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Relaciones. Estudios de historia y sociedad

On-line version ISSN 2448-7554Print version ISSN 0185-3929

Relac. Estud. hist. soc. vol.43 n.172 Zamora Oct./Dec. 2022  Epub Aug 11, 2023

https://doi.org/10.24901/rehs.v43i172.961 

Artículos originales

Reproducción social de un espacio sagrado: Nueva Jerusalén, Turicato, Michoacán

Social reproduction of a sacred place: Nueva Jerusalén, Turicato, Michoacán

Guillermina Murillo Barriga1 
http://orcid.org/0000-0002-6882-4976

Octavio Augusto Montes Vega2 
http://orcid.org/0000-0001-7258-8307

1El Colegio de Michoacán gmurillob2000@alumno.ipn.mx

2El Colegio de Michoacán montes@colmich.edu.mx


Resumen

Este artículo busca analizar una serie de mecanismos de reproducción social que llevaron a la construcción de un territorio en respuesta popular a reformas históricas e ideológicas, producto del Concilio Vaticano II (1962 y 1965) y que continúan hasta nuestros días. En 1973 se erige físicamente la Nueva Jerusalén, un espacio místico construido a partir de una aparición mariana a una campesina, quien, a petición de la Virgen del Rosario, buscó ser escuchada sobre las advertencias del final de los tiempos. Mediante la recopilación de datos oficiales y etnográficos se muestra que esta población tuvo un crecimiento significativo que persiste y coexiste junto con una serie de transformaciones regionales y nacionales de índole política, cultural y religiosa. Este texto es resultado de una investigación etnográfica extensa, que incluye un intensivo trabajo de campo en el área de estudio. Con base en nuestros resultados, podemos decir que Nueva Jerusalén es un espacio sagrado y utópico, que mediante diferentes tipos de mecanismos de reproducción social ha podido persistir y mirar a futuro. El caso resulta interesante y se distingue de otros porque la comunidad parece abierta a la movilidad y al futuro.

Palabras clave: Cultura popular; mesianismo; religión católica; Tierra Caliente de Michoacán; utopía

Abstract

This article seeks to analyze a series of mechanisms of social reproduction that led to the construction of territory in popular response to historical and ideological reforms, resulting from the Second Vatican Council (1962 y 1965), and that continue to this day. In 1973, Nueva Jerusalén (New Jerusalem) was physically erected, a mystical space built from a Marian apparition to a peasant woman, who, at the request of the Virgin of the Rosary, sought to be heard about the warnings of the end of time. Through the collection of official and ethnographic data, it is shown that this population had a significant growth that persists and coexists together with a series of regional and national transformations of political, cultural, and religious nature. This text is the result of extensive ethnographic research, which includes intensive fieldwork in ​​the area of study. Based on our results, we can say that Nueva Jerusalén is a sacred and utopian space that, through different types of mechanisms of social reproduction, has been able to persist and look to the future. The case is interesting and distinguishes itself from others because the community seems open to mobility and the future.

Keywords: Popular culture; messianism; Catholic religion; Tierra Caliente in Michoacán; utopia

Antecedentes

La nominación de Nueva Jerusalén1 obedece a un arquetipo religioso, a un lugar o espacio soñado o imaginado (Bloch, 2017, p. 35), ligado al inicio de la religión monoteísta judía y cristiana. El referente más conocido es el capítulo XXI del libro del Apocalipsis, cuando el apóstol Juan habla de una renovación de la Tierra a partir del final de los tiempos, donde “las primeras cosas han dejado de existir” (Andreae, 2010, p. 116) y se erige una nueva ciudad. Con esto se cumple con dos atribuciones que literatos y filósofos suelen conceder a los arquetipos: los que aluden a seres, acciones y personajes de carácter atemporal, ideal y universal, y los que describen atributos, valores y conductas más representativos de ciertos sujetos individuales o colectivos (Salinas, 2020; Gutiérrez, 2018).

Para este estudio, Nueva Jerusalén (Turicato, Michoacán) tiene ambos factores arquetípicos que se verán reflejados en el estudio de caso. Por un lado, toma un aspecto territorial definido durante el medievo, específicamente en la llamada reconquista de Tierra Santa (de Jerusalén), la cual se sitúa en el ombligo de la Tierra plana y su dominio requiere de la instauración de una ciudad santa renovada. Por otro lado, incluye un corte profético-escatológico, que responde también a un ideal de transformación, ya sea de la Iglesia, de un orden político o de ambas (De Zaballa y González, 1995). Esto implica imaginarios de renovación de la fe, acompañados por revueltas de campesinos dirigidos por líderes religiosos que planteaban ciudades o comunidades, que significarían el triunfo de sus ideales, además de una crítica a la civilización imperante y la muerte de la corrupción del antiguo régimen (Krotz, 1988; Mumford, 2013). Por lo tanto, La Ermita2 nos da referencia empírica de un lugar geográfico real y de una representación basada en creencias ancestrales.

La Nueva Jerusalén, o Ermita de la Tierra Caliente michoacana, es un emplazamiento moderno que tiene signos religiosos importantes de carácter sincrético y que muestran en su disposición espacial una clara adaptación o negociación con lo que se podría concebir como el mundo exterior, lo que implica políticas de modernización de un Estado nacional que busca un continuo desarrollo a la par del progreso global. Debido a esto, en este artículo se intentará definir bajo cuáles condiciones se construye un territorio sagrado y los mecanismos de reproducción social que le permiten a éste permanecer en una lógica moderna y responder a las expectativas de la sociedad actual. Es por ello que se plantean los siguientes objetivos: a) establecer relaciones entre los arquetipos de ciudades sagradas con Nueva Jerusalén en Turicato; b) analizar una serie de mecanismos de reproducción social que llevaron a la construcción de un territorio como respuesta a reformas históricas e ideológicas relacionadas con la separación de la Iglesia con el Estado y el Concilio Vaticano II; c) describir las relaciones de la comunidad religiosa con grupos de poder, como instituciones políticas y religiosas; y d) analizar el futuro de la comunidad a través del cisma y reproducción social en la actualidad. Es importante señalar que este artículo tuvo trabajo de archivo y de campo entre octubre de 2016 y agosto de 2018.

Los objetivos dictan el recorrido metodológico de la investigación, la cual se distingue por su carácter cualitativo; por tanto, este texto contiene una parte basada en trabajo de archivo y bibliográfico, tras la revisión de fuentes directas e indirectas, así como también se describen elementos a partir del trabajo de campo en la comunidad religiosa.

Arquetipos de una ciudad sagrada

En la Europa medieval y renacentista, la idea de la Nueva Jerusalén implicó que Jerusalén dejara de ser un lugar geográfico físico con una ubicación cartográfica puntual porque, por un lado, representaba un modelo aplicable a cualquier ciudad o capital europea real que buscara renovación y, por otro, era una utopía que podría ser construida, descubierta o renovada. Algunos autores señalan que el recuerdo de Jerusalén, real o apocalíptica, traspasó las fronteras de Europa en dirección a las Indias recién colonizadas. En este Nuevo Mundo, con algunas excepciones de los militares, no se esperaba una reconquista de los lugares santos; sin embargo, fue modelo para imitar ideales apocalípticos que aguardaban la instauración de la Nueva Jerusalén en América, con las mismas características que los movimientos mesiánicos bajomedievales la habían definido (De Zaballa y González, 1995).

En Europa, esos sentidos de reforma y contrarreforma se vieron reflejados en ciudades imaginadas o deseadas desde el punto de vista de autores literarios, principalmente de sacerdotes o de pastores de las recién instauradas iglesias protestantes, con el fin de refundar un lugar alejado de la corrupción política y religiosa en los regímenes que imperaban en ese momento. Líderes del catolicismo, como San Agustín, Tomás Moro o Tomasso Campanella (Krotz, 1988; Bloch, 2017), hasta pastores luteranos como Valentín Andreae, dedican gran parte de su trabajo a la descripción de ciudades utópicas reformistas y coinciden en arquetipos de construcción similares: muros periféricos geométricos regulares (principalmente cuadrados) y orientados de acuerdo a la Rosa de los vientos; calles laberínticas coronadas de columnas, torres y templos que anuncian el final de los tiempos y la necesidad de orar por los que están fuera de la ciudad, pues ellos no tendrán salvación. La llegada a las ciudades sagradas requiere de un sacrificio corporal que se refleja en un trayecto lleno de peligros y vicisitudes; una vez que se llega a la ciudad, se visualiza una organización política jerárquica, no democrática pero igualitaria, basada en un consenso de sus pobladores, quienes se distinguen por su inocencia, astucia y justicia (Hubard, 2017).

Tomás Moro describió en 1516 la ínsula de la Utopía,3 el cual era un lugar que alcanzaba el máximo grado de perfección. Era una Ciudad-Estado pagana, comunista, en donde la razón guiaba a las instituciones, además el orden y la dignidad contrastaban con el exterior (Meyer, 2016). Era, pues, un espacio armonioso y políticamente pensado como un diseño de Commonwealth4 (Mumford, 2013), por lo que se puede decir que es un no lugar; pero sus características tienen vida, generan procesos y operan en sociedades concretas e históricas, también alude a la posibilidad de crear un mundo perfecto, en un espacio concreto, habitado por seres humanos (García Moriyón, 2017, p. 75). En ese sentido, existe un tránsito evolutivo de la utopía clásica a la actual, en donde cambian “los juicios de apreciación del sujeto del discurso, no los contenidos del texto” (Núñez Ladeveze, 1985, p. 47).

Debido a la travesía colonial en América, muchos escritores utopistas perfilaron sus deseos a misiones realizadas en el nuevo continente, otros llevaron manos a la obra y construyeron edificios y ciudades comunitarias de distinta índole; sin embargo, pocos llegaron al objetivo esperado. El sincretismo en el llamado Nuevo Mundo propició rasgos diferentes a las creencias y mesianismos sobre dos arquetipos o centros fundamentales: la religión y la escatología de un nuevo mundo paradisíaco (Bloch, 2017, p. 48), alejado de la corrupción europea. Desde principios de la época colonial española, una nueva manifestación mesiánica se hizo presente en las narrativas de los misioneros: la aparición de la Virgen María (madre de Jesús) a los pobladores humildes de la tierra conquistada.5 Éste se convirtió en uno de los arquetipos más importantes sobre los que girarían las historias fundacionales de pueblos, villas y ciudades, basílicas o templos a lo largo de América Latina.

Existen diversos textos en el devenir del ser humano que aluden a arquetipos de ciudades sagradas. En términos generales, son un modelo idealizado. Una variante de este arquetipo de ciudad sagrada, son los lugares invertidos o utopías realizadas que existen como yuxtaposiciones a espacios oficiales o institucionales (Foucault, 2010). Otro ejemplo importante son las denominadas heterotopías, las cuales son lugares reales que muestran contradicciones en un mismo espacio y que no son vividas o imaginadas por todos sus habitantes. Es decir, existen heterotopías en donde todo el mundo puede entrar, pero una vez dentro se da cuenta de que dicho espacio parece una ilusión y de que no se entró a ninguna parte, entonces es un lugar abierto, pero con una propiedad particular de mantener al sujeto fuera (Foucault, 2010, p. 8).

La Nueva Jerusalén en Turicato, Michoacán, proviene de esa estructura arquetípica, con las dos aristas interpretativas ya mencionadas: un movimiento contrarreformista político (contra las reformas laicas y liberales6) y religioso (al Concilio Vaticano II y el advenimiento del final de los tiempos debido a la corrupción del mundo moderno). La consigna era la construcción de una ermita en donde se refugiarían todos los fieles arrepentidos y aislados del mundo actual. En el espacio sagrado de Nueva Jerusalén existe, en apariencia, una entrega sin reservas a la fe, con la esperanza de un futuro liberador y espiritual, pero con una alusión a la utopía panóptica (Galindo, 2004, p. 66). Inicialmente, la comunidad fue pensada como un espacio cerrado con las fronteras simbólicas y materializadas.

La Ermita o Nueva Jerusalén es un espacio con apenas cincuenta años de antigüedad, por lo que su distinción no radica en su importancia arqueológica (Egea, 2005), sino por la disposición de elementos simbólicos en el espacio físico, lo cual implica un proceso de cristianización (territorialización), con “pretensión de revitalizar los cultos tradicionales” (Torres, 2007, p. 3). Entonces, la elección de los lugares no es azarosa, puesto que existe una relación armoniosa entre la naturaleza y las prácticas locales, en función de obtener sustento (Castillo, 2004). Así, se habla de la existencia de diversos espacios con significación sagrada.

En el proceso de selección de los espacios que serán sagrados pueden existir ciertos objetivos, como un interés económico y apropiación de tierras; exhibición del triunfo a través de una simbología; la purificación de los lugares sagrados e incorporación de ídolos; establecimiento de un culto verdadero; entre otros, sin olvidar que dicha ocupación se asocia a determinados sitios (geosímbolos) con la presencia de la divinidad y, por ello, los lugares son merecedores de respeto para los visitantes (Castillo, 2004). Las ciudades sagradas tienen límites y se producen constantemente, pero manteniendo sus actividades fundamentales (y creencias) como las reglas básicas de convivencia en comunidad, prácticas rituales. Son espacios fluidos donde la “fluidez es un término que usamos para indicar que no solo el territorio, sino también el acceso, son transitorios, polimorfos y múltiples” (Verzijl, et al., 2019, p. 257).

Descripción física de La Nueva Jerusalén de Turicato

Aurora Castillo Escalona (2004) emplea un concepto significativo para hablar de la construcción de ciudades sagradas, el cual se enuncia de la siguiente manera: “Criar ciudades sagradas”. Lo anterior tiene una carga semántica importante, puesto que no sólo se trata de construir viviendas y recintos religiosos, sino de mantenerlos con vida en un proceso continuo de reproducción simbólica. En el caso de Nueva Jerusalén, se crea una comunidad religiosa que sobrevive aún con los cambios de su entorno, pero con esta fluidez que le permite darse a conocer y abrirse, conservando sus creencias. Ese proceso será uno de los principales factores de análisis de la reproducción social de dicho espacio.

El misticismo que envuelve a Nueva Jerusalén es lo que la hace interesante para creyentes y no creyentes, debido a que no es casualidad que se erija en la región de la Tierra Caliente michoacana.7 Aunque existe buena conexión con carreteras, se encuentra alejado de los destinos turísticos del estado de Michoacán y con altas temperaturas que van de los 30°C a los 40°C la mayor parte del año. La ruta para arribar a la comunidad religiosa, generalmente, inicia en Tacámbaro,8 continúa por Chupio, Pedernales, Petembo y Puruarán. Desde la carretera se pueden observar algunos monumentos de la comunidad religiosa, tales como la Cuenca Celestial y persistentemente se anuncia el acceso a Nueva Jerusalén.

El contraste entre Nueva Jerusalén con otros poblados resalta en la construcción de sus edificios sagrados y en la vestimenta de sus habitantes, principalmente mujeres. También, se puede hablar de un salto espacial y temporal, esto último porque no existe el horario de verano dentro de la comunidad, ni suficiente tecnología de comunicación.

Desde la carretera hacia Turicato, resalta a la vista la cúpula azul de la Catedral de la Virgen del Rosario. Una vez traspasada la vereda que conduce a la comunidad, visualmente destaca El Puerto, que es la primera frontera materializada, es decir, la entrada. Lo que se conoce como El Puerto, no es más que una puerta con rejas. A sus costados se manifiestan dos pequeñas torres y los colores que predominan en este portón son el crema y el guinda. El muro o las puertas (portón) significan el acceso a la comunidad. Vale la pena mencionar que dicho muro surgió con la intención de proteger y salvaguardar a los locales; sin embargo, a medida que el tiempo ha avanzado, los significados han variado. El impacto del muro al exterior es importante, puesto que lo reviste de cierto misterio que ha propiciado que se generen historias en el imaginario colectivo de la región. En el camino principal, el cual conduce al Arca y al Torreón, también se observan algunos monumentos religiosos, por ejemplo, a San Roberto y San Gabriel. Para llegar a la Cuenca Celestial se sigue la calle San Miguel Arcángel. La comunidad cuenta con un pequeño manantial o nacimiento de agua, rodeado por milpas secas y con plantas de caña. En el paisaje natural se destaca el color verde, por la influencia de las parcelas de la caña de azúcar de la región.

En contraste con la construcción de elementos religiosos, existe una serie de conexiones con el mundo exterior: La Ermita cuenta con un médico general proveniente de Puruarán, la mayoría de las casas tienen drenaje, agua potable y luz eléctrica, a diferencia de las décadas de 1980 y 1990 (Dozal, 2012; López, 1984). También, al ser una Encargatura del orden, cuenta con su propia jefatura en el primer cuadro del poblado.

El discurso de los habitantes de la Ermita apunta a que la instauración de la comunidad “se presentó como una alternativa para sobrevivir a pesar de la crisis moral de la humanidad”, es por ello que, mediante la organización en comunidad y el esfuerzo colectivo basado en la fe, se inició con la construcción de templos y conventos para dar paso a la construcción de viviendas (Murillo, 2019). El trazo de la comunidad es similar al de otras poblaciones con características predominantemente rurales, es decir, en los primeros cuadros de la comunidad se pueden observar colonias, capillas y una avenida principal, además de una construcción similar a una plaza. En el centro también se localiza un mercado, en donde se concentran locales comerciales como tiendas de abarrotes, mercerías y tiendas de ropa. Llama la atención que la mayoría de las construcciones están en obra negra o en continua construcción, incluso los templos. Las calles parecen desiertas, es sólo en determinados horarios que se ve movimiento de personas cuando se dirigen a misa u otros rituales en comunidad.

Más allá del entorno físico de la comunidad religiosa, lo que más destaca es el acceso a ciertos lugares, debido a que se requiere de vestimenta especial y de la aceptación de ciertas convenciones, considerando la existencia de distintas jerarquías basadas en el cargo religioso. Entonces, acceder a la comunidad requiere el acatamiento de normas estipuladas por los líderes religiosos desde la creación de la Ermita.

Nueva Jerusalén tiene como historia fundacional la aparición de la Virgen del Rosario. En su proceso de conformación influyeron tres personajes centrales: Gabina Romero (Mamá Salomé), Nabor Cárdenas (Papá Nabor) y una deidad, la Virgen del Rosario. La asignación de las palabras papá y mamá a los personajes centrales de Nueva Jerusalén es significativa, pues la palabra tiene poder, es decir, el discurso también es un sistema modelador: “el nombre es el centro de imantación semántica de todos sus atributos, el referente de actos y el principio de identidad que nos permite reconocerlo a través de todas sus transformaciones” (Pimentel, 2008, p. 63).

Entonces, que Nabor y Gabina sean los padres de la comunidad es importante, porque sirve de referencia y de guía para el comportamiento de los residentes de la localidad, y ello se puede manifestar en datos concretos referentes a su identidad religiosa. En el nombre también está implícita una parte del comportamiento moral que describe a otro como referencia que puede ser cierta o no, sin embargo, alude a la confiabilidad (Pimentel, 2008). Se puede inferir que, en este proceso de denominación de los padres de Nueva Jerusalén, existió la caracterización del liderazgo carismático9 de sus guías. Cuando a Nabor Cárdenas y a Gabina Romero se les asignaron los títulos de papá y mamá, se les agregaron signos que representan protección.

La Ermita es considerada como mariocéntrica (Ruiz Guadalajara, 1996; Dozal Varela, 2012). A lo largo del siglo XX, la figura de la Virgen María fue vista como señal de tiempos de guerra, catástrofes o el fin del mundo, y fue recurrente a nivel mundial. La aparición de la Virgen del Rosario fue el detonante para la creación de la comunidad religiosa. Sin embargo, la presencia de la Virgen en la Tierra ocurrió en un espacio determinado; incluso, en la actualidad, el lugar se considera sagrado, lo cual permite explicar por qué existen determinados lugares con razones religiosas, políticas o culturales, que además generan una carga simbólica que produce identidad (Bonnemaison, 1981, p. 256). En el caso de Tacámbaro, existe una iglesia conocida como Fátima, en donde se encuentran las cuatro Vírgenes cautivas del comunismo y ligadas al uso del rezo del rosario para evitar catástrofes en un futuro. En Fátima se encuentra la Virgen de Polonia, Lituania, Venezuela y Cuba, y están en Tacámbaro porque, en determinado momento, la religión católica no tenía aceptación en aquellos países. En Nueva Jerusalén, algunos geosímbolos de la comunidad tienen como base algún elemento natural, es decir, una base geográfica. Un ejemplo de esto es el Arca Celestial, que se encuentra en la parte más alta de la localidad y también funciona como una especie de mirador.

La formación de los nuevos líderes religiosos se lleva a cabo en los seminarios y conventos, los primeros exclusivos para hombres y el segundo para las monjitas. El único requisito para ingresar como residente de dichos espacios radica en la aceptación de los dogmas impuestos y el abandono de algunas propiedades. Es importante que los seminaristas y monjitas sean solteros. Incluso aquellos que visitan la comunidad, como peregrinos, tienen abiertas las puertas de dichos espacios de formación religiosa.

Sin embargo, resulta necesario decir que estas diferenciaciones con el exterior se encuentran yuxtapuestas con una realidad cotidiana, en donde los habitantes de La Ermita mantienen relaciones continuas con habitantes externos, principalmente de los municipios de Turicato y Tacámbaro. Desde sus inicios, La Ermita nunca fue una sociedad completamente cerrada. Algunos de sus habitantes salían de la localidad con la finalidad de trabajar en otras poblaciones. Los ejemplos más recurrentes son los dos ingenios azucareros que se encontraban localizados en Puruarán y en Pedernales (Paleta, 2001). Con el paso del tiempo, muchos pobladores salen con mayor frecuencia a trabajar, a estudiar o a predicar, debido a una serie de cambios ocurridos en de la organización interna.

La Nueva Jerusalén a partir del Obispado del Gran Michoacán

Para entender las particularidades de un espacio sagrado, resulta necesario ponerlo en observación bajo dos planos: el histórico y el geográfico. Esto nos permitirá analizar el fenómeno desde escalas espaciales y temporales que lo definan como un elemento particular y legítimo. Después de revisar las generalidades de la Nueva Jerusalén en un espacio y un tiempo globales, procederemos a analizarla desde escalas espacio temporales específicas: la región y su temporalidad.

El Obispado de Michoacán ha tenido una importancia histórica significativa, además de sostener una fuerte influencia territorial desde tiempos de la Colonia hasta la actualidad. Lo anterior se ve representado en la creación de múltiples recintos religiosos10 con dos temas principales, las apariciones marianas de Guadalupe y en honor a Cristo Rey. Desde la conformación del Bajío como región dominada por criollos y bajo la observación del Obispado de Michoacán, la Iglesia católica tenía el control de los pueblos en el periodo colonial. La construcción de parroquias, templos y ciudades permitió la producción de mecanismos de control social y cultural al servicio de la Iglesia y la corona española. El Bajío nació como una región producto del despojo del territorio chichimeca y como un agronegocio que sostenía la industria minera. Por lo mismo, los sacerdotes del Gran Michoacán eran considerados líderes políticos. El ejemplo más icónico es la insurgencia de la Independencia en 1810 (Montes, 2019, pp. 181-190; Tutino, 2016).

A mediados del siglo XIX, con la lucha entre liberales y conservadores, la Iglesia católica regional se vio amenazada por una serie de legislaciones y reformas que les hizo optar por el lado conservador. Muchos obispados de México construyeron una maquinaria ideológica que permitió penetrar en fibras de las poblaciones locales y la cultura regional de las diferentes latitudes de México. Con la Ley Lerdo, durante la reforma republicana con Benito Juárez como presidente, los pueblos del centro occidente se opusieron a las políticas liberales por la influencia de los líderes políticos y religiosos. Las figuras de los pontífices Pío IX y León XIII fueron muy importantes e influyentes en los distintos mecanismos de reproducción social en gran parte de la región centro occidental, principalmente en Jalisco y Michoacán. El anti-reformismo liberal se inspiró en muchas acciones emanadas de la pastoral social y de la encíclica Rerum novarum, en que los trabajadores se organizaban en sindicatos y cooperativas católicas como una forma de oposición frontal al liberalismo y al socialismo.11 La Reforma Liberal del siglo XIX trajo consigo la construcción de templos a la Virgen de Guadalupe como un arquetipo de defensa a los tiempos modernos (Montes, 2019).

En tiempos de la Revolución Mexicana, incluso en la instauración de la Constitución de 1917, hubo movimientos violentos en pro de la Iglesia católica y sus representantes. Los ejemplos regionales más conocidos en el siglo XX fueron la Guerra Cristera y el movimiento sinarquista, a partir de la creación la Unión Nacional Sinarquista en 1937. El obispado de Michoacán participó activamente en defensa de la religión católica. Obispos como José María Cázares y Martínez, Othón Núñez y Zárate (prelados de Zamora), además de Leopoldo Lara y Torres, primer obispo de Tacámbaro (1920), fueron protagonistas y líderes carismáticos en la defensa de sus territorios. Lara y Torres encabezó movimientos sociales en la región de Tacámbaro y Turicato por el cierre de los templos y de la suspensión del culto durante los periodos de Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (Montes, 2010). Uno de los principales motivos de la creación del obispado de Tacámbaro fue la conformación de un territorio compacto que pudiera cohesionar pequeñas poblaciones, así los sacerdotes se convirtieron en un ejemplo a seguir y su palabra era sagrada, puesto que provenía de Dios. Por otro lado, la diócesis de Tacámbaro facilitó la formación de redes de trabajo.12

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, aunque de manera informal, nuevamente se realizaron arreglos13 entre la alta jerarquía de la Iglesia católica y el Estado mexicano, en donde las bases populares volvieron a quedar en amplia desventaja. Los movimientos civiles de católicos seglares y religiosos fueron significativos para el Estado de Michoacán, siendo así como destacan el movimiento sinarquista y grupos locales de la diócesis michoacana organizada por párrocos inconformes.

A lo largo del siglo XX, la historia de Michoacán siempre ha contado con la iglesia católica como uno de sus grandes actores. La cultura popular siempre ha estado permeada por el reparto de tierras y la defensa de la fe. Esto se debe, en palabras de Luis González (1999, p. 29), a que “la falta de sujeción a la ley y a la autoridad civil contrastaba con la entrega al gobierno eclesiástico y a los mandamientos religiosos”; además de rezar, las ocupaciones de los rancheros eran el juego, la jineta y la conversación. Sin embargo, es importante resaltar que la cultura popular católica de base ha recibido continuos reveses por parte de la alta jerarquía del clero, en tiempos de confrontación política con el Estado mexicano.

En el Michoacán de principios del siglo XXI destacan tres casos de denuncias hacia líderes ligados a la religión católica y a la caridad cristiana, acusados de abuso de poder: el padre Marcial Maciel, el líder fundador de la orden los Legionarios de Cristo; también Rosa Verduzco, fundadora y directora de la casa hogar La Gran familia de Zamora; y, finalmente, el padre Nabor Cárdenas Mejorada, quien fue el líder y fundador de Nueva Jerusalén (Murillo, 2019), a quién se había expulsado y excomulgado de la Iglesia pero seguía teniendo protección por parte de ciertos sectores políticos, populares y económicos del estado de Michoacán. Un aspecto que resalta del sacerdote Nabor Cárdenas es que su apellido resuena en la región porque el General Lázaro Cárdenas del Río era oriundo de Michoacán, y aunque se ha especulado de algún parentesco entre el sacerdote católico y el político michoacano, no existen fuentes que corroboren esta relación. Seguidores de la comunidad han hecho visible que el general era muy querido dentro de esta y aluden a una hermandad (no consanguínea, sino bajo el discurso “todos somos hermanos”). También vale la pena destacar que en una de las capillas de Nueva Jerusalén existe un busto dedicado a Lázaro. Se puede decir que los residentes de la comunidad hablan de Lázaro Cárdenas con nostalgia y cariño.

Los personajes construyeron estos espacios comunitarios de protección con base en valores cristianos, en donde el poder se concentraba en el líder, quien poseía conexiones políticas y religiosas para el mantenimiento de sus espacios sin aparente influencia del Estado (y estado). Si bien existen lugares similares a Nueva Jerusalén,14 las características socio-territoriales y temporales varían.

La Diócesis de Tacámbaro: respuestas al Concilio Vaticano II y la prevención del final de los tiempos

La diócesis de Tacámbaro, en términos del sacerdote José Díaz Barriga,15 mantuvo una postura clara en el conflicto de intereses entre Nabor Cárdenas y el obispo José Abraham Martínez Betancourt, porque la encomienda de la diócesis de Tacámbaro era llevar la religión hasta la Tierra Caliente del Medio del Balsas, para así disminuir el descuido religioso que se tenía en la región hasta antes de 1920, considerada una tierra de misión. Tacámbaro ofrecía una ubicación adecuada para la movilidad y, por lo mismo, los católicos aumentaron, no sólo en la cabecera del municipio sino también en la región.

En la historia oficial de Nueva Jerusalén, conocida como La Virgen María en la Tierra en estos últimos tiempos, aprobada por el Excmo. Sr. Obispo Nabor Cárdenas Mejorada, remite al mito fundador por las apariciones marianas. En el texto se describe el encuentro entre Gabina Romero y Nabor Cárdenas, a quien le resultó conveniente la aparición para la creación de su propia ciudad sagrada. Nabor siempre tuvo desacuerdos con lo estipulado en el Concilio Vaticano II (1962 y 1965), siendo un ejemplo el desencuentro entre Gilberto Balbuena y Cárdenas Mejorada. Se dice que éste último expresaba “no comprendo cómo el cuerpo mayor de nuestra Iglesia está planteando esa reforma de casi completo libertinaje” (Lemus, 2014, p. 31), además, “le preocupaba dejar de decir la misa en latín, porque ésa era la única forma que había conocido desde siempre en el oficio” (Lemus, 2014, p. 32). Aunque el obispo José Abraham Martínez Betancourt le hizo llegar los acuerdos del Concilio Vaticano II, Nabor continuó con las prácticas tradicionalistas de la iglesia católica, por ejemplo, al oficiar las misas en latín.

El encuentro entre Gabina y Cárdenas avivó los conflictos con la diócesis de Tacámbaro y con el Arzobispado de Morelia. A esto se le sumó que “a nadie de los que lo conocieron les era ajena la fijación que tenía el padre Nabor Cárdenas por los hechos sobrenaturales” (Lemus, 2014, p. 30). La disputa entre los sacerdotes Gilberto Balbuena, Nabor Cárdenas y el obispo José Abraham Martínez Betancourt, fue parte de los cimientos para la creación de La Ermita. Así pues, Nabor optó por tomar como cierta16 la aparición mariana de la Virgen del Rosario en la Noria, con o sin el apoyo de la diócesis de Tacámbaro. El Obispo José Abraham Martínez Betancourt expresó: “así que puedo afirmar que el asunto de La Ermita de Puruarán es un grave problema para la Diócesis de Tacámbaro y aún para la Iglesia de México entero; tenemos ahí un cisma muy serio” (Lemus, 2014, p. 30). El asunto concluyó, al menos para la iglesia católica, con la excomunión de Nabor Cárdenas Mejorada en 1978, por el Papa Pablo VI.

Los acuerdos del Concilio Vaticano II fueron ignorados en 1973 por el exsacerdote católico, Nabor Cárdenas, pues él se negó a aceptar los cambios globales. Así que, su llegada a Nueva Jerusalén sirvió para argumentar su posición de conservación de las tradiciones. Fue de esa manera como se crearon y fortalecieron fronteras que, además de resguardo (protección y conservación), sirvieron para distinguir, controlar y jerarquizar un espacio en particular mediante símbolos y rituales de valor local. En La Ermita, los primeros pobladores provenían de lugares marginados, tenían fe y creían en las apariciones de santos, sobre todo, de la religión católica. Al llegar a la comunidad, aceptaron respetar y obedecer a los líderes religiosos (Papá Nabor y mamá Salomé), quienes tendrían el control de la comunidad.

En Michoacán existe una amplia tradición en cuanto a religión y religiosidad se refiere, cuyo origen puede remitirse a la iglesia católica y a la estrecha relación que ha mantenido con el pueblo.

El paisaje social de la Nueva Jerusalén

Una de las preguntas más recurrentes que se hace el viajero que llega a la Nueva Jerusalén es: ¿Cómo puede coexistir lo místico con lo político y económico de la modernidad, que aparentemente vive en el exterior de La Ermita? Los murales y algunas esculturas brindan ciertas pistas al respecto. Lázaro Cárdenas aparece como una figura mística y, al mismo tiempo, como intermediario entre la política del Estado moderno y las ideas conservadoras del anterior dirigente de La Ermita, Nabor Cárdenas, cuyo apellido sirvió para construir hipótesis sobre el supuesto parentesco entre ambos.

Nabor Cárdenas gozó de importantes privilegios. Fue un fuerte intermediario político entre los habitantes de La Ermita y el Partido Revolucionario Institucional. Durante muchos años, la Nueva Jerusalén significó “una localidad estratégica en términos de fuerza de trabajo y votantes” (Paleta, 2001, p. 87). Papá Nabor construyó acuerdos laborales con industrias y fuentes de trabajo de Tacámbaro, Turicato y otros municipios cercanos. En el caso de los ingenios azucareros, estableció convenios con la gerencia del ingenio de Pedernales para cubrir sus frentes de corte con 300 peones y, al mismo tiempo, invitaba a los altos funcionarios a participar en festividades religiosas (Paleta, 2001, p. 87), prohibiendo a los habitantes de La Ermita asistir al corte del ingenio de Puruarán, el cual estaba inconforme con los manejos laborales y con los gobiernos del partido oficial. “Además persuadió a sus feligreses en la emisión del sufragio a favor del Revolucionario Institucional” (Seefoo, Paleta y Hernández, 2002, p. 485).

Cisma y reproducción social en tiempos modernos

La comunidad de la Nueva Jerusalén comenzó con un escaso número de pobladores, no se puede determinar el número inicial. La comunidad como tal fue concebida en 1973, sin embargo, el primer censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en donde aparece la población es en 1960, con 15 pobladores. En 1970 contaba con 57, en los ochenta tenía 3,795; existió un decremento poblacional en 1995 con sólo 2,918 residentes, en 2005 el conteo mostró 2,533. En el último Censo de Población y Vivienda del INEGI del 2020, se registraron 2,151. En suma, de acuerdo con las bases de datos del INEGI, la población no rebasó los 3,000 habitantes, sin embargo, los residentes indicaban números mayores a 8,000.17 Existieron muchos pobladores de las orillas empobrecidas de los estados que conforman el Bajío y sus proximidades (Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Hidalgo y el Estado de México), así como personas provenientes de las serranías de Puebla, Oaxaca y Veracruz (Murillo, 2019). Lo anterior ocasionó la conformación de un mosaico de costumbres y tradiciones distintas, pero fundidas en una sola creencia y en la búsqueda de mejorar sus condiciones de vida.

Vale la pena mencionar que en la comunidad religiosa existen los denominados pescadores, quienes son misioneros nombrados por el Obispo. Estos tienen la misión de narrar la historia de la aparición de la Virgen del Rosario no solo en la República mexicana, sino también en otros países, aunque esto ha sido de forma gradual. Las peregrinaciones están muy relacionadas con la figura de los pescadores, pues tienen la función de territorializar. La difusión de los pescadores ha permitido que la comunidad se sostenga. Los pescadores traspasan las fronteras de forma constante y están fuera por periodos prolongados; subsisten gracias a los apoyos económicos brindados a ellos como misioneros.

La organización social de la comunidad se ha transformado debido a desacuerdos en su interior. Se puede hablar de un cisma en Nueva Jerusalén que implica una transformación en los mecanismos de reproducción social que algunos consideran una renovación. Los antecedentes de dicho cisma se remontan al año 1981, tras la muerte de Mamá Salomé (Murillo, 2019). En la comunidad había que elegir a la nueva vidente y había dos candidatas: por un lado, una monja de 22 años cuyo nombre de nacimiento era María Almonte Fabela, quien también sería conocida como Mamá Margarita; por otro lado, se encontraba Arcadia Bautista, quien provenía del estado de Nuevo León como peregrina, ella sería nombrada Mamá María de Jesús a la edad de 15 años (Leatham, 2003). Nabor Cárdenas, el 15 de agosto de 1982, hizo oficial el nombramiento de María de Jesús. Fue en ese momento cuando surgió una división: chuchos y márgaros (Leatham, 2003). Los primeros fueron aquellos que seguían la palabra de Nabor, y los otros quienes no estaban de acuerdo con la decisión del entonces Obispo de Nueva Jerusalén.

Los márgaros crearon sus propios espacios de culto y admiración hacia la Virgen del Rosario, es decir, seguían teniendo fe en la Virgen, pero empezaban a dudar en la elección del sacerdote líder de la comunidad. Desde 1982 se originó una separación territorial, que desembocó en lo que denominamos disputa de facciones entre ermitaños (por La Ermita) y separados (Murillo, 2019). Se refiere por ermitaños a quienes seguían a María de Jesús y por separados a los seguidores de María Margarita.

Esta división se reforzó cuando murió Nabor Cárdenas en 2008, pues los separados no estuvieron de acuerdo con el nombramiento de Martín de Tours (Antonio Lara Caballero) como el nuevo obispo, lo cual trajo consecuencias importantes porque también propició el nombramiento de los separados de su propio obispo: Santiago. El obispo Santiago celebra sus propias misas en latín en el Templo de las Once Mil Vírgenes, con lo cual se refuerza la división socioespacial de la Nueva Jerusalén, cada uno ocupando su propio lugar al interior de la comunidad. Si bien existe una división socioespacial que se puede visualizar en los espacios sagrados, las calles son públicas y pueden considerarse espacios-lugares.

De acuerdo con lo señalado por Pierre Bourdieu (2018, p. 40), las estrategias de reproducción social requieren de una diferenciación interna de clases y las posiciones que ocupan de acuerdo con la estructura interna de su sociedad. De esta manera, se encuentran disponibles diferentes instrumentos de reproducción social; sin embargo, y aunque ambos grupos intenten evitar su extinción, unos tratan de resistir y otros de negociar con el exterior.

En la actualidad, el grupo de los separados se ha hecho más flexible, puesto que han dado paso a la laicidad en la educación de sus hijos en los niveles básicos. En términos generales, se puede decir que la reproducción social en tiempos modernos tiene que ver con si los miembros de la comunidad identifican a Martín de Tours o a Santiago como su obispo. Vale la pena señalar que los separados tienen prohibido el acceso a la Catedral de la Virgen del Rosario.

Ambos grupos comparten la devoción por la Virgen del Rosario y se asumen católicos, las misas que ofician son en latín y solicitan los mismos códigos de vestimenta. Las diferencias radican en la forma de relacionarse entre ellos, puesto que no comparten los mismos espacios. Ambos han mostrado apertura a los visitantes, curiosos e investigadores. Las puertas de Nueva Jerusalén están abiertas para todos aquellos que quieran ir e incluso quedarse; se puede hablar de un incipiente turismo religioso en la comunidad.

Prueba de esta apertura es que en la comunidad han vivido extranjeros y los pobladores provienen de distintas partes del territorio nacional. También han instaurado capillas en Estados Unidos y reciben frecuentemente peregrinos en las fiestas más importantes, sobre todo en la Semana Santa, pero también en el día de la Virgen del Rosario (el 7 de octubre). Esta apertura es la que les permite subsistir, puesto que la comunidad no es autosustentable. Por ello, reciben apoyos de gobierno a través de campañas dentro del programa Bienestar Social.

En esta época, también se puede hablar de la existencia del turismo religioso, puesto que en la época de peregrinaje es cuando existe mayor derrama económica, de modo que los desplazamientos al interior y exterior de la comunidad avivan la permanencia de Nueva Jerusalén.

Conclusiones

En este texto se describieron y analizaron mecanismos de reproducción social, que llevaron a la producción de un territorio religioso como respuesta a cambios ideológicos y espaciales importantes. Se pudo observar cómo los procesos de secularización influyen en los espacios y cómo Nueva Jerusalén, al no ser una comunidad autosustentable, se ha visto en la necesidad de desplazamientos al interior y exterior, esto reforzado de lazos políticos estratégicos para su permanencia y legitimación como espacio sagrado.

La construcción de Nueva Jerusalén en la Tierra caliente michoacana se erige a partir de una serie de arquetipos que se comparten, de manera estructural, pero que se diferencian en tiempo y espacio con otros mitos fundadores, como las apocalípticas advertencias del final de los tiempos o la necesidad de una renovación en el comportamiento. La comunidad ha permanecido tras el paso del tiempo en el municipio de Pedernales, así que, desde 1973, ha tenido visibilidad, en ocasiones, por acontecimientos mediáticos y, en otras, por la apertura para visitantes a las fiestas de La Ermita.

Durante la primera década de existencia, se pensó que la comunidad desaparecería; sin embargo, ésta coexiste con transformaciones en diferentes escalas. Además de tener una fuerza política importante en la región, pues no se debe olvidar que es la segunda localidad con más pobladores (y, por tanto, más votantes del municipio de Turicato), también vale la pena señalar que la comunidad, aún con sus decrementos de población, ha continuado esparciendo el milagro de la aparición de la Virgen del Rosario en otras partes del país e, incluso, en Estados Unidos, por lo que su reproducción social se ha extendido globalmente junto con otros movimientos mesiánicos.

Los esfuerzos de los neojerusaleños (ermitaños y separados) por prevalecer con el paso del tiempo, les ha hecho valerse de estrategias, como el intento de denominación como una comunidad bajo usos y costumbres, sin dejar de lado las alianzas que han tenido con instituciones religiosas y políticas notables a escala regional y nacional. Resaltan figuras importantes que tienen misiones específicas para territorializar otros espacios y que de esa manera exista más presencia de visitantes al interior de la comunidad, pero también más visibilización al exterior, lo que conlleva a que Nueva Jerusalén persista gracias a un mayor dinamismo económico y propagación de su propia religión.

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1En el caso de nuestro referente de estudio y a lo largo de este artículo, Nueva Jerusalén también será denominada La Ermita.

2Literalmente, una ermita es una capilla o santuario pequeño. El principal sentido para este texto es que generalmente se ubica en lugares despoblados o alejados de las ciudades o pueblos. En el caso de La Ermita de Turicato, el interés principal radica en la comunidad o personas que habitan el espacio: los ermitaños, personas que por elección propia viven en aislamiento o penitencia orando por los pecados del mundo moderno. La Nueva Jerusalén se encuentra ubicada en un entorno agreste y caluroso, algo muy parecido a un desierto, referencia inmediata y arquetípica de las ermitas.

3El caso opuesto de la utopía como lugar armonioso, es la distopía, ya que se trata de un no lugar, pero en este dominan los aspectos negativos del poder; allí predomina el miedo, la fuerza, la irracionalidad y la corrupción (Meyer, 2016).

4Actualmente es una organización política compuesta por Estados nacionales soberanos, pero con un pasado común aliado al imperio británico y con una cooperación política y económica entre las entidades que la componen.

5Hacemos referencia a la aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531, año en que se funda la ciudad de Puebla de Los Ángeles, a partir de un sueño o revelación divina.

6Existieron muchos movimientos católicos-conservadores, ligados contrariamente al laicismo del Estado mexicano. Uno de los movimientos posrevolucionarios más fuertes fue el Sinarquismo, que, cuando fue dirigido por Carlos Abascal, se llevó a una diáspora de fervientes católicos para hacer una colonia en el entonces territorio de Baja California.

7La Tierra Caliente es una región geofísica caracterizada por sus altas temperaturas constantes durante todo el año. Se encuentra delimitada por la Sierra Madre del Sur y el Macizo de la Sierra Madre Occidental. Sus principales pueblos se encuentran en valles que están a menos de 800 msnm. La Tierra Caliente ocupa los actuales estados de Guerrero, Estado de México, Michoacán y Jalisco; la margen de los ríos Balsas, Cutzamala y Tepalcatepec la convierte en una constante regular. En términos culturales e históricos, la región suele estar dividida en dos: La Tierra Caliente de Tepalcatepec y la del Balsas (González, 2001; Montes, 2011). A esta última pertenece la Nueva Jerusalén.

8Al ser ésta la ciudad más cercana a la capital michoacana y de más fácil acceso. Esto es interesante porque dicho lugar es denominado como “el balcón de tierra caliente”, es decir, a partir de allí se abandona el territorio templado para acceder a la Tierra Caliente.

9Esto significa que “los jefes naturales” no son “personas que ocupaban un cargo ni gente que desempeñara un saber especializado”. Más bien, se trata de “portadores de dones específicos del cuerpo y del espíritu estimados como sobrenaturales” y no accesibles a todos (Weber, 2005, pp. 847-848).

10En donde se formaban jóvenes de cualquier estrato social, sin importar su origen.

11En los estados de Michoacán y Jalisco resulta común ver instituciones de ahorro y préstamo con los nombres de ambos papas. En Jamay, Jalisco, existe una columna monumental a Pío IX, como un arquetipo de esa identidad regional de cierta resistencia a las reformas liberales. En Tacámbaro y Zamora, las estatuas de obispos michoacanos son muy recurrentes.

12Dichas redes organizativas de trabajo funcionaban mediante cooperativas de ahorro y préstamo en la educación cristiana, como escuelas. Con esto se evitaba la creación de sindicatos y otras organizaciones consideradas socialistas (Montes, 2010) o revolucionarias.

13Después de la rebelión cristera en el año de 1929, existió una serie de arreglos (denominación que oficializaron muchos miembros de la política y jerarcas de la iglesia católica) que dejaron fuera de la legalidad a movimientos rebeldes antirrevolucionarios y constitucionalistas (González, 1999; Serrano, 1992).

14Por ejemplo, existen similitudes entre La Ermita con comunidades amish, menonitas o con comunas místicas de diversa índole; sin embargo, Nueva Jerusalén se asume católica tradicionalista, aunque su líder religioso fue expulsado por el Vaticano. Los neojerusaleños también se consideran nacionalistas y lo manifiestan con el respeto por los símbolos nacionales (Murillo, 2019).

15Sacerdote católico de la Diócesis de Tacámbaro, 68 años, originario de Tacámbaro, Michoacán. Entrevista en el edificio de la Diócesis el día 19 de diciembre de 2017.

16Inicialmente, la diócesis de Tacámbaro estaba dispuesta a investigar la veracidad de la aparición de la Virgen del Rosario; sin embargo, las diferencias entre los sacerdotes hicieron que la investigación no llegara a su fin.

17Los censos históricos de población del INEGI se localizan en su página oficial (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2021).

Recibido: 27 de Octubre de 2022; Aprobado: 09 de Mayo de 2023

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