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Cuicuilco

Print version ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.16 n.46 México May./Aug. 2009

 

Dossier

 

La Antropología en Cuba1

 

Leif Korsbaek* y Marcela Barrios Luna**

 

* Escuela Nacional de Antropología e Historia

** Facultad de Humanidades, Universidad Autónoma del Estado de México

 

Resumen:

El texto presenta varios aspectos de las actividades antropológicas en Cuba, partiendo de la paradoja de que la antropología no existe formalmente ahí, pues no existe una carrera de esta disciplina pero sí una multitud de actividades que claramente pertenecen al universo y al horizonte de la antropología. Se presentan algunas de las raíces de la antropología en Cuba: sabios e investigadores de la medicina, la antropología física, la filosofía y el derecho, que al mismo tiempo han iniciado las actividades antropológicas y han dejado sus huellas en la actual situación de la antropología, tales como la existencia de una antropología física y una rica criminología, pero debido a la herencia soviética, existe la ausencia de una antropología social y cultural. En seguida se presentan las instituciones en las cuales se llevan a cabo las actividades antropológicas, las revistas académicas y políticas en las cuales se discute la disciplina —no obstante su inexistencia formal en la isla—, así como los museos de carácter antropológico. En las conclusiones se plantea, como punto de partida de una continuación del texto, la pregunta: ¿cuáles son los conocimientos que nos pueden proporcionar la etnografía (en sentido occidental) y la antropología social y cultural?, y ¿cuál es la utilidad de estos conocimientos en la nueva situación de Cuba? Es la intención en un segundo texto tratar las preguntas aquí planteadas, y es nuestra opinión que Cuba es un caso importante para entender la fuerza de la antropología y sus limitaciones.

Palabras clave: antropología cubana, arqueología cubana, folklor cubano, instituciones antropológicas, revistas antropológicas, antropología física, criminología.

 

Abstract:

The text presents various aspects of anthropological activities in Cuba, taking as its point of departure the fact that anthropology does not exist formally there, in the sense that no fomal academic carreer exists in spite of the existence of an abundance of anthropological activities that quite clearly belong to the universe of anthropology. After that, some of the roots of anthropology in Cuba are presented: thinkers and researchers of medicine, physical anthropology, philosophy and law, who have, at the same time, initiated these activities and brought them to the situation prevailing today: the existence of a rich physical anthropology and a criminology, but due to Cuba's soviet tradition, the near total absence of social and cultural anthropology. Followed by a description of the institutions in which the anthropological activities are carried out, the academic and political periodical publications that harbor the anthropological discussions, and the museums that display anthropological items. In the conclusions a couple of crucial questions are formulated: what is the knowledge that ethnography (in an Occidental sense) and social and cultural anthropology can provide us?, and of what use can this knowledge be in Cuba's new situation? It is our intention to discuss these questions in a later text, and it is our opinion that the Cuban case is important in our endevour to understand the value of anthropology and its limitations.

Key words: Cuban Anthropology, Cuban Archeology, Cuban folklore, Anthropological institutions, Anthropological publications, Physical Anthropology, Criminology.

 

1 Introducción

El presente texto es un intento por captar el origen y las fuentes de la antropología que existen en Cuba actualmente, así como algunas de sus características, lo que es una tarea rica y complicada por varias razones.

En primer lugar, la antropología no es exactamente la disciplina mejor definida, como se desprende del lema que escogió Evans–Pritchard para caracterizar sus actividades antropológicas: "nada humano me es ajeno", y en segundo lugar, opinamos que en la actualidad existe mucha antropología en Cuba, si buscamos las actividades antropológicas, pero institucionalmente casi no existe una antropología en la isla, lo que es evidentemente la consecuencia de una sólida herencia soviética, donde la antropología en el sentido occidental, es decir, antropología social y cultural, o sea socio–cultural, existe solamente como una sombra entre dos disciplinas vecinas: la etnología y la etnografía.

El título de nuestra disciplina es algo arrogante, el estudio del hombre, sin embargo, los diversos estilos de hacer antropología se vuelven víctimas de un proceso histórico que nos entrega resultados claramente nacionales, si no nacionalistas, como "la antropología cultural norteamericana", "la antropología social británica" o "la etnología francesa", y de la misma manera podemos buscar una "antropología cubana" en el sentido de una actividad definida como antropológica que se inscribe en un proceso histórico nacional, el cubano.

Como dos de los padres fundadores de la antropología, Radcliffe–Brown y Malinowski, hicieron trampa haciendo sus investigaciones en islas que dan la impresión de ser, y hasta cierto punto son, pequeños mundos claramente definidos y separados del gran mundo alrededor, también nos ayuda el carácter isleño de Cuba a definir las fronteras que la separan del mundo alrededor, de la misma manera que un proceso histórico bien conocido ha reforzado la frontera entre Cuba y el mundo, por así decirlo.

 

2 Los antecedentes y los personajes

Podemos decir que la antropología cubana empieza con los primeros descubridores y cronistas españoles en el siglo XV–XVI, y es justo empezar con Cristóbal Colón, que dijo acerca de Baracoa, donde fundó el primer pueblo de la isla: "la más hermosa cosa del mundo ... andando por ella fue cosa maravillosa ver las arboledas y frescuras y el agua clarísima, y las aves y amenidad, que dice que le parecía no quisiera salir de allí" [Sanz, 1977:28]2 y fray Ramón Pané, que posiblemente nunca visitó Cuba pero sí estuvo en el Caribe y con seguridad conoció a la población originaria antes de que fuera exterminada.3 Pero todo empezó en Baracoa, el primer municipio en el Nuevo Mundo y la primera capital de Cuba, hasta que Santiago de Cuba, en 1515, le arrancara esta posición, que hoy es un modesto y poco conocido paraíso turístico entre otras atracciones junto con "La Casa de la Rusa".4

Después de Cristóbal Colón pasaron muchos viajeros de muy diferentes clases por la isla,5 uno de los huéspedes más importantes fue el ilustre Alejandro von Humboldt quien en dos ocasiones visitó la isla durante su estancia en América, de 1799 a 1804.6 Humboldt era una especie de talento universal que publicó sus observaciones y opiniones en su Ensayo Político sobre la Isla de Cuba, publicado en París en 1826, en él escribió

mientras que apoyo a la humanidad, rechazo la desagradable pretensión de la existencia de razas superiores e inferiores. Habiendo alcanzado un nivel cultural más alto, algunas razas son más capaces que otras, pero ninguna raza es más noble que las demás [Humboldt, 1826]7

Por esta razón el gobierno español de Cuba prohibió el ensayo en la isla. Humboldt es con mucha frecuencia considerado como "el segundo descubridor de Cuba", pero en muchas ediciones de su obra son considerados exclusivamente sus trabajos sobre México y los Andes, a veces complementados con sus opiniones acerca de Venezuela. En su Ensayo político sobre la Isla de Cuba se publicó por primera vez un mapa de Cuba con un razonable nivel de precisión y, no obstante el título con la palabra "político" que hace eco de la mentalidad ilustrada, se analizó la estructura y la situación económica de la isla.

Humboldt era un gran admirador de Cuba y de los cubanos:

El trato de la gran ciudad de La Habana se parece por sus maneras atentas y su urbanidad al de Cádiz y al de las ciudades comerciales más ricas de Europa. Los habaneros han sido los primeros, entre los ricos habitantes de las colonias españolas, que han viajado por España, Francia e Italia. En ninguna parte se ha sabido mejor que en La Habana la política de Europa, y los resortes que se ponen en movimiento para sostener o derribar un ministerio. Este conocimiento de los sucesos y la previsión de los del porvenir han servido eficazmente a los habitantes de la isla de Cuba para libertarse de las trabas que detienen las mejoras de la prosperidad colonial [Humboldt, 1826].

Una de las cosas que captaron la atención de Humboldt fue la vida de los esclavos y el papel que jugaba el esclavismo en la economía de las plantaciones en Cuba, al igual que otro precursor de la antropología en general, y en Cuba en particular, que nunca es mencionado, Edward Burnett Tylor visitó la isla en la primavera de 1856 arribando de los Estados Unidos, rumbo a México, en calidad de reconvalescente después de una serie de ataques de asma y nos dejó el hermoso libro "Anahuac". Tylor sería muy pronto la figura más importante en el nacimiento de una antropología científica, y en este desarrollo histórico nace una nueva teoría en las ciencias sociales: el evolucionismo. El pensamiento de Tylor es plenamente evolucionista, como se desprende de su obra antropológica más importante publicada veinte años después:

las tribus salvajes y bárbaras representan con frecuencia, más o menos rigurosamente, los estados de cultura por que pasaron nuestros propios antecesores mucho tiempo ha, y sus costumbres y leyes nos explican, por caminos que de otra manera apenas hubiéramos podido sospechar, el sentido y la razón de nuestras leyes y costumbres [Tylor, 1881:469].

Pero un poco más tarde, los estudios antropológicos "fueron impulsados por el arribo a la Isla, en 1874, del doctor Luis Montané Dardé (18491936), graduado en esta especialidad en la Universidad de París [Hernández, 2003:12], con lo que nos movemos hacia una creciente especialización y profesionalización de la antropología.8

Es sabida la importancia de los abogados en la creación de la antropología y un miembro de este gremio fue Antonio Bachiller y Morales (18121899, La Habana), conocido como el padre de la bibliografía en Cuba. De 1842 a 1862 fue titular de la Cátedra de Derecho Natural y Fundamentos de Religión en la Universidad de La Habana y tuvo mucha influencia en la reestructuración de la educación superior en la isla. En 1863 fue nombrado director del recién creado Instituto de Segunda Enseñanza en La Habana donde tuvo gran importancia en la creación de una infraestructura que después permitiría el crecimiento de una antropología.

La antropología institucionalizada en Cuba tiene un negro origen, pues nació mediante decretos militares:

La orden militar no. 212, dictada por el gobierno interventor norteamericano creó la Cátedra de Antropología General y Ejercicios de Antropometría. El Gobernador General de la División de Cuba y Brigadier General jefe del Estado Mayor, Adna R. Chaffer, firmó además la orden no. 250, publicada el 28 de diciembre de 1899 en inglés y en español, que modificó la anterior [Rangel, 2002:25].

Pero en este panorama neocolonial dominado por la presencia de los Estados Unidos, sus fuerzas armadas y su procónsul se formó, en pleno optimismo positivista y evolucionista, un trío dinámico de personajes cubanos que vinieron a definir el perfil y, sobre todo, las condiciones institucionales de esta temprana antropología científica cubana: el personaje central sigue siendo Juan Luis Epifanio Montané Dardé (1849–1936), al que le siguen José Antonio González Lanuza (1865–1917) y Enrique José Varona Pera (1849–1933).9

José Antonio González Lanuza elaboró el primer plan de estudios, de 1899 a 1900, conocido como el Plan Lanuza, siendo secretario de instrucción pública y bellas artes. Este plan de estudios era de un corte muy español con mucho énfasis en las humanidades y pronto mostró su insuficiencia en la cara de otras propuestas más pragmáticas, pero con Enrique José Varona Pera, que llegó a ocupar el cargo, y, con su lema "he pensado que nuestra enseñanza debe dejar de ser verbal y retórica, para convertirse en objetiva y científica", llegamos a otra idea de educación, práctica para el país en su situación actual.

Acercándonos más a la actualidad, Antonio Núñez Jiménez jugó un papel muy dinámico en la creación de la situación actual , nació en 1923 en Alquízar en la provincia de La Habana y fundó la Sociedad Espeleológica de Cuba en 1940.10 En El pueblo cubano, el capítulo uno empieza con la presentación de la demografía de Cuba para continuar en los siguientes capítulos presentando a los indios, los africanos, los franceses en Cuba, los chinos, los gallegos y los yanquis, para después deslizarse a seguir el desarrollo histórico en la república mediatizada y el pueblo en revolución. Un hermoso libro de Núñez Jiménez es San Cristóbal de la Habana que se tambalea entre el turismo, la antropología y la historia, en él narra algunos puntos de la historia de la ciudad, acompañado de fotos y reproducciones de mapas y dibujos [Núñez Jiménez, 2002].

Pero sin duda es Fernando Ortiz el personaje más importante en la creación de una antropología cubana en la actualidad, "su vida y su obra nos revelan que se convirtió en el investigador más importante de su tiempo, en el estudioso más enjundioso de la realidad cultural cotidiana del pueblo cubano" [Mintz, 2005:142], hasta tal grado que uno puede llegar a tener la impresión de que la antropología cubana empieza con él. Nació en La Habana en 1881, pero a los 14 años lo llevaron a Menorca, en el Mediterráneo, donde se educó. Su principal obra es Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar que fue publicada originalmente en 1940; "Ortiz publica la primera edición del Contrapunteo en La Habana en 1940. La traducción al inglés de 1947, que abrevia el texto, se basa en esta primera edición. El texto en español no se volvió a editar en Cuba hasta en 1963". Su impresionante producción se desprende de su obra central acerca de los negros: Los negros esclavos, Los negros brujos y Los negros curros, tres textos de un proyecto original de 1906 acerca de "la hampa afrocubana". Pero sin lugar a dudas su libro más conocido y más maduro es Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar, en el cual introduce su particular variedad del método comparativo, el contrapunteo, y donde discute también su propia versión de la aculturación que llama transculturación.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Fernando Ortiz publica su opinión acerca de las razas y el racismo en el libro El engaño de las razas, en el cual se apega estrechamente a la visión de la raza y del racismo que será la marca registrada de la UNESCO, a consecuencia también de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el marco de la ONU. Le interesa la inquisición, la magia y la religión, interés que se manifiesta en por lo menos tres de sus libros: Historia de una pelea cubana contra los demonios, La santería y la brujería de los blancos y Brujas e inquisidores.

Por otro lado está Alejo Carpentier, mejor conocido como novelista y como uno de los creadores del realismo mágico en América Latina junto con autores como Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias y tal vez Julio Cortázar, entre otros, pero cuenta también con una importante producción acerca de la música en Cuba. Podemos decir que su primera obra importante no novelística es una historia del zapato que escribió para el órgano oficial de la organización de fabricantes de calzado.

Manuel Galich es, entre otros textos, el autor de una estupenda historia y prehistoria de América Latina, Nuestros primeros padres, una versión caribeña de Sons of the Shaking Earth de Eric Wolf. Galich fue ministro de educación pública en Guatemala durante una parte del periodo democrático en aquel país, de 1944 a 1954, pero huyó a Cuba cuando los militares tomaron el poder en 1954 con el apoyo de los Estados Unidos. En 1981, en su calidad de refugiado político, se encontraba en La Habana , como director del teatro nacional de títeres en la Casa de las Américas.

Dos mujeres merecen nuestra atención en la creación de un pensamiento antropológico en Cuba. En primer lugar, Lydia Cabrera (nacida en Nueva York en 1899), quien escribió cuentos y novelas pero empezó a interesarse por las tradiciones y las leyendas de los negros en La Habana, y en 1935 se publicaron en París una traducción al francés de sus Cuentos negros de Cuba.11 En 1954 publicó El monte, que junto con sus demás obras ha sido un texto central en el estudio de la cultura y del folclor de la población negra en la isla. Las últimas palabras en su biografía, en el Diccionario de la literatura cubana, son "al triunfo de la Revolución se marchó del país" [Diccionario de la Literatura Cubana, 1980, I:166].

Otra mujer que es al mismo tiempo marginal y medular es la antropóloga Calixta Guiteras Holmes. Podemos citar de una biografía:

Calixta Guiteras, una de las etnólogas más destacadas egresadas de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, nació en 1905 en Philadelphia, Estados Unidos, hija de Calixto Guiteras, cubano de ascendencia catalana, María Therese Holmes, estadounidense. En 1913, su familia se trasladó a La Habana, donde Calixta cursó sus estudios hasta obtener en 1930 su doctorado en filosofía y letras de la Universidad de La Habana. Tanto Calixta como su hermano Antonio participaron en la revolución contra Machado; al triunfo de la misma, Antonio fue nombrado ministro, pero en 1935 fue asesinado por órdenes de Batista. Calixta y su madre se refugiaron en México [Dahlgren, 1988:246].

En México, Calixta Guiteras hizo una destacada carrera tanto como estudiante como posteriormente en su calidad de investigadora, donde hizo notables contribuciones al estudio antropológico del parentesco entre los indígenas en Chiapas, hasta que "su salud se vio seriamente afectada, le fue imposible continuar sus trabajos en los Altos de Chiapas; asimismo hubo de suspender su permanencia en la Ciudad de México, razón de su regreso a Cuba, en donde vivió hasta su muerte en 1988" [Dahlgren, 1988:252]. Hay que mencionar que la biblioteca en el nuevo edificio del Instituto de Antropología de la Academia de las Ciencias en La Habana lleva su nombre: Biblioteca Calixta Guiteras Holmes.

 

3 Las instituciones

Sin instituciones no hay antropología y como la antropología nació como disciplina en la Ilustración, así también el nueve de enero de 1793 fue creada en La Habana la institución más antigua que tiene que ver con la antropología, la "Sociedad Económica de Amigos del País", de un grupo de hombres que abarcaba a gente como Francisco de Arango y Parreño, el conde de Casa Montalvo, el doctor Tomás Romay y el padre José Agustín Caballero. Otro precursor relevante lo encontramos en la Sociedad Antropológica de Cuba inaugurada el 26 de julio de 1877, y una de las primeras de América. Tuvo una breve vida y se destacaba por su orientación hacia la antropología física, la anatomía y la medicina, así como por la amplia participación de abogados en ella.

La Academia de Ciencias nació originalmente en 1861 bajo el nombre de "Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana" y continuó a la restauración de la república en 1902 con el mismo nombre menos la palabra "real". Si brincamos a la Cuba posrevolucionaria, en 1962 se creó la Comisión Nacional para la Academia de Ciencias de Cuba, y en 1976 con la Ley 1323 de la Organización de la Administración Central, quedó establecida con el estatus de Instituto Nacional, mientras que en 1980, "al transferirse a la Academia las funciones del Comité Estatal de Ciencia y Tecnología y dársele la tarea de organismo rector de la ciencia y la tecnología a nivel nacional", adquirió rango de Ministerio. Finalmente, en 1994, en el proceso de reorganización se convirtió en el Ministerio de Ciencias y Medio Ambiente de Cuba, CITMA, y en 1996, por el Decreto–Ley 163 quedó integrada por científicos de relevantes méritos y con el objetivo principal de

desarrollo de la ciencia cubana y a la divulgación de los avances científicos nacionales y universales, prestigiar la investigación científica de excelencia en el país, elevar el nivel de la ética profesional y la valoración de la ciencia, así como estrechar los vínculos de los científicos y sus organizaciones entre sí, con la sociedad y con el mundo.

Carlos García Mora y Carolina Rodríguez Lazcano escriben que "aprovechando una breve estancia en la ciudad de La Habana en julio de 1976, visitamos el Instituto de Ciencias Sociales (ICS) de la Academia de Ciencias de Cuba", y que

hasta antes de la Revolución, se nos dijo, en Cuba no existió ninguna institución dedicada ex professo a los estudios etnológicos. En cambio, hubo desde principios del siglo pasado, una Academia de Ciencias Físicas donde se hacía algo similar a la antropología física. Y desde mediados del mismo siglo, con el ascenso de la burguesía local, hay un auge de las ciencias y las artes, equiparable al ocurrido en el resto de los países latinoamericanos en la misma época. Pero desde el año 68 hasta fines de siglo, la guerra frustró el desarrollo intelectual. Posteriormente, el dominio estadounidense trasladó la resolución de los problemas cubanos a los Estados Unidos. Esto provocó una dependencia tal que se detuvo el desarrollo científico y tecnológico propios, con la excepción de la medicina y otros contados casos. En l876, se fundó una Sociedad Antropológica formada por médicos, bajo los auspicios de la Academia de Ciencias Físicas, dándose énfasis en sus trabajos a los aspectos físicos de la población cubana. En 1923, se fundó una Sociedad del Folklore Cubano y en 1926 una Sociedad de Estudio de Folklore, orientada hacia los estudios de cuestiones "curiosas", efectuados por autodidactas. Entonces, se publicaron 19 números de la revista Archivo de folklore. Cabe apuntar que Fernando Ortiz propuso el nombre de folklore a lo que en realidad era etnología. Posteriormente, Fernando Ortiz trajo a gente como Manuel Santilli y Juan Merinegro (¿?), interesados en el progreso social. Con la crisis de la sociedad capitalista, en 1936 Fernando Ortiz formó una Sociedad de Estudios Afrocubanos con gente progresista, algunos de ellos miembros del Partido Comunista, con la pretensión de combatir y dar una respuesta científica a la supuesta inferioridad del negro. Después, continuaron la obra personas formadas por el citado Ortiz, pero nunca se creó ninguna institución de enseñanza en la etnología. Por ello, actualmente quienes ahora trabajan en etnología no tuvieron una formación ni preparación etnológica, sino más bien proceden de otras disciplinas humanísticas. Y aún hoy, después de la Revolución, en Cuba hay poco desarrollo de la docencia en el ramo antropológico y en general en las ciencias sociales. Hay un Instituto Pedagógico donde se gradúan profesores. Se han comenzado a impartir estudios sociológicos, que en cierta medida toman en cuenta la antropología aunque con algunas deficiencias, pues si bien se ha querido planificar el desarrollo de la sociología, esto aún no se ha hecho. En La Habana, la sociología es de muy reciente creación. En las principales universidades, la de La Habana, la de Oriente y la de Las Villas, se imparte licenciatura en historia. En antropología no existe ningún centro donde se gradúen antropólogos, aunque sí se imparten asignaturas antropológicas en las carreras de derecho, ciencias naturales y otras. En la universidad de Oriente está en formación dentro de la carrera de historia, la especialidad de arqueología. Y quizá en el futuro, también dentro de historia, se cree la especialización de etnología [García Mora y Rodríguez Lazcano, 1976].

Estas fueron las perspectivas en 1976, pero muchas cosas han cambiado desde entonces, sigue existiendo la Academia de las Ciencias, pero con un perfil muy modificado.

Las instituciones más importantes son las universidades.12 En la Universidad de la Habana se imparte la antropología en el Departamento de Sociología,13 que pertenece a la Facultad de Filosofía pero que ha tenido una historia algo enredada14 y ha seguido un curso zigzaguente.15 El principal especialista en el pensamiento político en general y de la antropología política en particular, bajo la etiqueta general de la ciencia política, es el doctor Emilio Duharte que imparte clases en la Facultad. La antropología política forma parte de "las ciencias políticas", y como material didáctico se ha publicado el libro La política. Miradas cruzadas.16

En la Universidad Central de Santa Clara, fundada en 1952, existe la antropología, desde 1998, como parte de la carrera de sociología y con la misma estructura curricular que en otras partes de la isla: un curso de un semestre a la mitad de la carrera. Una de las virtudes de la sociología y la antropología es que se hace mucha investigación, y los temas y los intereses coinciden con lo que atrae el interés en otras partes de la isla:17 la religiosidad popular, con mucha atención a las herencias africanas en la cultura popular cubana.18

En la provincia existe un Centro de Estudios Comunitarios que es científicamente autónomo. El centro se dedica al desarrollo de la comunidad, es multidisciplinario y manifiesta un nuevo interés en el universo de las ciencias sociales en Cuba: los estudios comunitarios.19 Otro aspecto del mismo proceso fue la creación de una nueva carrera a nivel de licenciatura, la carrera de Estudios Socioculturales, en la cual la antropología ocupa un lugar parecido al lugar que ocupa en la carrera de sociología. De esta manera, desde el inicio de los Estudios Socioculturales, en los municipios de Santa Clara y Camajuani existe también esta carrera debido a la universalización de la educación.

Finalmente, en Santa Clara, "en el año 1995, se inició el proyecto del Centro de Investigaciones y Promoción Cultural Samuel Feijóo, que en medio de disímiles objetivos se ha propuesto comenzar el estudio, en la región central de Cuba, de la trayectoria sociocultural de uno de los más trascendentales intelectuales de Cuba de todos los tiempos" [Padrón Jomet, 2005:11]. El novelista y folklorista Samuel Feijóo fue, en tiempos recientes, la persona cultural dominante en el centro, y con la creación de la revista Islas llegó a dirigir el proceso de investigación y difusión de fenómenos culturales en una dirección que daba mucho peso a la creación literaria y artística.

En la Universidad de Matanzas,20 a 90 km de La Habana, se imparte la antropología como parte de la carrera de Estudios Socio–Culturales, una licenciatura de una duración de cinco años, en el tercer año de la carrera, se junta con otras disciplinas consideradas más o menos exóticas de la carrera. La carrera y la disciplina de antropología existen desde 2002, y las generaciones abarcan aproximadamente 35 estudiantes. La carrera cuenta con un elemento muy importante: una sólida formación como docentes, pues en mayor grado que en otras universidades la metodología ocupa un lugar muy central. El campo de la antropología es muy amplio y en consecuencia las posibilidades de trabajo y empleo de los egresados de la carrera son también muy variadas: como docentes en las universidades y en los centros municipales como colaboradores en las casas de la cultura y en los museos, o bien, en la industria cultural, entre otras tantas posibilidades.

El Centro Universitario de Sancti Espíritus nació en 1976 como una especie de extensión de la Universidad de Santa Clara,21 y seguía en su posición subordinada hasta 1998; se tiene prevista su conversión en una universidad para el año 2010.22 Una de las carreras que se imparten en Sancti Espíritus es la licenciatura en Estudios Socioculturales (carrera que se imparte en todas las provincias), y dentro de esta carrera se imparte la asignatura de antropología en un curso que cubre un semestre, aproximadamente a medio camino de la carrera. La carrera de estudios socioculturales se imparte en dos modalidades: como estudio en cursos regulares diurnios y como resultado del proceso de universalización de la educación superior en ocho centros municipales, uno en cada uno de los municipios en la pequeña provincia. Las provincias tienen cierto grado de autonomía en el plan de estudios, de manera que en algunos casos la asignatura ha sido aplazado del quinto semestre al sexto o hasta al séptimo, pero los rasgos generales del plan de estudios son los mismos a través de todos los 169 municipios en las catorce provincias de Cuba. La motivación para establecer la carrera de estudios socioculturales se tiene que buscar en las condiciones particulares a partir de 1990, una situación que hizo necesarias medidas extraordinarias. Una de las medidas inmediatas fue una concentración de todos los mecanismos de defensa en las comunidades y en los municipios. Durante los años de 1994 a 1998, los años más duros del periodo especial (que ve el nacimiento de los consejos populares), se maduró la idea de una carrera que tomara en cuenta las necesidades especiales que requiere el conocimiento de estas pequeñas comunidades, y luego, en un proceso de descentralización a partir de 2000, nace la estructura de los estudios socioculturales con la creación de pequeños centros descentralizados. Cuando se inició la carrera en 2001, se hizo en coordinación con la Universidad Central de Santa Clara,23 situación que continuó en 2002, pero a partir de 2003 los estudios socioculturales se llevan por separado en las dos provincias. Cada año han ingresado alrededor de 25 estudiantes a la carrera, la modalidad escolarizada tiene alrededor de 220 estudiantes en los diferentes años, y hasta la fecha, en 2008, se han graduado 22 licenciados, mientras que en la modalidad descentralizada tienen un plazo total de diez años para titularse. Vale la pena mencionar también que, aunque la antropología se enseña solamente en un curso de duración de un semestre, en el transcurso de la carrera la antropología se encuentra como un elemento central en muchas de las asignaturas, sin que se mencione explícitamente.

Podemos cerrar nuestro viaje hacia el oriente de la isla con la Universidad Oriental de Santiago de Cuba, fundada en 1948, con una fuerte inspiración norteamericana,24 es, en la actualidad, la última de las tres universidades que cuentan con la carrera de sociología y el desarrollo de esta disciplina en Santiago de Cuba no ha sido menos enredado que en la Universidad de La Habana.25 Exactamente de la misma manera que en las otras dos universidades se imparte la antropología en un solo curso a medio camino en la carrera de sociología.

Al margen de toda esta antropología estatal e institucionalizada tenemos la Fundación Fernando Ortiz, que sí es institucionalizada pero no oficial. En su página de internet dice que "es una institución cultural cubana de carácter público y civil, no gubernamental, con personalidad jurídica y patrimonio propios y sin fines lucrativos. Fue creada el 21 de septiembre de 1994. Su objetivo fundamental es el estudio y la divulgación de la vida y la obra de Fernando Ortiz". La fundación reside en la casa de Fernando Ortiz y se encuentran todavía sus muebles y su biblioteca, de manera que el ambiente es auténtico. La Fundación Fernando Ortiz debe en gran medida su existencia a la iniciativa del escritor Miguel Barnet y, como en otros asuntos antropológicos, aquí también existe una relación estrecha con la vida literaria y artística, pues las primeras reuniones de la fundación se celebraron en las instalaciones de la UNIAC (la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba) en el Vedado, y en marzo del año en curso Miguel Barnet fue elegido presidente de la UNIAC.

El Departamento de Estudios Sociorreligiosos del Instituto de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas del CITMA fue fundado en 1982, y es la única institución explícitamente dedicada al estudio de fenómenos religiosos. Aparte de la investigación, el Centro organiza eventos con intercambio de experiencias y discusión. Del Quinto Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos, celebrado del 9 al 12 de julio de 2007 en La Habana, fue puesto en circulación un CD dedicado a la memoria del fundador del Centro, Jorge Ramírez Calzadilla, y se celebrará el VI Encuentro Internacional de Estudios Sociorreligiosos en La Habana en julio de 2010, en el cual participarán investigadores de la ENAH.

 

5 Las revistas

En Cuba existe una serie de revistas que contienen artículos acerca de temas que son claramente antropológicos pero ya que la antropología es al mismo tiempo rica y variada y débilmente institucionalizada, las revistas que son neta y explícitamente antropológicas son pocas, en efecto existe solamente una.

La Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba se fundó en 1877, y

casi dos años después, vio la luz por primera vez el Boletín de la Sociedad Antropológica, fundada por los doctores Gabriel Pichardo y Juan Santos Fernández, corresponsales de la Sociedad Antropológica de Madrid, pero a la que en realidad dio vida el Doctor Luis Montané, discípulo de Broca, fundador de la de Paris, esta publicación se dio a conocer el primero de septiembre de 1879.26

Dirigido por el doctor Vicente B. Valdés, con el apoyo de Enrique José Varona y Antonio Govín, así como de los doctores Luis Montané y José Antonio Cortina,27 "el Boletín se publicaba en tres pliegos, doce de los cuales debían formar un tomo de 300 páginas. Lamentablemente, la limitada cantidad de sólo ocho entregas efectuadas entre septiembre de 1879 y diciembre de 1887, impidió completar siquiera el primer tomo, que sólo llegó a 110 páginas" .28

La especialidad antropológica de mayor desarrollo es la antropología médica (al lado de la antropología forense y la criminología), y la presencia de médicos es fuerte: "se sabe que la antropología ha dejado a la medicina la atención de todos los detalles concernientes a los individuos que forman los grupos de razas o poblaciones, lo cual demuestra la relación existente entre ambas disciplinas y la significación que tiene para el buen desempeño de una el positivo desenvolvimiento de la otra".29 A duras penas el Boletín duró 10 años, sin embargo, hay cierta riqueza en sus páginas, el autor más ricamente representado es Luis Montané, de quien faltan textos solamente en los números 3 y 7. Sus primeros artículos giran en torno a la definición de la antropología, después publica textos estrechamente relacionados con fenómenos médicos y físicos.

La Revista Bimestre Cubana es una de las más antiguas en América Latina y con seguridad la más antigua en Cuba, pues fue fundada en 1831 como órgano oficial de la "Sociedad Económica de Amigos del País", una asociación netamente ilustrada que había nacido en la isla en 1793. El carácter de la revista se desprende de los rubros del índice de la misma: "literatura y lingüística", "economía", "ciencia y técnica", "historia", "problemas sociales", seguidos por dos rubros de "sección oficial" e "in memoriam".

La revista ha salido en tres épocas, la primera empezó en 1831, y duró un buen rato: "Para 1831, fecha de fundación de la Revista, la música del habanero Esteban Salas era ya considerada del siglo anterior y muy a la altura de la del barroco americano de su época" [Taboada Espiniella, 2004:163], pero "según Joaquín Weiss, en 1844 la Sociedad Económica de Amigos del País se había instalado en el convento anexo al oratorio de San Felipe de Neri, en La Habana Vieja. Ya se había reducido el número de aquellos religiosos y el gobierno hizo reconstruir la mayor parte del edificio, con su entrada por la calle Aguiar 410 entre Lamparilla y Obraría" [op. cit.:163].

Después, "cuando en 1910 renace la Revista de la Sociedad Económica de los amigos del País, con el sabio cubano Fernando Ortiz —a quien tanto debe la cultura cubana en general— el panorama social cubano ha cambiado y Cuba ha pasado a ser oficialmente una república independiente, dejando atrás una época colonial y dos intervenciones norteamericanas, con todas las secuelas que ambas situaciones acarrearon para la pequeña isla" [op. cit.:165], y "otro nuevo domicilio acoge a la Sociedad Económica de Amigos del País; en 1944 se inaugura en la entonces Avenida de Carlos III (hoy Salvador Allende) un nuevo y grande edificio para su sede y la Academia de Literatura y Lingüística, obra de la firma Govantes y Cavarrocas, en un convencional y austero estilo, que recuerda algunas transiciones del art deco magnificado con el uso de nobles materiales constructivos" [op. cit.:166].

Finalmente, "cuando en 1994 hay un nuevo renacimiento de la Sociedad Económica de Amigos del País y de la Revista Bimestre, la nación cubana ha rebasado capítulos culminantes de su historia. Con el triunfo de la Revolución en 1959 se establece una política de gobierno respecto a la conservación y restauración del patrimonio construido, dentro del más amplio y profundo programa nunca emprendido. Se promulga la Ley Número 1 de 1977, Ley de Protección al Patrimonio Cultural, y la Ley Número 2 de 1977, Ley de Monumentos Nacionales y Locales, que estructuran el proceso de trabajo y cuidado del patrimonio cultural nacional" [op. cit.:167], con lo que se especifica el lugar que ocupará la nueva época de la vieja revista en la versión cubana de una revolución cultural. La revista existe todavía en el formato, estilo y política de esta tercera época, hasta el momento han salido alrededor de 30 números.

Contiene ocasionalmente artículos que se pueden definir como antropológicos, como por ejemplo, "El hombre, la actividad humana, la cultura y o sus mediaciones fundamentales" del doctor Rigoberto Pupo [Vol. CI, época III, Vo. 26, enero–junio 2007:165–172].

Otra publicación periódica que contiene material antropológico es "Anuario de Literatura y Lingüística", que viene en dos series: Estudios Literarios y Estudios Lingüísticos. Del contenido de las dos series se desprende claramente lo arbitrario en la división de las disciplinas, pues inevitablemente hay artículos lingüísticos en el anuario literario y viceversa. Hay temas de sociolingüística como "Análisis de una muestra de topónimos" de Alina Camps y "De cómo los diccionarios reflejan la sexualidad y otros conceptos afines" de Aurora Camacho en el número 35 de 2004.

Tengo a la mano los números del anuario "Estudios etnológicos", de 1989 y 1990, son las dos últimas manifestaciones del pensamiento soviético en las ciencias sociales, inmediatamente antes de la debacle del sistema soviético y el retiro de los soviéticos de la isla. El número de 1989 está dedicado a Camagüey y es un resumen de los resultados de la expedición a Camagüey en el contexto de la elaboración de un "Atlas etnográfico" de la isla. El repertorio del número refleja con mucha precisión los temas que dominan en la etnografía y etnología de origen soviético. El número de 1990 es más delgado, pero al mismo tiempo un poco más variado; sin embargo, el peso del número se concentra en la sección llamada "Fuentes documentales para el estudio de la cultura material". La segunda sección del número extiende la mirada a otras partes de América Latina: "introducción al estudio de la identidad cultural y la cuestión étnico–nacional en América Latina" y "Barbados y el movimiento indio".

Desde 1958 se publica la revista Isla, por la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas (o sea, de Santa Clara) bajo la dirección de Samuel Feijóo, en un estilo muy similar al de la revista mexicana La Palabra y el Hombre de Veracruz; aparte de artículos que pertenecen a la historia y las ciencias sociales y humanísticas, contiene una gran cantidad de textos de ficción y poesía, pues Samuel Feijóo era al mismo tiempo novelista, cuentista, artista multimedio y antropólogo. Un artículo claramente antropológico es "La mítica y la mística del horror: "justificación" antropológica de la guerra" de Manuel Martínez Casanova, en el número 137 de la revista, julio–septimbre de 2003 (pp. 33–34).30

La revista Temas es publicada por el Instituto Juan Marinello, no es explícitamente una revista antropológica, pero sí se encuentran textos antropológicos. El número 46 de la revista, dedicado a la "modernidad y sociedad civil", abre con un artículo de Samir Amín, "Las desviaciones de la modernidad. El caso de África y del mundo árabe" (pp. 4–22), para continuar con una conversación con Vattimo (pp. 23–30), un artículo acerca de "Los discursos liberales y el despliegue hegemónico de la modernidad", y un artículo sobre "El método de Marx en las redes de la racionalidad moderna"(pp. 40–53), y otro sobre la "Sociedad civil, opinión pública y disentimiento colonial", para terminar con un texto acerca de "La sociedad civil en la Cuba contemporánea: la política estadounidense y la realidad cubana". El número 48, de octubre–diciembre 2006, contiene un dossier con artículos dedicados a "Ciudades de hoy y de mañana", que empieza con un artículo emblemático acerca de "Eusebio Leal: salvaguardar La Habana", y termina con una reseña del libro "Poder–saber: Una ciencia política de la liberación" de Hiram Hernández Castro. El número 49 contiene ocho textos acerca de "El deporte: terreno cultural", y termina con dos artículos de temas claramente antropológicos: "El enclave étnico y la economía internacional" de Luis René Fernández Tabio (pp. 95–105) y "De cómo se forjó la identidad cubana en sus encuentros culturales con los Estados Unidos" de Jorge Ibarra (pp.126–130).

La revista Del Caribe es publicada por la Casa del Caribe en Santiago de Cuba. Una buena parte del contenido gira en torno a la herencia cultural africana, a veces pasando por la isla vecina de Haití. Ejemplos son los artículos "Nuebayol y los avatares de lo latino/americano: Historia, discursos y escenarios políticos", de Agustín Lao–Montes, y "Travesía ideológica de la cuentística nagó–yoruba en la diáspora brasileña", de Félix Ayoh'Omidire, ambos en el número 50 de la revista, correspondiendo al año 2007.

La revista Chacmool tiene como subtítulo "Cuadernos de trabajo cubano–mexicanos", con lo que se indica que es una coedición mexicano–cubana, es de una orientación muy histórica, pero algunos tienen claramente una visión antropológica, como por ejemplo, "Fiestas y ferias en Yucatán durante el siglo XIX", de Pedro Miranda Ojeda (pp. 139–60), y "Rebeldías sin fronteras: El zapatismo y Cuba, 1916–1920", de Dulce María Rebolledo y Francisco Pineda (pp. 10–29).

La revista Catauro, publicación semestral de la Fundación Fernando Ortiz, es la única publicación neta y explícitamente antropológica, y sus ideas se desprenden una sentencia inicial que contiene cada uno de los números de la revista: "Los etnólogos existen para dar testimonio de que nuestro modo de vida no es el único posible, de que hay otros modos que han permitido a los seres humanos llevar una vida feliz" [Lévi–Strauss, núm. 6]. "Al retratar al hombre en su totalidad, la antropología nos aporta una perspectiva, no solo en el tiempo sino también en términos de la amplitud posible de la conducta humana" [Herskovits, núm. 7]; "La antropología se hace posible y necesaria sobre la base de una triple experiencia: la experiencia de la pluralidad, la experiencia de la alteridad y la experiencia de la identidad" [Augé, núm. 9]; "La ética religiosa penetra en la esfera del orden social con profundidad. No se debe ello únicamente a la diferencia entre la vinculación mágica y ritual y la religiosidad, sino que depende sobre todo de la actitud de principio que esta religiosidad respecto al mundo" [Weber, núm. 15]. En el número catorce, "Catauro pone a disposición de sus lectores un número de miscelánea, luego de ser precedido por tres ediciones temáticas, dos de ellas sobre la cultura del azúcar (el número once) y el tabaco (el número doce) en Cuba, y otra con estudios sobre la marginalidad (el número 13)", mientras que en el número quince "propone a nuestros lectores un mosaico de temas sobre el campo religioso de origen africano en Cuba concentra sus reflexiones en la sociedad abakuá y en algunos componentes de la santería cubana o Regla de Ocho"

 

6 Los museos

Junto con las universidades, los museos constituyen un conjunto de instituciones de mucha relevancia, principalmente dedicadas a la difusión de los conocimientos, pero en muchos casos también a la investigación, y en otros casos a la docencia. En efecto, igual que en otros países, al principio la enseñanza de la antropología se llevaba a cabo en los museos.

Como suele suceder (en los casos de México y Dinamarca, para mencionar tan sólo dos casos), los museos que hoy son muy visibles en el paisaje social y cultural de cualquier país y que juegan un papel central en la difusión de los conocimientos científicos, entre ellos los de la antropología, y así también en el caso de Cuba, iniciaron su existencia en el periodo de la Ilustración, a finales del siglo XVIII o un poco más tarde: "La existencia de un museo en la Sociedad Económica Amigos del País desde 1838, fue certificado en el artículo de Bachiller y Morales en "De la antropología en la isla de Cuba, sus antecedentes y sus precursores". El referido museo era dirigido por el doctor Felipe Poey, ayudado por su hijo Andrés".31

La Universidad de La Habana (producto de la Ilustración, fundada en 1728), "fundó desde 1842 el Gabinete de Historia Natural de la Real Universidad de La Habana. Esta sede atesoró en aquel entonces muestras de minerales, fósiles, maderas, moluscos y escasas colecciones de reptiles, peces e insectos. La primera pieza arqueológica que recibió esta institución, única en su tipo por mucho tiempo, fue el ídolo de Bayamo, donado por Miguel Rodríguez Ferrer. La entrega se notificó en 1862 y fue ampliada con un fémur y dos cráneos deformados de las cavernas de Maisí" [Hernández, 2005:38].

"También en el seno de la Sociedad Antropológica de Cuba (SAC) se manifestó la idea de crear un museo entre sus miembros. En acta del 1 de septiembre de 1878, uno de sus asociados, el doctor Pedro Valdés Ragués, planteó que dicha instancia estaba en vías de formación. Pero es Antonio Bachiller y Morales quien propone el 16 de diciembre de 1883 el surgimiento de un museo de arqueología. En esta fecha los objetos conocidos eran los mencionados del geógrafo español y los pocos materiales atesorados por Francisco Jimeno" [op. cit.:35]. Acerca de la fundación de este museo no tenemos testimonios directos y precisos, solamente referencias a las gestiones al respecto.

La Real Academia de Ciencias había sido creada en 1861, y su museo "cuyo nombre oficialmente fue Museo Indígena de Historia Natural de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, se fundó en 1874 en la sede de dicha institución, actual Calle Cuba No. 462, Habana Vieja. Esta corporación venía coleccionando piezas relativas a la historia natural en su concepto más amplio, que incluía antropología, arqueología, muestras zoológicas, mineralógicas, entre otras cosas"

El Museo Antropológico Montané, que es hoy con mucho el museo antropológico más importante y que forma parte de la Universidad de La Habana, fue fundado en 1903. Como es natural, teniendo en mente que el principal interés de Montané fue la anatomía del hombre, el museo sobresale en la antropología física.

En Santiago de Cuba existen dos museos importantes, el Museo Bacardí y el Museo Tomás Romay, en sus respectivas historias profundamente diferentes. En lo físico, ambos museos muestran claramente la primacía de la antropología física en el conjunto de disciplinas antropológicas en Cuba, y en lo arqueológico los dos museos son testimonio del hecho de que la arqueología nació en el Oriente de la isla, en el siglo XIX.

En Baracoa, la primera ciudad cubana, hay un pequeño museo dirigido por el doctor Alejandro Hartman Matos, el gran protector de la naturaleza en Baracoa. Una vez más vemos la colindancia del turismo, la historia y la antropología en un pequeño libro escrito por el director del museo y generosamente provisto de fotos y dibujos. Un rasgo que parece ser muy común en la isla: con un prólogo de Eusebio Leal.

Un último museo merece mención en este contexto: en noviembre de 2008 fue inaugurado un pequeño museo antropológico y (sobre todo) arqueológico, con dos salas, en el edificio del Instituto de Antropología de la Academia de las Ciencias, en el número 203 en la Calle de la Amargura en la Habana Vieja.

 

7 Conclusiones

Lo anterior es una parte de una apasionante historia, la historia de la antropología cubana que no tiene existencia formal más allá de lo más mínimo, pues no existe una carrera de licenciatura en antropología en la isla. Lo apasionante estriba en que a pesar de la inexistencia formal de una antropología cubana, sí existe una antropología real que se manifiesta en trabajos antropológicos.

Pero eso no es todo. Es un secreto a voces que la antropología en sus diversas manifestaciones ha sido relacionada, en los peores casos, con el colonialismo y, en los mejores casos, con la construcción de una conciencia y una identidad nacionales en el marco del estado–nación. La antropología cubana nació en un momento del peor colonialismo español y no, como en el caso de México, en el marco de un estado–nación formalmente libre y soberano.

La antropología cubana nace después de pasar un periodo formativo en el marco del socialismo, y este socialismo, que de ninguna manera está al punto de ser abandonado, sí va a ser dramáticamente modificado para acomodarse a las condiciones de supervivencia en un neoliberalismo hobbesiano donde nadie respeta las reglas del juego, por lo menos los que tienen el poder ni en sueño las respetan.

Se nos impone una pregunta: ¿cuáles son los conocimientos que nos pueden proporcionar la etnografía (en sentido occidental) y la antropología social y cultural?, y ¿cuál es la utilidad de estos conocimientos en la nueva situación de Cuba? Es la intención, en un segundo texto, tratar las preguntas aquí planteadas, y es nuestra opinión que Cuba es un caso importante para entender la fuerza de la antropología y sus limitaciones.

 

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Notas

1 Una parte del presente texto fue presentada como ponencia bajo el título de "Aspectos de la antropología en Cuba" en la "Conferencia Internacional Antropología 2008" en el Instituto de Antropología en La Habana el 26 de noviembre de 2008. El texto es una introducción muy general a un fenómeno prácticamente desconocido: la antropología en Cuba, y la limitación de espacio nos ha impuesto el uso de un estilo casi telegráfico, muchos de los temas aquí tratados evidentemente merecen una discusión más a fondo. Los autores de este texto están preparando un texto más amplio con un enfoque más analítico intentando contestar las preguntas: ¿qué información nos puede dar la antropología acerca de la situación en la isla? y ¿cuál sería la contribución de la antropología a resolver los problemas de Cuba?

2 "Diario de Colón", Edición facsimilar, publicado por Carlos Sanz, Madrid.

3 En nuestras entrevistas y contactos informales con todo tipo de personas relacionadas con la antropología en Cuba, asombra que muy pocos reconocen el nombre de fray Ramón Pané, supuestamente el único o de los muy pocos que han podido transmitir conocimientos de los indígenas en Cuba sobre la base del contacto con indígenas todavía vivos en las Islas Antillas.

4 Baracoa cuenta hoy con su cronista, el doctor Alejandro Hartmann Matos, director del museo del pueblo [Hartmann, 2000]. La Casa de la Rusa, que hoy es un pequeño hotel con su restaurante, pertenecía a la modelo de Vera, el personaje principal en la novela La consagración de la primavera de Alejo Carpentier, cuyo hijo vende sus pinturas naifs a los turistas.

5 En un texto del curso de "antropología" en la carrera de "estudios socio–culturales" en la Universidad de Matanzas, se enumeran bajo la etiqueta de "cronistas" a Pedro Mártir de Anglería, Bartolomé de las Casas, Gonzalo Fernández de Oviedo, Juan López de Velazco y Antonio de Herrera les siguen los muy variados viajeros, empezando por Alejandro von Humboldt, de los cuales algunos tenían talento de antropólogo y otros no.

6 La primera visita se inició desde Venezuela en noviembre de 1800 y duraría unos meses.

7 No fue sino hasta 1929 que la obra fue puesta a la disposición de los hispanohablantes en una edición con una introducción biobibliográfica escrita por Fernando Ortiz, y por cierto en Nueva York.

8 Un movimiento muy propio a la antropología, en aquel periodo, no solamente en Cuba sino en otras partes también, tal como se desprende del título Tylor y los profesionales británicos [Palerm, 1977].

9 La información básica de este apartado proviene de Rangel [2002], una excelente historia taquigráfica de este periodo inicial de la antropología moderna cubana.

10 Información de la solapa de Núñez Jiménez [2002], académico, viajero y soldado, fue doctor en filosofía y letras por la Universidad de La Habana en 1951 y doctor en ciencias geográficas por la Universidad Lomonosov en Moscú en 1960. En 1972 y 1982, respectivamente, participó en expediciones al Polo Norte y a la Antártica, realizó exploraciones en los Andes, desde Perú hasta Venezuela, llevó a cabo investigaciones geográficas en China, África, las Islas Galápagos e Isla de Pascua, entre otros lugares, y dirigió la famosa expedición "En canoa del Amazonas al Caribe" de 1987–1988. Capitán del Ejército Rebelde a las órdenes del Che Guevara, 1958, director del Instituto Nacional de Reforma Agraria, 1959–1962, jefe de artillería, 1960–1962, presidente–fundador de la Academia de las Ciencias de Cuba, 1962–1972, embajador de Cuba en Perú, 1972–1978, viceministro de cultura, 1978–1989, diputado a la Asamblea Nacional, 1976–1993, murió en 1998.

11 En 1940 el libro fue publicado en Cuba, en español, por La Verónica, con un prólogo de Fernando Ortiz que termina con las palabras: "Todo pueblo que se niega a sí mismo está en trance de suicidio. Lo dice un proverbio afrocubano: Chivo que rompe tambor con pellejo paga".

12 En las ciudades rectoras de las tres principales provincias de la isla tenemos las tres universidades más importantes: la Universidad de La Habana, que es la universidad nacional y cubre el occidente de Cuba, la Universidad Central de Santa Clara, que cubre el centro de la isla, y la Universidad Oriental de Santiago de Cuba, que cubre, como dice su nombre, al oriente de la isla.

13 La sociología fue introducida originalmente en la Universidad de La Habana en la forma de una cátedra, "y su único profesor hasta 1916 fue el ilustre pensador cubano Enrique José Varona, de clara alineación positivista. Esa cátedra la continuarán Sergio Cuevas Zequeira, durante diez años, y luego Roberto Agramante y Pichardo" [Núñez Jover, 1997:188].

14 "La enseñanza de la sociología se expandió por la Universidad de La Habana a través de programas de sociología general, cubana, pedagógica y moral. En 1940 se creó la Cátedra de Historia y Sociología. Con el tiempo, todas esas experiencias docentes fueron extinguiéndose y en 1960 ya no se impartía ninguna asignatura de sociología en la Universidad de La Habana" [op. cit.:189].

15 La Reforma Universitaria de 1962 dio prioridad a las ciencias naturales y la tecnología y no reconoció la carrera de sociología, pero en 1965 nacieron los Equipos de Investigación Económica, "equipos mixtos de profesores y estudiantes que realizaron varias investigaciones sociales de indudable impacto sobre comunidades situadas en los más diversos puntos del país" [op. cit.:190], en las cuales participaron las Escuelas de Historia, Ciencias Políticas, Filosofía y Letras y el Departamento de Filosofía. En este universo sociológico se dio preferencia a la investigación y al aspecto filosófico, y en 1968 los psicólogos promovieron la creación de un Departamento de Sociología. El primer grupo de graduados recibieron su título en 1971, y en 1973 se graduó un segundo grupo, hasta que se graduara la última generación en 1980, después de lo cual la sociología desapareció para volver en la Universidad de La Habana en su forma actual, como carrera, a partir de 1990 (después de la reapertura del Departamento de Sociología en 1984 y la reintroducción de la sociología como asignatura en 1987).

16 En clave de interdisciplinariedad, que contiene un amplio capítulo del compilador, con discusión de varias disciplinas políticas: la filosofía política, la ciencia y la sociología políticas, la antropología política, la axiología política, la estética política, la economía política, el derecho político, la historia política, la psicología política, la geografía política y la ecología política, y luego una serie de capítulos tópicos [Duharte, 2006:5–50]: "Algunas reflexiones sobre la ciencia política y su objeto teórico y práctico" de Eduardo Jorge Arnoletto (pp. 51–69), "El conocimiento sociológico y la sociología política" de Jorge Hernández Martínez (pp. 70–94), "Antropología política: ¿Una arqueología de la política?" del compilador Emilio Duharte Díaz (pp. 95–116), "Axiología política: Valores versus realismo político" de Edith González Palmira (pp. 117–139), "Estética y poder: Aproximaciones a la estatización del poder" de Mayra Sánchez Medina (p. 140–155) y "La democratización de la ciencia y el problema del poder" de Jorge Núñez Jover (pp. 156–174).

17 La mayor parte de la información acerca de la Universidad Central de Santa Clara proviene de dos entrevistas con el doctor Manuel Casanova (el 28 de febrero y el 3 de diciembre de 2008), sociólogo, docente e investigador en dicha universidad, donde se interesa en particular por el estudio sociológico de la religiosidad popular.

18 Es relevante mencionar que existe una marcada diferencia entre la abundante población negra en el centro de la isla, es decir, en las provincias Santa Clara, Sancti Espíritus, Trinidad y Cienfuegos, y la igualmente abundante población negra en el oriente, es decir, en Santiago de Cuba y Gauntánamo: los antepasados de la actual población negra en el centro llegaron directamente de África en calidad de esclavos, mientras que una buena parte de la población negra en el oriente descienden de inmigrantes de Haití y de la República Dominicana.

19 Los campesinos y sus comunidades nunca estuvieron en el centro del interés de los gobiernos socialistas, pero con la debacle de la Unión Soviética en 1990 se inicia un proceso muy complicado: Cuba tiene que defenderse bajo condiciones fundamentalmente diferentes y una parte de las defensas serán trasladadas de la capital y las ciudades grandes a las comunidades, con lo que surge una necesidad de conocer de otra manera a las comunidades, lo que viene a originar otro proceso: la descentralización de la educación superior que se manifiesta en la llamada universalización de la educación, con el resultado de que cada uno de los 169 municipios (incluyendo la Isla de la Juventud, que es un municipio especial) tiene ahora su centro de educación, de manera que contamos con 169 mini universidades en la isla.

20 Entrevista con Lourmary Rodríguez Santamaría, licenciada en Estudios Socioculturales, responsable de la cátedra de antropología en la Universidad de Matanzas, el 27 de febrero de 2008.

21 En una suerte de continuidad histórica, pues anteriormente la Provincia de Las Villas, alrededor de Santa Clara, abarcaba lo que es hoy la provincia de Sancti Espíritus, Trinidad y Cienfuegos, aparte de Santa Clara. De igual manera, las provincias menores de Guantánamo, Granma y Las Tunas fueron subordinadas a Santiago de Cuba en la Provincia del Oriente.

22 Entrevista con el doctor José Neira, docente e investigador del Centro Universitario de Sancti Espíritus, el 4 de diciembre de 2008.

23 Aparte de la cercanía geográfica, se tiene que mencionar que en el sistema de educación superior en Cuba, cada carrera cuenta con una sede, y en el caso de los estudios socioculturales Santa Clara fue elegida como sede de la carrera.

24 No es impensable que el interés académico de los norteamericanos haya tenido que ver con el hecho de que la tercera parte de las reservas de níquel del mundo se encuentra en el cercano municipio de Holguín, en Moa y Nicaro, donde se encuentran también reservas de cobalto solamente inferiores a las de Zaire, a nivel mundial.

25 En un ambiente alejado de las luchas sociales en los años 1950, promovieron los profesores Juan Ibarra y José Luis Gálvez, junto con Franz Stettmeier, un psicoanalista alemán, la elaboración de un plan de estudios de sociología, que daría lugar a la carrera, de un notable corte empirista norteamericano (utilizando como guia el libro de texto del pensador español Recaséns Sichés, uno de los fundadores de la sociología en México) y lograron el apoyo para que se abriera un proceso experimental de cinco años. Los alumnos recibieron al final de tres años el título de técnicos sociológicos y con un año más el de licenciados en sociología. A raíz de la Reforma Universitaria de 1962 se extinguió la carrera y se lograron titular solamente 34 alumnos. Es de notarse que en la refundación de la carrera de sociología en la Universidad de La Habana no se empleó a ninguno de los 34 egresados de la carrera de sociología en Santiago de Cuba.

26 Licenciado José Antonio López Espinosa [ACIMED 6(3):186–91, 1998:2], de donde proviene también la siguiente información acerca del Boletín.

27 Los anteriores personajes integraron la Comisión de Publicaciones hasta 1887, sin embargo, en la cubierta de los números 8 y 9, de diciembre de 1887, se señala que para entonces la Comisión estaba integrada por los doctores Arístides E. Mestre, José María Céspedes y Pedro V. Ragués.

28 Licenciado José Antonio López Espinosa [ACIMED 6(3):186–91, 1998:2].

29 L. Montané en su artículo acerca de "La antropología. Su definición, sus divisiones" en el número 2 del Boletín, de 1880.

30 El texto fue presentado originalmente como ponencia en el IX Congreso de Antropología, Popayán, Colombia, julio de 2000.

31 Hernández, [2005:35] haciendo referencia al Boletín de la Sociedad Antropológica de Cuba, mayo de 1885 [núm. 7:150–164].

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