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Sociológica (México)

On-line version ISSN 2007-8358Print version ISSN 0187-0173

Sociológica (Méx.) vol.24 n.70 Ciudad de México May./Aug. 2009

 

Notas y traducciones

 

La sociología comprensiva como un capítulo de la historia de la sociología

 

Rafael Farfán1

 

1 Profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Azcapotzalco. Correo electrónico: rfh@correo.azc.uam.mx

 

LOS INICIOS

La sociología comprensiva representa, tal y como Max Weber (1864-1920) la concibió y definió, un capítulo de la historia del pensamiento sociológico y de la sociología sin más. Un capítulo, sin duda, central, pues a su vez es el punto de partida de una variedad de corrientes sociológicas y metodológicas fundadas en el recurso teórico de la comprensión como interpretación del sentido. De la sociología fenomenológica de Alfred Schütz a la etnometodología y el interaccionismo simbólico, la comprensión es tanto un medio como un fin del pensamiento y la investigación sociológicos. A través de cada una de estas corrientes sociológicas actuales, la comprensión se transforma también en un instrumento metodológico de investigación y abre, por lo tanto, toda una forma distinta de tratar y de explicar los "hechos sociales". Así se inaugura también todo un capítulo crucial en la historia de las técnicas cualitativas de investigación social.

Sin embargo, como hoy se sabe, la comprensión se ha convertido en un capítulo de la historia más amplia de las técnicas y teorías de la interpretación o de la hermenéutica. Así, como lo ha rastreado Luis Aguilar (1988, vol. 1), existe toda una historia previa en la sociología comprensiva weberiana, que prepara su arribo. Se trata de la historia de las filosofías que en la Alemania de los siglos XVIII y XIX asumieron como problema clave la interpretación del "sentido" de la realidad, o bien que plantearon como tema la lectura como técnica de desciframiento del mundo. Estas filosofías (que van de Schleiermacher a Nietzche, pasando por Kant, Hegel, Hamann, Herder, Dilthey, Wildeband y Rickert), son la base para la introducción de lo que hoy tanto se discute en la filosofía y en las ciencias sociales alrededor de la "interpretación" como una dimensión constitutiva de toda explicación y de toda acción.

El objetivo de este trabajo no es hacer una reconstrucción, por breve que sea, de la historia de la hermenéutica o de las filosofías de la interpretación con el fin de situar en ellas a la "sociología comprensiva" de Weber. Más bien, se trata de tomar esta sociología como el punto de partida de las "sociologías interpretativas" actuales y como base teórica de las técnicas de investigación social cualitativa. Por ende, procederemos de acuerdo con el siguiente orden expositivo: en primer lugar, explicaré los temas y conceptos centrales de la "sociología comprensiva" de Max Weber; en segundo lugar, trataré de establecer las relaciones que existen entre esta sociología con algunas sociologías interpretativas actuales; finalmente, en tercer lugar, trataré de aclarar los nexos que pueden existir entre la "sociología comprensiva" weberiana y la metodología cualitativa de investigación social.

 

LA COMPRENSIÓN COMO EXPLICACIÓN DEL SENTIDO A TRAVÉS DE LA INTERPRETACIÓN: LA DEFINICIÓN DE PARTIDA DE MAX WEBER

El punto de partida obligado para tratar la "comprensión" en la sociología de Max Weber es la definición que nos ofrece acerca de lo que para él es el objeto de esta ciencia social: "Debe entenderse por sociología [...]: una ciencia que pretende comprender, interpretándola, la acción social, para de esa manera explicarla causalmente en su desarrollo y efectos" (Weber, 1984: 5).

Esta definición representa, como Luis Aguilar lo ha mostrado, la síntesis de un camino recorrido por Weber en el que ha dejado atrás varias concepciones filosóficas con las que ha polemizado al no estar de acuerdo con ellas en su forma de explicar la "interpretación". Me parece que es correcto empezar por aclarar lo que para Weber no supone la comprensión como acto de interpretación.

Como tempranamente lo explica Weber, para él la tradición del pensamiento historicista alemán ha dejado un precedente equivocado al momento de tratar el tema de la "interpretación". De acuerdo con esta tradición, la interpretación para captar el sentido supone el acto de la identificación del intérprete con su objeto de estudio, que son los sujetos. Para alcanzar a lograr esta identificación se propone el recurso metodológico de la empatía, que no es otra cosa que ponerse en el lugar del sujeto para lograr reproducir del modo más cercano a él las experiencias que ha tenido a partir del hecho que ha vivido. En breve, interpretar el sentido de un "hecho histórico" se logra a través de la reproducción empática o por identificación afectiva de un hecho vivido: "Es decir, no se trata de una consideración reflexiva sobre el comportamiento de una tercera persona, sino de la propia 'experiencia vivida' [...] que permanece como algo puramente interior [...]" (Weber, 1992: 126).

Bajo esta concepción, para lograr captar el sentido y explicarlo, la interpretación debe convertirse en un acto psicológico de examen de los motivos internos que impulsaron la acción de un sujeto. Como tal, debe interiorizarse en los motivos del actuar, introduciéndose en la mente del actor, ocupando su lugar. Es decir, tratando de reproducir hasta donde le sea posible, aquel que se asume como un observador externo de sus actos, la experiencia que vivió el actor también viviéndola. Para Weber esta es una vía equivocada porque se enfrasca en suposiciones que conducen a problemas insolubles. Por ejemplo, ¿qué criterio objetivo se podrá utilizar para llegar a evaluar el nivel alcanzado en la reproducción empática de una experiencia individual, si incluso esta reproducción sigue siendo algo limitado a la interioridad de la experiencia subjetiva del observador? En otras palabras, el procedimiento de la "reproducción" por identificación de las experiencias de otro en uno mismo es algo que se mantiene atrapado en la subjetividad de cada quien y, por lo tanto, no puede derivarse de ahí ningún criterio objetivo de validación del conocimiento de la experiencia subjetiva. ¿Qué hacer?

Para Weber lo primero que hay que resolver es la oposición que asume la tradición historicista alemana entre "explicación" e "interpretación", superándola y, por ende, abandonándola. El siguiente paso consistirá en establecer un criterio metodológico a través del cual sea posible explicar, interpretándolo, el sentido del actuar social sin tener que recurrir a ningún tipo de recurso psicológico o "mentalista". Sólo así será posible fundar un criterio objetivo de validación de la explicación del sentido que sea intersubjetivo, esto es, que pueda ser comprendido y utilizado por cualquiera. Todo esto es lo que voy a explicar a continuación.

El primer paso es, para Weber, superar una dicotomía u oposición que dividió al pensamiento social alemán a partir de la disputa metodológica que se produjo al interior de la escuela histórica alemana sobre el método de las ciencias sociales. Como resultado de esta discusión se originó una división en lo relativo a la explicación de la metodología de las ciencias sociales. Una tendencia asumió que las ciencias sociales o del espíritu lo son porque son distintas de las ciencias de la naturaleza. Aquéllas utilizan la "interpretación" para captar el sentido del acaecer social, de acuerdo con el recurso metodológico de la "empatía", que ya antes explique. Para la otra posición, las ciencias del hombre lo son justamente porque deben utilizar recursos metodológicos similares a los que usan las ciencias naturales; su meta, por lo tanto, debe ser (al igual que en esas ciencias) explicar las regularidades o leyes objetivas del mundo social. Por lo tanto, deben evitar caer en todo tipo de tentación psicológica o filosófica al tratar de explicar los fenómenos sociales. En conclusión, a través de estas dos tendencias se formó una oposición metodológica que contiene una alternativa: las ciencias sociales deben o interpretar o explicarlos hechos sociales para ser ciencias; es decir, ¿cuál es la vía metodológica que las hace constituirse como ciencias: la interpretación o la explicación?

Weber recoge y resuelve este dilema metodológico superando la oposición en la que se funda. Como lo dice en su definición del objeto de la sociología: ella tiene como misión "entender, interpretándola, a la acción social", explicando causalmente "su desarrollo y efectos". Es decir, elimina la oposición entre interpretación y explicación, haciendo de la interpretación sociológica un tipo de explicación que, para dar cuenta del sentido de la acción social, atiende a sus causas sociales y no a los motivos psicológicos internos de los individuos. En este sentido, para él la comprensión de la acción es una forma de interpretación del sentido de ésta que se orienta hacia la conducta externa de los actores y hacia las regularidades o leyes que la guían o determinan: "Al igual que el acaecer [social], la conducta humana ['externa' o 'interna'] muestra nexos y regularidades. Sin embargo, hay algo que es propio solamente de la conducta humana, al menos en sentido pleno: el curso de las regularidades y los nexos es interpretable por vía de la comprensión" (Weber, 1982: 175. El énfasis es nuestro).

Ello significa que para Weber la acción humana es un objeto que, en tanto que "muestra nexos y regularidades" que son causales, puede explicarse, por vía de la comprensión, de un modo intersubjetivo y, por lo tanto, plenamente objetivo, esto es, a través de un medio metodológico que cumple con las condiciones para la validación objetiva del conocimiento producido. ¿En qué consiste este medio metodológico intersubjetivo? Este medio o instrumento metodológico es lo que Weber llama tipos ideales: "Antes bien, el [acto de] 'comprender' determinado nexo ha de ser controlado, en la medida de lo posible, con los métodos usuales de la imputación causal [...]" (Weber, 1982: 176).

Un tipo ideal es un constructo o modelo creado por el investigador a través del cual le imputa a su objeto de estudio una serie de nexos o regularidades causales cuyo fin es explicarlo. Su punto de partida es la selección que lleva a cabo de un conjunto de causas, a partir de la infinita cadena causal que existe, y en las que deposita la posibilidad de explicar, interpretándolo, a su objeto, que es la acción: "Respecto de la investigación, el concepto típico-ideal pretende guiar el juicio de imputación: no es una 'hipótesis', pero quiere señalar una orientación a la formación de hipótesis. No constituye una exposición de la realidad, pero quiere proporcionar medios de expresión unívocos para representarla" (Weber, 1982: 79. Énfasis nuestro).

Para Weber no hay que confundir el tipo-ideal con la realidad o la ficción creada para explicarla. Se trata de un recurso al cual acudir para orientar la investigación. Por ejemplo, en el caso de la explicación, por la vía de la comprensión, del sentido de la acción social, Weber parte de un modelo típico ideal que es el de la "acción de acuerdo a fines", que él asume que no es el actuar real pero sí un medio para aproximarse a la explicación de toda acción posible: "La acción social, como toda acción, puede ser: 1) racional con arreglo a fines [...]; 2) racional con arreglo a valores [...]; 3) afectiva, especialmente emotiva [...]; y 4) tradicional: determinada por una costumbre arraigada (Weber, 1984: 20. Énfasis nuestro).

Weber distingue, pues, cuatro tipos ideales de acción que son medios para la explicación, mediante la comprensión, del sentido de la acción real. Estos cuatro tipos ideales establecen nexos causales exteriores para la imputación causal de la acción. Su objeto es la conducta exterior de los sujetos y las regularidades causales que la han originado, no indagar en la interioridad de la mente de las personas para llegar a identificar sus resortes subjetivos más profundos. En la elección de estas regularidades causales se guía por los cuatro "modelos" o tipos ideales antes mencionados. Ellos ayudan a poder establecer cuáles pueden ser las causas posibles que originan la conducta social de los hombres.

Concluyendo, la comprensión en la sociología comprensiva de Max Weber es la forma que adquiere la explicación del sentido de la acción social. Explicar es comprender, mediante la metodología de la imputación causal o de los tipos-ideales, las regularidades que determinan uno o varios comportamientos sociales. Es interpretar el sentido del actuar, explicándolo de modo intersubjetivo. Como tipos ideales que son, las acciones que identifica Weber no existen en la realidad, pero ayudan metodológicamente a explicar toda acción real posible. El propio Weber puso a prueba esta concepción a través del estudio histórico que llevó a cabo del surgimiento del espíritu o ethos del capitalismo. Justo aquí cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué uso posterior hizo la sociología del aporte weberiano a la metodología de la investigación social?; es decir, ¿cómo fue utilizado el legado weberiano de la sociología comprensiva? Este par de preguntas me remiten a la segunda parte de este trabajo.

 

LA PRESENCIA DE WEBER EN LAS SOCIOLOGÍAS INTERPRETARTIVAS ACTUALES

Con posterioridad a la muerte de Weber se desarrolló una variedad de corrientes sociológicas que retomaron por su cuenta el tema de la sociología comprensiva, esto es, de la interpretación del sentido de la acción. Algunas de ellas explícitamente adoptaron como punto de partida la sociología comprensiva de Weber, como es el caso de la sociología fenomenológica de Alfred Schütz (1899-1959). Otras, aunque también retomaron el problema lo hicieron sin tomar en cuenta, de modo obligado, el tratamiento que le dio Weber, como fue el caso del interaccionismo simbólico de Herbert Blumer, o de la etnometodología de Harold Garfinkel. Al conjunto de estas sociologías se les otorgó el nombre de "sociologías interpretativas" o de la "vida cotidiana" (Wolf, 1994). Se les llamó así porque: "Son homogéneas entre sí en cuanto a la elección del objeto específico del análisis: el hacer social en la red de las relaciones de la intersubjetividad" (Wolf, 1994: 13).

Todas ellas asumen como su objeto explicar, interpretándolo, el sentido del actuar social, pero han eliminado el recurso metodológico de los tipos ideales (excepto Schütz, que lo retoma y transforma), y se aproximan más a la vía que Weber cerró como inviable para la sociología: la de la empatía como reproducción subjetiva de los motivos del actuar. Sin embargo, regresan a esta vía psicológica de un modo matizado, pues para estas sociologías interpretativas no se trata exactamente de llevar a cabo una plena identificación afectiva con los motivos subjetivos del actor. Más bien, se trata de una disposición que aconsejan debe asumir el investigador frente a su objeto de estudio que son las personas, es decir, sujetos imbuidos plenamente de sentidos. Esta disposición subjetiva del investigador, orientada a la comprensión de sus objetos de estudio, que son sujetos, debe estar acompañada de otros recursos metodológicos, mismos que cada una de estas corrientes sociológicas fue descubriendo y proponiendo para la investigación social.

Así, por ejemplo, el interaccionismo simbólico de Blumer parte de una explicación de la acción o conducta motivada por fines, reconstruyendo las situaciones de la acción a partir de los diversos documentos que recogen y/o dan testimonio de las experiencias subjetivas de los actores: cartas, diarios, biografías, archivos notariales, etcétera. Esta reconstrucción de las situaciones de la acción tiene una meta: volver objetivo lo que es meramente subjetivo y que aparentemente es inalcanzable, en tanto que se trata de algo a lo que sólo tiene acceso el sujeto. Blumer piensa que los humanos dejamos una enorme estela documental que recoge el significado subjetivo de las interacciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida. Su tesis teórica fundamental sostiene lo siguiente: toda acción se encuentra mediada por una orientación simbólica de acuerdo con la cual le damos un significado a las personas, a las cosas y al mundo. Y estos significados son depositados en una variedad de formas simbólicas que se pueden estudiar, es decir, interpretar objetivamente, explicando así el sentido de la interacción social.

La sociología de Garfinkel acude a un recurso distinto a la vez que cercano al de la sociología de Blumer: para esa sociología el objetivo es reproducir, como en un laboratorio, las situaciones cotidianas en las que se desarrolla la acción, pero utilizando lo que Garfinkel denomina las "situaciones de ruptura", es decir, circunstancias provocadas deliberadamente en las que se rompe el fluir natural del actuar cotidiano. Se trata, pues, de romper el sentido común con el que asumimos el sentido dado del mundo a través de acciones que van en contra de este sentido previamente dado. Como, por ejemplo, utilizar una escalera en forma contraria a su uso establecido: si se trata de escaleras que sólo son para subir, entonces usarlas para bajar, y viceversa; o bien saludar a una persona al despedirnos de ella o despedirnos de ella cuando recién la saludamos. Todas estas y otras situaciones parecidas suponen acciones en las que se rompe o suspende el sentido bajo el cual naturalmente asumimos el mundo social cotidiano. Al romperlo a través de acciones que van en sentido contrario al fluir cotidiano provocamos una actitud reflexiva de los actores que los sumerge, por un momento, en un cuestionamiento sobre el sentido de lo que está ocurriendo y, finalmente, sobre el sentido dado de su mundo social.

Finalmente, la sociología fenomenológica de Alfred Schütz sigue utilizando el recurso weberiano de los tipos ideales, pero transformados, pues ya no se trata tanto de seguir con una tipología de la acción social, sino de una interpretación de los tipos de la interacción social partiendo de su orientación hacia el pasado (los antecesores), el presente (los contemporáneos) y el futuro (los sucesores). Ello significa que para Schütz la interpretación del sentido de la acción debe partir de su orientación temporal, es decir, de hacia quiénes dominantemente nos dirigimos en el tiempo cuando actuamos. Así, puede ocurrir que a pesar de ser contemporáneos de muchos hombres y mujeres, en realidad nuestras acciones no se dirigen hacia el presente sino más bien hacia el pasado, a nuestros antecesores; o hacia el futuro, a nuestros sucesores. Lo anterior significa que podemos coexistir con muchos otros que, aparentemente, son iguales a nosotros, pero que en realidad no convivimos con ellos pues no sentimos ser parte de ellos. Si bien nuestro rostro se encuentra orientado hacia los rostros de otros les volvemos la espalda, pues en realidad estamos pensando en aquellos que a pesar de estar ausentes están más presentes. Schütz estudió, a través de pequeñas monografías, esta clase de experiencias sociales, utilizando para ello recursos muy parecidos a los del interaccionismo simbólico y la etnometodología, esto es, reconstruyendo las situaciones en las que se desenvuelven las acciones de los actores que estudia.

En todas estas sociologías interpretativas se desarrollaron recursos metodológicos que hicieron posible un avance notable de la investigación social cualitativa. Con una explicación relativa a este tema voy a cerrar este trabajo.

 

LA SOCIOLOGÍA COMPRENSIVA DE WEBER Y SU RELACIÓN CON LA METODOLOGÍA SOCIAL CUALITATIVA

¿Qué tipo de relaciones se pueden establecer entre la sociología comprensiva de Weber y la metodología de la investigación cualitativa, cuya meta es "comprender a las personas"?:

El empleo de los métodos cualitativos se divulgó primero en los estudios de la "Escuela de Chicago" en el periodo que va aproximadamente de 1910 a 1940. Durante ese lapso, investigadores asociados con la Universidad de Chicago produjeron detallados estudios de observación participante sobre la vida urbana [...], ricas historias de vida de criminales y delincuentes juveniles [...], y un estudio clásico sobre los inmigrantes y sus familias en Polonia y Estados Unidos basado en documentos personales (Taylor y Bogdan, 1987: 18).

Como puede verse a través de esta breve apreciación de la historia de los métodos cualitativos, en ella no figura ni se menciona a la sociología comprensiva de Weber. No obstante compartir un problema común, se separan al momento de tratarlo. La investigación cualitativa reconoce que su problema es explicar, interpretándolo, el sentido del actuar social, pero no sigue los pasos que dejó la sociología weberiana: "Los investigadores cualitativos tratan de comprender a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas. Para la [...] investigación cualitativa es esencial experimentar la realidad tal como otros la experimentan. Los investigadores cualitativos se identifican con las personas que estudian para comprender cómo ven las cosas" (Taylor y Bogdan, 1987: 20. El énfasis es nuestro).

Esta metodología de investigación social se funda, entonces, en un principio teórico opuesto al de la sociología comprensiva: recomienda seguir un camino contra el que se definió esta sociología: la de explorar la senda psicológica de la identificación afectiva como primer paso para adentrarse en la comprensión del sentido del mundo social. No obstante, al mismo tiempo recomiendan que esta "identificación afectiva" no debe ser total, sino matizada y controlada, pues de otro modo el investigador no podrá alcanzar la explicación de su objeto de estudio:

Aunque existen ejemplos de investigadores de campo que se convirtieron en "nativos", abandonando su rol y uniéndose a los grupos que estaban estudiando, el problema más común es la identificación excesiva con los informantes. [...] Es fácil ser afectado por amistades de campo al punto de renunciar a líneas embarazosas de indagación o, lo que es peor, de abandonar la perspectiva crítica que el trabajo de campo requiere (Taylor y Bogdan, 1987: 61).

No se trata, entonces, de una simple y total identificación del investigador con sus objetos de estudio como medio para lograr captar el sentido de su acción. Tampoco consiste en adentrarse en la interioridad de estos sujetos mediante un examen psicológico. A pesar de nunca mencionarlo, la investigación cualitativa estaría de acuerdo con una recomendación que Weber hizo en su momento: "Cuando una acción [...] es 'explicable', ello no significa, sin embargo, que se pretenda deducirla a partir de estados de cosas 'psíquicos' " (Weber, 1982: 180).

En otras palabras, tanto para la investigación cualitativa como para la sociología comprensiva weberiana la meta no es alcanzar y reproducir -por la vía introspectiva- estados mentales subjetivos, sino explicar de modo objetivo el sentido del actuar social a través de un estudio intersubjetivo de las experiencias sociales de las que surge. Ambas se valen para ello de medios que pretenden ser confiables en términos de los resultados que arrojan, pero hasta ahí coinciden; se distancian cuando cada una define los medios para alcanzar este fin. Weber recomienda, como ya se vio, la utilización de los tipos ideales, un recurso metodológico con el cual pretende haber logrado reconciliar la comprensión con la explicación. Por el lado de las sociologías interpretativas y de la investigación cualitativa se utilizan otros medios o recursos metodológicos, empezando por uno que el propio Weber descalificó: la identificación afectiva.

¿Qué camino seguir, tanto en la comprensión como en la investigación social? Se trata de una pregunta que no admite una respuesta fácil y simple, y que confronta al investigador con una variedad de problemas y opciones teóricas y metodológicas.

 

BIBLIOGRAFÍA

Aguilar, Luis. 1988 Weber: la idea de ciencia social, vol. 1, "La tradición", Miguel Ángel Porrúa, México, D. F.         [ Links ]

Blumer, Herbert. 1986 Symbolic Interaction. Perspective and Method, University of California Press, Berkeley.         [ Links ]

Garfinkel, Harold. 2006 Estudios en etnometodología, Anthropos, Barcelona.         [ Links ]

Schütz, Alfred. 1993 La construcción significativa del mundo social, Paidós, Barcelona.         [ Links ]

Taylor, S. J. y R. Bogdan.1987 Introducción a los métodos cualitativos de investigación, Paidós, Barcelona.         [ Links ]

Weber, Max. 1992 El problema de la irracionalidad en las ciencias sociales. Roscher y Knies y los problemas lógicos de la Escuela Histórica de Economía, Tecnos, Madrid.         [ Links ]

----------1984 Economía y sociedad. Conceptos de la sociología y del "significado" en la acción social, Fondo de Cultura Económica, México, D. F.         [ Links ]

----------1982 Ensayos de metodología sociológica. Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva, Amorrortu, Argentina.         [ Links ]

Wolf, Mauro. 1994 Sociologías de la vida cotidiana, Cátedra, Madrid.         [ Links ]

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