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Estudios políticos (México)

Print version ISSN 0185-1616

Estud. polít. (Méx.)  n.25 Ciudad de México Jan./Apr. 2012

 

Sistema político mexicano

 

Los orígenes de la Democracia Cristiana en el Partido Acción Nacional (1952-1964)

 

The origins of Christian Democracy in the National Action Party (1952-1964)

 

Héctor Gómez Peralta*

 

* Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM.

 

Resumen

Este trabajo explica los orígenes de las relaciones entre el Partido Acción Nacional y la Organización Demócrata Cristiana de América. Se hace una exposición de la situación electoral en que se encontraba ese partido político entre 1952 y 1964. Posteriormente se muestra cómo fueron los primeros intentos por hacer de Acción Nacional un partido Demócrata Cristiano.

Palabras clave: Ideología, doctrina, partido político, sistema político mexicano, democracia cristiana.

 

Abstract

This work explains the origins of the relationship between the National Action Party and the Christian Democratic Organization of America. It takes an exposition of the electoral situation in which that political party was between 1952 and 1964. Afterwards, it shows the first attempts to make of National Action a Christian Democratic organization.

Keywords: Ideology, doctrine, political party, mexican political system, christian democracy.

 

Introducción

Insisto en que quien se dedica a la política establece un pacto con los poderes satánicos que rodean a los poderosos. Para sustraerse a este designio, los grandes virtuosos del amor al prójimo, de Nazaret, de Asís o de los palacios reales de la India, no se inmiscuyeron en los medios políticos, no actuaron dentro del poder. Quien busque la salvación de su alma y la redención de las ajenas no la encontrará en los caminos de la política, cuyas metas son distintas y cuyos éxitos sólo pueden ser alcanzados por medio de la violencia. Los genios o los demonios de la política viven en pugna interna con el Dios del amor, y esa pugna puede convertirse en cualquier momento en insoluble conflicto.

Max Weber

La Democracia Cristiana es una organización internacional de partidos cuyas raíces doctrinales se encuentran en la Doctrina Social de la Iglesia. En la actualidad, el Partido Acción Nacional (PAN) forma parte de la familia Demócrata Cristiana, e incluso preside a la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) y cuenta con la vicepresidencia de la Internacional Demócrata de Centro (IDC).1

La orientación Demócrata Cristiana del PAN es relativamente reciente al oficializarse en 1998. Sin embargo, los encuentros y desencuentros de la ODCA con el PAN datan de mediados del siglo xx. Es precisamente durante ese periodo que la literatura especializada en la historia de Acción Nacional menos información nos proporciona, debido a que es un periodo en que el PAN, frente al aplastante poderío del Partido Revolucionario Institucional (PRI), estaba aislado y extremadamente débil. Incluso Soledad Loaeza, una de las especialistas en el tema, llama a ese periodo "la travesía en el desierto",2 por haber sido una época de desolación para el panismo por los magros resultados electorales.

Sin embargo, durante 1952 y 1964 se dio el primer intento por convertir al PAN en un partido Demócrata Cristiano. Por ello, para entender lo ocurrido en ese periodo, haciendo uso de fuentes primarias, se hizo un recuento de las principales experiencias electorales panistas de la década de los años cincuenta, que de hecho fueron los primeros comicios federales donde participaron como un partido independiente, puesto que en las elecciones donde apoyaron a Juan Andrew Almazán (1940), fueron parte de una coalición de partidos, y muchos e importantes panistas aceptaron esa candidatura a regañadientes.3

Posteriormente se documenta el choque entre las dos facciones que se disputaron la dirección del PAN durante los primeros años de la década de los sesenta. El primer grupo, integrado principalmente por el Sector Juvenil bajo el liderazgo de Alejandro Avilés, Federico Mügemburg y Hugo Gutiérrez Vega, trató de afiliar al partido a la ODCA. Mientras tanto, el segundo grupo, liderado por Adolfo Christlieb y apoyado por Manuel Gómez Morin, se oponía a que el partido tuviera vínculos con organismos internacionales, además de tener una afiliación que lo relacionara con una religión, cuando en México aún estaba fresco el recuerdo de la lucha cristera.

 

El PAN de los años 50 como una organización doctrinaria social-católica

Ha sido ampliamente documentado que el primer proyecto panista, el liderado por Gómez Morin, consistió en que los técnicos y profesionistas se encargaran de la administración pública. Quienes se sintieron atraídos mayormente por ese programa fueron clases medias urbanas y empresarios del norte del país.4

Es verdad que en su origen, el PAN fue un proyecto que se oponía al programa revolucionario de Cárdenas, pero cuando ese modelo fue desechado por los siguientes gobiernos, y en su lugar los presidentes adoptaron políticas favorables a la clase empresarial, la propuesta de Gómez Morin fue careciendo cada vez más de sentido y apoyo. Su proyecto secular de modernizar a México por medio de las "minorías excelentes" se esfumó cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial. A partir de Miguel Alemán, cada vez más los militares fueron desplazados de los puestos de gobierno por técnicos y universitarios. Mediante la cooptación gubernamental, de los cuadros de expertos y profesionistas, conocida como la política de la "mano tendida", el PRI se hacía cada vez más del apoyo de las clases medias ilustradas que apoyaron inicialmente al PAN.5

Durante esos años, también la Iglesia católica se apartó públicamente de la arena política y electoral, pues la postura del Episcopado mexicano era buscar un entendimiento con el Estado, por lo que se distanciaba de los laicos que luchaban contra el PRI. Nadie mejor que el arzobispo primado de México, Luis María Martínez, para describirnos la línea eclesiástica de esos años:

Ni con el Partido Acción Nacional, ni con la Unión Nacional Sinarquista, ni con ninguna organización de carácter cívico, o político, aunque estén formadas por católicos y tengan tendencias católicas, está vinculada la Iglesia católica en México, pues en muchas ocasiones ha afirmado y comprobado, con su conducta, su propósito firme y sincero de mantenerse en el campo espiritual que le corresponde por más que deje en libertad a los católicos para agruparse, bajo su propia responsabilidad, en las organizaciones cívicas o políticas que prefieran.6

Incluso en 1951, el visitador apostólico Guillermo Piani, ante la beligerancia del laicado, declaró: "hoy no se puede explicar la oposición sistemática a un régimen decoroso, que ha rodeado a la Iglesia de atenciones y de consideraciones".7

De esa manera, el PAN se quedó sin el apoyo de la Jerarquía, de las clases medias y de los grandes empresarios. Cada uno de esos actores tomó su propio rumbo buscando sus intereses particulares, por lo que el partido perdió el apoyo necesario para aspirar a tener éxitos electorales significativos.

En esos años tan difíciles sólo la adhesión doctrinal mantuvo unido al partido. Lo anterior explica en gran parte que conforme se fue eclipsando el proyecto de Gómez Morin, las posiciones social-católicas e intransigentes de Efraín González Luna fueron convirtiéndose en la doctrina dominante entre los panistas, sobre todo en la cúpula del partido.8

Como resultado del anticomunismo católico característico de los años de Guerra Fría, la perspectiva de los panistas pertenecientes al grupo de González Luna era que el futuro del mundo se encontraba en disputa entre la justicia social-católica y el marxismo.9 Por eso, en la Convención Nacional del PAN de 1950, el partido demandaba instituciones que protegieran y velaran los intereses de los trabajadores de México; algo que se reiteró en la convención de 1953. Según lo expresado en esas convenciones, al trabajador tenían que otorgársele "salarios familiares" (la cantidad dependía del número de hijos) y protección contra el gobierno, los capitalistas y los "corruptos líderes sindicales" (priístas casi en su totalidad).10

Trece años le costó a los primeros panistas lograr construir una estructura, modesta pero suficiente, que les permitiera competir a nivel federal de manera autónoma. Fue en las elecciones presidenciales de 1952 cuando contaron por primera ocasión con un candidato propio.

La Convención Nacional del partido eligió como su candidato presidencial a Efraín González Luna. Los "precandidatos" derrotados pertenecían al grupo de Manuel Gómez Morin: Roberto Cossío y Cossío, ex-secretario general del PAN, y Antonio L. Rodríguez, uno de los pocos empresarios de Monterrey que no abandonaron al partido.11 La plataforma de campaña adoptada por la convención fue un llamado a la justicia social sobre las bases del pensamiento católico pero sin usar símbolos ni lenguaje religioso.12 Lo anterior se debía en parte a la prohibición expresa de la legislación, tanto constitucional como electoral, de usar símbolos religiosos para hacer propaganda política, aunque los colores oficiales del partido, el blanco y el azul, son los colores de la Inmaculada Concepción, y debido a la inmensa cantidad de militantes católicos de Acción Nacional, es difícil pensar que fue simple coincidencia.

El hecho de que el PAN tuviera como candidato a González Luna —intelectual y activista respetado y admirado dentro del mundo católico—, hizo que en 1952 la Unión Nacional Sinarquista (UNS) decidiera apoyar a Acción Nacional en su campaña electoral. La combinación del prestigio de González Luna como líder católico y el apoyo de los sinarquistas reforzó la identidad confesional del partido, ya que la UNS era una organización integrada por masas campesinas que profesaban un catolicismo intransigente y opuesto radicalmente al capitalismo y a la democracia liberal.13

Además, muchos sucesos durante la campaña presidencial reforzaron la identidad católica del partido: José González Torres, entonces líder de la Acción Católica, llamó a todos los creyentes a votar por aquellos candidatos que ayudarían al catolicismo, lo cual era un velado llamado para votar por el PAN. Cuando el Frente Católico del Distrito Federal atacó a González Luna en junio de ese mismo año como un traidor al mártir cris-tero Anacleto González Flores, por no haber participado en la rebelión armada de los años veinte, la Acción Católica salió a defender a los candidatos del PAN, a pesar de que la jerarquía de la Iglesia no ayudaba de manera evidente a candidato alguno.14

El principal apoyo que tuvo el PAN durante la campaña de González Luna fueron las organizaciones de obreros que pertenecían al Frente Nacional de Trabajadores, una unión de sindicatos católicos liderada por el panista Jacinto Guadalupe Silva, que era también ex-presidente del Concilio Diocesano de la Acción Católica de Trabajadores y ex-subjefe de la sección de trabajadores de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM).15 Por último, pero no menos importante, tres de los cinco candidatos panistas para diputados federales eran ampliamente conocidos por su activismo católico: Ramón Garcilita Partida había contribuido a la fundación del Secretariado Social Mexicano —órgano del Episcopado Mexicano—, Felipe Gómez Mont era miembro activo de la Unión de Católicos Mexicanos, y Francisco González Chávez había ayudado a la creación de la católica Unión Social de Trabajadores de Michoacán.16

 

Los primeros pasos electorales del panismo

Efraín González Luna obtuvo 7.8% del total de votos; una cifra bastante magra si se le compara con la obtenida por el priísta Adolfo Ruiz Cortines (74.31%), pero nada despreciable si la comparamos con los votos que se le reconocieron a la entonces considerada mayor oposición del PRI, el general Miguel Henríquez Guzmán17 (15.9%), y sobre todo con lo obtenido por el socialista Vicente Lombardo Toledano (1.98%).

Desde la creación del PRI, y hasta 1964 no hubo en México más de una docena de diputados pertenecientes a un partido diferente, lo mismo sucedió con los casi 2,000 ayuntamientos que integraban al país y los congresos estatales. Por su parte, el Senado y las gubernaturas de los Estados, sin excepción, fueron monopolio exclusivo del PRI hasta la década de los ochenta. Si bien es cierto que desde la XL Legislatura (1946-1949) Acción Nacional contó con al menos cuatro diputados, sólo entre 1955 y 1958 llegó a seis, y no debido a un aumento en el número de votos hacia el PAN, sino porque el número de distritos electorales pasó de 147 a 178.18

Todo este escenario vino acompañado de la aparición en las filas del PAN de un grupo de jóvenes que tomaron la estafeta de la lucha contra los gobiernos herederos de la Revolución. Era el Sector Juvenil de Acción Nacional que había sido creado desde 1943, pero ahora con dirigentes del partido con abierta militancia católica, se había convertido en una organización bastante agresiva que rechazaba la idea de ser una organización apartada del poder político, y su referente internacional, tanto ideológico como programático, fue la Democracia Cristiana.19

Aunque la batalla por convertir al PAN a la Democracia Cristiana se libró en la década de los años sesenta, fue en el Consejo Nacional de 1956 cuando empezó a gestarse esa lucha en el seno del partido. El Consejo, con una fuerte ayuda del Sector Juvenil, eligió a Alfonso Ituarte Servín como su nuevo presidente, cuyas credenciales como militante católico eran impecables.20

Con Ituarte Servín, el partido hizo intentos más agresivos por sacudirse el papel de oposición legitimadora que el régimen priísta le había impuesto. El Sector Juvenil del partido se colocó bajo el liderazgo de Javier Blanco Sánchez, otorgándole una amplia responsabilidad en las campañas electorales.21 Los jóvenes panistas querían acabar con la postura pasiva que había tenido el partido hasta ese entonces. En un mismo frente, los diputados federales panistas, Ituarte Servín y el Sector Juvenil condenaron la intervención soviética en Hungría, así como el ataque a Egipto por parte de los británicos, franceses e israelíes.22 El PAN le exigió al gobierno de Ruiz Cortines la expulsión del cuerpo diplomático soviético, y adherirse al boicot internacional contra la Unión Soviética.23

El Sector Juvenil tuvo la primera oportunidad para medir su fuerza política en las elecciones por la gubernatura de Coahuila en 1957, la cual sirvió como práctica para los comicios presidenciales de 1958. Coahuila era importante para el PAN, pues era la cuna de Francisco I. Madero, y el candidato por parte del PRI era su hermano Raúl Madero. Los jóvenes panistas se sentían herederos del maderismo.24 No se consideraban contrarios a la revolución como hecho histórico, sino que consideraban que la revolución institucionalizada se había corrompido y desvirtuado de sus ideales originales de democracia y justicia social. Como hecho simbólico, la familia de Madero le regaló al Partido Acción Nacional un retrato original del "apóstol de la democracia", como señal de que recibían la estafeta del maderismo.25

El hecho de que Raúl Madero fuera el candidato del PRI, le daba a esas elecciones una relevancia sin precedentes, pues no sólo estaba en disputa un puesto dentro de la administración pública, sino parte esencial de la herencia histórica e identidad de Acción Nacional. El PAN trató, sin éxito, de que el candidato priísta fuera declarado inelegible, pues su residencia oficial era el Distrito Federal. El día de las elecciones concentraron sus esfuerzos para apoyar a su candidato, Eduardo González y Fariño, pero todo su trabajo fue en vano pues la maquinaria del PRI, y su popular candidato con un apellido de abolengo que simbolizaba el cambio revolucionario, fueron implacables con un 96% de la votación.26

Lo anterior, lejos de desanimar a los jóvenes panistas, hizo que se prepararan para los comicios federales de 1958 con mayor coraje y entusiasmo. Lo primero era lograr elegir al candidato presidencial adecuado.

La XIII Convención Nacional del PAN, en noviembre del año 1957, fue el campo de batalla para elegir candidato presidencial. La nominación de Ernesto Peralta Uruchurtu, entonces regente del Departamento del Distrito Federal, a pesar de ser un personaje famoso por su conservadurismo y moralidad pública, con niveles de aceptación bastante elevados en su desempeño como funcionario público, fue rápidamente desechada debido a que no era militante panista. Su candidatura fue sugerida por la delegación de Querétaro. Otro candidato era Antonio L. Rodríguez, perteneciente al grupo de Gómez Morin. Los detractores de su candidatura señalaron que era inadmisible tener como candidato de Acción Nacional a un prominente financiero frente a la pobreza del promedio de los mexicanos. Luis Héctor Álvarez, dueño de una pequeña empresa de Chihuahua, recibió 178 sufragios en la primera votación, pero necesitaba 262 según los estatutos del partido. José González Torres, el otro pre-candidato, obtuvo 100 votos. En la siguiente ronda de votaciones, González Torres declinó a favor de Luis H. Álvarez, y así este último fue nombrado el segundo candidato presidencial del PAN.27

Como señalé anteriormente, los líderes panistas estaban conscientes de que no tenían la más mínima posibilidad de hacerse de la Presidencia de la República, pues su partido era todavía bastante débil y el PRI era muy fuerte, pero declaraban que el PAN recibía un porcentaje de votación que oscilaba entre el 20 y el 25% del total de sufragios, solamente que el gobierno no admitía la magnitud del apoyo panista. Aunque no podemos saber la votación real del PAN durante esos años, caracterizados por la manipulación y control de las elecciones por parte del PRI, para los objetivos de este trabajo lo relevante es responder a la pregunta ¿por qué los panistas de esa época, principalmente el Sector Juvenil, estaban tan entusiasmados en competir en unas elecciones que sabían no podían ganar?

Los panistas de esa época no eran una simple comparsa del PRI, pues buscaban socavar la legitimidad del régimen y del gobierno. De acuerdo con la posición de González Luna, aunque contender por la presidencia de la República beneficiaba al PRI, pues legitimaba los procesos electorales al darle al partido oficial un contrincante en las urnas, tenía para los panistas otros objetivos:

a) Las campañas le daban a Acción Nacional la oportunidad de difundir su doctrina a nivel nacional;

b) Las elecciones periódicas rechazaban el caudillismo y daban mayor oportunidad de sobrevivir a largo plazo, pues sembraban en los votantes la práctica de sufragar por el partido, por la institución, no por un individuo;

c) Las campañas presidenciales servían de apoyo a las campañas de los diputados federales, donde los panistas sí tenían oportunidades de obtener, al menos, media docena de curules;

d) Las elecciones presidenciales le daban al partido el status de organización nacional.

La plataforma política de Luis H. Álvarez en 1958 presentó algunos puntos nuevos para el panismo de ese entonces:28

a) Condena al artículo 130 constitucional (sobre las relaciones Iglesia-Estado);

b) El Estado tenía la obligación de intervenir en la economía para ayudar a las masas, pero sin atentar contra la propiedad privada;

c) Se atacaba a los gobiernos priístas por favorecer a los ricos, sacrificando la pobreza y enfermedad de la mayoría de la población;

d) Se reivindicaba la revolución. Se estigmatizaba al PRI como la degeneración del movimiento revolucionario, y se declaraba que el PAN crearía una revolución en libertad, no autoritaria.

Los tres últimos puntos de la plataforma panista representaron un cambio importante, al grado que el ex-presidente Emilio Portes Gil, partícipe de "los arreglos" que dieron fin a la guerra cristera y viejo enemigo del PAN, declaró en 1957 que Acción Nacional había adoptado varias de las principales tesis de la revolución mexicana.29

La estrategia de Luis H. Álvarez era reivindicar los principios de la revolución compatibles con la doctrina social-cristiana y captar a su favor el sentimiento anti-gobiernista. Pero su inexperiencia e imprudencia generaron que su campaña contara con varios incidentes de violencia.

Luis H. Álvarez y el Sector Juvenil del PAN querían y creían que era posible cambiar al régimen político mexicano de la noche a la mañana. En la campaña presidencial fueron bastante agresivos y mantuvieron osadas luchas contra los militantes priístas. El Sector Juvenil buscaba la confrontación con el PRI, como así lo demostraron los casos en que durante los mítines a favor del candidato oficial, Adolfo López Mateos, los jóvenes panistas llegaban con música, pancartas y se enfrentaban a golpes con la policía y los priístas.30 Esas "estrategias" de campaña por parte del Sector Juvenil provocaron que varios de ellos recibieran disparos en Michoacán, y varios panistas de Ciudad Juárez fueran asesinados.31 El mismo Luis H. Álvarez llegó a estar en prisión, aunque por un breve periodo de tiempo, junto con su cónyuge. Incluso la esposa de Manuel Gómez Morin tuvo que refugiarse en el palacio del ayuntamiento de Tlalnepantla, México.32

Las elecciones de 1958 pueden ser interpretadas como otro fracaso panista frente a la poderosa y avasalladora maquinaria priísta de esos años; sin embargo, representó un avance, si bien modesto, en términos de apoyo electoral, logrando un reconocimiento del 9.5% de los votos, frente al 7.9% de las elecciones pasadas.

El término de la jornada electoral no significó el fin de la lucha panista, por el contrario, se desencadenó un fuerte y acalorado debate en el seno del partido tratando de reflexionar sobre sus propias acciones, su papel dentro del sistema político mexicano, y las acciones a seguir. Ese debate tuvo lugar en el Consejo Nacional los días 12 y 13 de julio de 1958.

El primer debate trató de plantear la postura que iba a asumir el partido en el ambiente post-electoral, pues prácticamente todos los panistas manifestaban que luego de la enérgica y agresiva campaña que realizaron, era inconcebible que los datos oficiales les reconocieran porcentajes de votación tan bajos. En sus primeras convenciones, los panistas manifestaban que su votación era pequeña, en gran en parte consecuencia de que su partido era joven y con una débil estructura. Pero en las elecciones de 1958 ellos sentían que las cifras oficiales les habían robado millones de sufragios, y se habían convencido de que ellos no eran el principal problema de sus pobres resultados electorales, sino que el gobierno tenía la determinación de negarles el acceso a los puestos públicos por la vía del fraude electoral.33

Ante ese escenario, los panistas se preguntaban qué hacer, pues se negaban a asumir el papel de legitimar y colaborar con el gobierno. En el primer debate, Efraín González Luna, Rosas Magallón y Gómez Morin lideraron al sector del PAN, que planteaba que debían de retirarse del proceso de conteo porque no era correcto cooperar con un régimen corrupto, pues permitiría que ellos mismos fueran usados para aparentar que México era una democracia. Oponiéndose a la retirada del proceso de conteo estaban los ex-diputados federales Felipe Gómez Mont, Javier Blanco Sánchez y Jesús Sanz Cerrada, argumentando que Acción Nacional tenía la "obligación moral" de defender hasta el final el voto ciudadano, y si se retiraban de la arena electoral, le darían el país entero al PRI.

El debate se volvió más virulento conforme avanzaba y fueron necesarias dos sesiones para dar lugar a todos los oradores. Al final, el Consejo votó por declarar fraudulentas a las elecciones, retirarse de la mesa de conteo y no reconocer al "gobierno ilegítimo" de López Mateos.34

Dichas medidas parecieron surtir efecto en el Colegio Electoral, que le reconoció al PAN seis victorias de diputados federales: el 27 de octubre, Eduardo Castillo Molina fue declarado victorioso en Mérida, Yucatán. Al día siguiente se reconoció la victoria de Antonio López y López en Puebla, Germán Brambila en Baja California, Humberto Zebadúa en Chiapas y Jaime Haro en Zacatecas. Finalmente, a Felipe Gómez Mont se le concedió el tercer distrito del Departamento del Distrito Federal.35

Sin embargo, González Luna y Gómez Morin presentaron ante el Consejo la propuesta de que ningún diputado tomara posesión de sus lugares en el Congreso. Dicha propuesta, al ser presentada en conjunto por tan importantes personajes, se convirtió en la postura oficial del PAN. Esta última decisión sería el punto de conflicto en el seno del partido entre quienes querían que el PAN se adhiriera al sistema, colaborara y tratara de transformarlo desde dentro, y quienes consideraban que Acción Nacional, para ser una verdadera oposición al PRI, tenía que mantenerse aislado del resto del sistema político.

Lo anterior puso a los diputados panistas electos en la disyuntiva de elegir entre la lealtad a su partido, y su deseo personal por ser diputados, inclinándose al final por la última opción. Motivo por el cual todos ellos fueron expulsados de Acción Nacional, con la excepción de Gómez Mont y Jaime Haro, debido a que se les reconoció su lucha a favor del PAN durante el proceso de conteo de votos.36

De esa manera, el PAN salió de las elecciones de 1958 fracturado y sin tener una idea clara de cómo salir del pantano en que la maquinaria priísta lo había colocado. En ese contexto electoral, Acción Nacional llegó a su Convención Nacional en marzo de 1959, donde se elegiría a un nuevo presidente del partido, junto con nuevas tácticas que revirtieran los desastrosos y frustrantes resultados de la elección pasada.

 

Los primeros encuentros entre el PAN y la ODCA

Para sacar al PAN del atolladero electoral en que se encontraba, fue elegido como nuevo presidente José González Torres (1959-1962),37 quien decidió seguir la senda trazada por la Democracia Cristiana Internacional. Desde la Convención de 1956, González Torres ya había hecho pública su intención no sólo de que Acción Nacional adoptara las estrategias y la estructura de los partidos Demócrata Cristianos, sino además de afiliar al partido a la mencionada Internacional,38 pero no tuvo eco su propuesta hasta después del desastre electoral panista en 1958; por lo que en 1959 inició una agresiva política para que el PAN evolucionara como una alternativa electoralmente viable y como un partido de oposición agresivo.

Los partidos con los que José González Torres entabló fuertes vínculos para afiliarse a la Organización Demócrata Cristiana de América, fueron el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de Chile y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) de Venezuela. Estos partidos tenían con el PAN de la primera época unas similitudes asombrosas. Los tres partidos fueron fundados por jóvenes profesionistas e intelectuales católicos que pugnaban por un régimen orgánico basado en los principios de justicia social-católica, en oposición al liberalismo y el socialismo. De hecho, el 12 de diciembre de 1931, Luis Calderón Vega y Miguel Estrada Iturbide, que formaron en el año de 1939 al primer CEN panista, como representantes de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UNEC) de México, conocieron en el primer Congreso Iberoamericano de la Acción Católica Universitaria, en la ciudad de México, a Rafael Caldera Rodríguez (que en los años sesenta llegó a ser líder del COPEI) y a Eduardo Frei (que en los años sesenta llegó a ser líder del PDC).39

De una manera similar al hecho de que el PAN tuvo en su dirigencia a todos los líderes de la UNEC, el COPEI fue creado por la Unión Nacional de Estudiantes (UNE), y la antecesora de la Democracia Cristiana de Chile, la Falange Chilena, fue formada por la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC).40 Al igual que la UNEC, la une y la ANEC fueron fundadas y lideradas por sacerdotes jesuitas. Otra similitud fue que las primeras plataformas y doctrinas políticas de los tres partidos eran prácticamente idénticas, incluso utilizando el mismo vocabulario, consecuencia de que su fuente ideológica era la misma: las Encíclicas sociales de los papas, principalmente Rerum Novarum y Quadragesimo Anno. Por si fuera poco, el primer nombre de COPEI fue Acción Nacional, dos años después de la fundación del PAN de México.41

Pero a pesar de esas raíces compartidas, los partidos tenían también diferencias notables resultado de las particularidades de los países y regímenes políticos a los que pertenecían. El PAN era el único de los tres partidos que vivía en una nación con un historial de persecución religiosa y pertenecía a un régimen anticlerical, por lo que estaba imposibilitado de ostentar un símbolo o palabra en su logotipo que hiciera alusión a un credo religioso. México tenía un sistema de partido hegemónico que sembró en la mente de muchos panistas la idea de que la vía electoral no iba a darles acceso al poder. Además, los partidos Demócrata Cristianos sudamericanos tenían como principal sostén electoral a las organizaciones campesinas y obreras católicas, mientras que el PAN tenía la particularidad de contar con un grupo dentro de su coalición dominante, el liderado por Gómez Morin, que desconfiaba del sindicalismo y de los movimientos políticos con cariz religioso. Por ello, Gómez Morin, con su proyecto de modernización secular, estaba decidido a que el PAN tomara un camino distinto al de la Democracia Cristiana.

En los años cincuenta, el corazón de la Democracia Cristiana Latinoamericana era Venezuela. En ese país se encontraba también la sede de la ODCA y los principales puestos de esa organización eran ocupados por miembros del COPEI. El punto de penetración de la Democracia Cristiana en el PAN fue el Sector Juvenil del partido. Desde el año de 1957, los principales líderes juveniles panistas fueron invitados por Rafael Caldera, entonces presidente de copei, para tomar cursos donde se enseñaba la doctrina Demócrata Cristiana, así como la forma en que estaba organizado ese partido, sus técnicas de lucha y proyectos de gobierno.42

El primero de los panistas en asistir a esos cursos fue, con el apoyo de González Torres, Alejandro Avilés, director de La Nación, que regresó de Caracas convertido en un verdadero agente promotor de la Democracia Cristiana. En una entrevista declaró que aunque en 1957 inició sus cursos de formación Demócrata Cristiana, desde tiempo atrás entabló vínculos con los líderes de la ODCA:

Por cartas y conversaciones de grandes amigos míos, como los doctores Rafael Caldera, Lorenzo Fernández, Arístides Calvani, Miguel Ángel Landáez, Víctor Jiménez Landínez, Luis Herrera Campnis, he seguido con gran interés desde julio de 1946, en que Rafael y Lorenzo hicieron su primer viaje a México, el desarrollo, las luchas y los avances del COPEI, y en mi revista La Nación he dado acogida a las informaciones, todas fidedignas, que los amigos (demócrata cristianos) me han remitido.43

Avilés no disimulaba en lo más mínimo su simpatía y apoyo hacia la Democracia Cristiana, por el contrario, lo publicitaba cada que tenía oportunidad. Hacia propaganda de todos los logros del COPEI en su país de origen, mostrándolo como un paladín defensor de la democracia frente a intentos de golpes de Estado.44 Incluso llegó a considerar a la Democracia Cristiana como la defensora de los valores y tradiciones de América Latina frente al comunismo, principalmente en lo referente a las libertades políticas, religiosas y de propiedad.45

Tanto la ODCA como el COPEI estaban doctrinalmente influenciados y financieramente apoyados por la unión Demócrata Cristiana de la entonces Alemania Federal.46 Entre 1960 y 1962 docenas de miembros del Sector Juvenil del PAN viajaron a aquella nación europea para recibir cursos de doctrina, gracias a becas otorgadas por la Unión Internacional de la Juventud Demócrata Cristiana. Ese grupo de jóvenes panistas estaba encabezado por Hugo Gutiérrez Vega, Manuel Rodríguez Lapuente, Carlos Arreola, Horacio Guajardo, Enrique Tiessen y, por supuesto, Alejandro Avilés. A su regreso, ellos se dedicaban a trabajar por fomentar la difusión de la doctrina Demócrata Cristiana en México. Para cumplir con esas actividades, según los cálculos del líder de la Juventud Demócrata Cristiana de México, Federico Mügemburg, en ese par de años recibieron cerca del millón de pesos, que para esa época era una cantidad considerable.47

Uno de los "becarios" panistas más sobresalientes fue Enrique Tiessen, sus artículos eran de los más recurrentes en La Nación, principalmente en lo referente al modelo económico de Konrad Adenauer y Ludwig Erhard, llamado Economía Social de Mercado, el cual se mostraba como una alternativa católica entre el capitalismo de laissez faire y el estatismo socialista:

El gobierno del Canciller Konrad Adenauer se ha dado a la tarea de cumplir este postulado del pensamiento social-cristiano en diferentes formas, de las cuales las más recientes son las que ahora queremos reseñar. La primera es la aprobación en primera instancia de la ley sobre participación de utilidades en la empresa alemana, como primer paso legal para que los obreros y los empleados tomen parte activa en la operación y en los resultados de su propia empresa. Los siguientes pasos serán la co-gestión y la co-propiedad en la empresa, dentro de una nueva sociedad que presupone una reforma en las concepciones actuales de la empresa, de la profesión y de la estructura social.48

Es relevante mencionar que esas ideas se tradujeron en propuestas legislativas que el PAN presentaba en la Cámara de Diputados, como fue el caso del "reparto de utilidades alemán" que cita Tiessen, pero el PRI rechazó la iniciativa, para posteriormente presentarla ante el pleno como suya y, obviamente, aprobarla por mayoría absoluta.49

Otro trabajo sobresaliente de Tiessen fue aquel donde relató el IX Congreso Europeo de la Unión Internacional de la Juventud Demócrata Cristiana, donde él mismo se acreditó como delegado mexicano.50

En mayo de 1960, Rodríguez Lapuente y Pedro Lara formaron el Instituto Técnico de Estudios Sociales (ITES), ubicado en la calle de Anaxágoras, colonia Narvarte de la ciudad de México, el cual tenía el objetivo de difundir información y doctrina Demócrata Cristiana.51

Ese mismo año, con el apoyo total del presidente del partido, José González Torres, y de Efraín González Luna, entonces presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales, Hugo Gutiérrez Vega logró su designación como Director Juvenil. La idea de hacer del PAN un partido Demócrata Cristiano de proyección internacional se ve reflejada en la declaración que hizo el nuevo dirigente juvenil al momento de tomar su cargo: "la juventud de Acción Nacional lleva orgullosamente en el pecho la etiqueta Demócrata Cristiana".52 De la misma manera, Gutiérrez Vega, al luchar por una curul en el Colegio Electoral de la Cámara de Diputados el 23 de agosto de 1961, manifestaba pública y abiertamente su afiliación doctrinal:

Vengo en nombre de Acción Nacional a decirle a todo el mundo que mi partido no acepta la clasificación simplista de izquierda o derecha; que mi partido levanta para México y para el mundo la bandera de la Democracia Cristiana (...) vengo a levantar la voz por un orden demócrata cristiano que ya la juventud lleva en la mano como una antorcha, y en el corazón y en la convicción.53

Los panistas partidarios de la Democracia Cristiana no se limitaban a hacer propaganda, sino que estaban preparando toda una estructura, con la ayuda financiera y logística internacional ya mencionada, para convertir al partido en una fuerza política capaz de competirle al PRI en las urnas. En ese sentido, Enrique Tiessen, después de regresar de uno de sus múltiples viajes a Alemania Federal, le mandó una carta a Hilarión Cardozo, directivo mundial de la Unión Internacional de la Juventud Demócrata Cristiana, cuya sede se encontraba en Venezuela, donde le manifestó que:

De acuerdo con las pláticas que tuve contigo en Caracas y con el Dr. Bernando Level Ozuna en París, quiero informarte que estamos ya en pleno periodo de preparación inmediata para la fundación de la Juventud Popular Social Cristiana de México. El acto constitutivo de ella se realizará, Dios mediante, el próximo 16 de septiembre, aniversario de nuestra independencia nacional.54

Así, en septiembre de 1961, se llevó a cabo la reunión constitutiva de la Juventud Popular Social Cristiana en la calle de Lago Mayor 212, de la Colonia Anáhuac, en la Ciudad de México. Dicha organización contaba con tres ramificaciones hechas a imagen y semejanza del COPEI: el Frente Auténtico del Trabajo, el Movimiento Campesino y el Frente Estudiantil.55

Sin embargo, los viejos militantes del partido que pertenecían al grupo de Gómez Morin rechazaron el proyecto Demócrata Cristiano, y no estaban dispuestos a entregar su partido a unos jóvenes que cada vez más los desplazaban de los puestos importantes del PAN. Como consecuencia, se gestó en el seno del PAN una fuerte y encarnizada lucha respecto a si el partido debía o no afiliarse a la Internacional Demócrata Cristiana.

Es menester aclarar que Efraín González Luna simpatizaba con los Demócrata Cristianos, incluso era amigo de Rafael Caldera Rodríguez, pero no estaba de acuerdo con el hecho de que el PAN adoptara esa denominación de manera oficial, pues estaba prohibido por la Constitución, por lo que hubiera sido un "suicidio político" ostentar públicamente la etiqueta de la Democracia Cristiana.

 

La derrota inicial de la Democracia Cristiana en el PAN

La Asamblea Nacional de 1962 mostró lo dividido que se encontraba el partido. Con todo el apoyo de Manuel Gómez Morin, se eligió como nuevo presidente de Acción Nacional a Adolfo Christlieb Ibarrola,56 el cual estaba en contra de la política de González Torres, y por ende, opuesto a que el PAN formara parte de la familia Demócrata Cristiana.

Fue en ese contexto que se generó la frase de Christlieb, famosa dentro de las filas panistas hasta el día de hoy, donde calificó a los católicos tradicionalistas (por ejemplo, Efraín González Luna, González Torres, Palomar y Vizcarra) de ser "meadores de agua bendita",57 y de manera burlona se refería a ellos como "el grupo de los piadosos" y "la mochería", a los que criticaba por "ver en la actividad política un medio para conquistar la salvación del alma".58

En esa misma Asamblea, González Luna recomendó que el partido oficializara sus vínculos con los partidos latinoamericanos "auténticamente democráticos", es decir, los Demócrata Cristianos. El grupo Demócrata Cristiano de González Torres organizó esa Asamblea del PAN, convirtiendo la reunión en una ceremonia para glorificar a Rafael Caldera, eclipsando el nombramiento de Christlieb.59

Adolfo Christlieb y Gómez Morin consideraron que si no frenaban a los Demócrata Cristianos, acabarían por ser relegados a segundo plano dentro de su propio partido, que aunque en ese entonces era una organización pequeña y modesta, no estaban dispuestos a cederla tan fácilmente.

Fue precisamente la Convención Nacional de 1962 la primera de la historia de Acción Nacional donde Gómez Morin estuvo ausente. En esa ocasión el fundador del partido se excusó de manera oficial por causa de enfermedad;60 pero varios reportes periodísticos de la época señalaron que la ausencia se debía a que Gómez Morin quería eludir la convivencia con Rafael Caldera, de quien sabía iba a convertirse en la figura central del acto, a juzgar por la calurosa recepción que los jóvenes panistas le hicieron al mandatario venezolano en el aeropuerto de la Ciudad de México.61

La misma crónica que el PAN publicó de la citada asamblea señaló cómo los Demócrata Cristianos estaban monopolizando los reflectores del partido:

González Luna había tenido que interrumpir su exposición para que entrara Rafael Caldera. ¡Qué de aplausos y vítores! Cómo resonaban en la sala aquellos gritos: "América de mañana, Demócrata Cristiana", repetidos una y otra vez a todo pulmón. Qué de aplausos para este líder que con palabras sencillas cala hasta lo más hondo de las inteligencias y de los sentimientos. En nueve ocasiones habrían todos de ponerse de pie para aplaudir. Había ocasiones en que la garganta de todos se haría un nudo y no iba a ser raro ver cómo a lo largo de la formidable pieza oratoria más de uno se enjugaría los ojos.62

Frente a ese escenario, el discurso de Adolfo Christlieb fue un ataque contra la postura del grupo del presidente saliente, manifestando abiertamente que no les permitiría a los jóvenes Demócrata Cristianos que tomaran el control del partido y que su corriente sería anulada:

El Cristianismo en su contenido dogmático o moral, no puede quedar a la interpretación, al arbitrio o al manejo circunstancial de los partidos políticos, entre otras razones porque ello implica un grave riesgo: el de que los partidos reduzcan el cristianismo a una simple filosofía, o a una actividad emotiva de reforma social, privándolo de su verdadera esencia religiosa.63

Cuando Gómez Morin y Adolfo Christlieb mostraban su oposición a que la Democracia Cristiana fuera del partido, argumentaban que era debido a que la legislación electoral de México prohibía en ese entonces expresamente la existencia de partidos que tuvieran filiación con organismos internacionales.64 Aunque era comprensible el temor por parte de Gómez Morina que el partido perdiera su registro a consecuencia de que los acusaran de tener vínculos con la Internacional Demócrata Cristiana, tanto él como Christlieb argumentaban al interior del partido por defender el carácter secular de su organización, así como exhortar a sus militantes a mantener diferencias entre su proyecto partidista y su fe católica.

En mayo de 1963, Adolfo Christlieb mandó publicar un folleto que se distribuyó entre todos los militantes donde sostenía que el PAN no adoptaría la denominación de "cristiano", porque este término es sinónimo de catolicismo para la inmensa mayoría de los mexicanos, y que la adopción de etiquetas religiosas, concretamente las cristianas, en la actividad de los partidos, equivale a mezclar a la Iglesia Católica en la política. Agregó que en otros países —como Alemania— el calificativo de cristianismo, por la existencia real de distintas confesiones cristianas, podía servir para superar diferencias temporales sin comprometer a las instituciones eclesiásticas, pero en México, al combinar cristianismo con política se producen hechos lamentables. De esa manera, el nuevo presidente de Acción Nacional se pronunció por no aceptar una denominación religiosa ni realizar ningún acto que, a título de adopción doctrinal y nominal del cristianismo, sembrara la confusión sobre el papel de la Iglesia en la política militante.65

De esa manera, Christlieb se convirtió en el verdugo del grupo de jóvenes partidarios de la Democracia Cristiana, cuyo liderazgo descansaba en Alejandro Avilés, Manuel Rodríguez Lapuente, Carlos Arriola y Hugo Gutiérrez Vega. Este último, al narrar su salida del partido, comentó que fueron "obligados a renunciar" por las presiones de Christlieb, que les decía que hicieran su propio partido porque no coincidían con el programa de Acción Nacional.66

Por si fuera poco, el 10 de septiembre de 1964, Efraín González Luna murió por un derrame cerebral. Así, con el camino libre, Adolfo Christlieb se dio a la tarea de buscar el mismo objetivo de los jóvenes Demócrata Cristianos que combatió y expulsó: convertir al PAN en una institución política capaz de competirle al PRI. Sólo que el nuevo presidente panista quería lograr la modernización del partido bajo una bandera secular y libre de nexos con organismos internacionales.

 

Epílogo

La lucha entre los Demócrata Cristianos y los panistas que deseaban contar con un partido moderno y secular, aunque finalizó con la expulsión de los primeros, creó las condiciones para la reformulación del cuerpo doctrinario panista, otorgándole al PAN un perfil más electoral, negociador y colaborador con fuerzas políticas ideológicamente distantes.

Sin embargo, prácticamente todas esas innovaciones doctrinales no pudieron verse plasmadas en la praxis panista de manera inmediata, pues las condiciones en que se encontraba el partido dentro del sistema político priísta eran muy poco favorables para ello. Ese escenario cambió de manera brusca durante los años setenta, cuando el pacto posrevolucionario estatista empezó a dar muestras de su agotamiento. El ocaso del Desarrollo Estabilizador durante el gobierno del Lic. Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), trajo consigo la reactivación del enfrentamiento entre diversos sectores sociales, resaltando el fin del histórico pacto entre los empresarios y el Estado. Un sector de esos hombres de negocios encontró en Acción Nacional a un medio mediante el cual podía enfrentarse a un gobierno que consideraban atropellaba sus intereses.

Ese proceso de reestructuración e institucionalización del PAN fue una auténtica refundación del partido,67 la cual no se puede explicar a cabalidad si ignoramos a las facciones que se habían venido disputando al partido desde décadas atrás, como la ocurrida entre 1952 y 1964 que acabo de documentar.

 

Notas

1 Durante el siglo XX el nombre oficial de La Internacional fue Democracia Cristiana. Sin embargo, en la década de los ochenta y noventa ocurrieron una serie de cambios geopolíticos en Europa, como la caída del bloque soviético, que provocaron que en noviembre de 2001, durante la Reunión de Líderes de La Internacional en las oficinas centrales del PAN en la ciudad de México, la Internacional Demócrata Cristiana modificara su denominación a Internacional Demócrata de Centro (IDC). La anexión a La Internacional de partidos provenientes de países de Europa del Este y Turquía, con grandes sectores de población musulmana, generó que se optara por que el nombre de la organización no tuviera una alusión directa a una religión en particular. La resolución de La Internacional dejó abierta la opción de que cada partido que la conforma elija la denominación "Demócrata Cristiana" o "Demócrata de Centro", segun lo juzgue conveniente. Sin embargo, quedó ratificada por unanimidad la declaración doctrinal llamada "humanismo cristiano". Reunión de Líderes IDC-ODCA, Seminario humanización de la sociedad-memorias, México, Partido Acción Nacional, 2001, p. 105.

2 Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional, la larga marcha, México, FCE, 1999, pp. 182-246.         [ Links ]

3 Cfr. Héctor Gómez, Las doctrinas políticas del Partido Acción Nacional: del falangismo a la Democracia Cristiana, Tesis de doctorado en Ciencias Políticas y Sociales, México, FCPyS-UNAM, 2010, pp. 106-108.         [ Links ]

4 Soledad Loaeza, "Los orígenes de la propuesta modernizadora de Manuel Gómez Mo-rin", Revista Historia Mexicana, vol. XLVI, núm. 2, México, El Colegio de México, octubre-diciembre, 1996, pp. 425-475.         [ Links ]

5 La proporción de los profesionistas en las listas de candidatos federales, tanto propietarios como suplentes, del PRI y del PAN en ese periodo fue inversamente proporcional. Entre más profesionistas y técnicos especializados en la administración pública tenía el PRI, menos tenía el PAN: en 1943, el PAN iniciaba con 65, mientras que en 1946 tenía 44, frente a 6 del PRI; para 1949, el PRI contaba con 25 y el PAN se mantuvo en 44; para 1955 el PRI contaba con 31 y el PAN con 35; al llegar las elecciones de 1958, el PRI tenía 40 frente a 22 profesionistas como candidatos panistas. Luis Calderón, Memorias del PAN 1940-1952, México, EPE-SA, 1992, vols. I, II y III; Diario de la Cámara de Diputados, diversos números, 1946 y 1949; Diario Oficial, diversos números, 1952, 1955 y 1958; Soledad Loaeza, op. cit., 1999, p. 226.

6 Citado en José Flores García, "Acción Nacional y la doctrina de la Iglesia católica", en varios autores, El Partido Acción Nacional: ensayos y testimonios, México, editorial JUS, 1978, p. 90. Las negritas son mías. La Unión Nacional Sinarquista (UNS), a la que hizo referencia el Arzobispo, era una organización de masas campesinas, con un proyecto social-cató-lico que planteaba terminar en México tanto con el liberalismo como con el comunismo.

7 Revista Tiempo, vol. XVIII, núm. 458, p. 7.         [ Links ]

8 Cfr. Héctor Gómez, "El humanismo político de Efraín González Luna", Estudios Políticos, novena época, núm. 20, México, FCPyS/UNAM, mayo-agosto, 2010, pp. 167-182.         [ Links ]

9 Todos los panistas que integraban ese grupo eran, sin excepción, miembros de la Acción Católica de la Juventud Mexicana (ACJM). Sus principales escritos sobre el tema son: Miguel Castro Ruiz, "La Iglesia abrió los caminos de la justicia social en México... sus exigencias desde antes de la Revolución superan al Artículo 123", La Nación, diciembre de 1950, pp. 14-15; "Doctrina: normas de justicia social", La Nación, marzo de 1951, p. 6, el cual es un reportaje sobre la perspectiva social del Papa Pío XII; Manuel Ulloa Ortiz, "La co-educación es contraria a la Naturaleza del Hombre", La Nación, abril de 1953, p. 3; "El dilema: justicia social o comunismo", La Nación, julio de 1953, p. 7, el cual es un reportaje sobre un discurso de José González Torres, vice-presidente de la Acción Católica y líder del PAN; Alejandro Áviles, "Encuesta", La Nación, junio de 1954, p. 16, que es una entrevista a González Torres como líder laico de la Iglesia; Gerardo Medina, "Justicia social: normas para el trabajador en la ciudad y en el campo", La Nación, febrero de 1956, pp. 10-11, donde se muestran importantes puntos de vista de la Doctrina Social de la Iglesia interpretadas por la Confederación Interamericana de la Acción Católica.

10 "IX Convención: el PAN lucha por la creación del complemento familiar del salario", La Nación, octubre de 1950, pp. 12-14, 21;         [ Links ] "El problema del trabajo y sus soluciones", La Nación, noviembre de 1953, pp. 8-9.         [ Links ]

11 "La Décima Convención del PAN designa candidato a la Presidencia y señala caminos inmediatos y prácticos de salvación colectiva", La Nación, 26 de noviembre de 1951, pp. 8-11.         [ Links ]

12 Acción Nacional, Plataforma que sostendrá al PAN en la campaña electoral en 1952, México, Ediciones Acción Nacional, 1951.

13 El manifiesto sinarquista decía: "(...) la democracia liberal no puede ser aspiración política para el pueblo mexicano, por cuanto ignora a Dios y hace radicar la soberanía en el pueblo, quien transmite o delega su soberanía en los órganos del gobierno. El pueblo, los gobernados, no pueden delegar en sus gobernantes un poder que no tienen". "Manifiesto de la Unión Nacional Sinarquista 1953", p. 89, citado en Manuel Rodríguez Lapuente, El Sinarquismo y Acción Nacional: afinidades conflictivas, México, Universidad de Guadalajara, 1986, p. 183.         [ Links ]

14 Excélsior, 25 de abril de 1952.         [ Links ]

15 "La Acción Católica Mexicana señala a los católicos sus normas políticas", La Nación, 10 de marzo de 1952, p. 8;         [ Links ] "El Frente Nacional de Trabajadores apoya a Efraín González Luna", La Nación, 3 de marzo de 1952, pp. 15-16.         [ Links ]

16 "Biografías de los candidatos del PAN a diputados", La Nación, septiembre de 1952, pp. 8-9.         [ Links ]

17 El general Miguel Henríquez Guzmán representaba a una facción importante de la familia revolucionaria integrada por militares inconformes, al ser desplazados de los puestos políticos por los civiles como lo fue el presidente Miguel Alemán (1946-1952). Después de una infructuosa reunión con el entonces presidente Ávila Camacho en 1945, y ante la evidencia de que no sería el candidato del PRI en el siguiente sexenio, Henríquez Guzmán formó la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano, con la que se presentó en las elecciones de 1952 como candidato de oposición. Durante la campaña atrajo simpatías entre la clase media urbana y los campesinos pobres, así como destacados políticos inconformes con la política pro-empresarial del presidente Miguel Alemán. La modernidad alemanista veía con mucho temor la reaparición masiva del "viejo México agrario, revolucionario y caudillista" que se resistía a desaparecer. Elisa Servín, Ruptura y oposición: el movimiento henriquista 1945-1954, México, Cal y Arena, 2001, pp. 72-82.         [ Links ]

18 Octavio Rodríguez Araujo y Carlos Sirvent, Instituciones electorales y partidos políticos en México, México, Jorale Editores, 2005.         [ Links ]

19 De la misma manera que durante la presidencia de Gómez Morin (1939-1949), la publicación oficial del partido, la revista La Nación, divulgaba odas y logros del franquismo, así como artículos donde se ensalzaban los valores de la hispanidad; durante la segunda mitad de la década de los cincuenta, bajo el control del Sector Juvenil, La Nación dedicaba gran número de sus páginas a la Democracia Cristiana latinoamericana, y en algunos casos también a la europea, concentrándose en el caso de Alemania Federal.

20 Ituarte Servín militó activamente en la Liga Defensora de la Libertad Religiosa durante la guerra cristera cuando era estudiante desde 1926. En 1930 se unió a la Asociación Pro-Libertad de Enseñanza en su lucha contra la educación socialista, a los 35 años se movió de la ACJM a la Unión de Mexicanos Católicos, sirviendo como secretario diocesano y posteriormente como presidente (1953-1955). "XIII Consejo de Acción Nacional", La Nación, octubre de 1956, pp. 8-16.         [ Links ]

21 "La organización juvenil del PAN", La Nación, noviembre de 1956, pp. 16-17.         [ Links ]

22 "Mensaje del Sector Juvenil de Acción Nacional en el D.F.", La Nación, abril de 1957, pp. 2-15.         [ Links ]

23 "Que se rompa con Rusia", La Nación, noviembre de 1956, pp. 4-5.         [ Links ]

24 Recordemos que Francisco I. Madero González fue el candidato presidencial del Partido Católico Nacional (PCN) en 1911, que por medio del voto luchó contra la dictadura de la oligarquía liberal de Porfirio Díaz. Aunque esta versión de la historia de esos panistas, difundida principalmente por Pablo Emilio Madero Belden (sobrino de Francisco I. Madero y militante del PAN desde 1939), soslayaba el hecho de que en 1913 importantes miembros del PCN apoyaron al golpe de Estado de Victoriano Huerta cuando consideraron que Madero no cumplía sus expectativas de gobierno. Otro dato que no considero sea simple coincidencia, es que el nombre de la publicación oficial del Partido Católico, La Nación, es el mismo que la publicación oficial del PAN.

25 "Coahuila, la Constitución y el rescate", La Nación, junio de 1957, pp. 4-5.         [ Links ]

26 "Coahuila: el pueblo se organiza para la lucha", La Nación, julio de 1957, pp. 11-13.         [ Links ]

27 Los debates a detalle de esa Convención Nacional se encuentran en: "XIII Convención", Excélsior, 24 y 25 de noviembre de 1957.         [ Links ]

28 "Plataforma política de Acción Nacional", La Nación, diciembre de 1957, pp. 3-4.         [ Links ]

29 Emilio Portes Gil, La crisis política de la revolución y la próxima elección presidencial, México, Ediciones Botas, 1957, pp. 92-93.         [ Links ]

30 Philip Taylor, The Mexican Elections of 1958, affirmation of authoritarianism?, Utah, Western Political Quarterly, 1960, p. 722.         [ Links ]

31 "Sobre los sucesos de Chihuahua", La Nación, 22 de junio de 1958, p. 2.         [ Links ]

32 "Sin odios, ni rencores ni venganza", La Nación, 29 de junio de 1958, p. 2.         [ Links ]

33 Entrevistas a los principales líderes del PAN sobre las elecciones de 1958, en Philip Taylor, op. cit., pp. 722-725.

34 "Definición Política de acción inmediata", La Nación, julio de 1958, pp. 27-31.         [ Links ]

35 La Nación, octubre de 1958, pp. 4-6.         [ Links ]

36 Idem.

37 José González Torres (1959-1962) era un asceta y ex-seminarista jesuita, alumno de Rafael Preciado y Manuel Ulloa, líderes de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (UN-EC). Entró a la ACJM en 1934 y fue presidente del comité central de 1944 a 1949. También de 1947 a 1949 fue presidente de Pax Romana, que es una federación internacional de intelectuales católicos y una de las más antiguas en el movimiento católico laico. De 1949 a 1952 fue presidente de la Acción Católica mexicana, con lo cual el Papa Pío XII lo nombró Caballero de la Orden de San Gregorio y de la Orden del Santo Sepulcro. Mireya Cuéllar, Los panistas: quiénes son, dónde están, qué representan, México, La Jornada, 2003, pp. 116-117.         [ Links ]

38 "La organización juvenil del PAN", La Nación, 25 de noviembre de 1956, pp. 16-17.         [ Links ]

39 Luis Calderón, Cuba 88: memorias de la UNEC, México, Editorial Fimax, 1963, p. 26.         [ Links ] Este libro es el testimonio de uno de los líderes de la UNEC, Luis Calderón Vega, padre del actual Presidente de la República.

40 Ricardo Yocelevzky, La democracia cristiana chilena y el gobierno de Eduardo Frei, México, UAM-X, 1987, p. 69.         [ Links ]

41 Rosa del Carmen Garza Martínez, La democracia cristiana: surgimiento y caída de COPEI, Tesis de licenciatura en Estudios Latinoamericanos, México, FFyL-UNAM, 2004.         [ Links ]

42 Federico Mügemburg R., La Cruz ¿un ariete subversivo?, México, SER, 1970, p. 31.         [ Links ]

43 Entrevista, La Nación, no. 971, 22 de mayo de 1960. El paréntesis es mío.

44 "Últimos momentos del golpe rebelde... cómo lo vio un periodista mexicano", La Nación, 12 de junio de 1960.

45 "Los socialcristianos, por la libertad, se niegan a pactar con el castrismo", La Nación, 31 de junio de 1960.         [ Links ] "Dilema venezolano: frente democrático o dominación comunista", La Nación, 11 de noviembre de 1962.         [ Links ]

46 Soledad Loaeza, "La diplomacia blanda alemana: la Konrad Adenauer Stiftung y la democratización mexicana", Revista Foro Internacional, núm. 1 (175), vol. XLIV, México, COLMEX, pp. 15-16.         [ Links ]

47 Mügemburg, op. cit., p. 35. Además del testimonio de Mügemburg, en las entrevistas que Donald Mabry hizo a varios panistas de esa época, también se aceptó el financiamiento proveniente de la Democracia Cristiana Alemana, aunque sólo Mügemburg nos proporciona cifras y datos sobre ello. Los panistas entrevistados fueron Luis Calderón Vega, Francisco Cabrera, Fernando Estrada Sámano, Salvador Morales Muñoz y Carlos Guzmán Guerrero: Donald Mabry, Mexico's Accion Nacional: A Catholic Alternative to Revolution, New York, Syracuse University Press, 1973, p. 219.

48 "Justicia Social en Alemania", La Nación, 26 de febrero de 1961.         [ Links ]

49 "Plataforma política de Acción Nacional, XV Convención, México 1961; Cuando lo propuso el PAN no era bueno", La Nación, 5 de noviembre de 1962, pp. 2-3.         [ Links ]

50 "Reunión de Jóvenes Demócratas", La Nación, 12 de marzo de 1960.         [ Links ]

51 Mügemburg, op. cit., p. 33.

52 "Ni izquierda ni Derecha: ¡Democracia Cristiana!", La Nación, 21 de diciembre de 1958, p. 17.         [ Links ]

53 La Nación, núm. 1051, 6 de octubre de 1961, p. 6.         [ Links ]

54 Carta transcrita por Mügemburg, op. cit., p. 33.

55 Idem, p. 35.

56 Adolfo Christlieb Ibarrola nació en el Distrito Federal en 1919, recibió el título de abogado por la UNAM en 1945, pero no formó parte de la UNEC, sino que al igual que González Torres, fue reclutado a las filas del PAN en 1943 por sus profesores de la Facultad de Derecho que sí fueron miembros de la UNEC y fundadores del partido, como Miguel Estrada Iturbide y Manuel Ulloa. Directamente vinculado al grupo secular de Manuel Gómez Morin y Antonio L. Rodríguez, Christlieb durante años tuvo una participación discreta en la vida de Acción Nacional concentrándose más en sus negocios privados hasta que, después de las elecciones de 1958, formó parte de la Comisión Federal Electoral como representante del PAN, en donde entabló contactos con el entonces Secretario de Gobernación, Gustavo Díaz Ordaz. Mireya Cuéllar, op. cit., pp. 55-56.

57 Hasta el día de hoy, dentro de la militancia panista esa frase de Christlieb se usa para descalificar a los sectores más tradicionalistas, que no hacen una diferencia entre sus convicciones católicas y su activismo político.

58 Palabras de Christlieb tomadas del artículo de Alonso Lujambio intitulado "El dilema de Christlieb Ibarrola", publicado por la revista Estudios del ITAM en 1994. Consultado en la biblioteca digital: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/letras38/texto4/sec_1.html 17-febrero-2009.

59 Vicente Fuentes, La democracia cristiana en México ¿un intento fallido?, México, Editorial Altiplano, 1972, p. 55.         [ Links ]

60 "Ausente por vez primera Gómez Morin", La Nación, 18 de noviembre de 1962.         [ Links ]

61 Vicente Fuentes, op. cit.

62 La Nación, núm. 1101, 18 de noviembre de 1962, pp. 2-3.         [ Links ]

63 Idem, p. 9.

64 "Christlieb Ibarrola contra la Internacional Demócrata Cristiana", Excélsior, 21 de noviembre de 1962.         [ Links ]

65 Adolfo Christlieb, Religión y política, México, Ediciones de Acción Nacional, 1963.         [ Links ]

66 Hugo Gutiérrez Vega, Lecturas, navegaciones y naufragios, México, Ediciones del Ermitaño, 2001, pp. 10-17.         [ Links ]

67 Francisco Reveles, El PAN en la oposición. Historia Básica, México, Gernika, 2003, pp. 72-102.         [ Links ]

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