Establecimiento de plantación y fitosanidad de jitomate

El experimento se estableció con la variedad SVTE8444 (Seminis^®) en una parcela de 1.3 ha con 90% de la plantación bajo macrotúnel de plástico. El 10% restante se mantuvo a campo abierto debido a las características heterogéneas de la parcela y la geometría del terreno. Se empleó un sistema de fertirriego mediante cintillas de goteo (30 cm entre goteros) con frecuencia de riego según requerimientos del cultivo. El cultivo se desarrolló de julio a diciembre 2020 en el municipio de Copándaro, Michoacán a 1870 msnm, clima templado subhúmedo con lluvias en verano (Cw)(w), precipitación media anual de 741-959 mm y temperatura promedio anual entre 16 y 18 °C (^{Hurtado-Rico et al., 2006}). El personal agrícola empleado acató las medidas sanitarias establecidas por la Secretaria de Salud del gobierno federal para prevenir el contagio de SARS-CoV-2, como uso de cubrebocas, sana distancia de 1.5 m entre personas y lavado frecuente de manos. Las principales actividades de manejo fitosanitario incluyeron: poda de yemas axilares con tijeras 20 días después del trasplante; fluopicolide y propamocarb en ‘drench’ para prevención de enfermedades causadas por inóculo de oomycetes presente en suelo; gentamicina y oxitetraciclina para la prevención de enfermedades bacterianas aéreas; y aplicación de flupyradifurone, tiametoxam, cyantraniliprole, abamectina y bifentrina para el manejo de las principales plagas insectiles como mosca blanca (Bemisia tabaci, Trialeurodes vaporariorum), minador (Liriomyza sp.) y trips (Frankiniella occidentalis). Siete días después del trasplante se tuvo ‘damping off’ con incidencia del 25%, por lo cual fue necesario adquirir 5000 plantas adicionales de otro proveedor del municipio de Yurécuaro, Michoacán, y se aplicó Infinito (fluopicolide + propamocarb) (Bayer®) en ‘drench’, reduciéndose hasta en 4% la incidencia de la enfermedad. Durante el desarrollo del cultivo, de acuerdo al conocimiento empírico del productor y al libro ‘Enfermedades del Jitomate’ (^{Blancard et al., 2011}), se detectaron las siguientes enfermedades con una incidencia menor al 1%: ‘damping off’, podredumbre del tallo, mancha negra de la médula y una enfermedad viral putativa al Cucumber mosaic virus.

Detección y manejo del cancro bacteriano

Cincuenta días después del trasplante, con ocurrencia de lluvias constante, >90% de humedad relativa y temperatura entre 20-32 °C se detectaron lesiones blanquecinas en los bordes de las hojas con un 10% de incidencia (Figura 1A), las cuales evolucionaron a lesiones cloróticas (Figura 1B). En plantas expuestas a cielo abierto, las lesiones se tornaron necróticas con apariencia de tizón foliar (Figura 1C). También se registraron frutos con manchas blanquecinas con centro oscuro (Figura 1D). A 80 días después del trasplante las plantas que se encontraban en exposición a cielo abierto mostraron mayor daño a causa de la enfermedad con lesiones necróticas en secciones del tallo (Figura 1F). La distribución de las plantas enfermas fue heterogénea en el cultivo. Las características de las lesiones coincidieron con la descripción del cancro bacteriano del jitomate (^{Sen et al., 2015}). Muestras de tejido foliar, tallo y frutos con síntomas de cancro bacteriano se colectaron y se llevaron al Laboratorio de Fitopatología del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Guanajuato (CESAVEG) para su procesamiento y determinación del agente causal mediante la prueba inmunológica ELISA adaptadas por el CESAVEG (MA-LDF-#2B; MA-LDF-1V). Los resultados de confirmaron al agente causal de la enfermedad como Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis (Cmm).

Figura 1 Síntomas de cancro bacteriano (Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis) en una plantación de jitomate variedad SVTE8444 en Copándaro, Michoacán, México: A) lesiones blanquecinas en el borde de los foliolos; B) lesiones cloróticas en el borde de los foliolos; C) lesiones necróticas con aspecto de tizón marginal en foliolos; D) manchas blanquecinas en frutos; E) producción de frutos de plantas sanas y enfermas bajo cubierta; F) muerte de plantas expuestas a cielo abierto. 

Para el manejo de la enfermedad se aplicaron cada siete días, y hasta una semana antes de la cosecha, bactericidas a base de kasugamicina, oxitetraciclina, gentamicina e hidróxido de cobre de acuerdo a dosis recomendada por el fabricante. Adicionalmente, se empleó el producto Exodus Max^® de Nanoagro solutions a base de nbelyax al 15% el cual está recomendado para enfermedades bacterianas en jitomate (^{Nanoagro, 2020}). Los surcos que presentaron plantas enfermas se marcaron con estacas de color rojo para evitar su manipulación al ser una enfermedad que se transmite principalmente por vía mecánica. Noventa días después del trasplante, todas las plantas se deshojaron parcialmente para obtener una maduración uniforme y mejorar la ventilación. Esta actividad se realizó empleando guantes de tela de algodón empapados con el producto Microdyn^®, compuesto a base de una solución de plata ionizada y agua bidestilada. De acuerdo a la dosis del fabricante, se aplicó el producto en recipientes de plástico con 10 L de agua y posteriormente los guantes se sumergieron durante 5 min; el personal agrícola sumergió los guantes en la solución Microdyn^® cada 10 m para evitar la acumulación de unidades formadoras de colonias impidiendo la transmisión a plantas sanas. A partir de 95 días después del trasplante se comenzó con la cosecha dejando al final las plantas con síntomas. El periodo de cosecha culminó a los 190 días después del trasplante.

Pérdida productiva putativa al cancro bacteriano

La agresividad de la enfermedad fue menor en plantas bajo macrotúnel. Durante el periodo de cosecha no incrementó la intensidad del daño en esas plantas enfermas manteniéndose una producción similar a plantas sanas (Figura 1E); las plantas que se encontraban a cielo abierto murieron a los 120 días después del trasplante (Figura 1F). El rendimiento promedio obtenido del cultivo fue de 130 t ha^-1, lo cual representó una disminución en la producción del 10% con respecto al rendimiento obtenido en la misma temporada en 2019 (144 t ha^-1).

La variedad SVTE8444 es robusta y la ficha técnica reporta amplio espectro en tolerancia/resistencia a patógenos fúngicos, virales y nematodos. El presente estudio demostró susceptibilidad a ‘damping off’ y aparente tolerancia a Cmm bajo cubierta de macrotúnel ya que se complementó el efecto genético con bactericidas; no obstante, fue susceptible en plantas expuestas a cielo abierto. Esto contrasta con reportes donde se ha documentado mayor daño bajo cubierta (^{Blancard et al., 2011}). El bactericida a base de nbelyax demostró ser eficaz en disminuir la agresividad de la enfermedad bajo macrotúnel, sin embargo, no fue eficaz en las plantas a cielo abierto. Por lo tanto, se requieren estudios posteriores para determinar si la disminución de la agresividad de la enfermedad es por efecto de nbelyax o por la cubierta protectora del macrotúnel, el cual ayuda a evitar la acumulación del agua de lluvia y el rocío en las hojas, factores que favorecen el desarrollo del cancro bacteriano (^{Blank et al., 2016}; ^{de León et al., 2011}). Por otro lado, el uso de guantes de tela de algodón impregnados con Microdyn^® pudo reducir la transmisión de la enfermedad durante el deshoje al no registrarse nuevas plantas enfermas durante el periodo de cosecha (octubre-diciembre). No existen estudios acerca de la aplicación de soluciones de plata ionizada para el manejo de enfermedades bacterianas en plantas, por lo cual es necesario realizar experimentos para determinar su eficacia en condiciones controladas. La disminución del 10% en el rendimiento productivo y la incidencia del cancro bacteriano, con el manejo fitosanitario descrito, contrasta con pérdidas reportadas superiores al 50% e incidencias entre el 70 al 100% (^{Frías-Pizano et al., 2016}; ^{Lamichhane et al., 2011}). No fue posible determinar el origen de la cepa detectada en el cultivo de jitomate. De acuerdo a la experiencia de los productores esta es la primera vez que se detecta Cmm en cultivos de Copándaro, aunque previamente fue reportada en Zamora, Michoacán (^{Frías-Pizano et al., 2016}). Es posible que plantas adquiridas para replantar estuviesen infectadas. Sin embargo, esta afirmación es difícil de determinar debido a que las plantas normalmente no manifiestan síntomas hasta la etapa de floración y uno de sus mecanismos de transmisión es por medio de semilla (^{Blancard et al., 2011}).

Efecto COVID-19 en precio de jitomate

La pandemia COVID-19 tuvo un efecto directo en el precio del jitomate en mercados nacionales y EUA, donde la disminución de consumidores en punto de venta redujo hasta en 50% el precio en comparación con años anteriores (SMATTCOM, 2021). La recesión económica generada por la disminución de las actividades económicas no esenciales en México y EUA provocó una sobreoferta de jitomate en los principales mercados. Esto condujo al abaratamiento del producto durante noviembre y diciembre cuando normalmente se registran los precios más elevados. El avance en las campañas de vacunación contra SARS-CoV-2, iniciadas el 24 de diciembre 2020 en México, en adición a la reapertura gradual de actividades socio-económicas y educativas podría reactivar la demanda de jitomate y mejorar precios de venta en el ciclo 2021 beneficiando al productor.

Perspectivas productivas ante el cancro bacteriano

El manejo de enfermedades en cultivos como el jitomate, el cual es susceptible a diversos géneros de patógenos representó un reto ante la dificultad de conseguir insumos y productos para el manejo preventivo. La prestación de servicios por parte de laboratorios de diagnóstico fitosanitario durante la pandemia ha sido valiosa para aplicar estrategias de manejo de las enfermedades pertinentes. En este trabajo reportamos por primera vez la presencia de Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis en cultivo de jitomate de Copándaro, Michoacán. La producción de esta hortaliza en las zonas productivas de la región deberá realizarse bajo estrictas medidas de prevención para evitar su diseminación a terrenos libres del patógeno. Estas incluyen rotación de cultivos por un intervalo de 5 años después de detectar la presencia del patógeno; uso de semilla certificada; establecer almácigos en zonas o viveros libres de la enfermedad; y desinfestación del material de labranza y herramientas de trabajo.

Perspectivas ante COVID-19

De manera general, fue un año atípico para productores de hortalizas a nivel nacional debido a la incertidumbre del mercado a causa de COVID-19. Los productores del campo, asociados a una actividad económica primaria, se mantuvieron activos invirtiendo y proporcionando fuente de empleo a comunidades rurales. En el caso particular del presente estudio, los trabajadores agrícolas no poseen un empleo fijo y tienen la necesidad de acudir a los campos agrícolas cuando son requeridos. Una ventaja del lugar de estudio fue el bajo número de contagios a nivel municipal, registrándose 50 casos positivos en el período de Julio-Diciembre 2020, lo que representó una proporción del 0.48% del total de la población del municipio y el 0.16% del total de infectados en Michoacán (^{SALUD, 2021}). Otra medida que ayudó a evitar contagios fue que los trabajadores se trasladaban principalmente de manera individual al área de trabajo y no se les permitía el ingreso al macrotúnel si presentaban síntomas sospechosos de COVID-19. Dentro del macrotúnel, los trabajadores se distribuían uno por surco, los cuales estaban separados por 1.8 m de distancia, considerada segura de acuerdo a las medidas de sana distancia implementadas por el gobierno federal (^{GOBMX, 2021}). Otro aspecto importante fue que normalmente se empleaban entre 3 y 8 trabajadores para las diversas actividades del ciclo productivo, evitando así la saturación de personal en el área de trabajo. Esta experiencia, sugiere que la actividad agrícola, aplicando las medidas preventivas recomendadas, debe mantenerse activa en zonas rurales al ser un proceso productivo no confinado, representar bajo riesgo de contagio por la aeración y exposición solar, y ser una actividad necesaria para el sustento económico de los trabajadores agrícolas, con ocupación temporal y limitado acceso a servicios de salud pública.