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Trace (México, DF)

On-line version ISSN 2007-2392Print version ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  n.83 Ciudad de México Jan. 2023  Epub Dec 11, 2023

https://doi.org/10.22134/trace.83.2023.874 

Reseñas

A propósito de Combinar para convivir: Aportes y replanteamientos

Libertad Mora Martínez* 

* Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, México, libertad.mora@correo.buap.mx.

Ariel de Vidas, Anath. 2022. Combinar para convivir: Etnografía de un pueblo nahua de la Huasteca veracruzana en tiempos de modernización. México: Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, El Colegio de San Luis, ISBN: 978-607-879-416-4.


I

Después de algún tiempo, volvemos a tener otra obra de la etnóloga francesa Anath Ariel de Vidas, quien, como suele hacerlo, con un adecuado ojo etnográfico e interesante reflexión e interpretación del dato empírico, da como resultado Combinar para convivir: Etnografía de un pueblo nahua de la Huasteca veracruzana en tiempos de modernización.

La obra se sitúa en los estudios sobre la región huasteca, en específico, en uno de los grupos nahuas de un área en dicho constructo geográfico-cultural. El estudio de comunidad se enfoca en La Esperanza, en la porción veracruzana de la Huasteca.

Bien por los nahuas de La Esperanza que, tal cual lo señala la autora, gustosos ya esperan conocer el libro enfocado en su dinámica comunitaria, así como en una serie de características y distintivos propios. Ya que, como se anuncia desde la parte introductoria, los lugareños querían un libro sobre ellos, sobre aquello que los diferencia o los vincula con otros grupos de la región. Se cumple con el objetivo de la investigación.

Habrá que agregar que también celebramos con la autora que ¡ya la esperan en La Esperanza con un mole para festejar la publicación! Esto de alguna manera sugiere la interlocución constante que generó Ariel de Vidas con los lugareños. Bien por ambos: la gente de La Esperanza y la autora; y podríamos añadir bien por el lector interesado no solo en temas de la Huasteca. Es una obra que, si bien está contextualizada en esa región, contiene varios elementos importantes que se pueden destacar, sea o no el lector un estudioso del área. En ese sentido va esta reseña-análisis, pues más que un resumen apretado de los capítulos del libro, señalo aquellos puntos en que, a mi parecer, encuentro aportes y virtudes en la obra.

II

Propuesta teórico-metodológica y conceptual

De inicio, hay que celebrar que se siguen escribiendo etnografías de comunidad de largo aliento enriquecidas con diversos o novedosos enfoques de análisis; la extensa obra es producto de una «etnografía densa», en los términos de Gilbert Ryle y Clifford Geertz, de más de una década entre los nahuas de la comunidad de La Esperanza, en la Huasteca baja. Estamos ante un trabajo que ronda las quinientas páginas. Una hazaña intelectual de altos bríos.

Se trata de una investigación cuya propuesta teórica, metodológica y conceptual surge, en buena medida, desde la propia exégesis local. Algo que debiera ser el camino idóneo en la investigación antropológica. La propuesta de la autora parte de la perspectiva emic para poder dialogar a partir de dichos contenidos o categorías locales, es decir, culturales, con las nociones de tipo etic. De ahí que «combinar para convivir» es muestra clara de ello.

Anath Ariel de Vidas retoma de voz de sus interlocutores nahuas la expresión de «combinación», la cual alude, por un lado, a la vinculación que los lugareños hacen de una serie de prácticas cotidianas con las exigencias del mundo contemporáneo, es decir, la idea de «combinar» una serie de rasgos propios del grupo nahua de La Esperanza con otros elementos producto de la modernidad. Al respecto, el lector encontrará que la autora marca distancia de aquellas nociones como sincretismo, fusión o hibridación, comunes en marcos teóricos de otros colegas del gremio antropológico, sociológico e histórico. Comunes pese a las nuevas discusiones y propuestas temáticas.

La noción de combinarismo surge como «el arte de poner en relación […]» para lograr la convivencia. Y cuando nos referimos a la convivencia, aplica a los distintos colectivos que pueblan la comunidad de existentes de La Esperanza, es decir, tanto humanos como no humanos.

El eje de esta obra es el sistema ritual del grupo nahua de La Esperanza. Y el punto de partida son los contextos que actualmente permean en cualquier grupo social de México. Todos vivimos en contextos globales, estos inciden en nuestras prácticas cotidianas y, en el caso de aquellos grupos indígenas como los nahuas de La Esperanza en la Huasteca, las transformaciones o adecuaciones tienden a ser más visibles dadas sus características sociales y prácticas culturales. Estamos ante contextos cambiantes, sugiere la autora. Ante esa situación, la perspectiva de análisis coloca el acento en los procesos más que en las posibles ausencias inmediatas que suscita la modernidad.

El lector identificará que el contexto sociocultural en el que se recrea la vida de los lugareños está permeada por migraciones, movilidades, programas gubernamentales, tic, pobreza, inseguridad, reorganizaciones en las unidades domésticas, nuevas relaciones intergeneracionales, la relación con la tierra, cosmogonías, relaciones políticas, hechos festivos, entre muchas otras. En todas ellas, la autora va identificando no solo cómo se han incorporado cada una de esas actividades y procesos en la vida cotidiana, sino, aunado a ello, muestra cómo se relacionan entre sí y las dinámicas que estas suscitan en la comunidad. Interesante resulta que todas esas características socioculturales del grupo nahua huasteco en contexto de modernidad tienen relación o están imbricadas con el ciclo ritual comunitario.

Desde el punto de vista de Anath Ariel de Vidas, si bien es relevante señalar los cambios que se generan dados los contextos de globalización, igual de importante es conocer y analizar las respuestas locales que los actores sociales generan en el día a día ante las posibles transformaciones. Respuestas que, por cierto, parten de una lógica de grupo, es decir, qué, cómo y por qué hacen lo que hacen los nahuas de La Esperanza. Entender la lógica que subyace a las diversas res-puestas de dicho grupo abona, parafraseando a Saúl Millán (2015), al conocimiento antropológico sobre «las teorías indígenas que hacen de sí» los propios nahuas.

Con esta mirada, Ariel de Vidas se propone destacar la capacidad de agencia de los nahuas, y no pensarlos de manera esencialista o purista, o bien como pueblos aculturados o imposibilitados ante las condiciones macroestructurales, las cuales si bien sí pueden generar algún tipo de incidencia en ciertos aspectos de los grupos indígenas o subalternos, prevalece una suerte de respuesta acorde a la lógica cultural o aquello que Clifford Geertz denomina el ethos de un grupo. O, en los términos de Ulf Hannerz (1998), que «el exterior interfiere en el proceso reproductor de la cultura local, pero topa con resistencias de un tipo u otro» (40-41). En este punto es importante destacar que el medio de resistencia que la autora enfatiza es precisamente la esfera ritual comunitaria.

Es decir, el punto a enfatizar son los mecanismos culturales que sirven de cohesión grupal para seguir haciendo comunidad. Y cuando nos referimos a comunidad, hablamos de ese constructo social que recrean constantemente los distintos colectivos de La Esperanza, es decir, los humanos, así como los no humanos; dichos colectivos socializan constantemente a partir de un eje fundamental, el del rito, o para ser precisos, el conjunto de actos rituales que acompañan a lo largo de todo el ciclo anual. Sean terapéuticos o agrarios; individuales o colectivos. Así como el otro rito social, el de la fiesta patronal, que juntos conforman el sistema que hemos referido al inicio.

Etnicidades contemporáneas

Como ya lo he enfatizado, esta obra no solo es una aportación a los estudios de la Huasteca. Considero que es una importante mirada sobre las etnicidades contemporáneas, nos invita a repensar a los grupos en sus contextos e identidades múltiples.

En una comunidad en la que se ha perdido la lengua u otras prácticas indígenas, la autora nos señala que en el caso de La Esperanza existen otras y diversas formas de entender la etnicidad. No por ello dejan de ser nahuas. No por ello no son indígenas. En ese sentido, Ariel de Vidas nos invita a reflexionar sobre cómo estamos entendiendo la noción de etnicidad.

No es extraño que desde el ámbito gubernamental a estas comunidades se les ignore, se les tacha de «descaracterizadas» e, incluso, para poder participar en ciertos programas, se les obliga a que «comprueben su etnicidad». Encontramos grave y discriminador este acto, no obstante, desde la academia ocurre algo similar, ya sea por acción u omisión. Pues entre algunos colegas aún prevalece la mirada en búsqueda de ciertos rasgos exóticos o folk entre los grupos de estudio. Es decir, una mirada estereotipada de la alteridad.

Por ello, celebro la elección de nuestra autora en su caso etnográfico, una comunidad pequeña y con las características que ella nos refiere. Ariel de Vidas nos muestra un interesante análisis de un grupo indígena nahua con rasgos particulares, y si bien dicho grupo puede compartir algunos elementos como sucede en otras latitudes de la Huasteca, el punto o mi reflexión a partir de la obra es no querer encontrar en todos los grupos huastecos los mismos elementos que nos llevan a poner sobre la mesa el concepto de etnicidad. Y junto a ello, el concepto mismo de región, el cual se enfatiza, no se trata de un espacio homogéneo, pues pueden existir elementos en común, pero no todos los grupos étnicos en todos los momentos responden de la misma manera; es decir, la especificidad no solo de grupo, a la par, la temporalidad en el análisis, pues incluso en un mismo grupo pueden cambiar las nociones y prácticas culturales que llevan a cabo.

La voz de Ariel de Vidas nos incita a mirar y a entender otras prácticas culturales que también son relevantes para los lugareños. Nos invita, de alguna manera, a evitar ignorar a esas comunidades en donde ciertos elementos ya están ausentes, no obstante existen otros rasgos, otras prácticas culturales a considerar.

Aunada a esa idea, más que una pérdida de ciertos rasgos, nos encontramos con reconfiguraciones culturales, y es ahí donde precisamente las nociones de tradición y de etnicidad cobran relevancia. A propósito, señalemos que nuestra autora camina precisamente en esas perspectivas conceptuales desde hace algunos años. Recordemos en otra obra del año 2006, que

la tradición, más que un conjunto de creencias y de costumbres transmitidas a través de un pasado común, es ante todo una reinterpretación y adopción cotidiana por parte de los contemporáneos de valores determinados, eventualmente heredados de generaciones anteriores. De ahí que en cada generación, se pierdan algunos elementos y se conserven otros que se transmiten luego a las siguientes generaciones. Cualquier cultura se encuentra de manera permanente en proceso de cambios culturales. Cada cultura es un conjunto de elementos nuevos y antiguos que cambian y se metamorfosean a diferentes ritmos. (Ariel de Vidas 2006, 5).

Al respecto, hay que destacar que el detalle de relevancia antropológica es que en La Esperanza, el papel del rito es fundamental para que subsista la comunidad, el rito funciona como columna vertebral en la dinámica nahua. Y sí, esto en un contexto de interrelaciones globales; y sí, como una vía entre la idea de tradición y modernidad. El ritual es el eje que articula y que ancla la dinámica comunitaria entre todos los existentes.

El rito en su contexto sociocultural

Hay que decir que si bien una buena cantidad de los estudios centrados en la Huasteca son sobre el tema del ritual, considero que buena parte de esas investigaciones no enmarcan al rito en las múltiples esferas sociales con las cuales sí tiene relación dicha práctica cultural. Se identifica de manera general entre los ritualistas huastecólogos una parcelación del conocimiento en un solo ámbito, como si el tema del ritual fuera ajeno con otras aristas. En ese sentido, celebro que la propuesta de Anath Ariel de Vidas nos ofrece la descripción e interpretación de las connotaciones de los ritos enmarcados en un total cultural, es decir, brinda la información para entender cómo se tejen las vías del ritual. Explica a detalle cómo se articula la dinámica ritual con muchos de los ámbitos comunitarios. Por ejemplo, qué acontece con los migrantes o cómo se relaciona el rito con la esfera sociopolítica, de género y generacional de La Esperanza. De qué van los ritos comunitarios, qué suscita la fiesta patronal más allá de pensarla como una práctica identitaria, cómo se articula con otros conflictos locales, o bien cómo sirve como generador de relaciones sociales. Aspectos y detalles como estos se agradecen en una obra que, como ya he referido, nos refiere los múltiples ámbitos con los cuales está imbricada la dinámica ritual comunitaria, si bien el eje de análisis es la vida ritual comunitaria.

Tradición y modernidad: Descartando las dicotomías

Por otro lado, tal cual hemos podido constatar en otras de sus publicaciones que le preceden, como «Tupperware en el rancho: Las interconexiones globales» o «Indianidad y modernidad: Un binomio cambiante y variado», aquí también apuesta por descartar las falsas dicotomías que hoy siguen imperando entre varios análisis de grupos indígenas. Como ocurre, por ejemplo, con aquellos que perciben de forma antagónica las prácticas de la Iglesia católica con aquellas vinculadas con la cosmovisión nahua. O bien el binomio tradición contra modernidad. Nuestra autora no disiente de las nociones, disiente en las formas en cómo se abordan. Al respecto, ella nos invita a reflexionar en las interacciones que se suscitan entre esos campos. De ahí que, de nueva cuenta, recordemos precisamente la noción émica de «combinar para convivir» y, precisamente, ese es el argumento de la obra: la forma en cómo los nahuas combinan distintas tradiciones para finalmente estar, es decir, existir.

En ese sentido, debo confesar que desde hace algún tiempo retomo ampliamente la propuesta de la autora, es decir, evitar el análisis en dichas categorías como oposiciones encontradas, pues las realidades contemporáneas nos obligan a estudiar procesos «interrelacionados» y no «híbridos», sugeriría ella; «combinados», sugerirían los nahuas de La Esperanza.

En este punto de evitar pensar en los antagonismos y reflexionar en las interacciones, o en las combinaciones, señalo que esta mirada en la tradición y en la modernidad pareciera hacer eco, incluso, al momento de reparar en la propuesta teórico-metodológica de la autora. Ya que, si bien acude de manera tradicional al método etnográfico en el sentido clásico -y en el entendido por el trabajo de larga data propuesto por pioneros como Bronislaw Malinowsky y Franz Boas-, a la par nos sugiere la propuesta de la etnografía multisituada de George Marcus o, incluso, retomando la propuesta de la etnografía virtual para mantener el diálogo entre sus interlocutores migrantes.

Además de ello, en el diálogo teórico con el dato etnográfico repara en una serie de miradas tradicionales o mesoamericanistas, pues no resulta extraño encontrar la mirada de Alfredo López Austin; y a la par con aquellas modernas o, más bien, contemporáneas, es decir, con nuevos paradigmas, los cuales dialogan precisamente con las epistemologías de los nahuas de La Esperanza. Es el caso, por ejemplo, cuando refiere y retoma las ontologías en la propuesta de Philippe Descola. O bien el enfoque relacional que desglosa entre todas las comunidades de existentes entre los que se crea y recrea la comunidad.

III

La obra es una invitación constante a la reflexión sobre la alteridad en sus muchos campos de análisis. A lo largo de ocho capítulos con su respectiva introducción y reflexiones finales, Ariel de Vidas nos presenta la dinámica contemporánea de un grupo nahua de la Huasteca, y sus respuestas al acontecer cotidiano. Brinca una interrogante inicial ante los contextos actuales: ¿Cómo reconfiguran sus prácticas socioculturales estos nahuas de La Esperanza? Encontramos que, precisamente, el eje que articula y que ancla la dinámica, la existencia y la convivencia nahua es la esfera ritual. Ello nos incita a adentrarnos en la obra para conocer y tratar de entender qué implica o cuáles son las connotaciones en torno al hecho ritual para estos nahuas de una porción de la Huasteca veracruzana.

Referencias

Ariel de Vidas, Anath. 2006. «Indianidad y modernidad: Un binomio cambiante y variado». TRACE, 50: 3-18. [ Links ]

Hannerz, Ulf. 1998. Conexiones transnacionales: Cultura, gente, lugares. España: Frónesis / Cátedra Universitat de València. [ Links ]

Millan, Saúl. 2015. «La alteridad permanente: Cosmovisiones indígenas teorías antropologicas». Scripta Ethnologica, 37: 82-100. [ Links ]

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