Ubicada entre las novelas eróticas griegas, Las Babiloníacas, de la autoría de Jámblico, del siglo II d. C., es una obra casi desconocida, de la que sólo tenemos un resumen de Focio1 del siglo IX d. C., un centenar de fragmentos transmitidos por la Suda, léxico enciclopédico del s. X d. C.,2 que fueron recogidos por Elmar Habrich en 1960,3 y unos cuantos más extensos, conservados en tres códices renacentistas.4
La obra de Jámblico tiene muchos elementos en común con las novelas eróticas que conocemos: aventuras de los protagonistas, persecuciones, muertes aparentes, confusión de personajes, segundas nupcias de la heroína, cartas y hechos asombrosos (mirabilia), todo arropado por un gusto por las descripciones, como corresponde a la época de la Segunda Sofística en la que se inscribe.
Escrita entre 164 y 180 d. C., fue resumida por Focio (Cod. 94 de su Biblioteca) quien refiere esta obra en dieciséis libros, con veintidós capítulos, mientras que el Léxico Suda menciona treinta y nueve libros, número que rebasa con mucho el de las demás novelas conocidas.5 La discrepancia entre ambas fuentes puede deberse a un error de transcripción entre las letras λ y ι, la primera correspondiente al número treinta y la segunda al número diez. Otra posibilidad es que Focio y la Suda hayan tenido a la vista ediciones diferentes, dada la popularidad del texto en época bizantina.6 Pero no es de descartarse un error del diccionario léxico en su referencia a la obra de Jámblico.7
Por otro lado, las abundantes citas del Léxico Suda hablan del interés que tendría su vocabulario, así como de la popularidad de la obra, lo que también se desprende del hecho de que Focio no la cita por su nombre, pues sólo dice: “Fue leída la novela (dramatikón) de Jámblico, que pone en escena una historia de amor” (cap. 1, 73b35-74a3).
Focio destaca a Jámblico como escritor, por su estilo “fluido y suave”,8 aunque considera que “por la excelencia de su expresión, de su composición y de la disposición de sus relatos, merecía haber mostrado su arte y la fuerza de sus discursos también en asuntos más serios, y no con bromas y ficciones”. En el aspecto erótico, lo considera más desvergonzado que Heliodoro, pero menos que Aquiles Tacio.
Jámblico fue sirio de origen,9 aunque después estudió griego con intención de volverse rétor. En el resumen de Focio aparece en el capítulo 10 una noticia autobiográfica de nuestro autor, en la cual refiere estos datos. Por su parte, el Léxico Suda menciona que fue hijo de esclavos,10 de lo que no hay otra noticia11 y, a diferencia de Focio que no considera necesario mencionarlo, incluye el título de la novela, Babiloníacas.
Argumento de Las Babiloníacas
La novela narra la historia de amor de sus bellos protagonistas: Sinónide y Ródanes, unidos en matrimonio, y de Garmo, rey de Babilonia que, tras la muerte de su esposa, se enamora de Sinónide y la apremia a un matrimonio.12 Ante la negativa de ésta, inicialmente ordena a dos eunucos su persecución, lo que lleva al encarcelamiento de Sinónide y a la crucifixión de Ródanes. Sin embargo, ambos logran huir, a veces ayudados por personajes secundarios o por algún hecho extraordinario.
La pareja de protagonistas entra en conflicto cuando Sinónide, erróneamente, cree que Ródanes tiene amoríos con la hija de un labrador e, imbuida de unos celos terribles,13 como enloquecida, la busca por todas partes para darle muerte y, al no lograrlo, se casa por despecho con el rey de los sirios.
Ródanes es nuevamente capturado y enviado al rey Garmo que ordena que lo crucifiquen, pero cambia de opinión, libera al joven y lo pone al frente de su ejército para que trabe combate con el rey de los sirios.14 Ródanes consigue vencer y recupera a su esposa para convertirse en el rey de los babilonios, tal como profetizó un adivino caldeo, y así termina la novela.
Estructura
La intriga que leemos en Focio es de lo más compleja y no siempre clara, por tratarse de un resumen el cual, a veces, da a entender episodios que no ha abreviado expresamente, como el tema de por qué el rey Garmo insta a Sinónide al matrimonio, apremio quizá relacionado con que la joven le hubiera dado esperanzas de su aceptación pero que hiciera reiteradas posposiciones, como sugiere un fragmento atribuido a la novela de Jámblico que menciona las esperanzas amorosas del rey Garmo.15 También contribuye a la poca claridad argumental el que estén insertas dentro de la trama principal algunas historias secundarias, como la de los hermanos Tigris y Éufrates (capítulo 11); o la de la joven Trófima y su esclavo que, luego de asesinarla, se suicida (capítulo 13); o la relacionada con Berenice, hija del rey de Egipto (capítulo 17). Sin embargo, hay un hilo conductor representado por la persecución que ordenó el rey Garmo, la cual es recordada indirectamente por las pruebas que sus servidores le envían para comprobar que están a punto de lograr la captura de los protagonistas.
Podemos observar tres partes en la trama: la primera tiene por tema central la presentación de los protagonistas y la persecución de que son objeto hasta que llegan al santuario de Afrodita a refugiarse (capítulos 2-8). En esta parte destaca la astucia que demuestran frente a sus perseguidores, primero haciéndose pasar por fantasmas (capítulo 5) y, luego, cuando aparentan estar muertos porque se quedan dormidos en una tumba vacía (capítulo 6). Veamos los pasajes correspondientes:
Después de que Sinónide y Ródanes logran huir del bandido salteador cuya casa fue incendiada por los soldados que los perseguían, cuando éstos los encuentran en la noche y les preguntan quiénes son, responden: “Los fantasmas de los asesinados por el bandido”. Y continúa Focio: “Debido a la palidez y la flacura de su rostro, y a la debilidad de su voz, persuadieron a los soldados y los asustaron” (capítulo 5).16
El siguiente pasaje ubica a nuestros protagonistas cuando se aproximan a una multitud que iba a enterrar a una muchacha, cuyo sepelio impide un anciano caldeo, diciendo que la joven todavía está viva -lo cual era verdad-. Al alejarse la multitud, Ródanes y su compañera hacen un festín con los alimentos y bebidas que habían sido abandonados ahí y se acuestan a dormir en la sepultura de la joven. A este sitio arriban sus perseguidores siguiendo sus huellas hasta la tumba, “y al ver que yacían en el interior, inmóviles como estaban, presos de las ligaduras del sueño y del vino, supusieron que lo que veían eran sus cadáveres, y los dejaron, aunque estaban perplejos y no eran capaces de explicarse por qué las huellas conducían hasta allí ” (capítulo 6).
La segunda parte de la novela integra varias digresiones: la estancia de la pareja en el santuario, el excurso autobiográfico de Jámblico y los diversos tipos de magia. En esta parte de la novela, los protagonistas quedan en el trasfondo y se da preferencia a la narración relacionada con los nuevos personajes, envuelta en un ambiente de confusiones recurrentes, donde podemos apreciar una serie de episodios dobles, pero no repetitivos,17 en los cuales se confunde a los protagonistas con otros personajes.
La tercera parte se inicia cuando los protagonistas Sinónide y Ródanes atraviesan un río. Aquí se introducen las historias secundarias con cuya trama se entrecruza el argumento principal.
El argumento de Las Babiloníacas incluye, además de las falsas muertes de los protagonistas, ya mencionadas,18 la aparición de fantasmas;19 la confusión de personajes, generalmente con alguno de los protagonistas;20 la presencia de bandidos, típicos del género, aunque en Jámblico se habla de un bandido antropófago;21 la muerte de un seductor a manos de la heroína (capítulo 15);22 los varios intentos de suicidio de los héroes, impedidos por la intervención de alguien23 -tema común de las novelas- o que se salvan gracias a la toma de un somnífero en lugar de veneno;24 el hallazgo de un tesoro;25 el empleo de cartas para dar noticias sobre los personajes,26 a veces con órdenes secretas; la utilización de profecías27 y de sueños, aunque no tan frecuentes como en otras obras del género.28
El tema de los distintos tipos de magia, atribuida a animales diversos, aparece como parte de una descripción autobiográfica de Jámblico. El hecho no es de extrañar, ya que la magia era un tema de actualidad y muy del gusto del público, como testimonian también las obras de otros novelistas como Heliodoro, Antonio Diógenes y Apuleyo con el Asno. Dice el resumen de Focio:
Y Jámblico describe las formas de la magia: la magia por medio de saltamontes, la magia por medio de leones, la magia por medio de ratones, de donde son denominados los misterios a partir de los ratones (pues la primera magia es, según se dice, la que se hacía por medio de ratones. Menciona también la magia por medio del granizo y la magia por medio de las serpientes y la de la necromancia y la del ventrílocuo que, según se afirma, los griegos lo llamaban Euricles y los babilonios lo denominan Sacuras (capítulo 10).
También se hace presente en esta novela el elemento fantástico con un gusto por el exotismo, superior en esta obra al de las demás novelas de amor. Los animales tienen en Las Babiloníacas una importancia primordial, pues aparecen en las partes donde hay un cambio en el curso de la acción y con frecuencia determinan el desarrollo posterior de los acontecimientos. Podemos mencionar al respecto el enjambre de abejas salvajes (capítulo 3) y el perro que devora cadáveres (capítulo 18), aunque también desfilan otros animales: cuervos, asnos, saltamontes, leones, ratones y serpientes (capítulo 10).29 Desgraciadamente, Focio no se explaya en estos temas que deben haber fascinado a la audiencia de esta novela en su tiempo.
Por su relevancia en la trama, refiero el episodio de las abejas salvajes: al inicio de la novela, cuando huyen de sus perseguidores, nuestros protagonistas son auxiliados por unos pastores y una anciana que les enseña una caverna donde pueden esconderse. Ahí encuentran un enjambre de abejas salvajes de cuya miel empiezan a comer; pero como la miel estaba llena de ponzoña por alimentarse aquéllas de reptiles, les provoca un sueño profundo que los hace aparecer como muertos y gracias a ello se libran, momentáneamente, de la persecución de los soldados. Éstos, de acuerdo con la costumbre tradicional, al pasar a su lado les arrojaron vestimentas y les tiraron además trozos de carne y de pan (capítulo 4).
En cuanto a los animales, destaca también el pasaje relacionado con el perro:
Un perro de Hircania, propiedad de Ródanes, tras encontrar en aquella abominable posada los cuerpos de la desventurada joven y del esclavo criminal y locamente enamorado, devoró primero el del esclavo y luego de poco también el de la joven. Y llega al lugar el padre de Sinónide, y como sabía que el perro era de Ródanes, al ver a la joven semidevorada, degüella al perro en honor de Sinónide y se cuelga de un lazo, luego de enterrar los restos de la joven y de escribir sobre él con la sangre del perro: “Aquí yace Sinónide, la bella” (capítulo 18).
Otro aspecto a destacar en esta obra es el elemento paradoxográfico manifestado en varias digresiones sobre aguas y ríos,30 y otras sobre rituales. Podemos mencionar al respecto el caso de una joven muerta que, al momento de enterrarla, estaba viva: “Encuentran a una joven que era conducida a una tumba, y confluyen para ver el espectáculo, y un anciano caldeo, deteniéndose, impide el enterramiento diciendo que la joven aún respiraba. Y se demostró que así era” (capítulo 6).
También hallamos ciertos acontecimientos de carácter maravilloso. Está, por ejemplo, el caso de la fea Mesopotamia que se volvió bella por obra de Afrodita (capítulo 8); o cómo muere Tigris al comer una rosa que contenía un escarabajo adentro (capítulo 9) y prácticas de magia que convierten en héroe a un muerto (ibid.). Un poco más detallada es la narración del camello sagrado que, llevando en su oreja una carta, atraviesa un río consagrado como bebida del rey de los babilonios. Dice el texto de Focio:
El médico atraviesa el río sujetándose como era costumbre del camello sagrado, luego de haber introducido la carta en la oreja derecha. Y aquél se ahoga en el río, y el camello atraviesa hacia la isla y los que acompañan a Ródanes se enteran de todo cuando sustraen la carta de Damas de las orejas del camello (capítulo 11).
Estilo
Las Babiloníacas contiene las características comunes, típicas del género en su totalidad, por lo que toca a la repetición o mención de los acontecimientos ya conocidos por el lector.
El relato de sucesos ocurridos anteriormente es frecuente en las novelas eróticas, siendo más común en las que fueron escritas en los primeros siglos, como la de Caritón31 y Jenofonte de Éfeso,32 mientras que los autores posteriores, como Aquiles Tacio, hacen sólo breves referencias a lo ocurrido.33
En el resumen que hace Focio de la obra de Jámblico, se conservan múltiples testimonios de repeticiones. Así, después de que Sinónide es capturada bajo la acusación del saqueo de la sepultura, cuando van a ser entregados al rey Garmo, en el camino Ródanes le narra a Soreco sus aventuras y las de Sinónide, con lo que logra su favor (capítulo 7).
Más adelante, la hija del labrador va con el orfebre para vender la cadena de oro de Sinónide y, por casualidad, es testigo del suicidio del esclavo que mata a su amada, episodio que, cuando regresa, ella le cuenta a su padre (capítulo 13). Mientras tanto, los esclavos del asesinado Sétapo capturan a Sinónide como su asesina (capítulo 15) y, después, la mandan con Garmo, mientras Soreco relata a Ródanes todo aquello de lo cual el lector ya está enterado (capítulo 15).
La hija del labrador impide el suicidio de Ródanes y Soreco, irrumpiendo en la posada y narrándoles lo que ocurrió con la desdichada muchacha que fue muerta por su esclavo34 (capítulo 18). Por su parte, el eunuco Sacas, en una carta a Garmo, narra la boda de Sinónide con el rey sirio (capítulo 22).35
El erotismo de Las Babiloníacas
Se ha mencionado que esta novela de Jámblico tuvo mucha popularidad en la época bizantina.36 Seguramente contribuyó a ello el tema erótico, pues ya el médico Teodoro Prisciano, en el s. IV d. C., la recomendaba como un remedio contra la impotencia,37 junto con las obras de Filipo de Amfípolis y Herodiano.38 Desgraciadamente, el apretado resumen de Focio nos impide apreciar esta característica.
Por lo que toca al amor entre los protagonistas, la heroína de la novela de Jámblico dista mucho de las de las demás novelas eróticas, pintadas siempre como abnegadas y fieles a sus enamorados, sin importar las difíciles circunstancias en que se encuentren. Ilustra este contraste Antía, en Las Efesíacas de Jenofonte la cual, cuando se entera de que Manto, la hija del jefe de los piratas, loca de amor por Habrócomes, amenaza con cosas terribles si no lo consigue, se dirige a su amado y le dice: “No te traiciones a ti mismo ni te arrojes a la cólera de una bárbara. Accede al deseo del ama, yo os dejaré libres dándome la muerte” (2. 4, 5).39
En cambio, Sinónide, cuando ve a su amado Ródanes con sangre en la boca, por haberle dado un beso de despedida a la hija del labrador que se había manchado con la sangre del esclavo que se suicidó (capítulo 13), monta en una cólera incontenible que la lleva a perseguir a la pobre labradora queriendo matarla (capítulos 14 y 19); y, furiosa por no lograrlo porque Ródanes se lo impide en el último momento, decide desposarse con el rey de los sirios (capítulo 19). Y ya con el poder que había obtenido con esta unión, continúa persiguiendo a la joven, a quien convierte en concubina de un verdugo (capítulo 20). Cuando Soreco, su benefactor, intenta disuadirla de su venganza, Sinónide le espeta el siguiente discurso que aparece en uno de los fragmentos transmitidos por un manuscrito renacentista:40
Oh Soreco, me has obsequiado un desdichado aliento de vida, que incluso entonces [me estaba] mal. Habría sido necesario que yo muriera antes de escuchar que Ródanes es hermoso para alguna otra. No me impidas ni quieras ser obstáculo de un asesinato en un lugar solitario. Sabes que no miento porque te tengo como testigo de mi audacia. Y ves que tengo una espada y tengo una herida. Y Ródanes sólo fue crucificado; yo, en cambio, he tocado la muerte y conseguí una prueba: que los seres humanos cuando mueren no se duelen. E incluso es grato para los que aman. ¿Por qué te apoderas de mí, Soreco? Doy testimonio: quieres salvar a la que ama a Ródanes. Y no me amenaces con peligros ni apresamiento ni castigos. A nadie temo, pues no he temido ni noches ni puñaladas (Fragm. 61).
Esta fiereza y resolución de Sinónide se muestran también cuando es víctima del asedio del rico Setapo, “un hombre de costumbres disolutas” -nos dice Focio- que se enamora de ella e intenta seducirla. Ella simula corresponder a su amor y aquella misma noche cuando Sétapo, borracho, comienza a entregarse a su amor, lo mata con una espada (capítulo 15).41
Es de notar, asimismo, la diferencia entre la feroz caracterización que Jámblico hace de su protagonista y la de la joven labradora, víctima de los celos exorbitantes de aquélla. A lo largo de la obra, la labradora aparece como una joven viuda que con muy buena voluntad ayuda a Ródanes y Sinónide cuando llegan a su casa huyendo de sus perseguidores. Luego, evita que Ródanes se dé muerte por creer muerta a Sinónide y, cortando la soga, también salva a Soreco de ahorcamiento. Finalmente, es destinada a ser concubina del verdugo cuando Sinónide desposa al rey de los sirios y ejecuta de ese modo su venganza contra aquella, cuya única culpa fue haber recibido un beso de despedida de Ródanes (capítulo 14).
Relacionado con el tema amoroso, Jámblico tiene varios pasajes en los que narra amores disolutos, lo cual le valió, como ya señalamos al inicio, el juicio de Focio que lo tacha de desvergonzado (capítulo 1). Ilustra lo anterior el siguiente pasaje de su resumen:
Mesopotamia, hija de Afrodita, tenía tres enamorados que se sometieron a juicio ante Bojoro pues rivalizaban porque Mesopotamia había dado a uno la copa de la cual bebía;42 a otro, le había ceñido la corona de flores que se había quitado de su cabeza y al otro lo había besado. Y habiendo vencido en el juicio el que había sido besado, la contienda entre ellos no dejó de agravarse: siguieron discutiendo hasta que se dieron muerte unos a otros (capítulo 8).
Sobre otro pasaje relacionado con amoríos, Focio nada más nos dice que hay una digresión sobre Berenice, que era hija del rey egipcio, “y de sus amores salvajes e ilegales”,43 privándonos de los detalles que sólo nos deja a la imaginación.
En otra parte de la novela aparece Mesopotamia, a quien han confundido con Sinónide, por lo cual es llevada ante la presencia del rey Garmo. Pero éste inmediatamente reconoce que no es nuestra protagonista y entonces la entrega a Zobaras a fin de que la decapite, “para que -afirma- ninguna otra usurpe el nombre de Sinónide” (capítulo 20). Y continúa Focio:
Pero Zobaras, que había bebido de un manantial de amor, prendado de amor por Mesopotamia, la salva, sale del país y la conduce secuestrada ante Berenice, que ya era reina de los egipcios porque había muerto su padre. Y Berenice lleva a cabo las nupcias de Mesopotamia,44 y por ella una guerra amenaza violentamente a Garmo y Berenice (capítulo 20).
Conclusión
La enumeración de diversos temas incluidos en la novela de Jámblico nos hace ver la riqueza de contenido de su obra. Por desgracia, el escueto resumen de Focio únicamente nos permite vislumbrar un ambiente exótico poblado por animales y prácticas rituales y mágicas que transforman la fealdad en belleza, o que reviven a un muerto, por sólo mencionar algunas cuestiones que hicieron favorita a esta novela en su época y posteriormente en los siglos XVII y XVIII.45 Así lo demuestra el haber merecido, por una parte, que Focio la resumiera en su Biblioteca sin necesidad de señalar su nombre; y, por otra, que el Léxico Suda incluyera numerosas referencias lexicológicas relacionadas con el empleo de palabras en Las Babiloníacas.