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Secuencia

On-line version ISSN 2395-8464Print version ISSN 0186-0348

Secuencia  n.115 México Jan./Apr. 2023  Epub Mar 17, 2023

https://doi.org/10.18234/secuencia.v0i115.2022 

Artículos

Imaginarios de excombatientes colombianos sobre la reincorporación y la reintegración: la metáfora de la carga*

Imaginaries from Colombian Former Combatants about Reincorporation and Reintegration. The Burden Metaphor

Juan Felipe Cañaveral Castro1  **
http://orcid.org/0000-0002-5496-7220

Edwin Alexander Hernández Zapata2  ***
http://orcid.org/0000-0002-4646-632X

Diana Vanessa Vivares Porras3  ****
http://orcid.org/0000-0002-4294-5913

1Universidad Pontificia Bolivariana Universidad Cooperativa de Colombia, Medellín, Colombia juanfelipe.canaveral@upb.edu.co

2Universidad Cooperativa de Colombia, Colombia edwin.hernandezz@campusucc.edu.co

3Fundación Universitaria María Cano dianavanessavivaresporras@fumc.edu.co


Resumen:

Esta investigación analiza los imaginarios de excombatientes guerrilleros sobre el posacuerdo colombiano. El diseño de investigación fue cualitativo en la modalidad de análisis del discurso. Participaron 20 excombatientes de quienes se exploraron repertorios interpretativos, tales como: de la guerra como pesadez a la reincorporación y reintegración como ligereza; la tensión entre normalidad y anormalidad, y el excombatiente como portador de la guerra, recogidos en la metáfora de la carga. Estos relatos presentan funciones dilemáticas asociadas a tensiones, obstáculos y oportunidades imaginadas sobre el posacuerdo, comprendiendo un sinnúmero de retos sociopolíticos que trascienden la prescripción de programas estatales para la reincorporación y la reintegración.

Palabras clave: conflicto armado; desarme; imaginarios sociales; excombatiente, posacuerdo

Abstract:

This study analyzed the imaginaries of former guerrilla combatants about the Colombian post-agreement. The research design was qualitative in the modality of discourse analysis, with the participation of 20 former-combatants whose interpretative repertoires were explored, such as: From war as a heaviness to reincorporation as a lightness; The tension between normality and abnormality; and The former-combatant as a bearer of war, collected in the metaphor of the burden; these narratives present dilemmatic functions associated with tensions, obstacles and imagined opportunities on the post-agreement, comprising a myriad of socio-political challenges, transcending the prescription of state programs for reincorporation.

Keywords: armed conflict; disarmament; social imageries; ex-combatant; post-agreement

INTRODUCCIÓN

Colombia y guerra parecen nociones inseparables. El siglo XX es una estampa de esto: en 1965, mientras se celebraba el final de La Violencia, 1 paralelamente comenzaba otra guerra que involucraba a las guerrillas izquierdistas (Pardo, 2015), que hoy sigue vigente, siendo una de las más sangrientas, cobrando millones de víctimas objeto de secuestros, masacres, extorsiones, genocidios, silenciamientos políticos, entre otros (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013).

Por lo anterior, varios gobernantes han adoptado políticas para favorecer la finalización del conflicto armado, de las cuales han surgido acuerdos para la búsqueda de la paz: desde el final de La Violencia en 1965 (Pardo, 2015) hasta los acuerdos políticos con el Movimiento 19 de abril (M19), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y el Ejército Popular de Liberación (EPL), todos en 1991. También los procesos adelantados por el exmandatario Belisario Betancur y la finalización de la lucha armada con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo (FARC-EP), logrado durante el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos (Meléndez, Paternina y Velásquez, 2018), así como los infructuosos diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que fueron suspendidos de manera indefinida por el actual presidente de Colombia Iván Duque tras el ataque a la Escuela de Cadetes de la Policía Nacional en enero de 2019, en Bogotá, Colombia (Molano, 2019). Esto representa un escenario de compleja definición, dado que, en algunos sectores, a nivel estatal, se considera una situación de posconflicto en relación con los grupos armados que llegaron a procesos de paz con el gobierno, pero coexiste la confrontación con otras organizaciones armadas: disidencias de las FARC, ELN, la Nueva Guerrilla, entre otras (Iván Márquez, Santrich y el Paisa, 2019; Vargas, 2015).

Si bien los procesos de construcción de paz comienzan con prácticas político-jurídicas como los acuerdos mencionados anteriormente, debe tenerse claro que estas prácticas no son suficientes para alcanzar la paz, representan sólo una condición inicial de la misma. Como lo indica Galtung (1984, 2003), la guerra genera una pesada atmósfera de violencias que no desaparece solo con la suspensión de la violencia directa que puede conseguirse a través del cese al fuego posibilitado por un acuerdo. Existen otras violencias que, al tener un cariz más invisible, son incluso más difíciles de erradicar, como la violencia estructural y la simbólica. Estas se superan desplegando frentes de acción paralelos, en el marco de políticas públicas con una comprensión multicausal de los procesos de construcción de paz (Rettberg, 2012). Los retos son enormes, si no es a condición de que se acompañen de manera efectiva las dimensiones psicosociales, culturales, identitarias, productivas, afectivas y de seguridad de los diferentes actores sociales en un escenario de posacuerdo, no es posible conseguir una paz estable y duradera.

Investigaciones como las de Bar-Tal y Halperin (2014) , Halperin y Bar-Tal (2011) y Bar-Tal (1998, 2010) han mostrado cómo ciertas situaciones conflictivas se caracterizan por ciclos de violencia repetitivos en el tiempo, que se comportan como focos de resistencia frente a los intentos de resolución, dando la sensación de que se actúa sobre conflictos al parecer intratables. En el caso colombiano se ve, por ejemplo, cómo el proceso de negociación entre el gobierno y las FARC-EP desde sus albores, ha estado marcado por un enfrentamiento de fuerzas entre quienes se oponen y lo respaldan. Como refieren Villa, Quiceno y Andrade (2021) , esto conduce a una polarización sociopolítica que muestra cómo la cultura, la configuración identitaria de personas y grupos, las ideologías que prefiguran las formas del enemigo, entre otros elementos materiales y simbólicos, actúan como fuerzas que resisten a la solución de este conflicto sociopolítico, optándose por mantenerlo a sabiendas de los costos sociales, materiales, emocionales y psicológicos que genera.

En síntesis, para construir una paz estable y duradera no basta con realizar acuerdos jurídico-políticos, sino que han de ser intervenidos los aspectos estructurales, culturales y simbólicos que actúan como barreras para la paz (Bar-Tal, 2010; Villa et al., 2021). En este texto se abordan de manera puntual los imaginarios de excombatientes sobre el posacuerdo que, si no se analizan, acompañan e intervienen, pueden representar obstáculos en los procesos de reincorporación y reintegración a la vida civil (en adelante procesos de RR).

POSACUERDO, REINTEGRACIÓN, REINCORPORACIÓN Y DESARME COLOMBIANO

El presente análisis se enmarca en los años posteriores a la firma del acuerdo con las FARC-EP, denominado Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, del que circulan permanentemente discursos coincidentes en que Colombia se encuentra en un escenario de cambios estructurales y culturales (Prada, Sánchez, Restrepo y Arboleda, 2016), por tanto, la construcción de paz implica un proceso que “debe orientarse a los diversos actores de la confrontación, pero también a los diversos sectores de la sociedad no involucrados de manera directa” (Vargas, 2015, p. 2). Por esto, hacemos referencia a la noción de posacuerdo, entendida como el periodo posterior a la firma de los acuerdos de La Habana en el año 2016.

De igual manera, es necesario precisar que las nociones de reintegración y reincorporación corresponden a los procesos establecidos por la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). 2 La primera noción da cuenta de personas que se han acogido a desmovilizaciones individuales o colectivas de organizaciones guerrilleras y grupos de autodefensa. La segunda hace referencia al proceso de quienes dejaron las armas en el marco del Acuerdo Final de Paz y se encuentran en el tránsito a la legalidad. En este sentido, los participantes de la investigación son personas que jurídicamente figuran en ambos procesos en el marco del posacuerdo, pero se encuentran viviendo dichos procesos en el mismo periodo sociohistórico alrededor de su inmersión en la vida civil, es decir, en los años posteriores a los acuerdos de La Habana y su experiencia social como excombatientes/ciudadanos. Lo que implica hacer énfasis en que jurídicamente son conceptos distintos, pero como actores sociales comparten las mismas circunstancias del proceso de inmersión a la vida civil y, en consecuencia, el análisis del presente artículo se decanta por la experiencia psicosocial en los marcos ya mencionados. Consecuentemente, figurar en un proceso u otro no representó una diferencia significativa en la experiencia que relatan los participantes en las condiciones ya mencionadas.

Por otro lado, el desarme hace referencia al proceso de dejar las armas desde la fabricación, comercialización y uso de estas tras la firma de algún acuerdo. Finalmente, la desmovilización, el desarme y los procesos de RR no se pueden desestimar y condicionan la significación de los excombatientes en su ingreso a la vida civil (Joya, 2015).

Con este escenario, el presente estudio analiza los imaginarios sociales de excombatientes en proceso de reingreso a la vida civil, planteándose la siguiente pregunta: ¿de qué manera los discursos instituidos culturalmente inciden en la construcción de imaginarios sociales de los excombatientes sobre el posacuerdo colombiano en sus procesos de RR?

Así, los imaginarios que influyen en la facilitación u obstaculización para implementar los acuerdos firmados con las FARC-EP referidos en la narrativa del excombatiente deben tomarse en cuenta para avanzar en el proceso de construcción de la paz, impactando los programas derivados de los acuerdos y sirviendo como plataformas para instituir nuevos imaginarios en la sociedad que coadyuven en los procesos de reintegro. Por otro lado, a nivel teórico, esta investigación ofrece una mirada crítica que analiza las formas de relacionamiento del excombatiente con los otros, consigo mismo, su entorno y la institucionalidad.

Algunas de estas formas pueden ser relatadas a partir de distintas aristas de comprensión de acuerdo con la experiencia de los participantes; por ejemplo, Hernández, Cañaveral y Morales (2019) muestran, a partir de las metáforas de la invasión, cómo el sentimiento de intrusión a la sociedad civil hace constante presencia en los imaginarios sobre el posconflicto que esta población comenta. Por su parte, Herrera, Rubio y Vera (2018) y Vargas, Díaz y Anctil (2020) manifiestan que en los excombatientes hay representaciones sobre el ingreso a la vida civil que están condicionadas a connotaciones negativas, adquiridas durante la permanencia en los grupos armados y que en la sociedad receptora se reafirman. Claramente, estas representaciones afectan los procesos de RR, dado que configuran tensiones subjetivas presentadas en una condición ciudadano/excombatiente en la que es difícil transitar, pues esta es de carácter identitario (Leguizamón, 2018).

Investigaciones como la de Ramos (2018) sugieren que dichas tensiones pueden promover el agenciamiento político, siempre y cuando se permita que la voz de los excombatientes emerja para narrar su propia experiencia, donde dicho tránsito sea una oportunidad para lograr un lugar en la sociedad civil; lo que Patiño y Patiño (2012) respaldan, comentando que tal construcción da lugar a tener la capacidad de relacionarse con los otros, relatar su propia trayectoria de vida y reconocer su cambio en las prácticas sociales.

Mouly, Hernández y Giménez (2019) comentan que tal capacidad de relacionarse con los otros se expresa en los procesos de aceptación social y garantías de seguridad, cosa constantemente dicha por las personas en proceso de reintegración, pues es a través de estas que se redefinen los estereotipos y se crean nuevos lugares en contraposición al papel que algunos medios de comunicación crean sobre los excombatientes como “victimarios, unidos siempre a hechos negativos” (Gutiérrez, 2007, p. 23). Tales dinámicas se instauran en la civilidad y están asociadas a posturas de predisposición y miedo ante la llegada de desmovilizados a los centros urbanos, como lo afirman Ospina, López, Burgos y Madera, (2018) en su estudio sobre imaginarios de paz en niños y niñas sobre el posconflicto en Colombia; configurando barreras sociales, culturales y económicas que limitan el acceso de estas personas a derechos como el empleo por cuenta del estigma social, dicho por Restrepo, Giraldo, Buenaventura y Amariles (2017) , y que se respalda en estudios como el de Hernández, Morales y Vivares (2021), quienes comentan que hay un tachamiento expresado en el excombatiente como “una marca ontológica que le priva para acceder a distintos escenarios sociales […] fomentando sentimientos de anulación de su utilidad civil” (p. 1).

Claramente, se reconocen algunos estudios como los presentados previamente, pero es necesario continuar nutriendo la literatura disponible atendiendo a la voz del excombatiente para fortalecer el sustento de los retos sociales, políticos y académicos que permitan abrir caminos en la disposición óptima para los procesos de RR.

PSICOLOGÍA SOCIAL CONSTRUCCIONISTA, IMAGINARIOS SOCIALES Y METÁFORAS DEL POSACUERDO

La psicología social construccionista y discursiva comprende la realidad como una construcción sociolingüística que articula las significaciones sobre los cuerpos y la forma de vivir en comunidad en cada formación histórica, generando prácticas que sostienen marcos de interpretación y producción de subjetividades específicas, donde el discurso es parte constitutiva de la realidad (Gergen, 1996; Foucault, 2001). De acuerdo con Castoriadis (1989) y Gamero (2007) , se piensa que los imaginarios sociales tienen la potencia de, a nivel subjetivo, configurar la manera en que las personas participan en distintos escenarios; mientras que, a nivel comunitario, crean redes de imágenes, creencias, sentimientos y proyecciones (Céspedes, 2015) , lo que es vinculante al ordenamiento de la realidad desde la perspectiva construccionista, que concibe al imaginario como un dominio fundamental de la vida humana, atravesada por mitos y creencias cuya descripción de los sentidos descansa en la imaginación (Vedrine, 1990).

En este sentido, para comprender los imaginarios de excombatientes sobre el posacuerdo, se analizó la dimensión instituida e instituyente del imaginario (Castoriadis, 1989). Estos pueden ser aprehensibles identificando en los participantes las metáforas que “impregnan la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino el pensamiento y la acción” (Lakoff y Johnson, 1986, p. 39), entendiendo que, la manera como se piensa y actúa en el mundo tiene una naturaleza metafórica. En este sentido, la investigación se apoya en la identificación de metáforas vivas y muertas (Lizcano, 2006). Las primeras dan cuenta de la dimensión instituyente del imaginario cuya emergencia y consolidación lo rehacen y producen nuevas metáforas, señalando la capacidad poética de los excombatientes, situándolos en el escenario del posacuerdo.

Por su parte, las metáforas muertas dan cuenta de la dimensión instituida, es decir, de lo que se tiene por sentado, que informan sobre el mundo, sobre los hechos y las ideas, presumiendo ilusión de universalidad (Lizcano, 2006). Por tanto, en sus discursos, los excombatientes dan cuenta de lo imaginario, transitando entre unas metáforas y otras, lo que supone una estrategia discursiva útil a la hora de relatar su visión del conflicto y el posacuerdo, es decir, de su realidad sociopolítica como facilitadora u obstaculizadora para sus procesos de RR.

DISEÑO

Se consideró un enfoque cualitativo con base en el paradigma socioconstruccionista, partiendo de la comprensión de que la realidad social tiene como origen y fuente de producción de sus significados la misma actividad humana, lo que implica que el mundo se constituye a medida que las personas hablan, discuten y se relacionan entre sí (Potter, 1996). Este entiende que los significados están históricamente situados. Para el caso de esta investigación, se analizan en el marco del posacuerdo entre el gobierno y las FARC-EP. Desde la perspectiva de la psicología social y discursiva, se hizo un acercamiento a las comprensiones, significados y sentidos presentes en las narrativas de excombatientes, y que se analizan a partir de formas enunciativas particulares, especialmente el uso de metáforas.

PARTICIPANTES

Contamos con 20 participantes, residentes en la ciudad de Medellín, excombatientes de la extinta guerrilla de las FARC-EP y la guerrilla del ELN. Como criterio de inclusión se estableció que su situación social y jurídica les permitiera figurar como personas en proceso de retorno a la vida civil en el curso posterior al Acuerdo de Paz firmado en el año 2016 y que se encontraran vinculadas a la ARN, cuya participación en los grupos no fuera menor a cinco años y su antigüedad en el proceso fuera mayor a un año (véase cuadro 1). Cinco participantes hicieron parte de un grupo focal (dos mujeres y tres hombres), mientras que los quince (doce hombres y tres mujeres) restantes participaron en entrevistas a profundidad. Este ejercicio buscó saturación teórica antes que representatividad estadística.

Cuadro 1 Descripción de datos de los participantes 

Participante Edad (en años) Sexo Duración (en años) en el grupo armado Grupo armado Duración (en años) en el proceso de retorno a la vida civil
1 28 Femenino 10 FARC-EP 3
2 23 Femenino 6 FARC-EP 3
3 33 Femenino 7 FARC-EP 3
4 31 Femenino 10 FARC-EP 3
5 29 Femenino 7 FARC-EP 3
6 30 Masculino 7 FARC-EP 3
7 18 Masculino 4 FARC-EP 3
8 25 Masculino 5 FARC-EP 3
9 24 Masculino 6 ELN 2
10 25 Masculino 8 ELN 3
11 30 Masculino 10 ELN 2
12 30 Masculino 11 ELN 2
13 25 Masculino 8 ELN 2
14 23 Masculino 7 ELN 2
15 18 Masculino 3 ELN 3
16 48 Masculino 28 FARC-EP 1
17 25 Masculino 9 ELN 2
18 30 Masculino 8 ELN 1
19 34 Masculino 16 FARC-EP 3
20 25 Masculino 6 ELN 2

Nota: este cuadro muestra datos de los participantes asociados a su edad, sexo, tiempo permanencia en los grupos armados y antigüedad en los procesos de retorno a la vida civil.

Fuente: elaboración propia.

El trabajo de campo se ejecutó durante el primer semestre del año 2020, aplicando los protocolos éticos correspondientes y la firma de consentimientos informados en el marco del proyecto Imaginarios Sociales Sobre el Cuerpo en Excombatientes de las FARC-EP. Aportes Para la Construcción de Paz, de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria María Cano, la Universidad Cooperativa de Colombia y la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia, regidos por las normativas para la investigación científica emitidas por el Ministerio de Salud de la República de Colombia en la resolución 8430 de 1993.

TÉCNICAS DE RECOLECCIÓN Y ANÁLISIS DE DATOS

Se considera que el lenguaje tiene una función constituyente de prácticas, ideas, conocimientos y, consecuentemente, estructurante de la realidad (Garay, Iñiguez y Martínez, 2005). En este sentido, se partió del análisis del discurso como método para comprender los imaginarios sociales de los excombatientes frente al escenario del posacuerdo en Colombia.

Desde la perspectiva de Potter y Wetherell (1996) , se utilizaron los repertorios interpretativos como unidad analítica, que se entienden como un constructo para hacer aseveraciones, acusaciones, justificar, preguntar, es decir, son acciones prácticas y performativas de la realidad que tienen una dimensión funcional cuyas consecuencias, intencionadas o no en el discurso, tienen un efecto ideológico para legitimar la realidad, de esta manera se muestra la función del discurso, que se contrasta con la variabilidad del mismo, cuya intención o función cambia según el contexto. En este sentido, este artículo conduce al análisis del discurso de los excombatientes, rastreando su función para identificar las intenciones discursivas y contrastarlas con su variabilidad, expresadas en renuncias, contradicciones, justificaciones, etc. (Potter y Wetherell, 1996)

Estos repertorios se extraen con la identificación de metáforas presentes en la narrativa de los participantes, haciendo, a su vez, uso de las comprensiones analíticas y teóricas aportadas por Lizcano (2006) , quien considera que las metáforas conforman significados, arrastran sentimientos y valores, y a partir de ellas se consolidan ideologías y creencias.

Se utilizaron técnicas como la entrevista a profundidad y el grupo focal, este último para profundizar algunas temáticas de las entrevistas que se consideraron centrales, tales como la filiación al grupo, el dilema identitario y la comprensión del excombatiente como portador de la guerra. De acuerdo con los lineamientos del enfoque cualitativo y la estrategia de análisis del discurso, los datos obtenidos fueron analizados con apoyo del software Atlas.ti versión 7.5.

RESULTADOS

Los participantes expresan significados dilemáticos frente a la RR en el marco del posacuerdo, considerando la vida civil como un lugar de oportunidades y, a su vez, de intranquilidad y borrosidad identitaria. Ello jalonado por la transición de los escenarios de guerra a la vida urbana, lo que configura tensiones en este camino. El posacuerdo es imaginado como un lugar de oportunidades en varias esferas de sus vidas, y que algunos sectores de la institucionalidad respaldan dando lugar a la RR como una opción prometedora, no obstante, lo anterior se ve acompañado con el relato de limitantes que reflejan sentimientos de inseguridad y desesperanza.

En este sentido, se encuentran repertorios interpretativos que señalan imaginarios dilemáticos donde se expresan las oportunidades, las limitantes y las tensiones frente al posacuerdo: 1) De la guerra como pesadez a la reintegración o reincorporación como ligereza; 2) La tensión entre normalidad y anormalidad, y 3) El excombatiente como portador de la guerra. Estas expresiones recogen la metáfora de la carga que se muestra como una imagen instituida en la voz de los participantes, plagada de tensiones, salidas, retornos y una guerra que va con ellos. Cargar con el pasado, que se sufre en el presente y afecta el porvenir.

Lo anterior hilvana una posición de extrañeza en el excombatiente, al no encontrar un lugar para desplegar su ser en la dimensión espacial y simbólica. Así, llegar a la sociedad civil se imagina como ganancia de libertad y como apertura a una normalidad emergente, pero, de manera simultánea, este ve constreñida dicha libertad, al considerar que las prácticas de guerra no terminan, sino que migran, viajan del campo a los pueblos o la ciudad; lo que reafirma la idea del no-lugar en el que pueden habitar, pues prevalece el temor a la muerte violenta o el desconocimiento de las dinámicas de vida en la sociedad civil.

1. De la guerra como pesadez, a la reincorporación y reintegración como ligereza. Los participantes manifiestan sentirse diferentes, una vez que están afuera del grupo armado. En esta lógica, su pertenencia se asocia con una imagen de pesadez y la desafiliación del mismo como experiencia de ligereza. Así, el peso de los fusiles y el camuflado militar anclan su pertenencia a este y, tras la desvinculación, se da paso a la experiencia de no ser de ninguna parte, es decir, de no estar amarrado a una identidad de guerra. Expresado así:

Extracto 1

me metí así a un monte, así a una piedra grande entonces yo llegué y abrí un hueco […] enterré dos granadas, y dos proveedores que tenía y ya, quedé limpio, ya quedé como si no fuera de ningún, de ninguna parte (hombre de 18 años, entrevista).

Con lo anterior se da cuenta de una imagen instituida configurada en la cual ser guerrillero es una carga, presentada a través de la metáfora quedar limpio o liviano para acceder a la sociedad civil y ser libre, es decir, ser otra persona, reforzado en el siguiente fragmento:

Extracto 2

Pues yo me siento, o sea, prácticamente me siento diferente, porque en la otra persona yo me sentía amarrado, porque yo cargaba que un chaleco, o sea prácticamente pesado, un fusil que […] no me lo podía bajar de encima […] y estar a la expectativa de que me fuera a pasar algo, estar todo el tiempo embotado [...] entonces, al llegar yo a ser libre, o sea, ya yo no tengo que estar en el monte (hombre de 30 años, entrevista).

Los extractos 1 y 2 legitiman la idea instituida que ser guerrillero significa cargar un peso, lo que evidencia la búsqueda del excombatiente de no pertenecer a ninguna parte como estrategia para ser otra persona, y así borrar los rastros de la identidad guerrillera, lo que figura una función discursiva mediante la cual el participante pasa a imaginarse como un sujeto alivianado de su pasado.

No obstante, se presenta de manera variable que ese paso a la liviandad, en ciertos momentos asociado a la normalidad, implica un distanciamiento del grupo que se significaba como un protector y un vínculo casi familiar, lo que podría posicionarlos en una situación dilemática, pues la normalidad se presenta como no ser de ninguna parte. La contrariedad, como se presenta a continuación, es que despojarse de la investidura de combatiente (chaleco, fusil, camuflado y botas), es casi despojarse de su lugar, de lo que lo hacía alguien, dado que también implica sustraerse de la idea de ser guerrillero que, en coincidencia con Domenech y Tirado (2006) , implica despojarse de contenido y contexto (de ese alguien que se era), pues los implementos militares constituyen actantes no humanos que, en su conjunto con el actante humano (excombatiente), suministraban identidad al sujeto guerrillero (Latour, 2005).

2. La tensión entre la normalidad/anormalidad. Aquí se presenta la imagen de normalidad instituida, donde la participación en la sociedad civil equivale a adquirir ciudadanía, educación y empleo formal, inscribiéndose en la cotidianidad de la vida urbana, y no ser parte de esto da lugar a una imagen de anormalidad, haciéndolos susceptibles de ser señalados como tal. No obstante, con los extractos presentados previamente y los suministrados a continuación, esto se presenta como dilemático, de forma variable, pues se asocia la participación en la guerra como un estado de presión y anormalidad donde se sostiene una carga que les permite sentirse parte de una familia donde les es posible desarrollar sus dimensiones psíquicas, sociales y afectivas, proporcionando apoyo social e identidad:

Extracto 3

Mucha sangre, mano eso hasta los mismos familiares a uno que le mataban allá […] entonces mejor que viniera la paz pa´ ya uno volver a su normalidad otra vez (hombre de 30 años, grupo focal).

Extracto 4

Para mí la paz es que no hubiera más de eso […] que todos viviéramos alegres aquí […] que no hubiera nada de violencia, como el plomo, que los fusiles, […] sea, que solo mantuviéramos los que tuvieran que mantener que en la ley. Para mí es una paz que usted pudiera hablar con otro, así normal (hombre de 25 años, grupo focal).

En los extractos 3 y 4 los participantes dan cuenta de un patrón funcional que se sostiene en la idea de la salida del grupo y la llegada a la sociedad civil como un tránsito a la normalidad, pero allí mismo se presentan ideas variables sobre la importancia del grupo que permiten generar sentimientos de filiación como pertenencia a una familia, produciendo cierta flexibilidad en el repertorio, presentándose así:

Extracto 5

Pues los miraba a ellos como protectores y confiaba en ellos y de alguna u otra manera uno empieza a amañarse en el grupo, y mi lucha siguió al lado de ellos […] primero porque: los veía como una familia […] (hombre de 23 años, entrevista).

Extracto 6

Uno estando en el grupo […] todos los compañeros de allá son los hermanos de uno, esa es mi familia […] esa idea se la metían a uno en la cabeza, [...] yo ya sabía lo que hacíamos todos los días, que nos levantábamos, nos bañábamos, recechábamos, entonces todos juntos, prácticamente él es mi hermano, ya es mi familia, ya nos relacionábamos como hermanos (hombre de 18 años, entrevista).

Así, en los extractos 5 y 6 respecto a los extractos 3 y 4 emerge una inconsistencia entre la salida del grupo y el sentimiento que genera haberlo dejado, pues en primer momento, se presenta como una renuncia para evitar algún tachamiento esperado a nivel social en el que significa que estar allí es cargar un peso, imagen instituida, y donde los hablantes desean apartar la idea de que estar en el grupo podría ser una fuente de filiación social. No obstante, como se muestra en los extractos 5 y 6, el grupo se presenta como un protector, una familia, un escenario que facilitaba la identidad, lo que podría comprenderse como una idea tensionante entre lo anormal y lo normal, pues los participantes, si bien presentan la normalidad como la no pertenencia al grupo, la aparente anormalidad proporciona un sentimiento de pertenencia, hecho que les permitía encontrar allí una familia, un escenario de desarrollo familiar y social. Quizá esto se presenta como una dificultad para una eventual adaptación a la sociedad civil, dado que si no se está en el grupo se presenta como: “ya quedé como si no fuera de ningún, de ninguna parte” (hombre de 18 años, entrevista). Así pues, aquella metáfora de cargar un peso, que se decanta como una metáfora muerta en el escenario social, podría significar la ralentización de una RR plena, reforzando metáforas como la del tachamiento social e imaginarios asociados a este, planteado por Hernández et al. (2019) .

De este modo, ser personas diferentes se muestra como una oportunidad y, a su vez, como un desprendimiento de aquel escenario que generaba identidad, por lo que, al llegar a la ciudad se hace apremiante construir otras posibilidades de afiliación, otras prácticas y significados, hecho que genera incertidumbres, visto en expresiones como ser novato o venirse a modernizar: “yo nunca, mi mamá nunca supo, pues que, que habían derechos así como pa´ mí, que había programas para desmovilizados, ella nunca sabía, pues porque ya, nosotros hemos sido muy novatos y entonces ahora es que nos hemos venido a modernizar en la ciudad” (hombre de 18 años, entrevista); o no saber qué es ser libre: “eso de adaptarme a la vida civil no ha sido fácil, he pasado por etapas difíciles […] porque toda la vida mía, primeramente, que todo, en el monte hasta la edad de 26 años, y el resto de tiempo hasta la edad de 46 en la cárcel, entonces yo no sé qué es ser libre, […] no conozco qué es la libertad” (hombre de 48 años, entrevista).

De manera paradójica, la intención por deshacerse del pasado que se carga: quedar ligero de equipaje, como no ser de ninguna parte, ser novato o venirse a modernizar, es un retorno a la pesadez, pues para los participantes, despojarse de su pertenencia al grupo es despojarse de orientación y seguridad en el mundo, traducida en una tensión permanente, es decir, se liberan de la pertenencia al grupo, pero la libertad es otro peso que se empieza a cargar, derivado de la no pertenencia.

Dicho esto, es posible pensar que para los participantes se presenta la idea de la paz como un espacio de contradicciones, si se quiere, como una especie de limbo identitario, como lo mencionan Hernández et al. (2019) , en el que “los desmovilizados no logran hallar una imagen real o simbólica en la que soportar su identidad” (p. 64) después de la salida del grupo y que, no obstante, también podría significar prácticas de guerra que migran del campo a los pueblos o las ciudades, como se presenta a continuación:

3. El excombatiente como portador de la guerra. Este repertorio nutre la metáfora de la carga, pues es llevar la guerra consigo una vez que se está por fuera del grupo, hecho constitutivo de la identidad de los participantes, analizado con los siguientes extractos:

Extracto 7

nosotros teníamos un grupo, o sea por el whatsapp […] especialmente puro guerrilleros que hablábamos por ahí, […] nos íbamos comunicando las dificultades que uno tenía. Una vez, llegó un mansito […] y contó que en la noche le tocó salir corriendo para el monte, porque llegaron los paracos allá a la casa porque iban a matarlo (hombre de 25 años, grupo focal).

Extracto 8

O sea, si no hay igualdad, que es lo que más se necesita en los barrios así, porque en los montes puede haber paz […] porque usted sabe que los grupos se están viniendo de los montes ¿y qué está pasando en los pueblos? (hombre 30 años, entrevista).

De acuerdo con el relato de los participantes, en los extractos 7 y 8 este tercer repertorio se presenta como un escenario en el que se ofrece una dualidad de confrontaciones ideológicas y prácticas que coinciden con los repertorios 1 y 2. Por un lado, salir de la guerra en el campo significa una crisis identitaria con quien se fue y se pretende ser personas diferentes, volver a la normalidad, o quedar liviano, pero, por otro, se da lugar a una guerra que no se acaba y que, por el contrario, en la prisa de ser personas diferentes, se agudiza, es una guerra que va con el exguerrillero, que camina con este, expresada en otros fragmentos así: 1) “una paz en esta nación tendría que, la sociedad primeramente que todo aceptar muchas cosas que han sido inaceptables […], que es por ejemplo tener que ver a los, a los que causaron daño” (hombre de 25 años, grupo focal); 2) “tiene que haber como una sensibilidad muy profunda, para que no los vayan a eliminar y hagan de cuenta que es mejor tenerlos así y no de manera militar porque […] pues el daño es grande” (hombre de 25 años, grupo focal); 3) “imagínese aquí […] supongamos, uno no puede ir a un bar o algo así porque ahí mismo lo van matando” (hombre de 34 años, grupo focal).

Así, se presenta una imagen de un exguerrillero que porta la guerra, la lleva del campo a la ciudad o los pueblos, la lleva consigo, es una carga que no puede solventar, la lleva en la vida cotidiana: “uno no puede ir a un bar o algo así porque ahí mismo lo van matando” (hombre de 34 años, grupo focal); la lleva en el desconocimiento de la libertad: “yo no sé qué es ser libre” (hombre de 48 años, entrevista), la lleva en el desconocimiento de los derechos: “mi mamá nunca supo, pues que, que habían derechos así como pa´ mí”(hombre de 18 años, entrevista); la lleva en suponerse que haber sido guerrillero es haber estado sucio: “quedé limpio, ya quedé como si no fuera de ningún, de ninguna parte” (hombre de 18 años, entrevista); la lleva en la necesidad de dirimir la identidad: “yo me siento […] prácticamente me siento diferente, porque en la otra persona yo me sentía amarrado” (hombre de 30 años, entrevista). Aquellos déficits muestran la imagen de un excombatiente deshumanizado que, de acuerdo con Samayoa (1990) , dicha hipótesis permite que el confrontamiento armado permanezca, dado que la presencia de un otro deshumanizado se hace manifiesta con la carencia de atributos humanos como la libertad, la preservación de propósitos, el acceso a la información y el reconocimiento de derechos, propios de quienes participan activamente en la sociedad civil, es decir, con esto se presenta una imagen instituida de un excombatiente que porta la guerra. En este sentido, la guerra no acaba con la firma de los acuerdos, pues la portan los sujetos, hecho que configura un escenario de tensión y límite para una RR plena.

DISCUSIONES

Hasta aquí es posible discutir alrededor de la premisa que pretende resolver el presente artículo: la incidencia de los discursos instituidos culturalmente en la construcción de imaginarios sociales en excombatientes sobre el posacuerdo en el proceso de RR.

Colombia, siendo un país que nace con la guerra y pervive con ella (Pardo, 2015), se presenta como una fuente de significados y relatos de la misma como hecho constitutivo de la identidad nacional y, en consecuencia, da lugar a esta como un conjunto de acciones que moldean la psique, los cuerpos y las prácticas de los sujetos, en la que el macrodiscurso sostiene parte de la tensión normal/anormal de la guerra, como se presentó anteriormente sobre las voces de los participantes: colombianos que han construido sus significaciones en la tensión de guerra y paz histórica.

Con los repertorios presentados, los participantes rondan entre la visión de oportunidades y limitantes, con significaciones alrededor de premisas como la libertad, la normalidad y la paz/guerra, que se presentan con funciones dilemáticas tejidas en la significación de la guerra y el excombatiente como dos elementos difícilmente excluyentes, mostrándolo como portador de la guerra, configurando una imagen instituida en la sociedad civil que los mismos participantes apropian para sí, que Hernández et al. (2021) nombran como tachamiento, lo que, en coincidencia con estudios de Herrera et al. (2018) , estaría asociado a la connotación negativa, con predisposición y miedo a su llegada a los centros urbanos (Ospina et al., 2018) por la pertenencia al grupo o, lo dicho por Gutiérrez (2007) , donde la imagen del excombatiente siempre se asocia a la de victimario, a consecuencia del papel de los medios de comunicación y donde los participantes buscan solventar la carga (la connotación negativa) que significa ser excombatiente para ser libres y volver a la normalidad, como se muestra en los repertorios: De la guerra como pesadez, a la reintegración o reincorporación como ligereza y la tensión entre normalidad y anormalidad, presentando a la RR como lugares de marcadas tensiones que implican prácticas como aceptar lo inaceptable o es mejor vivir así que de manera militar, en los que se requiere crear otras maneras de carácter prosocial descritas como una sensibilización profunda, procurando crear otras formas instituyentes que supriman el no-lugar para la construcción de la paz (Galtung, 2003), que relatan los participantes en su proceso de reincorporación. Lo anterior, coincide con Mouly et al. (2019) , quienes afirman que entre más se cuente con capital social que promueva prácticas de diálogo, se tendrá mayor éxito en la aceptación de excombatientes en las comunidades, facilitando la organización social y la participación comunitaria de estos.

La metáfora del paso de la pesadez a la liviandad se presenta como un intento por remitir a la idea de Lipovetsky (2015) , quien en su ensayo “De la ligereza”, presenta la idea de una sociedad deseosa de lo ligero, de lo fugaz como algo conquistador de sueños, como algo portador de grandísimas promesas, una sociedad libre de ataduras y de relaciones inmediatas y fáciles. En los excombatientes, aquella promesa se muestra como una retorno a la normalidad, a la limpieza o la libertad, formando una idea instituida asociada al deber ser que habita en el imaginario de los participantes (Castoriadis, 1989), donde la posibilidad de ser personas diferentes se vincula con la idea de normalidad que se espera aparentemente expectante para el tránsito a la vida civil, no obstante, esa posibilidad de ser personas diferentes produce una temida condición dilemática expresada en la dificultad de adaptarse a la vida civil, un retorno a la temida pesadez (Lipovestky, 2015), pues la libertad viene con la falta de identidad y de apoyo social, cosa que el mundo de lo ligero no garantiza, lo que podría agudizar la vulnerabilidad del excombatiente a la hora de integrarse a la vida civil, con temores ante la eventual carencia de bienes afectivos o materiales que proporcionaba el grupo, pues aquello de lo ligero, ya lo menciona Lipovetsky (2015), se presenta como una utopía frustrante que el excombatiente, quien espera una normalidad asociada a una estabilidad en distintas esferas de su vida, se encuentra con un mundo caracterizado por la inestabilidad, una sociedad entregada “al cambio perpetuo […] a la volatilidad de las relaciones y los compromisos” (p. 11) y, en consecuencia, con el desasosiego de la libertad reflejado en expresiones como “entonces yo no sé qué es ser libre [...] no conozco que es la libertad” (hombre de 48 años, entrevista).

De esta manera, el abismo moral entre declaraciones y realizaciones se abre cada vez más, dado que los participantes buscan quedar libres/livianos luego de salir del grupo, pero una vez que están afuera se encuentran con la falta, la no pertenencia que en principio es poco reconciliable (Cortina, 2017). Asimismo, la carga que los excombatientes mencionan también generaba anclaje, cargar equivale a pertenecer, cosa que en la sociedad de hoy es difícil dada su volatilidad de relaciones y compromisos, elementos que los excombatientes guardan expectantes para construir su identidad en la vida civil.

En el segundo repertorio, la tensión entre normalidad y anormalidad, los participantes presentan en su discurso una función reivindicativa con las normas sociales, quienes muestran la idea de normalidad como un deber ser instituido en el que la pertenencia a la sociedad significa el retorno a la normalidad. En este sentido, es necesario acudir a la raíz del término que en diccionarios etimológicos se define como una cualidad asociada al cumplimiento de una regla que establece una acción y cuyos componentes están asociados a la norma, que refiere regla o escuadra; alis, sufijo que indica relación; más el sufijo dad, que significa cualidad (Diccionario etimológico, 2020). En este sentido, los participantes refieren la pertenencia a la sociedad civil como la posibilidad de adquirir dicha cualidad, la normalidad, enmarcada en una regla que determina modos de actuar y estar esperados a nivel social, de la cual carecen por su eventual adscripción al grupo al margen de la ley. Esta normalidad se muestra disonante frente a la construcción de la imagen del excombatiente, cuyas características no encajan ante la normalidad instituida a nivel social, soportándose como piezas de rechazo en las diferentes esferas de categorización de la vida civil (Canguilhem, 1970; Rodríguez y Ferreira, 2010).

Este repertorio se presenta como una tensión, dado que el grupo, en coincidencia con la investigación de Céspedes (2015) , provee identidad a las personas, lo que equivale a entregar comprensiones valorativas sobre lo que está bien o está mal, lo que es correcto o incorrecto y, por supuesto, lo que es normal o no, constituyendo su estructura ideológica, es decir, una visión determinada del mundo sobre valores sociales y lugares para la coexistencia entre las que se resaltan apreciaciones sobre la masculinidad, la guerra, las relaciones, la familia, entre otras. Así lo respaldan Patiño y Patiño (2012) , afirmando que “Haber sido guerrillero tiene efectos en la identidad de cada sujeto que toma posición frente a su pasado, valorándolo, ya sea positiva o negativamente, ocultándolo o mostrándolo, narrándolo y relacionándolo con su vida actual” (p. 525).

Este repertorio muestra lo que significa para el excombatiente su pertenencia al grupo, su normalidad, y lo que en la sociedad civil se marca como un lugar de anormalidad dado que una vez que el excombatiente comienza su proceso de RR se confronta con procesos propios de la vida civil como gestionar documentos en las instituciones, […] establecer relaciones interpersonales, tomar decisiones, participar activamente en procesos sociales y familiares, […] expresarse de manera efectiva o entendible y comprender las nuevas lógicas de vida sin el uso de la fuerza y la imposición, como lo afirma Vallejo (2015) en su estudio sobre la construcción de la corporalidad en el tránsito del grupo armado a los programas de atención.

De esta manera, la idea instituida de normalidad implica una apuesta no sólo a la adaptación de los participantes a dicha cotidianidad, sino a que la sociedad civil instituya nuevas imágenes alrededor de la idea de normalidad en una comprensión amplia y diversa para superar dicha tensión de lugares comunes.

Finalmente, el excombatiente como portador de la guerra es un repertorio que abarca la idea de la carga, aquella que buscan solventar los participantes procurando una urdimbre de significados alrededor de lo trabajado en el texto sobre las ideas de libertad, normalidad, guerra y paz, lo que configura una imagen instituida del excombatiente adherida a la expresión portar la guerra; lo que implica comprender, como lo manifiesta Céspedes (2015) , que los participantes cuentan con atributos para la guerra, aun habitando en la sociedad civil, dado que su contexto social refiere formas particulares de construir su identidad, creada a partir de referentes de guerra, y significando la vía armada como estilo de vida, como cotidianidad, donde predominan valores guerreristas y, a su vez, imaginarios valorativos alrededor de instituciones propias del mundo civil como el Estado. Por supuesto, estos ritmos dan legitimidad y cabida a la tensión entre lo que se considera lega/ilegal, legítimo/ilegítimo y, en consecuencia, normal/anormal o paz/guerra.

Asimismo, revisando a Céspedes (2015) , existe una militarización de la vida cotidiana donde se conservan formas y prácticas propias de la dinámica de la guerra que nutren los capitales culturales y económicos de los excombatientes que, en relación con lo presentado en el presente artículo, los muestra como portadores de la guerra, una carga que difícilmente les permite acceder a la normalidad y que, pocos años después de la firma de los acuerdos de La Habana, es una metáfora que se encuentra claramente cristalizada en su relato, dado que, si bien a nivel discursivo, algunas instituciones respaldan los procesos de RR, a nivel práctico, algunos sectores legitiman la tan nombrada carga que se refleja en hechos sistemáticos como la eliminación de excombatientes de las FARC-EP, donde la Misión de Verificación de las Naciones Unidas para Colombia en el informe trimestral del 13 de enero de 2022 muestra preocupación por la agresión y homicidios de excombatientes desde la implementación del Acuerdo, informando que se han presentado 303 homicidios, 79 tentativas y 25 desapariciones (ONU, 2022).

Tales prácticas nutren la imagen del excombatiente deshumanizado, donde este aún se mantiene como blanco de guerra, metáfora trabajada por Hernández et al. (2019) y reforzada por Vargas et al. (2020) y Restrepo et al. (2017) , quienes manifiestan que el excombatiente, además de relatar sentimientos de inseguridad, también está expuesto a recibir ofertas ilegales para participar en otros grupos armados, es decir, continúan siendo portadores de la guerra, lo que representa barreras de carácter social, cultural y económico.

CONCLUSIONES

Los tres repertorios trabajados en este texto rondan la inacabada tensión del retorno a la vida civil, la función reivindicativa de la vida en sociedad, equiparada a la pertenencia al grupo como fuente de anclaje social y personal, que generan una urdimbre de zozobras en el excombatiente y sus ideas frente a la vida en la sociedad civil.

En este sentido, se considera acuciante partir de que estas tensiones son parte de un abismo moral entre declaraciones y realizaciones, idea coincidente con la filósofa Adela Cortina (2017) , quien considera que la humanidad vive en un mundo contradictorio desde lo político, lo económico, lo científico y, por supuesto, en su organización social, propio de las culturas occidentales y sus instituciones, que legitiman a unos sectores como dignos de consideración moral, de la que la sociedad civil colombiana y los excombatientes no son ajenos, en tanto los discursos institucionales y voces autorizadas o tomadoras de decisiones pueden repercutir en las actuaciones o juicios de las personas en su cotidianidad, en sus prácticas diarias.

Así pues, se podría plantear que esta brecha entre declaraciones y realizaciones puede estar ligada a los efectos que de allí se derivan y que se analizan en el presente artículo, particularmente frente al excombatiente como portador de la guerra, aspectos que, por supuesto, tienen un efecto a nivel político, social y psicológico, en la que la mencionada brecha debe ser atendida desde distintos frentes, lo que implica que la institucionalidad no sólo respalde a nivel discursivo la implementación de los Acuerdos, sino que atienda el llamado de entes de control como la ONU para afrontar la eliminación sistemática de excombatientes, quien considera que son pocos los asesinatos que se han dado dentro de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, lo que demuestra la importancia de ampliar las medidas de protección a los excombatientes que viven fuera de esos espacios, incluidas las nuevas áreas donde tienen lugar procesos colectivos de reincorporación (ONU, 2020). Esto podría eliminar tensiones alrededor de suponer que aún se porta la guerra o se es susceptible de tachamiento ante la permanencia en la vida civil.

Asimismo, para la institución de imaginarios que resignifiquen las comprensiones sobre las ideas de normalidad es necesaria una revisión de las políticas públicas asociadas a los propósitos de la implementación de los acuerdos de paz, pues estos pueden incidir positiva o negativamente en los procesos de RR. También implica un llamado a las ciencias sociales y de la salud mental a un ejercicio situado profesional, cultural y académicamente sensible para comprender que ahora la voz de los excombatientes es una voz en la sociedad civil y que, por momentos, sus discursos se tornan invisibles y carentes de posibilidades distintas a las esperadas y que están solícitas a ser escuchadas para que algunas prácticas terapéuticas, políticas, sociales y comunitarias no perpetúen el lugar del déficit (lo normal o anormal), el etiquetamiento de excombatiente/guerra, su deshumanización (Rose, 2007), y que, consecuentemente, se suprima cualquier posibilidad de eventualidad poética (Pakman, 2011), es decir, que se desvirtúe la posibilidad de instituir imaginarios sociales que puedan romper alguna continuidad, entiéndase como lugares comunes, tensiones, límites u obstáculos, y que, por el contrario, produzcan ciertas transformaciones, no sólo psíquicas, también sociales y políticas, que den lugar a aquellos momentos generativos de significados, es decir, eventos poéticos, y produzcan cierta desarticulación de normalidades esperadas y abran nuevas normalidades, es decir, no instituidas, que se produzcan lugares insospechados para el excombatiente, traídos desde sus experiencias, sus ideas y significados.

Esta investigación optó por un enfoque centrado en las experiencias de cara a la inmersión de los excombatientes a la vida civil. Queda como horizontes para investigaciones futuras la importancia de una mirada desde el enfoque diferencial, que posibilite el abordaje de experiencias vitales ligadas al género y la raza, en articulación con el grupo armado y la salida del conflicto.

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*Esta investigación es el resultado de la participación de los autores en el proyecto Imaginarios Sociales Sobre el Cuerpo en Excombatientes de las FARC-EP. Aportes para la Construcción de Paz, de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria María Cano, la Universidad Cooperativa de Colombia y la Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia.

1Corresponde a un periodo que cubre los años entre 1948 y 1960, y da cuenta de un fenómeno de agudización sociopolítica entre el régimen liberal y conservador extendido a lo largo del territorio colombiano, donde no ocurren operaciones militares en el sentido estricto de la palabra, sino una confrontación entre la población civil derivada por el aireado debate político entre estos dos partidos (Pardo, 2015).

2 La Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) es una dependencia creada por el Estado colombiano en el año 2003, que genera acompañamiento a quienes se acogen a la paz y al camino de la legalidad, gestionando y generando oportunidades que fortalezcan sus capacidades y puedan desenvolverse plenamente como ciudadanos. Para mayor detalle véase http://www.reincorporacion.gov.co/es/agencia

Recibido: 26 de Agosto de 2021; Aprobado: 01 de Abril de 2022

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Magíster en Psicología Social en la Universidad Pontificia Bolivariana y la Universidad Cooperativa de Colombia, Medellín, Colombia. Líneas de investigación: psicología social crítica, imaginarios sociales, medioambiente, conflicto armado, posconflicto y acuerdos de paz.

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Doctorando en Ciencias Sociales por la Universidad de Antioquia, en Medellín; magíster en Psicología Social por la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín. Líneas de Investigación: psicología social crítica, imaginarios sociales, estudios temporales, conflicto armado, posconflicto, acuerdos de paz, procesos de subjetivación

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Doctoranda en Ciencias Sociales y Humanas por la Universidad Nacional de Colombia; magíster en Psicología Social por la Universidad Pontificia Bolivariana. Líneas de Investigación: psicología social crítica, subjetividad y procesos de subjetivación, y corporalidades.

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