su objetivo fundamental tiene un carácter formativo, plantea una manera de asumir e impartir la psicología desde diferentes perspectivas que convergen en la idea de que el campo de la "salud mental" (de hecho se cuestiona la existencia de ésta y se argumenta al respecto), los trastornos psíquicos o el conflicto psicológico del sujeto, están inevitablemente unidos con lo social, con el proceso de desarrollo de los sujetos, con sus vínculos y su cultura, específicamente con su subjetividad.

Un concepto fundamental del libro y de la psicología impartida desde la UAM–Xochimilco es el de sujeto; ser atado a su cultura, a su historia personal, familiar y social, unido a los demás por el discurso, la palabra, los símbolos, los imaginarios, los significados, los mitos, las creencias, los medios de comunicación, las religiones, la ciencia, por los sentimientos, los deseos, los miedos, los amores y un largo etcétera que le define como un ser de una época determinada, singular y único pero a la vez común y muy parecido a los otros con quienes vive y comparte.

En este texto se nos señala que el sujeto se conforma a partir del otro, en principio de la madre, pero posteriormente de los otros que le rodean y con quienes convive, mismos que le van dando pautas del deber ser, líneas de comportamiento cultural que le permiten sentirse dentro del grupo, ser parte de su sociedad, de sus instituciones; de este modo, los vínculos, desde el primordial madre–hijo, y los básicos en la estructuración psíquica, como el complejo de Edipo, hasta los que establecemos posteriormente con amistades, parejas, relaciones de trabajo o como ciudadanos, entre otros, generan en los sujetos expectativas del deber ser y del estar en el mundo, pero estas expectativas generalmente buscan darle gusto precisamente a esos otros, y no a uno mismo, conformando así un yo ficticio, una identidad basada en la ilusión, una imagen que le permita al sujeto creer que es lo que se cree que es; así, se es hombre, mujer, esposo, hijo, amigo, a partir de los parámetros dictados por los otros, singularidad no sólo unida o vinculada a lo otro o a los demás, sino deseosa de ser como los demás.

Esto último, el hecho de que el sujeto está conformado tanto por una parte específica, única, irrepetible como por un sentido gregario, conlleva la necesidad, para los autores, de abordar la forma en que socialmente se trata a las personas que son señaladas o ubicadas como "enfermas mentales". La manera más generalizada de tratarlas es a partir de la exclusión social, mediante el confinamiento; así, en este libro también se analiza la problemática de las instituciones de reclusión o internamiento en diferentes países, pero más allá de eso, se dan propuestas para un tratamiento más adecuado, más humano, asumiéndose que los trastornos psíquicos no le competen únicamente al sujeto que los padece o a su grupo parental más cercano, ya que, si con anterioridad se está hablando de que lo individual y lo social convergen en todo sujeto, entonces se asume también que cualquier conflicto psíquico y, principalmente, el sujeto que lo padece, es responsabilidad social, por lo cual su trato nos compete a todos, el Estado no puede ni debe, por ningún motivo, desentenderse de su responsabilidad para con todos los ciudadanos, incluidos aquellos a los que llama "enfermos mentales o locos"; pero tampoco podemos hacerlo quienes nos desempeñamos profesionalmente en el mundo psi (psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras, psicoterapeutas, etcétera); esta es, desde mi punto de vista, una de las enseñanzas más importantes de este libro, en lo particular, y de la psicología impartida en la UAM–Xochimilco, en lo general; la responsabilidad social, el vínculo con, y el servicio a la sociedad, que obviamente nos hablan de una ética profesional.

Ahora bien, si el sujeto nace y se desarrolla en una sociedad y una época determinada, su estructura psíquica o los conflictos psicológicos que pueda desarrollar también son influidos (que no determinados) por los acontecimientos y las formas de vincularse en dicha sociedad; neurosis, perversiones o psicosis, tendrán mayor auge en una época o sociedad que en otra, dependiendo de cómo se desarrolle la vida de su población; por ejemplo, una sociedad permeada por el miedo y la violencia, sometida al embrutecimiento de los medios de comunicación, privada de educación, maltratada económica y laboralmente, carente de servicios de salud, vivienda y recreación; azotada por la corrupción y la impunidad, atormentada por el consumo de drogas, etcétera; es más proclive a desarrollar sujetos con estructuras psíquicas más apegadas a la psicosis y las perversiones que a las neurosis. Entonces, sujeto y sociedad son las dos caras de una cinta de moebius, difícil saber dónde empieza el interior y dónde el exterior y viceversa; dónde está el adentro y dónde el afuera; si uno crea a la sociedad o al revés, o si en realidad es un poco de cada cosa.

Entonces, la conformación como sujetos por medio del vínculo con el otro es fundamental para el estudio de la estructuración y de los conflictos psíquicos, en el texto aquí comentado se estudia detalladamente el complejo de Edipo, pero más allá de esto, se hace referencia también a la importancia que tienen la palabra, el discurso, lo que se dice y lo que se calla para el psicoanálisis, porque se está convencido de que si la palabra enferma, también cura; especialmente cuando el sujeto puede expresar lo que hay dentro de sí, cuando verdaderamente se adueña de su palabra, de su decir y de sus actos. En este sentido, en el libro también se aborda su complemento, la importancia que tiene la escucha de ese discurso durante la entrevista clínica; se puede decir que el trabajo profesional dentro del "campo de la salud mental" está sustentado en el vaivén de las palabras, en lo que el sujeto decide apalabrar de sus sentimientos, de sus gustos, inclinaciones, deseos, emociones, quereres, propósitos, ideas, etcétera; así como también de lo que está permitido hablar o de lo que es tabú en una sociedad.

Pero los conflictos psíquicos provocados por el vínculo o la socialización no se quedan nada más en lo dicho, toman forma de mil maneras, en las miradas, los gestos, las sonrisas, las lágrimas, las actuaciones y las decisiones cotidianas del sujeto, en las enfermedades nuestras de cada día, en la gastritis, la colitis nerviosa, el cáncer, las compulsiones, las adicciones, el insomnio, la depresión y, por supuesto, en los intentos de suicidio, tema que también es estudiado en esta publicación; de igual manera, se concretan en el cuerpo determinados trastornos psíquicos como la bulimia y la anorexia, que como se argumenta en el libro, no son privativos de esta época sino que con anterioridad se veían desde otras perspectivas como la religiosa, no dejan de estar referidos al vínculo entre el sujeto y el otro; surgen en muchas ocasiones de las relaciones tempranas establecidas entre el sujeto y el otro, entre la madre y la hija, ejemplo desarrollado minuciosamente en esta publicación.

Finalmente, hablar de El sujeto y el campo de la salud mental resulta imposible en un solo trimestre, o desde una sola perspectiva psicológica, pero el libro tiene la virtud de abrir camino al estudiante en varios de los temas referidos a su profesión y desde diversas perspectivas, principalmente desde el psicoanálisis, y aunque no se menciona explícitamente, desde la psicología social.

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